Page 1 of 2
1 2

México-Japón: Japón-México

Por: Carlos Ornellas.

Las universidades deben trabajar de manera conjunta para contribuir a la solución de problemas como la escasez de alimentos, las enfermedades infecciosas, el terrorismo y el crecimiento desigual, destacó el rector de la Universidad de Hiroshima, Mitsuo Ochi.

 

Decía mi abuela que aun en tiempo nublado se colaban rayos de sol. Sí, el horizonte de la educación mexicana está cubierto de nubarrones. El más reciente, el presupuesto para el sector. Pero hay fragmentos de fulgor, aunque poca gente los note.

La semana anterior la Universidad Nacional Autónoma de México y El Colegio de México fueron anfitriones de la IV Cumbre de Rectores de Universidades Mexicanas y Japonesas. El secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, representó al gobierno mexicano; su pieza fue mesurada y de encomio. Las de los rectores de la UNAM, Enrique Graue, y de la Universidad de Hiroshima —sede de la III Cumbre hace dos años— Mitsuo Ochi, fueron al grano de la cooperación entre las casas de estudios de ambos países.

La directora General del Conacyt, María Elena Álvarez-Buylla, quizá con algo de envidia, destacó el apoyo del gobierno japonés a la investigación científica, y Silvia Giorguli, presidenta de El Colegio de México, subrayó la importancia de las ciencias sociales y las humanidades en el intercambio académico.

El honorable Yasushi Takase, embajador de Japón en México, en perfecto español, resaltó las buenas relaciones entre ambos países y la necesidad de cooperar más en ciencia y tecnología. Jaime Valls, secretario general de la Anuies, coincidió con los planteamientos.

En las delineaciones se ofrecieron cifras, se habló de proyectos concretos de universidades mexicanas, públicas y privadas, con sus pares de Japón. También de publicaciones conjuntas y de las perspectivas futuras.

Sin embargo, poco trascendió a la plaza pública. Los rectores no tomaron el Congreso ni marcharon ni exigieron atención del poder público. Sólo uno que otro boletín de las instituciones involucradas merecieron notas en la gran prensa y alguna en la radio y la televisión.
Esos rayos de luz alumbraron a poca gente.

No obstante, si uno mira al plazo largo, la colaboración entre instituciones —más entre grupos de investigación— la movilidad académica de profesores y estudiantes es trascendente. El impulso a la investigación científica, tecnológica y a las humanidades, aunque sus resultados no se vean de inmediato, arroja consecuencias que beneficiarán al país, a su desarrollo social y crecimiento económico.

La información que intercambiaron los rectores, las cifras de proyectos, publicaciones y capacidades financieras fueron significativas, pero el corolario estuvo en los conceptos y los símbolos.

La amistad, la colaboración, la solidaridad que mostraron los 23 rectores japoneses con sus pares y las expectativas que siembran son buenas noticias y hay que celebrarlas.

El interés de Japón por México crece cada semana.
Por ejemplo, las tres primeras cumbres fueron cada tres años; ahora serán de dos; un distintivo de que las cosas pueden ir mejor todavía.

La frase sustancial —quizá— la expresó el rector de la Universidad de Hiroshima, Mitsuo Ochi: “Hoy, los avances en ciencia y tecnología generan cambios en las reglas socioeconómicas y las innovaciones se propagan en un abrir y cerrar de ojos. Pero se sigue enfrentando escasez de alimentos, enfermedades infecciosas, terrorismo y crecimiento dispar.
Las universidades deben trabajar conjuntamente para contribuir a la solución de estos problemas”.

El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador no favorece la cooperación internacional y parece que, más allá del incremento de la matrícula, le importa poco la educación superior. Las cantidades que le asigna en el Presupuesto de Egresos implican estancamiento.
Empero, las universidades y la academia tienen tradiciones de valor que cultivan a pesar del cielo cerrado.

Retazos

Más de cooperación internacional. Del 11 al 13 de este mes el Departamento de Investigaciones Educativas del Cinvestav fue sede del XVI Congreso Internacional sobre Reformas en la Educación Superior.
El tema central mira al futuro: “Sociedad digital y educación superior: Impacto y consecuencias para las políticas”.
Otras buenas nuevas.

Fuente del artículo: https://www.excelsior.com.mx/opinion/carlos-ornelas/mexico-japon-japon-mexico/1336859

Comparte este contenido:

Libro: Tecnologías para la transformación de la educación

Tecnología y escuela: lo que funciona y por qué fue el título del documento para el debate que redactó Francesc Pedró en 2011 para la XXVI Semana Monográfica de la Educación de la Fundación Santillana, convocada en aquella ocasión bajo el lema «La educación en la sociedad digital». Fue un texto que despertó un gran interés y tuvo gran difusión gracias al análisis riguroso que en él hizo su autor sobre el uso educativo de la tecnología desde una perspectiva crítica y pragmática; alejándose de supuestas utopías tecnológicas, ajenas al complejo análisis que requiere todo lo referido al cambio y mejora de la educación.

En aquel documento, se hablaba de la existencia de evangélicos tecnológicos frente a pesimistas tecnológicos, una referencia tan descriptiva como reiteradamente citada después. En él también se cuestiona la clásica doble categorización de nativos digitales e inmigrantes digitales que se asigna a jóvenes y a adultos, respectivamente, una clasificación ya superada en una sociedad plenamente digitalizada.

La Fundación Santillana asumió el reto de continuar con este análisis y favorecer el debate educativo que, sobre el uso de la tecnología en la educación, se estaba produciendo en América Latina y España. A tal efecto, consideró que este debía ser un eje de trabajo prioritario en el marco de su estrategia global generadora de información y conocimiento educativo, y que su desarrollo y concreción podrían ser especialmente útil para todos aquellos líderes y decisores que llevan a cabo políticas concretas cuyo objetivo es la mejora de la educación; en este caso mediante el uso de la tecnología.

Una estrategia que se llevó a cabo mediante la celebración durante 2016 de cinco seminarios educativos de alto nivel, en los que Francesc Pedró presentó a debate un documento de trabajo que se benefició de las aportaciones de los más de mil asistentes que registraron las sucesivas ediciones celebradas en Bogotá, São Paulo, Lima, Madrid y Santiago de Chile. Eventos que contaron con la participación de los Ministerios de Educación de estos países, responsables de otras administraciones educativas, universidades, expertos, investigadores, directivos y docentes.

Un proceso de trabajo en el que el Dr. Pedró contó con la colaboración y acompañamiento de algunos de los más significados expertos iberoamericanos en esta materia: Claudia Limón de México, Patricia Ames de Perú, César Nunes de Brasil, e Ignacio Jara de Chile.

El resultado final, fruto de todo el trabajo desarrollado a lo largo de un año de análisis, críticas e incorporación de propuestas y sugerencias, es el que presentamos en este texto con el título «Tecnologías para la transformación de la educación». En él la escuela y sus docentes, y no la tecnología, aparecen como protagonistas del necesario proceso de cambio y mejora de la educación, asignando a la tecnología la capacidad de ofrecer más y mejores oportunidades de aprendizaje gracias a su potencial innovador y su muy relevante contribución a la transformación educativa.

Les ofrecemos un documento cuyo contenido es el resultado de un importante debate producido en diferentes lugares de América Latina y en España, circunstancia que le aporta una notable contextualización con diferentes realidades y un amplio consenso al incorporar, en su redacción final, las más variadas aportaciones de instituciones y expertos de diferentes países iberoamericanos.

Fundación Santillana
Mariano Jabonero, Director de Educación

Descargar informe completo

Fuente: http://www.fundacionsantillana.com/2017/06/22/tecnologias-para-la-transformacion-de-la-educacion/

Comparte este contenido:

Informe sobre la Sociedad Digital en España 2018

Por: universoabierto.org.

Sociedad Digital en EspañaMadrid: Fundación Telefónica, 2019

Texto completo

 

En la edición de este año vemos la consolidación de las tendencias expuestas en los informes de años anteriores. Tecnologías como 5G, inteligencia artificial, reconocimiento de la voz, reconocimiento facial, realidad aumentada, realidad virtual, edge computing o cloud computing, se van convirtiendo en habituales, integrándose en nuestro día a día.

 

El informe Sociedad Digital en España constituye un fresco del grado de avance en el año de la transformación que está experimentando nuestro país gracias a la tecnología. 2018 ha supuesto la materialización de tendencias que ya se manifestaban en los informes de años anteriores. La sociedad en red ha dejado de constituir una visión futurista y se hace cada vez más patente a nuestro alrededor.

La edición de 2018 pone en relieve el papel que juega la banda ancha, tanto fija como móvil, en el proceso de digitalización, y cómo progresivamente los ciudadanos y las empresas van adoptando la tecnología y los servicios en red como elementos cotidianos presentes en su día a día. Al igual que en ocasiones anteriores, el informe presenta aquellos hitos y tendencias que han destacado en el año, como la llegada de los asistentes inteligentes, el protagonismo que adquieren las fake news, la entrada en vigor en Europa del Reglamento General de Protección de datos o la proliferación en las fábricas de los robots colaborativos, entre muchos otros.

Sociedad Digital en España pretende ofrecer una panorámica sobre cómo evoluciona nuestro país, identificando hitos y logros, pero también señalando aquellos desafíos que enfrentamos en el camino hacia la construcción de una sociedad digital inclusiva centrada en las personas.

Una de las principales conclusiones que se pueden extraer es que España mantiene un compromiso firme con la transformación digital. Esto nos permite decir con orgullo que somos uno de los países que mejor ha hecho sus deberes en este entorno, sentando los cimientos para la construcción de un mundo inteligente e hiperconectado.

Los resultados del informe también evidencian el potencial del 5G. Sus grandes capacidades, ofreciendo banda ancha móvil de muy alta velocidad, con comunicaciones muy fiables y de muy baja latencia, han permitido el desarrollo de varias experiencias piloto en ciudades de nuestro país.

2018 también ha sido el año de la penetración de la inteligencia artificial en los hogares españoles a través de los altavoces inteligentes. Esto es una muestra de cómo estamos empezando a convivir con máquinas que comprenden nuestra voz y que son capaces de aprender nuestras costumbres y preferencias, con el objetivo de satisfacer mejor nuestras necesidades.

Otra tendencia es el crecimiento imparable de la mensajería instantánea como primera forma de comunicación, cuyo uso diario casi duplica al número de llamadas por fijo y móvil. Al mismo tiempo que preferimos comunicarnos por escrito con otras personas, cada vez se incrementa más el uso de los sistemas de reconocimiento de voz.

Con todo esto, una de las tendencias que aparecen reforzadas este año en el informe es que los españoles mostramos una mayor preocupación ante el uso inapropiado, opaco
e incluso ilegal de las nuevas tecnologías. Preocupación por la privacidad, que tuvo una respuesta legal con la entrada en vigor en mayo del Reglamento General de Protección de Datos.

El informe Sociedad Digital en España 2018 también refleja que tenemos una mayor predisposición que otros países a ceder nuestros datos personales para recibir servicios hiperpersonalizados basados en la inteligencia artificial.

Por ello, se requiere un nuevo marco ético sobre la aplicación y tratamiento de los datos, con procesos que garanticen su seguridad y privacidad, ya que la Revolución Digital no debe suponer un retroceso en los derechos sociales ni en las libertades civiles.

Fuente del documento: https://universoabierto.org/2019/04/03/informe-sobre-la-sociedad-digital-en-espana-2018/

Comparte este contenido:

Marcelo Cabrol: “Necesitamos una sociedad digital del siglo XXI, pero sobre todo más ética y empática”

Por: Semana Educación.

El gerente del sector social del Banco Interamericano de Desarrollo, Marcelo Cabrol, habló con Semana Educación sobre la importancia de educar en habilidades humanas de cara a un futuro cambiante y a la construcción de paz en Colombia. Cabrol hablará sobre este tema en la Cumbre Líderes por la Educación.

Colombia está en un momento de transición al cambio de gobierno, además, se suma la etapa de posacuerdo de paz, ¿cuáles deberían ser los principales temas en los que debería enfocarse el país en materia de educación?

MARCELO CABROL (M.C.): Normalmente diría que Colombia tiene un problema de aprendizaje a todo nivel y esto está medido por pruebas nacionales e internacionales. Con esa frase estoy describiendo a muchos países de América Latina, pero, en un contexto de paz, las cosas son distintas, porque paz y aprendizaje deben confluir. En ese sentido, el país tiene un desafío doble. No se puede pensar en aprendizaje solo a través de pruebas estandarizadas con resultados más o menos inmediatos. El nuevo gobierno tiene que concebirlo en el marco del proceso; en una educación más bien a largo plazo. En estas nuevas formas de enseñar y aprender, los avances digitales deben ser una herramienta que se articule al proceso de paz en el país. Los cálculos muestran que el mejor retorno económico se da en la inversión que se hace en los primeros años, pero también es necesario tener en cuenta que existen otros beneficios como el bienestar personal y social, variables más difíciles de cuantificar pero muy importantes.

S.E.: Algunos expertos en educación del país han hablado de la necesidad de tener un currículo único para disminuir la inequidad en calidad educativa. ¿Qué piensa de esta posibilidad?

M.C: Es importante tener una base común, un marco de referencia básico que sea claro. Lo dice la Ocde, el BID, el Banco Mundial, todos los que trabajamos estos temas. El docente debe trabajar sobre un marco de referencia único, pero con una gran capacidad de resolución respecto a lo que se hace en la escuela, el aula o la comunidad. No dije la palabra autonomía docente nunca porque no me gusta. Viene de la idea de que los profesores son autónomos y lo demás es subsidiario, por eso es importante trabajar integrando esos niveles.

S.E.: Usted habla mucho de los entornos laborales del futuro y la necesidad de educar en habilidades humanas, ¿cuáles son puntualmente y cómo la educación del presente puede comenzar a trabajarlas?

M.C.: Se trata de 16 habilidades del siglo XXI. Algunas son básicas. Pero, más que cuáles son, lo importante es a qué responden. Las dividimos en tres categorías. Primero, las básicas: cómo los estudiantes pueden aplicar competencias a tareas cotidianas. Las segundas tienen que ver con la complejidad: poder abordar desafíos complejos, por ejemplo, ser creativo o comunicar efectivamente. Y las terceras tienen que ver con adaptarse al cambio constante. Todos estos componentes necesitan ética y empatía.

Fuente de la entrevista: https://www.semana.com/educacion/articulo/educacion-y-sociedad-digital-del-siglo-xxi-un-tema-de-la-cumbre-lideres-por-la-educacion/581274

Comparte este contenido:

La escuela del yo cuantificado

Por: Julio Rogero

El espacio y el tiempo de una escuela descuantificada y asentada en los procesos educativos más cualitativos nos enseñan a vivir con dignidad y respeto a nosotros mismos.

En la sociedad digital en que nos movemos se mide casi todo, se cuantifica con mayor frecuencia e intensidad. Aunque no lo percibamos, se hace al servicio del poder y de sus sirvientes. Vivimos en la sociedad del cálculo para aumentar el rendimiento y mejorar las cuentas de resultados. Los rastros y las huellas digitales que vamos dejando constantemente son cuantificados por los algoritmos que se asientan en las grandes infraestructuras de las bases de los big data. Son caminos trillados de los residuos que creíamos insignificantes, pero que son tenidos muy en cuenta por el mercado para estimular nuestros deseos, porque han llegado a conocernos a través de ellos mejor que nosotros a nosotros mismos.

Pero gran parte de estos datos son producidos y proporcionados a través de prácticas inconscientes y constantes de medidas de nosotros mismos. Así se está asentando lo que se va conociendo como el “movimiento del yo cuantificado” que, como dice Domonique Cardon, nos muestra un estilo de vida dirigido a conocerse a uno mismo cada vez mejor a través de la monitorización constante de la vida cotidiana.

Hoy los sensores digitales nos permiten medir cualquier actividad habitual que se convierte en el espejo de lo hacemos con la disculpa de conocernos mejor y controlar nosotros nuestras vidas: actividades deportivas, andares y movimientos, pasos dados y calorías consumidas, tiempos de sueño, estado de salud del cuerpo, compras, ubicación, hábitos de vida… Casi todo va dejando rastros de nuestro comportamiento, que otros van a poner a su servicio para controlarnos mejor con nuestro consentimiento y la justificación de la satisfacción de nuestros deseos casi siempre provocados. Esto suele ser ambivalente. En unos casos puede ayudar a mantener un control y una “racionalidad reflexiva” de nuestras prácticas como herramientas de autocontrol y construcción de la propia identidad y, en otros, cada vez más, para confiarlos a otros servicios y bases de datos en los que se pierde ese control sobre sí mismos, generalmente al servicio de los mercados.

El cuantificador que nos proporciona los datos, con la excusa de conocernos mejor, lo llevamos instalado en nosotros y en nuestros bolsillos. Transmite datos constantemente. Además lo hemos hecho parte de nosotros mismos y ya no sabemos vivir sin él. Igual que ya no podemos vivir sin la pretensión de optimización de sí mismos para alcanzar el éxito cueste lo que cueste. Así en la empresa y sus nuevos discursos con frecuencia tratan a los trabajadores como activos y datos que deben optimizarse. Este ambiente de rendimiento basado en datos está teniendo efectos en su salud produciendo trastornos como depresión, fatiga o ansiedad.

El esfuerzo requiere, como gratificación y expectativa positiva, nuestra propia cuantificación para poder tener un exhaustivo catálogo de los logros conseguidos y plasmados en un currículo brillante capaz de hacernos ascender en la escala social. Esto está en perfecta consonancia con la consolidación de la sociedad del rendimiento y del cansancio en la que, según Byung Chul Han, nos vamos convirtiendo en el animal laborans que se explota a sí mismo, de forma voluntaria y sin coacción externa.

En nuestro sistema educativo, el correspondiente a la sociedad del rendimiento y del cálculo, también se está asentando el “movimiento del yo cuantificado”. Todo esto también forma parte de las nuevas violencias sociales que se configuran en la escuela como lo que denominé las violencias invisibles que van configurando en ella el “nuevo sujeto neoliberal”. Posiblemente sea el primer lugar de nuestra vida en sociedad en que, como escolarizados, todos seamos medidos, contados y calculados como objetos comparables, a los que se les asigna un número en función de las adquisiciones de saberes académicos y comportamiento social. En la escuela las exigencias actuales de éxito llevan con frecuencia a que la infancia y la adolescencia sean tratadas, como en la empresa, como activos y datos que han de optimizarse lo más posible, con efectos en la salud similares a los que se dan en las empresas como estrés, cansancio, depresión, hiperactividad.

A eso llevan las evaluaciones de cada alumno y alumna tal como con frecuencia se entienden ahora mismo los exámenes, notas, expedientes académicos, informes varios. Hay una relación directa de esta escuela resultadista del capitalismo total con ese movimiento descrito como naciente, que parece cada vez más consolidado desde hace tiempo en nuestro sistema educativo. Estos procesos evaluadores van modificando nuestra subjetividad para que pidamos ser continuamente medidos, tasados y evaluados por otros. Eso tiene un correlato posterior en los currículum vitae con los que nos vendemos en el mercado laboral y por los que adquirimos mayor o menor prestigio social. Así se asientan, cada vez con más fuerza, en el sistema educativo los medios de control de las vidas de los educandos y de los docentes a través del incremento de las medidas de resultados y de la eficacia de una evaluación puramente funcionalista para ponerlo al servicio del sistema económico. Se va configurando su subjetividad para que se sepan a sí mismos como cuantificadores de sus propias vidas para que compitan en el mercado laboral y de consumo con garantías de éxito.

Para salir de esas dinámicas infernales hemos de dejar espacio al tiempo no cuantificable y no competencial, al no hacer, al aburrimiento, a la calma, al tiempo familiar y amigable, tiempo de atención, cuidado mutuo y de cuidarse, tiempo para acompañar, para escuchar, tiempo para pensar, sentir y ser, tiempo para vivir como cada uno quiere vivir…

Cuantificar constantemente nuestras vidas va en detrimento de vidas de calidad asentadas en la dignidad humana. Si, además, somos nosotros los que nos optimizamos y cuantificamos para ofrecernos ya al mercado como desechables (fracasados) o exitosos (excelentes), ya no necesita aparecer el poder como el que nos clasifica, selecciona o humilla. Por eso aprender y practicar la racionalidad reflexiva y cordial (la que nace del corazón) sobre nuestras vidas es cada día un mayor desafío a la sociedad del rendimiento. Este aprendizaje y esta práctica educativa los hemos de realizar y consolidar en la escuela desde procesos de reflexión compartida que cuestionen radicalmente los actuales modelos de medida y evaluación del rendimiento académico y de todo nuestro quehacer como docentes y como alumnado. No podemos seguir sosteniendo desde la educación este sistema deshumanizador que nos reduce, a través de la cuantificación de nosotros mismos, a objetos útiles o inútiles para el mercado de producción y consumo.

Sabemos que se planifica la imposibilidad de dar otras respuestas que las que nos imponen el poder y sus expertos. Quieren hacernos incapaces de salir de los modelos educativos que siguen ahondando en las propuestas y prácticas de sumisión, obediencia, docilidad y control de los ciudadanos. Por eso hemos de seguir proponiendo otras formas de educar y, sobre todo, de evaluar más acordes con los desafíos que se nos plantean cotidianamente en las aulas y los centros educativos. El espacio y el tiempo de una escuela descuantificada y asentada en los procesos educativos más cualitativos nos enseñan a vivir con dignidad y respeto a nosotros mismos y hará posible otra realidad en la que seamos los sujetos de nuestras vidas. Por suerte hay escuelas que caminan en esta dirección y cuestionan radicalmente la ‘datología’ cuantitativa y la tecnolatría que nos atrapa, utilizando formas de reflexión compartida alternativas a las evaluaciones actuales como cuantificadoras de las vidas del alumnado.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/12/18/la-escuela-del-yo-cuantificado/

Comparte este contenido:

Las universidades ante el reto digital

Por: Alejandro Tiana

El reto que actualmente deberían plantearse las universidades consiste en adaptarse a las exigencias de la sociedad digital, más que en utilizar las TIC manteniendo inalterables sus rasgos tradicionales.

Universidad de Navarra / CC BY-ND (Flickr)
Universidad de Navarra / CC BY-ND (Flickr)

En los últimos tiempos he recibido varias invitaciones (o quizás debería decir incitaciones) para hablar o escribir acerca de los cambios que previsiblemente afectarán a las universidades como consecuencia de la incorporación masiva y acelerada de los recursos tecnológicos digitales, que por otra parte no cesan de renovarse. Como consecuencia de esas propuestas, he tenido recientemente la fortuna de coordinar, junto con otros colegas también interesados en el tema, dos monográficos sobre la respuesta que deberían dar las universidades al reto digital: uno en 2015 en la revista Telos y otro que aparecerá en la revista Comunicar a mediados de 2017. Basándome en esa experiencia, me gustaría trasladar a nuestros lectores las principales conclusiones a que dicha reflexión me ha llevado.

Lo primero que conviene subrayar es que las universidades son una realidad institucional con una larga historia, cuyo origen se remonta a la Edad Media europea. No cabe duda de que han cambiado mucho desde entonces. Las circunstancias que han impulsado su evolución son muy diversas y tienen que ver tanto con los cambios sociales y culturales como con el avance experimentado en el ámbito educativo y científico. Aunque parezca un efecto colateral, también las transformaciones producidas en los modos y los medios de comunicación han afectado a la educación en general y a la universidad en particular. Así, por ejemplo, la invención del ferrocarril, el despegue de la industria periodística y la expansión de los servicios postales a mediados del siglo XIX permitieron el desarrollo, aún incipiente, de diversas experiencias de enseñanza por correspondencia. Con el paso de los años, la incorporación del teléfono, la radio, el audiocasete, la televisión y el video permitieron articular y desarrollar nuevos modelos de comunicación didáctica, de manera cada vez más formalizada, que acabaron llegando a la universidad bajo la fórmula de las universidades a distancia, entre cuyas primeras iniciativas pueden mencionarse la Open University inglesa, la UNED española o la FerUniversität alemana.

Pero ha sido realmente en las últimas décadas cuando el avance registrado por las tecnologías de la información y la comunicación ha producido un impacto notable sobre el mundo universitario, sin duda mucho más acusado que en el caso de las tecnologías anteriores. La explicación de este fenómeno es sencilla: las TIC han afectado profundamente a los sistemas de producción, a la organización económica y social, a nuestras pautas culturales, a las relaciones internacionales, entre muchos otros ámbitos. La incorporación de las TIC es un proceso inacabado y seguramente inacabable, una realidad ya asentada, pero también abierta a lo inesperado y que afecta al conjunto de nuestras vidas.

Lógicamente, las universidades no podían quedar al margen de esta tendencia general. En consecuencia, han informatizado sus sistemas de gestión, presentado su oferta formativa e investigadora a través de Internet, creado campus virtuales, establecido sistemas de apoyo no presencial a los estudiantes y comenzado a producir materiales didácticos interactivos.

Esa incorporación de sucesivos recursos tecnológicos ha abierto caminos antes inexplorados, propiciando la aparición de nuevos modelos universitarios, como es el caso de la hoy denominada educación virtual, en línea o digital, por no citar sino una manifestación llamativa. Su contribución se puede concretar en varias aportaciones fácilmente identificables:

  • Se ha elaborado y difundido una metodología didáctica rigurosa y de carácter sistemático, que hoy sirve de base para la elaboración de cursos capaces de apoyar el estudio independiente y el aprendizaje autónomo y cooperativo. Dicha metodología puede ser aplicada, tanto en las universidades convencionales, como en las universidades a distancia o en línea, bajo la forma de clases invertidas (flipped classrooms), videoclases o seminarios enlazados mediante videoconferencia.
  • Se han producido y difundido un buen número de materiales didácticos digitales e hipertextuales, basados en la combinación de medios y de carácter interactivo, que están permitiendo compartir contenidos y no solo distribuirlos. En muchos casos, dichos materiales están disponibles en repositorios de recursos educativos abiertos. Los materiales que sirven de base a los MOOC son una buena demostración de las posibilidades abiertas por este nuevo modelo.
  • Se han habilitado nuevos canales diversificados de apoyo al estudiante, basados en el uso de herramientas tales como los foros virtuales, a su vez conectados en muchas ocasiones con diversas redes sociales (generales o específicas), que están permitiendo el establecimiento de una comunicación fluida y rápida entre los estudiantes y de estos con sus docentes.
  • Se ha configurado una gama diversificada de apoyos al estudio, tanto presenciales como virtuales, que permiten personalizar el aprendizaje. La coexistencia de bibliotecas físicas y en línea, tutorías presenciales o virtuales, videoconferencias y chats permite a cada estudiante encontrar la combinación de medios y recursos que mejor se adecúe a sus características, estilo de aprendizaje y necesidades prácticas.

Este tipo de aportaciones ha venido a confluir con otros cambios relativos a la concepción de los procesos de enseñanza y aprendizaje, la aparición y el desarrollo de un nuevo concepto de aprendizaje a lo largo de la vida, la demanda de nuevos modelos formativos no formales, o la necesidad de acceso a un conocimiento distribuido globalmente. Todo ello ha abierto muy notablemente el panorama de actuación de las universidades y planteado nuevas posibilidades de atención a los estudiantes.

No obstante, a la vista de esos cambios, no faltan quienes se preguntan si la universidad ha comprendido realmente las implicaciones y exigencias de la sociedad digital, planteando dudas al respecto. hay incluso quien considera que iniciativas como la construcción de campus virtuales han desincentivado la verdadera digitalización de la universidad, que debería afectar a aspectos tales como el tipo de enseñanzas que se ofrecen, el modo de abordar la conectividad y el aprendizaje en clave social o la manera de aprovechar la globalización del saber.

Desde esta perspectiva, considero que los avances antes mencionados son importantes, pero todavía queda espacio para continuar avanzando. En efecto, estoy convencido, al igual que otros colegas, de que el reto que actualmente deberían plantearse las universidades consiste en adaptarse a las exigencias de la sociedad digital, más que en utilizar las TIC manteniendo inalterables sus rasgos tradicionales. Dicho de otro modo, el reto realmente consiste en incorporar las universidades a la sociedad digital, lo que permitiría dar una respuesta adecuada a los desafíos que hoy se les plantean. Sobre este asunto merecerá la pena volver en alguna otra ocasión.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/01/26/las-universidades-ante-el-reto-digital/

Comparte este contenido:

El futuro de las universidades

Colombia / 24 de septiembre de 2017 / Autor: Catalina Uribe / Fuente: El Espectador

En una reciente entrevista, Dan Levy, profesor de políticas públicas de la Universidad de Harvard, auguró el fin de muchas universidades. Según Levy, las pocas universidades que seguirán funcionando serán las que se repiensen a sí mismas en la sociedad digital. Ya no tendrá sentido que haya profesores dando la misma clase. Por el contrario, habrá un profesor de referencia que le llegará a estudiantes alrededor del mundo haciendo uso de las nuevas tecnologías.

A pesar de caer en el error de pensar las universidades únicamente como transmisoras de conocimientos, y no como formadoras de ciudadanos, la entrevista da para pensar en el futuro de la educación superior, más aún cuando la moda de ciertos políticos es reducir el presupuesto destinado a investigación y formación.

Es una realidad que la educación está cambiando. Cada vez son más los profesores y alumnos que se valen de plataformas virtuales para acompañar el proceso de aprendizaje. Las nuevas tecnologías están simplificando la vida de muchos, así como democratizando el acceso al conocimiento. Sin embargo, estas herramientas digitales deben ir acompañadas de cambios en las prácticas y actitudes frente a la educación.

Durante años hemos estado acostumbrados a una especie de listas de control que nos dan los criterios para evaluar si alguien está lo suficientemente educado para desempeñarse en una profesión. De ahí salen las planeaciones arbitrarias de currículos que culminan en diplomas supuestamente eternos que permanecen a pesar de la rapidez con la que cambia el mundo. Oímos más veces la pregunta: ¿por qué siguió estudiando?, en vez de: ¿por qué no se ha actualizado?

Pero tanto universidades como estudiantes deben entender que el profesional de hoy es el estudiante del futuro. Un profesional que debe actualizarse no solo en contenidos, sino en habilidades que le otorguen además la capacidad para reevaluar y pensar el mundo en su respectivo tiempo. Los ojos jóvenes que leyeron cierto conocimiento a los 20 años leerán el mismo texto con madurez y experiencia a los 50. Así, aunque la esencia de las universidades permanecerá, estas posiblemente tendrán un enfoque más personalizado, rescatando diferentes estilos de aprendizaje, y adaptándose a experiencias y contextos particulares.

Fuente del Artículo:

http://www.elespectador.com/opinion/el-futuro-de-las-universidades-columna-714117

Fuente de la Imagen:

http://www.talcualdigital.com/Nota/119454/la-universidad-del-futuro

Comparte este contenido:
Page 1 of 2
1 2