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Malos registros de pobreza y trabajo infantil en Turquía

Asia/Turquía/25 Abril 2018/Fuente: Prensa Latina

Turquía celebró el 23 de abril el día nacional de la infancia, sin embargo dos informes presentados durante la jornada cuestionan de forma clara los resultados de las políticas cuyo objetivo es el bienestar de los menores.
El primero de los trabajos, realizado por el Centro de Investigación Económica y Social de la Universidad de Bahcesehir, puso el foco en la pobreza infantil, asegurando que alrededor del 38 por ciento de los menores vivía en hogares con privaciones materiales severas, con datos de 2016.

Hay un total de 7,5 millones de niños menores de 15 años, 300 mil más que en 2015, cuyas carencias familiares se fundamentan en criterios definidos por la Unión Europea como: dificultad a la hora de pagar el alquiler o la hipoteca de una casa, inadecuado calentamiento de la vivienda, imposibilidad de hacer frente a gastos inesperados, pobreza nutricional, entre otros.

El informe destacó que a diferencia de otros países europeos con altas tasas de pobreza infantil, como Rumania, Grecia, Chipre o Irlanda, donde se consiguió reducir el número de afectados, en Turquía la situación se agravó de un año para otro.

Un segundo estudio reveló que algo más de 700 mil menores, de entre 15 y 17 años, tuvieron que abandonar los estudios y ponerse a trabajar, y un 78 por ciento de los mismos lo hicieron sin estar registrados ni asegurados.

Los responsables de la investigación, el Sindicato de Trabajadores de Educación y Ciencia, señalaron que en esas cifras no figuran los estudiantes de formación profesional que trabajan en su sector, especialmente en la hostelería, ni los aprendices inscritos en programas de capacitación.

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=172746&SEO=malos-registros-de-pobreza-y-trabajo-infantil-en-turquia
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El desplazamiento de la población en medio rural y las implicaciones educativas. Caso de Jilotzingo, Estado de México

Por: El Observatorio del Derecho a la Educación y la Justicia

Jilotzingo es un municipio de comunidad rural perteneciente al Estado de México y ubicado al límite de exclusivos fraccionamientos como son Zona Esmeralda, Valle Escondido, Chilucas, Bosque Esmeralda y Condado de Sayavedra. La mayoría de sus pobladores son ejidos colectivos, dedicados a las actividades agrícola y pecuaria. Cuenta con cinco escuelas comunitarias multigrados, cuyas matrículas han venido disminuyendo paulatinamente durante los últimos años, esto a causa del desplazamiento de la población a las zonas urbanas próximas. Bajo esta problemática surgen las siguientes preguntas: ¿Cuáles son los motivos que conlleva a la población a desplazarse? ¿Es posible que los jóvenes de medio rural consigan mejores y más oportunidades educativas en las zonas urbanas? ¿Están por desaparecer las escuelas rurales?

De acuerdo a Lapointe (1985), durante el gobierno de Lázaro Cárdenas (1934-1940), la agricultura comercial mexicana era marginada por el dominio de latifundistas mexicanos y extranjeros, generando una fuerte crisis económica y de inequidad social. De aquí surge la reforma agraria, la cual pretendía con el nombramiento de ejidos colectivos “promover un mercado interno de bienes y servicios, asegurar la paz social y facilitar la industrialización” (Lapointe, 1985: 15). Hoy en día los grupos de dominios económicos siguen siendo una amenaza para lograr una sociedad equitativa y, los preceptos por los cuales se construyeron políticas sociales se han disipado bajo una lógica de mercado de capitales.

Las escuelas rurales que en sus inicios se caracterizaban por ser una población mayormente campesina, hoy bajo la lógica de la ´modernización´, han sufrido transformaciones, debido a la invasión de muchas empresas a sus territorios, trayendo consigo diferentes demandas laborales. De acuerdo a Rivera (2012) existe una transición “de lo rural a una gama de diversos fenómenos provenientes de los espacios urbanos-globales que hace que los jóvenes experimenten una resignificación de valores, expectativas e identidades” (p.78), es el caso de muchas de estas escuelas que se encuentran ubicadas en un límite muy estrecho entre el espacio rural y el urbano.

Por ejemplo, las comunidades de las escuelas comunitarias en Jilotzingo, en donde muchos de los ejidatarios han recibido ofertas para vender sus terrenos, en otros casos han sido obligados y hasta expropiados, por grupos de empresarios dedicados al desarrollo urbanístico de la zona. Estos casos han sido denunciados en diferentes medios de comunicación, como son los diarios digitales, El Sol De Toluca, La Jornada y El Universal, sin embargo, hasta el momento no se ha recibido ninguna respuesta por parte de los organismos gubernamentales correspondientes al caso.

La escuela comunitaria Heroínas Mexicanas sobrevive en medio de una constante invasión territorial; donde anteriormente existían campos de cultivos y de producción ovina, ahora son escuelas privadas con múltiples ofertas educativas, gimnasios, concesionarios, construcción de viviendas exclusivas y otras ofertas de servicios generadas para clientes con alto poder monetario, muy lejos del alcance de sus pobladores originarios.

En conversación con las maestras de la escuela comunitaria Heroínas Mexicanas, la docente Miriam, explicaba que muchas de las madres de estudiantes, expresan su necesidad de emigrar hacia la ciudad en búsqueda de fuentes de ingresos, aspirando a un trabajo remunerado como personal de limpieza en casa de familia, buhonera o cocinera en algún puesto de comida rápida, ya que no cuentan con preparación profesional calificada. Entre tanto, la maestra Patricia comentaba su preocupación por la escuela: “en unos años la escuela comunitaria desaparecerá al igual que todos los proyectos y el cariño que aquí ha surgido”. Estas palabras evocan un sentimiento de olvido y desprecio por el trabajo que día a día se entreteje en estas comunidades.

Las diversas pruebas de evaluación nacionales e internacionales indican que la población educativa a nivel básico en medio rural es inferior a lo esperado por la media de estos indicadores, por tanto, se “ha impulsado la invisibilización de experiencias significativas en estos contextos” (Cruz y Juárez, 2017: 1). Sin embargo, existen ventajas que, por las mismas características de la población rural se pueden presentar como “oportunidades” de desarrollo potencial educativo para los estudiantes. En palabras del maestro José Luis Prado:

En los ámbitos rurales, los maestros encuentran jóvenes más sanos en todos los aspectos y con verdadera disposición para el aprendizaje. Ahí todavía no está maleada la sociedad, en un medio urbano todos se cuidan de todos y en un rancho todos se conocen, todos se cuidan y se protegen (Ponce, Rico, Ceja y Noriega, 2015).

Y esta ayuda es recíproca desde los maestros hacia su comunidad que, a través de su compromiso con los estudiantes los guían al saber, aún en condiciones de carencia. Lo mismo sucede del estudiante a sus maestros, a quienes respetan y valoran. Existen casos documentados de gestión de experiencias exitosas en la educación básica en medio rural en donde “los docentes destacan como ventaja la autonomía y libertad de que disponen…” (Cruz y Juárez, 2017: 1).

La escuela y la comunidad rural en México han sido protagonistas de numerosas luchas, buscando no ser excluidas por el resto de la sociedad mexicana. Los modos de producción agrícola y pecuaria deben ser protegidos como un bien patrimonial que benefician a todos los ciudadanos, ya que resguardan el ecosistema y la economía nacional, tan importantes en una ciudad que sufre uno de los niveles de contaminación más elevados del mundo, además de elevadas tazas de desigualdad social y económica. La educación de calidad para la diversidad, la inclusión y la cohesión social, es un derecho que se han ganado todos los mexicanos incluyendo a los pobladores de las zonas más inéditas del país.

Referencias

Cruz, S. M., Juárez, B D (2017). Educación rural en El Salvador y México: los casos de escuelas primarias unitarias. México. CREFAL. Recuperado en http://www.crefal.edu.mx/rieda/images/rieda-2018-1/exploraciones4.pdf.

Lapointe, Marie (1985). La reforma agraria de Cárdenas en Yucatán, 1935-1940. Université Laval, Québec Canadá.

Ley Agraria. Diario Oficial de la Federación. Estados Unidos de México. México, 26/02/1992

Ponce, G., Rico, R., Ceja, J., Noriega, N. (2015) Voces de los maestros rurales ante la Reforma Educativa. Periódico Digital Cambio, recuperado en http://www.cambiodemichoacan.com.mx/nota-256762

Rivera González, José Guadalupe; (2012). Juventudes emergentes: percepciones en torno a la familia, la escuela, el trabajo y el ocio en jóvenes en contextos rurales en San Luis Potosí, México. Cuicuilco, Enero-Abril, 73-95.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/el-desplazamiento-de-la-poblacion-en-medio-rural-y-las-implicaciones-educativas-caso-de-jilotzingo-estado-de-mexico/

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Presidente panameño insta a erradicar el trabajo infantil

Centro América/Panamá/29 Marzo 2018/Fuente: Prensa Latina

El presidente panameño, Juan Carlos Varela, llamó a los gobiernos del mundo a implementar políticas públicas para erradicar el trabajo infantil, al intervenir ante la Cumbre de Laureados y Líderes por los Niños que sesiona hoy en la capital de Jordania.
En su intervención, aseguró que la infancia es el presente y futuro de la humanidad, razón por la que resulta necesario un compromiso de todos para construir una sociedad en la que el respeto por los derechos de los niños sea una prioridad.

Resaltó el trabajo que desarrolla Panamá en aras de poner fin al trabajo infantil y facilitar el pleno acceso de los más pequeños a la salud, la educación y un entorno seguro, mediante el fortalecimiento de las instituciones gubernamentales encargadas de garantizar los derechos y el bienestar de los niños.

‘Nos complace que, a través de un esfuerzo colaborativo de diferentes sectores de nuestra sociedad, hemos podido reducir a niveles históricos la tasa de trabajo infantil, que en 2016 solo fue del 2,5 por ciento’, apuntó Varela.

Precisó que la presencia panameña en Jordania busca fortalecer esta vocación de unión de nuestro país, trabajando en conjunto con una región lejana de la nuestra por una causa justa.

‘Hacemos esto ya que no hay fronteras de raza, religión, cultura o nacionalidad cuando existe la voluntad de ayudar a los demás. Panamá puede ofrecer el arduo trabajo de su gente noble, su capital humano para cooperar en pro de la causa de los niños vulnerables en el Medio Oriente’, remarcó.

El mandatario elogió el esfuerzo que realiza el Reino de Jordania en la protección de los refugiados, al tiempo que reclamó más recursos internacionales para ampliar la ayuda humanitaria y ofrecer esperanza a las víctimas de la guerra.

Durante la Cumbre de Laureados y Líderes por los Niños 2018 se deliberará y consensuará un plan de acción para abordar los desafíos que enfrentan los niños afectados por la migración y el trabajo infantil.

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=163399&SEO=presidente-panameno-insta-a-erradicar-el-trabajo-infantil
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Guatemala: Noel y el trabajo infantil

Guatemala/ www.elperiodico.com.gt / 17 de Enero de 2018

“La necesidad de los alimentos es lo que me inspira a trabajar y estudiar” dijo el niño de doce años Noel Gómez Sarat la semana pasada a Emisoras Unidas. Cualquiera que conozca donde Noel vive, Cantel, en Quetzaltenango sabe que es uno de los lugares más fríos del altiplano guatemalteco. Estar a 2 mil 300 msnm le convierte en paisaje donde a veces la tierra amanece con escarcha de hielo. A pesar de no contar con qué cubrirse del frío, Noel dice que no le da frío porque se va corriendo al trabajo donde pega suelas de zapatos y luego se calienta un ratito al sol. Trabaja para poder ayudar a su mamá y hermanos. Gana entre veinte y treinta quetzales semanales. ¿por qué aquí los niños trabajan por menos de tres dólares semanales y los adultos no tengan empleo?

Sara tiene ocho años y el mundo en la sonrisa. Camina por el parque de La Antigua Guatemala vestida con el colorido traje de Nebaj, Quiché, ofreciendo lustre o comida para las palomas. Sus mejillas coloradas de frío. Su padre albañil en Houston. Su madre vendiendo fruta en las esquinas. Después de un rato de conversar, me contó que su papá la abandonó.

Sara y Noel son niños, que, como muchos en Guatemala no pueden ser niños. Van marcados por una piel de niños soportando cargas de adulto. ¿Cuántos niños trabajando con su machete en la zafra de la azúcar?, ¿cuántos niños trabajadores desempeñando tareas prohibidas por el Código de Trabajo, la Ley de Protección de la Infancia?

Diversas variables sociales, históricas, culturales y sobre todo económicas y demográficas hacen que aquí los niños no pueden ser niños, sino desde tempranas edades se impliquen en actividades productivas, lo que les hace desvincularse de la posibilidad de educación formal, desarrollo cognitivo. Dado que el salario por el cual realizan estas actividades productivas es muy bajo, la pobreza se perpetua y entran en interminables ciclos y culturas de pobreza.

Es cierto que La ley nacional otorga una excepción para el trabajo de menores de edad, siempre que sean “trabajos livianos” y que tengan autorización del tutor y de la Unidad de Protección al Menor Trabajador del Ministerio de Trabajo, pero ¿cómo es que aquí los niños no pueden ser niños?

El economista Andrely Cisneros explica que “el poco acceso a la educación, que afecta en mayor grado las áreas rurales e indígenas de Guatemala da como resultado una marginación al Sistema Educativo, que se explica por la baja inversión pública a la educación. La educación pública es gratuita, pero para las familias pobres es demasiado costosa y es un enorme esfuerzo enviar a sus hijos a la escuela por los gastos de libros, cuadernos, uniformes y transporte. Razón por la cual los padres ven en el trabajo una opción de desarrollo para sus hijos. Elevadas tasa de fecundidad que se traduce en elevadas tasas de natalidad. La existencia de enfermedades que incapacita a los jefes del hogar para el trabajo. Desarticulación familiar ya sea por mortalidad, violencia o migración contribuyen a la permanencia del trabajo infantil. El trabajo infantil reduce las oportunidades de salir de la pobreza y reproduce los
esquemas de organización familiar”.

En medio de este cielo azul y profético de comienzos de este 2018, la belleza se cruza con el cruel peso de la realidad: niños realizando tareas pesadas de adulto, un pacto de corruptos que a todos nos tiene de rodillas, un Congreso comprado por los de siempre.

Aquí siguen siendo las manitas pequeñas las que tienen que hacer aquel y este oficio, ganarse los centavos entre la caña, el cardamomo, el café, llevando la leña o lustrando zapatos, cosechando, tirando fuego por la boca, picando piedra, ofreciendo la nada en los semáforos, etcétera. Esos mismos semáforos que colindan con todos esos centros comerciales donde los niños comen y juegan. Y luego van hacia sus camas nítidas y cálidas, hacia el futuro asegurado, la salud asegurada, el amor…

¿Cómo es que seguimos reproduciendo un modelo económico en el que los adultos no consiguen trabajo y los niños tienen que trabajar?, ¿cómo hacer entender a los políticos que lo que ahora le toca a cada niño del país no es otra tarea más que la de jugar soñando y soñar jugando y desarrollarse plenamente física y psicológicamente? No dejemos que tantas pequeñas manitas y su potencial y dignidad se queden sin futuro.

Fuente: https://elperiodico.com.gt/opinion/2018/01/15/noel-y-el-trabajo-infantil/

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OIT: Alrededor de 200 millones de personas son esclavos modernos o hacen trabajo infantil

07 diciembre 2017/Fuente: Cubadebate

La Organización Internacional del Trabajo (OIT), aseguró en uno de sus informes que casi 200 millones de personas son víctimas de la esclavitud moderna o del trabajo infantil en todo el mundo. En el 2016, 40,3 millones de hombres, mujeres y niños fueron víctimas de la esclavitud moderna y casi uno de cada diez niños, o 151,6 millones de ellos fueron víctimas de trabajo infantil.

El informe define la “esclavitud moderna” como “las diversas formas de coerción prohibidas en los instrumentos internacionales sobre derechos humanos y normas laborales”. Esta definición incluye la esclavitud, el trabajo forzado impuesto por el Estado, el matrimonio forzado y la trata de personas. Una de cada cuatro víctimas de trabajo forzoso son niños, y el 71 por ciento del total de víctimas son mujeres.

En un día determinado en 2016, aproximadamente 16 millones de personas fueron forzadas a trabajar en el sector privado. Más de la mitad fue en los sectores doméstico, manufacturero y en construcción. En promedio, las víctimas son retenidas durante 20,5 meses antes de escapar o ser liberadas.

El estudio también informa que 4,8 millones de personas son víctimas de explotación sexual forzada. En promedio, las víctimas permanecen detenidas durante 23,4 meses antes de escapar o ser liberadas. La gran mayoría son mujeres y niñas, y los niños representan más del 20 por ciento de las víctimas.

Por región, África tiene la tasa más alta de esclavitud moderna, con 7,6 por cada 1000 personas. La tasa es de 6,1 por cada 1000 personas en Asia y el Pacífico; 3,9 por 1000 en Europa y Asia Central; 3,3 por 1000 en los Estados árabes; y 1,9 por 1000 en las Américas. Los países que están siendo o han sido recientemente devastados por la guerra experimentan niveles más altos de explotación.

La OIT no incluye en su definición de trabajo infantil a quienes trabajan en formas legales de empleo. La definición utilizada en el estudio incluye trabajos peligrosos, la demanda de horas de trabajo excesivas, que a menudo privan a los niños de tiempo para juego y educación, y labores que ponen en riesgo su bienestar. A pesar del alcance limitado de la definición, el estudio aún da una idea del asombroso nivel de trabajo infantil en todo el mundo.

Según el estudio, poco menos de la mitad de los niños que realizan trabajo infantil (72,5 millones) están realizando trabajos peligrosos que ponen en riesgo su salud, seguridad o desarrollo moral. Más de 19 millones de niños entre las edades de 5 y 11; más de 16,3 millones entre 12 y 14; y 37 millones entre 15 y 17 están involucrados en trabajos peligrosos. Las horas que los niños son obligados a trabajar también son terribles. Aproximadamente el 63,3 por ciento de los niños entre 15 y 17 años que están involucrados en trabajo infantil se ven obligados a trabajar 43 horas o más por semana.

Casi un tercio de los niños involucrados en el trabajo infantil están fuera del sistema educativo. Quienes asisten a la escuela tienden a desempeñarse peor que sus compañeros que no trabajan. El tiempo y la energía empleados interfiere con la capacidad de beneficiarse plenamente de las horas de clase e impide el tiempo de estudio fuera del aula.

Al igual que con la esclavitud moderna, una proporción significativa del trabajo infantil se encuentra en países afectados por conflictos y desastres. Aproximadamente el 17 por ciento de los niños en países devastados por la guerra están involucrados en el trabajo infantil, casi el doble del promedio mundial.

Los países incluidos en el informe como afectados por conflictos armados incluyen Afganistán, la República Centroafricana, Colombia, Iraq, Mali, Nigeria, Filipinas, Sudán del Sur, Ucrania, Yemen y la República Democrática del Congo. Otros países, como Siria y Libia, no fueron incluidos ya que no hay estimaciones disponibles.

En África, uno de cada cinco niños está involucrado en el trabajo infantil, por lo que es la región donde el trabajo infantil está más concentrado, seguido de Asia y el Pacífico. Sin embargo, el trabajo infantil no se limita a las regiones de bajos ingresos. De hecho, más de la mitad de los niños afectados viven en países de ingreso medio-bajo y medio-alto, mientras que el 1,3 por ciento de los niños en países de altos ingresos son niños trabajadores.

Si bien el porcentaje de niños involucrados en el trabajo infantil ha disminuido ligeramente con respecto a 2012 en todo el mundo, en realidad ha aumentado en la África subsahariana.

La epidemia de la esclavitud y el trabajo infantil es uno de los aspectos de la explotación capitalista. La Organización Internacional del Trabajo estima que cada año se generan $150 mil millones en ganancias en el sector privado por trabajo forzoso.

El problema se agrava en los países que son víctimas de la explotación neocolonial y la conquista imperialista. Un video publicado por CNN esta semana mostró que jóvenes fueron subastados como trabajadores agrícolas en Libia, un país devastado por una guerra respaldada por Estados Unidos y lanzada por la Administración Obama.

Una investigación del 2016 de Amnistía Internacional reveló que niños de tan solo siete años trabajan en condiciones peligrosas en la República Democrática del Congo para extraer cobalto que termina en teléfonos inteligentes, automóviles y computadoras vendidos a millones en todo el mundo. Dichas minas les suministran materiales a corporaciones como Apple, Microsoft y Vodafone.

La ONU y los líderes de los países industrializados han si acaso tomado medidas modestas para abordar los problemas de la esclavitud moderna y el trabajo infantil. Esta epidemia no es una cuestión de leyes y reformas, sino una consecuencia del capitalismo.

Fuente: http://www.cubadebate.cu/noticias/2017/12/03/oit-alrededor-de-200-millones-de-personas-son-esclavos-modernos-o-hacen-trabajo-infantil/#.WimmcNLiavE

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El futuro negro de los niños sirios en Líbano

Asia/Líbano/25 Noviembre 2017/Fuente: Público

En torno a 1,5 millones de sirios viven en Líbano, el país con más refugiados del mundo en comparación con su población, y de ellos, la mitad son menores. La terrible situación económica que sufren y la falta de oportunidades hacen temer una generación perdida.

Son las 10 de la noche y Ahmad, de 11 años, pasea con seguridad entre las mesas de una popular cafetería en Mina, el barrio cristiano de Trípoli, en el norte de Líbano. Pide 500 libras (unos 20 céntimos de euro) por una chocolatina, un paquete de clínex o un puñado de chicles, según el día. Su pelo rojo cortado a cepillo y su sonrisa pícara le ayudan a ganarse la simpatía de la clientela habitual, que suele ceder y acaba por comprarle algo. Junto a su inseparable amigo Mohamed, recorren los locales de la zona hasta tarde, y solo tras agotar la mercancía y contar los billetes con sus pequeñas manos expertas, regresa a a casa. Ahmad es uno de los miles de niños sirios que se ven obligados a trabajar en la calle para contribuir al sustento de sus familias.

Líbano, pequeño Estado de cuatro millones de ciudadanos, acoge a 1,5 millones de refugiados sirios, la mitad menores de edad. A diferencia de los vecinos Jordania y Turquía, otros de los países que más sirios han recibido desde el inicio de la guerra, aquí el gobierno ha optado por no abrir campos oficiales, por lo que los refugiados viven repartidos en decenas de asentamientos informales, en los campos oficiales palestinos o mezclados con la población local. Las difíciles condiciones impuestas por las autoridades para obtener el permiso de residencia en el país y las numerosas restricciones laborales a las que se enfrentan los adultos repercuten con dureza en la vida de los más pequeños.

«En las familias muy pocos padres o madres trabajan, quizá uno de cada diez», considera Nazih Fino, director de Seed, una asociación de Trípoli que gestiona una escuela donde más del 90% del alumnado es sirio. «Por eso es muy habitual que los niños, sobre todo a partir de los 13 años, se vean obligados a contribuir a la economía familiar». El trabajo infantil está prohibido en Líbano, pero las autoridades no parecen hacer lo suficiente por acabar con este problema: hasta 180.000 menores sirios trabajan en el país, según Unicef, la mayoría en largas jornadas y por salarios de miseria.

«Con frecuencia los padres no tienen estatus legal, lo que significa que no pueden moverse ni trabajar por miedo a ser detenidos (…) Dependen de los ingresos que traigan a casa sus hijos, que pueden desplazarse más fácilmente sin ser arrestados», coincide Bassam Khawaya, investigador para Oriente Medio de Human Rights Watch (HRW).

250.000 niños fuera de la escuela

El trabajo infantil se ha convertido así en una de las principales causas de abandono escolar entre los niños sirios, pero no es el único: el ya de por sí deficitario sistema educativo libanés se ha visto totalmente desbordado por la llegada de miles de menores refugiados. Los pequeños han perdido uno o varios cursos por culpa del conflicto y muchos ni siquiera habían ido nunca antes a la escuela, por lo que la integración es muy complicada.

«Los niños se quejan además de discriminación, de insultos e incluso de maltrato físico»

Muchos con traumas y problemas mentales derivados de la guerra o de su actual contexto vital, los niños no ven alicientes para entrar en un sistema inadaptado a sus necesidades y las familias muchas veces no tienen el nivel de concienciación o los recursos suficientes para mandarlos a la escuela. El gobierno creó un segundo turno lectivo en horario de tarde para poner a los sirios al mismo nivel que los alumnos libaneses, pero el plan está siendo, según las ONGs, un estrepitoso fracaso. «Por las tardes no hay equipo directivo en el centro. Los profesores de ese turno tienen baja cualificación, exceso de horas, malos salarios y poca motivación. Los niños se quejan además de discriminación, de insultos e incluso de maltrato físico», explica Nazih Fino, en línea con reportes de varias organizaciones. El idioma se convierte en una barrera más: en el currículo libanés, a partir de los 12 años las principales materias empiezan a impartirse en francés e inglés, lenguas que los niños sirios desconocen. Todo ello se traduce en que la mitad de menores refugiados, unos 250.000, no acuden al colegio, según cálculos de HRW.

El problema de fondo, al final, hay que buscarlo en la caída en las ayudas internacionales, que impide a las familias afrontar los gastos más básicos de subsistencia y, mucho menos, otros como los asociados al transporte hasta el centro educativo o el material escolar. A principios de septiembre, Líbano solo había recibido el 27% de los 1.200 millones de dólares prometidos los donantes internacionales para 2017.

El 90% de los refugiados sirios sufre carencias alimentarias

Ante la falta de fondos, las agencias de la ONU se han visto obligadas a recortar drásticamente sus ayudas en el terreno, un terrible varapalo para los beneficiarios, que depende casi exclusivamente de los subsidios para sobrevivir. Según los datos del organismo internacional, el 70% de los refugiados sirios vive bajo el umbral de la pobreza y más del 90% sufre carencias alimentarias.

Infancia perdida

En la gobernación de Akkar, muy cerca de la frontera con Siria, viven unos 100.000 refugiados. A los costados de la carretera que conduce a la capital, Halba, las tiendas blancas de Acnur se multiplican como champiñones, evidenciando la presencia de decenas de asentamientos informales. En el pequeño campo de Tel Abbas vive unas cien personas, la mitad niños, que salen en batallón a recibir al visitante entre besos y abrazos. Las ya difíciles condiciones de vida de los residentes de este campo han empeorado con el recorte de ayudas. «Acnur acaba de dejar fuera de su programa a 25.000 refugiados. Esto pone a las familias, que en muchos casos ya estaban fuertemente endeudadas, en una situación muy dificil», explica Alex, voluntario de la ONG italiana presente en este campo desde que fue creado en 2012.

Un niño refugiado sirio trabajando en una obra en Sidón, al sur de Líbano.- REUTERS/ARCHIVO

Un niño refugiado sirio trabajando en una obra en Sidón, al sur de Líbano.- REUTERS/ARCHIVO

La familia de Abu Mohamed, de diez miembros, recibe unos 300 dólares de ayuda al mes. Solo en el alquiler de la vivienda -una habitación de paredes y suelo de cemento separada en dos por una cortina-, se le va un tercio, por lo que en casa toca arrimar el hombro. Es época de recogida de la aceituna, y uno de sus hijos mayores, Khaled, de 14 años, apoya la economía familiar recolectando en las tierras de cultivo colindantes al campo. «Voy al colegio cuando puedo», explica el adolescente, como excusándose.

Otra de las chicas que viven en el campo de Tel Abbas con su familia, Fatima, de 17 años, se asombra ante la pregunta de si asiste a la escuela. «¡Soy muy mayor para eso!», exclama. Una amplia encuestra de principios de este año elaborado por la ONU, la Universidad Americana de Beirut y dos ONGs reveló que menos del 17% de las refugiadas sirias de 16 años años está escolarizada. Las jóvenes con menos educación corren un mayor riesgo de casarse a una edad temprana, señalan los autores del estudio, destacando que los matrimonios infantiles se han disparado en el colectivo refugiado: un 24% de las niñas sirias de entre 15 y 17 años ya están casadas, una incidencia que podría ser hasta cuatro veces superior a la de antes de la guerra.

Un 24% de las niñas sirias de entre 15 y 17 años ya están casadas

En 26 Letters, una asociación que trabaja con niños de la calle en Beirut, intentan reconducir a los menores sirios de vuelta al sistema escolar. Les ofrecen alfabetización básica, -muchos con ocho o nuevo años ni siquiera saben leer o escribir- y también trabajan en desarrollar su inteligencia emocional. «Algunos vienen con mucha agresividad contenida», explica Tamar, una de las fundadoras. Mediante actividades lúdicas, como juegos de rol o teatro, «les enseñamos a resolver los problemas sin violencia o a expresar qué quieren o qué necesitan, porque muchos no saben cómo hacerlo». Pese a las duras circunstancias familiares, económicas y sociales que soportan, la asociación constata una rápida mejora cuando se atiende al niño de forma adecuada. «Son increíbles, solo hay que darles una oportunidad», opina la voluntaria.

La pobreza, las penurias, los traumas de la guerra y la falta de sentimiento de pertenencia en un país que los rechaza pese a que muchos ni siquiera conocen Siria, hacen que los pequeños crezcan demasiado deprisa. «Son críos maltratados por la vida, que asumen responsabilidades que por su edad no les corresponden», opina Nazih Fino. «Se construyen una vida de adultos muy pronto, pero hay que recordar que en el fondo siguen siendo niños».

Fuente: http://www.publico.es/internacional/dia-internacional-derechos-nino-futuro-negro-ninos-sirios-libano.html

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Argentina: Más financiación, educación y control estatal para erradicar el trabajo infantil

Argentina/16 noviembre 2017/Fuente: El País

La IV Conferencia mundial sobre la erradicación sostenida del trabajo infantilfinalizó este jueves en Buenos Aires con una idea clara: hace falta pisar el acelerador para llegar a la meta de 2025 con un mundo libre de explotación infantil. Los delegados de los 193 países participantes acordaron por consenso la Declaración de Buenos Aires en la que se comprometen a aumentar la financiación para luchar contra esta violación de los derechos humanos, promover el acceso a la educación para todos los niños, aumentar las inspecciones laborales y las sanciones judiciales para quienes incumplan las leyes, entre otras medidas.

El texto destaca también que el trabajo infantil y el trabajo esclavo requieren respuestas integrales ya que «son tanto causas como consecuencias de la pobreza, la desigualdad, la discriminación, la exclusión social y la falta de acceso a la educación». Las cifras en ese sentido son muy claras. Uno de cada diez niños en el mundo se ve obligado a trabajar, pero en los países más pobres, la tasa asciende hasta cuatro de cada diez.

La educación es una de las armas más poderosas contra el trabajo infantil, pero los estados no invierten lo suficiente, subrayan los participantes. En todo el mundo, más de la mitad de los niños que tienen que trabajar son analfabetos. «En Uganda, hay muchos niños pobres que trabajan en el campo en vez de ir a la escuela porque con lo que ganan sus padres no es suficiente. Pero lo más probable es que terminen casándose con alguien que tampoco fue a la escuela y que sus hijos sigan el mismo camino. Hay que romper ese círculo», dice a EL PAÍS Prudence Ayebare, integrante de la Federación Nacional de Agricultores de Uganda.

Según el Nobel de la Paz indio Kailash Saryathi una inyección extra de 39.000 millones de dólares permitiría garantizar educación primaria y secundaria para todos los menores del mundo. «En algunas zonas rurales no hay escuelas ni maestros, esa es la inversión más cara», destaca el titular de la OIT para Latinoamérica y el Caribe, el costarricense José Manuel Salazar Xirinachs, al ser consultado sobre los obstáculos para erradicar el trabajo infantil.

Salazar Xirinachs admite que queda mucho por hacer pero considera «muy exitosa» la conferencia por la renovación de compromisos estatales. El vicepresidente de la conferencia y titular del sindicato de trabajadores de la construcción, Gerardo Martínez, también se muestra satisfecho con la declaración consensuada, pero pide más medidas contra «los empresarios inescrupulosos» que contratan a niños a pesar de la existencia de normas que lo prohíben. Entre los asistentes hay división de opiniones. La mayoría considera positivo el intercambio de experiencias de buenas prácticas, pero exigen medidas más concretas para poner fin a un flagelo que afecta a 152 millones de niños en todo el mundo, casi la mitad de ellos en África.

EN ARGENTINA, EL 9,4% DE LOS NIÑOS TRABAJA

En Argentina hay unos 715.000 niños que se ven obligados a trabajar y más de la mitad lo hace en empleos que ponen en peligro su salud, su seguridad o desarrollo moral, según la Encuesta de actividades de niñas, niños y adolescentes difundida este jueves en la conferencia.

Supone el 9,4% de los niños de entre 5 y 15 años que viven en el país, pero la cifra asciende hasta el 25% en las zonas rurales del noreste del país, la más afectada. Limpiar la casa, cocinar, cuidar a los hermanos más chicos o a algún adulto mayor y trabajar en el campo con los padres son algunas de las tareas más comunes. A menudo, estas labores les obliga a dejar o descuidar la escuela, tal y como muestran las estadísticas: entre los niños que trabajan, el 10,1% no asiste al colegio, un porcentaje cinco veces superior al de los niños que no trabajan.

Fuente: https://elpais.com/internacional/2017/11/16/argentina/1510862882_860798.html

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