Honduras / 9 de septiembre de 2018 / Autor: Redacción / Fuente: La Tribuna
Una hondureña representante del Instituto Nacional de Formación Profesional (Infop) recibió un reconocimiento por destacada participación en el Taller sobre Gestión Administrativa de la Educación Superior y Técnica, realizado recientemente en la ciudad de Taipéi, Taiwán.
El trabajo de la “catracha”, Maritza Agüero, jefe de acciones formativas del Infop, fue calificado como sobresaliente, gracias al desempeño, esmero y dedicación que demostró en su presentación.
La postulación de Agüero fue aprobada por el programa de becas denominado “Becas ICDF”, patrocinado por el Fondo para el Desarrollo y la Cooperación Internacional de Taiwán ICDF.
El propósito del encuentro, que contó con asistentes de 17 países del mundo, era fomentar el intercambio cultural y fortalecer los lazos de amistad y cooperación educativa entre la República de China Taiwán y Honduras.
En el encuentro internacional se analizaron temas como las Tendencias y perspectivas del sistema de control de calidad en educación técnica, el intercambio de experiencias del mecanismo de colaboración industria-universidad, estrategias de desarrollo de Taiwán y leyes sobre educación técnica.
También se conocieron conceptos acerca de la internacionalización en la educación superior y técnica y se realizaron visitas de campo a diferentes centros de formación del territorio taiwanés, con la finalidad de conocer el sistema.
La experiencia de Taiwán servirá para que Infop actualice la gestión de la administración educativa mediante el desarrollo y aplicación de estándares ocupacionales, de acuerdo con la demanda laboral.
A su vez podrá elaborar un plan de estudios para evitar la formación de lagunas entre la educación formal y no formal, y así facilitar la creación de incubadoras dentro del Infop.
El trabajo de la representante del Infop, Maritza Agüero, fue el mejor entre 17 presentados por delegados de distintos países en Taiwán.
España / 26 de agosto de 2018 / Autor: Olga R. Sanmartin / Fuente: El Mundo
ESPAÑA TRAS UNA DÉCADA DE CRISIS
Cuando los alumnos taiwaneses bajaron su rendimiento en lectura, las autoridades pusieron a docentes en paro a darles clases particulares fuera del horario escolar. Los críos aparcaron las consolas y los móviles para dedicarse a leer toda la tarde y mejoraron sus resultados. En Castilla y León también los colegios públicos llevan tiempo abriendo sus puertas todo el mes de julio para que los estudiantes con asignaturas pendientes puedan aprobar en septiembre. Los que han ido bien durante el año pueden relajarse y pasarse el verano en la piscina. Para el resto no hay otra alternativa que echarle codos, con la supervisión de un profesor.
La medida, impensable en otros lugares de España, es una de las claves que ha permitido a esta autonomía situarse en el informe PISA por encima de Finlandia y Corea del Sur. Pero no es la única. También influye que la sociedad castellano-leonesa siga considerando la escuela como el principal motor de ascenso social. Al profesor se le respeta y también se le exige, algo que ya no es lo habitual.
Diez años después del comienzo de la crisis, los indicadores internacionales muestran que España -salvo excepciones- se ha instalado en la parálisis educativa. Los alumnos de 10 años son mejores en Lectura, Matemáticas y Ciencias que hace una década, pero siguen por debajo de la media de la OCDE en los informes PIRLSy TIMSS. En PISA los resultados de los estudiantes de 15 años son similares a los que se registraban en 2000 y nuestros chicos llevan, de media, dos cursos académicos de retraso respecto a los de Singapur. Uno de cada tres son repetidores. Un universitario español tiene el mismo nivel que un bachiller holandés. Y existen diferencias abismales entre comunidades autónomas.
«De conformidad con las evidencias internacionales, estamos estancados en la mediocridad, lo cual es una forma de retroceso en un contexto dinámico como el actual, donde las exigencias son cada vez mayores. Quien no avanza retrocede», advierte Francisco López Rupérez, director de la Cátedra de Políticas Educativas de la Universidad Camilo José Cela.
El diagnóstico de los expertos respecto a la educación superior es parecido. Se han producido avances, pero existe un amplio margen de mejora. La crisis impuso unas restricciones que obligaron a subir el precio de las matrículas y provocaron que los alumnos se pusieran las pilas y obtuvieran mejores resultados. Los campus también tuvieron que ingeniárselas para ser más eficientes y sacar dinero de debajo de las piedras y han progresado en rendimiento docente e investigador. El boom mediático de los ránkings ha obligado a los rectores a espabilar. Pero seguimos teniendo muy pocas universidades en el top 100 (aunque nuestras escuelas de negocios sean las mejores del mundo) y toda la comunidad educativa coincide en que el sistema es tan «rígido» que «no nos permite competir» en igualdad de condiciones con otros países.
«Las normas nos han puesto un corsé que nos hace imposible atraer y retener el talento. A nuestros profesores les ofrecen mejores posibilidades en países como Reino Unido que no podemos compensar económicamente. Los recortes no han sido sólo una cuestión de dinero, sino de la posibilidad que crear una estructura, y eso ha hecho mucho daño a la universidad», lamenta Margarita Arboix, rectora de la Universidad Autónoma de Barcelona, que admite que «quizá no estamos sabiendo dar a los jóvenes lo que les puede interesar». El 18% de quienes tienen entre 18 y 24 años no continúa los estudios más allá de la ESO, un porcentaje que duplica la media europea. España es uno de los países con mayor abandono escolar temprano.
«Estamos en un momento histórico desde el punto de vista del conocimiento, porque la revolución digital va a cambiar los modelos de enseñanza, las competencias y las profesiones. Es imposible que la educación siga siendo como hasta ahora. Las universidades se dan cuenta de que no pueden hacer lo que tienen que hacer, con plantillas envejecidas y laboratorios con instalaciones que no se renuevan desde hace años. O gestionamos esto o nos quedamos atrás», manifiesta Francesc Solé, vicepresidente de la Fundación Conocimiento y Desarrollo.
En octubre del año pasado se cumplieron 10 años desde la implantación en España del llamado proceso de Bolonia, un acuerdo entre varios países para facilitar el intercambio de titulados en la UE y adaptar el contenido de los estudios universitarios a las demandas sociales, mejorando su calidad y competitividad con una mayor transparencia. Los grados sustituyeron a las antiguas licenciaturas y se impulsaron los másteres y doctorados. Una década después, la universidad española sólo atrae a un 3% de alumnos extranjeros, sigue sin haber una buena conexión entre lo que estudian los alumnos y lo que reclama el mercado de trabajo y hay más de 80 campus repartidos por España en los que prácticamente se enseña lo mismo. Y de la misma forma.
«La universidad ha vivido con gran tensión el cambio originado a partir de la mala interpretación de Bolonia», explica José Saturnino Martínez García, profesor de Sociología de la Universidad de La Laguna. «Se modificó la didáctica universitaria desde arriba y a coste cero, con un sistema diseñado para pocos estudiantes a los que se les puede hacer un seguimiento individualizado, pero con muchas titulaciones con aulas de 100 estudiantes. Ha mejorado la permanencia del alumnado, lo que puede ser debido a que se acorta la evaluación o se simplifica en tests y en pequeños trabajos, facilitando así el aprobado. La autonomía de la universidad y del profesorado para diseñar planes de estudios y docencia se ha visto comprometida por un exceso de control externo y de burocracia absurda», añade el autor de La equidad y la educación.
De aquellos primeros años del plan Bolonia han venido males que han quedado en evidencia con los escándalos de los títulos de Cristina Cifuentes y Pablo Casado o los plagios del rector Fernando Suárez. Servidumbres, enchufes, clientelismo, endogamia, dependencia del poder autonómico y un sistema burocrático complejo que, paradójicamente, deja escapar los fallos. La Universidad Rey Juan Carlos se ha convertido en el paradigma de todos estos vicios. La corrupción no es generalizada, pero ha disparado la desafección hacia una institución que, hasta ahora, era tan sagrada como la Judicatura.
Durante la crisis se ha roto, además, ese contrato social por el que los jóvenes creían que, si estudiaban y se esforzaban, podrían llegar a vivir igual o mejor que sus mayores. La tasa de paro juvenil roza el 35%, según la última EPA, y hay todavía más de un millón de ninis. La mitad de los que tienen un máster admite que el título no le sirvió para lograr un empleo, ni para mantenerlo, ni para mejorar en su puesto. De entre los que trabajan, el 27% gana menos de 1.000 euros (los ingresos de algunos profesores no son mucho mayores) y el 30% está empleado en puestos por debajo de su cualificación.
«La generación mejor preparada de la Historia, que más idiomas habla y que mejor se mueve por el mundo es la que tiene más problemas para acceder al mercado laboral», dice Segundo Píriz, rector de la Universidad de Extremadura, que añade: «No podemos seguir haciendo las cosas como hace un siglo».
Todos los expertos coinciden en que el sistema debe acometer un cambio profundo, un proceso de «regeneración educativa» en el que no necesariamente se invierta más, sino mejor, en el que las instituciones educativas tengan una mayor «flexibilidad» y «autonomía» para diseñar sus políticas junto a una mayor rendición de cuentas, sin estar al albur de los vaivenes de la política. Justo lo que no hacemos.
Mientras en Taiwán, Singapur, Finlandia o Portugal las autoridades educativas diseñan planes en sintonía con los nuevos tiempos, aquí seguimos jugando a la yenka de las leyes educativas. El fiasco de la Lomce va a dar paso a una vuelta a la LOE, con un debate nuevamente centrado en la Religión y en la concertada, dos cuestiones que nada tienen que ver con lo estrictamente educativo. La calidad del sistema depende del valor de sus profesores, pero este asunto se elude de forma sistemática porque ningún gobernante quiere meterse en líos. De igual forma se evita la reforma universitaria. Hay muy poca fe en que el nuevo ministro, el astronauta Pedro Duque, vaya a ser capaz de enfrentarse a esas fuerzas paralizadoras que piensan más en conservar su statu quo que en apostar por un modelo productivo en el que la educación sea lo prioritario. Es muy significativo que la educación no aparezca entre las cinco cuestiones de Estado que Sánchezquiere negociar con Casado.
Antonio Cabrales, catedrático en el Departamento de Economía de la University College London, propone, para empezar, poner en marcha «medidas para seleccionar y retener a los mejores en el profesorado, a todos los niveles». Se trataría de «poder contratar a personas de reconocido prestigio españolas y no españolas y también facilitar la movilidad de los docentes entre las distintas universidades», según Píriz.
López Rupérez insiste en alcanzar un pacto que «consiga estabilizar la arquitectura del sistema educativo», junto a una «modernización» en la carrera docente y en el currículo, aunque reconoce que «existe un gran despiste por la ausencia de liderazgo de las instituciones respecto de la innovación, que se hace de forma intuitiva, sin evaluar el impacto». «Hay que reforzar habilidades cognitivas como el sentido crítico, la capacidad de análisis o los hábitos de reflexión. Y desarrollar las habilidades no cognitivas y la educación del carácter a través de saberes clásicos de corte humanístico».
Solé reclama, por su parte, la ayuda de los empresarios para facilitar la empleabilidad de los jóvenes. Un ejemplo son los nuevos «pregrados» que comienzan el curso que viene en la Universidad Autónoma de Barcelona, programas muy específicos de sólo 18 meses de duración que se abren y se cierran en función de las necesidades del mercado laboral y que son diseñados de forma conjunta con los empleadores. La idea es tan revolucionaria como poner a los profesores de la escuela pública a dar clases en julio. «Hay que abrirse a lo que está ocurriendo fuera sin complejos y sin ataduras. Si no somos flexibles otros nos pasarán por delante», avisa Arboix.
Taiwán / 8 de abril de 2018 / Autor: Doris Pantaleón / Fuente: Listin Diario
Sus autoridades incentivan entre sus pobladores el modelo de trabajar para instalar su propia fábrica familiar o microempresa, con lo que contribuyen al desarrollo de la nación.
Invertir en la educación de su población y desarrollar en ellos una cultura de ahorro han sido las claves para el desarrollo de Taiwán, un país de 23 millones de habitantes, situado en el Este de Asia, con una superficie de 35,980 kilómetros cuadrados, siendo la economía número 22 por volumen de Producto Interno Bruto.
“Sabíamos que sólo contamos con el recurso humano y en ellos nos apoyamos, afirmó Marcos Chan, cónsul general del Ministerio de Relaciones Exteriores, quien junto a Silvia Chan , ministra consejera, ofreció una visión general del desarrollo de Taiwán, mientras conversaba con periodistas representantes de 11 países de habla hispana.
Apoya su afirmación en el hecho de que la educación en Taiwán es obligatoria y gratis durante la primaria y secundaria y que esa es la mejor inversión que hacen los países para lograr el desarrollo.
En cuanto a la educación universitaria, aunque no es obligatoria ni gratis, asegura que hay diferentes mecanismos de apoyo, que buscan que todos puedan acceder.
Dice que la mayoría de sus graduados universitarios hacen maestrías fuera del país.
A modo de ejemplo, el funcionario consular recordó que en los años del 1970 y 1980 desarrollaron programas de cooperación entre escuelas y fábricas, donde las personas trabajaban en el día y en la noche iban a la escuela, lo que les permitía poner en práctica lo aprendido. “Eso le permitía acumular suficiente experiencia y ahorro”.
Ahorrar
El ahorro es otro factor importante en el desarrollo de Taiwán, agrega Chan, al explicar que ello le permite a muchos instalar sus propias fábricas familiares. “Ese es el modelo que incentivamos, el de trabajar para tener su propia fábrica familiar, su microempresa”.
Asimismo destacó que después de 400 años de evolución ha nacido la cultura taiwanesa, cuya base más profunda es la milenaria China, pero que además han adoptado otras culturas de otros países como Japón y EE.UU.
Destacó que Taiwán tiene muy buenos vínculos con América Latina y Estados Unidos y que se consideran como el milagro taiwanés por la gran cantidad de logros que han alcanzado, pasando de lo agrícola a la industrialización y luego a la alta tecnología.
“No tenemos recursos naturales, pero contamos con nuestros recursos humanos. La economía se apoya en la alta tecnología y el conocimiento”, destacó.
Destaca que con América Latina tiene muchos países con relaciones diplomáticas con quienes buscan compartir conocimientos para que tengan mayor desarrollo hacia la industrialización.
Desarrollan varios proyectos en varios países entre ellos cultivos de tilapias ahora en agua salada, antes en agua dulce, para mayor calidad.
Red vial
En torno a su red vial, recordó que en los años 80 desarrollaron mucho esa infraestructura, lo cual ha seguido avanzando, con la construcción de nuevas autopistas y la conformación de redes de autopistas.
Además del metro de Taipéi, en los últimos 12 años han desarrollo ferrocarriles de alta velocidad y eso ayuda mucho al turismo y se han desarrollo trenes para garantizar el balance.
Eso hace que la movilidad dentro y fuera de la ciudad se haga de manera ágil, lo cual está apoyado en la inversión que se ha hecho en la educación de sus ciudadanos.
DATOS ADULTOS MAYORES
El cónsul general Marcos Chan asegura que, al igual como ocurre en otras naciones, la sociedad ha estado envejeciendo, lo que es un gran problema para ellos. «Los jóvenes no se quieren casar y tener hijos, y por eso cada gobierno municipal tiene estímulos para ellos, para que tengan hijos». Les dan 30 mil NT (como 600 dólares americanos) por cada hijo que les nace, pero eso no representa un importante estímulo.
EDUCACIÓN
Hay momentos en que se ha invertido el 25%del presupuesto en educación y también en infraestructuras y eso facilita mucho para el transporte.
POBLACIÓN
Taiwán tiene una población de 23,540,000 personas y presenta un alto porcentaje de inmigración. Se encuentra en la posición 54 de la tabla de población, compuesta por 195 países y tiene una alta densidad de población, con 654 habitantes por Km2.
Su capital es Taipéi y su moneda es el dólar taiwanés.
Perú / 2 de enero de 2018 / Autor: Redacción / Fuente: RPP
En un mundo cada vez más interconectado, es imprescindible que los estudiantes aprendan a temprana edad que la colaboración los ayudará a alcanzar sus objetivos.
El trabajo en equipo en el aula trae numerosas ventajas para los alumnos. Según el portal Habilitas Educación, especializado en introducir nuevas tecnologías en la educación, la primera ventaja es que genera relaciones positivas. Los miembros del grupo se apoyan entre sí para alcanzar un objetivo en común.
Además, mejora las relaciones sociales ya que la interacción ayuda a que uno pueda ponerse en el lugar del otro y ser más empático. De este modo, se aprende a entender mejor a las personas y así tener más capacidad para resolver situaciones.
El trabajo en grupo también es beneficioso para el aprendizaje, ya que no solo se aprende recibiendo información, sino cuando se utiliza lo que se sabe con el resto de compañeros. Así, es posible que las personas construyan su propio conocimiento a través de la interacción.
Por último, aumenta la autoestima del estudiante ya que los trabajos en grupo fomentan la responsabilidad por cumplir con la tarea encomendada. El hacerse responsable del éxito o fracaso de su parte en el trabajo grupal, le da más autonomía al estudiante.
El Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos (PISA) es conocido por medir las habilidades de estudiantes en lectura, matemáticas y ciencia. En el 2017 evaluó por primera vez las habilidades para resolver problemas de manera colaborativa.
El resultado fue que los alumnos sobresalientes en las pruebas académicas también son mejores en la solución de dificultades en colaboración con otros. Los cinco países que mejor resuelven problemas en conjunto son: Singapur, Japón, Hong Kong, Corea del Sur y Canadá. Los siguen de cerca Estonia, Finlandia, Macao, Nueva Zelanda, Australia, Taiwán, Alemania, Estados Unidos, Dinamarca, Reino Unido, Holanda, Suecia, Austria, Noruega y Eslovenia.
Según esta prueba, las niñas tienden a interesarse más en las opiniones de los demás y quieren que los otros tengan éxito. Los niños, por su parte, son más propensos a ver que la colaboración puede ayudarles a trabajar de forma más efectiva y eficiente.
Incluso los estudiantes con menos ventajas académicas valoran el trabajo en equipo porque sienten que se toman mejores decisiones que de manera individual.
En consecuencia, el trabajo en grupo no solo se trata de la distribución de tareas en partes iguales, sino que involucra el compromiso de todos sus miembros para resolver una tarea en común. Ser parte de un equipo ayuda a que los estudiantes asimilen mejor normas y valores intrínsecos al trabajo grupal, lo que resulta una lección para toda la vida.
La aplicación para la beca estará abierta hasta el próximo 10 de noviembre.
Centroamérica/Nicaragua/31.10.2017/Autor y Fuente: http://www.lavozdelsandinismo.com
La embajada de la República de Taiwán en Nicaragua informó que la Fundación para la Educación “Tsung Cho-Chan” lanzó una convocatoria para otorgar becas a jóvenes universitarios nicaragüenses, que ostenten la excelencia académica.
Los interesados deberán cumplir con los siguientes requisitos: ser universitario nicaragüense activo, tener un promedio igual o superior a 85 puntos en el último semestre académico, no disponer de recursos económicos y no estar recibiendo otra beca.
Los estudiantes deberán aplicar para la beca hasta el próximo 10 de noviembre. Para informarse mejor pueden entrar al sitio oficial de la página de la embajada de Taiwán en Nicaragua, escribir al correo tw.nica.becas@gmail.com o llamar al teléfono 2277-1333.
La Fundación fue creada con el nombre de Tsung Cho-Chang, padre de tres exitosos empresarios taiwaneses, quien conoció las dificultades que los jóvenes campesinos enfrentaban para superarse. Después de su muerte, sus hijos crearon en el año 1977 la Fundación Tsung Cho-Chang, con el fin de ofrecer becas a los jóvenes de escasos recursos”, explicó la nota de prensa emitida por la embajada taiwanesa.
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