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Sube violencia contra mujer negra en Brasil, pese a mejores leyes

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Cuatro meses en el hospital y varias cirugías le salvaron la vida a la brasileña Maria da Penha Fernandes, pero los daños del disparo de escopeta dejaron parapléjica a los 37 años. Cuando volvió al hogar, el marido intentó electrocutarla en el baño.

No había dudas, el autor del primer atentado, el tiro por la espalda mientras dormía una noche de mayo de 1983, había sido también el esposo, que había buscado exculparse atribuyéndolo a unos asaltantes.

Ella dejó la casa protegida por un dictamen judicial que le aseguraba la guardia de las tres hijas que tuvo con el agresor e inició, desde su silla de ruedas, una batalla de 19 años en la justicia para que el homicidio frustrado no quedase impune.

“La Ley Maria da Penha establece que primero hay que hacer la denuncia ante la policía para llegar a los órganos judiciales y se sabe que la policía no protege la mujer negra…El obstáculo es el racismo, sin reconocerlo las políticas públicas no serán adecuadas a las necesidades de la mujer negra. Hay que enfrentar el racismo, preparar los funcionarios, sean policiales o gestores, a atendernos como seres humanos»: Jurema Werneck.

Luego de dos condenas en tribunales brasileños que los abogados del reo lograron anular, en los años 90, ella recurrió a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que emitió en 2001 un fallo acusando el Estado brasileño de omisión y recomendando un juicio definitivo y medidas para eliminar violencias contra la mujer.

Finalmente en 2002 el homicida en grado de frustración fue condenado a 10 años de cárcel, pero logró la libertad luego de cumplir solo dos años.

El principal triunfo de Da Penha, una biofarmacéutica de Fortaleza, capital del estado de Ceará, en el Nordeste de Brasil, fue inspirar una ley que lleva su nombre, aprobada por el legislativo Congreso Nacional en 2006, contra la violencia de género y que castiga ejemplarmente a los agresores de mujeres.

Estas agresiones, sin embargo, siguieron aumentando en las estadísticas brasileñas, aunque en ritmo menor.

De 1980 a 2006 el número de mujeres asesinadas creció 7,6 por ciento al año, mientras de 2006 a 2013 ese índice bajó a 2,6 por ciento, según el Mapa de la Violencia, elaborado por Julio Jacobo Waiselfisz, coordinador de estudios sobre ese tema en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) en Brasil.

La Ley Maria da Penha, las comisarías de mujeres y otros instrumentos “sí son eficaces contra la violencia, pero sus recursos son insuficientes”, evaluó a IPS la secretaria ejecutiva de  la Red Nacional Feminista de Salud Derechos Sexuales y Reproductivos, Clair Castilhos Coelho.

Pero hay una realidad importante en este país latinoamericano de 205 millones de habitantes: los resultados dispares según el color de la piel.

“Para las mujeres negras la situación se agravó”, lamentó a IPS la médica Jurema Werneck, una de las coordinadoras de Criola, organización no gubernamental que promueve los derechos de las afrodescendientes.

En 10 años los asesinatos de mujeres negras por razones de género aumentaron 54,2 por ciento, alcanzando 2.875 en 2013, mientras las blancas se beneficiaron de una reducción de 9,8 por ciento, de un total de 1.747 en 2003 a 1.576 en 2013, según los datos recogidos por el Mapa da la Violencia.

“El racismo explica ese contraste. Los mecanismos de combate a la violencia no protegen la vida de todos de manera igual”, señaló Werneck.

“La Ley Maria da Penha establece que primero hay que hacer la denuncia ante la policía para llegar a los órganos judiciales y se sabe que la policía no protege la mujer negra”, explicó.

“El obstáculo es el racismo, sin reconocerlo las políticas públicas no serán adecuadas a las necesidades de la mujer negra. Hay que enfrentar el racismo, preparar los funcionarios, sean policiales o gestores, a atendernos como seres humanos”, acotó.

Sube violencia contra mujer negra en Brasil, pese a mejores leyes

Manifestantes piden que se aplique plenamente la Ley Maria da Penha, al cumplirse en agosto de este año 10 años de la norma contra la violencia machista en Brasil. Una de las pancartas reza: “Cuando tú te callas, la violencia habla más alto”. Crédito: Foto: Tony Winston/ Agência Brasília

Una aplicación más adecuada de la Ley Maria da Penha seria llevar las denuncias directamente al Ministerio Público (fiscalía) y a la Defensoría Pública, lo que exige más fiscales y defensores en lugar de policías, como se está haciendo en algunos barrios de la sureña ciudad de São Paulo, abogó Werneck.

Además es necesario combatir el “racismo institucional”, que contamina muchos órganos policiales, por ejemplo, y “una acción junto a la sociedad para valorizar la mujer negra”, siempre marginada en la historia de Brasil, concluyó.

Otra conquista femenina fue la aprobación, en marzo de 2015, de la ley que castiga como “crimen hediondo (repugnante)”, con agravación de las penas, el feminicidio o femicidio, definido como el asesinato de la mujer en razón de su condición sexual.

Brasil se convirtió así en el 16 país latinoamericano en contar con una ley contra el feminicidio, en un país que el Mapa de la Violencia sitúa como el séptimo en un ranking internacional y donde según cifras oficiales divulgadas al refrendarse la norma mueren en promedio unas 15 mujeres cada día por razón de género.

Pero la violencia contra las mujeres, que tiene el 25 de noviembre como el Día Internacional para su eliminación y que da paso a 16 días de activismo contra el flagelo machista, comprende otras formas de agresión que afectan a la población femenina en su vida cotidiana.

En Brasil los homicidios de varones suman cerca de 92 por ciento del un total que se va acercando a 60.000 al año, una cifra que solo tiene cifras similares en situaciones de guerra intensa.

Pero en otras violencias, como agresiones físicas,  sicológicas y económicas, violaciones sexuales y abandono, las víctimas femeninas suelen ser mayoría.

En el Sistema Único de Salud fueron atendidas en 2014 un total de 147.691 mujeres que sufrieron algún tipo de violencia, el doble de los hombres. Eso corresponde a 405 mujeres necesitando atención médica cada día, a causas de agresiones.

La última Investigación Nacional de Salud, que realizan el Ministerio de Salud y el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística cada cinco años, reveló que 2,4 millones de mujeres fueron víctimas de agresiones practicadas por alguien que conocen, contra 1,3 millones de varones.

En términos de violaciones sexuales, el Anuario Brasileño de Seguridad Pública, registró 47.646 casos en Brasil, 6,7 por ciento menos que en el año anterior. Pero la reducción, basada en registros, no indica una tendencia porque especialistas creen que dos tercios, o hasta 90 por ciento, de los casos no son denunciados.

“La violencia contra mujeres puede estarse intensificando a causa del nuevo protagonismo de las mujeres antes sumisas en el hogar, sufriendo en silencio. Roto el viejo paradigma, con las mujeres conquistando derechos, trabajando, votando y denunciando, los opresores reaccionan con más agresiones”, sostuvo Castilhos.

Hay también un incremento de las denuncias, producto de las conquistas femeninas, como las leyes Maria da Penha y del Feminicidio, e incluso de reglas que obligan a informar sobre estas violencias,  como hechos de salud pública, añadió.

En su opinión, “la mayor violencia contra una mujer en los últimos años en Brasil fue la destitución de la expresidenta Dilma Rousseff (1 enero 2011-31 agosto 2016), sin la justificación de un delito comprobado, por un parlamento donde la mayoría (de sus miembros) es acusada de delitos electorales y de corrupción”.

El clima político generado por el nuevo gobierno, presidido por Michel Temer, el  vicepresidente que sustituyó a Rousseff, “abre espacio a más violencia contra mujeres, por su carácter misógino”, sin mujeres al frente de algún ministerio y con propuestas que anulan el empoderamiento anterior de las mujeres, teme Castilhos.

Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2016/11/sube-violencia-contra-mujer-negra-en-brasil-pese-a-mejores-leyes/

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La educación rural en Colombia: semilla para el desarrollo

Colombia/24 noviembre 2016/Fuente: Semana

Hacer de Colombia el país más educado de América Latina es un propósito nacional, y esta meta ha puesto en marcha políticas educativas en múltiples aspectos.

Iniciativas como los programas Todos a Aprender y Ser Pilo Paga reflejan esfuerzos que buscan la inclusión y la calidad en la educación para los niños y jóvenes colombianos. Continuar hacia el logro de esta meta implica también poner la lupa en un enorme desafío: la educación rural.

Ofrecer una educación de calidad en comunidades de difícil acceso, con infraestructura precaria y escasa disponibilidad de servicios representa un reto para toda la región. Colombia, por su parte, lo ha reconocido y ha recorrido un importante trayecto para trazar los lineamientos de una política educativa para la población de las zonas rurales. Estos esfuerzos han sido pertinentes, pero falta camino por andar.

Según las pruebas Pisa de 2012, los estudiantes colombianos de zonas rurales se desempeñaron más de un año de escolaridad por detrás de sus pares urbanos y, en promedio, sus puntajes se encuentran por debajo del de la población rural de algunos países de América Latina y el Caribe. Avanzar hacia el objetivo de mejorar la calidad y cerrar las brechas de acceso y aprendizaje entre áreas rurales y urbanas dependerá de la implementación de políticas educativas que asuman los retos de infraestructura y enseñanza efectiva y pertinente para los niños y jóvenes en contextos rurales.

Un buen paso hacia adelante será realizar esfuerzos para generar condiciones básicas de aprendizaje para todos los alumnos. La provisión de textos y otros recursos educativos de calidad, con metodologías apropiadas para contextos rurales y espacios escolares multigrados es hoy, más que nunca, indispensable. En las escuelas que atienden a estudiantes provenientes de comunidades vulnerables es donde estas inversiones se vuelven primordiales. Esto debe estar acompañado de inversiones urgentes para garantizar servicios básicos a las escuelas. Según el Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo (Terce), el 100 % de las escuelas de zonas urbanas cuentan con acceso a agua, mientras que solo el 37 % lo tiene en las áreas rurales.

 Por otra parte, en el ámbito rural, si bien se ha universalizado casi por completo el acceso a educación básica, existen importantes retos en la continuación de los estudios. La tasa de graduación de secundaria baja en Colombia es de 35 % para las áreas rurales, la cual está muy por debajo del porcentaje que culmina este nivel en otras zonas rurales de América Latina y el Caribe. Adicionalmente, en estas áreas colombianas, existe un 21 % de jóvenes que ni estudian ni trabajan, siendo este un porcentaje de “ni-nis” de los más altos de la región. En este sentido, el sistema educativo debe buscar retener a los jóvenes en la

escuela. Será vital que el currículo de la secundaria y de los programas vocacionales conecten las habilidades enseñadas con las demandadas por las industrias y por las actividades productivas de las comunidades, para que los jóvenes puedan verle a corto, mediano y largo plazo los beneficios de dedicarles tiempo a sus estudios.

Estas políticas educativas y el fortalecimiento institucional del sistema educativo en función de lo rural apuntan a que la educación actúe como un agente transformador y de oportunidades para lograr el desarrollo sostenible de las comunidades. En este proceso, se afianza la escuela como espacio privilegiado para fertilizar la semilla de convivencia y ciudadanía desde la infancia. Es un espacio en el que la concurrencia de todos los actores sociales permite reconstruir el tejido social para vislumbrar y construir un nuevo futuro para las y los niños y jóvenes colombianos.

Fuente:http://www.semana.com/educacion/articulo/educacion-rural/506164

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¿Qué papel deben desempeñar las instituciones educativas en la sociedad que queremos?

Por: Juana M. Sancho

Conecto el contenido de esta columna con la pregunta planteada en un panel sobre “Sociedad del conocimiento, diálogos y desafíos para la equidad”, en Encuentros BCN 2016. Decidir sobre el papel de estas instituciones ante la aparición de nuevos agentes, recursos, contextos y oportunidades de acceso a la información por parte de las personas, conlleva una serie de cuestiones interconectadas con la línea de pensamiento explicitada en la columna anterior.

Y lo están porque según nuestro posicionamiento frente a las dimensiones del fenómeno, nos inclinaremos por una u otra respuesta. En mi caso, comienzo problematizando el carácter prescriptivo de la pregunta. Llevo años dedicada a la educación, una actividad altamente prescriptiva, pero me cuesta utilizar el verbo “deber”, sobre todo de forma general y fuera de un contexto. En primer lugar, porque como aprendí de George Edward Moore, a menudo caemos en la “falacia naturalista” que, en síntesis, consiste en equiparar falazmente lo que consideramos que “es bueno” con “lo deseado”, con “lo que satisface un deseo” o “lo que existe necesariamente”. Lo que también nos lleva al “ilusionismo legislativo y/o académico”.

Con demasiada frecuencia, a análisis más o menos profundos y complejos les siguen prescripciones tecnicistas y simplistas que no solo no las mejoran, sino que incluso pueden contribuir a empeorar las cosas. En segundo lugar, porque las decisiones sobre lo que “debe ser” suelen estar demasiado alejadas de lo que es y las toman personas que no solo no las llevarán a la práctica, sino que ni siquiera podrán los medios necesarios para que otros las lleven. Dicho esto, junto con otros estudiosos y educadores, considero que, así como la imprenta supuso una transformación fundamental en la forma de representar, almacenar, divulgar y acceder al conocimiento, y tuvo un papel crucial en la manera de organizar la educación formal y en los modos de aprender; las tecnologías digitales de la información y la comunicación comenzaron hace tiempo una gran revolución en todas estas dimensiones, hoy por hoy, con consecuencias inexploradas.

La realidad es que, en estos momentos, las instituciones educativas, incluida la universidad, en general, parecen estar ancladas en el pasado y tener dificultades para crear el presente y el futuro, e incluso para entenderlo. Las multinacionales de la información tienen puestos sus ojos en la educación y desarrollan e intervienen en proyectos tanto en el sector privado como en el público, para garantizar la pervivencia del tipo de sociedad que están contribuyendo a crear, además de multiplicar sus ganancias.

Hoy la investigación y el desarrollo que mueven el mundo, hacia lugares que parecen vedados para una grandísima parte de la población -la brecha entre la riqueza y la pobreza no parece disminuir sino aumentar-, no están en la Universidad, sino en lugares como Silicon Valey.  Un lugar desde el que se lanza el mensaje de que: “La mayoría de universidades del mundo van a desaparecer”,  a lo que algunos añaden, desde hace tiempo, que las escuelas también (Piénsese en el elocuente título del libro de Perelman de 1992, School’s out: hyperlearning, the new technology, and the end of education).

Y se emite porque las empresas han comenzado a decir que lo que se valora no son los títulos que uno tiene, sino lo que uno sabe hacer. De ahí que, para poder responder a la pregunta del principio, lo que yo les preguntaría a las instituciones educativas sería ¿qué es lo que sabéis hacer? ¿Sabéis preservar el pasado? ¿Sabéis comprender el presente? ¿Cuál es vuestro papel en la configuración del presente? ¿Cómo contribuís a la invención del futuro? Seguramente, después de contestarnos estás preguntas llegaríamos a la conclusión de que su papel ha de ser totalmente diferente. Pero la decisión de cuál “debería” ser, depende de la visión del mundo hacia donde queramos ir.

Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/que-papel-deben-desempenar-las-instituciones-educativas-en-la-sociedad-que-queremos/

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Cuba: Por una educación más justa e inclusiva

Centro América/ Cuba/19 de noviembre del 2016/Autora: Mirtha E. Guerra Moré/Radio Rebelde

Con el empeño de crear una universidad cada vez más humanista, el Congreso Internacional Docencia 2016, quedó inaugurado en el Palacio de Convenciones de La Habana.

Durante las palabras de apertura del evento, el Presidente del Consejo Mundial de Académicos e Investigadores Universitarios, Orlando Terre Camacho llamó a los docentes de más de 20 países a rechazar el injusto bloqueo contra la Isla.

“Cuba ha sufrido más de 50 años de un duro e injusto castigo. Quiero pedir que cada uno de los docentes solidarizados con la lucha cubana, expresen su rechazo hacia el bloqueo imperialista”, exhortó Terre Camacho.

Con el objetivo de propiciar un intercambio de saberes, Docencia 2016 reflexiona en torno al papel que desempeñan las casas de altos estudios en las sociedades actuales. Para Orlando Terre Camacho, quien ostenta la condición de Educador Social, la universidad del siglo XXI debe estar en un proceso constante de construcción.

“La gran universidad que pensamos debe darse el lujo de buscar nuevas miradas y permitir a sus estudiantes y docentes, mirar desde ellas para construir el resto de aquellos que siempre falta”, acotó Terre Camacho.

Durante una conferencia inaugural titulada: “La formación docente en el escenario de las prácticas universitarias”, la Rectora de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona, Doctora en Ciencias Deysi Fraga Cedré, expresó que todavía falta un gran camino para llegar a la universidad del futuro. “A pesar de algunos avances y logros, aún no hemos sido capaces de alcanzar la cristalización de un nuevo modelo de universidad, en el cual la producción de conocimientos predomine y no su mera transmisión”, expresó Fraga Cedré.

Con la participación de más de 200 investigadores y docentes extranjeros, Docencia 2016 aborda también otras temáticas relacionadas con la formación de docentes y la enseñanza inclusiva en el contexto actual.

fuente:http://www.radiorebelde.cu/noticia/por-una-educacion-mas-justa-e-inclusiva-20161026/

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El método finlandés contra el bullying

Europa/Finlandia/19 Noviembre 2016/diario información

Todos los alumnos reciben dos sesiones de 45 minutos para reconocer el acoso y practicar la tolerancia cero

El método KiVa contra el acoso escolar se aplica en el 90% de los colegios e institutos de Finlandia por iniciativa del Ministerio de Educación, y para la profesora Blanca López, de la Universidad de Olavide de Sevilla «es el método contra el bullying más contrastado científicamente del mundo». Trabaja con los alumnos de forma individualizada «porque no todos los niños son héroes, y el 80% se queda fuera del fenómeno del bullying cuando tienen lugar un caso puntual», explica.

El programa persigue la prevención y por tanto la totalidad de los estudiantes reciben dos sesiones de 45 minutos sobre habilidades sociales, cómo reconocer el bullying, cómo funciona el grupo –que alienta las actitudes violentas por prestigio social– y cómo integrarles a todos».

Se les da las herramientas para no reforzar el acoso y practicar la tolerancia cero, «porque el profesor no la consiente y los alumnos lo saben». La profesora López subraya que tras las sesiones todos saben qué hacer, y confían en el profesor y en sus posibilidades de hacer algo. «El acosador busca el reconocimiento y prestigio, pero cuando todo el grupo le quite ese reconocimiento dejará de actuar de esa forma», afirma.

Fuente: http://www.diarioinformacion.com/alicante/2016/11/18/metodo-finlandes-bullying/1829453.html
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¿Qué es y cómo se educa en casa? Entrevista a Esther Querol Navaz

Europa/España/19 Noviembre 2016/Autora: Gema Lendoiro/El país

Esther Querol Navaz es madre de cinco hijos, médico y los educa en el hogar. ¿Cómo compatibiliza su labor profesional con esta tarea?

Coincidiendo con la huelga de deberes de la pasada semana, surgieron muchas voces reclamando una legislación que permita la escolarización en casa. Lo cierto es que en el mundo existen 30 países donde es legal lo que se denomina homeschool, aunque no todos con las mismas restricciones. Dinamarca, Irlanda, Estados Unidos, Rusia, Portugal, Francia, Noruega o Polonia son algunos de los ejemplos. En España, es legal según la constitución, pero ilegal sobre la base de la normativa de educación. Esther Querol Navaz es madre de cinco hijos, médico de profesión y, además, educa a sus hijos en su hogar. ¿Cómo compatibiliza su labor profesional con esta tarea? Reduciendo a más de la mitad su jornada laboral con las consecuencias económicas que eso conlleva, pero que, según cuenta, le ha merecido la pena.

¿Cómo es su día a día?

“Tomamos la decisión de educar en casa cuando teníamos solo los dos primeros hijos, después de pasar un verano con unos amigos en EE UU que hacían homeschooling. Nos pareció tan lógico, tan correspondiente con el desarrollo de los niños y con nuestra propia vida de familia, que al volver a España nos pusimos a estudiar cómo estaba el tema en nuestro país. Descubrimos que existían familias que optaban por ella, que había una asociación nacional (ALE) que aglutinaba al colectivo… en fin, que era posible. Fue entonces cuando decidimos probarlo durante un año, a ver qué tal. Nuestro hijo mayor tenía cinco años y la segunda, cuatro años. Once años y tres hijos después, aquí seguimos”, explica orgullosa.

Muchas veces la gente se imagina cosas muy diferentes de lo que realmente es la educación en casa. “Nuestro día a día es tranquilo. Yo me levanto temprano y dedico un par de horas a mi trabajo (ahora mismo soy autónoma y parte de mi trabajo lo puedo hacer desde casa). Mi marido se va al trabajo. A las 09.30 horas, despierto a los niños y hacemos la rutina de desayuno, vestir, hacer camas, lavar dientes, etc. Y después dedicamos la mañana a hacer cada uno lo que le corresponde en ese momento de su vida. Me explico. No tenemos clases por asignaturas, sino que cada niño sigue sus propios intereses y va avanzando según su ritmo. Todos han aprendido a leer y matemáticas básicas», comenta.

«El mayor, de 15 años, sigue este año un currículum oficial de educación a distancia de high school estadounidense (corresponde a 3º y 4º de la ESO y 1º y 2º de bachillerato). Hemos decido que es un buen paso en este momento. La segunda, de 14 años, es una lectora consumada y devora novelas desde hace muchos años, a partes iguales, entre autores clásicos y modernos», añade. Esther explica que a través de los libros trabajan muchas asignaturas con ella, de manera que la literatura es la excusa para hablar de temas de historia, de filosofía, de lengua, hasta, incluso, de física. “Además es una buena artista y dedica horas a practicar, ayudada por tutoriales de YouTube, y por clases en una academia de pintura», continúa.

«Los dos niños siguientes están ahora apasionados por la construcción y dedican la mañana a sus proyectos, creando todo tipo de máquinas y artilugios a base de cartón y otros materiales reciclables, siempre con sus pistolas de silicona en mano. Hay cursos excelentes en línea para darles ideas a la hora de construir y probar inventos», prosigue. «Y la pequeña (de siete años) está inmersa en el mundo de la moda, aprendiendo costura, punto e inventando diseños», dice.

¿Significa esto que la madre trabaja de manera individual con cada hijo?

No siempre. «Realizamos actividades por separado, pero también nos juntamos para trabajar juntos», asegura Esther. «El año pasado estuvimos memorizando poemas de Shakespeare (gracias a un libro precioso que encontré sobre el tema) y lo pasamos genial. Ahora estamos trabajando Roma. Cada uno aporta desde su perspectiva. Por ejemplo, el mayor nos cuenta la historia, la segunda nos dibuja escenas de la vida romana, el tercero y el cuarto están inmersos en el estudio de los artilugios que usaban los generales romanos para asediar ciudades, y la pequeña está aprendiendo a diseñar togas, peplos y demás indumentaria de la época», explica.

«Dos mañanas a la semana yo trabajo fuera de casa», continúa, «y los niños se quedan en casa de los abuelos. Una de las mañanas va allí un profesor de arte a darles clase (gratis, porque es mi tío) y otra la dedican a ir con los abuelos a algún museo, o de paseo, o aprender a hacer guisos de la abuela… es un privilegio tener esta ayuda».

«Tres tardes por semana tenemos las extraescolares, que consisten en diversos deportes y otras actividades en el centro cultural y en el polideportivo de nuestro pueblo. Las otras dos tardes estamos de relax. Los sábados acuden a una escuela de música y canto. Ya por la noche, después de cenar todos juntos con papá, solemos jugar a algún juego de mesa juntos o ver una película en familia», concluye.

Esther Querol cree que la educación en casa depende más de lo que los padres quieran hacer o priorizar que de las necesidades reales. «La clave está», según Querol, «en estar mucho con los niños: cuanto más tiempo dedicas a estar con tus hijos, menos gastas. Puedes decidir apuntarles a más o menos clases, en lugares más o menos caros… Puedes en algún momento necesitar algo especial (uno de nuestros hijos tenía una dislexia importante y estuvo yendo al logopeda durante un tiempo). En fin, que el tema gastos es muy variable, pero en nuestra experiencia mucho menor que en los niños escolarizados».

Convalidaciones

¿Cómo se convalidan estas formaciones? ¿Pueden después acceder a la universidad? La respuesta es que sí. «Hay muchas maneras de hacerlo: una es entrar en el sistema escolar en un momento dado. Otra opción es hacer el examen de la ESO a los 18 años (si te presentas por libre no puede ser a los 16) y después hacer bachillerato en un instituto, y de ahí a la universidad. Otra opción es hacer el examen de la ESO y luego módulos de titulación media (y si quiere de ahí a la universidad, pues también). Y otra opción es irse a estudiar la carrera fuera de España. Conocemos jóvenes adultos que han sido educados en casa y que están haciendo en estos momentos alguna de estas opciones, sin ninguna dificultad», reitera.

Querol reconoce que no todo es idílico. “Educar en casa requiere un cambio de vida. Hay que hacer girar todo en torno a la familia, hay que decidir trabajar menos horas, ganar menos dinero y pasar todo el tiempo posible con los hijos. Es cansado físicamente, es mucho trabajo, sí. Es importante tener apoyo de la familia o de los amigos, o una comunidad de homeschoolers. Hay que renunciar a tener tiempo para uno mismo (a menos que madrugues mucho)», argumenta. «Pero a cambio, hay una complicidad preciosa con los hijos, unas conversaciones sorprendentes, un amor cándido, una paciencia que crece. Y en nosotros, los padres, se despierta un deseo de aprender para poder contarles, para poder mostrarles las cosas tan increíbles que hay en el mundo, para explicarles también las cosas tremendas, acompañarles en la vida y tener un privilegio de ver en qué se va convirtiendo cada uno de ellos. Este proyecto de vida también crea una complicidad especial entre mi marido y yo. Para mí el homeschooling es un regalo”, concluye esta madre.

Fuente: http://elpais.com/elpais/2016/11/14/mamas_papas/1479117677_548452.html

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La libertad como premisa de la Educación

Por: Manuel Martínez Morales

La libertad es la celda creada

por la imaginación colectiva que compartes.

Luis Cardoza y Aragón: Dibujos de ciego.

Si aceptamos, como dice este escribiente, que la educación es el proceso mediante el cual los seres humanos aprendemos a “estar mejor en el mundo”; es decir, el proceso mediante el cual adquirimos no solamente destrezas y competencias necesarias y adecuadas para sobrevivir, sino también los conocimientos y valores indispensables para comprender el entorno natural y social en que nos ha correspondido vivir, con el fin de alcanzar una vida buena y una existencia útil y feliz, entonces podríamos concluir que para educarse se debe comenzar por ser libre y el proceso educativo debe, por tanto, desarrollarse abriendo amplios espacios de libertad individual e intelectual.  Por consiguiente, la educación debe fundamentarse en la libertad y tiene que fomentarla y alentarla  en todas sus dimensiones. De otra manera, como se avizora, se estaría conformando una sociedad de autómatas eficientes, competentes para lo que desean quienes diseñan los procesos educativos: los dueños del poder económico y político.

¿Qué es la libertad? La libertad es la conciencia de la necesidad, respondía sabiamente Carlos Marx. La necesidad propia y ajena, la necesidad individual y la que se expresa socialmente, así como las necesidades materiales y espirituales, complementa el escriba.

¿Y cómo se alcanza esta libertad?

El poeta Luis Cardoza y Aragón en una de sus obras afirma: “Para escribir libremente debes principiar por ser libre, no por el anhelo de escribir libremente. ¿Cómo ser libre si sólo es hacedera la libertad tolerada para que no atentes contra los muros rígidos y las fosas más profundas que el silencio? ¿Quién es libre?”

En el terreno de la teoría y práctica de la educación destaca, en este sentido, La educación como práctica de la libertad, obra del pedagogo brasileño Paulo Freire, en la cual  el autor se plantea la idea de educar, en medio de grandes transformaciones que se suscitaron en Latinoamérica, principalmente en la segunda mitad del siglo xx. La verdadera educación, según Freire, consiste en el accionar del hombre, y para eso necesita reflexionar y transformar el mundo, siendo un sujeto activo. Además, considera que no hay que adaptarse a las sociedades sino transformarlas y considera que todo cambio es necesario para el fortalecimiento social. La conciencia crítica posibilita integrarse a una sociedad en transición que se contradice y cambia. Ayudar al hombre y recuperarse es el principal objetivo, haciéndolo partícipe de sus propios problemas, negando la política asistencialista  que limita la capacidad de responsabilidad del individuo.

De acuerdo con esta concepción, la educación de las masas es el problema fundamental de los llamados países en desarrollo, una educación que, liberada de todos los rasgos alienantes, constituya una fuerza posibilitadora del cambio y sea impulso de libertad. Sólo en la educación puede nacer la verdadera sociedad humana y ningún hombre vive al margen de ella. Por consiguiente, la opción se da entre una educación para la domesticación alienada y una educación para la libertad. Educación para el hombre-objeto o educación para el hombre-sujeto. El autor considera que dentro de las condiciones históricas de la sociedad es indispensable una amplia concienciación de las masas que a través de una educación haga posible la autorreflexión sobre su tiempo y su espacio. Está hondamente convencido de que la elevación del pensamiento de las masas comienza exactamente con esta autorreflexión que los llevará a la consecuente profundización de su toma de conciencia y de la cual resultará su inserción en la historia, no ya como espectadores, sino como actores y autores. La pedagogía de Paulo Freire es, por excelencia, una pedagogía del oprimido, que no postula modelos de adaptación ni de transición de nuestras sociedades, sino modelos de ruptura, de cambio y de transformación total. La alfabetización, y por consiguiente toda la tarea de educar sólo es auténticamente humanista en la medida en que procure la integración del individuo a su realidad nacional, en la medida en que pierda el miedo a la libertad: en la medida en que pueda crear en el educando un proceso de recreación, de búsqueda, de independencia y, a la vez, de solidaridad.

Es absolutamente claro que en nuestro país toda la oleada de “nuevos modelos educativos”, que comenzaron a implantarse en América Latina -por mandato de los jefes del imperio- a partir de la dictadura militar encabezada por Augusto Pinochet, tiene precisamente como objetivo coartar la libertad de individuos y sociedades para que no se atente contra los muros rígidos y las fosas más profundas que el silencio, como decía el poeta.

Esta circunstancia que pasa mayormente desapercibida para los especialistas en educación tiene graves consecuencias para el presente y el futuro de la nación. Aunque algunos de ellos ya lo advierten, como lo hace el profesor Hugo Aboites, Rector de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.

Dice Aboites: “La preocupación del gobierno y la sociedad mexicana por Trump seguirá siendo incompleta si se limita a la paridad peso-dólar, tratado de libre comercio, muro fronterizo y eventual deportación de cientos de miles de mexicanos. Nos es vital tener en cuenta, además, varias lecciones que ya se perfilan en el terreno cultural-educativo.

La primera consiste en constatar que estamos frente a un proceso cultural muy profundo. No es casual la irrupción triunfante de un discurso tan insólitamente burdo y agresivo como el de Trump y, peor aún, tampoco que pueda ser retomado y premiado con el nivel más alto de confianza –la Presidencia– que un país puede dar a un individuo. Que se encumbre a un personaje que se enorgullece de meter la mano en la entrepierna a las mujeres, que estereotipa e insulta a los mexicanos, que actúa como un perdonavidas arrogante que desprecia la historia de luchas de las minorías, no es un accidente; expresa una arraigada cultura machista y xenófoba que se está fortaleciendo en Estados Unidos y en otros países como parte del avance de la derecha y consecuencia del despojo que para muchos implicó la llegada de la avalancha neoliberal.

La segunda es que esa expresión cultural no es fruto de la desinformación o ignorancia. Estados Unidos es un país donde lo que menos ha faltado es escolaridad: nueve de cada diez adultos cuenta por lo menos con educación media superior; en México, poco más de tres. Tiene un poderoso sistema público-privado de ciencia y tecnología, prestigiadas universidades, centros de investigación social, artistas, escritores, agudos intelectuales.

La tercera, derivada de la anterior, es que se trata de un fenómeno cultural que claramente muestra los límites de la tesis de que la escuela civiliza. Nos muestra que la escolaridad no necesariamente significa educación en sentido amplio ni menos y automáticamente civilidad. Sobre todo ahora que la educación ha sido despojada de su sentido humanista y concebida como mera transmisión de conocimiento, o simple entrenamiento. Si hasta en el adiestramiento de animales la relación afectuosa e integral con el humano tiene un impacto importante, con mayor razón, entre humanos. Aprender a usar el lápiz o a realizar una sofisticada investigación puede ser también, si se quiere, una manera de aprender a ser humano, social, tolerante, respetuoso y solidario; precisamente todo lo que al nuevo modelo educativo en boga no le interesa y lo que a Trump tanta falta le hace.” (Trump, cultura y educación; La Jornada 12/11/16)

Es en este contexto inmediato en el cual resulta pertinente retomar los conceptos propuestos por pensadores como Freire que insisten en rehacer la educación como práctica de la libertad, para así poder confrontar amenazas como la que Trump, como presidente de la nación más poderosa del mundo, representa para México. Sólo un pueblo educado en libertad y para la práctica de la misma puede afirmar su soberanía y trazar el rumbo hacia el destino que mejor convenga a la mayoría de sus integrantes y no solamente a las minorías que detentan el poder.

El mismo Aboites, abundando en el tema, también apunta que habrá que reconocer el enorme poder de las raíces culturales en los grupos sociales y, por lo tanto, la urgencia e importancia de repensar la educación. Para México, la gran lección es la necesidad de anticipar. Porque desde hace décadas, acá se construye una convergencia cultural distinta a la estadunidense, aunque no menos preocupante. Por una parte, la guerra al narcotráfico, la presencia extensa y preponderante del Ejército en las calles, los tiroteos, las desapariciones masivas, las innumerables muertes violentas, la corrupción galopante y desenfrenada de funcionarios públicos, la narco cultura cada vez más difusa y, por otra, la marea neoliberal del gane gane, que juntas están arrasando y despojando de tierras y recursos a la otra gran base cultural –la comunitaria y familiar– que durante siglos ha sido la fortaleza de este país.

Esta combinación es preocupante, concluye Aboites, por lo que está pasando en la escuela: en lugar de generar dispositivos que permitan a niños y jóvenes identificar y mirar críticamente esta confrontación de culturas y armar alternativas locales y nacionales, lo que tenemos es una reforma educativa que reproduce en la escuela lo que ocurre fuera de ella al abonar a la cultura persecutoria y agresiva yendo contra los maestros, estudiantes y jóvenes que buscan un lugar en la universidad.

            En tanto, en la mayoría de las  instituciones de educación superior los académicos parecemos formar una multitud silenciosa, acrítica y conformista, aceptando y aplaudiendo todo lo que viene de arriba sin importar las consecuencias y sin atrevernos a atentar contra esos muros rígidos y esas fosas más profundas que el silencio.

Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/la-libertad-como-premisa-de-la-educacion/

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