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El Sistema Nacional de Investigadores, en controversia

02 de agosto de 2017 / Fuente: http://www.excelsior.com.mx/

Por: Carlos Ornelas

El 4 de mayo, el Sistema Nacional de Investigadores envió un mensaje a los investigadores adscritos. Anunció el cambio de plataforma para el registro de actividades académicas en el currículum vitae único (CVU). El tono de la comunicación mostraba orgullo: un desarrollo propio del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, que sustituye a People Soft, un programa de alquiler. El nuevo es un producto de la estrategia de mejora tecnológica del mismo Consejo

El manifiesto declara que el nuevo sistema presenta ventajas: acceso, aplicación, función y diseño. Su estructura es más compacta, “con mayor nivel de detalle y precisión”. Además, se basa en catálogos “que implica un ambiente más amigable”. El Conacyt otorga un año de gracia a los investigadores en activo para que actualicen sus datos.

Unos días después de que llegó el aviso comencé a explorar la nueva plataforma. Eran días de clases y dividía mi tiempo entre los estudiantes y la escritura de un libro. Hice correcciones sencillas en mis datos personales, como introducir mi registro del CURP y poner los años en que me gradué de mis programas de estudio. Pero lo dejé porque las otras tareas reclamaban mi atención (hasta hoy terminaré mis actividades de este trimestre). Me dije, en las vacaciones me daré tiempo de actualizar mis datos.

En esas estaba cuando me llegó una carta de mis colegas del Colegio de la Frontera Norte donde se solidarizan con los compañeros del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, quienes protestan por la instauración de la nueva plataforma.

Mis cófrades de CIESAS y el Colef critican con acidez la decisión del Conacyt. Contrario a verle ventajas a la plataforma nueva, le encuentran limitaciones; en lugar de ser amigable, es restrictiva; en vez de motivar a la producción y la creatividad, segrega actividades sustantivas del quehacer científico. Mis colegas afirman que el cambio tiene un efecto “perturbador por la proclividad a la ‘comercialización y monopolización’ de los procesos de evaluación…”.

Esa advertencia me motivó a hurgar un poco más en mis registros del CVU con el propósito de constatar si la crítica que le hacían mis colegas tenía bases. ¡Las tiene! Observé que en la nueva plataforma no se registran muchas de las actividades que ya había incorporado. No puedo poner la labor que realicé como investigador visitante en el Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa, en uno de mis años sabáticos —uno de los más productivos de mi carrera—, porque el ILCE no aparece en el catálogo.

Además, tengo que incorporar los ISBN e ISSN de mis publicaciones y checar, una por una, que no les falte algún número. He publicado trabajos en revistas efímeras de escuelas normales o de unidades de la Universidad Pedagógica Nacional, que sirvieron en su momento para dar a conocer avances de mis investigaciones; algunas de ésas tuvieron efectos prácticos en la formación o actualización de docentes.

Me gradué del doctorado en 1980, imparto docencia con regularidad en licenciatura, maestría y doctorado (encargo tareas a mis estudiantes que reviso lo mejor que puedo), superviso el trabajo de mis asesorados y no dejo de publicar, tanto artículos y libros académicos como piezas de divulgación. Me da pavor pensar en la cantidad de horas, días y semanas que me costaría actualizar 37 años de vida profesional. Otros colegas, más productivos que yo, tendrán problemas mayores.

No estoy en contra del progreso. ¡Qué bueno que trabajaremos con una plataforma desarrollada por expertos nacionales! Por lo mismo, se puede mejorar en corto plazo, proveer de apertura para ingresar productos e instituciones y darle valor a la palabra amigable. Tal y como está, la nueva plataforma es hostil a los investigadores de las ciencias sociales y las humanidades.

Además, hacerle como dice el artículo 14 de la Constitución: que no tenga efectos retroactivos. Lo que hemos registrado desde que ingresamos al SNI debe pasar íntegro al nuevo sistema. Y, de aquí en adelante, ajustarnos a las nuevas normas. El reclamo y propuesta que hacen mis colegas es razonable. No quieren desmantelar lo nuevo; hay oportunidades para mejorar.

Conozco a Enrique Cabrero, director general del Conacyt. Contribuí con un capítulo en un libro que él compiló. Me consta que es una persona razonable y de mente abierta. ¡Él escuchará! La ciencia mexicana ya tiene bastantes problemas. No vale la pena adosarle uno nuevo.

Fuente artículo: http://www.excelsior.com.mx/opinion/carlos-ornelas/2017/07/26/1177823

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El Modelo Educativo ¿Factor determinante de ingreso al Sistema Nacional de Investigadores?

Dra. Gloria Esther Trigos Reynoso

Dirección de Sistemas Administrativos

Universidad Autónoma de Tamaulipas

gtrigos@uat.edu.mx

A Myrna Maribel. In Memoriam.

El 27 de mayo del año en curso, en el artículo “Identificando casos de éxito de programas becarios federales” publicado en este mismo medio señalé, entre otros más, el siguiente resultado: “Siete de ellos (ex becarios) son egresados de lo que conocemos como Plan Tradicional (tuvo 50 años de vigencia en la UAT), uno del Plan o Modelo Misión XXI y, ninguno del Modelo Millenium III. En este sentido, considero que hay más de una hipótesis qué comprobar a nivel de Diseño Curricular”.

Con el propósito de brindar algunos puntos de reflexión sobre las causas que propician el desarrollo del interés por seguir estudiando y escalando niveles superiores dentro de su profesión, he dado seguimiento a un grupo de ex becarios de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT), participantes en el programa “Verano de la Investigación Científica” (VIC) durante los años 1991 a 2015.

Mediante análisis de su trayectoria escolar complementada con información obtenida a través de la aplicación de una encuesta, se han identificado algunos datos que guardan relación significativa entre sí. Se toma para este reporte, lo relativo al Modelo Educativo vigente en las generaciones en estudio, los cuales se han denominado como: Tradicional, Misión XXI y Millenium III, que en lo sucesivo se mencionarán como M1, M2 y M3, respectivamente.

El M1, también conocido como rígido, estuvo vigente de 1950 al año 2000, estaba estructurado por años y semestres así como por un número determinado de asignaturas en cada uno de ellos; el M2, del año 2000 al año 2005, tenía como característica fundamental la flexibilidad, los núcleos de formación, el valor de las asignaturas expresado en créditos, los semestres se convirtieron en periodos y los planes anuales, desaparecieron; el M3, del 2005 al 2010, también flexible.

Al relacionar el dato de modelo educativo con el hecho de ser miembro del Sistema Nacional de Investigadores, puesto que el programa becario en cuestión tiene como objetivo fomentar los estudios de posgrado e investigación, se encontró que existe una diferencia altamente significativa favorable al M1 en relación con el M3, mientras que con el M2, no existe relación significativa.

Algunos otros datos obtenidos en este estudio señalan que los casos de miembros del S.N.I. identificados, no reprobaron ninguna materia durante sus estudios de licenciatura, que la mayoría se trasladó de su ciudad de origen para realizar sus estudios de grado; asimismo, que la mayoría procede de estados cercanos a Tamaulipas como son San Luis Potosí y Veracruz, sólo uno es de la región Mante; la mayoría cursó sus estudios de educación media superior en instituciones públicas (CBTIS, Colegio de Bachilleres y Bachillerato General), con presencia de una institución privada; la mayoría se tituló por tesis y en menor medida, por examen profesional; la mayoría refiere un alto grado de relación entre su formación y las actividades que desarrolla en su trabajo así como también, que se encuentran altamente satisfechos con los ingresos que obtienen.

Derivadas de estos resultados surgieron, entre otras, las siguientes preguntas: ¿A qué se debe esta situación?, ¿qué características del M1 son dignas de tomarse en cuenta para fomentar que nuestros egresados, becarios y no becarios, puedan interesarse en continuar con su preparación hasta incursionar en esos niveles?, ¿qué aciertos o fortalezas del M1 deberían ser tomados en cuenta para el diseño de nuevos planes de estudio o re- diseño de los planes de estudio actuales?, ¿qué acciones proponer para lograrlo?

Con estas inquietudes se realizaron algunos análisis más, que a continuación se comparten con el ánimo de propiciar una reflexión colectiva en este sentido.

Modelo educativo y número de materias: se identificó diferencia significativa favorable al M1 al contar con un menor número de asignaturas en relación a los planes restantes.

Modelo educativo y beca adicional: las becas consideradas como adicionales a la del VIC son: PRONABES, exención de pago, movilidad estudiantil, excelencia, CONAFE, otra beca y sin beca adicional. Se obtuvo relación significativa en PRONABES a favor del M3, (probablemente esto se debe a que el PRONABES surgió en el año 2001 a diez años de distancia del  VIC); exención de pago (se otorga por promedio destacado) a favor del M1, lo mismo que otra beca y, sin beca adicional; en el resto de becas, no hubo relación significativa.

Modelo educativo y principal motivo que los llevó a tomar la decisión de buscar participar en el programa Verano de la Investigación: se obtuvo que mientras los egresados del M1 anotaron como prioridad adquirir experiencia en investigación presentando alta diferencia significativa, los del M3 señalaron la línea de investigación (presentando sólo diferencia significativa), el prestigio de la institución, el monto de la beca y el hecho de que participaron sus amistades; en el caso del M2, no hubo diferencia significativa entre los motivos señalados y dicho plan.

Modelo educativo y número de materias reprobadas: se encontró diferencia significativa al 99% de confianza, con el M2 cuando se considera el rango de 1 a 5 materias reprobadas. El M1 no presenta reprobación y el M3, aunque sí cuenta con casos de reprobación, no presenta diferencia significativa.

Modelo educativo y promedio obtenido en la licenciatura: se observa que existe diferencia significativa al 95% de confianza a favor del M1 en el promedio comprendido de 9.5 a 10, en relación a los que cursaron el M3, destacando éstos en el promedio comprendido de 9 a 9.49, con el mismo nivel de  confianza. En el M2 no se encontró relación.

Modelo educativo y género: se encontró que la presencia femenina tiene relación significativa con el M1, mientras que en los dos planes restantes no existe diferencia significativa alguna.

Modelo educativo y área de conocimiento: los datos obtenidos indican que el M1 tiene relación altamente significativa con el área de Ingeniería y Tecnología; el M2 con el área de Educación y Humanidades; y, el M3 con las áreas de Ciencias de la Salud y, en menor medida, con la de Naturales y Exactas.

Modelo educativo y titulación: se observa relación altamente significativa en el M1 con la opción de examen profesional y, en el M2 con la opción materias de maestría. El M3 no presenta diferencia significativa.

Modelo educativo y número de años entre egreso y titulación: sólo se advierte diferencia significativa en el M2, en lo relativo a siete y nueve años.

Modelo educativo y tipo de cédula profesional: se encontró relación altamente significativa a favor de los egresados del M1, en cuanto a la obtención de cédula de licenciatura y maestría, así como de licenciatura, maestría y doctorado. En el tipo de cédula de nivel técnico, licenciatura y maestría la relación se da a favor de los que cursaron el M2. Por el lado de los que no cuentan con cédula profesional, se observa que la diferencia significativa favorece a los que cursaron el M3, en correspondencia con los que cursaron el M1.

Modelo educativo y producción académica, entendida ésta como escribir y publicar libros y artículos, se encontró que existe diferencia significativa favorable al M1 en relación con el M3, mientras que con el M2, no existe relación significativa.

Modelo educativo e investigación, entendida ésta como la generación de una línea de investigación y participación en su desarrollo, se observa la misma relación mencionada en cuanto a producción académica.

Modelo educativo y relación con trabajo desempeñado, se encontró que existe diferencia significativa favorable al M1 en relación con el M3, mientras que con el M2, no existe relación significativa.

Modelo educativo y grado de satisfacción con el trabajo realizado. Se encontró la misma relación que en los anteriores cruces de variables.

Con los resultados anteriores, queda abierta la invitación a reflexionar seriamente sobre los criterios que han prevalecido en las reformas o cambios de modelo académico en las instituciones: si se hacen atendiendo a situaciones mediáticas o modas, que generalmente se trabajan de forma unidireccional y sin prever las implicaciones del cambio o, bien, como producto de evaluaciones permanentes y ampliadas de su desarrollo, con profundo conocimiento de la realidad institucional en las que participen los principales actores que tienen que ver con el proceso de enseñanza aprendizaje.

Ciertamente, se debe avanzar a la par de las demás IES pero cada institución tiene sus fortalezas y ésas son las que se deben identificar plenamente para conservarlas y a la vez, agregar nuevas disposiciones acordes con las tendencias vigentes. Esto evitaría estar empezando desde cero o reinventándose siempre, desconociendo el valor de lo logrado en épocas anteriores.

La Universidad y las instituciones en general, se van construyendo y evolucionando con la colaboración de su personal; es decir, la historia de las instituciones va ligada a las aportaciones y al desempeño de sus trabajadores, por ello es urgente reconocer por lo menos tres aspectos que tienen que ver con el desarrollo institucional:

Uno: Conceder importancia a conocer la historia o evolución de las formas en que se ha trabajado en cada área, identificando los aciertos que se deben conservar y fortalecer, así como los desaciertos que se deben evitar. Para ello, es menester contar con una plataforma sólida de información que permita orientar las decisiones.

Dos: Establecer, con carácter sistemático e institucional, los estudios de seguimiento generacional y de egresados, considerando las generaciones originales para poder brindar información real a la comunidad universitaria y sociedad en general. Y, mediante ese tipo de estudios, reemplazar a la intuición o percepción que prevalece en la explicación y solución de problemas.

Tres: El mundo está en cambio constante, lo que nos sugiere la necesidad de intentar estar a la vanguardia de ello; sin embargo, eso no es sinónimo de restar, demeritar o hasta ignorar lo que en épocas anteriores ha funcionado bien. Al contrario, en necesario conocernos suficientemente a partir del pasado para construir un mejor futuro.

Por último, estos resultados pueden ser inspiradores para reflexionar en otras aristas del desempeño y superación profesional de los egresados como: ¿a qué otros factores puede ser atribuible la diferencia en los logros profesionales de las distintas generaciones de egresados?, ¿a cuestiones culturales?, ¿familiares?, ¿coyunturales?, ¿aspiracionales?… esperemos que alguna de estas inquietudes llegue a tierra fértil para con ello, avanzar poco a poco, pero con paso firme, hacia una mayor claridad y conocimiento de los impactos que tienen las reformas de los modelos educativos.

Fuente del Artículo:

El Modelo Educativo ¿Factor determinante de ingreso al Sistema Nacional de Investigadores?

 

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Reforma del SNI

por: Roberto Rodríguez

El pasado 27 de enero se publicó en el Diario Oficial de la Federación el acuerdo que emite el nuevo reglamento del Sistema Nacional de Investigadores, instrumento firmado por el director general del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, Enrique Cabrero Mendoza. El nuevo marco regulatorio del SNI regirá la operación del sistema a partir de la convocatoria del año en curso e incluye varias modificaciones importantes.

Creado en 1984, el SNI ha desarrollado una incesante pauta de crecimiento. Inició con apenas 1,396 investigadores, en 1990 había 5,704, en el 2000 se contaba con 7,466, en 2010 con 16,598, y la cifra actual se aproxima a 25 mil integrantes en total. En este lapso (1984-2017) las reglas del sistema se han modificado repetidamente. Además de estar prevista la revisión sistemática del reglamento cada dos años, en varias ocasiones la directiva de CONACYT ha emitido versiones renovadas del instrumento.

¿Qué cambia con el reglamento 2017? Algunos cambios están relacionados con la estructura normativa del sistema. Por ejemplo, la norma vigente hasta el año pasado incluía disposiciones específicas sobre la integración y funcionamiento de las comisiones dictaminadoras y revisoras (artículos 14 a 19 y artículos 23 a 25 respectivamente), que el nuevo reglamento deriva hacia “los lineamientos que al efecto emita el Consejo de Aprobación”.

Otro grupo de cambios está relacionado con la especificación de los productos de investigación sujetos a la evaluación de las comisiones. El reglamento previo se limitaba a una enumeración simple de productos: artículos, libros, capítulos, patentes, desarrollos tecnológicos, innovaciones y transferencias tecnológicas. La nueva norma califica cada uno de ellos: artículos sujetos a un arbitraje riguroso, libros dictaminados y publicados por editoriales de reconocido prestigio en el ámbito de la investigación, desarrollos tecnológicos con base científica o innovaciones con impacto demostrado.

Se modifica el perfil para la categoría de “Candidato a Investigador Nacional”. Originalmente esta categoría estaba limitada a menores de 40 años de edad. A partir del reglamento de 2008 el límite de edad se reemplazó por la condición de “no haber transcurrido más de quince años después de haber concluido la licenciatura, al cierre de la convocatoria respectiva, quedando a juicio de las comisiones dictaminadoras los casos de excepción.” Este requisito tuvo vigencia hasta 2016.

El nuevo reglamento la suprime, de manera que la categoría de candidato queda abierta a todos los aspirantes que satisfacen las condiciones de adscripción institucional contempladas en la norma. Con esta modificación, puede anticiparse, crecerá el número de académicos en la categoría de candidato. En contraste, la opción que antes permitía conceder una prórroga de hasta dos años al término de la candidatura, queda ahora limitada a un año máximo.

Hay otros cambios menores. Pero el más importante, por sus efectos en la retribución que reciben los miembros del Sistema, radica en el tabulador para cada categoría y nivel. Hasta 2016 se contemplaban los siguientes montos relativos: Candidato, tres salarios mínimos, nivel uno, seis sala-rios; nivel dos, ocho salarios; y nivel tres y eméritos, catorce.

Queda ahora así: Candidato 6,800 pesos, nivel uno 13,600 pesos; nivel dos 18,200; nivel tres y eméritos 31,900 pesos. Hecha la transformación entre salarios mínimos y montos nominales, resulta que el incremento entre 2016 y 2017 promedia cuatro por ciento (el nivel de la inflación) pero queda por debajo del 9.5 por ciento de aumento al salario mínimo vigente autorizado para 2017.

Además, según el nuevo reglamento, “a partir del 1ro. de enero de cada año, los estímulos económicos observarán un incremento anual de acuerdo con el Índice Nacional de Precios al Consumidor, pero nunca superior al del 3 por ciento, el cual se dará a conocer a través del portal del Conacyt” (Artículo 57 del Reglamento 2017).

¿Los nuevos criterios van a afectar a quienes ya forman parte del sistema? Depende de cómo se vaya a interpretar la disposición contenida en el segundo transitorio de la norma, que señala: “Las presentes disposiciones tendrán efectos retroactivos siempre y cuando sea en beneficio de los investigadores.”

Fuente: http://www.educacionfutura.org/reforma-del-sni/

Imagen: www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2017/02/Logo_sni.jpg

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