Page 27 of 33
1 25 26 27 28 29 33

Teorías de la reproduccion y la resistencia en la nueva sociologia de la educacion: un analisis critico

América del Norte/ EEUU/ Septiembre 2016/http://www.pedagogica.edu.co

Teorías de la reproduccion y la resistencia en la nueva sociologia de la educacion: un analisis critico  parte III. por Henry A. Giroux

Hacia una teoría de la resistencia “Resistencia” es un valioso constructo (concepto) teórico e ideológico que provee un foco importante para analizar la relación entre la escuela y la sociedad más amplia y más importante aun, provee un nuevo medio para comprender las complejas maneras en que los grupos subordinados experimentan el fracaso escolar, señalando nuevas maneras de pensar y reestructurar modos (posturas) de pedagogía crítica. Como he notado, el uso corriente del concepto de resistencia por parte de los educadores radicales sugiere una falta de rigor intelectual y una sobredosis de “sloppines” teórica.

Es imperativo que los educadores sean más precisos sobre lo que “resistencia” realmente es y lo que no es, y sean más específicos sobre cómo el concepto puede usarse para desarrollar una pedagogía crítica. También es claro que es necesario considerar más extensamente la racionalidad del empleo del concepto. Discutiré ahora estas ideas y delinearé brevemente algunos conceptos teóricos básicos para desarrollar un fundamento más riguroso intelectualmente y útil políticamente para realizar tal tarea. En el sentido más general, la resistencia debe ubicarse en una racionalidad teórica que provee un nuevo contexto para examinar las escuelas como sitios sociales que estructuran la experiencia de los grupos subordinados.

El concepto de resistencia, en otras palabras, representa más que un nuevo hallazgo (catchword) heurístico en el lenguaje de la pedagogía radical, describe un modo de discurso que rechaza las explicaciones tradicionales del fracaso escolar y las conductas de oposición y lleva el 84 Jean Cohen, review of Theory and Need in Marx, by Agnes Heller, Telos, 33 (1977), 170-184. 85 Para un excelente análisis de las relaciones entre marxismo y psicoanálisis, véase las diferentes Interpretaciones de Richard Lichtman, The production of Desire (New York: Free Press, 1982; and Russell Jacoby, Social Amnesia (Boston: Beacon Press. 1973). análisis de la conducta de oposición del terreno teórico del funcionalismo y las principales corrientes en psicología educacional, al terreno de la ciencia política y sociología. “Resistencia” en este caso, redefine las causas y significado de la conducta de oposición sosteniendo que tiene poco que ver con la desviación y la “Helplessness” aprendida pero que tiene mucho que ver con la indignación política y moral.

Además de cambiar la base teórica para analizar la conducta de oposición, el concepto de resistencia señala un número de supuestos (assumtions) y expresiones (ideasconcerns) sobre la escolarización que son generalmente descuidadas en las visiones tradicionales de la escuela y las teorías radicales de la reproducción. Primero, celebra una noción dialéctica del agenciamiento humano que describe correctamente a la dominación como un proceso ni estático ni completo. Concomitantemente, no se ve a los oprimidos como simplemente pasivos frente a la dominación.

La noción de resistencia señaló la necesidad de comprender más profundamente las complejas maneras en que la gente mediatiza y responde a la conexión entre sus propias experiencias y las estructuras de dominación y limitaciones (constraint). Las categorías centrales que emergen en una teoría de la resistencia son intencionalidad, conciencia, el significado del sentido común y la naturaleza y valor de la conducta no discursiva.

Segundo, la resistencia agrega nueva profundidad a la noción de que el poder es ejercido sobre y por la gente dentro de diferentes contextos que estructuran las relaciones interactuantes de dominación y autonomía. Entonces, el poder no es nunca unidimensional, es ejercido no sólo como un modo de dominación sino también como un acto de resistencia.

Por último, es inherente a una noción radical de resistencia, un deseo manifiesto de una transformación radical, un elemento de trascendencia que parece estar faltando en las teorías radicales de la educación, que parecen estar atrapadas en el cementerio teórico del pesimismo Orwelliano. En adición al desarrollo de una racionalidad para la noción de resistencia, hay una necesidad de formular criterios contra los cuales el término pueda ser definido como una categoría central de análisis en las teorías de escolarización.

En el sentido más general, pienso que la resistencia debe situarse en una perspectiva que tome a la noción de emancipación como un interés-guía. Esto es, la naturaleza y significado de un acto de resistencia deben ser definidos por el grado en el cual contiene posibilidades de desarrollar lo que Herbert Marcuse denomino “un contenido de emancipación de la sensibilidad, imaginación y razón en todas las esferas de la subjetividad y objetividad”86.

Entonces, el elemento central para analizar cualquier acto de resistencia debe concernir con el descubrimiento del grado en que este ilumina, implícita y explícitamente, la necesidad de luchar contra la dominación y la sumisión. En otras palabras, el concepto de resistencia debe tener una función reveladora que contenga una crítica de la dominación y provea oportunidades teóricas para la auto-reflexión (self-reflection) y lucha en el interés de la emancipación propia y social con el grado en que la conducta de oposición suprima las contradicciones sociales mientras simultáneamente “emergíng with”, en lugar de criticar, la lógica de la dominación ideológica, no cae en la categoría de resistencia sino en su opuesto: acomodación y conformismo.

El valor del concepto de resistencia reside en su función crítica y en su potencial para utilizar las posibilidades radicales incluidas en su propia lógica y los intereses contenidos en el objeto de su expresión.

En otras palabras, el concepto de resistencia representa un elemento de diferencia, de 86 Marcuse, The Aesthetic Dimension (Boston: Beacon Press, 1977). contra lógica que debe ser analizado para revelar su interés subyacente en la libertad y su rechazo de esas formas de dominación inherentes en las relaciones sociales contra los que reacciona.

Por supuesto, este es un conjunto más bien general de stándares sobre los cuales apoyar la noción de resistencia, pero provee una noción de interés y un “scaffold” teórico sobre el cual hacer una distinción entre formas de conducta de oposición que pueden ser usadas o bien para el mejoramiento de la vida humana o para la destrucción y la denigración de valores humanos básicos. Algunos actos de resistencia revelan bastante visiblemente su potencial radical, mientras otros son más bien ambiguos, otros aún pueden revelar nada más que una afinidad por la lógica de la dominación y destrucción.

Es el área ambigua que yo quiero analizar brevemente ya que las otras dos se explican por sí mismas. Recientemente, oía un educador radical sostener que los maestros que corren a casa temprano después de la escuela están, efectivamente, cometiendo actos de resistencia. Ella también sostenía que los maestros que no se preparan adecuadamente para sus lecciones de clase participan en una forma de resistencia también.

Por supuesto, es igualmente sostenible (debatible) que los maestros en cuestión son simplemente holgazanes, que se preocupan muy poco por enseñar y que lo que en efecto se muestra no es resistencia sino conducta no profesional y no ética. En estos casos, no hay una respuesta lógica y convincente a ningún argumento. Las conductas descritas no hablan por sí mismas.

Llamarlas resistencia es transformar el concepto en un término que no tiene precisión analítica. En casos como estos, uno debe ligar la conducta bajo análisis con una interpretación provista por los sujetos mismos o hurgar profundamente las condiciones históricas y relacionadas desde la cual se desarrollan las conductas. Sólo entonces se revelará el interés incluido en tales conductas. Se sigue de mi argumento que los intereses subyacentes de una forma específica de conducta pueden hacerse claros una vez que la naturaleza de tal conducta es interpretada por la persona que lo exhibe.

Pero no quiero decir que tales intereses serán revelados automáticamente. Los individuos pueden no ser capaces de explicar las nociones de sus conductas, o la interpretación puede estar distorsionada. En este caso, el interés subyacente en tal conducta puede ser iluminado contrastando con el fondo de prácticas y valores sociales del cual emerge esa conducta.

Tal referencia debe encontrarse en las condiciones históricas que promovieron la conducta, los valores colectivos del grupo de pares, o las prácticas incluidas en otros sitios sociales tales como la familia, el lugar de trabajo o la iglesia. Quiero acentuar que el concepto de resistencia no debe transformarse en una categoría colgada indiscriminadamente sobre cada expresión de conducta de oposición”. Por el contrario, debe devenir un constructo analítico y un modo de averiguar (inquiry) que es autocrítico (self-critical) y sensible a sus propios intereses, conciencia radical en aumento y una acción colectiva crítica.

Volvamos a la cuestión de cómo definimos resistencia y cómo vemos las conductas de oposición, y a las implicaciones para hacer tales distinciones. En un nivel, es importante ser preciso teóricamente sobre cuáles formas de conducta de oposición constituyen la resistencia y cuáles no. En otro nivel, es igualmente importante sostener que todas las formas de conducta de oposición representan un punto focal para el análisis crítico y deben ser analizadas para ver si representan una forma de resistencia, descubriendo sus intereses emancipatorios.

Es una cuestión de precisión y definición teórica y por otro lado, como una cuestión de estrategia radical, todas las formas de conductas de oposición, realmente de resistencia o no, deben ser examinadas para su posible uso como base para un análisis crítico. Entonces, la conducta de oposición deviene el objeto de clarificación teórica y el sujeto de consideraciones pedagógicas.

En un nivel más filosófico, quiero acentuar que el constructo teórico de la resistencia rechaza la noción positivista de que el significado de conducta es sinónimo de una lectura literal basada en la acción inmediata. En cambio, se debe ver a la resistencia desde un punto de partida teórico que liga la manifestación de la conducta con el interés que ella encierra, yendo más allá de la inmediatez de la conducta al interés que subyace a su lógica frecuentemente oculta, una lógica que también debe ser interpretada a través de las mediaciones histórica y culturales que la conforman. Finalmente, quiero enfatizar que el valor último de la noción de resistencia debe ser medido no sólo por el grado en que promueve pensamiento crítico y acción reflexiva sino, más importante aún, por el grado en que contiene la posibilidad de galvanizar la lucha política colectiva entre padres, maestros y estudiantes alrededor de las ideas de poder y determinación social.

Discutiré ahora brevemente el valor de una noción dialéctica de resistencia para una teoría crítica de escolarización. El valor pedagógico de la resistencia se apoya, en parte, en las conexiones que hace entre estructura y agenciamiento humano por un lado y la cultura y el proceso de autoformación por el otro. La teoría de la resistencia rechaza la idea de que las escuelas son sitios simplemente instruccionales, no sólo politizando la noción de cultura sino analizando también las culturas escolares dentro del convulsionado terreno de la lucha y la protesta.

En efecto, esto representa un nuevo contexto teórico para comprender el proceso de escolarización que ubica el conocimiento, valores y relaciones sociales educativas dentro del contexto de relaciones antagónicas y las examina dentro del interjuego de las culturas escolares dominante y subordinado. Cuando se incorpora una teoría de la resistencia a la pedagogía radical, los elementos de la conducta de oposición en las escuelas devienen el punto focal para analizar relaciones sociales y experiencias diferentes, frecuentemente antagónicas, entre los estudiantes de la cultura dominante y subordinado.

Dentro de este modelo de análisis crítico se vuelve posible iluminar cómo los estudiantes pueden con los limitados recursos a su disposición reafirmar las dimensiones positivas de sus propias culturas e historias. La teoría de la resistencia ilumina la complejidad de respuestas de los estudiantes a la lógica de la escolarización.

En consecuencia, ilumina la necesidad de los educadores radicales de develar cómo la conducta de oposición frecuentemente emerge dentro de formas de conciencia contradictorias que no están nunca libres de la racionalidad reproductiva incluida en las relaciones sociales del capitalismo.

Una pedagogía radical, entonces debe reconocer que la resistencia estudiantil en todas sus formas representa en sus manifestaciones de lucha y solidaridad que en su incompletitud (incompleteness), a la vez critican (challenge) y confirman la hegemonía capitalista. Lo que es más importante es la voluntad de los educadores radicales de buscar los intereses emancipatorios que subyacen a tal resistencia y hacerlos visibles a los estudiantes y a otros como para que puedan ser objeto de debate y análisis político.

Una teoría de la resistencia es central para el desarrollo de una pedagogía radical por otras razones también. Ayuda a traer al foco aquellas prácticas sociales en las escuelas cuyo objetivo final es el control del proceso de aprendizaje y la capacidad para el pensamiento crítico y la acción. Por ejemplo, señala a la ideología subyacente del currículum hegemónico, a sus cuerpos de conocimiento jerárquicamente organizados, y particularmente a la manera en que este curriculum margina o descalifica el conocimiento de la clase trabajadora tanto como el conocimiento sobre la mujer y las minorías.

Más aún, la teoría de la resistencia revela la ideología que subyace en tal curriculum, con sus énfasis en la apropiación del conocimiento individual más que grupal (colectivo) y cómo este énfasis conduce a un “wedge” entre los estudiantes de las diferentes clases sociales. Esto es particularmente evidente en las diferentes aproximaciones al conocimiento llevadas a cabo en muchas familias de clase trabajadora y clase media.

El conocimiento en la cultura de la clase trabajadora es frecuentemente construido sobre los principios de la solidaridad y el compartir, mientras que dentro de la cultura de clase media, el conocimiento se forja en competencia individual y visto como una barrera de separación. En resumen, la teoría de la resistencia llama la atención sobre la necesidad que tienen los educadores radicales de descubrir (develar) los intereses ideológicos incluidos en los variados sistemas de mensajes de la escuela, particularmente aquellos encerrados en el curriculum, sistema de instrucción y modos de evaluación.

Lo que es más importante es que la teoría de la resistencia refuerza la necesidad de los educadores radicales de descifrar cómo las formas de producción cultural mostradas por los grupos subordinados, pueden ser analizados para revelar sus limitaciones y sus posibilidades para permitir un pensamiento crítico, discurso analítico y aprendizaje a través de la práctica colectiva, Finalmente, la teoría de la resistencia sugiere que los educadores radicales deben desarrollar una relación crítica más que pragmática con los estudiantes.

Esto significa que cualquier forma viable de pedagogía radical debe analizar cómo las relaciones de dominación en las escuelas se originan, cómo se sostienen y cómo los estudiantes, en particular se relacionan con ellos. Esto implica mirar más allá de las escuelas. Esto sugiere tomar seriamente la contra-lógica que empuja a los estudiantes fuera de las escuelas, hacia las calles, los bares y la cultura subterránea (shopfloor)87. Para muchos estudiantes de clase trabajadora, estos campos (realms) son “tiempo real” como opuesto al “tiempo muerto” que frecuentemente experimentan en las escuelas.

Las esferas sociales que forman esta contra-lógica pueden representar unos pocos terrenos restantes que proveen a los oprimidos la posibilidad de agenciarniento humano y autonomía. Todavrn estos terrenos parecen representar menos una forma de resistencia que una expresión de solidaridad y autoafirmación. El empuje de esta contra-lógica debe ser críticamente tornado (engaged) y construido dentro del contexto de una pedagogía radical.

Esto no sugiere que debe ser absorbido dentro de una teoría de la escolarización. Por el contrario, debe ser apoyado por educadores radicales y otros desde adentro y fuera de las escuelas. Pero como objeto de análisis pedagógico, esta contra-lógica debe ser visto corno un terreno teórico importante en el cual uno encuentra imágenes de libertad que señalan fundamentalmente nuevas estructuras en la organización pública de la experiencia, inherentes a las esferas públicas de oposición, que constituyen la contralógica, son las condiciones alrededor de las cuales los oprimidos organizan importantes necesidades y relaciones.

Entonces, representa un terreno importante en la batalla ideológica por la apropiación de significado y experiencia. Por esta razón provee a los educadores una oportunidad para ligar lo político con lo personal para comprender cómo el poder es mediado, resistido, y reproducido en la vida cotidiana. Más aún, sitúa la relación entre las escuelas y la sociedad más amplia dentro de un contexto teórico informado fundamentalmente por una pregunta política: ¿cómo desarrollamos una pedagógica radical que haga significativas a Las escuelas para hacerlas críticas, y cómo las hacemos críticas para hacerlas emancipatorias? 87

Debo a una conversación con Stanley Aronowitz el llamarme la atención sobre la idea de contrasentido. Para una mayor elaboración al respecto véase su Crisis in Historial Metarialism (New York: Preager. 1981). En resumen, las bases para una nueva pedagogía radical deben ser extraídas de una comprensión teóricamente sofisticada de cómo el poder, la resistencia y el agenciarniento humano pueden devenir elementos centrales en la lucha por el pensamiento y aprendizaje críticos. Las escuelas no cambiarán la sociedad, pero podemos crear en ellas bolsas de resistencia que provean módulos pedagógicos para nuevas formas de aprendizaje y relaciones sociales, formas que pueden ser usadas en otras esferas más directamente involucradas en la lucha por una nueva moralidad y visión de la justicia social. Para aquellos que sostienen que este es un objetivo político, replicaría que tienen razón, ya que es un objetivo que apunta a lo que debería ser la base de todo aprendizaje, la lucha por una vida cualitativamente mejor para todos.

 

Fuente:

http://www.pedagogica.edu.co/storage/rce/articulos/17_07pole.pdf

Fuente imagen:

https://lh3.googleusercontent.com/mf0vJAejynDPjne6nbIKBy0FqVBmQvLOKf07KxW1Ks9EIRcrl1Hei3TxAU5UfoK1xt0ctQ=s152

 

https://lh3.googleusercontent.com/lyOsAdPjjMuLSc0Sx_CmVdWu42K8G3LFB3WJjvJ7iGQYOvyqTL-h75__RCyLw4uU1vt5xQ=s85

Comparte este contenido:

Los sistemas educativos de mejor calidad son los que tienen más igualdad.

Europa/Reino Unido/Fuente:http://www.clarin.com/

Por: David Istance Ricardo Braginski

Cuando llegue diciembre, nuestro país estará debatiendo una vez más los resultados de un examen a chicos de 15 años. La lupa no estará puesta tanto en cómo les fue sino en cómo quedaron en el ranking. La prueba PISA, que se toma cada tres años y mide la “calidad educativa”, es obra de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), un organismo dedicado a la economía, que puso el foco en la educación. El inglés David Istance es uno de sus históricos especialistas. Estuvo 24 horas en el país.

¿Por qué la OCDE se ocupa de la educación?

La OCDE nació en los sesenta enfocada a la reconstrucción económica de Europa. Empezó a mirar atentamente a la educación porque, en el marco de la Guerra Fría, había una sensación de que nuestros sistemas educativos no eran lo suficientemente fuertes en ciencia y tecnología. Además, porque en una sociedad con pocas personas bien educadas, la economía pierde dinamismo.

¿Cómo surgieron las pruebas PISA y con qué objetivos?

Tuvieron que ver con la globalización de los noventa. Empezó a crecer en los países una demanda por conocer qué pasa en los sistemas educativos comparativamente. Nosotros siempre fuimos buenos comparando cuánto se invierte en docentes, tamaño de las clases, etc, lo que se conoce como los inputs del sistema. Pero con PISA apuntamos a los resultados: cuánto saben los chicos en matemática, comprensión de textos y ciencias. El objetivo no es saber quién lee mejor o peor, sino cómo están preparados para las habilidades del siglo XXI. Para resolver, con matemática, lectura y ciencia, los nuevos problemas que surgen.

¿Cuánta atención le tienen que prestar los gobiernos a PISA?

Por la manera que fue construida y los resultados que ofrece, es importante que lo tomen en serio. Es una muy significativa fuente de información, aunque no la única. Es solo un mensaje, pero uno muy importante.

¿Qué es lo más relevante que mostró PISA hasta el momento?

Que los sistemas educativos con mejores resultados son los que muestran también más igualdad. Por ejemplo, Finlandia, Corea del Sur u Holanda, que tienen diferentes sistemas educativos, obtienen buenos resultados. Lo que tienen en común es la igualdad. Por eso, si alguien sostiene que se puede afianzar la calidad educativa con desigualdad, PISA tiene un poderoso mensaje para dar. Alta calidad es alta igualdad, otra cosa no es posible.

¿Por qué los países asiáticos están primeros y Latinoamérica abajo?

Hay muchos factores. Uno es la cultura: allí se apoya fuertemente a la educación, desde las familias. Esto se traduce en jóvenes que se comprometen con el aprendizaje y quieren ser docentes. La profesión se vuelve más atractiva y hay docentes de más calidad. Se hace un círculo virtuoso. Además, los chicos pasan largas horas estudiando.

¿Es más importante entonces la cultura que el sistema educativo?

Bueno, el sistema educativo refleja la cultura.

¿Pero Corea y Finlandia, con culturas muy distintas, obtienen buenos resultados?

En los dos países se apoya la educación. PISA muestra que no hay una sola forma de llegar a buenos resultados. Dependen de factores culturales y de igualdad, y no de si las personas son más o menos inteligentes. Trabajé durante 10 años con muchos países y sus ministerios de Educación y encontramos algunas claves para la enseñanza. ¿Cuáles son?

Enumero las más importantes. Que el aprendizaje es social: el mismo chico puede aprender de forma distinta según el contexto social. Y que si sienten emociones negativas (se sienten inadecuados o estúpidos) no aprenden bien.

¿Y qué puede hacer la escuela?

Personalizar los aprendizajes, de acuerdo a cada pueblo, sus backgrounds, los conocimientos que cada chico trae.

¿No es muy caro para países con crisis económica?

Respetar a los chicos no es caro. No hay una única fórmula para hacer esto. Lo que se necesita, principalmente, son conexiones horizontales, entre chicos que aprenden lo mismo, entre diferentes disciplinas. Que sean capaces de hacer esas conexiones. Algo que los sistemas educativos y las autoridades no suelen tener en cuenta porque se concentran en lo que pasa dentro del aula. Y lo que es muy importante, cada vez más, cómo se conectan con el afuera de la escuela. Y para eso es muy útil la tecnología.

¿Se usa bien la tecnología en la escuela?

A veces no y a veces sí. Pero lo que es seguro es que debe ser parte de la escuela, así como ya es parte de la vida cotidiana.

Fuente:

http://www.clarin.com/opinion/sistemas-educativos-mejor-calidad-igualdad_0_1643835732.html

Imagen:

http://images.clarin.com/opinion/David-Istance-Foto-Manuel-Foglia_CLAIMA20160903_0213_28.jpg

Comparte este contenido:

La Otra Mirada Educativa

La Otra Mirada/03 de septiembre 2016/Fuente: Prensa OVE

Desde el año 2014, nace el Programa «La Otra Mirada Educación», bajo la coordinación y moderación del Prof. Luis Bonilla – Molina, que tiene como propósito fundamental, ser un espacio crítico de socialización, análisis, reflexión y re-creación de los acontecimientos educativos y sociales nacionales e internacionales.

Programa que principalmente se promueve por las redes sociales y en portales de noticias, de investigación y educación del mundo.

Las entrevistas nacionales e internacionales de la primera temporada,  fueron fundamentales para la construcción del Primer Informe Mundial sobre Calidad de la Educación generado por los(as) integrantes de la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa y para otras investigaciones de instituciones educativas y organismos multilaterales.

El 10 de agosto del año 2015, se lanzó la segunda temporada de entrevistas de La Otra Mirada Educativa y se han ido publicando en el Portal Otras Voces en Educación y en otra treintena de portales del mundo. Las novedades de esta segunda temporada, han sido: (1) las entrevistas que abordaron la calidad educativa desde la perspectiva de las reformas y contrarreformas que se adelantan en distintos lugares del planeta. En consecuencia, ciclos referidos a México, EEUU, España, Italia, Costa Rica, Nicaragua, Puerto Rico, Chile, Colombia, Argentina, entre otros; (2) se han tenido un ciclo dedicado a las propuestas y modelos de evaluación de los sistemas educativos en el mundo; (3) se han abordado temas puntuales como educación intercultural, educación y sexo diversidad, educación y teorías emergentes de aprendizaje, entre otros; (4) se han realizado entrevistas en profundidad respecto a buenas prácticas educativas; (5) se han publicado en vídeo y en escritos para facilitar su uso, acompañadas de algunas sugerencias de lecturas complementarias sobre el tema.

Hoy, el programa La Otra Mirada Educativa, tiene más de un centenar de entrevistas a reconocidos(as) educadores(as), directores(as), autoridades educativas, expertos(as), especialistas, voces de los organismos educativos internacionales, actores de la educación y ciencias sociales del mundo entero.  Como en la primera temporada, se ha procurado una mirada plural sobre cada uno de los temas abordados, por ello, los(as) entrevistados(as) en cada caso no representarán una sola línea de pensamiento.

Esta iniciativa se vincula al esfuerzo internacional para colocar a disposición una web de periodismo educativo mundial.  Los interesados en contactar con el equipo de producción de La Otra Mirada Educativa pueden hacerlo escribiendo a laotramiradaeducativa@gmail.com

Por último, equipo académico  y de investigación coordinado por el Prof. Bonilla e integrado por Dilanci May (Dirección Técnica), Marianicer Figueroa, Luz palomino, María Magdalena Sarraute, Iliana Lo Priore, Liliana Medina, Rose Mary Hernández, Jesús Contreras, Carlos Bracho, Javier Chávez y Mariangela Petrizzo.

Para descargar el portafolio, haga click aquí:

Portafolio La Otra Mirada

Comparte este contenido:

Inclusión en educación.

América del sur/Argentina/Fuente:http://www.diariodecuyo.com.ar/

Por: Yolanda Quiroga

La educación contemporánea se enfrenta ante el desafío de portar una doble condición, ser de calidad e inclusiva.

El reto para los sistemas educativos y las instituciones se sitúa en torno a la necesidad de generar experiencias que propicien saberes socialmente significativos» (Frigerio 2008).

El derecho a la educación implica, acordar y diseñar estrategias para promover el ingreso, permanencia y egreso de una institución educativa. De esta manera, la palabra inclusión se traduce en reconocimiento y alojar a todos sobre la base de un horizonte común: más y mejores oportunidades de aprendizaje, representando enfáticamente inclusión social.

Una educación equitativa y de calidad, garantiza el acceso, la plena participación y el aprendizaje a todos y cada uno de los estudiantes, independientemente de sus diferencias personales y su procedencia social y cultural» (Murillo 2008). No podría hablarse de educación de calidad si no se logra que todos los alumnos, y no sólo parte de ellos, adquieran las competencias necesarias para insertarse activamente en la sociedad y así, desarrollar su proyecto de vida en relación con otros.

La UNESCO en su informe (2005), establece tres elementos para definir una educación de calidad: respeto de los derechos, equidad en el acceso, los procesos y los resultados y pertenencia de la educación, es decir, aquella que tienen al ‘alumno en el centro», adecuando la enseñanza a sus características y necesidades.
Si hablamos de una educación inclusiva implica una transformación en los paradigmas educativos considerando la diversidad.

Una educación con estas características, demanda mayor profesionalismo de los docentes, trabajo en equipo y proyectos educativos amplios y flexibles que se adapten a las distintas necesidades de los alumnos. Requiere un abanico de propuestas educativas, a fin de asegurar que todos logren las competencias básicas a través de distintas alternativas equivalentes en calidad. Son procesos y su incorporación, en consecuencia lentos. La educación inclusiva hace referencias entonces, a las necesidades de contemplar la igualdad de derechos y oportunidades para todos. Al mismo tiempo supone aludir a la exclusión.

Muy unida a estos datos está educación-pobreza. La Argentina se encuentra entre los países con más altas tasas de acceso y cobertura en la educación básica o primaria (Unicef 2012). Sin embargo, los principales problemas del sistema educativo argentino, tienen que ver con la calidad, el bajo nivel de aprendizaje de los contenidos básicos y la deserción en el nivel secundario. Estar escolarizado, no significa haber avanzado acorde con los niveles de aprendizaje requeridos.

Diferentes autores sostienen que uno de los factores que generan segmentación social es la marginación por inclusión. Esto significa, que el estudiante no ha logrado la adquisición de habilidades básicas, como pasar de grado, sin adquirir las nociones esperadas (Gentili 2011).

Uno de los retos centrales de la educación, reside en portar una doble condición, ser de calidad e inclusiva. Responde a este desafío el poder articular y coordinar distintas estrategias y miradas. No podemos negar, que buena parte de los jóvenes que ingresan en las escuelas secundarias, padecen problemas y necesidades básicas insatisfechas. No sólo en el terreno de la alimentación sino salud, vivienda y acceso a servicios públicos.

Urge tender a superar la segmentación del sistema educativo para lograr una educación inclusiva y de calidad.

Fuente: http://www.diariodecuyo.com.ar/home/new_noticia.php?noticia_id=727035

Imagen: 

https://encrypted-tbn3.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcQvP2dJ14sy-E9-uY9d1DpP-va9sO3kw9p_Ve8afdnxnmwGCjQz5Q

Comparte este contenido:

Chile: Autoridades ministeriales de América Latina ratifican estrategia hacia la Educación 2030 del Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE) de la UNESCO

América del Sur/Chile/19 de Agosto de 2016/Fuente: UNESCO

En el marco del evento “Aprendizaje y Docencia en la Agenda de Educación 2030. Debate de Política”, organizado por la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC/UNESCO Santiago), las autoridades regionales destacaron la relevancia estratégica del LLECE, organismo que agrupa a 19 países de América Latina en torno a la evaluación de la educación. El consenso se alcanzó en el marco de una reunión realizada el 9 de agosto, en Santiago de Chile, en la que también participaron autoridades del Caribe anglosajón.

Con la presencia del ministro de Educación de Honduras, Marlon Escoto; la secretaria de Evaluación Educativa de Argentina, Elena Duro; el viceministro de Educación de Ecuador, Freddy Peñafiel; el viceministro académico de Educación de Panamá, Carlos Staff; el viceministro de Educación de República Dominicana, Saturnino de los Santos y la viceministra de Educación y Cultura de Uruguay, Edith Moraes, además del secretario ejecutivo de la Agencia de Calidad del Ministerio de Educación de Chile, se adoptó por consenso el Acuerdo de Trabajo y Estrategia de Acción del Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE).

Este organismo, coordinado por la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC/UNESCO Santiago), reúne a los 19 países de habla hispana de la región, y se encuentra negociando la incorporación de los países del Caribe anglófono. El LLECE constituye un referente y marco regional de concertación y cooperación para el desarrollo de conceptos teóricos sobre la calidad de la educación y el diseño de mecanismos para evaluarla, y tiene como objetivo principal aportar a los propósitos de la UNESCO y de sus países miembros, en sus esfuerzos por mejorar la calidad de la educación basados en evidencia rigurosa.

Según el Acuerdo de Trabajo y Estrategia de Acción, los países reafirmaron “la importancia del LLECE para esta región, el que fue ratificado como uno de los mecanismos clave para el monitoreo y seguimiento del Marco de Acción de la Agenda de Educación 2030 que guiará los esfuerzos de los países para el logro del Objetivo de Desarrollo Sostenible nº 4 y sus metas, aprobado durante la 38ª Conferencia General de la UNESCO en noviembre de 2015. Por esta razón, [los países] también se comprometen a incorporar al LLECE como parte de los espacios subregionales de discusión, como el CECC/SICA, CARICOM, UNASUR y MERCOSUR, entre otros”.

Las autoridades confirmaron, asimismo, apoyar y continuar trabajando en conjunto de manera permanente para contribuir a que el LLECE realice las siguientes líneas de acción: continuar desarrollando la estrategia de uso y difusión de los resultados del Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo (TERCE); diseñar y desarrollar el Cuarto Estudio (ERCE), a lo largo del período 2016-2020, asegurando la periodicidad de los siguientes estudios; mantener el nivel primario como eje central considerando su importancia dentro del proceso educativo para hacer las intervenciones necesarias que permitan a los estudiantes mejorar sus aprendizajes; contribuir al fortalecimiento de las capacidades nacionales y colectivas en la región, proveyendo capacitación, desarrollo y perfeccionamiento a los equipos técnicos de medición y evaluación a través de diversas actividades. Por último, se desarrollarán actividades de investigación y debate para abordar los desafíos que impone la Agenda de Educación 2030, en particular, en materia de aprendizajes relevantes para los sistemas educativos de la región.

Opinión de las autoridades

“Entramos en el ciclo 2015-2030, a través de la ejecución de la Agenda de Educación 2030, y uno de los énfasis principales es la calidad de la educación, que es el desafío pendiente y tema crítico más importante de la región. La UNESCO ya tiene un instrumento para abordar este tema, el LLECE, el cual posee reconocimiento internacional, y este Acuerdo de Trabajo Estratégico que hoy suscribimos es un documento que plasma la idea de trabajar con los países y abordar la calidad en todas sus dimensiones, no solamente la eficacia”, declaró Jorge Sequeira, director de la OREALC/UNESCO Santiago.

“Con beneplácito acojo la continuidad del LLECE, que además ahora ha reincorporado a cuatro países (Bolivia, Cuba, El Salvador, Venezuela) y lo hará sucesivamente con los países del Caribe anglosajón. La evaluación para nosotros ha sido una herramienta de gobernabilidad, contar con este tipo de información que genera el LLECE permite que haya interlocuciones más honestas entre los agentes del mundo de la educación. En Honduras, después de dos décadas críticas, hemos vuelto a poner en el centro el Derecho a la Educación y estamos invirtiendo para que nuestras políticas tengan incidencia en el largo plazo. De ahí que también sea importante la realización del Cuarto Estudio del LLECE, que nos ayude a tener una mirada de más largo aliento de lo que ocurre en nuestros sistemas educativos”, indicó Marlon Escoto, ministro de Educación de Honduras.

“Esta iniciativa tiene lógica y es necesaria para aunar esfuerzos y ajustar agendas entre los distintos mecanismos regionales y subregionales, hacia el 2030. También es pertinente que el LLECE tenga una periodicidad previsible y un plan que acompañe nuestras evaluaciones nacionales. A la educación no solo le compete el ODS-4 [Objetivo de Desarrollo Sostenible n°4, Educación], sino otros también, en la lógica de mirar cómo la educación está ayudando todos los ODS”. Elena Duro, secretaria de Evaluación Educativa, Argentina.

“Como región ya hemos ganado bastante con el LLECE, continuarlo es aconsejable. Estamos ganando al ir aprendiendo con el laboratorio y su enfoque de ir mejorando progresivamente e incorporando otras dimensiones, como las habilidades socio-emocionales y temas como la ciudadanía. Los sistemas nacionales de evaluación también se benefician al tener en el laboratorio un referente que les ayuda para diseñar y realizar mejores evaluaciones”. Saturnino de los Santos, viceministro de Educación, República Dominicana.

“Este acuerdo de trabajo se recibe con satisfacción porque se amplía la evaluación, la que tiende a convertirse en algo más integral y más relacionado con cada uno de los países, especialmente en lo que viene después de la evaluación: el para qué. Quiero alentar a que sigan buscando el equilibrio y conocimiento, experiencias valiosas del LLECE, además de emprender nuevos desafíos como el indicado”. Edith Moraes, viceministra de Educación y Cultura, Uruguay.

“Una cultura de evaluación debe escapar de la suspicacia de los rankings, y por lo mismo celebro que este sea el enfoque con el que trabaja el LLECE. Asimismo, debemos buscar actores externos al mundo del “aula”, que puedan participar en los procesos de evaluación de la educación, que nos permitan construir una educación como política de Estado, una política como sociedad. Por lo mismo, la mirada de largo plazo que nos permite tener los estudios del LLECE, que se desarrollan desde los años 90, es parte de esa cultura de evaluación, un proceso evolutivo, que no puede desaparecer”. Carlos Staff, viceministro académico de Educación, Panamá.

“Concuerdo con lo planteado, respecto a la importancia de las evaluaciones para nuestros sistemas educativos, y también sobre la continuidad y proyección del LLECE, pues sus estudios nos permiten tener una “película” de lo que ocurre, la que debemos incorporar a los responsables de la formación inicial de los docentes. Me gustaría que pudiéramos hacer crecer el laboratorio en esa dirección, y armar una red interuniversitaria de facultades y universidades de educación”. Freddy Peñafiel, viceministro de Educación, Ecuador.

“Para nosotros es fundamental el apoyo que nos brindan los países a través de este acuerdo estratégico, pues esto es sinónimo de creación de sinergias, objetivo fundamental del LLECE. Es decir, es una red con más de 20 años de existencia, que ha aunado esfuerzos de la región en materia de evaluación de la calidad, y eso es algo que debe verse como una ventaja significativa, sobre todo ahora que el laboratorio ha sido ratificado como mecanismo regional de monitoreo y seguimiento de la Agenda de Educación 2030” puntualizó Atilio Pizarro, jefe de la sección de Planificación, Gestión, Monitoreo y Evaluación de la OREALC/UNESCO Santiago y coordinador general del LLECE.

Fuente: http://www.unesco.org/new/es/media-services/single-view/news/autoridades_ministeriales_de_america_latina_ratifican_estra/#.V7ZBvRJGT_s

Comparte este contenido:

Autoridades ministeriales de América Latina ratifican estrategia hacia la Educación 2030 del Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE) de la UNESCO

UNESCO/16 de agosto de 2016/

En el marco del evento “Aprendizaje y Docencia en la Agenda de Educación 2030. Debate de Política”, organizado por la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC/UNESCO Santiago), las autoridades regionales destacaron la relevancia estratégica del LLECE, organismo que agrupa a 19 países de América Latina en torno a la evaluación de la educación. El consenso se alcanzó en el marco de una reunión realizada el 9 de agosto, en Santiago de Chile, en la que también participaron autoridades del Caribe anglosajón.

Con la presencia del ministro de Educación de Honduras, Marlon Escoto; la secretaria de Evaluación Educativa de Argentina, Elena Duro; el viceministro de Educación de Ecuador, Freddy Peñafiel; el viceministro académico de Educación de Panamá, Carlos Staff; el viceministro de Educación de República Dominicana, Saturnino de los Santos y la viceministra de Educación y Cultura de Uruguay, Edith Moraes, además del secretario ejecutivo de la Agencia de Calidad del Ministerio de Educación de Chile, se adoptó por consenso el Acuerdo de Trabajo y Estrategia de Acción del Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE).

Este organismo, coordinado por la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC/UNESCO Santiago), reúne a los 19 países de habla hispana de la región, y se encuentra negociando la incorporación de los países del Caribe anglófono. El LLECE constituye un referente y marco regional de concertación y cooperación para el desarrollo de conceptos teóricos sobre la calidad de la educación y el diseño de mecanismos para evaluarla, y tiene como objetivo principal aportar a los propósitos de la UNESCO y de sus países miembros, en sus esfuerzos por mejorar la calidad de la educación basados en evidencia rigurosa.

Según el Acuerdo de Trabajo y Estrategia de Acción, los países reafirmaron “la importancia del LLECE para esta región, el que fue ratificado como uno de los mecanismos clave para el monitoreo y seguimiento del Marco de Acción de la Agenda de Educación 2030 que guiará los esfuerzos de los países para el logro del Objetivo de Desarrollo Sostenible nº 4 y sus metas, aprobado durante la 38ª Conferencia General de la UNESCO en noviembre de 2015. Por esta razón, [los países] también se comprometen a incorporar al LLECE como parte de los espacios subregionales de discusión, como el CECC/SICA, CARICOM, UNASUR y MERCOSUR, entre otros”.

Las autoridades confirmaron, asimismo, apoyar y continuar trabajando en conjunto de manera permanente para contribuir a que el LLECE realice las siguientes líneas de acción: continuar desarrollando la estrategia de uso y difusión de los resultados del Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo (TERCE); diseñar y desarrollar el Cuarto Estudio (ERCE), a lo largo del período 2016-2020, asegurando la periodicidad de los siguientes estudios; mantener el nivel primario como eje central considerando su importancia dentro del proceso educativo para hacer las intervenciones necesarias que permitan a los estudiantes mejorar sus aprendizajes; contribuir al fortalecimiento de las capacidades nacionales y colectivas en la región, proveyendo capacitación, desarrollo y perfeccionamiento a los equipos técnicos de medición y evaluación a través de diversas actividades. Por último, se desarrollarán actividades de investigación y debate para abordar los desafíos que impone la Agenda de Educación 2030, en particular, en materia de aprendizajes relevantes para los sistemas educativos de la región.

Opinión de las autoridades

“Entramos en el ciclo 2015-2030, a través de la ejecución de la Agenda de Educación 2030, y uno de los énfasis principales es la calidad de la educación, que es el desafío pendiente y tema crítico más importante de la región. La UNESCO ya tiene un instrumento para abordar este tema, el LLECE, el cual posee reconocimiento internacional, y este Acuerdo de Trabajo Estratégico que hoy suscribimos es un documento que plasma la idea de trabajar con los países y abordar la calidad en todas sus dimensiones, no solamente la eficacia”, declaró Jorge Sequeira, director de la OREALC/UNESCO Santiago.

“Con beneplácito acojo la continuidad del LLECE, que además ahora ha reincorporado a cuatro países (Bolivia, Cuba, El Salvador, Venezuela) y lo hará sucesivamente con los países del Caribe anglosajón. La evaluación para nosotros ha sido una herramienta de gobernabilidad, contar con este tipo de información que genera el LLECE permite que haya interlocuciones más honestas entre los agentes del mundo de la educación. En Honduras, después de dos décadas críticas, hemos vuelto a poner en el centro el Derecho a la Educación y estamos invirtiendo para que nuestras políticas tengan incidencia en el largo plazo. De ahí que también sea importante la realización del Cuarto Estudio del LLECE, que nos ayude a tener una mirada de más largo aliento de lo que ocurre en nuestros sistemas educativos”, indicó Marlon Escoto, ministro de Educación de Honduras.

“Esta iniciativa tiene lógica y es necesaria para aunar esfuerzos y ajustar agendas entre los distintos mecanismos regionales y subregionales, hacia el 2030. También es pertinente que el LLECE tenga una periodicidad previsible y un plan que acompañe nuestras evaluaciones nacionales. A la educación no solo le compete el ODS-4 [Objetivo de Desarrollo Sostenible n°4, Educación], sino otros también, en la lógica de mirar cómo la educación está ayudando todos los ODS”. Elena Duro, secretaria de Evaluación Educativa, Argentina.

“Como región ya hemos ganado bastante con el LLECE, continuarlo es aconsejable. Estamos ganando al ir aprendiendo con el laboratorio y su enfoque de ir mejorando progresivamente e incorporando otras dimensiones, como las habilidades socio-emocionales y temas como la ciudadanía. Los sistemas nacionales de evaluación también se benefician al tener en el laboratorio un referente que les ayuda para diseñar y realizar mejores evaluaciones”. Saturnino de los Santos, viceministro de Educación, República Dominicana.

“Este acuerdo de trabajo se recibe con satisfacción porque se amplía la evaluación, la que tiende a convertirse en algo más integral y más relacionado con cada uno de los países, especialmente en lo que viene después de la evaluación: el para qué. Quiero alentar a que sigan buscando el equilibrio y conocimiento, experiencias valiosas del LLECE, además de emprender nuevos desafíos como el indicado”. Edith Moraes, viceministra de Educación y Cultura, Uruguay.

“Una cultura de evaluación debe escapar de la suspicacia de los rankings, y por lo mismo celebro que este sea el enfoque con el que trabaja el LLECE. Asimismo, debemos buscar actores externos al mundo del “aula”, que puedan participar en los procesos de evaluación de la educación, que nos permitan construir una educación como política de Estado, una política como sociedad. Por lo mismo, la mirada de largo plazo que nos permite tener los estudios del LLECE, que se desarrollan desde los años 90, es parte de esa cultura de evaluación, un proceso evolutivo, que no puede desaparecer”. Carlos Staff, viceministro académico de Educación, Panamá.

“Concuerdo con lo planteado, respecto a la importancia de las evaluaciones para nuestros sistemas educativos, y también sobre la continuidad y proyección del LLECE, pues sus estudios nos permiten tener una “película” de lo que ocurre, la que debemos incorporar a los responsables de la formación inicial de los docentes. Me gustaría que pudiéramos hacer crecer el laboratorio en esa dirección, y armar una red interuniversitaria de facultades y universidades de educación”. Freddy Peñafiel, viceministro de Educación, Ecuador.

“Para nosotros es fundamental el apoyo que nos brindan los países a través de este acuerdo estratégico, pues esto es sinónimo de creación de sinergias, objetivo fundamental del LLECE. Es decir, es una red con más de 20 años de existencia, que ha aunado esfuerzos de la región en materia de evaluación de la calidad, y eso es algo que debe verse como una ventaja significativa, sobre todo ahora que el laboratorio ha sido ratificado como mecanismo regional de monitoreo y seguimiento de la Agenda de Educación 2030” puntualizó Atilio Pizarro, jefe de la sección de Planificación, Gestión, Monitoreo y Evaluación de la OREALC/UNESCO Santiago y coordinador general del LLECE.

Descargue:

Fuente: http://www.unesco.org/new/es/media-services/single-view/news/autoridades_ministeriales_de_america_latina_ratifican_estra/#.V7JpOlvhDIU

Imagen: http://www.lr21.com.uy/wp-content/uploads/2016/08/UNESCO-322×199.jpg

Comparte este contenido:

Libro: Socialización escolar Procesos, experiencias y trayectos

América del Sur/Ecuador/12 de Agosto de 2016/Fuente: CLACSO

René Unda Lara. Liliana Mayer. Daniel Llanos Erazo. [Coordinadores]

Nadia Hakim Fernández. Liliana Mayer. Verónica Millenaar. Claudia Jacinto. Sara Victoria Alvarado. María Camila Ospina Alvarado. María Cristina Sánchez León. Julián Loaiza. Héctor Fabio Ospina. Camilo Andrés Ramírez-López. Cecilia Carrión. Marcos Javier Luna. Andrea Bonvillani. Denise Laura Fridman. Pedro Núñez. María Verónica Di Caudo. Silvia Grinberg. Mercedes Machado. Sofía Dafunchio. Patricia Botero Gómez. [Autores de Capítulo]

Colección Grupos de Trabajo.
ISBN 978-9978-10-209-1
Editorial Universitaria Abya-Yala. CLACSO.
Quito.
Febrero de 2016

En los artículos que forman parte de este libro se despliega un conjunto de temas, problemas y debates que, en un primer momento, se hicieron presentes entre el equipo coordinador del libro y que luego fueron compartidos con los investigadores miembros del Grupo de Trabajo «Juventudes, Infancias: Políticas, Culturas e Instituciones Sociales» (GT) del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO). En tal sentido, el propósito de la compilación consiste en aportar a la actualización de un área o campo que, desde sus inicios, fue y es pensado por las ciencias sociales: la escuela y los sistemas educativos. Sin embargo, en los últimos años, el campo de estudios sobre la escuela se ha diversificado y especializado, encontrando nuevos objetos de estudio y ampliando los ya existentes, al tiempo que los temas y problemas educativos se hablan y debaten por toda la sociedad.

Fuente: http://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?id_libro=1079&pageNum_rs_libros=4&totalRows_rs_libros=1099

Comparte este contenido:
Page 27 of 33
1 25 26 27 28 29 33