Fuente y Autor: queaprendemoshoy (QAH)
QAH. En primer lugar queremos agradecerle su amabilidad por aceptar esta entrevista con Qué Aprendemos Hoy. Creemos que usted coincide rotundamente con nosotros en la necesidad de fomentar el aprendizaje diario, por ello, es muy enriquecedor para nuestra comunidad aprender de su experiencia y conocimiento.
¿Podría definir lo que a su juicio conlleva la palabra “educación”? ¿Y su relación directa o indirecta con el progreso social?
E.P. Desde mi punto de vista, educar significa proveer a los humanos del conocimiento necesario para adaptarse al entorno. Es decir, dar aquellas herramientas imprescindibles para que los futuros ciudadanos encajen a la perfección en el entramado social. Para que ello sea efectivo, los sistemas educativos deben pasar, ineludiblemente, por una actualización de acuerdo con las tendencias del momento, puesto que la sociedad cambia en todo momento y hoy lo hace más deprisa que nunca. Es decir, respondiendo a la pregunta, la educación debe estar estrechamente ligada al progreso social, de lo contrario, los estudiantes fallarán en las competencias que demanda la sociedad. Esto es algo que los gobiernos todavía no han acabado de entender puesto que seguimos arrastrando un sistema educativo heredado de una sociedad industrial y poco sintonizado con el mundo globalizado y conectado en el que hoy vivimos. Hasta que no se resuelva este atraso, en España seguiremos figurando en los últimos puestos en informes como el PISA.
QAH: En una sociedad donde priman las habilidades y competencias prácticas por encima de los conocimientos teóricos. ¿Por qué nos encontramos con una educación construida principalmente sobre estos últimos?
E.P. Porque, insisto, permanecemos anclados en esa idea desfasada de transmitir los conocimientos para desenvolverse en una sociedad industrial y no en una sociedad que persigue la creatividad y la innovación para progresar.
QAH. ¿Dónde cree usted que está la esencia de tal disparidad?
E.P. En las divergencias entre las distintas formaciones políticas. En la eterna pugna entre izquierdas y derechas. Ya no hablo de desentendimiento entre unas y otras sino de la insistencia en hacerse la puñeta aunque ello pase por entorpecer los proyectos que verdaderamente importan. En España parece que lo importante es apreciar esta división, dejando que ella establezca el porvenir por encima del sentido y de las cuentas pendientes con la sociedad.
QAH: La distancia existente entre los conocimientos adquiridos en las Universidades y las capacidades formativas requeridas por las empresas son evidentes. ¿Cuál cree usted que debe ser el rumbo a afrontar por parte de la educación formal entendiendo ésta como los colegios, universidades, etc.?
E.P. Sobre todo fomentar el trabajo práctico, en grupo, y ceder más la palabra a los alumnos, que puedan tomar iniciativas, dejarse llevar un poco por su intuición, por sus emociones –sin emoción no hay proyecto, recuerden-, por su creatividad…
QAH¿En qué caminos se deben fundamentar las posibilidades de cambio en el entorno formativo práctico-teórico?
E.P. Las posibilidades de cambio hay que aprovecharlas. Nos cuesta aceptarlo pero debemos aprender a cambiar de opinión, de gente, de lugares. Vivimos en un mundo en cambio constante, hoy más que nunca, la evolución de los seres vivos se da gracias a las adaptaciones a los cambios del ambiente. ¡Si hasta algo tan fundamental como la materia cambia de estado! ¿Cómo no vamos a cambiar nosotros?
QAH: Los sistemas educativos occidentales, desde los inicios de la enseñanza, son diseñados para fomentar el conocimiento en materias (teóricas o prácticas) útiles para el mercado laboral. Aprendemos matemáticas, lenguaje, ciencias. ¿Dónde quedan las habilidades pragmáticas que ayudan al desarrollo de la personalidad del individuo? ¿Por qué no se fomenta el aprendizaje del diálogo, la comprensión e incluso la capacidad de tolerancia?
E.P. Quedan muy en segundo plano. En los mejores casos, se da carácter transversal a competencias que son hoy esenciales, como son el trabajo en equipo, la capacidad de concentración y relajación, el fomento de la creatividad, la multidisciplinariedad, la inteligencia social y emocional o las herramientas digitales. Transversales, es decir, que cada profesor las introduce en sus asignaturas cuando buenamente puede y un poco a su manera. Creo que está claro que en la actualidad estas habilidades deberían enseñarse, por lo menos, en una asignatura expresa y figurar como una de las lecciones clave de los currículos académicos.
QAH. ¿Identifica usted formación con educación?
E.P. Obviamente son conceptos que están ligados, pero no son lo mismo. En mi opinión, la educación es un concepto amplio, y debe servir para desenvolverse en la vida actual y futura. Ello se consigue gracias a la formación en varias competencias. Uno se puede formar para aprender a conducir. ¿Te soluciona la vida, aprender a conducir? Por sí solo, no lo hace, pero contribuye a tener ventajas en el futuro. Es decir, formarse en conducir es un componente más de nuestra educación.
QAH: Las barreras de acceso y progreso son inherentes a la sociedad competitiva en la que nos desenvolvemos. No obstante muchos califican la constancia y el tesón cómo clave del éxito. ¿Podría darle un consejo a todos aquellos estudiantes que alguna vez han pensado en tirar la toalla?
E.P. Que identifiquen aquella habilidad que realmente dominan y en el que se sienten como pez en el agua, es decir, su elemento. Cuando lo tengan localizado que se sumerjan de lleno en él y le dediquen horas apasionadas, muchas horas. Por lo menos, 10.000.
QAH: Vivimos en una realidad donde perspectiva social, científica, económica, política y comunicativa están concatenadas. Como abogado, economista, comunicador científico, escritor y director; ¿Qué importancia cree usted que tiene en el desarrollo del individuo y de la sociedad la capacidad de análisis plural, de visión expansiva?
E.P. Si por algo se caracteriza el presente y el futuro, es por su carácter multidisciplinar. Hoy no basta solo con aprender una carrera. Si has acabado biología, dedícate ahora en meter tus narices en otros campos diametralmente opuestos: derecho, computación, ingeniería… Esto da amplitud de miras y proporciona una mayor adaptación al mundo actual, completamente interconectado y en el que ser especialista de algo ya no es suficiente. Me lo dijo el gran Sydney Brenner hace años: “Los que más me han enseñado son los que no sabían nada de lo mío”. Si de lo que se trata es de no parar, hay que inmiscuirse en otras disciplinas. Es esencial.
Fuente de la entrevista: http://queaprendemoshoy.com/entrevista-a-eduard-punset-en-que-aprendemos-hoy/
Fuente de la imagen: http://queaprendemoshoy.com/wp-content/uploads/2014/05/el-divulgador-cientifico-eduar_54131839620_53389389549_600_396.jpg