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Los sueños sirven para no aburrirnos de la realidad y pensar mejor

Los sueños son irracionales y alucinatorios para ofrecernos una experiencia radicalmente diferente a la cotidiana: de esta forma, podemos tener una visión menos simplista y más compleja de la realidad, evitando caer en la eterna repetición de nuestras rutinas diarias.

El carácter extraño y alocado de muchos sueños serviría para ayudar a nuestro cerebro a comprender mejor las experiencias cotidianas y sobrellevar el tedio de la rutina. Según un nuevo estudio desarrollado por un investigador de la Universidad de Tufts, la extrañeza de los sueños tendría una razón concreta: alejarnos de lo cotidiano para no familiarizarnos demasiado con las actividades que realizamos día a día.

De esta forma, los sueños nos sacarían de esa «zona de confort» y nos estimularían a no quedarnos estancados en nuestro pequeño mundo diario y conocido. En consecuencia, los sueños «encontrarían su función biológica en su divergencia con la experiencia de la vigilia», según destaca el autor de la investigación, Erik Hoel.

El investigador estadounidense explica en una nota de prensa que esta mecánica es similar a la que siguen las redes de Inteligencia Artificial, a las cuales es necesario «complicar» con cierta dosis de caos para evitar que se familiaricen demasiado con el conjunto de datos que procesan, creyendo así que a partir de esos datos se puede analizar cualquier tipo de información.

Al igual que los sistemas de aprendizaje profundo, nuestro cerebro puede caer en sesgos y errores generados por la repetición permanente de estructuras y patrones, que en determinado momento toman el papel de una verdad absoluta, llevándonos a intentar comprender la realidad y resolver los problemas que enfrentamos únicamente bajo esos modelos.

El ruido de los sueños

Del mismo modo que los científicos de datos introducen las llamadas «inyecciones de ruido» o entradas de datos aleatorios que generan confusión en los sistemas de Inteligencia Artificial y los obligan a abandonar las estructuras repetitivas de las cuales se han «enamorado» en demasía, nuestro cerebro «inyecta» sueños que enriquecen nuestro mundo simbólico y nos obligan a escapar de las ceremonias repetitivas de lo cotidiano.

Teniendo en cuenta estos aspectos, Erik Hoel habla de un «cerebro sobreajustado», precisamente porque su teoría está inspirada en las redes neuronales artificiales sobreajustadas, que como se explicó anteriormente quedan «atrapadas» en un conjunto de datos con el cual se han familiarizado y del que no pueden escapar: pierden entonces la posibilidad de comprender otros problemas que requieren el trabajo con otro tipo de información.

Ese «sobreajuste» nace en el entrenamiento excesivo al que se somete a los sistemas de aprendizaje profundo en torno a un tema o problema en concreto. Se los induce tan insistentemente a seguir determinados patrones que, cuando deben abandonarlos para afrontar un nuevo reto, quedan encerrados en las estructuras conocidas. Si pensamos en las experiencias de la vida humana, rápidamente podemos advertir que en muchas ocasiones nos sucede algo parecido.

El «ruido» que se introduce en las redes neuronales artificiales cumple un papel similar al de los sueños en el cerebro humano, pero Hoel incluso va más allá en su estudio, publicado en la revista Patterns: sostiene que las obras de ficción, como novelas o series televisivas, podrían funcionar como sustituciones o complementos de los sueños, propiciando un efecto similar, pero en el marco de la vigilia.

Pensar mejor

De esta manera, cuando habitualmente se dice que leer nos permite escaparnos de la realidad, no estaríamos apelando a una figura retórica: hablaríamos de un mecanismo cerebral a través del cual el órgano que nos dirige nos permite superar la reiteración permanente de patrones rutinarios, como sucede con los sueños.

Podríamos decir, entonces, que la ficción y los sueños no solo hacen posible evitar el aburrimiento: también nos permiten pensar mejor.

Referencia

The overfitted brain: Dreams evolved to assist generalization. Erik Hoel. Patterns (2021).DOI:https://doi.org/10.1016/j.patter.2021.100244

Foto:

La ilustración representa la hipótesis que sustenta al nuevo estudio: el carácter alucinatorio de los sueños no es un error, sino una característica que nos ayuda a evitar que el cerebro se adapte demasiado a lo conocido y a sus fuentes diarias de aprendizaje, que en muchos casos pueden estar sesgadas. Crédito: Georgia Turner.

Fuente: https://tendencias21.levante-emv.com/los-suenos-sirven-para-no-aburrirnos-de-la-realidad-y-pensar-mejor.html

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«Farmacoop» (poesía)

Autor: Manuel Chaile
Las puertas se abren.
Y los sueños ingresan tímidamente
como brisa que preludia el otoño.
Recorren la antesala
de años de lucha,
hasta que se sientan.
Los bancos están dispuestos
como herradura
¡Pucha que errar es duro!
Pero no intentarlo es un suicidio lento.
El autor escribe para el Portal Otras Voces en Educación
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Manu Velasco: “Los niños tienen su ritmo de aprendizaje y les contagiamos con la prisa”

Por: Laura Román

Durante la pandemia, la tecnología ha sido esencial para continuar el curso académico desde la distancia. Sin embargo, y de cara al futuro, Manu Velasco, maestro y autor del libro ‘Soñando personas’, considera esencial invertir un mayor tiempo de calidad con los estudiantes para evitar ‘contagiarles’ con otro virus muy presente entre los adultos: el del apresuramiento.

Manu Velasco se considera un maestro con los pies en la tierra y la cabeza en las estrellas. Quizá, por esa razón, ha escrito ‘Soñando personas’, un libro para creer en la magia de los seres humanos a través de una serie de reflexiones personales con las que indaga en temas como la vida, el amor, la educación, la amistad… Unas cuestiones que, incluso durante la pandemia, siguen vigentes ya que cree que los niños han tenido más tiempo que nunca para ‘soñar’.

Pregunta: Dice la escritora Ángeles Caso en el prólogo que su libro trata sobre los sueños, el tiempo, el pasado… ¿Está de acuerdo?

Respuesta: Es un libro para creer en la magia de las personas. Sobre lo que somos, lo que sentimos y lo que vivimos. Unas veces en versos y otras en pequeños recuerdos y reflexiones. Invita a repensar las vidas y el mundo que habitamos para mejorarlo.

A lo largo de los 17 capítulos, he intentado expresar con un estilo sencillo y creativo la hondura de mis sentimientos y mi experiencia. Dedico los juegos de palabras a la educación, a la amistad, a la familia, a los sueños, a las personas, a las nuevas tecnologías, al amor o a la vida para intentar llegar a lo más profundo del lector y para que le haga pensar en otras personas, soñar con ellas. Es un libro sobre nosotros.

P: ‘Soñando personas’ es un conjunto de reflexiones personales que comenzó en las redes sociales y que tuvo una respuesta muy buena por parte de sus seguidores, ¿cuál fue la razón para convertirlas en un libro?

R: Siempre me ha gustado jugar con las palabras y disfruto mucho haciéndolo. Me apasiona observarlas, acariciarlas, doblarlas, darles forma y convertirlas en aquello que necesito en cada momento. Empecé a escribirlas por esta misma razón y porque sentí la necesidad de hacerlo, de expresarlo y de compartirlo de esta manera.

Manu Velasco

P: ¿Cómo podría un docente utilizar su libro con los estudiantes?

R: Es vital comprometerse activamente con la educación lectora y escritora. Es muy importante despertar en los más pequeños y en los no tan pequeños el deseo de escribir, promoviendo siempre una escritura personal y creativa.

Puede servir como ejemplo para trabajar la escritura creativa y personal a la vez que se abordan aspectos tan importantes como los sueños, la autoestima, el amor, la familia, la tecnología, la amistad, la muerte o la vida.

P: En su libro comenta que educar al estilo ‘correcaminos’ es tan nutritivo como la bollería industrial, ¿qué es lo que debería cambiar ahora que la vida también se ha transformado debido a la pandemia? ¿Qué papel tendrá la tecnología en todo ello?

R: La tecnología es un recurso más que puede ayudarnos y enriquecer nuestra práctica educativa. Es un gran tren capaz de llevarnos a sitios maravillosos, pero las vías por las que circula ese tren siempre se llamarán pedagogía. La tecnología debe estar al servicio de la pedagogía, nunca al revés.

Dicho esto, está claro que ha tenido un papel fundamental y que nos ha ayudado más que nunca. Por este motivo, debemos seguir desarrollando todos (docentes, familias y alumnos) la competencia digital para sacarle el mayor partido posible y para saber discernir aquello que es útil de aquello que no es más que pirotecnia, que simplemente adorna y que nos deslumbra.

Creo que si algo debe cambiar es nuestra formar de estar y de ser en muchas ocasiones, debemos pararnos y dejar de andar como ‘pollos sin cabeza’. Es evidente que no existe mejor manera de no estar en ningún sitio que intentando hacer y estar en todos. Correr no es siempre la mejor manera de actuar. Existen ciertas cosas que no podemos ni deberíamos acelerar, que requieren tiempo y que si las aceleramos el precio a pagar es altísimo.

«Es muy importante despertar en los más pequeños y en los no tan pequeños el deseo de escribir, promoviendo siempre una escritura personal y creativa»

Sería más interesante y mucho mejor hacer menos y disponer del tiempo necesario para sacar el mayor provecho posible a cada experiencia, a cada momento, a cada contenido o cada actividad. Los niños tienen su propio ritmo de aprendizaje y los estamos contagiando con el virus adulto del apresuramiento. Un virus realmente peligroso que les acorta la infancia, los presiona para que imiten las costumbres adultas y los obsesiona con la velocidad.

P: ¿Cree que por dicha situación los sueños de los estudiantes también han cambiado?

R: Creo que no. En tal caso, han tenido más tiempo para soñar. El primer sueño que tenemos cuando somos pequeños es sobre nosotros mismos. Nos soñamos y nos proyectamos en el futuro siendo o haciendo algo. Es muy importante que dejemos que nuestros hijos o estudiantes se conozcan, descubran lo que les apasiona y ‘se sueñen’. Ojalá esta pandemia haya contribuido y regalado un tiempo para ello.

Manu Velasco

P: Usted aboga por una educación basada en los valores, en las emociones. ¿Cómo puede ayudar ese tipo de educación en los tiempos que vienen?

R: Cuando hablamos de valores y emociones, hablamos de educación. Una educación muy necesaria en estos momentos, centrada en el corazón y que nos hace ver que educar es respetar la individualidad y la autonomía de los demás; que educar es abrigar sus sueños y destapar sus miedos; que es alimentar sus talentos y sus pasiones; que es confiar en sus capacidades; que educar es regar su independencia y cimentar su confianza.

«Hay que dejar que nuestros hijos o estudiantes se conozcan, descubran lo que les apasiona y ‘se sueñen’. Ojalá esta pandemia haya contribuido y regalado un tiempo para ello»

P: ¿Cuál es la clave para que ‘soñemos personas’?

R: Ser capaces de dejar de oír todo el ruido que nos rodea e intentar viajar a nuestro interior para redescubrirnos y para valorar la suerte de tenernos; la suerte de tener cerca de nosotros a tantas personas que están ahí para lo que haga falta.

Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/manu-velasco-ninos-ritmo-de-aprendizaje/

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Entrevista a Lila Feldman: «Los sueños son la reserva humana por excelencia»

Por: Malen Otaño

Esta entrevista a Lila sucede sin habernos conocido, vivimos a mil kilómetros de distancia, pero en este diálogo estamos ambas sentadas en el mismo escritorio, ella desde el quincho de su casa en Capital y yo en una cabaña en el sur. Nunca nos vimos a los ojos, ni nos reímos juntas, ni nos saludamos al despedirnos, ni escuchamos nuestras voces en vivo, el encierro nos acercó, pero también nos acerca la práctica del psicoanálisis y el afecto por la escritura. Tomar la palabra para compartir nuestras preguntas son formas de movilizarnos, tomar otros atajados para no estar tan encerradas en nuestras cabezas.

Lila Feldman es psicoanalista y escritora, hace un tiempo editó con Topia un libro que se llama “Sueño, medida de todas las cosas”, una de las frases más lindas del libro y que hoy resuena distinto es que el sueño produce un fondo en el que se hace pie. En este contexto de aislamiento y encierro, soñar aparece como un nuevo lugar, tengo sueños sobre el futuro, siento que tienen algo de premonitorio, y lejos de entristecerme siento esperanza por un futuro que por ahora puede ser soñado.

-Decís en un momento que los sueños son también una medida para ver o una medida para escribir. ¿Cómo podrían ser una medida para inventar un futuro más sensible ? 

Los sueños, pero más aún el soñar, lo vengo pensando en relación a la idea de fábrica. Usina de futuro, y de libertad, motor de la la vida psíquica y de la vida colectiva. Guardián del dormir, decía Freud, yo agrego que además guardián del vivir.

Sin embargo, hay que decir que no siempre los sueños sensibilizan, pueden hacerlo, ello es parte de su potencia. Hay veces en que los sueños se han ligado (lo vemos en la historia de la humanidad tanto como en las pequeñas biografías e historias singulares, las de cada uno) a ideales de sumisión, destrucción, violencia, muerte.

En ese sentido tal vez tenemos que estar advertidos, no siempre sensibilizan.

También es igualmente cierto que el sueño es el territorio de la vida psíquica en el que nadie ha logrado penetrar, al menos aún, y en ese sentido es un sitio, o el sitio por excelencia, para resistir y sostenernos. El lugar de más absoluta intimidad, fuente de creación, de descubrimiento, de asombro, orilla en la que hacer pie como vos decías retomando aquella frase de mi libro, pero también un ir más lejos, un soltar amarras y despegar de la tierra firme.

Si estos tiempos de pandemia y “aislamiento” nos obligan a ello, hoy más que nunca redoblamos la apuesta.

Sucede que las personas, lo veo en pacientes, amigos, personas cercanas, yo misma, estamos viviendo un momento de extraño despertar, de vivencia de pesadilla, de tiempo alterado, a veces de desorden en la posibilidad de dormir, de conciliar el sueño. Por cierto también, afortunadamente, de proliferación de sueños y deseo de narrarlos, no únicamente en el espacio analítico, de ponerlos en común. Y a veces escuchamos el “volví a soñar” como lo que nos rescata de cierto estupor, parálisis, perplejidad frente a los que sucede y nos sucede, luego de un inicial efecto de “conmoción”.

Los sueños otorgan al abismo medida humana, transforman los abismos en medida humana, ese es el planteo inicial del libro.

-Leí una frase de Bifo, plantea que “la normalidad no volverá” o no como la conocíamos, siento que es un riesgo y un fracaso volver a esa aparente normalidad. Esa idea era sofocante y nos estrangulaba todos los días. ¿Cómo pensas esa frase?  

Vuelvo a algo que dije recientemente en otro lugar, la “normalidad” siempre fue un riesgo, una ilusión, una ficción, una vara responsable de tantos desastres en múltiples teorías, prácticas y políticas. Ahora en todo caso, quedó puesto más de manifiesto. Más desnudo, más visible, más expuesto. Encarnado ya no solo en intuiciones o ideas sino también en  nuestras actuales vivencias y experiencias. Sensibilidad, fragilidad, provisoriedad, finitud, precariedad, desigualdad. La magnitud de las desigualdades. Están adquiriendo otra materialidad, otro espesor en estos días. Forman parte de un proceso de descubrir y reflexionar sobre cantidad de cosas que forman parte de los arrasamientos que la pandemia causó y causará, así como de la posibilidad de poner todo en cuestión, abrir preguntas, que ojalá podamos profundizar y asumir. Trabajar, y desmenuzar. Porque la pandemia es resultado de nuestra anterior “normalidad”. ¿Queremos, una vez más, volver a la normalidad? Por otro lado: ¿eso sería posible, aunque lo querramos?

Nos faltan todas las respuestas, pero ¿por qué no animarnos al coraje de hacernos buenas preguntas? Aún con toda la angustia y el miedo que ello genera.

-En esto de hacerse preguntas, pienso que a veces tenemos temor a abrir esos interrogantes porque no hay certezas, no hay garantías de lo que va pasar, de quienes vamos a ser. En todo caso si hay algo que pone en evidencia esta pandemia es que no estamos encerrados por un virus, estamos aislados porque no tenemos la vacuna. De todas maneras será con preguntas que podamos dar pasos más firmes, aunque sea en la oscuridad…..Me encantó esa pregunta de Preciado en un texto publicado hace unos días ¿Bajo qué condiciones y de qué forma podría la vida valer la pena ser vivida? Es la pregunta de muchxs en un análisis. De hecho estoy leyendo en las redes esta idea que se repite de que nos pusimos “existenciales”….

Sí, nos pusimos existenciales. En esa línea, pregunto ¿qué es una vida propia? ¿qué es una vida libre? o en todo caso, ¿no estamos siempre batallando, buscando ampliar nuestros márgenes de libertad? Tenemos que redefinir tantas cuestiones…Si esta crisis es posibilidad de situarnos en esas preguntas… sin que se vuelvan catastróficas.

Contar con políticas de cuidado nos permite hacernos esas preguntas, nos rescata un poco de la brutal inermidad que han sufrido y padecen en otros países. O la que nos hubiera condenado a nosotros a un destino muchísimo más incierto y horroroso, si el virus hubiera llegado unos meses antes, en el marco del gobierno anterior.

Podemos seguir pensando, por supuesto, en esa línea tan difícil entre cuidado y control, lo delicada que es esa línea. Sin embargo, yo al menos, entiendo que podemos ponernos existenciales siempre y cuando la urgencia no sea únicamente la de sobrevivir, y siempre y cuando los desamparos no sean demasiado brutales.

-Nosotras podríamos preguntarnos, ¿bajo qué condiciones y de qué forma los sueños valen la pena ser soñados ? Pensando en que los sueños son también una forma de política, la política del deseo, de lo singular, de lo propio. 

Los sueños, aún los más angustiosos, esos que nos despiertan, valen la pena ser soñados. Porque pienso que más que poner atención al contenido de los sueños, o independientemente de su contenido, el sueño indica que la capacidad de soñar sigue motorizado la actividad psíquica, formando parte de lo que nos constituye y humaniza, formando parte de nuestras narraciones más íntimas pero también de las narraciones colectivas, las escrituras que proliferan hoy.

Política de los deseos, sabemos además que el deseo (nunca es uno solo, son muchos, concientes e inconcientes) es lo no domesticable, por excelencia. Los sueños, ese universo de trabajo, elaboración y creación a partir de nuestros conflictos, nuestros conflictos infantiles, y también los actuales. Que ese trabajo que el soñar posibilita y expresa nos siga enlazando a otros, tanto en el terreno analítico, transferencia mediante, como en los encuentros virtuales amorosos, íntimos, novedosos y creativos, es parte de nuestra esperanza de hoy. En esos enlaces los aislamientos pierden o disminuyen dureza y sufrimiento, o incluso se profundizan o generan acercamientos nuevos.

Entonces, los sueños crean futuro psíquico y futuro político, pero nos anclan a la temporalidad, nos sitúan respecto de un tiempo “propio”. Suelo citar a Rodrigo Fresan, que dice que los sueños no pertenecen ni al pasado ni al presente ni al futuro, sino que son algo así como un “cuarto tiempo”. Creo más bien que los sueños humanizan el tiempo, lo sacan de la cronología y la linealidad, y arman historia. Allí un poco está la pregunta por quiénes somos y por nuestros deseos, generalmente enigmáticos y misteriosos, a veces irreconocibles. Allí está también la necesidad de narrarlo. Los sueños son una escritura particular, y requieren una narración y una escucha particular. Una hipótesis en la que vengo pensando y planeo desarrollar es que los sueños están fuertemente ligados al origen de la literatura. No olvidemos que también los sueños tienen todo que ver con el mismo origen del psicoanálisis, el autoanálisis de Freud y la creación del método psicoanalítico le deben muchísimo a ellos. Y en la historia de la filosofía ocupan enorme lugar. Incluso son piezas clave de conocimiento para las culturas antiguas y el mundo no occidental.

Los sueños, en suma, son la reserva humana por excelencia, contra todos los sistemas y maquinarias de dominación y control, los sueños se imponen. Resisten. Por eso escribí en otro texto: el sueño es al futuro lo que el azogue al espejo. Es la sustancia de la que estamos hechos… parafraseando a un célebre autor. Es la materia libidinal con la que sostenemos y llevamos adelante nuestras vidas, proyectos, y batallas.

Si lo neoliberal quiso imponernos el “fin de la historia”, y lo sigue haciendo, junto a tantos otros espejismos (esa idea de normalidad que discutíamos antes está muy emparentada, también es un espejismo), tampoco este virus, ni los aislamientos que hoy requiere, decretará el fin de los sueños.

Los sueños son bastión. Trinchera. Porque allí nadie ingresa a la fuerza. En tiempos en los que el desarrollo científico-técnico-mercantil busca penetrarlos, controlarlos, dirigirlos, programarlos, ya sea con propaganda, pastillas, mediciones de las ondas cerebrales, etc; los sueños, nacidos de ese tejido inmaterial, inaprensible e indestructible, aunque a veces se evapore y juegue con nuestra memoria, son sitio de resistencia. La resistencia de la palabra como forma de combatir los anhelos de desubjetivar y controlar lo humano, o de volverlo únicamente soporte o condición de producción y adaptación (cuando se duerme, no se consume ni se produce. Los sueños, entonces, son actividad psíquica no consumidora ni productiva, ni tampoco predictiva). Son el punto por excelencia de enlace de las pequeñas biografías, en la trama de cada subjetividad, y los movimientos colectivos, con su enormísima potencia transformadora.

-Y en los movimientos colectivos aparecen los “sueños colectivos”….

Los Feminismos populares son buena prueba de ello, muestran en qué medida los sueños amplían el campo de lo posible, a veces de modos inimaginables. Son acontecimiento (lo que permite a un inexistente ponerse de pié, decía Badiou). Las militancias ligadas a la ola verde pusieron en la agenda política el derecho al aborto legal seguro y gratuito, por ejemplo.

Mientras tanto los femicidios avanzan, las violencias contra las mujeres siguen ocurriendo, los aislamientos a veces pueden resultar de lo más monstruosos. El #niunamenos y la lucha contra el patriarcado es efecto de la posibilidad de soñar y hacer de eso política. Esos sueños cambiaron y lo seguirán haciendo, el modo de subjetivarnos. Son poderosos los sueños, no omnipotentes pero sí potentes. Cómo seguir soñando colectivamente ahora que no tenemos las calles? Ahora que hay otras urgencias? Son algunas de las preguntas que me hago.

-Pero todavía tenemos los cuerpos! Se me viene un texto de Comité Invisible, dice que “todas las razones para hacer una revolución están ahí. No falta ninguna. El naufragio de la política, la arrogancia de los poderosos, el reinado de lo falso, la vulgaridad de los ricos, los cataclismos de la industria, la miseria galopante, la explotación desnuda, el apocalipsis ecológico… no se nos priva de nada, ni siquiera de estar informados de ello. Todas las razones están reunidas, pero no son las razones las que hacen las revoluciones; son los cuerpos. Y los cuerpos están delante de las pantallas”. 

Te escucho, y agrego: soñamos con todo el cuerpo. El que crea que soñamos sólo con la cabeza, sepa que está equivocado…

Fuente: http://lobosuelto.com/suenos-reserva-humana-feldmanotano/

Imagen: Suyai Otaño

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Un receso en clase para tener unos minutos de ensoñaciones socioecológicas

Por: Carmelo Marcén

Es bueno pasearse en la práctica educativa por el territorio de la utopía, buscando sueños creadores que, al estilo de María Zambrano, nos ayuden a transitar sin miedo entre dificultades y resistencias reales para abrir caminos futuros.

Los sueños son una estrategia de libertad que cada persona gestiona a su manera. No son definitivos ni están sujetos a las convenciones que marca la vida cotidiana. Se construyen tanto despiertos como dormidos; los hay compartidos o escondidos, individuales y colectivos, corrientes y relevantes. Unos se hacen realidad y otros no; admiramos los de personas que imaginaron mundos improbables, se han cumplido en parte, como Julio Verne, Amelia Earhart, Gandhi, M. Luther King, Marie Curie, Nelson Mandela, Berta Cáceres o Malala Yousafzai.

Conviene preguntarse cada cierto tiempo si la escuela es un lugar de sueños. Allí pocas veces se conjugan bien los deseos personales con los currículos; la organización o los deberes escolares aniquilan los momentos de libertad que tan necesarios son para las ensoñaciones. Acaso esto sucede porque no sabemos qué tipo de ser humano ha de “producir” la educación, como se pregunta Emilio Lledó. Pero no todo está perdido. Imaginemos que conectamos el aula con el mundo exterior y escuchamos proyecciones de escenarios de vida, salud y convivencia diferentes, como aquellos que idearon Jacques Delors y otros en La educación encierra un tesoro o los que emiten algunas organizaciones internacionales o las ONG. Si reparamos en los mensajes es posible que provoquen ilusiones, fugaces en unas personas pero permanentes en otras; en cualquier caso, dignas de ser comentadas y compartidas en clase.

Dejémonos llevar, supongamos un mundo ecosocial, sin ponerle fecha concreta. En él se ha sustituido la energía nuclear y la de los combustibles fósiles por las renovables, como los grupos de investigación de la ONU habían sugerido. Para ello habían sido importantes las reacciones tras el accidente nuclear de Japón pero sobre todo la disminución del consumo energético per cápita por la implicación de la ciudadanía –que adopta hábitos responsables– y las autoridades –que mantienen una seria legislación– y los constructores –que utilizan como criterio prioritario el perfeccionamiento de la eficiencia energética–. Tan bien fueron las cosas que las energías renovables permiten disponer de luz en muchos lugares apartados de Asia, América y África, también a las olvidadas e infradotadas escuelas.

En ese universo posible apenas existen refugiados ambientales, se ha terminado la desertización, el cambio climático ha dado un vuelco inexplicable, ya no se sobreexplotan las aguas de riego ni los ríos, la contaminación casi no existe, la tierra da alimentos para todos. La deforestación se ha cortado de raíz porque se realiza una gestión sostenible de los bosques vigilada por organizaciones independientes y el consumo de papel en los países ricos se ha reducido a la quinta parte. Los suelos contaminados son una reliquia que se utiliza para educar a los jóvenes sobre el pasado, porque se han firmado acuerdos internacionales que han llevado al procesamiento y depósito de residuos tóxicos, a la recuperación de las basuras sin fraudes ni esclavitudes para los países pobres. Las guerras terminaron hace tiempo y los desplazados por estas, sean africanos o de países como Siria, Afganistán, Irak o Colombia, han podido volver a sus lugares de origen.

Todo ha sido posible porque hace años cambió el modelo capitalista de explotación de recursos. Así, las grandes multinacionales que cultivaban de forma intensiva en África, América y Asia decidieron apostar por la agroecología con lo que pusieron en valor la existencia de los lugareños y lograron la mejora de sus economías, pues los empleos verdes llegaron a copar el mercado mundial. Los grupos de presión como G-8 o G-20 incentivaron la mejora de la economía social y de la salud global, quisieron acabar con la desigualdad frente al beneficio excluyente que los movía a comienzos del siglo XXI. Habían tomado como principio de equidad universal los indicadores y Objetivos del Desarrollo del Desarrollo Sostenible (ODS)- y constituyeron el G-Global en la ONU, que funciona como asamblea democrática y controla las especulaciones bancarias de cara a ecogestionar el territorio.

Cuando despertemos de esas ensoñaciones sobre la ecología de las personas puede que no recordemos bien si era un sueño individual o colectivo, ni el año que marcaba el calendario. Interesa repetir estos momentos en la escuela porque después surgen preguntas entre los estudiantes y se encuentran algunas respuestas en forma de compromisos.

La enumeración de logros que aquí hemos imaginado parecerá excesiva a muchos. En cualquier caso, de vez en cuando es bueno pasearse en la práctica educativa por el territorio de la utopía, buscando sueños creadores que, al estilo de María Zambrano, nos ayuden a transitar sin miedo entre dificultades y resistencias reales para abrir caminos futuros, que siempre deberían ser imaginativos y de tránsito colectivo. Eduquemos para ayudar a conseguir el mejor mundo de los posibles, pero atentos a aquello que nos decía Antonio Machado: Si es bueno vivir, todavía es mejor soñar, y (casi) lo mejor de todo, despertar. ¡Cuántas clases podemos dedicar a perseguir estas ideas!

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/ecoescuela-abierta/2018/01/25/receso-clase-unos-minutos-ensonaciones-socioecologicas/

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Pelicula: Vivir es fácil con los ojos cerrados

Vivir es fácil con los ojos cerrados

  • País(es) España
  • Año 2013
  • Género Comedia dramática
  • Basado en hechos reales
  • Duración 105 minutos
  • Idioma(s) Castellano
  • Dirección :David Trueba
  • Producción Cristina Huete (Fernando Trueba PC)
  • Guion David Trueba

Sinopsis: Es una película española de 2013 escrita y dirigida por David Trueba. En este caso, se inspira en la historia real de Juan Carrión Gañán (1924-2017),1​ un profesor de inglés que en 1966 viajó a Almería, cuando John Lennon visitó la ciudad andaluza con motivo del rodaje de la película Cómo gané la Guerra. El título fue sacado de la letra de la canción Strawberry Fields Forever («Living is easy with eyes closed»). La película mezcla imágenes propias del film, intercaladas con imágenes de archivo de los Beatles y de Lennon rodando en Almería.

Antonio (Javier Cámara), fan incondicional del cuarteto de Liverpool y profesor de inglés en un humilde colegio de Albacete, que usa las canciones de los Beatles para enseñar inglés, decide emprender el viaje para conocerlo y hacerle una inusual petición. La libertad y los sueños son los ejes centrales del viaje en el que no sólo encontrarán al cantante, sino también a ellos mismos. Se estrenó el 31 de octubre de 2013.

Para saber mas de la pelicula: http://www.cinemascomics.com/vivir-es-facil-con-los-ojos-cerrados/

Fuente de la reseña: https://es.wikipedia.org/wiki/Vivir_es_f%C3%A1cil_con_los_ojos_cerrados

Fuente de la imagen: https://st-listas.20minutos.es/images/2015-09/401755/4794346_249px.jpg?144

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