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Escuela Pública: Democracia y Aprendizajes

México / 17 de septiembre de 2017 / Autor: Juan Carlos Miranda Arroyo / Fuente: SDP Noticias

Aprender en la escuela pública permite a los ciudadanos el ejercicio pleno del derecho de todas las personas a la educación. Eso significa que las condiciones económicas, culturales, religiosas o sociales no deben ser obstáculo para que niños, jóvenes y adultos tengan acceso a la escuela. Por eso justamente se reconoce a la escuela pública como una de las instituciones más confiables para consolidar la democracia y alcanzar la justicia social.

También, aparte de constituir un derecho, sin duda, la escuela pública ofrece oportunidades para que las personas se desarrollen en lo individual y lo social, sin embargo, dichas oportunidades se ven eventualmente disminuidas en la medida en que los sistemas educativos, las entidades federativas, las regiones, las comunidades y, de manera más particular, las zonas escolares y las propias escuelas, realizan o no adecuadamente su trabajo en favor de ese desarrollo. Y ello no sólo es generado por la participación paralizante de los aparatos burocráticos, sino también por la propia organización (o desorganización) de la sociedad civil en los espacios educativos.

Por ello conviene detenerse a examinar algunas de las implicaciones que tiene la organización y el desenvolvimiento de la escuela pública, en la vida de las personas y de los grupos, por supuesto. Y precisamente en ello, juegan papeles esenciales la gestión educativa y la construcción de consensos escolares, en términos de los más recientes hallazgos de la investigación sobre la organización y el liderazgo educativos.

A propósito de lo antes dicho, un estudio reciente del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) proporciona un análisis interesante al respecto. El estudio tiene por título: “La Educación Obligatoria en México. Informe 2017”.

Particularmente en el capítulo 2 del informe, se abordan las “Condiciones que influyen en las oportunidades para el aprendizaje”. Veamos a continuación un fragmento del texto que el INEE dio a conocer a la manera de “…síntesis de los resultados que arrojó el análisis realizado” (p. 74):

– Los alumnos de sexto de primaria que obtienen promedios más altos en Matemáticas consideran que sus maestros toman en cuenta sus opiniones durante las clases.

-Los niños de sexto de primaria cuya lengua materna es una lengua indígena obtienen resultados más bajos en Matemáticas y Lenguaje que aquellos cuya lengua materna es el español.

– Los resultados en Matemáticas y Lenguaje de alumnos de sexto grado son mejores en escuelas que tienen muebles para que todos los niños se sienten y escriban, libros de lectura y computadoras o tabletas para uso de los estudiantes.

– Los resultados en Matemáticas y Lenguaje de alumnos de sexto de primaria son mejores en escuelas públicas en donde los directores indican que durante el ciclo escolar se contó con la plantilla completa de profesores.

-El trabajo infantil vulnera los derechos de los niños y se relaciona negativamente con los aprendizajes. Los alumnos de sexto de primaria que trabajan tienen, en promedio, puntuaciones menores en Matemáticas y Lenguaje y Comunicación que los que no trabajan.

-La escolaridad de los padres influye también en los resultados de sus hijos en Matemáticas y Lenguaje: a mayor escolaridad de los padres, mejores resultados.

Estos resultados, derivados de la aplicación de cuestionarios sobre el contexto escolar, es decir, acerca de las condiciones en que se desarrollan las labores escolares (ambiente físico, presencia constante del docente, factores, socioculturales de padres y alumnos, preparación profesional de docentes y directivos, etc.), están sujetos a la interpretación y explicación de los estudiosos de los fenómenos educativos; sin embargo, es importante también ponerlos a la consideración de los lectores en general, para mostrar que las decisiones internas de la escuela pública y las que tienen qué ver con el entorno comunitario, son cruciales para abrir o cerrar las oportunidades educativas a los niños y jóvenes; dicho en otras palabras, la escuela pública es la unidad social que juega un papel esencial en los procesos de avance o retroceso de los niños y las niñas, los y las jóvenes, en edad de educación obligatoria (desde educación preescolar hasta media superior), con respecto a sus aprendizajes ahora y para la vida futura.

 

En las consideraciones finales del informe referido, el INEE afirma lo siguiente: “El análisis realizado sugiere que es necesario valorar el diseño y la implementación de distintas acciones e intervenciones en las escuelas públicas orientadas a: 1) la formación de los docentes y los modelos educativos; 2) la administración de recursos y personal en las escuelas; y 3) la identificación de estudiantes, escuelas y zonas que requieren más apoyo.”

Por todo ello, el rescate de la escuela pública es una prioridad y una enorme responsabilidad para cualquier sociedad que se diga “justa y democrática”. De ahí la importancia de colocarla en el centro de las políticas públicas nacionales y regionales, para fortalecerla. Esto no deberá ser minimizado en los debates políticos y en la toma de decisiones nacionales que se avecinan para el 2018.

En México todavía estamos a tiempo de revalorar y reposicionar a la escuela pública, como una de las instituciones clave del Estado mexicano, que a la vez constituye una organización sui generis del mapa institucional, porque está nutrida en su vida cotidiana y soportada, sostenida, a la vez, por la sociedad civil.

Fuente del Artículo:

https://www.sdpnoticias.com/nacional/2017/09/11/escuela-publica-democracia-y-aprendizajes

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Guatemala: El colegio de los niños sin infancia

Con el índice de trabajo infantil más alto de América Latina, sólo la educación puede cambiar el futuro de los niños-lustradores. Un programa educativo pionero en Guatemala apuesta por ello

América Central/Ciudad de Guatemala/PABLO L. OROSA

De cuclillas, sobre el enlosado que aún guarda la humedad y el cansancio de la noche, el mundo se ve distinto. Como lo ven los ciegos, los huidos y los que olvidaron aprender a leer. Diego, 13 años de los que multiplican miserias, sabe mirar ese mundo. Porque él vive allí. En las noches húmedas y las mañanas cansadas. Esas en las que los otros chicos, los chicos de un mundo que no es el suyo, pasan por delante de sus manos embetunadas sin ni siquiera reparar en ellas. Porque a los niños lustreros del centro histórico de Guatemala, los niños que limpian los zapatos de los diputados, les han arrebatado hasta el derecho a ser niños.

Los niños son niños porque sueñan. Porque imaginan. Porque conquistan estrellas y cabalgan unicornios. A Diego no le queda tiempo para eso. Él solo lustra, come, lustra y vuelve a casa, si hay suerte, con los 100 quetzales (12,6 euros) al día. Si no, ni siquiera habrá cena. Para el mundo, Diego no puede ser un niño. Aunque su voz mude en cada gallo. Aunque siga creyendo que un día será Messi. Para el mundo, Diego es solo uno más, uno de esos críos sin suerte a los que la vida les salió cruz. Son pobres, parias y analfabetos. Así que solo les queda una salida: trabajar en lo que nadie más quiere hacer. Limpiando los zapatos sucios. Mirando al mundo desde el suelo.

Cada madrugada, cuando la luna aún secuestra las estrellas, el ejército de niños lustreros avanza hacia el centro de la ciudad. En su mochila, Diego, Victor, José Ricardo y los otros chicos de la Santa Compaña no llevan libros, sino enseres: el cepillo, la pasta amarilla, la negra y la marrón, y el trapo. Todo lo necesario para que los zapatos brillen. Los primeros en llegar ocupan los mejores sitios: las puertas de las oficinas ministeriales y los alrededores del Congreso son los más demandados. Allí volverán a la hora de la refacción, cuando funcionarios y diputados salen en busca del café. Entretanto, los lustradores remontan un par de cuadras, hasta el Paseo de la Sexta, el epicentro comercial de la capital. Allí seguirán, en cuclillas, hasta que vuelva la luna a conquistar a las estrellas.

Niños sin escuela, combustible para el trabajo infantil

Es viernes, poco antes del mediodía y el Paseo de la Sexta está abarrotado. Los turistas buscan el Parque Central, mientras los locales avanzan sus compras del fin de semana o disfrutan de la primera cerveza. Un enjambre de chicos camina a su alrededor.

“Parqueo, parqueo”, se escucha una voz aflautada desde la esquina de la 12 calle. A pocos metros, otro joven, no más de 13 años, vende tarjetas de memoria y auriculares. Otro de sus amigos, ofrece smartphones a mitad de precio. Las chicas vociferan desde el interior de una tienda de ropa. “Pase, pase y pregunte”. “Licras a 10 quetzales”. En las calles aledañas, otras jóvenes de su edad preparan tortillas (uno de los platos tradicionales del país a base de maíz) para el almuerzo. Ya ni sienten el calor abrasante al sacarlas del comal.

Actualmente, Guatemala registra el mayor índice de trabajo infantil de toda América Latina con más de 850.000 menores integrados en el mercado laboral. Sin acceso en la mayoría de los casos al sistema educativo (este mismo año se detectó que 141.000 niños de entre cinco y siete años no acuden a la escuela), las opciones laborales de estos jóvenes se reducen a la elaboración de fuegos artificiales, la agricultura, la recolección de café o la venta ambulante. Un modelo que perpetua el círculo de la pobreza.

La escuela de los zapateros para los chicos que cuidan de sus zapatos

Son más de las ocho de la tarde cuando Baltasar Mejía, que hace 18 años que dejó de ser un niño, recoge sus bártulos. Tiene hambre, pero su horizonte vuelve a dibujar un plato de tortillas de maíz con chile. Le gustan, pero hace tiempo que querría probar otra cosa. “Son chiles pasados”, bromea Diego. Ambos comparten oficio y confidencias en las esquinas de la Sexta, junto a los hornos de la San Martín y los licuados de la Berna. Baltasar es mucho mayor que Diego. 34 por 13. Pero los dos miran el mundo de la misma manera. Quieren aprender, “salir de la Sexta” y sacarse el bachillerato.

Guatemala registra el mayor índice de trabajo infantil de toda América Latina con más de 850.000 menores integrados en el mercado laboral

“Quizá así tenga un oportunidad”. Sentado en la última fila de un aula con seis alumnos, Baltasar revisa los ejercicios mientras habla. Hoy tocan números romanos y tradiciones guatemaltecas. Justo delante de él, Diego descubre qué santo se asocia con las fiestas patronales de cada Departamento.

-“No sale Quiché”, avisa otro de los chicos.

-“No, no están todos”, se apresura a explicar el profesor Marlon.

Todos los alumnos de esta peculiar escuela sabatina miran el mundo de la misma manera que lo hacen Baltasar y Diego. De cuclillas. De abajo hacia arriba. Mas por unas horas, las que van desde las siete a las 12 de cada sábado, esta decena de niños lustreros de Ciudad de Guatemala vuelven a ser solo eso. Niños que aprenden matemáticas, español y ciencias sociales.

Zapaterías Cobán, el mayor productor de calzado del país, lanzó hace unos años un proyecto pionero para cuidar de los chicos que cuidan de sus zapatos en las calles. “Era la oportunidad de devolver algo a la población que nos ha dado tanto: se trata de romper el círculo vicioso de la pobreza a través de la educación”, asegura Pablo Sánchez, gerente general de la entidad. En colaboración con la Universidad pública de San Carlos de Guatemala, idearon un programa educativo con charlas para que los chicos escuchasen mientras no tenían clientes. En julio de 2016 dieron un paso más: un curso básico de alfabetización. Tenía que aprender a leer y escribir para poder unirse al programa de formación acelerada homologado por el ministerio de Educación.

El programa Lecciones Brillantes ofrece también desayuno y refacción a los chicos.
El programa Lecciones Brillantes ofrece también desayuno y refacción a los chicos. DAFNE PÉREZ
 Hace unas semanas que Baltasar, Diego y otra decena de chicos arrancaron las clases de primero básico. “A la primera llegaron muchos, porque regalaban insumos (cremas, cepillos), pero ahora ya solo vienen unos once”, reconoce Fredy Lemus, director del colegio Liceo san Francisco de Borja, donde se imparte el curso. Pero once es un número ideal para cambiar el mundo.

A esta hora, siete y media de la mañana, son poco más de media docena los que han llegado. Están en una sala contigua acabando de desayunar. “Ayuda mucho venir aquí y no tener que comprar el desayuno”, señala Baltasar. Al fondo del pasillo, en el aula decorada con dibujos de la fauna local y con rostros de los literatos más destacados del país, Marlon Ruano y Mayra Hernández, los maestros que también miran el mundo desde el suelo, tienen preparada la «lección brillante» de hoy. “Nos incentiva ver como crecen de esta manera. Es distinto trabajar con ellos, son más espabilados. Lo agarran todo más rápido”, afirma la profesora. “Excepto la composición de las unidades, que la tuve que repetir tres veces”, interrumpe Marlon. Tiene una risa inabarcable.

El curriculum académico, adaptado a la realidad de los chicos, se centra en enseñarles matemáticas, español y ciencias sociales

Ambos crearon un currículum académico adaptado a la realidad de los chicos. Niños que “no han seguido una enseñanza regular, que a menudo son del interior del país —la gran mayoría son indígenas para los que el español no es su idioma materno— y que en muchos casos han tenido que dejar el colegio para ayudar a sus familias”. A menudo, estos pequeños son la única fuente de ingresos, lo que los obliga a cambiar el pupitre por la calle: “Cuando no vienen es porque tienen que ir a trabajar, porque el dinero que han conseguido durante la semana no alcanza”.

Sin alzar la vista del libro, Baltasar corrobora las palabras del maestro. Si por él fuese, hace años que habría dejado de mirar el mundo desde el suelo. Estaba decidido a hacerlo hace 18 años, cuando llegó a la capital desde su Totonicapán natal (200 kilómetros al occidente) para trabajar en una maquila. Pero los “vicios” y las malas decisiones se cruzaron en su camino. Así que no tuvo más salida que volver a lo que había sido toda su infancia: el chiquillo que le sacaba brillo a los zapatos de los demás. “Perdí mi trabajo, así que tuve que volver a lustrar. No tenía otra alternativa, si no, no lo hubiera hecho”.

Ahora la ha encontrado. El programa Lecciones Brillantes es su oportunidad. “Quiero aprender, salir de la Sexta y sacarme el bachillerato. Quizás después aprender computación”. No es el único. Victor y José Ricardo, hermanos de sangre y enemigos futbolísticos, también quieren estudiar para ayudar a su familia. En casa esperan cuatro hermanos más y su madre. Demasiadas bocas que alimentar con los 50 quetzales (seis euros) que consiguen al día.

Los chicos sueñan con terminar su educación básica para poder dejar la calle y conseguir un mejor puesto de trabajo.ampliar foto
Los chicos sueñan con terminar su educación básica para poder dejar la calle y conseguir un mejor puesto de trabajo. DAFNE PÉREZ
 Lejos de la escuela, los chicos, en su mayoría entre ocho y 15 años, se convierten en “pequeños adultos”. “Ellos mantienen a sus familias, por lo que acá adentro son más responsables. Valoran lo que están aprendiendo”, apunta Mayra, mientras revisa las tareas de la última semana. Las cartillas están mojadas y arrugadas. Las líneas de texto, torcidas. Porque los niños-lustreros no tienen más que el suelo para hacer sus ejercicios, pero aún así los hacen. Sin dejar huecos en blanco. Mirando al mundo a los ojos.
Fuente: https://elpais.com/elpais/2017/08/24/planeta_futuro/1503572431_369644.html?id_externo_rsoc=TW_CC
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Trabajo adolescente y escuela en América Latina

El Sistema de Información y Tendencias Educativas en América Latina (SITEAL) es una plataforma de estadísticas, documentos, informes, debates y publicaciones para el «seguimiento de la situación educativa de niños, adolescentes, jóvenes y adultos en la región latinoamericana», en la búsqueda de asegurar el derecho a la educación.

Inspirado en ese ideal, en agosto de 2016 publicó un cuaderno sobre la situación de adolescentes trabajadores y los obstáculos para ingresar y permanecer en la escuela: “El trabajo de mercado como obstáculo a la escolarización de los adolescentes” (http://www.siteal.iipe.unesco.org). Sus autoras, Vanessa D’Alessandre, Yamila Sánchez y Ximena Hernández, trazan una cartografía de las dificultades para cumplir convenciones internacionales y leyes locales. Además, revisan algunos planes nacionales para la erradicación del trabajo infantil, elaborados entre 2000 y 2015, lo cual permite contrastar datos e intenciones gubernamentales.

Es verdad que en las décadas recientes los progresos en el acceso a la escuela son inocultables; prácticamente todos los niños de entre 6 y 11 años están en ella, ocho de cada diez de entre 15 y 17 años están escolarizados, y las leyes nacionales se extendieron hacia abajo y adelante; México y Ecuador son los más avanzados, al ofrecer educación a partir de los 3 y hasta los 17 años.

La expansión es innegable, pero también los problemas, en un mapa de desigualdades sociales que se reproducen cruelmente en el territorio de la institución escolar: niños y adolescentes que cumplen un doble papel, como estudiantes y trabajadores en la familia o fuera de ella, asalariados o no; niños y adolescentes que abandonan la escuela o nunca pisaron las aulas.

La asistencia a la escuela está afectada por la condición social, localidad y género. Los varones no escolarizados, pertenecientes a estratos sociales bajos, tienen en promedio tres veces más probabilidades de laborar, boleto para la rifa fatal que conduce al abandono. En contextos rurales se agudiza la condena. En el caso de quienes persisten en la carrera escolar, el hándicap es difícilmente salvable; las autoras del informe citado afirman una verdad anunciada: «la incorporación temprana de los adolescentes a actividades económicas compromete algunas de las condiciones básicas para que la escolarización sea posible».

Las contradicciones formales tampoco cesaron. La mayoría de los países ubican en 14 años la edad mínima para ejercer una actividad económica, y solo Argentina la extendió hasta los 16 años, pero en 12 países latinoamericanos el límite legal para poder ingresar a una actividad económica es inferior a la edad en que deberían finalizar la escuela media.

¿Por qué trabajan los adolescentes? De la revisión de los planes nacionales para la erradicación del trabajo infantil aparecen cinco causas: carencias materiales persistentes; la creencia de que trabajar constituye una experiencia valiosa en la formación y socialización de los adolescentes, esto es, la tolerancia o naturalidad del fenómeno, especialmente entre familias de condición precaria; alta demanda de mano de obra adolescente, sobre todo en el sector agrícola; debilidad de los Estados para cumplir y hacer cumplir la ley e implementar políticas públicas, así como falta de legitimidad de la educación escolar.

¿Fueron los niños o adolescentes varones, de contextos rurales y pobres quienes abandonaron la escuela, o los proyectos nacionales han sido incapaces, en general, de retenerlos y proveerles a las familias y a ellos de condiciones sociales para que no se marchen?

En el oscuro presente los adolescentes y niños que trabajan podrían paliar un poco el hambre y la necesidad material en los hogares; en el futuro, sus vidas podrían tornarse más frágiles, pues las condiciones de salud, nutrición y escolarización serán magras, empeñando futuro personal y familiar cuando les llegue la hora de encabezarlas. Se perpetuará, así, la pobreza material, educativa y cultural, en un continente tan rico como desigual. Lamentablemente, la historia no auspicia demasiada esperanza.

Fuente del Artículo:

Trabajo adolescente y escuela en América Latina

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Trabajo infantil alcanza punto álgido ante conflictos y catástrofes

Por: Agencia Informativa Prensa Latina
El trabajo infantil como forma de explotación vulnera el normal desarrollo de los niños al someterlos a actividades físicas superiores a sus capacidades, pero aquellos que deben laborar ante conflictos y catástrofes padecen las peores consecuencias.
Actualmente este flagelo se cobra en el mundo unas 168 millones de víctimas, de ellas 85 millones realizan labores peligrosas y de riesgo, según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

En el contexto de la 106 Conferencia Internacional del Trabajo -del 5 al 16 de junio- se conmemoró el Día Internacional contra el Trabajo Infantil, con la realización de unos 25 eventos mundiales para recordar la importancia de apoyar a los menores, los más desprotegidos.

Ante la fecha, el director general de la OIT, Guy Ryder, subrayó que en situaciones de conflicto o catástrofes los menores son los más vulnerables pues con frecuencia se destruyen sus hogares, escuelas, medios de subsistencia, y se quiebran los sistemas de protección familiar y social, lo cual aumenta los riesgos vinculados al trabajo infantil y al tráfico de personas.

Frente a la mayor crisis de refugiados en décadas, señaló, es esencial compartir responsabilidades y solidaridad con el objeto de proteger a todos los niños del mundo, proporcionarles una educación, reavivar sus esperanzas y brindarles la posibilidad de lograr un futuro mejor. Todo ello, en aras de evitar los casos de menores reclutados para ejercer como soldados en las guerras, empleados como espías, o explotados y abusados sexualmente, apuntó Ryder.

Al llamado de la OIT, se sumó la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), quien instó, además, a integrar el trabajo infantil a los programas de agricultura, seguridad alimentaria y nutrición que hacen frente a las crisis y los desastres.

Para conmemorar la fecha, la FAO presentó un manual para prevenir el trabajo infantil en conflictos y desastres, una guía de 26 páginas que analiza el desempeño de los menores en la agricultura en esos contextos prolongadas, frágiles y humanitarios.

Según estimaciones de esa organización, en el mundo 100 millones de niños y jóvenes son perjudicados cada año por desastres naturales; 230 millones viven en zonas afectadas por contiendas bélicas; y de los 168 millones de pequeños trabajadores, alrededor de 98 millones participan en tareas agrícolas, como miembros de la familia y sin ser remunerados.

DEFINICIONES DEL TRABAJO INFANTIL

De forma general, suele denominarse ‘trabajo infantil’ a todo trabajo que priva a los pequeños de su niñez, su potencial y su dignidad, y es perjudicial para su desarrollo físico y psicológico, pero su calificación y erradicación dependerá de los objetivos de los países. En sus formas más extremas, los niños son sometidos a situaciones de esclavitud, separados de sus familias, expuestos a graves peligros y enfermedades y/o abandonados a su suerte en la calle de grandes ciudades (con frecuencia a una edad muy temprana).

Otras de las derivaciones más violentas del trabajo infantil es la oferta de niños para la prostitución; realización de actividades ilícitas, como la producción y el tráfico de estupefacientes; en fin, es todo aquel desempeño que por su naturaleza es probable que dañe la salud, la seguridad o la moralidad de los niños.

Un elemento a tener en cuenta es que todas las tareas que realicen los menores por encima de sus posibilidades, afectarán su salud en un futuro con la probable disminución de la esperanza de vida.

Sin embargo, no todas las tareas realizadas por los infantes deben clasificarse como una explotación a los menores. Según los expertos, la participación de niños y adolescentes en trabajos que no atentan contra su salud y su desarrollo personal ni interfieren con su escolarización, se considera positiva.

Estas actividades pueden ser la ayuda que prestan a sus padres en el hogar, la colaboración en un negocio familiar, aquellas que realizan fuera del horario escolar o durante las vacaciones para ganar dinero de bolsillo.

Analistas refieren que este tipo de acciones son provechosas para el desarrollo de los pequeños, porque les proporcionan calificaciones y experiencia y les ayuda a prepararse para ser miembros productivos de la sociedad en la edad adulta.

Desde el punto de vista global el trabajo infantil está considerado como una violación del derecho internacional y de las Convenciones de las Naciones Unidas, donde se incluyen los Convenios de la OIT sobre el tema y la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Niños.

Además, su erradicación está contemplada dentro de las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible donde se pretende para 2025 eliminar la explotación infantil en todas sus formas.

Pero todas estas acciones internacionales deben ser apoyadas de conjunto por los gobiernos para poder garantizar a los niños del mundo una infancia sin explotación laboral

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=102669&SEO=trabajo-infantil-alcanza-punto-algido-ante-conflictos-y-catastrofes
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Impulsan acciones para erradicar trabajo infantil en Ecuador

América del sur/Ecuador/22 Julio 2017/Fuente: Prensa Latina

El Gobierno de Ecuador impulsa hoy acciones para erradicar antes de 2021 el fenómeno del trabajo infantil, el cual afecta a alrededor de 200 mil niños de esta nación sudamericana.
En la última década el índice de niños inmersos en actividades laborales descendió nueve puntos porcentuales, aunque todavía muchos menores sufren esa condición, sobre todo en el área rural, según el ministro del Trabajo, Raúl Ledesma.

Solo la cooperación entre los sectores público y privado logrará la total eliminación de esa práctica que priva a los infantes del derecho a la educación y la recreación, acotó el titular, citado por el diario local El Telégrafo.

En pos de avanzar hacia la erradicación de ese flagelo en el próximo lustro, Ledesma firmó recientemente un nuevo acuerdo con la Red de Empresas por un Ecuador Libre de Trabajo Infantil.

Durante la rúbrica del convenio de cooperación, la representante de la organización, Corinne Lebrun, destacó que hasta el momento 38 compañías forman parte de la entidad, la cual capacitó a 14 mil colaboradores en temas relacionados.

Actualmente el índice de ocupación infantil en Ecuador ronda los ocho puntos porcentuales, mientras la central provincia de Cotopaxi registra el mayor número de niños en condición de trabajo con el 25,1 por ciento.

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=102488&SEO=impulsan-acciones-para-erradicar-trabajo-infantil-en-ecuador
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Trabajo infantil: prefieren a la niñas que a los niños en la industria pesquera de la región del lago Volta en Ghana

Ghana/19 junio 2017/Fuente: Africa Fundacion

Las niñas de tan sólo tres a seis años se han convertido en favoritas de las mujeres traficantes de menores , ya que no se quedan embarazadas .

Esto es parte de los puntos más destacados de un estudio de la International Justice Mission (IJM) sobre el tráfico de personas para el trabajo en la pesca en comunidades empobrecidas en Ghana.

Una investigación de Joy News Kwetey Nartey ha encontrado que la contratación de niñas se está volviendo atractiva en las comunidades pesqueras.

Aunque los niños son la opción preferida de los traficantes de menores porque se utilizan para actividades pesqueras en el Lago Volta, la demanda de niñas está aumentando en las comunidades costeras.

Según el estudio, las niñas comienzan a trabajar en la industria pesquera a edades similares a las de los niños.

Algunas de las mujeres que eligen a las muchachas sobre los muchachos dicen que las niñas más mayores probablemente les quitarán a sus maridos y pueden quedar embarazadas a los 12 o 14 años.

Una abogada de IJM, Ama Amankwah declaró que los niños son contratados para realizar trabajos

«Contactamos a casi 800 niños en el lago Volta en el curso de la investigación y descubrimos que un poco más del 57 por ciento de esos niños habían sido enviados a esa área, para trabajar «,

El estudio de 2015 también encontró que tanto los niños como las niñas tienen papeles físicamente exigentes y a veces peligrosos en la industria pesquera del Lago Volta.

Trabajan muchas , horas a menudo dormir poco y trabajan durante la noche.
Según el estudio, los servicios de las muchachas se requieren para tareas como proceso, preservando y venta de pescado.

Sin embargo, las niñas trabajan en el lago cuando los pescadores no cuentan con suficiente personal.

La Sra. Amankwah quiere que esto se detenga y que l gobierno intensifique sus esfuerzos para procesar a las personas que están detrás del tráfico de menores

Al comentar sobre este fenómeno, el Ministro de Empleo y Relaciones Laborales Bright Wireko-Brobbey aseguró que el plan de acción nacional del gobierno que a ser implementado ayudará a lidiar con la situación.

Aseguró que el Ministerio colaborará plenamente con todos los interesados ​​pertinentes, organizaciones internacionales, el sector privado y las organizaciones civiles, y los gobernantes tradicionales, entre otros.

Fuente: http://www.africafundacion.org/spip.php?article27826

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India ratifica su posición contra el trabajo infantil ante la OIT

Asia/India/17 Junio 2017/Fuente: Prensa Latina

La India ratificó su adhesión a dos convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) relativos a la erradicación del trabajo infantil, informó hoy la entidad.
Los instrumentos de ratificación presentados por la nación asiática fueron el Convenio sobre la edad mínima de admisión al empleo, 1973 (núm. 138), y el Convenio sobre las peores formas de trabajo infantil, 1999 (núm. 182).

El ministro de Trabajo de India, Bandaru Dattatreya, declaró que la ratificación de ambos acuerdos de la OIT reafirma el compromiso de su país con una sociedad sin trabajo infantil.

Bandaru agregó que su gobierno aprobó recientemente una enmienda de la ley sobre el trabajo infantil, de 1986, que prohíbe completamente el empleo o el trabajo a menores de 14 años en cualquier profesión o actividad y el empleo a adolescentes (de 14 a 18 años) en profesiones o actividades peligrosas.

Otra importante medida adoptada es el fortalecimiento del proyecto nacional sobre trabajo infantil, un sistema de readaptación que interrelaciona la educación y la formación profesional de los adolescentes, explicó.

Debemos mantener el impulso de las recientes iniciativas dirigidas a erradicar el trabajo infantil, pues su eliminación es decisiva para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible de aquí a 2030, concluyó.

Por su parte, el director general de la OIT, Guy Ryder, reconoció los avances de la India en ese tema y afirmó que es un compromiso con la lucha global contra la explotación a los niños en todas sus formas, así como, representa un avance positivo del país en el camino del respeto pleno de los derechos fundamentales en el trabajo.

Ryder explicó que hasta el momento solo seis Estados miembros no han ratificado este convenio fundamental, reflejo del amplio consenso mundial, y reafirmado por la adopción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en su meta 8.7 que aspira a erradicar por completo el trabajo infantil para 2025 y exhorta a tomar medidas inmediatas para prohibir y eliminar sus peores formas.

Por estos días tiene lugar la 106 Conferencia Internacional de la OIT, del 5 hasta el 16 de junio, y entre los temas fundamentales aborbados se encuentran la ecologización en el mundo del empleo, el trabajo infantil y proximamente la ocupación femenina.

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=93029&SEO=india-ratifica-su-posicion-contra-el-trabajo-infantil-ante-la-oit
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