Suicidio adolescente: cómo desarrollar un «semáforo familiar» para entrar en alerta

Por: María Paz Badilla.

Los adolescentes quieren cambiar el mundo, su impulso vital los lleva a ser soñadores y activos. Entonces, ¿por qué hay jóvenes que deciden poner punto final a sus vidas? María Paz Badilla, de Fundación Ideas para la Infancia, nos da algunas claves para estar alertas.

Hace algunos años atrás, la prestigiosa psicóloga María José Rodrigo -quien ha liderado la revolución de la parentalidad positiva en Europa- vino a nuestro país a compartir sus conocimientos con nuestra Fundación. Una de las cosas que recuerdo de esa visita, es que al contarle todo lo que en Chile hacíamos por nuestros niños, ella nos quedó mirando y enfática nos dijo: “Qué botados que tienen en Chile a sus adolescentes”. Y claro, ella de inmediato se dio cuenta que cuando se trata de los jóvenes y el poder abordar sus problemáticas asertivamente, al parecer estamos llegando demasiado tarde.

Así mismo, no es casualidad que hace algún tiempo atrás un grupo de adolescentes a quienes les preguntaba por los desafíos de esta etapa de la vida, me dijeran que lo más difícil era lidiar con la presión que la sociedad ejerce sobre su futuro señalando: “No quieren entender que somos adolescentes hoy, siempre nos ven como un proyecto de personas adultas”.

Así también, daban cuenta de lo difícil de establecer relaciones de confianza con sus pares: “Tienes amigos, pero hay que estar atentos a que no te defrauden”, aludiendo a la presión del tema del bullying y el acoso escolar.

Miedo al rechazo, presión social, estrés, tensión respecto a ser alguien en la vida, necesidad de afecto, bullying, sensación de soledad y malos tratos, son algunos de los factores que hoy ponen en riesgo a nuestros hijos y que nos han llevado a ser, según los índices de la OCDE, el país número 13 en tasas de suicidio. Por otra parte, junto con Corea del Sursomos los únicos dos países del mundo en que las tasas de suicidio infantil y adolescente crecen cada año, en vez de disminuir.Esta es la tercera causa de muerte más frecuente para los jóvenes de entre 15 a 24 años de edad, y la sexta causa de muerte para aquellos de entre 5 a 14 años.

No son cifras de las que podamos sentirnos orgullosos, sin embargo, es necesario que estas estadísticas nos lleven a preguntarnos: ¿cómo podemos detectar a tiempo ese dolor para prestar una ayuda oportuna y dejar de lamentar hechos como estos?

Este es un tema que no debe movilizarnos sólo por nuestros hijos, es necesario entender que es un problema a nivel global. ¡Sí! Hoy muchos de nuestros jóvenes han preferido quitarse la vida antes que vivirla y eso es mucho más que un simple dato estadístico.

Dejar de lado el tabú y verbalizar “suicidio” sin trancas sociales

Es preciso que como sociedad perdamos el miedo a hablar de la depresión y del suicidio adolescente en nuestras familias y empecemos a asumir, tomar conciencia y responsabilidad, de que esta es una problemática que debe trascender los tabúes sociales. ¿Cómo podemos comenzar a asumir esta responsabilidad?

Perdiendo el miedo a hablar sobre el tema, a verbalizar la palabra suicidio sin juicios, ya que aún es un tema tabú y esa cualidad lleva a que se esconda, muchas veces atormentado a los adolescentes en crisis, y no pudiendo contar lo qué les pasa por miedo a dañar a sus seres queridos.

Cuando un tema toma fuerza, ya sea porque aparecen casos que resultan ser mediáticos, por una experiencia cercana o por aparecer en alguna serie de televisión (13 Reasons Why), es preciso pesquisarlo y hacerlo parte de las reflexiones y conversaciones cotidianas, que formarán un criterio social y con esto una conciencia colectiva al respecto. Para prevenir, es necesario crear una comunidad sensible, que priorice temas tan dolorosos como este.

Las conductas suicidas

Según el Ministerio de Sanidad y Política Social de España, se definen cuatro tipos de conductas suicidas:

1. El suicidio frustrado: cuando ha existido la intención de quitarse la vida pero sin los resultados esperados.

2. La amenaza de suicidio: cuando se verbaliza y expresa el deseo de quitarse la vida en situaciones que pueden ser críticas para el adolescente.

3. Las conductas auto-lesivas: que llevan a generarse daño o lesiones a sí mismo.

4. Suicidio consumado: cuando la muerte se concreta.

Se puede comprender que el suicidio como fenómeno tiene diferentes manifestaciones y puede gestarse de forma progresiva, teniendo siempre cualquiera de estas conductas un carácter grave y que debe activarnos a tiempo. “Las conductas suicidas se expresan de menor a mayor gravedad, es decir, ideación, amenaza, intento y por último suicidio consumado”.

Duele el hecho de pensar que una etapa de la vida que se caracteriza por su impulso vital, por alojar ese complejo mesiánico en donde sentimos que somos superpoderosos y soñamos con cambiar el mundo, pueda transformarse en la etapa más aterradora de nuestra vida. Tanto así que prefiramos despedirnos del mundo en que vivimos.

¿Qué podemos hacer los adultos?

En primer lugar, estar atentos y no dar por sentado o normalizar conductas que pueden ser potenciales riesgos para la salud mental de nuestros hijos. Generalmente, toda experiencia de suicidio se vincula a algún trastorno de salud mental, en particular la depresión.

Luego, entender cómo el contexto relacional (con quiénes se vincula) en el que nuestros hijos se desarrollan, tiene un impacto en su bienestar y en favorecer o bien obstaculizar su salud mental.

Y por último, crear comunidad. Estar bien conectados entre padres, familias y colegios para entender mejor el mundo de los adolescentes de hoy. Comprender desde un lugar de empatía y compañía, más que desde el juicio y la imposición de normas.

Semáforo familiar: una metáfora de la prevención

Comprender las causas del suicidio adolescente, no es tarea fácil. La depresión y con esta la decisión de quitarse la vida, resulta ser una problemática que tiene su origen en una combinación de factores tanto a nivel biológico, psicológico, social y contextual. Se da en personas que se encuentran en una condición de vulnerabilidad, generalmente asociada a problemas de salud mental. Esta complejidad hace que sean diferentes las variables o riesgos que puedan potenciar estas conductas.

Desde los adultos, resulta fundamental estar en conocimiento de estos riesgos para detectarlos a tiempo. Para esto, usaremos la metáfora del semáforo y sus tres luces como un mapa que guíe la detección de posibles peligros y oportunidades:

  • Luz roja: para identificar conductas o situaciones de alto riesgo.
  • Luz amarilla: para identificar conductas y situaciones que debemos monitorear.
  • Luz verde: para identificar conductas o situaciones que actúan como fuente de protección.

Mientas más expertos seamos en detectar e identificar la zona de alerta o de monitoreo, antes podremos llegar a prestar apoyo a nuestros jóvenes cuando lo necesiten. Revisemos algunas ideas que pueden ayudarnos a construir nuestro semáforo familiar.

Luz roja: ¡Riesgo! ¡Actúa ya!

En lo individual:

  • Cambios bruscos de ánimo de forma recurrente y/o reactividad emocional o irritabilidad.
  • Baja autoestima.
  • Tendencia a percibir constantemente de forma pesimista y desesperanzada la vida.
  • Baja energía, baja motivación hacia cosas que antes eran divertidas.
  • Altos niveles de estrés, angustia y una baja sensación de autoeficacia para manejar estos estados emocionales.
  • Aislamiento social.
  • Infringirse lesiones o dañar el propio cuerpo.
  • Abuso en el consumo de alcohol y drogas.

En lo familiar:

  • Relaciones familiares hostiles, agresivas, críticas y maltratantes.
  • Falta de comunicación y baja expresión de los afectos familiares.
  • Falta de calidez emocional.
  • Bajos niveles de cohesión familiar.

Respecto del contexto:

  • Crisis o situaciones estresantes que el joven sienta que lo sobrepasan o no puede manejar (cambio de ciudad, muerte de algún familiar, divorcio).
  • Sensación de sobrecarga, estrés o temor relacionado al ámbito social o académico.
  • Bullying o acoso escolar.

Luz amarilla: ponle ojo

  • Monitorear uso de redes sociales y su exposición en ellas.
  • Saber qué programas ven en la televisión o a través de internet: no se trata de prohibir sino de acompañar y estar enterados, ya que esto nos da claves para futuras conversaciones con ellos.
  • Nivel de satisfacción personal: indagar respecto a cuán contentos se sienten con su vida.
  • Sentimientos diarios: preguntar todos los días cómo se sienten.
  • Rendimiento en el colegio: estar en constante vinculación con sus profesores y otros apoderados es fundamental, así también conocer sus amigos y amigas.

Luz verde: tu hijo está o se siente protegido

  • Presencia de protocolos de acción en los colegios para abordar el bulliyng y el acoso escolar, que activen una ayuda oportuna.
  • Relaciones de amistad que contribuyen a reforzar la autoestima positiva y la pertenencia social.
  • Relaciones familiares cercanas, afectuosas y donde hay espacio para la expresión de todo tipo de emociones.
  • Comunicación constante.
  • Capacidad reflexiva de los jóvenes respecto de sí mismos y los demás.

Prevenir la depresión y el suicidio adolescente, es una tarea social que nos compete a todos. Tener buenos sistemas de alerta, depende de cuán involucrados e informados estemos para activar un apoyo real a la vida de nuestros jóvenes.

En la Fundación Ideas para la Infancia, hemos desarrollado un programa de trabajo para mejorar la convivencia familiar para padres y madres de adolescentes llamado “Vivir la adolescencia en familia”. A partir de esta experiencia, nos dimos cuenta que los padres tienden a desconectarse de sus habilidades vinculares, para priorizar la relación con sus hijos, las habilidades más formativas que se centran en monitorearlos, orientarlos y supervisarlos. Incluso en algunos casos, dejan de lado el desarrollo de un vínculo afectivo que nutra esa relación. Gracias a este programa, muchos padres ya están trabajando en no dejar de lado estas habilidades, centrales para la práctica de la crianza en este ciclo de la vida de sus hijos.

Fuente del artículo: https://www.eldefinido.cl/actualidad/plazapublica/10087/Suicidio-adolescente-como-desarrollar-un-semaforo-familiar-para-

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Suicidio adolescente, embarazo de niñas y falta de cobertura en educación inicial en Ecuador son parte de estudio

Redacción: El Comercio

En lugar de disminuir, los suicidios de adolescentes han aumentado. En el 2010, la tasa por 100 000 adolescentes fue ocho y en el 2016 se incrementó a 10. Revertir ese indicador demanda desplegar esfuerzos, que incluyen la implementación de una política de salud mental dirigida hacia los adolescentes. Lo indica el Estudio Situación de la niñez y adolescencia en Ecuador, una mirada a través de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). En el 2006 murieron 137 jóvenes y en el 2016, 192. Del total, 83 sucidios fueron de mujeres y 109, de hombres. Esto es un cambio, concluyen, ya que desde 1997 hasta el 2007, el suicidio en mujeres adolescentes ocupaba el primer lugar. Las provincias con mayor incidencia son Zamora Chinchipe, en donde llega a 53 suicidios por 100 000 habitantes; seguida por Napo, en donde es 33 por 100 000. Cañar y Azuay, con alta migración de padres y madres, registran tasas de 33 y 22, respectivamente. Cotopaxi, 29; otras provincias que superan el promedio nacional de 10 suicidios por cada 100 mil habitantes son Pastaza, Orellana, Carchi, Bolívar y Tungurahua. La investigación resulta de la coalición entre Care, Chilf Fund, Observatorio Social del Ecuador, Plan Internacional, Unicef y World Vision. Las organizaciones, con las cifras oficiales disponibles del 2006 al 2016, intentan visibilizar los problemas que enfrentan los niños y adolescentes, que en Ecuador suman alrededor de seis millones. Los chicos de 0 a 17 años corresponden al 35% de la población en el país, según los datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, hasta el 2017. Otra de las preocupaciones de las organizaciones es la tasa de partos de niñas de 10 a 14 años, por lo que consideran que falta información sexual integral, que incorpore servicios de salud sexual y reproductiva en el sistema educativo. Cada semana un promedio de 40 niñas en este grupo de edad dieron a luz en el 2016. Una de las metas del ODS para el 2030 plantea que hasta el 2030 se debe garantizar el acceso universal a los servicios de salud sexual y reproductiva. En el texto se critica la estrategia implementada en el 2013, el Plan Familia, que modificó los objetivos de la Estrategia Intersectorial de Prevenciòn del Embarazo Adolescente y Planificación Familiar (Enipla). La tasa de niñas de 10 a 14 años es más alta en Orellana, Sucumbíos y Morona Santiago. Rebasa los cinco embarazos adolescentes por cada mil adolescentes. En cuanto a la cobertura educativa, Margarita Velasco, del Observatorio Social del Ecuador, señaló que la tasa neta de acceso a la educación básica llega al 96%, sin diferencia de género. Y la de educación media alcanza el 71%. El nivel educativo en el que hace falta poner más atención es el inicial, ya que solo el 23% de los menores de 5 años tienen ese servicio. Un desafío en las zonas rurales, dijo, es que se garantice la preservación de las lenguas tradicionales. Para Jose Bagua, de World Vision, la educación debe ser acorde a los pueblos y nacionalidades, pero que ayude a convivir con los nuevos adelantos tecnológicos. Los centro de desarrollo infantil, del Ministerio de Inclusión Económica y Social, están distantes, en la zona rural. Además las familias aún no asumen la importancia de este nivel educativo. Alexandra Moncada, de CARE, considera necesario trabajar en el Sistema de Protección de Derechos, para que opere y sea efectivo. También comentó que se debe transformar el sistema de justicia, para que no haya más impunidad. A continuación, puede acceder al documento completo:   https://drive.google.com/file/d/1rNTY0Rv2noPhuWjq9f5E21uW2ZsWKUas/view

Fuente: https://www.elcomercio.com/actualidad/adolescentes-suicidio-embarazo-educacion-estudio.html

 

 

 

 

 

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1 de septiembre: día con más suicidios entre adolescentes en Japón

Japón/04 septiembre 2017/Fuente: Televisa News

Un diagrama difundido por el gobierno japonés indica que el 1 de septiembre, día de inicio del ciclo escolar, es el día con más suicidios en Japón.

Este esquema demuestra de forma gráfica la forma en que están distribuidos el conjunto de suicidios entre los días de un año. Lo que resalta a primera vista es el pico de 130 suicidios que se eleva de forma alarmante por encima del promedio diario de 49.4.

Diagrama de tasa de suicidios entre estudiantes japoneses (Foto: BBC)

La cadena televisiva CNN reporta que este fenómeno no es una casualidad, la que dio inicio a diversas investigaciones para analizar la causalidad de esta funesta cifra. Una de sus principales fuentes resultó ser una adolescente que tenía planeado suicidarse.

Nanae Munemasa, estudiante de 18 años, ha sido blanco de constantes humillaciones propinadas por sus mismos compañeros de clase, estos ataques no estaban limitados a los salones, la chica estaba expuesta a estas afrentas en la piscina de la escuela, en el patio de recreo e incluso en la misma calle.

Fotografía de Nanae Munemasa, estudiante que pensó en suicidarse para escapar del constante abuso (Foto: CNN)

Munemasa indicó que a su parecer, la raíz del problema recide en que tanto en el sistema de educación, como en la cultura japonesa, siempre se antepone la comunidad por encima del individuo.

Yo era la última en salir de la piscina, un cepillo voló de la nada y me golpeó bajo el agua. Casi me ahogo. Tenía un enorme chichón en la frente […] En Japón, tienes que estar en línea con otras personas. Y si no puedes, eres ignorado o intimidado. Estás obligado a tener una opinión unificada y aplasta la singularidad que cada persona tiene. Pero esa singularidad no es algo para destruir”

El acoso por parte del resto del cuerpo estudiantil se fue incrementando poco a poco al punto en que se hizo insoportable, Nanae llegó a considerar quitarse la vida al lanzarse desde lo alto de la Torre de Tokio o al cortarse las venas de las muñecas. Por fortuna, en vez de eso decidió pasar un año en casa en donde encontró el aliento necesario para restablecerse en el cariño de su madre.

Por increíble que parezca, el inicio de clases es el principal motivo de la alarmante tasa de suicidios entre adolescentes japoneses cometidos durante el 1 de septiembre. No por que los estudiantes no quieran dejar los días de descanso sino porque regresar a las aulas les significa regresar al acoso y al bullying.

“El largo descanso del colegio te permite estar en casa, y esto es un paraíso para aquellos que son acosados, admitió. Cuando termina el verano tienes que regresar. Y cuando empiezas a preocuparte porque empezarán otra vez las burlas es cuando el suicidio se convierte en una opción“

Actualmente existen en Japón organizaciones de ayuda gubernamentales así como líneas de ayuda e incluso editoriales manejadas por ex víctimas de acoso y sobrevivientes de intentos de suicidio que están enfocadas en alentar a los jóvenes a obtener asistencia y evitar decisiones lamentables, entre ellas se encuentra el Periódico de los jóvenes del editor Shikoh Ishii.

“Creamos esta organización sin fines de lucro hace 17 años porque en 1997 tuvimos tres incidentes estremecedores con niños de secundaria justo antes del inicio del segundo semestre […] Dos de ellos se suicidaron el 31 de agosto. Cerca de esta fecha, tres jóvenes incendiaron también una escuela y dijeron que si se quemaba, entonces no tendrían que volver a clases“

Ishii se refirió a un círculo vicioso que convierte a víctimas en victimarios para evitar ser acosados por el resto de los estudiantes.

“Tienes que entender cuidadosamente la estructura de poder para que no te intimiden. Incluso así, si eliges no sumarte a los bravucones, puedes convertirte en la próxima víctima”.

Acorde a cifras de la última consulta gubernamental, el 90% de los niños entrevistados declaró haber sido tanto víctimas de acoso como abusador.

Ishíi declaró haber escrito una nota de suicido en su juventud y que sus pensamientos suicidas comenzaron a surgir cuando no pudo entrar a una prestigiosa escuela secundaria. La competencia realizada durante los exámenes de admisión es considerada un asunto tan serio en el país del sol naciente que los kanji (símbolos iconográficos) utilizados para referirse a ella incluyen el término “guerra”.

 “El problema más grande es la sociedad competitiva donde tienes que ganarle a tus propios amigos“.

Ishii indicó que también encontró apoyo en sus padres quienes encontraron su nota suicida y le permitieron quedarse en casa para volver a adquirir confianza en sí mismo.

Fuente: http://noticieros.televisa.com/historia/internacional/2017-09-01/1-septiembre-dia-mas-suicidios-adolescentes-japon/

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Alerta por el aumento progresivo de adolescentes que se cortan

Por: Raquel Quelar

  • La poca resistencia a la frustración y la falta de habilidades para canalizar el malestar, entre las causas.

“Empiezas a cortarte y no puedes parar; lo necesitas, es algo enfermizo”, relata una de las adolescentes que han quedado atrapadas por una conducta que cada vez más jóvenes exhiben en las redes sociales, como si de una proeza se tratara. Psicólogos y psiquiatras especializados han detectado en los últimos años un aumento progresivo de estos casos, la mayoría de los cuales no van asociados a ninguna enfermedad mental, sino más bien a una manera de canalizar una frustración o un malestar emocional.

Sin embargo, el fenómeno preocupa a padres, profesores y profesionales sanitarios porque, como señala el coordinador del Hospital de Día de Adolescentes de Salud Mental de Parc Taulí, Joaquim Puntí, “las autolesiones no suicidas incrementan el riesgo de lesiones suicidas”, excepto en los adolescentes que lo hacen de manera muy ocasional. Es por este motivo que, a pesar de que muchos de ellos no sufren una patología psiquiátrica, deben recibir tratamiento para superar esta conducta.

 

Cinco hospitales catalanes han creado un grupo de estudio

“Estamos teniendo un incremento exponencial” de jóvenes que se autolesionan, asevera la psicóloga clínica Anna Sintes, del Hospital Sant Joan de Déu, que concreta que en el centro hospitalario de Esplugues de Llobregat este tipo de casos se han sextuplicado en los últimos cuatroaños. Así es que si en 2012 atendieron en urgencias a 24 pacientes por autolesión que precisaron hospitalización, en 2016 la cifra aumentó a 173.

Mientras que el centro vallesano ha registrado en los últimos dos años un aumento de un 9% de las consultas de adolescentes que se autolesionan. Si en 2014 los jóvenes que se autoagredían representaban un 19% del total de los pacientes atendidos, al cierre del año pasado la cifra se había incrementado en un 28%.

La conducta de cortarse recibe una cierta aprobación en grupos de chicas, según los psicólogos

La conducta de cortarse recibe una cierta aprobación en grupos de chicas, según los psicólogos (Getty)

Estudios europeos ratifican también el comportamiento al alza de autolesiones no suicidas entre la juventud, como el estudio que recogió en 2014 la revista británica Journal of Child Psycology and Psychiatry. El informe ultima que un 27,6% de jóvenes europeos se han autolesionado al menos una vez en la vida.

La tendencia en Catalunya también se ha detectado, hasta el punto que se ha constituido el Grupo de Estudio y Tratamiento de las Autolesiones (Greta), formado por profesionales de cinco hospitales – el Clínic, Sant Pau, Parc Taulí, Sant Joan de Déu y Althaia, de Manresa-. El objetivo del grupo es elaborar un protocolo para atender de manera efectiva al número creciente de pacientes que sufren este problema psicológico.

“En la mayoría de los casos son cortes superficiales que se hacen con objetos tan comunes como sacapuntas, cuchillas y a veces también con un lápiz, con el que se van rascando hasta producirse una lesión”, detalla Joaquim Puntí. Los adolescentes, que en uno de cada diez casos son chicas, se hacen este tipo de heridas en antebrazos –el lugar más habitual-, pero también en nalgas y vientre.

La conducta de la autolesión empieza a detectarse entre los 11 y 14 años
La conducta de la autolesión empieza a detectarse entre los 11 y 14 años (iStockphoto)

Una de las cosas que más alarma a psicólogos y familias es el hecho de que, tras realizarse el corte, los jóvenes acostumbran a fotografiar el resultado y compartirlo con el grupo de amigos a través de aplicaciones como Whatsapp, o bien lo exhiben a través de redes sociales –por ejemplo, Instagram-, llegando a un público más amplio.

Es por ello que los profesionales no descartan que se esté produciendo una especie de contagio; que las autolesiones, que antaño se asociaban a una enfermedad psiquiátrica, se estén convirtiendo en una moda entre jóvenes aparentemente sanos. “No es extraño que en una clase cuando una chica se autolesiona, en pocos días tres o cuatro alumnas más imiten esa conducta”, comenta el psicólogo Joaquim Puntí.

No es extraño que en una clase cuando una chica se autolesiona, en pocos días tres o cuatro alumnas más imiten esa conducta

JOAQUIM PUNTÍ

Coordinador del Hospital de Día de Adolescentes de Salud Mental de Parc Taulí

Pero, ¿a qué es debido este fenómeno? “No se sabe con certeza”, contesta Anna Sintes. No obstante, la psicóloga clínica dilucida que “la expresión del malestar emocional cambia en función de la época y la cultura”. Y añade que si bien antes los adolescentes agobiados y con problemas se enganchaban a la heroína, ahora una de las tendencias es cortarse, seguramente “por influencia de las redes sociales y la facilidad con la que se transmiten las imágenes”.

El perfil de los jóvenes sin ninguna enfermedad psiquiátrica que se autoagrede es la de una persona con una autoestima baja, que tiene dificultades en las relaciones interpersonales –en muchos casos son víctimas de acoso escolar-, con poca capacidad para resolver problemas y escasa resistencia a la frustración. Además, sus relaciones familiares suelen ser complicadas y comparten un temperamento que los predispone hacia este tipo de conductas. “Aunque cada vez el perfil es más heterogéneo”, puntualiza el psicólogo clínico del hospital Parc Taulí.

Diversos grupos de jóvenes que se autolesionan

Otra pregunta que se hacen los especialistas cuando reciben a un paciente con un comportamiento de este tipo es “¿qué función tiene la autolesión en este caso?”. Puntí explica que hay que diferenciar entre grupos de adolescentes distintos: el primero, los jóvenes que forman parte de una subcultura urbana llamada “Emo” y que se autolesionan como una manera de significarse como miembro de esa tribu.

El segundo grupo estaría compuesto por los jóvenes con una enfermedad mental –un trastorno alimentario, por ejemplo-. Una patología a la que va asociado un escaso control de los impulsos. En estos casos las autolesiones suelen ser mucho más graves que las que se hacen los otros grupos.

Y, por último, el grupo mayoritario: el de los que se hacen cortes superficiales ante problemas triviales: un límite impuesto por los padres que no les gusta, una relación de pareja que se rompe o una discusión con alguien. El adolescente se autoagrede como una vía para comunicar su malestar a los demás o bien para sentir alivio al cortarse –el dolor que le produce la autolesión desvía su atención del sufrimiento psicológico-, o bien porque se marea al ver la sangre y esto le disminuye la ansiedad que está sintiendo.

Muchos adolescentes reciben en su móvil imágenes de contenido sexual
Muchos adolescentes reciben en su móvil imágenes de contenido sexual (Getty)

Esta conducta también provoca en ocasiones que el entorno próximo al joven se preocupe más y cambie su relación con él, con lo cual se siente más considerado y querido, lo que a su vez puede reforzar este comportamiento y convertirlo en más impulsivo. “Si la autolesión aparece en el contexto de una frustración, la familia cede en su objetivo porque teme que su hijo vuelva a autolesionarse”, añade el psicólogo del hospital Parc Taulí.

Entonces, ¿cómo tratar al adolescente que se corta para canalizar su malestar o frustración? No reforzando esa conducta, lo cual no quiere decir ignorarla. “No hay autolesión banal a la que no se le deba dar importancia, ya que puede ir en aumento”, avisa Anna Sintes. En este sentido Joaquim Puntí aconseja a los padres que “mantengan la calma” y que hablen del problema con su hijo o hija. No obstante, si rechaza la ayuda y continúa reproduciendo la misma conducta, el siguiente paso es acudir al especialista.

Los psicólogos consultados coinciden en que la clave para solucionar el problema es enseñar al joven a canalizar el dolor psicológico de una manera diferente. También aconsejan a los padres “controlar” los contenidos que sus hijos ven en internet, ya que la red –donde se pueden encontrar miles de resultados de cómo autolesionarse o suicidarse- “amplifica” esta conducta, aseguran.

No hay autolesión banal a la que no se le deba dar importancia, ya que puede ir en aumento

ANNA SINTES

Psicóloga clínica Hospital Sant Joan de Déu

Muestra de ello es el macabro juego conocido como la Ballena azul , por el que una menor ha sido hospitalizada en una unidad psiquiátrica en Catalunya. La práctica, monitorizada por otra persona a distancia, consiste en superar 50 retos, el último de los cuales es quitarse la vida. El juego ha generado alarma en diversos países por la sospecha que podría estar detrás de la muerte de varios adolescentes.

Para combatir el poder de persuasión de internet y del grupo de amigos, los expertos recomiendan que los padres pasen tiempo con sus hijos y mantengan una comunicación fluida. “Comer todos en la mesa en una buena recomendación”, dice Puntí, que alerta que cada vez es más común que los jóvenes hagan los almuerzos o las cenas solos en sus habitaciones.

Además, los especialistas también ven conveniente formar al profesorado para que pueda identificar este tipo de conductas y hacer una acción primeriza conveniente. “No es acertado hablar con todo el grupo del problema de las autolesiones”, advierte el psicólogo, y concluye: “Es mejor dedicar una clase a estrategias de gestión emocional para prevenirlo”.

La clave para solucionar el problema es enseñar al joven a canalizar su malestar emocional de una manera diferente

Fuente: http://www.lavanguardia.com/vida/20170718/424187351914/aumento-adolescentes-cortan.html

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UNICEF: Nueva Zelanda tiene más alta tasa mundial de suicidio adolescente

UNICEF- Nueva Zelanda/20 de junio de 2017/Fuente: http://globovision.com

Un nuevo informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), reveló que Nueva Zelanda tiene, de lejos, la mayor tasa de suicidio adolescente del mundo desarrollado.

Aunque es un dato alarmante, no es una sorpresa, puesto que no es la primera vez que el país ocupa ese puesto en el ranking.

La tasa de suicidio adolescente (personas de entre 15 y 19 años) es la mayor de una larga lista de 41 países europeos y de la OCDE, según el informe de Unicef.

La cifra de 15,6 suicidios por cada 100.000 personas es el doble que la de Estados Unidos, y casi cinco veces mayor que la de Reino Unido.

La doctora Prudence Stone, de Unicef en Nueva Zelanda, advierte que hay una combinación de razones, y es importante no quedarse solo con una estadística.

La elevada tasa de suicidios está vinculada con otros datos, como la pobreza infantil, los índices elevados de embarazo adolescente o las familias en las que no trabajan ninguno de los padres.

Además, de acuerdo con Shaun Robinson, de las Fundaciones de Salud Mental en Nueva Zelanda, el país tiene también «uno de los peores registros del mundo de acoso escolar».

 Fuente de la Noticia:
http://globovision.com/article/unicef-nueva-zelanda-tiene-mas-alta-tasa-mundial-de-suicidio-adolescente

 

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