Libro (PDF): Análisis sobre casos de tortura y violaciones a los DD.HH. en la zona norte del país

Reseña: CLACSO

Para el Servicio Paz y Justicia – Paraguay, que el 2015 cumplió 25 años de desarrollar una tarea comprometida con los derechos humanos y la construcción colectiva de una Cultura de Paz en el país, estos hechos violatorios de la dignidad de la vida de campesinos y campesinas en la zona norte militarizada, representan pruebas fehacientes del accionar de un Estado, que con prácticas autoritarias, a través de las armas y la violencia, busca la desaparición de organizaciones y personas que luchan por una sociedad sin exclusión y sin desigualdades.

Autor (a):                                   Simón, Alberto

Editorial:                                   SERPAJ

Idioma:                                      Español

País de Edición:                 Paraguay

Descarga:                                 Libro (PDF): Análisis sobre casos de tortura y violaciones a los DD.HH. en la zona norte del país

Fuente: biblioteca.clacso

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Desterrados en París: un drama sin fin para los inmigrantes

Por: Eduardo Febbro

El impacto económico de la pandemia obligará a más personas a desplazarse.

Desde que se reabrieron las fronteras hace algunas semanas, inmigrantes de Somalia. Afganistán, Libia, entre otros, llegaron a la capital francesa para terminar amontonados, en su mayoría, en un suburbio del que acaban de ser desalojados.

Desde París

 La primera vez se asustó y se sintió agredido, la segunda salió corriendo, la tercera y cuarta trató de recuperar sus cosas y la quinta, es decir, ayer, dejó que todo ocurriera sin intervenir. Salió de la carpa, fue hasta el bus de la policía y miró desde allí “todo ese absurdo y esa injusticia que nos seguía cortando el camino”. Idil vivió este 29 de julio su quinta evacuación por la fuerza desde que llegó a Francia proveniente de Somalia. Junto a otros 2.000 inmigrantes oriundos de Sudán, Somalia, Tchad, Etiopía o Afganistán Idil se había instalado en uno de los campamentos improvisados que los inmigrantes van montando en la periferia Norte de París hasta que la policía los desaloja y trata de reubicarlos en hoteles y gimnasios de la zona. La víspera, el Prefecto de París, Didier Lallement, les había dado un plazo de “12 horas para abandonar el lugar”. La mayoría se quedaron y a la seis de la mañana el operativo comenzó a orillas del canal Saint-Denis, en la localidad de Aubervilliers.

La

situación era doblemente nociva: para los mismos inmigrantes expuestos ahora al calor y la insalubridad, y para las autoridades, interpeladas pos los vecinos debido a la suciedad y las peleas entre comunidades distintas. ”De todas formas, no sabemos ni siquiera a dónde vamos a ir a parar. Lo más esencial es que alguien nos ayude porque ya no podemos más”, cuenta Saidi, un afgano con unos cuántos meses de residencia en la calles, primero en París, luego en las afueras. La evacuación es tensa. Hay mucha gente, muchos niños en las carpas, muchos policías y militantes de las asociaciones de protección al migrante (France Terre d’Asile, Solidarité Migrants Wilson), muchos gritos y nervios y miedo e incomunicación. Un destierro sobre muchos otros destierros. Cada respiración es una bocanada de tragedia. De un lado están los buses para los hombres solos, del otro el reservado a las familias. Michel, una militante de la asociación Utopía 56 que asiste a la evacuación, anticipa la crueldad del futuro:” volverán aquí u a otro lugar. Ni ellos tienen donde ir, ni el Estado la responsabilidad y la voluntad de asumir la situación. La gran mayoría de la gente que está aquí regresará a la calle dentro de un tiempo. Es un ciclo infernal”. Michel y otros militantes de France Terre d’Asile y Solidarité Migrants Wilson se apresuran para recuperar los utensilios y las carpas. Hay más de seiscientas (representan unos 10.000 euros) y, en un par de meses cuando llegue el invierno, salvarán unas cuantas idas.

Los inmigrantes son personas muy pobres, perseguidas en sus países, torturadas también, que saltaron al Mediterráneo en un barco cualquiera desde las costas de Libia y se salvaron porque un navío humanitario las rescatóOtros, como en el caso de los afganos, emprendieron un terrorífico viaje a través de Irán, Turquía y Grecia hasta llegar a Francia. Las cosas son ahora peor que antes. La pandemia no arregló el mundo, al contrario. Robert (France Terre d’Asile), desliza una frase que hiere como un latigazo por su carga de lúcida veracidad: «esta gente está más allá de la posibilidad de que algo cambie para ella, incluso si en un mes el liberalismo o las bolsas se vienen abajo. No son ni pobres ni ricos, ni víctimas de la desigualdad de los sistemas. Son las voces del otro lado de la fractura provocada por la improvisación occidental. Siempre los dejarán solos”. Ningún barco humanitario opera ya a lo largo de las costas de Libia para socorrer a los migrantes. Los últimos dos, el Ocean-Viking y el Sea-Watch, fueron, una vez más, víctimas del ardor perverso de los guarda costas italianos. Desde que se reabrieron las fronteras hace algunas semanas, los inmigrantes, sin embargo, continúan llegando para terminar amontonados, en su mayoría, en este un suburbio del que acaban de ser desalojados. 

Las cifras son imparables: durante los dos meses del confinamiento, en las orillas del canal Saint-Denis había unas 200 personas, luego, dos meses después del fin del encierro, ya sumaban 2.300. Su viaje no empieza por mar sino por tierra, a menudo en la frontera entre Irán y Turquía o en la misma Grecia a través de la no menos terrorífica “ruta de los Balcanes” (Turquía, Grecia, Macedonia, Serbia, Croacia, Hungría). Desde allí zanjan todos los peligros que un ser humano pueda imaginar con tal de llegar a un país europeo seguro: los traficantes de personas, las autoridades turcas, las cárceles de Turquía, los robos, las violaciones, las agresiones, la corrupción de los policías de Albania, de Grecia, Croacia, Serbia o Hungría (les roban su dinero, sus pasaportes y sus teléfonos), las denuncias, los malos tratos o la persecución.

Osmane, un somalí con más de cinco años de residencia en Francia, espera tranquilo sentado en el bus. Cuenta que “los nuevos, los que llegaron hace dos meses, me dan un poco de pena. ¡Han hecho tanto, sufrido tanto para llegar hasta aquí !. Y mirá, mirá lo que les espera”. Osmane es el tango del migrante, la historia que, sin,- que sea contada, se refleja en la absorbente soledad de las miradas: en su caso huyó de Somalia para escapar de las milicias chabab, llegó a Francia, obtuvo los papeles, trabaja, pero nadie le alquila una casa, sea porque no le alcanza “sea porque no entiendo”, dice señalando a un hombre joven, conocido por todos debido a la adversidad de su historia. Es Chenar Gull Nasairi, el afgano. Pasó tres años en Alemania hasta que le negaron el asilo político. Se desplazó a Francia donde, este año, también se le negó el asilo. Aunque Gull Nasairi asegura que en Afganistán los talibanes le pusieron precio a su vida, la Corte Nacional del derecho de asilo no cree ni en su historia, ni en que sea afgano. Ya va por su tercer intento de suicidio. Hay otros ejemplos como él: les rechazan el asilo en Gran Bretaña, en Austria, en Alemania, en Francia y van así, con el correr de los años, probando de un país a otro.

Luis Barda, miembro de Médicos del Mundo, advierte que los flujos serán más importantes porque quienes estaban bloqueados por la pandemia y el cierre de las fronteras “ahora vuelven a los caminos”. Ismail y Faycal son hijos de ese flujo. Estos dos afganos estuvieron bloqueados en Serbia un par de meses y llevan apenas tres semanas en Francia. Recién ahora empiezan a entender que lo peor está por venir. Faycal cuenta con cierta desesperanza: «obtener una cita con la OFII (Office français de l’immigration et de l’intégration) para presentar un pedido de asilo es imposible”. Y hasta que no lo obtenga tampoco tendrá un estatuto, o sea, ayuda mínima. Por eso terminó a orillas del canal Saint-Denis. ”Fue una sorpresa. Después de todo lo que viví y ahora esto, la calle, las carpas, la policía, los periodistas, no sé, no sé…”.

El traqueteo y el ruido mundial que destapó la covid-19 silenció sus voces, pero su drama continúa siendo como un fino chorro de agua helada que cae sobre el rostro de mundo. Jagan Chapagain, Secretario general de la Federación Internacional de la Cruz Roja, anticipa que “el desastre económico de la pandemia y sus efectos devastadores obligarán a muchas personas a desplazarse más allá de sus fronteras. Muchos inmigrantes sentirán que, pese a los riesgos, atravesar el mar será más seguro que permanecer en sus países porque habrá, también, la posibilidad de una vacuna contra el virus”. El canal Saint-Denis recupera su fisionomía. Pero en este paseo al que vuelven los ciclistas ha quedado como un dolor cautivo, una tensión latente. Dentro de unos meses regresarán los inmigrantes, aquí o un poco más al Norte. Volverá la policía, las asociaciones, la palabra y la indiferencia. Ellos están en la frontera de todas las fronteras. Ese lugar donde se acepta la fatalidad sin hacer demasiado para detenerla.

Fuente e imagen: https://www.pagina12.com.ar/281874-desterrados-en-paris-un-drama-sin-fin-para-los-inmigrantes

 

 

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Y el monstruo murió en la cama

Por: Francisco González Tejera

Colgar por los pies con soga fina, la que corta la piel y llega hasta los huesos, golpear con bates de béisbol cuerpos vivos, repletos de cicatrices, pasar su sucia lengua por los pechos de mujeres luchadoras, demócratas, destrozadas por la tortura de un sicario del actual régimen español de reyes, panderetas, tortura, fastos y gobiernos corruptos.

18 querellas rechazadas por los juzgados españoles, interpuestas por las víctimas de sus brutales torturas, sucesivos gobiernos cómplices de sus aberraciones indefinibles contra personas que luchaban por la libertad y la democracia, solo retirar alguna mierda de medalla para quedar bien con la prole, cuando lo que se tenía que haber hecho era encarcelarlo y que se muriera podrido entre barrotes. Pero Españistán es diferente, se sigue respaldando desde cada estamento del actual régimen al fascismo más criminal.

El criminal torturador Juan Antonio González Pacheco, más conocido por Billy «El Niño», murió este 7 de mayo en un hospital de Madrid aquejado de Coronavirus, este amigo íntimo de un montón jefazos de la policía española, era un criminal de lesa humanidad, un asesino psicópata condecorado por todos los gobiernos de la democracia, por una monarquía caduca que apesta a franquismo.

Murió tranquilo aferrado a un respirador de los reservados para los hijos del régimen, ese mismo respirador que no existe para los trabajadores que superan los 65 años, a los que dejaron morir por la falta de recursos de una sanidad pública española vendida por políticos mafiosos a la mafia de la sanidad privada.

Esto solo pasa en un país con el fascismo metido en la médula de cada escalafón político y judicial, de una España podrida, con una Constitución absurda que no ha servido para juzgar a quienes asesinaron al pueblo que luchaba por la democracia, los que metieron estacas de madera en las uñas de Lasa y Zabala antes de tirarlos en una fosa común inundada de cal viva.

Gobierna lo mismo está claro, de lo contrario este asesino hubiera muerto en la cárcel, lo más grave es que otros torturadores con placa policial siguen libres, cobrando pastones por sus medallas al mejor criminal, al que mejor metía la picana en testículos y vaginas, al que mejor violaba en la mesa de tortura a muchachas luchadoras.

Esto es España, no hay duda, el último reducto mundial del fascismo y la tortura.

Fuente: https://www.tercerainformacion.es/opinion/opinion/2020/05/09/y-el-monstruo-murio-en-la-cama

Imagen: https://pixabay.com/photos/oppression-women-violence-barbie-458621/

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El adoctrinamiento de Jair Bolsonaro para la educación brasileña

Brasil / 31 de marzo de 2019 / Autor: Carla Ramírez / Fuente: La Izquierda Diario

Bolsonaro pretende poner en el centro de la educación pública a la biblia.

Desde que asumió el cargo de presidente de Brasil en enero de este año, Jair Bolsonaro ha demostrado a través de sus reformas, ser un defensor de la tortura, del machismo, racismo contra de la comunidad afro brasileña e indígena, un homofóbico, defensor de la pena de muerte, entre otras.

En su gobierno ultraconservador y cristiano comienza por nombrar a Damares Alves (pastora evangélica) como ministra de la mujer, familia y derechos humanos, la cual dice que el país se encuentra en “una nueva era” en la que el niño viste de azul y la niña de rosa.

Este no es un hecho aislado, debido que ahora está proponiendo imponer que en las escuelas se debe enseñar a través de la biblia, no sólo en la asignatura de religión, sino que también en las asignaturas de matemáticas, geografía e historia. A pesar de que Brasil es un estado laico, Jair Bolsonaro quiere volverlo religioso y hacer retroceder miles de años en la educación de niños, niñas y jóvenes.

Esta situación demuestra que el actual presidente quiere adoctrinar a los y las estudiantes a través de la religión, un ataque al conjunto del pueblo trabajador brasileño. Hay que tener en cuenta que en Brasil en junio del año 2018 se registraron 926.742 casos de VIH, lo que aumentará con la poca y nula educación sexual en las escuelas, además de reprimir a la comunidad LGTB, que con su dicho “Unos sopapos (golpes) pueden enseñar a los gays a ser hombres” muestra la rivalidad que tiene Bolsonaro con los homosexuales y por ende quiere imponer la creencia religiosa de que Dios creó solo al hombre y a la mujer.

También Bolsonaro estaría en contra de los derechos de las mujeres como el aborto, porque desde la mirada cristiana el feto es una vida y por lo tanto la mujer estaría cometiendo un asesinato por el cual se les condenaría a 10 años de cárcel, siendo que en Brasil las cifras señalan que ocurren al menos 860 mil abortos al año de forma clandestina. Más bien el procedimiento médico del aborto es una necesidad de miles de mujeres trabajadoras y pobres que hoy se ven expuesta a la clandestinidad.

Por último, el presidente brasileño estaría en contra de los avances de la ciencia, ya que la religión no reconoce la teoría de la evolución del ser humano, sino que habla de la creación del hombre a través de Adán y Eva y el pecado original.

Todo lo anteriormente mencionado demuestra que Brasil, especialmente los sectores más carentes, estarían siendo sumergidos en un adoctrinamiento que hace retroceder el pensamiento crítico y reflexivo del pueblo brasileño.

Por estas razones con la llegada de Jair Bolsonaro a Chile en la cumbre Prosur, cientos de personas junto a organizaciones tanto feministas como sociales se reunieron en Santiago y en regiones, repudiando la visita del presidente de Brasil, del avance imperialista y de la derecha en América Latina.

Fuente de la Noticia:

http://www.laizquierdadiario.mx/El-adoctrinamiento-de-Jair-Bolsonaro-para-la-educacion-brasilena?var_mode=calcul&fbclid=IwAR1WlxCAEJ7jTXRNsGyeVv0Cj22AZt0_06LkXX8Jc1gGijBvAWOzjghbK8s

ove/mahv

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This is why torture doesn’t work

Fuente: Foro Económico Mundial / 13 de Junio de 2016

Nota de OVE: ¡¡¡¡¡INSÓLITO Y ESCALOFRIANTE!!!!!:

 

Interrogation is far too important to be left to amateurs. Obtaining actionable and reliable intelligence can be crucial to activities ranging from everyday law enforcement to preventing acts of terror. That’s why interrogation techniques should be based on brain and behavioral sciences, not on the fevered imaginings of Hollywood producers that are believed by politicians, supported by lawyers, and carried out by amateur torturers.

Views of torture around the world

Image: Amnesty International

Torture has been with us for all of human history – even if it has not always been called by that name. Democracies, for example, tend to use torture secretly and prefer techniques that target core psychological, neural, and physiological functions. These methods – near-drowning, suffocation, shackling, or stress positions to inflict physical pain, as well as sensory assaults such as freezing temperatures, loud noises, or bright lights – often leave no physical evidence. But they – together with psychological methods, including enforced nakedness, social isolation, threats using guns, drills, or attack dogs, and fabricated assaults on a victim’s loved ones – can be devastating.

As abhorrent as these methods may be, they seldom lack defenders, who argue that they are needed to obtain information that can save lives. Extreme stress, they argue, causes the subjects to reveal what they know.

But there is no evidence that this is true. In fact, torture undermines the very goals it is supposed to achieve. Confessions elicited through torture can be voluminous, but they are just as often nonsensical. Consider, for example, how many women confessed under torture that they were witches, or how the mere threat of torture induced Galileo Galilei to deny the proposition that the earth travels around the sun. Experienced interrogators uniformly repudiate torture, knowing that it does not yield usable, verifiable, or actionable intelligence.

Indeed, numerous studies of military personnel, certain patient groups, and normal volunteers demonstrate that chronic and severe stressors compromise psychological functioning, causing tissue loss in brain regions supporting memory (the hippocampal formation), and decreased activity in brain regions supporting intention, planning, and regulating complex behavior (the frontal lobes). Extreme stressors also cause increased activity in brain regions associated with processing fear and threat-related information (which can trigger post-traumatic stress disorder).

Soldiers enduring sleep deprivation as part of their training show large decrements in psychomotor and general cognitive function, as well as profound memory deficits. Sleep deprivation also profoundly and negatively affects mood, further compromising cognitive function. Extended periods of sleep deprivation can cause polysensory hallucinations, psychotic-like episodes, and other neuropsychiatric phenomena. There is no evidence whatsoever that sleep deprivation in any way enhances access to memories stored in the brain.

Studies conducted with patients in chronic pain or with volunteers on whom pain is inflicted demonstrate that physical suffering impairs cognition, memory, and mood. Suffocation or near-drowning are similarly problematic techniques. Oxygen restriction reliably draws activity away from brain regions concerned with higher cognitive function and memory toward brainstem regions concerned with reflexive responses supporting immediate survival. This militates against truthful recall and favors confabulation.

Humans are bad at detecting lies – often doing little better than they would if they had flipped a coin. And they are markedly worse at lie detection when under heightened emotional strain. There is no evidence that torturers are better at lie detection than anyone else; on the contrary, there is plenty of evidence that torturers or their superiors routinely disbelieve their subjects’ testimony.

To make matters worse, torture is traumatic not just for the victim, but also for the perpetrator. Politicians who support torture never have to waterboard, starve, or physically abuse prisoners personally. But somebody has to carry out their policies, and those who do are terribly affected by it, for reasons that are deeply rooted in our brain circuitry. Humans have a specialized brain network (the “pain matrix”) that automatically and reflexively responds to distress, pain, and despair in another.

Engaging in physical and emotional assaults upon the defenseless in order to elicit worthless confessions and dubious intelligence is degrading, humiliating, and traumatizing. And when these acts are carried out at the request of a democracy, those who implement them have no secret society of fellow torturers to turn to for social support or comfort. Even if the welfare of the victims is ignored, torture is not cost-free; it damages the perpetrators, corrodes democratic institutions, and corrupts the rule of law.

Fortunately, the realization that brain and behavioral sciences should be at the core of interrogation practice and intelligence work is gaining ground. In the United States, for example, recent legislation should help to ensure that the best evidence-based practices will form the basis of non-coercive interrogation. Lives can indeed by saved when reliable and truthful information is obtained quickly. And that is exactly why torture in all its forms should be rejected.

Enlace original: https://www.weforum.org/agenda/2016/05/this-is-why-torture-doesnt-work/?utm_content=buffer4616d&utm_medium=social&utm_source=twitter.com&utm_campaign=buffer

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Malawi: Las autoridades deben poner fin a la oleada de homicidios de personas con albinismo

www.amnesty.org

Las autoridades de Malawi deben tomar de inmediato medidas para detener los homicidios rituales de personas con albinismo, ha manifestado Amnistía Internacional hoy, tras saberse que en la última semana han aparecido dos cadáveres mutilados más.

Se desvelaron detalles del homicidio de Jenifer Namusyo, mujer con albinismo de 30 años, que apareció muerta el 30 de abril, horas después de haber sido apuñalada en la espalda, el abdomen y el codo; le habían quitado los pechos y los ojos.

Esta semana ha aparecido en Mozambique el cadáver David Fletcher, adolescente de Malawi que estaba en paradero desconocido desde el 24 de abril; tenía los brazos y las piernas cortados.

“Estos espantosos homicidios son un recordatorio del enorme peligro que corren las personas con albinismo en Malawi”, ha explicado Muleya Mwananyanda, directora adjunta de Amnistía Internacional para África Austral.

“Las autoridades deben tomar ya medidas para poner fin a esta oleada de homicidios y proteger a estas personas vulnerables.”

Miles de personas con albinismo viven temiendo ser secuestradas o asesinadas por bandas criminales en Malawi, donde se comercia con las partes de su cuerpo para utilizarlas en rituales.

Namusyo fue atacada cuando se dirigía en bicicleta a otro pueblo en busca de remedios de medicina tradicional. Salió de su casa a las dos de la madrugada, y su cadáver mutilado apareció a las diez de la mañana de ese mismo día.

Hay constancia del homicidio de al menos 14 personas con albinismo en Malawi desde diciembre de 2014, y en el mismo periodo han sido secuestradas otras 5, cuya suerte y paradero siguen siendo desconocidos.

“Pedimos a la autoridades de Malawi que garanticen que se pone a disposición judicial a los presuntos responsables de estos terribles crímenes y se abordan las causas básicas de tales homicidios, que hacen que las personas con albinismo vivan constantemente con miedo”, ha añadido Muleya Mwananyanda.

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