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Los medios de comunicación ignoran el auge de la oligarquía, pero nosotros no debemos hacerlo

Por: Bernie Sanders

Necesitamos escuchar las historias de los estadounidenses en apuros que apenas salen en los periódicos y televisiones. Hasta que salgan, nosotros debemos contar esas historias allá donde podamos

El rápido auge de la oligarquía y de la desigualdad en riqueza e ingresos es la gran cuestión política, económica y moral de nuestro tiempo. Y, aun así, apenas recibe cobertura de los medios de comunicación.

¿Con qué frecuencia abordan los informativos el tema de los 40 millones de estadounidenses que viven bajo el umbral de la pobreza o nuestra tasa de pobreza infantil, superior a la de prácticamente cualquier país desarrollado del planeta? ¿Cómo tratan los medios la desigualdad en nuestra sociedad, superior a cualquier otro momento desde los años 20, en la que el 0,1% más rico acumula tanta riqueza como el 90% inferior? ¿Cuántas veces has escuchado a los medios contar las historias de los millones de personas que hoy trabajan más horas por menos salario tal y como ocurrió hace unos 40 años?

¿Cuántas veces han discutido la ABC, CBS o NBC el papel de los hermanos Koch y otros multimillonarios en la creación de un sistema político que permite a los ricos y a los poderosos controlar elecciones, así como el proceso legislativo en el Congreso?

Desafortunadamente, la respuesta a estas preguntas es: casi nunca. Los medios no han permitido a los estadounidenses entender en su conjunto las fuerzas económicas que condicionan sus vidas y que les obligan a tener dos o tres empleos mientras que los consejeros delegados ganan cien veces más que ellos. En su lugar, día tras día y las 24 horas del día nos inundan con los continuos dramas de la Casa Blanca de Trump, de Stormy Daniels y con el último cotilleo político.

Necesitamos urgentemente discutir la realidad de la economía y del sistema político actual y luchar para crear una economía que sirva a todo el mundo y no solo al 1%.

Tenemos que hacernos las preguntas difíciles que los medios no se hacen: ¿de quién es EEUU y quién tiene el poder político? ¿Por qué en el país más rico de la historia hay tantos pobres? ¿Qué fuerzas han hecho a la clase media estadounidense, en su momento la envidia del mundo, decaer tan bruscamente? ¿Qué podemos aprender de los países que han logrado reducir la desigualdad de riqueza e ingresos, construir una clase media próspera y fuerte y proporcionar servicios básicos a todos?

Tenemos que escuchar a los estadounidenses en apuros cuyas historias apenas se cuentan en los periódicos y la televisión. Si no entendemos la realidad de la vida en Estados Unidos para las familias trabajadoras, nunca la cambiaremos.

Hasta que no entendamos que los derechistas hermanos Koch son más poderosos políticamente que el Comité Nacional Republicano, y que los grandes bancos, las farmacéuticas y las empresas multinacionales se están gastando ingentes cantidades de dinero para amañar el proceso político, no seremos capaces de anular la desastrosa decisión del Tribunal Supremo sobre Citizens United (que prohibió al Gobierno limitar las donaciones de empresas en campañas electorales), pasar a una financiación pública de las elecciones y poner fin a la codicia empresarial.

Hasta que no entendamos que el salario mínimo federal de 7,25 dólares la hora es un salario de hambre y que la gente no puede sobrevivir con nueve o diez dólares la hora, no vamos a ser capaces de aprobar un salario base de al menos 15 dólares.

Hasta que no entendamos que las empresas multinacionales han estado escribiendo nuestras políticas fiscales y comerciales en los últimos 40 años para permitirles dejar en la calle a los trabajadores estadounidenses y acercarse a los países de salarios más bajos, no vamos a ser capaces de promulgar leyes justas que acaben con esta tendencia a la reducción de ingresos y que hagan a los ricos y a los poderosos pagar su parte justa.

Hasta que no entendamos que vivimos en una economía global muy competitiva y que es contraproducente que millones de nuestra gente no se puedan permitir una educación superior o dejar la universidad sin endeudarse, no seremos capaces de hacer universidades públicas gratuitas.

Hasta que no entendamos que somos el único país importante de la Tierra que no garantiza la sanidad a todos sus ciudadanos y que nos gastamos en sanidad per cápita mucho más que cualquier otro país, no vamos a ser capaces de aprobar una sanidad pública financiada con impuestos.

Hasta que no entendamos que Estados Unidos es, de largo, el que más paga en el mundo para la prescripción de medicamentos porque las farmacéuticas pueden cobrar el precio que quieran por medicinas que pueden salvar vidas, no vamos a rebajar el precio infame de estos medicamentos.

Hasta que no entendamos que el cambio climático es real, causado por los seres humanos y que está provocando problemas devastadores en todo el mundo, especialmente a los más pobres, no vamos a ser capaces de transformar nuestro sistema energético de los combustibles fósiles a formas de energía sostenibles.

Tenemos que despertar conciencia política en EEUU y ello nos ayudará a avanzar en un programa progresista que satisfaga las necesidades de nuestras familias trabajadoras. Está en nuestra mano unirnos al debate. Esto es solo el principio.

@BernieSanders

Traducido por Javier Biosca Azcoiti

Fuente: https://www.eldiario.es/theguardian/desigualdad-oligarquia-Sanders_0_751725293.html

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El derecho a la educación en el corazón del pueblo

Por: Alberto Croce

El tema que vamos a abordar en los próximos párrafos no es nuevo. Más bien, ha sido recurrente en los años que siguieron a la recuperación democrática en nuestro país (1983). Nos ha tocado ser a veces actores, a veces observadores, a veces protagonistas, de diferentes intentos de organizar, reunir, fortalecer, acompañar… a muchas organizaciones sociales, comunitarias, populares comprometidas con el derecho a la educación de nuestro pueblo.

           Los contextos fueron variando mucho, incluso, desde antes de la fecha que arbitrariamente señaláramos más arriba. La dictadura golpeó con fuerza al campo popular educativo que aportó también sus mártires, tanto desde el campo de la educación formal como en el de la educación popular, alternativa o no formal.

          Literalmente miles de organizaciones -algunas pequeñas otras más grandes- han llevado adelante diferente tipo de proyectos educativos con una mirada emancipadora en la búsqueda de lograr garantizar el derecho a la educación en las diferentes comunidades. Entre estos proyectos educativos hay que destacar como referente histórico más emblemático el de los “círculos de alfabetización” freirianos o los espacios de formación de las ligas y comunidades agrarias. Pero cómo no reconocer aquí la atención a los niños más pequeños en centros de cuidado infantil, jardines maternales o similares y los centros o grupos de apoyo escolar o educación complementaria. En tiempos más cercanos, la aparición de los bachilleratos populares, o el plan “Fines” de terminalidad secundaria. Y debemos sumar a este gran bagaje de experiencias a los centros de formación profesional, como también diferentes experiencias de educación de adultos, formación en las cárceles, atención a personas con discapacidad. O la educación/formación en temas ambientales, sindicales, de géneros, de comunicación y  organización popular. La lista, felizmente, se hace casi interminable.

          La mayoría de estas experiencias está invisibilizada para buena parte de la sociedad. Y en el debate educativo, ha sido muy difícil hacer que la misma -y sus autoridades- vislumbraran el enorme trabajo realizado por estas organizaciones en favor de la educación de nuestro pueblo y su organización. Incluso, no pocas veces todo este inmenso mundo educativo ha sido puesto en una absurda contraposición y hasta enfrentamiento con todo el mundo de la educación formal, como si la defensa del derecho del pueblo a una educación formal de calidad pudiera confrontarse con el derecho del mismo pueblo a seguir las estrategias necesarias para sostener una amplia franja de propuestas educativas que enriquecen la sociedad y le han permitido muchos de sus avances más relevantes en materia de derechos, organización y hasta de contenidos y  metodologías dentro de la misma educación formal. O incluso, garantizando la permanencia misma y la continuidad de nuestro pueblo más pobre en la educación formal.

         A estas organizaciones que se identifican con propuestas educativas, hay que sumar las que trabajan en el mundo “de la infancia”. No son pocas las que han surgido bajo la necesidad barrial de responder al cuidado de la niñez y la adolescencia. Desde Casas del Niño, hogares infantiles o de adolescentes, hasta Centros de protección o cuidado… Organizaciones que han tenido siempre una relación más fuerte con las áreas gubernamentales de los ministerios de acción o desarrollo social que con las áreas educativas, pero cuya población final y sus metodologías de trabajo cotidiano, no difieren demasiado de las que anteriormente caracterizamos.

          Los recorridos de encuentro y articulación de todas estas experiencias han sido diferentes. Con momentos en que estos caminos se podían encontrar con cierta facilidad y otros en los que se separaban y hasta enfrentaban bruscamente. A veces por cuestiones políticas que eran vividas como irreconciliables, otras por cuestiones de protagonismos personales que no han sido menos virulentos. La educación popular reivindica para sí un compromiso con perspectivas políticas que, como no podría ser de otra manera, no siempre es coincidente entre organizaciones que realizan tareas que, para quienes las observan desde fuera, no parecieran ser muy diferentes.

          Los que hemos transitado hace años por estos intrincados caminos hemos sido testigos de estos recorridos sinuosos, por momentos apasionantes, por momentos frustrantes, que nos ha tocado recorrer.

          Los tiempos actuales nos llevan a escenarios nuevos. Muchos insisten en quejarse por no estar suficientemente preparados para actuar en los mismos. Pero la historia no nos pide permiso para hacerse presente. Sencillamente nos llama a habitarla, vivirla y construirla como protagonistas o quedarnos al costado como público observador.

          La educación siempre está conminada a dialogar con los modelos y proyectos de sociedad que se proponen. No existe la burbuja educativa. Los grandes debates sociales -económicos, políticos, culturales- aparecen con crudeza en el debate educativo. No es posible evitar la inmersión en el debate educativo desde un lugar tecnicista ascéptico. Menos en nuestro tiempo en el que ese “tecnicismo” se acerca mucho a decidir tomar una postura en el propio debate.

          Por otra parte, el contexto internacional ha variado mucho para los países de la región de América Latina y el Caribe. Los procesos de integración regional que marcaron la última década, han rotado hacia la búsqueda de negociar la “incorporación al mundo más neoliberal” con tratados de libre comercio y propuestas de sumisión a las fórmulas de los organismos internacionales más comprometidos con el modelo capitalista. Las posturas de mayor defensa de la soberanía regional, por ejemplo,  mutaron hacia un gigantesco y creciente endeudamiento.

          En este marco, quienes trabajan directamente en los territorios están enfrentándose con situaciones cada vez más difíciles y críticas. Las familias de los barrios periféricos y marginales viven en situaciones de precarización creciente y las consecuencias empiezan a sentirse con crudeza en muchas comunidades. A esto hay que agregar las condiciones de fragilidad que genera el narcotráfico y una constante y creciente  amenaza de violencia.

          Para todas estas organizaciones el acceso al financiamiento se ha vuelto una dificultad cada vez más acuciante que está comprometiendo la existencia de muchas de ellas. El abanico de oportunidades al que en décadas pasadas era posible recurrir para gestionar recursos, se ha acotado drásticamente. Y, en muchos casos, los recursos del Estado que permitían llevar adelante distintos proyectos, estàn siendo recortados dìa a dìa por motivo de las tendencias del ajuste del gasto social, como por cuestiones político-ideológicas.

          En nuestro país, los movimientos sociales llegan a obtener algunos recursos a partir de la movilización y de la toma del espacio público, presionando a las autoridades con manifestaciones y acciones directas, pero esto les genera un desgaste cada vez más fuerte, acompañado no pocas veces por la  represión o persecusión de la militancia social, en el marco de una creciente y muchas veces descontrolada violencia institucional.

          Otras organizaciones más pequeñas, con menor capacidad de movilización o militancia, están en los límites de sus posibilidades de existencia y se debaten en encontrar caminos para sostenerse, no sólo por motivos económicos, sino también por no poder posicionarse en este nuevo contexto al que experimentan como una amenaza creciente.

          Por otra parte, este conjunto de experiencias y prácticas socio-educativas ha sido un espacio en donde históricamente ha sido posible el desarrollo de una militancia social muy activa, en donde miles de jóvenes han encontrado espacios para desarrollar un gran compromiso transformador. Jóvenes de los mismos territorios y barrios, como así también de otros sectores sociales que, por diferentes motivos, optan por comprometerse con los ambientes populares más pobres.  En los distintos momentos históricos, algunos de estos jóvenes asumieron lugares más fuertes en estructuras político-partidarias, sindicales, vinculados a espacios de diferentes iglesias o a movimientos sociales de distinto tipo. En los años kirchneristas, no pocos de ellos tuvieron responsabilidades institucionales en diferentes espacios del Estado.

Desafíos del presente y señales para caminar

          El contexto actual está haciendo sentir a muchos militantes de estas organizaciones que es necesario volver a articularse para lograr algunos objetivos que se sienten impostergables. Uno de ellos es el de un reconocimiento social y colectivo de todo este “movimiento social y educativo popular”. En este sentido, nuevamente se hace necesario reivindicar estas diferentes manifestaciones de organización popular como un derecho ciudadano y sacarla del lugar de cierto individualismo voluntarista en el que algún sector quiere depositarla. Cuando este derecho ciudadano se logra reconocer necesariamente se expresa en el acceso a recursos que posibilitan que estos proyectos educativos puedan llevarse adelante con la calidad que requieren. En tiempos de escasez y ajuste, el reclamo de recursos es visto por otros sectores populares como una amenaza que puede llevar al recorte de los ya conseguidos. Esta es una dificultad objetiva que debemos considerar. Así como la oportunidad de los reclamos y reivindicaciones que se hacen, para evitar que los enfrentamientos se produzcan al interior de los movimientos y organizaciones del campo popular.

          El reconocimiento exige visibilidad. La visibilidad de las prácticas debe construirse y eso conlleva organización y articulación. Por tanto, es un tiempo en donde los diferentes espacios deben encontrarse y acordar puntos de acuerdo por sobre eventuales diferencias que, con seguridad, permanecen y permanecerán porque la uniformidad es enemiga del espíritu democrático con el que debemos construir desde el campo popular.

          De acuerdo con nuestra mirada, este espacio de construcción social debe reflexionar y profundizar alrededor de algunos puntos claves.

  1. El derecho social a la educación popular, que es derecho a organizarse para poder enseñar y aprender desde una perspectiva emancipadora a lo largo de toda la vida.
  2. Algunos elementos para conceptualizar el espacio de educación popular, alternativa, cooperativa:
    1. ¿Qué formatos organizacionales llevan adelante hoy estas iniciativas? Cooperativas, Org. comunitarias, Movimientos Sociales, Grupos de hecho…
    2. ¿Quiénes son los educadores populares en las mismas y en qué condiciones realizan su trabajo? Militantes, voluntarios, contratados, registrados, bajo programas sociales…
    3. ¿Cuáles son los proyectos educativos que están implementando? ¿Qué “hacen”? Atención a primera infancia, terminalidad educativa, alfabetización…

          Por otra parte, parece fundamental establecer un diálogo amplio, profundo y abierto con los compañeros y compañeras de mundo sindical. En tantos años hemos visto que muchos de estos intentos de organización terminaban enfrentándose con las organizaciones de los trabajadores de la educación por incomprensiones mutuas y poca capacidad de encontrar las necesarias articulaciones entre los espacios y derechos que todos proponemos defender y promover. Las luchas de los sindicatos docentes por garantizar la educación pública, gratuita y de calidad  y enfrentarse a las tendencias de privatización o precarizaciòn del derecho a la educación, llevan a cuestionar los proyectos que algunas de las organizaciones impulsan o llevan adelante. En algunos momentos de la historia que contamos y vivimos, resultaba casi imposible encontrar caminos de diálogo y reflexión al respecto. Quizás la coyuntura actual permita ir un poco más lejos de lo que fue posible en épocas anteriores, al tener en claro que lo que estamos enfrentando requiere de la mayor grandeza y generosidad.

La construcción de un espacio colectivo

           La construcción de espacios de articulación siempre ha sido un desafío complejo. Nada indica que estos nuevos intentos no lo sean. Sin embargo, estamos ante una nueva oportunidad que puede permitir la construcción de un actor colectivo que tenga posibilidades de incidencia, negociación y transformación.

          Para que sea posible lograrlo, es importante tener en claro que existen ya redes y espacios de articulación diferentes. El desafío es poder reunir a varios de estos espacios, con el propósito de construir algunos logros, sin desconocer que las agendas de cada uno individualmente van a ir más allá de las que se puedan acordar colectivamente, porque hay necesidades específicas que no pueden desconocerse pero que no serán propuestas como reivindicaciones para todos.

          La valoración de las historias y luchas previas es un punto de partida básico que es a la vez un activo fundamental de esta iniciativa, como una brújula orientadora en el camino que nos proponemos realizar. No se empieza de cero. Hay historia y camino en el haber popular. Pero la historia debe funcionar de trampolín que impulsa y no como un lastre que detiene.

          A los que venimos caminando hace más tiempo, nos toca acompañar con la mayor humildad y discreción a los nuevos liderazgos -sobre todo entre los jóvenes- que están surgiendo con mucho compromiso, valentía y generosidad. Y recordar y levantar a nuestros queridos, eternos y gigantes compañeros, como Mónica Mignone, el Pocho Lepratti, Alberto Morlachetti, Carlos Cajade, Norma Colombatto, Rodolfo Bustamante, David “Cañito” Salomone, Fito Molodevsky, Feli Mastropaolo, el Teki Rivero, Micaela García… y tantos y tantas, que han dado su vida con alegría y generosidad porque creyeron en que esta era una causa por la que valía la pena jugarse. Y viven y vivirán en la memoria de todos los que nos comprometemos por el derecho a la educación de nuestro pueblo y nos acompañarán a sostener las banderas que siguen flameando en nuestras luchas y corazones.

Fuente: https://albertocesarcroce.wordpress.com/2018/01/27/el-derecho-a-la-educacion-en-el-corazon-del-pueblo/

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De vuelta al origen

Por: Emir Sader
Desde la fundación de PT Lula inauguró una modalidad típica de circular por el país: hacer caravanas, llegar a lugares nunca mencionados en los medios, hablar con gente cuya voz no es escuchada. Fue así como Lula sorprendió en las campañas electorales, cuando tenía muy poco tiempo para hablar en los medios.
Ahora Lula retoma las caravanas. Empieza por el Nordeste de Brasil, de donde salió, chico todavía, con su madre y los hermanos, huyendo de la sequía. Hace un viaje de 20 días, por 28 ciudades de las 9 provincias de la región, de bus. Empieza por Bahía, pasa por el interior de la provincia y por Salvador, la ciudad más lulista del país, la más negra también.

Cruza el río San Francisco en barco, pasa por las provincias de Sergipe, Alagoas, Pernambuco, Paraiba, Rio Grande do Norte, Ceará, Piaui y termina esa primera caravana en Maranhão. Visita a ciudades muy conocidas como Salvador, Recife, Fortaleza, así como otras poco conocidas incluso en Brasil, como Cruz das Almas. Estancia, Lagarto, Nossa Senhora da Gloria, Penedo, Arapiraca, entre tantas otras. De las 9 provincias de la región,

Apenas un gobernador no apoya a Lula, todos los otros lo recibirán en sus provincias. En varias ciudades habrá ceremonias de adhesión colectiva de líderes sindicales, estudiantiles, de mujeres, de negros, de jóvenes, al PT.

Es la región que más se ha trasformado a lo largo de los gobiernos del PT, porque siempre fue la más pobre, las más excluida. No por casualidad es aquella región que antes era el feudo controlado por la derecha y se ha vuelto la región donde Lula y Dilma tienen el más alto nivel de votación. En la elección presidencial de 2014, la derecha ha ganado con gran ventaja en el centro sur del país, pero Dilma ha tenido siempre más del 70% en todas las provincias del nordeste brasileño, lo cual le permitió salir victoriosa.

Lula empieza el viaje en el momento en que una nueva encuesta confirma su favoritismo para los comicios presidenciales del 2018, siempre en alza,así  como que el único adversario que tiene hoy es Bolsonaro, candidato de la extrema derecha. La misma Marina Silva, que mantenía cierto nivel de apoyo, ahora baja al 3%. Su supuesta “tercera vía” se ha desgastado con el apoyo a Aécio Neves en la segunda vuelta del 2014, así como con su respaldo al golpe contra Dilma.

La caravana sale como forma de empezar una precampaña presidencial, anticipando la campaña del 2018, como forma de pelear por la garantía de que las elecciones se van a dar y que Lula podrá ser candidato. En este momento Lula está condenado en primera instancia –aun sin ninguna prueba en su contra–, aguardando juicio en segunda instancia, que podrá confirmar o no esa sentencia. Un juicio que a lo mejor se dé recién en julio o agosto del 2019. Lula se aprovecha de ese tiempo para consolidar el apoyo popular e implantar el clima de campaña electoral, de forma que se vuelva insostenible que un líder con el apoyo que él tiene sea impedido de ser candidato. Aun si fuera condenado en segunda instancia, Lula tiene la posibilidad de presentar un recurso al Supremo Tribunal Federal.

Son dos carreras paralelas: la de los procesos -son 6 en total en contra de Lula- y la de las caravanas. Una semana después de que termine esta primera, Lula se presentará de nuevo a declarar en Curitiba, el día 13 de septiembre.

Esta es la primera de una serie de caravanas que Lula tiene planeada por todo Brasil. El sábado pasado, en el cierre del Congreso de la CUT (Central Unica de Trabajadores) de Río de Janeiro, en la cuadra de la Escuela de Samba Imperio Serrano, Lula se comprometió a hacer una caravana por la Bajada Fluminense, la periferia más popular de Río, así como ya había mencionado que hará otra caravana por las provincias del centro sur de Brasil.

Después de haber ido con Lula a la inauguración de la transposición del río San Francisco, en la región más árida del nordeste de Brasil, en Paraiba, tengo de nuevo el privilegio de volver al nordeste y participar de esta caravana. Será políticamente decisiva la caravana, pero a la vez, emocionante, por la identificación popular con Lula.

El viaje es parte del proyecto del PT de discusión y elaboración de un programa de reconstrucción nacional del país, después de los efectos económicos, sociales y políticos brutales de las acciones del gobierno de Temer. El día 6 de septiembre, cuando Lula retorne de ese viaje, el país ya no será el mismo, bajo el impacto de la caravana.

Los medios ya se ponen muy nerviosos, la comparan con la larga marcha de Mao o con la guerrilla de Fidel, aunque sea de característica totalmente distinta. Lula juega su fuerza distintiva, para fortalecer aún más su imagen y confrontar a los que les gustaría verlo fuera de la vida política y de la memoria de los brasileños.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/57016-de-vuelta-al-origen

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Unidad, educación y disciplina son la base del milagro japonés

Japón/01 de abril 2017/Autora: Pilar Díaz/Fuente: http://www.eluniversal.com

Japón superó la derrota sufrida en 1945 junto con la muerte de tres millones de ciudadanos, la destrucción de las ciudades de Hiroshima y Nagasaki tras la explosión de dos bombas atómicas y la pérdida de 44% de su territorio y ahora es una potencia económica en el mundo.

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En el año 2011 Japón sufrió un devastador maremoto que dañó la planta de energía atómica ubicada en Fukushima y levantó su economía y se encuentra en proceso de recuperación de la zona afectada.

Estos dos hechos evidencian que el pueblo japonés tiene un espíritu de superación ante cualquier desastre.

El embajador de Japón en Venezuela, Kenji Okada, explicó durante una conferencia en El Universal que «hay tres elementos fundamentales para entender el milagro japonés: alto nivel de educación, unidad del pueblo y la disciplina; en segundo lugar, la renuncia a la guerra, lo que permitió dirigir todo el presupuesto de la nación para el crecimiento económico y social y, como tercer punto, la participación en sistemas económicos internacionales como el Fondo Monetario Internacional y el GATT así como una alta tasa de ahorro».

A pesar de tener un pequeño territorio, de apenas 378 mil kilómetros cuadrados, lo que viene a ser un tercio del territorio venezolano y con 127 millones de habitantes (cuatro veces más que Venezuela), Japón en el 2016 presentó un PIB de 4.812.584,59 millones de dólares, con lo que se ubica en la tercera economía en el ranking de 196 países.

EL MILAGRO ECONÓMICO JAPÓNES

Se ha llamado milagro japonés al crecimiento económico vivido por el país desde los años 1960 hasta los años 1980, siendo las tasas anuales de crecimiento del Producto Nacional Bruto (PNB) entre 1953 y 1973 de 10%, muy por encima de los demás países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

​El embajador Okada resaltó que el fin de la Segunda Guerra Mundial se selló con las dos bombas atómicas lanzadas en Hiroshima y Nagasaki; tres millones de muertos fue el resultado, además de la pérdida del 44% del territorio. Sufrió ocupación extranjera hasta 1952. Para la segunda mitad de los años 60 del pasado siglo Japón ya era la segunda potencia económica.

«En los años 60 se dispara el consumo de aparatos electrodomésticos y se dan cambios en los hábitos y sistemas de vida debido a la influencia de la televisión, la lectura de periódicos y revistas, el uso generalizado del automóvil», resaltó el embajador de Japón.

DEL AISLAMIENTO AL ESPÍRITU JAPONÉS

El embajador Okada hizo un breve resumen de las etapas históricas más importantes por las que pasó Japón. «El país pasa desde el siglo IV por la Corte Yamato hasta el siglo XII que se instaura los shogunatos por los samurais. En el siglo XIV se introduce el sistema educativo occidental y llega a mejorar su nivel de alfabetización que para el siglo XVIII, Londres tenía 10 % de población alfabetizada, París llegaba al 10 % y Tokio tenía el 70 % de la población alfabetizada.

El siglo XVII Japón desarrolla las políticas de aislamiento hasta el siglo XIX se instala la Restauración  Meiji; el principal objetivo de este gobierno fue la modernización y por ende la occidentalización de Japón. Durante esta etapa se une el «espíritu japonés con el conocimiento occidental».

Okada explica que el espíritu japonés antepone el concepto del colectivo por encima del individualismo y por eso la educación es un punto importante para mejorar la capacidad del individuo pero con el objetivo de influir en las mejoras del colectivo.

«No estudiamos únicamente para nosotros sino para contribuir al colectivo y por eso cuando tenemos que enfrentar situaciones como las que nos tocó vivir en 2011 con el maremoto y el daño que sufrió la planta nuclear de Fukushima, pensamos en ayudar al prójimo y por eso motivo no se ven casos de vandalismo», expuso el embajador de Japón, Kenji Okada.

SISTEMA POLÍTICO JAPÓNES

Okada explicó que el sistema político japonés está dividido en tres poderes: el Legislativo, que es el encargado de formar gobierno; el Ejecutivo y el Judicial, con independencia entre sí. El Emperador es la figura emblemática de unidad japonesa pero no tiene peso político, y el Parlamento está estudiando la posibilidad de abdicación, pues por ley el Emperador no se separa del trono hasta su muerte.

El embajador resaltó que no se está contemplado el cambio de la Constitución para darle paso a una sucesora.

Fuente de la Noticia:

http://www.eluniversal.com/noticias/diplomacia-universal/unidad-educacion-disciplina-son-base-del-milagro-japones_646024

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Repeticiones de Nuestra Política: Violencia de Género y Machismo

Por: Diego Andrés Pérez. Redacción Ecuador. Pressenza17/02/2017

¿Qué implica hablar de política en estos tiempos? ¿Los discursos políticos solo deben hablar de política? ¿Cómo entender los alcances de la política más allá de medidas macroeconómicas y cortes de impuestos?

Inicio con estas tres interrogantes porque la política o más bien el ser político, encarnado en los diversos representantes y movimientos para los comicios presidenciales, parecen abordar este tema desde su acepción más tranquilizadora: la satisfacción de una necesidad (casi siempre de carácter económica.

El significado con el que hemos dotado a la política está estrechamente involucrada con actividades de sobrevivencia- y solvencia – que garanticen una vida digna en los ciudadanos. Lo cual es indispensable, pero no por eso suficiente.

Pareciera que los derechos de los ecuatorianos deben normarse por las normas y reglas del capital, de la expansión y el crecimiento monetario, pero, ¿alguien se pregunta del cotidiano? No solo de la sociedad, sino de nuestros propios representantes y de su proximidad, mediante el lenguaje discursivo, a la realidad social. Esto es, fundamentalmente y a mi criterio, lo preocupante.

Si uno analiza meticulosamente intervenciones de los diversos candidatos a las elecciones presidenciales Ecuador 2017 encontrará, desde luego, propuesta y obra- condiciones para la aceptación- sin embargo quedarse con esa parte del discurso es incompleto.

Dentro de toda la maraña discursiva, existen afecciones muy comprometidas desde el uso de la palabra, reproduciendo actitudes y emitiendo declaraciones en contra de sus propios electores en temas de género y machismo. Perennizando así una mirada patriarcal y violenta situada ahora en los debates de la política ecuatoriana.

Más allá de esta afirmación, el problema ahonda cuando ni políticos ni ciudadanos reaccionan frente a este problema, es que todo se naturalizó… Por eso he considerado pertinente juntar unas cuantas declaraciones de políticos ecuatorianos realizadas en diversos medios ejemplificando este fenómeno.

En un programa de televisión, Guillermo Lasso, candidato de CREO dijo:

“A todas las amas de casa les digo, en nuestro gobierno vamos a respetar la libre  opción de cocinar en cocina de gas o cocina de inducción. Ustedes van a decidir”

Evidenciamos la naturalidad de sus palabras para asumir el hecho de que mujer está ligada a las labores de la cocina de manera obvia. El debate estrictamente político se resume a si lo hace en cocina de inducción o de gas, pero nunca se cuestiona cuál es el rol de mujer en la sociedad, ni mucho se piensa la política en otras instancias como el empoderamiento de las mismas para decidir su realidad.

Gabriela Pazmiño, esposa del candidato Dalo Bucaram, sentencia que:

 “Yo antes me esmeraba así para cocinar cuando éramos novios para que vea que yo tenía buena sazón, que vea que yo era buena, bonita y barata”

Lo dice valientemente, sin ninguna objeción en cuanto a su labor como ama de casa, pero, ¿acaso el rol de una mujer es satisfacer a un hombre… y para ello necesariamente debe tener una buena sazón, y sobre todo, ser buena bonita y barata?

Otro personaje político, cuya influencia sigue vigente es Jaime Nebot quien dijo: “Bueno, en las casas siempre deben mandar las mujeres y en la mía también”

Resulta especial que justamente es una mujer la que representa ideales políticos en estas elecciones, en consecuencia queda la duda planteada respecto a quién manda a quién.

Más allá del tono –penosamente- jocoso con el que seguramente se emitieron estas palabras, declarar de esta manera ahonda aún más más las diputas de género tan comentadas en la actualidad, en aras de una separación cada más amplia y violenta entre hombres y mujeres.

Así mismo Rafael Correa, actual presiente del Ecuador, no tardó en declarar que:

“Me van a decir conservador por creer en la familia. Bueno, creo en la familia y creo que estas ideologías de género, estas novelerías, destruyen la familia convencional que sigue siendo, yo creo que seguirá siendo y felizmente seguirá siendo la base de nuestra sociedad”

Revitalizar el concepto de familia debería uno de las principales prioridades de los políticos ecuatorianos, sin embargo este no el caso, ya que según el Primer Mandatario la familia no se la puede imaginar sino en su estado tradicional, juzgando e invalidando cualquier otro tipo de familia, de unión o relacionamiento catalogándolo de un acto “novelero” o “de moda”

Es así como la política ecuatoriana vuelve a presenciarse en estos comicios, quizá con nuevas versiones y variantes en cuanto a representantes y propuestas, pero manteniendo la misma línea discursiva lejana y poco interesada en temas de derechos, equidad y consenso.

Todavía se busca aquella verdad universal, determinista, que siga coartando el libre pronunciamiento de sus soberanos. Limitando, además, otros posibles significados de política ligada únicamente al terreno de la batalla electoral, sin ser un verdadero manto protector de quienes la hacen posible y la alimentan.

Parece que la concepción actual de política cada vez toma una mayor dimensión material, en cuanto a la satisfacción de recursos y protección de bienes, volviendo a los ciudadanos cada vez entes desconfiados y despreocupados de su prójimo.

Éste debería ser un término inconcluso, en constante reconstrucción, por que al momento de creerse definitivo y general cierra la posibilidad de gestionar y empoderar a todos los seres humanos, coartando su derecho a ser incluidos y visibilizados.

Fuente: https://www.pressenza.com/es/2017/02/repeticiones-nuestra-politica-violencia-genero-machismo/

Fotografía: Walker Vizcarra

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Cuba: Diputados cubanos dialogan con estudiantes en Universidad de La Habana

Cuba/Enero de 2017/Fuente: Cuba.cu

Diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento) de Cuba celebraron hoy una audiencia pública con estudiantes universitarios en torno a los sistemas político y electoral del país, y a la actividad parlamentaria.

La iniciativa responde a planteamientos recogidos en estudios y a propuestas hechas desde distintos sectores, y su objetivo es generar el debate y elevar el conocimiento de los ciudadanos sobre esos temas, explicó Eddie Galán, de la dirección nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC).

Un grupo de diputados encabezados por la presidenta de la Comisión de Relaciones Internacionales del Parlamento, Yolanda Ferrer, dialogó con estudiantes de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana sobre los logros, retos y tareas pendientes del poder legislativo.

Ferrer expuso a la audiencia que el sistema cubano y su modelo de democracia son autóctonos, “del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”, y son las personas las que proponen como candidatos a quienes consideran tienen los méritos suficientes.

Agregó que, precisamente, son los méritos y no las campañas electorales los elementos determinantes en el proceso.

También apuntó que en los 612 diputados existe una representación elevada de los territorios, sectores sociales y económicos del país, así como un 48,86 % de participación femenina.

Por su parte, Eulogio Pimentel, diputado y director del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de Cuba, señaló que se trata de modelos perfectibles, pero que concentran los valores más importantes de la revolución social de esta isla caribeña.

De acuerdo con el también diputado Lázaro Barredo, uno de los asuntos apremiantes en el presente es elevar la cultura jurídica y el dominio de la Constitución por parte de la ciudadanía para lograr los avances deseados.

Asimismo, Barredo se refirió a la necesidad de incrementar y aprovechar las potencialidades de las instancias municipales.

Durante el intercambio, los estudiantes transmitieron a los diputados sus inquietudes y propuestas, entre las cuales figuran el incremento del accionar de los legisladores en los medios de comunicación y de la difusión de los debates de las comisiones de la Asamblea.

También se interesaron por temas como el enfrentamiento efectivo a la suplantación de las funciones de los diputados y delegados por parte de algunos funcionarios públicos.

Igualmente los universitarios recomendaron consultar y aprovechar los asuntos más relevantes de las tesis de grado y maestría producidas en los centros de educación superior relacionadas con los procesos legislativos.

De acuerdo con dirigentes de la UJC, las audiencias públicas de los diputados tendrán lugar en universidades de todo el país, así como en centros de la enseñanza media y técnico-profesional.

tecnología de Cuba, señaló que se trata de modelos perfectibles, pero que concentran los valores más importantes de la revolución social de esta isla caribeña.

De acuerdo con el también diputado Lázaro Barredo, uno de los asuntos apremiantes en el presente es elevar la cultura jurídica y el dominio de la Constitución por parte de la ciudadanía para lograr los avances deseados.

Asimismo, Barredo se refirió a la necesidad de incrementar y aprovechar las potencialidades de las instancias municipales.

Durante el intercambio, los estudiantes transmitieron a los diputados sus inquietudes y propuestas, entre las cuales figuran el incremento del accionar de los legisladores en los medios de comunicación y de la difusión de los debates de las comisiones de la Asamblea.

También se interesaron por temas como el enfrentamiento efectivo a la suplantación de las funciones de los diputados y delegados por parte de algunos funcionarios públicos.

Igualmente los universitarios recomendaron consultar y aprovechar los asuntos más relevantes de las tesis de grado y maestría producidas en los centros de educación superior relacionadas con los procesos legislativos.

De acuerdo con dirigentes de la UJC, las audiencias públicas de los diputados tendrán lugar en universidades de todo el país, así como en centros de la enseñanza media y técnico-profesional.

Fuente: http://www.cuba.cu/educacion/2017-01-25/diputados-cubanos-dialogan-con-estudiantes-en-universidad-de-la-habana/35018

Imagen de archivo: http://elabrelata.com/cuba-saluda-cambio-de-eeuu-en-politica-migratoria-hacia-la-isla/

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Trump y el sistema

Pablo Gentili

Trump sorprende. Su capacidad para generar desconcierto suele verse amplificada por algunas peculiares interpretaciones sobre los motivos que explicarían su abrumador éxito político. Analistas y cronistas de los más diversos orígenes y orientaciones, sostienen estupefactos que el nuevo presidente norteamericano es una anomalía del sistema. La afirmación sirve para explicar las razones que justificarían la inconveniente evidencia de que un outsider ha asumido el principal cargo político del mundo. Algo ha fallado. La Casa Blanca ha sido invadida por un intruso que nunca debería haber llegado hasta allí. El mundo civilizado parece observar como los valores que siempre guiaron el progreso humano se desvanecen ante las grotescas bravuconadas de un energúmeno capaz de llenar sus bolsillos de dinero, pero no de gobernar los destinos del mayor imperio que ha existido sobre la faz de la tierra. Estamos en peligro.

La explicación parece tentadora, al menos en términos mediáticos. Anunciar que el mundo corre el riesgo de desintegrarse ante las fanfarronadas prepotentes de un psicópata nos hace sentir ciudadanos de Ciudad Gótica y nos obliga a añorar la presencia salvadora de Batman. Debemos, esa es nuestra meta, defender el sistema de sus enemigos.

Suena épico, aunque se trata de una interpretación limitada y simplista no sólo de la figura de Donald Trump, sino especialmente de las supuestas virtudes de un sistema que hoy parecería estar amenazado por un maligno demonio con peluca naranja.

Hace ocho años, aunque por razones diferentes, el asombro inundaba los medios de comunicación cuando la presidencia de los Estados Unidos era ocupada por primera vez por un político negro. Si hoy cunde el pánico, en aquel momento, las perspectivas eran de optimismo y confianza. El mundo estaba, finalmente, en buenas manos. De hecho, basándose quizás en esa esperanza, el Comité Noruego le concedió a Obama el Premio Nobel de la Paz. Aunque no había ningún motivo para hacerlo, se suponía que su presidencia sería un soplo de pacifismo en el mundo. El presidente norteamericano agradeció la generosidad nórdica aumentando el gasto militar y transformándose en el mandatario de su país que más tiempo ha permanecido en guerra. Superó así a Abraham Lincoln durante la Guerra de Secesión, a Franklin Roosevelt, en cuyo mandato se desarrolló la Segunda Guerra Mundial, a Lyndon Johnson y Richard Nixon, que comandaron la desastrosa incursión del país en la interminable Guerra de Vietnam, y al mismo George W. Bush, a quien Obama sustituyó prometiendo acabar con las guerras. ¿Devolverá ahora Obama el Nobel? No lo creo, aunque tampoco creo que ahora los noruegos se lo otorguen a Donald Trump. Al menos, eso espero.

Obama también fue una sorpresa, aunque no por los motivos que muchos esperaban. Prometió promover el crecimiento y disminuir la pobreza. Cumplió lo primero, pero no lo segundo. Tuvo tasas de crecimiento del 5%, aunque la deuda pública creció más del 85% en su mandato. En 2008, momento en que George W. Bush concluía la presidencia, 13,2% de la población vivía por debajo de la línea de la pobreza, Obama termina su mandato con una proporción ligeramente superior, 13,5%, lo que en números absolutos significa más de 43 millones de pobres, 14 millones de ellos menores de edad, 3,3 millones más que los que había antes del inicio de su gestión.

Estados Unidos sigue siendo una de las naciones desarrolladas más desiguales del planeta, aunque debe reconocérsele a Obama, importantes esfuerzos en la creación de empleos (11 millones de nuevos puestos creados en 8 años) y en la defensa y promoción de una política que incluyó más de 16 millones de personas a la atención médica básica. El llamado ObamaCare permitía confiar que, en materia del derecho a la salud de su población, la más poderosa nación del planeta dejaría finalmente de pertenecer a la Edad Media. Fue una buena política, aunque duró poco. El mismo día que asumió la presidencia, Trump ha firmado un decreto que comienza a desmontar su estructura de protección. Lo bueno dura poco, hasta en Estados Unidos.

Obama iba a acabar con el racismo, pero en Estados Unidos se intensificaron los conflictos raciales y la violencia, especialmente policial, contra la población pobre y negra que vive guetificada en los grandes centros urbanos. También iba a ser una esperanza para los latinos, pero consiguió la proeza de ser el presidente que más inmigrantes ha deportado en la historia norteamericana: 2,5 millones, muchos de ellos padres que dejaban a sus hijos o hijos que dejaban a sus padres en el país.

Obama también era caracterizado como un antisistema, un outsider, pero de los buenos. Trump es un antisistema, un outsider, pero de los malos.

Ocho años de gobierno Obama han mostrado una elástica generosidad en el uso de las palabras “antisistema” y “outsider”. Creo que también lo es en el caso de Donald Trump, aunque sus declaraciones nos aprieten el estómago y nos causen las más diversas formas de nausea política y ética.

Trump es una persona detestable. Un sujeto verdaderamente retrogrado, aunque debo discrepar que represente cualquier forma de ejercicio antisistémico de la política. Menos aún que se trate de un “hombre bebé”, como lo ha llamado el periodista inglés John Carlin. Comparar un monstruo político como Trump con un niño recién nacido es algo que me parece trivial, basado en la plena ignorancia de la psicología infantil, así como ofensivo con los niños y niñas del mundo. ¿Por qué cada vez que se quiere decir que alguien parece un verdadero imbécil se lo compara con un niño?

Del mismo modo, creo ofensiva y banal la comparación que algunos periodistas hacen entre Trump y los políticos o la política latinoamericana. Hemos tenido y aún tenemos en América Latina dictadores despreciables. Pero sorprende que un periódico conservador, aunque generalmente serio, como La Nación, y una periodista conservadora, aunque generalmente seria, como Inés Capdevila, editora de la sección Mundo en dicho medio, haya usado el calificativo “latinoamericano” de forma despectiva para referirse al nuevo presidente norteamericano y a su particular discurso de asunción del cargo: Un Donald Trump “latinoamericano” en su debut como presidente o Refundar EEUU, un plan a la manera latinoamericana. Capdevilla, también latinoamericana, no debe haberse inspirado en ningún periodista europeo para realizar semejante metáfora. Fue en Europa que se llevaron a cabo algunas de las mayores masacres de la humanidad. Fueron naciones europeas las que comandaron algunos de los peores genocidios. Hitler, Mussolini y Franco eran europeos. Y también lo son los brutales y reaccionarios líderes de la derecha fascista y neonazi que aspiran al trono de algunos de los países más desarrollados del continente europeo. Sin embargo, a ningún periodista de Europa se le ocurría, a pesar de semejantes antecedentes, sostener que Trump es un típico líder europeo.

Pero volvamos al supuestamente truculento y agitador antisistema que hoy ocupa la presidencia de los Estados Unidos.

Se supone que la naturaleza contestataria y agresiva de Donald Trump contradice las normas de un sistema mundial republicano y democrático. Se supone también que su estilo de hacer política, en rigor, su antipolítica, objeta, contradice y transborda las expectativas, referencias y márgenes en los que se han manejado, al menos hasta el momento, los líderes mundiales de las naciones más desarrolladas. Trump, dicen, nos pone ante la aterradora evidencia de que un exaltado fanfarrón tenga en sus manos la vida y los destinos de buena parte del mundo. El nuevo presidente norteamericano expresaría una nueva forma de antiestablishment, el de los hombres ricos que se hartaron de pagar impuestos y de ser gobernados por una burocracia corrupta, inepta y perezosa. El sistema tiembla y se sobrecoge ante la escalada de amenazas del nuevo presidente.

¿En qué consiste esa anomalía llamada Trump?

Según las crónicas, y como él mismo se encarga de demostrar en cada aparición pública que realiza, se trata de un hipermillonario egocéntrico y narcisista, de un personaje misógino y sexista, de un repugnante racista, de un xenófobo prejuicioso y discriminador, de un violento y agresivo personaje dispuesto a enfrentar militarmente a quien se interponga en su camino. Aunque es dudoso que exista algo que defina la normalidad en términos políticos, Trump es un subnormal que se entrenó en el arte de la política conduciendo un reality show en el que se divertía despidiendo gente.

Entre tanto, no creo que sea necesario leer demasiada literatura anticapitalista para descubrir que los atributos que definen la odiada personalidad del nuevo presidente norteamericano son, nada menos, que las principales características del sistema al que supuestamente él se opone: hiperconcentración de riquezas, egoísmo, cultura narcisista, sexismo, discriminación y violencia de género, racismo, guerras, opresión. No creo que haya cualquier disonancia entre la personalidad codiciosa y vehemente del millonario devenido en presidente y la enorme injusticia social, violencia y desigualdad que estructura y da sentido al desarrollo capitalista contemporáneo.

Más allá de las historias heroicas que se cuentan en Davos, el capitalismo mundial es un sistema cuyo desarrollo se ha subordinado cada vez más al poder de hipermillonarios egocéntricos y narcisistas. El dominio del 1% de la población por sobre el resto de la humanidad ha alcanzado niveles de concentración del poder y de la riqueza como nunca antes existieron en la historia humana. Una de las noticias que más ha circulado en los últimos días es el contundente informe de Oxfam que muestra el inaceptable grado de injusticia al que ha llegado el mundo: 8 personas tienen más riqueza que la mitad de la humanidad, o sea, que 3.600 millones de seres humanos. El sistema que ha llevado a Trump a la presidencia se ha beneficiado inmensamente de esta concentración que contradice los principios éticos y políticos sobre los que debe edificarse cualquier democracia estable. El nuevo presidente norteamericano no contradice lo que ha sido un persistente endiosamiento de los hombres de negocios, de los millonarios que se supone que contribuyen a conducir los destinos del progreso humano.

¿Qué Trump es antipolítico? No lo creo. Hace política a su manera, despreciando a los políticos profesionales y criminalizando la acción colectiva. En suma, hace política valorizando al extremo la sabiduría que otorga el mundo de los negocios. Odia la democracia y aspira a construir una CEOcracia, un gobierno de gerentes que han sido capaces de amasar una inmensa fortuna personal y, por eso, son los que están en mejores condiciones de gobernar los destinos de una nación. La política mundial avanza en esa dirección. No parece que sea el Sr. Trump quien va a contramano. No es el presidente norteamericano que desprecia la política, es que de tanto machacar con el desprestigio de los políticos, de tanto sostener la necesaria despolitización de los asuntos públicos, la derecha, buena parte de las principales y más poderosas corporaciones del mundo y algunos medios de comunicación, no han hecho otra que contribuir a que aparezca una figura como Trump. Fue de tanto entonar el réquiem desentonado de la muerte de la política, que finalmente apareció el funebrero con un cirio sobre la cabeza.

Trump es un narcisista. En su discurso de asunción del cargo sólo se citó a sí mismo. Nada sorprendente en un sujeto que tiene la particularidad de ejercer un culto a su propia inteligencia, sagacidad y picardía. Entre tanto, no ha sido Trump el creador de la cultura del narcisismo, del imperialismo ético que exalta el egoísmo y la auto referencia, cuestionando la solidaridad, el compromiso social, la lucha por el bien común y la igualdad entre los seres humanos. Trump no es un traspié del orden moral dominante, sino la expresión más perversa del éxito de un sistema que valoriza al individuo y desprecia a la comunidad, que exalta el supuesto mérito de seres humanos que son capaces de acumular riquezas, mientras humilla y desprecia a los más pobres, a los abandonados y excluidos.

¿Puede la misoginia y el sexismo ser considerados antisistémicos, en un mundo donde las desigualdades de género, donde la violencia sexista y el femicidio siguen imperturbables, discriminando, excluyendo y matando a miles de mujeres todos los días? El capitalismo siempre fue patriarcal, y, aunque la lucha del movimiento feminista y de las mujeres en el mundo ha conseguido revertir algunas de las más brutales formas de discriminación de género, las empresas siguen siendo machistas y le pagan más a los hombres que a las mujeres, como son machistas también casi todos los partidos políticos y los sindicatos, los parlamentos y los juzgados, la policía y el ejército, así como lo son casi todos los espacios en donde se ejerce el poder en nuestras sociedades. Antisistémico es el feminismo, antisistémica es la lucha por la igualdad de género, no un violento empresario machista que carga sobre sus espaldas denuncias de abuso sexual y que siempre ha considerado que las mujeres son un objeto de consumo.

Trump es un repugnante racista que gobernará un sistema que siempre se sostuvo gracias a la reproducción del racismo. Negros y negras pobres sufren cada día múltiples formas de discriminación y violencia en los Estados Unidos. También lo sufren en todo el planeta los que son discriminados por el color de la piel o por atributos que los vuelven inferiores, ante la perspectiva de los poderosos. El capitalismo y el racismo conviven, volviendo más profunda y más compleja la dominación de clase y las desigualdades que el sistema multiplica. En Brasil, por ejemplo, el país con mayor población negra del mundo, después de Nigeria, cada 30 minutos un joven negro con menos de 24 años muere asesinado. En los primeros 15 días de 2017, más de 150 presos murieron en las prisiones brasileñas, casi todos decapitados. Más del 90% de ellos era negro.

Lo que debería sorprendernos es que el mundo siga siendo tan racista, no que ahora haya un presidente norteamericano declaradamente racista.

El egoísmo, el racismo y el patriarcado son el cemento cultural del sistema. Trump no parece ser otra cosa que la combinación más siniestra de estas formas de opresión que el capitalismo no ha conseguido eliminar y que, en determinados contextos, no ha hecho otra cosa que volverlas más sofisticadas e inhumanas.

Trump es un xenófobo que promete ser muy poco hospitalario con sus vecinos mexicanos y con los extranjeros que provengan de los países pobres. Sería algo alarmante que el presidente norteamericano pensara de tal forma, si no fuera esta la norma que han seguido casi todos los líderes mundiales contemporáneos, con muy raras excepciones. Que Donald Trump consiga que hasta Angela Merkel parezca progresista no es otra cosa que un problema de percepción, de intensidad en el ejercicio de su aversión a los extranjeros y al peligro que ellos representan para las grandes potencias mundiales. Pero Angela Merkel, es bueno recordarlo, nunca ha sido progresista y ella también representa de forma cabal un formato de liderazgo político conservador que ha sido valorizado por los votantes de las naciones más ricas del planeta, aquellas que suelen ver al resto de mundo como una amenaza a sus intereses y privilegios.

Más de 5 mil personas han muerto ahogadas el año pasado en las orillas de una Europa que no ha querido atender con decisión la urgencia humanitaria de los refugiados. Mientras escribo esto, miles y miles de seres humanos, muchos de ellos niños y niñas, sufren por el frío y por el hambre en campos y asentamientos precarios, mugrientos y sin otra ayuda que la de las organizaciones humanitarias. Dicen que los refugiados mueren por la dureza del invierno, pero mueren por la indiferencia y la hipocresía de un mundo que mira hacia otro lado cuando se trata de comprender y de asumir cuál es la responsabilidad de cada uno en las guerras y en las atrocidades que obligan a millones de personas a huir de sus hogares.

Claro que Trump es un xenófobo nauseabundo. Pero su presencia en la política de la nación más poderosa del mundo no expresa el fracaso sino más bien el catastrófico triunfo del desprecio hacia los valores democráticos de protección, de acogida, de reconocimiento y de solidaridad con los extranjeros que viven en la pobreza o que sufren con las guerras y la opresión. Trump no es una anomalía monstruosa, es quizás quien mejor expresa el fracaso de una democracia que ha elegido sobrevivir construyendo muros. Podemos y debemos indignarnos cuando Trump dice que construirá una muralla para separar aún más a México de los Estados Unidos. Pero debemos recordar que parte de ese muro ya existe. Y que también existen otros que siguen siendo muy eficientes para preservar los beneficios de los que se arrogan a sí mismos el derecho a vivir con dignidad. Trump es el sucesor de Barack Obama, que fue llamado por la comunidad latina “Deportador en Jefe”. La anomalía, si existe, viene de antes y es mucho más profunda de lo que solemos estar dispuestos a aceptar.

Finalmente, que Trump parezca ser un sujeto violento, agresivo y, por transferencia directa, un peligroso belicista, debe ser motivo de extrema preocupación. Sin embargo, no ha sido el pacifismo ni la preservación de la paz mundial una característica del capitalismo contemporáneo. La violencia y las guerras crecen y se multiplican en el mundo. Ya mencionamos que Obama, un demócrata progresista, fue el presidente norteamericano que más tiempo permaneció en estado de guerra en toda la historia norteamericana. A pesar de su sensibilidad hacia la situación de los más pobres, el mandatario nunca dejó de aumentar los gastos militares, una industria que hoy domina la política mundial y que constituye la principal amenaza a los derechos humanos de todo el planeta.

Trump no es la causa, sino la consecuencia de un mundo cada más violento, donde las potencias militares siguen actuando como fuerzas coloniales de ocupación, invasión y multiplicadoras de guerras donde quiera que puedan.

Comienza, sin lugar a dudas, una nueva era. Una era en la que los discursos no buscarán el amparo de lo políticamente correcto. Donde el poder se ejercerá sin concesiones ni eufemismos balsámicos para las conciencias, aunque inútiles para disminuir el sufrimiento de los más pobres y excluidos. Comienza una nueva era, no la de un presidente norteamericano que se ha vuelto antisistema, sino la de un sistema que, finalmente, ha decidido tener un presidente a la altura de su mandato de exclusión, de opresión, de muerte y dolor.

Fuente del articulo: http://blogs.elpais.com/contrapuntos/2017/01/trump-y-el-sistema.html

Fuente de la imagen:http://blogs.elpais.com/.a/6a00d8341bfb1653ef01b8d256b44d970c-p

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