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El derecho humano al empleo

Por: Emir Sader

Las constituciones suelen ser, todas o casi todas, de caracter liberal. Empiezan por el tradicional “Todos son iguales frente a la ley”, antes de todos los otros preceptos tradicionales.

Entre estos, el derecho a la propiedad tiene un lugar especial. Si, originariamente, siguiendo a Locke, ese derecho estaba limitada al uso propio de la propiedad, después se ha trasformado en el derecho a la propiedad lisa y llanamente. Ni la limitación del uso social suele estar presente. El derecho a la propiedad se ha vuelto un fetiche, sin que importen las consecuencias de su existencia.

Se trata de un derecho que tiene sus dispositivos concretos de garantia. Si una tierra improductiva es ocupada por trabajadores rurales sin tierra, aunque la vuelven productiva, trabajando en ella, el propietario legal llama a la policia, que rápidamente manda tropas para desalojar a los trabajadores y hacer respetar el derecho a la propiedad privada. Y, en caso de que haya resistencia, se usará de la fuerza, se tomará presos a los trabajadores, para hacer valer el derecho a la propiedad privada. Se someterá a esos trabajadores a procesos y a condenas, garantiza el derecho constitucional.

Un derecho de una ínfima minoria de propietarios privados de medios de produccion importantes, que tiene formas de garantizar sus privilégios. Porque el derecho de pocos no es derecho, es privilegio.

Por otra parte, una actividad desarrollada por a mayoria aplastante de la poblacion, el trabajo y el empleo corespondiente, no tiene destaque, a veces ni siquiera referencias, en las constituciones y, menos todavia, garantias de su respeto. Si alguien pierde el empleo, no tiene a quien apelar. A lo sumo recibirá un seguro desempleo por algún tempo. Pero la sociedad lo condena al abandono.

Si, en la concepcion liberal, el mercado define el valor de cada caso, cuando alguien se queda sin empleo, el mercado le esta diciendo que, aun con los bajos salarios que podría recibir,nadie está dispuesto a contratarlo porque él no vale nada.

Un derecho que corresponde a la gran mayoría o a la casi totalidad de la población, la clase trabajadora, como es el derecho al empleo, para que una persona pueda vivir de manera minimamente digna, manteniéndose y manteniendo a su familia, con un contrato formal de trabajo que le dé garantias básicas, de ninguna manera está garantizado para parte de la sociedad.

Si el trabajador pierde el empleo, tiene que arreglárselas solo, salir tempranito para buscar cualquier actividad, volviendo desmoralizado por la noche cuando no lo logra. Una sociedad justa requiere que el derecho al empleo sea considerado como un derecho humano inalienable, junto a los otros derechos, porque sin él, el ser humano no puede sobrevivir con un mínimo de dignidad.

No se trata de ningun favor que la sociedad le hace al trabajador, porque es él quien produce todas las riquezas de la sociedad, sin poder, tantas veces, siquiera compartir los bienes que produce. El derecho al empleo y al trabajo dede ser incoporado a los derechos humanos esenciales de nuestro tiempo.

Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-312494-2016-10-24.html

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Jóvenes excluidos de educación y trabajo

Por: José Roberto Osorio

Según el estudio “Exclusión educativa y laboral de la población de 15 a 24 años en Centroamérica”, (ERCA-Estado de la Nación, con auspicio de OIT), en 2015, Centroamérica tenía 45.4 millones de habitantes de los cuales 9.1 millones, cifra equivalente a una quinta parte, eran jóvenes. El 59 % de ellos estaba fuera del sistema educativo y dos millones (22.8 %) estaban simultáneamente fuera del sistema educativo y del mercado laboral.

Este grupo es importante numéricamente y porque se espera desempeñen funciones sociales, económicas y políticas estratégicas para sus países, aunque muchos ya se han incorporado tempranamente al mundo del trabajo, generalmente en forma precaria y es obvio que se integran de varias y con frecuencia limitadas formas a la dinámica social. Empero, sin formación, o con una de baja calidad, no tendrán las condiciones para contribuir positivamente al proceso de desarrollo de los países y la falta de trabajo decente les impediría disponer de recursos mínimos para crear familias y ser parte de un proceso de crecimiento de ellos mismos y de cada nación. CEPAL ha planteado que “una persona en edad laboral debe contar al menos con 12 años de escolaridad formal para reducir su riesgo de ser pobre”.

En la Región, Honduras tiene el mayor porcentaje de jóvenes de su población (2015), con el 22 %, siguiéndole Nicaragua con el 21 %. Guatemala y El Salvador exhiben una tasa del 20 %, Costa Rica el 18 % y Panamá el 17 %.

La cobertura educativa en la Región se habría incrementado. En 2013 la educación primaria acogía entre el 80 % y 95 % de los niños y niñas en edad de acudir a la escuela, tasa que disminuye a menos de la mitad en preescolar y secundaria en la mayor parte de los países. Un fuerte desafío de la institucionalidad y los propios civiles es lograr una inclusión temprana de los estudiantes y retenerlos en el sistema para que continúen en la secundaria.

En cuanto a inversión pública en educación por persona, en 2013, Costa Rica casi sextuplicaba, por ejemplo, la de El Salvador y Honduras; decuplicaba la de Nicaragua, siendo casi el doble de la que se registró en Panamá.

También en 2013, la PEA de la Región fue de 20 millones de personas y la tasa de desempleo del 5.5 %. El problema mayor no es el desempleo sino la “precariedad de las condiciones de trabajo, y en ambas situaciones la población joven es la más afectada”. Los jóvenes tienen fuertes limitantes para incorporarse al mundo del trabajo y la tasa de desempleo en este grupo social duplica o triplica los promedios de cada país.

La clasificación elaborada en el estudio mencionado va desde la exclusión total que es la de aquellos jóvenes que no estudian ni trabajan (en este contexto se denominarán NENT, debido a las tergiversaciones del muy difundido vocablo “ninis”, grupo que en ocasiones se ha llegado a interpretar como una amenaza a la convivencia democrática, en tanto no creen en nada y se oponen a todo), hasta la inclusión en que se encontrarían los jóvenes que se dedican solamente a estudiar.

Combinaciones intermedias son “solo trabaja” y “estudia y trabaja”.

Suponiendo que los jóvenes que solo estudian (inclusión), asisten a un grado acorde a su edad y reciben una educación de buena calidad, tendrían mayores y mejores oportunidades de inserción en el mercado laboral.

En general los jóvenes trabajan en empleos peligrosos, mal remunerados y precarios.

Este panorama, complicado y difícil, impone tareas urgentes y prioritarias a los gobiernos, en particular a los tomadores de decisiones, gestores y gerentes públicos.

Fuente: http://www.laprensagrafica.com/2016/10/07/jovenes-excluidos-de-educacion-y-trabajo

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Libro: (Re)construcción de las matrices de bienestar en América Latina

Resumen:

Los dilemas de las izquierdas latinoamericanas

Christian Adel Mirza. [Autor]

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Colección Estudios sobre las Desigualdades.
ISBN 978-987-722-020-9
CLACSO.
Buenos Aires.
Mayo de 2014

Tras los ensayos neoliberales aplicados en el último cuarto del siglo pasado quedaron secuelas negativas en toda la región. Más pobreza, ensanche de la brecha social, desempleo y precarización del trabajo, mayor incertidumbre e inseguridad socioeconómica. En otras palabras, mientras que el modelo económico y social (cuyos ejes rectores se condensaron en el denominado consenso de Washington) beneficiaba a unos pocos, las grandes mayorías populares latinoamericanas seguían hundiéndose en el desamparo más absoluto y apenas contempladas en programas sociales hiperfocalizados.
Link de Descarga: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=titulo&id_libro=874&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1120&orden=titulo
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Kenia: President Uhuru Kenyatta urges university students to shun tribalism

Kenia / 24 de agosto de 2016 / Por: PSCU / Fuente: http://www.nation.co.ke/

President Uhuru Kenyatta has urged university students to shun tribalism and work together as Kenyans to achieve their dreams.

He also called on the students to abandon tribal organisations and instead yearn for the higher national ideals of progress and unity.

“The most important thing is for each one of you to get a job after graduating and that will not be determined by where you come from,” said the President.

The President, who answered questions from the students on leadership and youth policies, said the youth will not achieve leadership on the basis of ethnicity.

He urged the students to promote unity not only in Kenya but also in the region.

President Kenyatta was addressing students at University of Nairobi’s Upper Kabete campus on Tuesday after laying the foundation stone for the Wangari Maathai Institute for Peace and Environmental Studies.

The institute will be a global training centre in environmental governance and its linkages with peace and democracy.

The construction of the institute, which will cost Sh1.4 billion, is being funded by the Kenyan government and the African Development Bank.

President Uhuru Kenyatta unveils the

President Uhuru Kenyatta unveils the commemorative plaque for the new Wangari Maathai Institute Complex at the University of Nairobi’s Upper Kabete campus. PHOTO |PSCU

President Kenyatta said Prof Maathai had a vision to establish such an institute before she passed away.

“Before her death, Wangari had conceived the idea of establishing the institute and shared the idea with the university leadership and her friends across the world,” said the President.

President Kenyatta said the late Maathai’s legacy will live on, adding that she is the best role model for all Kenyans who want to contribute to the progress of the country.

“I am encouraged to learn this institute is already playing a critical role in reducing conflicts in communities by involving women in green energy technology and in environmental conservation,” said the President.

Education Cabinet Secretary Fred Matiang’i, his Environment counterpart Judy Wakhungu and university officials, led by Vice-Chancellor Peter Mbithi, attended the function.

Fuente noticia: http://www.nation.co.ke/news/Shun-tribalism-Uhuru-tells-university-students/1056-3355370-1okt5nz/index.html

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España:Más del 70% de los jóvenes que trabajan tiene un contrato temporal

Europa/España/23 Julio 2016/Fuente:El Boletín /Autor: Marta Fernández 

España es el tercer país de toda la OCDE con mayor temporalidad laboral entre los jóvenes menores de 24 años.

La alta temporalidad laboral en España afecta especialmente a los trabajadores más jóvenes. El 70,4% de los asalariados con edades comprendidas entre los 15 y los 24 años tenía un contrato temporal en 2015, según los datos publicados por la OCDE en sus previsiones sobre la situación del empleo para el presente año.

De acuerdo a estos datos, de los que se ha hecho eco el Instituto de Estudios Económicos (IEE), España es el tercer país de la OCDE con la tasa de temporalidad en el empleo juvenil más alta, sólo por detrás de Eslovenia (75,5%) y Polonia (72,7%). La cifra española sorprende aún más si se tiene en cuenta que la media de asalariados jóvenes con un empleo temporal entre los países pertenecientes a dicho organismo es del 25%.

Otros países con elevada tasa de temporalidad juvenil en el empleo juvenil son Portugal, que registra un 67,5%, y Francia, con cerca de un 60%; mientras que Italia, Suecia, Alemania y los Países Bajos y Suiza superan el 50%. Entre los países de más baja temporalidad destacan Reino Unido (15,0%), Estonia (11,4%) y Letonia (10,9%), además de EEUU (8,1%) y Australia (5,5%).

En dicho informe de la OCDE que hoy recuerda el IEE, se alerta también sobre la alta temporalidad de los nuevos contratos en España, no sólo entre los más jóvenes, sino entre el conjunto de asalariados. Según el documento, la gran mayoría de nuevos empleos que se generan en nuestro país son temporales.

El organismo pone también el foco en el elevado porcentaje de los denominados ‘ni-nis’, aquellos ni estudian ni trabajan: un 12,9% de los jóvenes de entre 15 y 29 años que viven en España. En este sentido, la OCDE subraya que más del 50% de ellos no terminaron la educación secundaria y que más de un tercio de los jóvenes españoles que no tienen empleo y no se están formando viven en hogares en los que ningún familiar trabaja.

Fuente de la noticia: http://www.librered.net/?p=45578

Fuente de la imagen: http://www.librered.net/wp-content/uploads/2016/07/trabajoprecario.jpg

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El fin del trabajo: el tiempo de los gurúes

Por: Michel Husson

La crisis actual genera un clima degradado, por la desorientación y la desesperanza: «El viejo mundo se muere, el nuevo mundo tarda en aparecer y en ese claroscuro surgen los monstruos» (Gramsci). Es también el tiempo de los gurúes.

La lista de los candidatos es larga pero aquí nos interesa Bernard Stiegler que prometió un proyecto de transformación social basado en las transformaciones tecnológicas. Siegler es un «filósofo francés que centra su reflexión sobre los desafíos de los cambios actuales, sociales, políticos, económicos, sicológicos, provocados por el desarrollo tecnológico y especialmente las tecnologías digitales. Fundador y presidente del grupo de reflexión filosófica Ars industrialis creado en 2005, así mismo, desde 2006 dirige el Instituto de Investigación e Innovación (IRI) que creó en el centro Georges Pompidou.

Así es la presentación que da Wikipedia/1 de Siegler. Pero también es un teórico del «fin del empleo» y de lo que hablaremos aquí a partir de un libro entrevista/2 más accesible que sus otras obras.

Profetismo

El punto de partida es la postura del gran iniciado, que tiene la clarividencia y valentía de anunciar lo que debe suceder: «Afirmar que el empleo está condenado a extinguirse, no es la mejor manera de ser popular. Hoy en día existe una obsesión por el empleo; en realidad, es la negación de un proceso completamente opuesto, y el choque político que se prepara en esta contradicción entre el discurso y la realidad es terrible. Está mal visto decir que la redistribución por el mundo industrial del poder adquisitivo bajo forma de salarios, maltratada desde el final de la década de 1970, está en fase de desaparecer a causa de la automatización».

Es el fin del asalariado, no inmediatamente, sino a largo o breve plazo: «con el paso del tiempo, las y los asalariados se convertirán una especie residual de una época pasada. Por supuesto, aún habrá empleos porque en ciertos sectores, se seguirá necesitando mano de obra humana proletarizada pero esto será excepcional». Se van a crear considerables ganancias por la «automatización integral y generalizada» y no podrán ser redistribuidas mediante el salario, puesto que el salario está llamado a desaparecer.

Frente a una «verdadera conjura de los necios» que se empeña en ocultar el futuro, es urgente, según Stiegler, «crear un nuevo modelo, a falta del cual, la «defensa del empleo» es una batalla perdida en breve plazo». Todo este razonamiento es un bluf, como hemos intentado demostrar en una contribución anterior/3. Pero hay que examinar con mayor detalle el «nuevo modelo» que propone Stiegler.

Un sueldo desconectado del empleo

Stiegler no tiene miedo a las afirmaciones rotundas; por ejemplo: «un forma muy buena de suprimir el paro es suprimir el empleo. Si no hay más empleo no hay más paro. El paro es un estado de carencia determinado por el derecho al trabajo, él mismo concebido sobre el modelo de empleo. El paro se define en relación al empleo».

Así pues, lo que propone Stiegler es una desconexión total entre el empleo (llamado a desaparecer) y lo que llama las «prestaciones de recursos». El sueldo debe ser distribuido de otra manera. Debe cumplir una primera condición, ser «favorable a la solvencia del nuevo sistema basado en la automatización» y permitir «la existencia de mercados a los cuales vender las mercancías producidas tanto por robots como por puestos de producción temporalmente (sic) asalariados». En fin, no se cuestiona el beneficio: «no se trata de prohibirlo; al contrario, sin él no habría inversión». Basta con «considerarlo» de otra manera: por una parte, en la perspectiva que no se reduce al mercado -lo que es bueno para la sociedad, es un beneficio- y por otra parte, en la perspectiva del benéfico del mercado, pero de forma duradera, exige una recalificación de lo es «rentable».

El valor también se transformaría: «sería un valor de una nueva clase, más allá de los valores de uso y de cambio», un valor «negantrópico» que Stiegler bautiza como «valor práctico». Este valor que «no se usa, no se desecha», es el «saber» un valor «omnitemporal» (en el sentido de Husserl, precisa Stiegler). Este valor «es justamente el que producen las discontinuidades, en cuanto que elevan el nivel de la inteligencia colectiva por el contenido fundamentalmente cualitativo de las capacidades que cultivan».

Un salario contributivo

La solución se llama «salario contributivo». Este salario «se asigna de acuerdo a los derechos específicos del régimen de las discontinuidades». Stiegler insiste de entrada, que se trata de algo distinto al salario universal especialmente preconizado por los teóricos del «capitalismo cognitivo» de quienes, por otra parte, se reclama Stiegler. Por supuesto, el postulado base es el mismo: es necesario dar un salario a los individuos privados de empleo por los robots. Pero, puesto que ya no hay ni empleo ni paro, «será un salario contributivo (…) asignado a todo el mundo sobre la base de que permita vivir dignamente». A priori, parece que el salario «contributivo» no se diferencia de otros proyectos de renta universal.

Sin embargo, existe una diferencia esencial: el salario contributivo no es incondicional. Contrariamente a la afirmación de que este salario sería «asignado a todo el mundo», habría personas simplemente incapaces de acceder a ese famoso salario porque no podrían «entrar en los procesos sociales tal como los preconizamos». A estas «personalidades frágiles» (sin duda, desprovistas de las «capacidades» según Amartya Sen), sería necesario «en todos los casos, garantizarles un salario existencial en condiciones de supervivencia elemental».

El modelo de Stiegler es dualista. El proyecto no abarca al conjunto de la población en régimen de discontinuidad sino solamente a quienes su actividad convierte en susceptibles de producir este «valor negantrópico»/4 «elevando el nivel general de inteligencia colectiva por el contenido fundamentalmente cualitativo de las capacidades que cultivan». Todos no serán elegidos y las «personalidades frágiles» deberán conformarse con una «supervivencia elemental».

Es necesaria toda la fascinación ejercida por el discurso del gurú para que no llegar a ver lo que este proyecto tiene de discriminatorio. A menos que se considere una sociedad idílica compuesta por individuos cuyas potencialidades se hubieran desarrollado íntegras, el modelo de Stiegler conduce a una sociedad de dos velocidades: de una parte, los artistas creativos en sentido amplio y de otra, esas «personalidades frágiles» cuya contribución «cualitativa» es nula. Esto no es un proyecto progresista.

Lo que hay que descifrar es el adjetivo «contributivo». Un sistema de seguridad social se llama contributivo cuando existe un vínculo más o menos estrecho entre las contribuciones realizadas por el individuo y la prestación obtenida en contrapartida, por ejemplo, entre cotizaciones y pensión. Así que un salario contributivo no es, por definición, incondicional: es «un derecho recargable» en función de la actividad de socialización de capacidades desarrolladas por el individuo destinadas a los grupos.»

Stiegler no dice quién decidiría los criterios para recibir ese salario y nunca se precisa su montante; probablemente sería una prueba de vulgaridad. Se limita a anunciar que es necesario «reemplazar el poder adquisitivo por el saber adquisitivo». Por supuesto, la gente continuaría, no obstante, comprando «billetes de tren, ordenadores, latas de guisantes», pero esta compra no estaría organizada por un «poder adquisitivo». Que lo entienda quien pueda: la economía mercantil debe convertirse en «inteligente» y «sostenible» dice Stiegler, que amplia la perspectiva con uno de eses desarrollos oscuros a los que acostumbra.

A modo de ejemplo: «Todo esto debe ser situado en una perspectiva más amplia que es la que de aquí en adelante, llamamos Negantropoceno, es decir, el estadio que debería seguir al Antropoceno del cual se trata de salir lo más rápido posible. Este será el tema de La Sociedad automática 2. El futuro del saber. El saber es lo que produce la negantropía y creo que la época de los estudios digitales, de las especulaciones «post-humanistas» y de la storytelling (narración) transhumanista (ultraliberales estadounidenses de derecha y muy peligrosos), hay que repensar de parte a parte las condiciones de posibilidad en la perspectiva que aprehendemos, en pharmakon.fr y con el grupo Noötechnics como una negantropología.»

Zonas de excepción

Todo esto necesita, dice Stiegler, «repensar el derecho al trabajo, la fiscalidad, la formación y la educación, todo (…). Es necesario repensar completamente todo». ¿No es extraordinariamente interesante? Este impulso pretende eliminar todas las objeciones; sin embargo, a pesar de todo, Stiegler admite que «no tiene el derecho de salir del derecho al trabajo y esto felizmente es normal». Sin embargo, es una pena y hay que experimentar. «Debemos crear zonas de excepción bajo control para experimentar otros modelos de sociedad. E inventar un nuevo estado de derecho ante la automatización. Es necesario que algunos territorios puedan ser candidatos y que les sean asignados medios excepcionales, no solo en financiación sino en acompañamiento de investigadores, en dispositivos de investigación contributiva e innovación social y tecnológica apropiadas asociando los componentes sociales y el mundo económico, etc -un verdadero «pacto de responsabilidad» ante el futuro y por la juventud».

La experimentación local

Bajo los auspicios de Stiegler, Ars Industrialis lleva un experimento en Seine-Saint-Denis con la Comunidad Urbana Paine Commune/5. El objetivo de este proyecto es «implicar el territorio en lo digital» y hacer que «los habitantes ya no sean consumidores sino ordenantes de servicios digitales». Para ello, será necesario «concebir una nueva arquitectura de red» bajo la forma de «plataformas web que permitan la formación de comunidades aprendices y contribuidoras sobre la base de una web negantrópica (sic). Se crearán tres cátedras que tendrá por función «desarrollar sistemáticamente recursos de capacitación para los beneficiarios del salario contributivo».»

Antes que nada, hay que confrontar los puntos de vista y Stiegler cita una larga lista heteróclita de potenciales contribuidores: Marc Giget, Michel Volle, Paul Jorion, Roland Berger, Oxford, l’Institut Bruegel, le MIT, Jean Pisani-Ferry y… Bernard Stiegler. Las malas lenguas dirían que el primer objetivo es garantizar el flujo de subvenciones que van a Ars Industrialis.

¿Cuál es el quid del famoso salario contributivo? Es el último objetivo del proyecto: «desarrollar un nuevo proyecto de redistribución» Gracias a una ley de 2003 que autoriza a las colectividades a experimentar, sería posible «derogar la legislación en vigor» para testar un «nuevo modelo de redistribución de las ganancias de la productividad». Sin embargo, «las modalidades exactas del dispositivo no están definidas al día de hoy»: ese será «el objeto de las tesis de investigación contributiva por uno o varios doctorandos» que, sin duda, deberán previamente definir que es una «tesis contributiva» y apresurarse a terminarla en un tiempo récord pues la experimentación debería comenzar desde 2017.

Stiegler más allá de Marx

Stiegler no teme elevarse por encima de la discusión. Sus referencias son bastante eclécticas pero cada vez se esfuerza en marcar sus diferencias y en destacar los límites de pensadores en quienes, por otra parte, se inspira. Una prueba de ello es, por ejemplo, la fuerte crítica al Marx de los Grundrisse: «Porque no comprendió bien su propia teoría de la exteriorización como conductora a la proletarización, Marx, él mismo, finalmente fue incapaz de pensar esta materialidad hiper-material , la del saber como capital fijo, y no logró pensar y criticar la tecnicidad del capitalismo como revolución tanto farmacológica como terapéutica: no logró teorizar el impacto tecnológico y su transformación por la individuación psicosocial y por un impacto filosófico»/6.

Sin duda, este galimatías no quiere decir gran cosa y, en cualquier caso, es una despropósito. Los Grundrisse, ofrecen una anticipación sorprendente de los efectos de la automatización. «Ya no es el trabajo el que aparece incluido en el proceso de producción sino más bien el hombre que se comporta como vigilante y regulador del mismo proceso de producción»/7. En estas condiciones, «no es ni el trabajo inmediatamente realizado por el hombre ni su tiempo de trabajo (…) el que aparece como el gran pilar fundamental de la producción y de la riqueza» sino «el desarrollo del individuo social».

Su crítica definitiva de Marx no impide a Siegler valerse del Marx de las Grundrisse/8. Pero no retiene más que una idea de gama baja: «con la automatización, no habrá necesidad de personas empleadas». Según Stiegler, Marx plantearía la cuestión de qué sería un trabajo «libre o liberado» que quedaría fuera «del valor de cambio/valor de uso». Lo que ocurre es que Marx extrae una conclusión mucho más precisa de su análisis: «Esto significa que el hundimiento de la producción basada en el valor de cambio y el proceso de producción material inmediato pierde él mismo la forma de escasez y de contradicción. Es el libre desarrollo de las individualidades (…) donde el trabajo necesario de la sociedad se reduce justo hasta el mínimo.»

También en este pasaje de los Grundrisse, Marx cita elogiosamente el bello aforismo extraído de un panfleto anónimo de 1821: «Una nación es verdaderamente rica si en lugar de 12 horas, se trabaja 6″/9. Tampoco es inútil recordar este pasaje del final de El Capital, en el que Marx introduce una diferencia famosa entre libertad y necesidad que concluye con esta afirmación: «La condición esencial de esta realización es la reducción de la jornada de trabajo»/10.

Stiegler, al contrario, da la espalda a la perspectiva de la reducción generalizada de la jornada laboral, en provecho de un proyecto de salario contributivo cuyas condiciones de asignación quedan oscuras. Se sitúa, con la especificidad que él defiende celosamente, en una lógica que considera logrado el fin del empleo e imagina una forma de redistribución de la riqueza compatible con el capitalismo en lugar de considerar las implicaciones anticapitalistas del «hundimiento de la producción basada en el valor de cambio».

El arte y la industria del gurú

Stiegler, una vez más, solo es un candidato-gurú entre otros (sobre los que habrá que volver) pero es una especie de tipo ideal puesto que despliega todos los procedimientos. La postura esencial es la de un profeta visionario capaz de discernir lo que el resto de los mortales no ve. Su retórica es del tipo de una revelación: «La urgencia de la misión reformadora del pensamiento, de la acción, de la economía y de la cultura que Stiegler se atribuye, a menudo, roza el tono profético»/11, señala una crítica. Sin duda, esta empresa no tiene más que un alcance relativamente limitado (pero no nulo), pero suscita discípulos fascinados por esta misión.

Las demostraciones de Stiegler intentan fascinar y subyugar a sus potenciales adeptos mediante el uso de un vocabulario hermético y la multiplicación de citas sabias. Como testimonio, su propensión al name dropping (soltar nombres) que consiste, en sus escritos y conferencias, en multiplicar las referencias que mezclan hábilmente grandes nombres y autores mal conocidos u oscuros como una forma de presentar su propio discurso como una síntesis sobresaliente. Esta acumulación tiene también como función utilizar el argumento de autoridad. Por ejemplo, Stiegler se reclama a menudo de «Oxford» como si pudiera convocar la prestigiosa universidad como tal. En realidad, solo se puede referir a un documento de trabajo de los dos publicados/14. Stiegler practica también el «soltar nombres» en la desviación de las nociones filosóficas, como, por ejemplo, la invención de neologismos elevados al estatus de conceptos hasta tal punto que Ars Industrialis tuvo que incluir un glosario de términos a disposición de su público/15.

El estilo, la mayoría de las veces hermético, del que hemos dado algunos ejemplos, contribuye a la fascinación de su público. Por otra parte, es chocante que solo existen unas pocas recensiones que describan el salario contributivo, en principio, más concreto.

En cuanto a la inserción de sus ideas en la realidad social, la actividad de Stiegler se despliega en dos frentes. En el plano institucional, solo se puede admirar su talento para ocupar puestos prestigiosos, por ejemplo en el INA (Instituto Nacional Audiovisual) o el Ircam (Instituto de Investigación y Coordinación Acústico/Música).

Stiegler se construye también una base social haciendo del régimen de discontinuos el modelo de sociedad futura. Y gracias a Patrick Braouezec/16, ha encontrado un campo de experimentación en Seine-Saint-Denis.

Esta crítica puede parecer inútil, injustamente acerba. Hay dos razones para explicar el tono adoptado. La primera es que el discurso sobre el fin del empleo no es nuevo ya que repite las mismas viejas temáticas/17 desmentidas por los hechos. La segunda es que esta postura conduce a desviar la reflexión hacia caminos tangenciales, dicho de otra forma, alternativas que no ponen en cuestión la lógica capitalista aunque es ella quien transforma los cambios tecnológicos en desastre social: «el capital emplea la máquina como fuerza enemiga del obrero como y lo proclama en voz alta» decía Marx.

 Notas 

1/ Bernard Stiegler, Wikipedia.

2/ Bernard Stiegler, L’emploi est mort, vive le travail !, 2015.

3/ Michel Husson, «Le bluff de la robotisation», A l’encontre, 10/06/2016.

4/ Si el concepto de negantropía es de una claridad desorientadora, su ortografía es más dudosa. Es lo contraria a la entropía que designa el grado de desorganización o de falta de información de un sistema (Wikipedia) Entonces, ¿por qué negan y por qué tropía?

5/ Ver el «Projet d’expérimentation territoriale, Plaine commune, territoire apprenant contributif» o este vídeo de presentación.

6/ Bernard Stiegler, «Re-Reading the Grundrisse: Beyond Two Marxist and Poststructuralist Misunderstandings», en States of Shock. Stupidity and Knowledge in the 21st Century, 2012.

7/ Esta cita de los Grundrisse y las siguientes están sacadas de este extracto de los Manuscrit de 1857-1858 (Grundrisse), Editions sociales, tome 2, 1980, p. 192-196: «Le vol du temps d’autrui, une base miserable».

8/ Por ejemplo durante un debate organizado por Politis: «Travail et temps libre: tous intermittents ?», 25 novembre 2014 (ver el minuto 35)

9/ The Source and Remedy of the National Difficulties. La identidad del autor, Charles Wentworth Dilke, fue revelada por su nieto, después del descubrimiento de un manuscrito.

10/ Karl Marx, Le Capital, Livre III, chap. 48, Editions sociales, 1960.

11/ Manola Antonioli, «Deux choses à la fois», nonfiction.fr, 7/02/ 2011.

12/ Carl B. Frey, Michael A. Osborne, «The future of employment: how susceptible are jobs to computerisation?», Septiembre de 2013.

13/ Sobre esta discusión ver de nuevo «Le grand bluff de la robotisation», ya citado.

14/ Manola Antonioli, ya citada.

15/ Ver, por ejemplo, la definición de Pharmakon/pharmacologie en la página de Ars industrialis.

16/ Ver el video de la presentación del presidente de Plaine Commune en el primer seminario con Ars-Industrialis, el 4 de noviembre de 2015.

17/ Nos hemos permitido remitir a dos contribuciones críticas pero que giraban ya sobre los mismos argumentarios: Michel Husson, «Fin du travail ou abolition du salariat ?», Critique communiste n° 144, invierno de1995-1996 ; «Sommes-nous entrés dans le « capitalisme cognitif?», Critique communiste n° 169-170, verano-otoño de 2003.

Traducción de Viento Sur: http://www.vientosur.info/

Fuente: http://www.vientosur.info/spip.php?article11428

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Argentina: El mundo necesita crear 600 millones de empleos para 2030

Es clave que el sector privado cree puestos de trabajo de calidad ante el actual ritmo de crecimiento poblacional

ElPais/08 de julio de 2016/Por: María Victoria Ojea

Los empleos son la base de cualquier economía. Y la promesa de más y mejores puestos de trabajo está en la propuesta de cualquier aspirante a presidente o jefe de Estado que se encuentre en campaña electoral. Sin embargo, se estima que actualmente hay unas 200 millones de personas desempleadas en el mundo y otra gran proporción que trabajan de manera informal.

De acuerdo al Banco Mundial, se necesitan crear unos 600 millones de puestos de trabajo para el año 2030 solo para sostener el vertiginoso ritmo de crecimiento poblacional y evitar que millones de personas caigan en la pobreza.

Así lo expresa lameta 8 de los Objetivos de Desarrollo Sustentable que el mundo se ha propuesto para 2030: “Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos.”
En la actualidad, son las micro, pequeñas y medianas empresas, especialmente en las áreas de servicios y agricultura, las que emplean a la mayoría de los trabajadores.La receta para esto, de acuerdo a los
Indicadores de Desarrollo Mundial (i), se logra con un sector privado pujante que cree empleos de calidad y sustentables y mayores niveles de productividad económica mediante la diversificación, la modernización tecnológica y la innovación, centrando la atención en sectores de mayor valor añadido y uso intensivo de mano de obra para lograr un crecimiento económico sustentable.

Por ejemplo, en América Latina y el Caribe, más del 60% de los trabajadores se desempeña en una empresa de no más de cinco empleados y la tasa de desempleo ronda un promedio del 6,6% de la población en edad de trabajar.

Mujeres y jóvenes en busca de trabajo

Pero quienes más sufren el desempleo y las disparidades en materia de salarios y oportunidades son las mujeres. Globalmente, el 55% de las mujeres participan en la fuerza laboral versus un 82% de los hombres. En muchos países, las mujeres no son remuneradas por su trabajo en negocios familiares. En la región, la tasa de desempleo de las mujeres es un 30% más alta que la de los hombres.

De manera desproporcionada, ellas están empleadas en sectores de baja productividad y en muchos casos no son remuneradas por el trabajo que realizan.

Por su parte, la población joven se enfrenta a grandes desafíos debido a la falta de experiencia y de formación, y el bajo acceso al crédito.

Si bien la tasa de “ninis” –aquellos que ni estudian ni trabajan- en América Latina está por debajo del promedio mundial del 22%, existen varios riesgos en esta población, según un estudio del Banco Mundial.

El primero tiene que ver con la productividad, justamente uno de los bastiones de la meta 8 para un crecimiento económico sostenible. El estudio revela que a medida que hay más ninis, los ingresos se reducen. Es decir, alguien que es nini hoy, dentro de 20 años, cuando esté en sus mayores años de productividad, es mucho más propenso a tener menos ingresos que quien no lo fue.

La creación de empleos de calidad seguirá constituyendo un gran desafío para casi todas las economías más allá de 2015.

Para conseguir el desarrollo económico sostenible, las sociedades deberán crear las condiciones necesarias para que las personas accedan a empleos de calidad, estimulando la economía sin dañar el medio ambiente. También tendrá que haber oportunidades laborales para toda la población en edad de trabajar, con condiciones de trabajo decentes, según la ONU.

Tomado de: http://internacional.elpais.com/internacional/2016/07/05/america/1467743156_211269.html

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