¿Cuáles son hoy los roles y funciones del profesorado que trata de renovar y transformar la educación? Aquí se sintetizan en forma de diez mandamientos laicos.
1. Llenarás de conocimiento, de vida y de experiencia humana este lugar llamado aula, convirtiéndolo en un espacio de conversación, experimentación e investigación, donde las preguntas se convierten en el motor del aprendizaje. Y, de tanto en tanto, saldrás del aula para enriquecer el conocimiento en otros escenarios de aprendizaje tan o más provechosos.
2. Acompañarás al alumnado en la compleja y apasionante aventura del saber, despertando su curiosidad y deseo de aprender, con exigencia y afecto, pero evitando el tedio, la disciplina férrea y las evaluaciones competitivas y absurdas. Y en este acompañamiento, dentro de un clima de confianza y libertad, les enseñarás a qué deben prestar atención, discriminando el grano de la paja, así como los comportamientos éticos reprobables.
3. No olvidarás, ante la avalancha de nuevos y viejos contenidos que engrosan cada día más el currículo, que uno de los objetivos básicos es la formación integral, donde el desarrollo cognitivo corre a la par de las dimensiones emocional, ética y social; donde se compaginan los saberes científicos con los humanísticos, y los contenidos se mezclan con las competencias. El reto es asentar en el alumnado un conocimiento profundo, situado y con sentido Y tampoco olvidarás que, con frecuencia, menos es más.
4. Vencerás el aislamiento del aula para implicarte en el proyecto educativo de centro que está en reconstrucción continua, para trabajar cooperativamente con otros compañeros y compañeras, intercambiando experiencias y dudas, compartiendo iniciativas, tejiendo complicidades, forjando una cultura pedagógica común y respetando el pluralismo metodológico: los modos de enseñar y aprender. Y te arriesgarás a emprender nuevas aventuras y sueños, porque también esto forma parte del compromiso con la renovación pedagógica.
5. Tratarás de acoger y atender al máximo la más amplia diversidad de alumnado, respetando su singularidad y con el foco puesto en la educación equitativa e inclusiva. Pero, además de este tratamiento personalizado, procurarás también que el grupo-clase crezca como colectividad democrática, aprendiendo a ejercer derechos y responsabilidades, y a tomar decisiones.
6. Tendrás presente, en todo momento, la importancia que tiene aprender a leer y a comprender el mundo, desde la realidad más cercana a la más global, desde el pasado hasta los tiempos presentes: a partir de la trasmisión de tu experiencia humana y de la vinculación de su experiencia cotidiana con el aprendizaje. Un compromiso docente que apela a la transformación educativa y social, muy sensible a cuestiones de tanto calado como el cambio climático, las migraciones, el racismo o la violencia de género.
7. Para ello les enseñarás a pensar: no a qué pensar -para no caer en dogmatismos ni sectarismos- sino a cómo pensar. Para que, desde la educación infantil, empiecen a hacerse preguntas, a analizar críticamente la realidad, a escuchar y respetar diversos puntos de vista, a hacer uso de la palabra libre y a convivir pacíficamente. A conformar no una mano de obra súbdita sino una ciudadanía crítica y democrática.
8. Evitarás perder tiempo en tareas burocráticas que te restan atención a tu alumnado, a la reflexión compartida o a la relación con las familias y otros agentes educativos del territorio. El tiempo es un bien escaso y hay que aprender a gestionarlo, discriminando las prioridades. Y, llegado el caso, ante exigencias y tareas inútiles, injustas e injustificables, quizá sea necesaria la insumisión o desobediencia pacífica, como arma de contestación colectiva.
9. Te detendrás continuamente para observar, con mirada atenta y escucha profunda, la vida cotidiana de tu alumnado, para dialogar con tu entorno y reflexionar sobre el sentido de lo que estás haciendo. No sirve el activismo sin ton ni son, apuntarse a todas las modas y tener que atender con prisa todas las urgencias. Porque, con frecuencia, lo urgente no es lo más importante: se requiere reflexión y sosiego. Hay que valorar los tiempos de formación y cuidarse. Se puede hacer de muchas maneras, pero es recomendable hacerlo a partir de la práctica, con otras personas y mediante el trabajo en red, virtual y presencial. Sin parar, pero sin correr.
10. Defenderás con entusiasmo y orgullo esta profesión tan vieja como bella, luchando para mejorar tus condiciones de trabajo y las de tu centro, con el objeto de lograr un mejor reconocimiento social del magisterio y una mayor dignificación de la escuela pública. Porque sabes que la educación es un arma poderosa que influye en los cambios de la sociedad y despierta las conciencias. Y es sabido que muchas maestras y maestros dejan huellas profundas en el alumnado e incluso cambian vidas para siempre.
Entrevista/28 Noviembre 2019/Autora: Ana Torres Menárguez/El país
Michael Fullan, asesor de Educación del primer ministro de Ontario durante 10 años e impulsor del cambio del modelo educativo de Canadá, critica los exámenes externos y la evaluación al profesorado
Michael Fullan (Toronto, 79 años) piensa que el actual sistema educativo aliena a los estudiantes. Se basa en un dato: a los seis años, cuando arranca el colegio, el interés de los niños por acudir a la escuela es del 99%, pero cuando llegan al instituto, con 15, ese entusiasmo se desploma hasta el 32%. Fullan, catedrático en Educación por la Universidad de Toronto, es uno de los expertos más solicitados del mundo; durante 10 años fue asesor del primer ministro de la provincia canadiense de Ontario y responsable de algunos de los grandes cambios que llevaron al país a estar entre los 10 mejores de PISA. Desde 2003, ha asesorado a los ministros de Educación del Reino Unido, Australia, Finlandia o el Estado de California (EE UU). La fórmula que defiende va contra los “pequeños parches” que usan, dice, algunos Gobiernos para contentar a su electorado. Él apuesta por reformas integrales, cambios profundos del sistema que, a priori, pueden no gustar al profesorado.
En los años en los que fue mano derecha del primer ministro de Ontario Dalton McGuinty (2003- 2013), la provincia —con 14 millones de habitantes y 4.900 escuelas e institutos— aumentó la tasa de graduación en Bachillerato del 68% al 88%. Incrementaron un 20% el presupuesto en Educación y crearon una unidad específica dentro del ministerio con 100 personas dedicadas a diseñar nuevos programas de formación del profesorado.
Esta semana está en Madrid, donde el lunes participó en una conferencia sobre políticas de innovación educativa organizada por la Institución Libre de Enseñanza, en la que presentó algunas de las conclusiones de su último libro El matiz (Morata). Es autor de más de 30 ensayos.
Pregunta. ¿Cuál es la gran carencia de la educación en los países a los que ha asesorado?
Respuesta. El principal reto que afrontan es mejorar los niveles de escritura, lectura, comprensión matemática y aumentar las tasas de acceso a la Universidad. Lo más urgente en todos ellos es reducir la brecha entre los estudiantes que obtienen buenos resultados y los que no. Otra de las urgencias es la necesidad de que los profesores trabajen conjuntamente, de que colaboren, y para ello es imprescindible entrenar a los directores de centro para que consigan hacerles ver que es beneficioso para el aprendizaje, tanto de ellos como de los alumnos. Es grave la falta de programas ambiciosos de formación del profesorado. No importa cuál sea el punto de partida del país, si quiere mejorar tiene que empezar por modificar la profesión docente.
P. Usted critica a los países que evalúan al profesorado y ligan los resultados académicos a los salarios. ¿Cuál es la fórmula para motivar a los docentes?
R. Cuanto mayor es la sensación de urgencia por modificar un sistema, mayor es la ansiedad y peor la solución. Por ejemplo, Estados Unidos ha estado en un constante estado de urgencia durante tres décadas, desde que en 1983 un informe alertara de que la educación era el camino para ser un país competitivo. Desde entonces, la rendición de cuentas por parte de los centros educativos y los exámenes externos (que diseñan cada uno de los Estados) han debilitado la eficacia de los profesores. A primera vista, ese tipo de medidas pueden ser atractivas e interesar de forma superficial al público. Pero lo que se esconde detrás es una fórmula para asegurarse de que las personas que están abajo actuarán de acuerdo a las directrices impuestas desde arriba. En nuestras investigaciones hemos comprobado que cuando se invierte en formación del profesorado, la mayoría de ellos se involucran más en el proyecto de centro. La presión extrema sin capacidades y aptitudes equivale a una actuación disfuncional.
P. Ese control del profesorado conlleva unos niveles de presión que pueden conducir al sistema por la vía equivocada. ¿Hay más opciones de que se haga trampa?
R. Hay un caso del que hablo en mi libro La dirección escolar que resulta ilustrativo. Fue en el Estado de Atlanta en el año 2009. Una superintendente responsable de una red de colegios públicos fue juzgada y condenada a prisión junto a otros cuatro educadores después de que se demostrara que durante años animaron a los profesores a alcanzar unos resultados determinados a toda costa. Se demostró que habían hecho trampa; los resultados estaban ligados a mejoras en su salario. Lo que comienza a pequeña escala se puede convertir en un problema sistémico, en una cultura de la trampa. Además, pagar más a los profesores no mejora su motivación.
Según diferentes investigaciones, en casi todos los empleos, si pagas a los trabajadores de forma individual para optimizar resultados, puede que en el corto plazo compitan con los demás y mejoren. Pero siempre falla. Se llama motivación extrínseca. En cambio, si les pagas suficiente dinero, salarios razonables, consigues que ese no sea el tema de conversación, su máxima preocupación. La clave es la llamada motivación intrínseca, hacer algo que tenga impacto global, trabajar con compañeros que no peleen por ganar ellos solos, y tener un buen jefe. Eso es lo que te da ganas de ir al trabajo cada día.
P. Sobre los exámenes externos que muchos países como Estados Unidos emplean, ¿por qué cree que son contraproducentes?
R. El problema no es la prueba en sí, sino la forma en la que es usada. Si lo usas para pagar mejor a los profesores, los incentivos son erróneos, no será efectivo. La cultura del teaching to the test (en español, centrar la enseñanza en los exámenes) de Estados Unidos lo que consigue es expulsar a muchos alumnos del sistema. La brecha entre los que continúan los estudios y los que no está aumentando, y los que se quedan fuera son en su mayoría los que tienen menos recursos económicos, los alumnos de entornos desfavorecidos. A estos, los exámenes no les motivan y no tienen los recursos para preparar esas pruebas en horario extraescolar.
Por otra parte, en diferentes investigaciones hemos encontrado que los estudiantes que solían hacerlo mejor están sufriendo cada vez mayores niveles de ansiedad. Competir por las notas les expulsa del aprendizaje. En países como Singapur, Corea y China, donde los alumnos están más ansiosos, han aumentado los suicidios. El modelo al que se está virando es el de las competencias, contenidos que se ajustan más a los retos que te plantea la vida, que, obviamente no es un examen continuo. Tener sensibilidad por temas como el cambio climático es ahora más importante que sacar o no buenas notas. Queremos formar ciudadanos con conciencia social.
P. De las reformas que aprobaron en Ontario, ¿cuál fue la más complicada?
R. Primero, decidimos incrementar un 20% el presupuesto en Educación, que es muy relevante o poco común en otros países. Desde el primer momento tuvimos claro que la prioridad era la mejora de la profesión docente, de sus competencias. Había que tomar una decisión: o destinábamos el dinero a las universidades y la reforma del grado de magisterio, o lo destinábamos a las escuelas y la formación del profesorado ya contratado. Escogimos la segunda. Las universidades no siempre lo hacen bien.
P. ¿Por qué es tan importante que los docentes trabajen conjuntamente para cambiar el sistema?
R. Antes de dedicarme a asesorar a los Gobiernos era investigador. Uno de mis trabajos mostró que cuando los profesores están en el aula solos no lo hacen tan bien como cuando colaboran. Es un fallo histórico de la profesión, el aislamiento en el aula. La mentalidad es la de ‘estoy solo en mi clase y no quiero que nadie me moleste’. Eso conlleva una limitación; solo aprenderá nuevos contenidos que estén a su alcance, se pierde la riqueza de los descubrimientos de sus colegas. Si el Gobierno impone el trabajo colaborativo entre docentes, por ejemplo, compartir un aula, no funcionará. La estrategia para el cambio tiene que ser sofisticada. Los buenos resultados llegan cuando los directores promueven esa colaboración. El modelo vertical no funciona. Los países que han intentado imponer nuevas reglas han fracasado. Desde que PISA empezó a medir los resultados internacionales en el año 2000, la mayoría de los países siguen estancados en los mismos resultados. Es una consecuencia directa de las malas políticas educativas.
DIRECTORES QUE NO CONTROLAN AL PROFESORADO
Cuando un país se acerca a Michael Fullan en busca de soluciones, él plantea el concepto de capital social. Se trata de invertir en la formación de los directores de escuela como figura clave para el cambio de paradigma en los centros.
“El modelo autoritario en el que los directores supervisan el trabajo y dan órdenes no funciona. Los profesores se sienten autónomos y quieren que se cuente con ellos al tomar decisiones. Para eso hace falta que el director entienda cuál es su rol: encontrar fórmulas de innovación fuera del colegio. Para eso tiene que hacer contactos con miembros de la comunidad, con expertos en ámbitos específicos que le acerquen a nuevos conocimientos y con otros colegios que le muestren sus nuevas pedagogías”, expone el experto.
El capital social es la calidad y la cantidad de interacciones entre los miembros de un centro, y de ello depende el acceso de los profesores a nuevos conocimientos. “Cuando los directores dedican tiempo a establecer contacto con la comunidad, buscando fuentes de ideas fuera del centro, la calidad de la enseñanza mejora. Al contrario, los directores que dedican más tiempo a controlar a los docentes, no producen ningún efecto en el rendimiento de los alumnos”. La dirección escolar es el segundo factor más importante, tras el profesor, en el aprendizaje de los alumnos, según varios informes.
Fuente e imagen: https://elpais.com/sociedad/2019/11/25/actualidad/1574713064_174839.html
El nuevo currículum de este país sobresaliente en PISA incide en que los alumnos sean responsables de su progreso. Tanta autonomía inquieta algo a las familias
En finés los verbos no se conjugan en futuro, lo que da una idea de su actitud ante la vida. Su lema es “puedo hacerlo y voy a hacerlo”. Porque el finlandés es un pueblo resistente, el país primero estuvo dominado 650 años por los suecos y después otros 110 por los rusos. Sus habitantes tienen interiorizado que deben ser autosuficientes y sus escolares lo son gracias a un modelo sin apenas deberes y evaluaciones —envidiado por sus brillantes resultados académicos— que sufre una constante transformación y que ahora les da más poder en el aula y responsabilidad en su progresión académica. Ellos deciden qué quieren aprender y de qué forma. ¿Por qué tocar un modelo triunfador? “El mundo no para y nosotros tampoco”, se sorprenden de la pregunta la pedagoga Ilona Taimela y Pia Pakarinen, vicealcaldesa de Helsinki y encargada de proporcionar a los centros de la capital medios y profesores. “Las familias cuestionan que cambiemos algo que no está roto, pero hay que acomodarse a las necesidades. Helsinki tiene mejores resultados que Singapur pese a que el 20% de los alumnos viene de otro país”, se enorgullece Pakarinen.
En España cada vez más centros, sobre todo de primaria, trabajan como en Finlandia por proyectos, abordando un tema de forma multidisciplinar, pero ahora los nórdicos están yendo mucho más lejos en una apuesta que algunos consideran arriesgada por el protagonismo del escolar. Temen que tanta autonomía frene su progresión. “Ellos tienen que ser responsables de su propio aprendizaje para que sean autosuficientes como trabajadores”, remarca Taimela.
En la década de los setenta Finlandia fue el primer país de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) que exigió que todos los estudiantes cumpliesen estándares altos que antes solo reclamaba a los estudiantes de élite. Y desde entonces no ha parado de innovar. Cada 10 años el país nórdico aprueba un nuevo currículum de primaria (de 7 a 16 años, desde 2015 es obligatorio un año de preescolar) y ahora están implantando el de 2016, que da una vuelta más a su original planteamiento. En 2021 comenzarán con el de secundaria (de los 16 a los 18 años). Hace años muchos profesores optaron por cambiar los libros por portátiles, por eliminar exámenes y notas y por trabajar con proyectos, desterrando las asignaturas al uso. Una práctica que impactó a la prensa internacional por sus brillantes resultados. Pero ya no es una decisión particular. Se obliga por ley a aplicar el “aprendizaje basado en fenómenos” creando un plan para cada estudiante.
“Priorizamos que, frente a los contenidos tradicionales, adquieran habilidades: aprender a comunicarse, pensamiento crítico, trabajar en equipo o resolver problemas”, sostiene Taimela, coordinadora de la Semana de la Educación de Helsinki a la que este diario acudió invitado. Aunque luego, consciente de que es un tema espinoso, precisa: “Hay que encontrar el equilibrio. Algunas cosas se aprenden como antes”.
En este proceso, los profesores se coordinan. “Nadie es especialista en todo y cada uno tiene una función en el equipo. Necesitamos profesionales que aprendan constantemente”, remarca la vicealcaldesa. “Los chicos a veces van más rápido que tú, y a los más aventajados, les sacamos a que enseñen”, confiesa el profesor Tommi Tittalar, especialista en crear espacios de aprendizaje. Aprovecha la conversación para aclarar entre risas: “No es verdad que en Finlandia tiremos todos los tabiques. Necesitamos sitios grandes para ciertos momentos, como por la mañana cuando planificamos juntos el día, pero también otros recogidos”.
“Desde hace tres cursos son los niños los que deciden qué quieren aprender en los proyectos. El primer año les dejamos trabajar en el tema que más les apasionase en la vida —hay quien eligió a Justin Bieber— pero resultó caótico y poco práctico. Así que ahora acuerdan entre ellos el tema”, cuenta orgullosa Tintti Hohti, subdirectora del Roihuvuori Comprehensive School, un imponente centro de hormigón que acoge a 420 alumnos, muchos más de los previstos.
Al concluir el proyecto, los escolares comparten ese conocimiento con otras clases. “Los niños atienden más cuando quien se lo cuenta es un compañero”, asegura la subdirectora. “El niño tiende a ser perezoso, hay que despertarle la curiosidad”. Ella la destapa con textos, imágenes y vídeos.
Hohti recorre el Roihuvuori, rodeado de un idílico bosque nevado, para demostrar que sus niños aprenden a través de fenómenos a llevar una vida sostenible. Un grupo de alumnos de 10 años consensuó experimentar vivir sin electricidad y en ello andan enfangados. Ese día en la caldeada sala de manualidades se han dividido en equipos. Unos construyen una pirámide de leña, otros hacen astillas con un cuchillo enorme, mientras al fondo ponen setas a secar en el techo, al tiempo que la maestra enseña a hacer mermeladas y encurtidos para pasar el invierno. Cada centro decide cómo aplica el modelo y esta escuela ha impuesto un mínimo de dos proyectos de fenómenos —duran seis semanas— cada curso. Un mínimo para los maestros más recelosos. En las asignaturas más tradicionales los niños también deciden qué y cómo aprenden.
Valentín de 10 años, hijo de ecuatoriana y finlandés, enseña en su portátil cómo cuando empezó la unidad sobre la historia de Egipto expresó por escrito a su profesor que quería hacer un trabajo coral, consultando en páginas web y editando un vídeo con las conclusiones. El maestro le guió en su aprendizaje con preguntas y sus padres hicieron un seguimiento de su progreso semanal interpelando al docente cuando consideraron pertinente. Su colegio espera de él que se autorregule el aprendizaje y se autoevalúe. Pero los expertos no se cansan de remarcar que no desprecian los medios tradicionales. “Cuando empezamos un proyecto no consultan Internet, sino libros en papel”, resalta la subdirectora del Roihuvuori.
Cada padre tiene una aplicación, diseñada por el Ayuntamiento, que le informa de cuáles son las tareas de su hijo —normalmente la fecha límite para entregar un trabajo, no deberes diarios—, qué asignaturas tiene ese trimestre y también le permite comunicarse con los profesores.
El éxito finlandés radica, según los expertos educativos, en que el profesorado está convencido de que todo estudiante puede alcanzar estándares altos y se lo transmiten. Y creen que este en algún momento va a tener necesidades especiales. “Una de las cosas que más nos enorgullecen es que las diferencias sociales se igualan. Y eso es posible con una discriminación positiva, invirtiendo más dinero en los centros desaventajados”, detalla Liisa Pohjolainen, directora ejecutiva de Educación en Helsinki.
Desde las ocho de la mañana suele haber extraescolares, pero las clases empiezan a las diez y acaban a la una. La corta jornada pone a prueba la autonomía de los pequeños desde que se descalzan en la puerta. Los menores, por turnos y ataviados con un mandil, recogen el almuerzo (todos comen allí y gratuitamente) y limpian la mesa. Hay atribuciones para todos. En el Suomenlinna’s Elementary School, situado en una isla homónima, unos niños de ocho años dejan la lección para acercarse al embarcadero del transbordador y actuar de cicerones de los visitantes —entre ellos este periódico— para aprender a socializar.
El pilar básico de este “aprendizaje por fenómenos” son los maestros, que gozan de una gran reputación e históricamente de la confianza de los padres. Aunque las familias están temerosas del resultado del currículum que debuta con sus hijos. Pero este no es un salto al vacío. Durante la implantación los profesores reciben mucha formación, en todos los centros hay varios tutores tecnológicos y el respaldo de la universidad, que evalúa todo el proceso.
A cada plaza de estudiante del grado de Educación se presentan nueve candidatos —en España se ingresa con un cinco en Selectividad—. Se evalúa el expediente y hay una exigente prueba de acceso, pero la parte más dura es una entrevista y una práctica, porque es vital una aptitud excelente para la docencia, no solo demostrar sabiduría.
Claro que este conocimiento tampoco escasea. Como en Japón, un profesor medio finlandés tiene mayores conocimientos matemáticos que la media de los universitarios, lo contrario que en las vecinas Suecia y Dinamarca, según el informe PIAAC (siglas en inglés de evaluación de las competencias de adultos) de la OCDE. Con estos mimbres su autonomía didáctica es plena, pero eso no significa que no sean supervisados por otros compañeros. El aula no se considera un ámbito privado.
Los docentes reconocen que el reto es cómo examinar este aprendizaje por proyectos. “Tenemos evaluaciones con diferencias entre los chicos, por supuesto. Pero no son para poner una calificación, sino para comprobar que no hay problemas de comprensión y, si los hay, tomar medidas”, cuenta la directora de Educación. “Se evalúa la progresión, la motivación y al final del curso pueden tener una nota con el resultado del aprendizaje”, prosigue. Desde noveno grado (15 años) es obligatorio poner notas y, en contra del mito de la falta de presión y competencia, al terminar secundaria se someten a una dura reválida. Entrar en la Universidad (gratuita) también es una carrera de fondo y muchos se esfuerzan una y otra vez.
Redondea el proyecto que toda la urbe se considera un lugar de aprendizaje. En horario escolar el transporte público es gratis para los niños y conquistan las calles. En el Ayuntamiento de Helsinki sorprende tener que sortear decenas de plumíferos de niños de cinco años que visitan el edificio. El alcalde, Jan Vapaavouri, agradece las visitas. “La educación es el pasaporte al futuro”, dijo en la cumbre de HundrED.org, donde se presentaron 100 innovaciones educativas.
“Cuando la ciudad toma decisiones que nos afectan a los niños escuchan lo que tenemos que decir. Conocemos a los políticos, escribimos declaraciones… Podemos aportar y que se haga realidad”, cuenta Milja, de 15 años. De modo que Helsinki tiene un consejo consultivo de jóvenes y los menores de más de 12 años pueden votar adónde va parte del presupuesto consignado a ellos. Porque en Finlandia los niños no son el futuro, tienen el presente en sus manos.
Imaginemos cómo sería la vida en un instituto, en un colegio, en una asociación, en una familia o en un barrio, si pusiéramos el foco en los cuidados. Para empezar, tendríamos en cuenta que las personas somos un todo, que somos mucho más que nuestra productividad, que somos emociones y motivaciones, que somos en relación con otras.
En todos los debates, cuando se habla de la lucha contra las violencias machistas, hay un eje fundamental que siempre es mencionado: la educación. La educación tiene un papel privilegiado en la prevención de la violencia de género, y no hablamos sólo de la escuela, sino de todos los contextos en los que las personas reciben influencia educativa.
En este sentido, hay una propuesta educativa que nos ayudaría a erradicar las distintas manifestaciones de las violencias machistas desde las primeras edades: la pedagogía de los cuidados. No se trata sólo de enseñar en la infancia y la adolescencia a identificar las situaciones machistas de nuestra vida cotidiana para señalarlas, revisarlas y luchar contra ellas. Por supuesto, esto es necesario e igualmente importante. Sin embargo, hay un factor con un carácter aún más preventivo: educar y construir relaciones desde los cuidados. ¿Qué significa? Educar desde la pedagogía de los cuidados implica reconocer las vidas de quienes nos rodean, significa poner la vida en el centro y cuidarla, supone ver a las personas en todo su ser, y no solamente fijarnos en aspectos académicos, en los méritos, en la productividad y en el poder. Educar desde los cuidados requiere tener en cuenta las emociones de los y las aprendices, implica vernos como seres ecodependientes de la naturaleza y de las personas de nuestras vidas. Educar desde esta perspectiva significa subrayar las labores de cuidados que necesitamos para sobrevivir, y reflexionar sobre por qué son las mujeres las que generalmente las realizan y qué implicaciones sociales tiene este hecho.
¿Por qué si educamos desde la pedagogía de los cuidados estamos previniendo las violencias machistas? Porque si educamos para poner la vida en el centro, nos resultaría mucho más complicado atentar contra ella. Porque estaríamos ayudando a erradicar las desigualdades de poder existentes entre hombres y mujeres, y valoraríamos lo que históricamente se ha asociado a estas y ha sido despreciado y ridiculizado por considerarlo una debilidad.
Imaginemos cómo sería la vida en un instituto, en un colegio, en una asociación, en una familia o en un barrio, si pusiéramos el foco en los cuidados. Para empezar, tendríamos en cuenta que las personas somos un todo, que somos mucho más que nuestra productividad, que somos emociones y motivaciones, que somos en relación con otras.
Podríamos vernos desde el respeto, el amor y el cuidado, y tendríamos más en cuenta nuestras necesidades y las del resto. Habríamos aprendido a escucharnos para hacer algo si realmente queremos hacerlo o para detenernos si no queremos. Habríamos aprendido a identificar cuándo estamos pasando por encima de los derechos y las necesidades ajenas o de las propias. Nos desenvolveríamos en los distintos ámbitos de nuestras vidas desde la participación y la colaboración, desde la solidaridad, desde el ser en comunidad. Entenderíamos que no podemos ser en la Tierra si no somos comunidad, si no nos asumimos como seres vulnerables que se necesitan entre sí para sobrevivir y aprenderíamos a respetar y cuidar mucho más la naturaleza que nos da la vida. Relacionarnos desde los cuidados implicaría ir tejiendo redes de apoyo y sostén entre todas, ayudar y estar para quien lo necesite, sostenernos en la vulnerabilidad. Imaginemos a nuestras jóvenes relacionándose desde esos valores, unas con otros, cuidándose, reconociéndose.
Si los niños y adolescentes aprenden a relacionarse así, es más probable que abandonen ciertas actitudes machistas, muy basadas en los pilares contrarios a la ética de los cuidados (la competitividad, la agresividad, la jerarquía, la violencia…). Si las niñas y adolescentes aprenden a relacionarse desde los cuidados, les resultará más fácil sostenerse unas a otras desde la sororidad, les costará menos identificar las violencias machistas y se sentirán capacitadas para decir que no, para frenarlas, para no tolerar ni una sola manifestación de machismo hacia una misma o hacia otras compañeras. Sería un primer paso para que tanto unos como otras aprendan a construir relaciones sanas, lejos de los estereotipos machistas de amor romántico que constituyen las primeras manifestaciones de violencia de género en las parejas jóvenes… Sería una primera fase para que existan esas redes de apoyo en las que también participen hombres jóvenes, que decidan cuidarse entre ellos y cuidar de sus compañeras, que apuesten por relacionarse desde los cuidados con sus familiares, amistades, etc., y abandonen las actitudes machistas propias o cuestionen las de sus iguales. Sería un aspecto fundamental para que chicos y chicas aprendan a relacionarse de forma más igualitaria, cuestionando las violencias machistas que tienen lugar en otros contextos además del de pareja, siendo agentes de cambio en sus propios grupos de iguales.
Imaginemos un centro escolar en el que no sólo los niños, niñas y adolescentes aprenden y se relacionan desde los cuidados, sino en el que el profesorado, el personal de administración y servicios, y las familias lo hagan también. Pensemos cómo sería si todos estos agentes educativos los tuvieran como eje en sus relaciones: estaríamos tejiendo grandes redes en comunidad, generando apoyos y demostrando que otra manera de relacionarnos es posible, sin violencias, sin jerarquías ni desigualdades de poder, respetándonos y sosteniéndonos.
Además de salir a las calles el 25 de noviembre para reivindicar los derechos de las mujeres y denunciar las violencias machistas a las que hacemos frente todos los días, la propuesta de cuidarnos y poner la vida en el centro es de las cosas más revolucionarias que podemos hacer en este momento… En este mundo que nos quiere aisladas, en una falsa idea de independencia total, que nos quiere sin capacidad crítica frente a las violencias y sin herramientas para hacerles frente, relacionarnos desde los afectos y poner los cuidados en el eje central de nuestro quehacer educativo es una propuesta de lo más transgresora en la construcción de un presente más igualitario.
Si te interesa saber cómo puedes incluir esta pedagogía de los cuidados en el curriculum y en el día a día de tu centro escolar, en la guía 71 propuestas para educar con perspectiva de género, elaborada por el grupo de género de FUHEM, puedes encontrar muchísimas claves que pueden ayudarte.
Este proyecto, que se está preparando y debatiendo desde hace al menos ocho años, se examinará en comisión a partir de este jueves y se someterá a la aprobación de los Estados miembros reunidos en París desde el martes hasta el 27 de noviembre.
Los Estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) se pronunciarán en los próximos días sobre un proyecto de acuerdo mundial que hará posible el reconocimiento de los diplomas de educación superior de un país al otro.
Este proyecto, que se está preparando y debatiendo desde hace al menos ocho años, se examinará en comisión a partir del jueves y se someterá a la aprobación de los Estados miembros reunidos en París desde el martes hasta el 27 de noviembre para la 40ª reunión de la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Su objetivo es «facilitar la movilidad y la inclusión», «dar a todos los estudiantes el derecho a la educación y dar a los países la oportunidad de no desaprovechar las competencias de las personas en movimiento», dijo la directora adjunta de la UNESCO, Stefania Giannini, durante una rueda de prensa.
Si se aprueba, será la primera Convención Mundial de las Naciones Unidas sobre la Educación Superior, que complementará los cinco convenios regionales existentes sobre el tema, bajo la dirección de la ONU.
«Hoy en día, los intercambios son muy complicados, excepto dentro de la misma región. Necesitamos directrices, un sistema en el que sepamos dirigir a los estudiantes», dijo Giannini. «La movilidad es la clave», añadió.
Además, esta convención debería beneficiar a los migrantes y refugiados que carecen de reconocimiento de sus cualificaciones en el país de acogida y, a menudo, a falta de un documento que lo demuestre, no pueden seguir sus estudios o buscar un trabajo en su área.
Para hacer frente a este problema específico, la UNESCO también puso en marcha recientemente un Pasaporte de Calificación para refugiados y migrantes vulnerables, basado en el modelo del Pasaporte Europeo de Calificación de Refugiados, lanzado por la Agencia Noruega para la Garantía de la Calidad en la Educación y el Consejo de Europa.
Los primeros 15 de estos «pasaportes» fueron expedidos a refugiados en Zambia, que alberga grandes campos de refugiados. La experiencia debería extenderse el próximo año a otras regiones, como América Latina, según la UNESCO.
La presidenta de la Asamblea Nacional de Vietnam, Nguyen Thi Kim Ngan, enfatizó hoy el papel principal de los docentes en el desarrollo de la educación y la formación del país.
En una reunión efectuada en Hanoi con diputados que son o eran docentes y funcionarios de educación, en ocasión del Día Nacional del Maestro (20 de noviembre), la máxima legisladora expresó su esperanza de que los maestros hagan más esfuerzos para desarrollar la educación nacional.
En el evento, organizado por la Comisión de Cultura, Educación, Juventud, Adolescentes y Niños del Parlamento, Kim Ngan destacó los logros del sector en los últimos años al implementar la estrategia de desarrollo educativo para el período 2011-2020.
En particular, la adopción de la Ley de Educación revisada y de una ley sobre enmiendas y suplementos a una serie de artículos de la Ley de Educación Superior, crea una base jurídica para renovar integralmente la educación y la capacitación, haciendo contribuciones positivas a la causa del desarrollo nacional, observó.
Además, se ha prestado la debida atención a perfeccionar la capacidad de los recursos humanos en el sector educativo, mientras que la calidad de la enseñanza ha mejorado significativamente.
A la reunión también asistieron el primer ministro de Vietnam, Nguyen Xuan Phuc, la jefa del Departamento de Movilización de Masas del Comité Central del Partido Comunista de Vietnam, Truong Thi Mai, y el viceprimer ministro Vuong Dinh Hue, entre otros dirigentes./.
Imagen tomada de: https://cdnimges.vietnamplus.vn/t620/uploaded/wbxx/2019_11_19/ttxvn_1911_nha_giao.jpg
América del norte/México/22 Noviembre 2019/Prensa Latina
México utiliza un programa basado en la realidad virtual para alejar a los niños del acoso escolar, destacó hoy aquí el secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma.
En declaraciones a Prensa Latina, en el contexto de la Conferencia General de la Unesco, el funcionario precisó que se trata de un proyecto pionero en el mundo, con el apoyo de Facebook para formar a las nuevas generaciones en una cultura de paz, no violencia y respeto por los otros.
‘Creemos que es mejor hacerlos vivir la experiencia que darles sermones’, dijo.
De acuerdo con Moctezuma, la iniciativa consiste en someter a los niños a través de la realidad virtual a situaciones en las cuales deben elegir el camino, ya sea participar en el bullying, evitarlo o estar al margen, y su decisión puede cambiar la historia.
Ellos se colocan el visor e interactúan con un fenómeno que debe combatirse, programa que este año llegará a 350 mil alumnos y crecerá por todo el país, adelantó.
Para el secretario mexicano, resulta importante que la Unesco aborde el tema del bullying, porque es una de las razones que conduce a la deserción escolar.
Moctezuma señaló que además del uso de la realidad virtual, en su país se trabaja para generar conciencia en la familia, considerando que no basta la labor educativa en las escuelas.
El objetivo es convertir la educación en un espacio comunitario de aprendizaje, en el que no solo se trata el problema del acoso infantil, también la nutrición y otros fundamentales en la formación del niño, subrayó.
OtrasVocesenEducacion.org existe gracias al esfuerzo voluntario e independiente de un pequeño grupo de docentes que decidimos soñar con un espacio abierto de intercambio y debate.
¡Ayúdanos a mantener abiertas las puertas de esta aula!