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Terapia con perros y otras maneras de evitar el estrés académico

Por: Nacho Meneses

La Universidad Complutense de Madrid y la Fundación Affinity desarrollan un programa para mejorar los niveles de estrés, bienestar y habilidades sociales de los estudiantes

Estrés por aprobarlo todo, por sacar una media mejor o por haber empezado tarde a estudiar; por sentirse demasiado solos o por unas clases en ocasiones muy exigentes. Los problemas derivados de un mal manejo del estrés (como trastornos de ansiedad y del estado de ánimo) son el principal motivo por el que los estudiantes acuden a los servicios de atención psicológica de las universidades, y la razón por la que la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid y la Fundación Affinity han desarrollado Compludog, una intervención de terapia asistida con perros que ha servido para mejorar los niveles de estrés (percibido y fisiológico), el bienestar y las habilidades sociales de los 53 estudiantes de primer año de entre 18 y 25 años que han participado en el programa piloto.

“Los estudiantes de primer curso sufren niveles de estrés más altos y tienen menos relaciones sociales que el resto, puesto que se acaban de incorporar a un nuevo entorno desconocido, donde además sienten mucha presión”, explica Diana Peña, experta en terapias asistidas con animales y coordinadora del programa. Aunque se trata de una iniciativa pionera en España, ya existen programas similares consolidados en universidades de prestigio como Harvard o Yale. Tan solo fue necesario adaptarlo al entorno académico español, “ya que en Estados Unidos suele ser muy común que los estudiantes tengan un sentimiento de añoranza de su hogar que no es tan normal aquí, porque la mayoría de las veces estudias en la misma comunidad autónoma en la que vive tu familia”. Los buenos resultados obtenidos han hecho que la institución madrileña haya confirmado la continuación del programa, que este curso se implantará en al menos dos centros más de las sedes de Moncloa y Somosaguas.

Al contrario de lo que pudiera pensarse, los expertos indican que el estrés académico no siempre es malo. Por debajo de un cierto nivel, resulta beneficioso, “ya que nos facilita una predisposición a activarnos y afrontar los desafíos que nos vienen por delante, en este caso los exámenes”, explica María Robles-Martínez, doctora en Psiquiatría por la Universidad de Cádiz. Pero cuando sobrepasa un cierto nivel, puede afectar tanto al rendimiento académico como al bienestar emocional y las relaciones interpersonales de los estudiantes: el 35 % de ellos sufre ansiedad ante las pruebas académicas, de acuerdo con la Universidad de Almería, y el 60 % sufre algún episodio [de estrés o ansiedad] a lo largo de sus estudios, según los centros Nascia.

Efectos beneficiosos a corto y medio plazo

Las estudiantes que participaron (en su mayoría mujeres, predominantes en la Facultad de Educación) lo hicieron a lo largo de tres sesiones de una hora en tres semanas consecutivas, de manera que la última de ellas fuera unos 15 días antes de comenzar los exámenes. “Así, ellos se pueden concentrar ya en el estudio, pero los beneficios que han obtenido del programa aún perduran”, cuenta Peña. Cada uno de los animales, añade, tiene su propia personalidad, lo que resulta muy útil para adaptarse a cada persona: “Skot siempre ha sido un perro manta, de relajación; tú te tumbas conmigo y me acaricias. Lupi era una perra que estaba abandonada, y ha tenido una vida más complicada, lo que nos ayuda a trabajar con los alumnos que son así, a los que normalmente te cuesta acceder. Y para Pepo, un mestizo de labrador de nueve años que parece un cachorro, todo es juego y diversión”.

Pero ¿cómo se desarrolla el programa? En la primera sesión, se crea un clima de confianza, que facilita el que estudiantes, perros y profesionales se conozcan y se sientan cómodos trabajando juntos, y se les explica cómo tratar y premiar a los canes. En la segunda, “les explicamos qué dicen los perros y cómo debemos comportarnos con ellos, cuántos tipos de movimiento de cola hay, qué significa que esté bostezando o se estén relamiendo… Y luego todo esto lo pasamos al ser humano: qué nos dicen las personas y cómo nos comunicamos con ellas, a través de un role-play», argumenta Peña. En la tercera y última, se practica una relajación en la que los participantes se tumban con los perros y leen un cuento o simplemente están en silencio, según lo que vaya surgiendo. “Ahí hacemos una apertura emocional, en la que se les pide a los estudiantes que cuenten la mejor o la peor experiencia que ellos consideran que han vivido en su vida, de manera libre. No todos lo tienen que contar; lo hacen voluntariamente: nos hemos dado cuenta de que, al final, se apoyan los unos a los otros, porque se produce un ambiente seguro y de tanta confianza que da lugar a muchas reacciones emocionales”.

La efectividad de la terapia asistida se mide científicamente: en los programas de visita animal como este, se busca modificar las respuestas endocrinas que se generan en situaciones de estrés y equilibrar los niveles de cortisol, epinefrina y neopinefrina gracias al contacto animal. Por eso, el equipo de investigación de la Facultad de Educación realizó tres mediciones de cortisol salivar: dos semanas antes de comenzar el programa, para establecer los niveles con que partían; dos semanas después de la última sesión, y a las seis semanas, en plena época de exámenes, para observar los efectos a medio plazo. A su vez, también se recogieron muestras a 40 estudiantes del mismo grado que no participaron en el programa activamente, a fin de compararlos. En la primera medición, los niveles de estrés de estos estudiantes y los que sí participaban eran similarmente altos; en la segunda, este nivel bajaba para aquellos que participaban en las intervenciones; y en la última, el estrés del grupo de control era más alto que al principio, mientras que los estudiantes del programa no alcanzaban los niveles iniciales.

¿Cómo evitar el estrés en época de exámenes?

Para Mencía Ruiz, directora del Servicio de Atención Psicológica, Educativa y Social de la Universidad Loyola, la tensión prolongada provocada por los exámenes académicos se manifiesta a través de una respuesta triple: fisiológica, cognitiva y conductual. “Los universitarios experimentan un deterioro del sueño vinculado al estrés y la ansiedad, que a su vez se asocia a un mal funcionamiento académico y al riesgo de desarrollo de problemas psicopatológicos. A nivel cognitivo, aparecen pensamientos automáticos negativos del tipo “voy a suspenderlo todo” o “soy un fracaso”, y baja autoestima”, explica. Y a nivel conductual, se puede producir un rendimiento bajo, un mal funcionamiento general o una tendencia a evitar o escapar de determinadas situaciones.

Como se ha mencionado ya, el estrés puede inicialmente tener unos efectos positivos que nos permiten estar más alerta, ver con mayor claridad y responder de forma eficaz. Sin embargo, si la presión es excesiva o prolongada “se entra en una fase de resistencia que va seguida de otra de agotamiento que sobrepasa a la persona. Es lo que se conoce como la curva del estrés”, ilustra Ruiz. Un estado de excitación que termina por afectar negativamente a la salud, “a través de sintomatología específica de fatiga como el insomnio, irritabilidad, falta de concentración, agotamiento y desajustes orgánicos que finalmente pueden desencadenar trastornos como la ansiedad y la depresión; hay estudios que incluso avalan los efectos nocivos que el estrés puede ejercer sobre el sistema inmunológico”, añade la experta. Por ello, aconseja aprender a manejar niveles moderados de estrés por periodos cortos de tiempo, de manera que se adquieran las técnicas necesarias para aquellas situaciones que están por encima de nuestros límites.

Un momento de la terapia impartida con los perros del programa Compludog.
Un momento de la terapia impartida con los perros del programa Compludog. NACHO MENESES

Para evitar que el estrés nos domine y se convierta en algo patológico, es recomendable seguir una serie de pautas que María Robles Martínez resume en este decálogo de buenas prácticas:

  1. Lo más importante es identificar el estrés académico; comprender que, aunque no es una etapa fácil, pronto pasará.
  2. Planificar el tiempo de estudio adecuadamente, a lo largo del periodo en que se esté dando la materia. Así será posible llegar al examen con todo leído al menos una vez. Es deseable que los apuntes estén ya preparados al gusto de cada uno.
  3. Dormir el tiempo necesario para asegurarnos un buen descanso; el sueño es imprescindible para memorizar la información aprendida durante el día.
  4. Estudiar en un lugar en el que nos sintamos a gusto es fundamental, para concentrarnos mejor.
  5. Reducir al máximo las distracciones (especialmente del móvil).
  6. Cuidar la alimentación nos ayudará a controlar el estrés.
  7. Hacer descansos cada hora u hora y media, ya que tras ese tiempo la atención, concentración y capacidad de memorización empiezan a disminuir, y el estrés aumenta proporcionalmente.
  8. También es esencial descansar después de estudiar, hacer ejercicio físico y dedicarse a actividades que se consideren placenteras. Ello ayuda a liberar endorfinas y sentirse mejor.
  9. No abusar de los estimulantes como el café, la Coca-Cola o las bebidas energéticas ya que, aunque nos mantengan despiertos, pueden posteriormente generar más estrés.
  10. A las personas más nerviosas o con tendencia a pasarlo muy mal durante los periodos de mayor estrés académico, puede serles muy beneficioso practicar técnicas de relajación o meditación.

Fuente e imagen: https://elpais.com/economia/2019/12/03/actualidad/1575413019_167499.html

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Escuela y ruralidad: docentes en la encrucijada social de construcción de paz

Por: El Diario la Educación

Las y los docentes del medio rural colombiano han vivido décadas en la compleja situación de dar respuesta al derecho a la educación de miles de niñas y niños inmersos en un larguísimo conflicto armado. Un informe ha estudiado este proceso tan complejo.

En Colombia no existe una manera única de ejercer la docencia, los rostros múltiples de maestros y maestras se extienden por la geografía, cada sujeto va construyendo una manera, unas prácticas y unos saberes que se convierten en parte constitutiva de la escuela y que se instalan en la vida cotidiana de quienes interactúan en ella. Decir esto es válido para cualquier contexto del mundo, sin embargo, en Colombia, este proceso humano se ve constantemente puesto al límite por diferentes agentes ordenadores del espacio -no siempre legales o legítimos- que ponen a la escuela, y a los sujetos que en ella habitan, en el medio de la disputa por el control del territorio. Esto es precisamente lo que estudia el informe que recién publica la Fundación Compartir sobre Docencia Rural en Colombia: Educar para la Paz en medio del Conflicto Armado.

El informe se pregunta cuál es el papel que han desempeñado las escuelas en la producción y reproducción de órdenes sociales en los territorios que han estado en medio del conflicto armado. Y, en ese mismo sentido, indaga sobre el impacto del conflicto armado en la configuración de las aulas, en los discursos y las prácticas pedagógicas.

Para descifrar estas relaciones se construyeron diálogos con maestros y maestras de quince instituciones educativas provenientes de las regiones y municipios priorizados para la puesta en marcha de los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial contemplados en los Acuerdos de Paz de 2016. Se consideró que fueran territorios en los que maestros y maestras presentaron más afectaciones por el conflicto armado, según los datos del Observatorio de Memoria y Conflicto del Centro Nacional de Memoria Histórica. El estudio reflexiona sobre la manera en que maestras y maestros habitaron la escuela en medio de la confrontación, construyeron negociaciones para garantizar el derecho a la educación de niños y niñas y mediaron para la vida.

Buena parte de los hallazgos del estudio se centran en comprender algunas características de la situación docente en territorios rurales. Por una parte, se evidencian los elementos normativos que regulan el oficio y sus impactos de desigualdad:

  • Tres decretos diferentes vinculan y regulan la profesión docente, con desiguales condiciones laborales, de remuneración y de oportunidades para la formación en servicio (Decretos 2277 de 1979, 1278 de 2012 con estatuto profesional y 804 de 1995 sin la definición de un estatuto docente).
  • La formación inicial de maestros y maestras es muy diversa. La mayoría de los nombramientos del Decreto 804, que vincula a docentes para territorios interétnicos, afecta a profesionales licenciados (51,09%), mientras que la del 1278, vía concurso docente, es para bachilleres (36,85%) nombrados en las plazas que son declaradas desiertas. Por tanto, es posible suponer que se encuentran en la ruralidad dispersa y profunda.
  • Según los hallazgos del informe, la mayoría del ejercicio docente en la ruralidad es de la escuela primaria: el 60,52% de maestros y maestras están vinculados al área de enseñanza primaria.
  • La remuneración está regulada por el decreto de vinculación, no por la formación o desempeño de los docentes.
  • Mientras que el promedio de los docentes del Decreto 804 ganan $1.560,000, aquellos que están vinculados con el 1278 reciben en promedio $3.276,382. Es decir, unos tienen una remuneración casi del doble que los otros.

Por otra parte, se presentan las necesidades de formación que maestras y maestros identifican y señalan como prioritarias:

  • Formación en habilidades socioemocionales para dar respuestas pertinentes a las necesidades de sus estudiantes.
  • Formación en habilidades para el desarrollo de una propuesta educativa flexible.
  • Formación en habilidades para el manejo de tecnologías.
Preparación de la huerta escolar – Institución Educativa El Rosario – Vereda El Rosario – Caldono, Cauca

Por último, el estudio incluye recomendaciones de política para el desarrollo de directivos y de docentes en la ruralidad:

  • Incorporar procesos de formación (inicial y en servicio) específica y pertinente para la ruralidad.
  • Garantizar la protección y atención psicosocial para docentes, así como, la formación en habilidades socioemocionales.
  • Construcción de un plan de reconocimiento para quienes se desempeñan en escuelas rurales, orientado a fomentar el arraigo de maestras y maestros por el territorio a partir de estímulos académicos, económicos y simbólicos.

Lo que está de fondo en el informe son dos aspectos fundamentales. El primero referente a la encrucijada social y humana en la que se encuentran los sujetos y los saberes que constituyen la escuela en territorios rurales afectados por el conflicto armado. El segundo alude a la tensión entre estar enfrentados a realidades adversas y, aún así, hacer de la escuela un espacio de construcción de paz, de acogida y encuentro para la vivencia plena de los derechos y el florecimiento del espíritu humano. Una escuela donde el ser y el saber hacer de maestras y maestros dan respuesta a lo que Meirieu denomina el proyecto indisociable de la transmisión de los conocimientos, el reconocimiento de la alteridad, la formación de ciudadanía, la construcción del bien común y la capacidad de pensar por uno mismo.

Institución Educativa Almirante Padilla. Padilla, Cauca

Referencias

Bautista, M., González, G. (2019). Docencia Rural en Colombia: Educar para la Paz en medio del Conflicto Armado. Fundación Compartir. Bogotá. Recuperado de https://www.compartirpalabramaestra.org/documentos/invescompartir/estudio_docencia-rual-en-colombia-educar-para-la-paz-en-medio-del-conflicto-armado.pdf

Meirieu, P. (2005). Carta a un joven profesor: Por qué enseñar hoy. Editorial GRAÓ. Barcelona

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/educacionesenmovimiento/2019/11/13/escuela-y-ruralidad-docentes-en-la-encrucijada-social-de-construccion-de-paz/

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A Trypina le dijeron que su hijo no podía ir al colegio así que montó uno

Reseña/05 Diciembre 2019/El país

Cuando negaron el acceso a la escuela a Brighton por tener síndrome de Down, su madre decidió rebelarse y crear un proyecto en su pueblo de Sudáfrica que ayudara a las personas con discapacidad

Emanuel Peterson tiene ocho años, no para quieto ni un momento y observa todo lo que le resulta extraño con extrema curiosidad. Maraen, de 12 años, que hoy viste un alegre gorro con pompón, cuida de que sus compañeras, sordas o con discapacidad intelectual, entiendan las lecciones en clase. Emanuel tiene el síndrome de Down y es mudo. A Maraen, los ataques epilépticos que sufre casi desde que nació la han dejado secuelas visibles: problemas en la vista, al andar, y en el crecimiento. Ellos y otros 43 chavales estudian, trabajan y pasan los días en el Tshemba Hosi Protective Project, un programa que lucha por la inclusión de personas con discapacidades en Sudáfrica.

En realidad, todo empezó en 2001 porque Tryphina Malchubela, una mujer menuda que se acerca ya a los setenta, se rebeló contra la injusticia. A su hijo Brighton no lo aceptaron en el colegio y nadie le daba una solución satisfactoria. La razón: había nacido con síndrome de Down. “No querían enseñarle, así que comencé este proyecto. Primero en una iglesia, nos ayudaban misioneros, aunque algún tiempo después tuvimos que buscar algo más grande porque cada vez éramos más. Por eso construimos todo esto”, afirma en el interior de una de las cinco dependencias que ha conseguido levantar dentro de una parcela de unas tres hectáreas en Lillydale, un pequeño pueblo en el este sudafricano, a pocos kilómetros del parque Kruger. Brighton, hoy un muchacho grandón y risueño al que sus compañeros llaman Big Boy, asiente a su lado.

Si ya resulta complicado subsistir dignamente si perteneces a las clases más pobres de Sudáfrica, el país con el índice de desigualdad más alto del mundo y donde una de cada cuatro personas tiene dificultades para comer una vez al día, sobre todos en áreas rurales, todo se complica aún más para las personas que sufren algún tipo de discapacidad. El censo del 2011 recogía que el 7,5% de la población sudafricana vivía con alguna. De ellos, alrededor de medio millón eran niños menores de 10 años, aunque probablemente la cifra ahora sea superior porque la población de la nación, de algo menos de 59 millones de personas, ha crecido en casi tres millones durante la última década.

El mismo texto decía, además, que el 35% de los niños menores de seis años con discapacidades no habían ido nunca al colegio, porcentaje que se disparaba hasta el 52% en zonas no urbanas y que afecta, sobre todo, a los sectores de población más castigados tradicionalmente por los rescoldos del Apartheid: negros y mestizos.

Nada de esto pasa en la casa de Tryphina. Ella y otros nueve voluntarios, mujeres en su mayoría, han conseguido crear un lugar con cinco grupos organizados en diferentes programas según las discapacidades: uno para enseñar el lenguaje de signos, otro para hacer ejercicios físicos, otro para aprender a leer y escribir, otro para conocer oficios con vistas al futuro… “Lo que más me satisface hoy, que llevo aquí ya casi 20 años, es que los chavales que vienen se sienten como los demás niños. Sienten que nadie los separa. Creo que eso es fundamental para que, poco a poco, sean capaces de superar sus problemas”, resume.

Un futuro más complicado

Sikhulile Mabilane tiene 20 años y una leve discapacidad intelectual que hace que su aprendizaje sea más lento que el de los demás, algo que no le impide soñar. Como a cualquier joven, le gusta ver a Messi, a Cristiano Ronaldo o a Pogba. Verlos e imitarlos cuando sale del Tshemba Hosi Protective Project y va directo al campo de fútbol más cercano. “Tengo muchas habilidades. Cuando cojo el balón sé que voy a marcar gol”, afirma orgulloso. “Pero si en el futuro no pudiera dedicarme al fútbol, me gustaría ser policía; quiero ayudar a mi familia y también a toda mi comunidad”, dice.

Para Sikhulile y los demás, incorporarse al mercado laboral en su país resultará extremadamente complicado. Un informe del 2016 de la Comisión Sudafricana de Derechos Humanos, una institución independiente cuyo poder emana de la Constitución de la nación, afirmaba que ocho de diez personas con discapacidad en el país no tiene empleo. El mismo texto, además, alertaba de que la discriminación en oportunidades de trabajo digno es uno de los desafíos más abrumadores que encaran las personas con discapacidad, desgranaba el retroceso en contratación a este colectivo en los últimos años, sobre todo en los trabajos socialmente mejor considerados y remunerados, y advertía de que las mujeres suelen tener más problemas para encontrar un empleo que los hombres. “Generalmente, son marginadas y excluidas para todo tipo de participación en la sociedad y se ven obligadas a encarar múltiples formas de discriminación en varias esferas que incluyen el acceso a sistemas de salud, trabajo o educación”, concluye dicho escrito.

El taller de costura, donde se hacen batas y pijamas, se ha convertido en la principal esperanza para conseguir fondos.
El taller de costura, donde se hacen batas y pijamas, se ha convertido en la principal esperanza para conseguir fondos. J. I. M.

En este sentido, un White Paper del 2016 (un documento oficial que publican algunos gobiernos para aclarar a ciudadanos y órganos legislativos determinadas cuestiones y proponer soluciones) remarcaba la necesidad de aumentar el porcentaje de empleados con discapacidad: del 2% de 2016 a, al menos, el 7% para el 2030. Este documento recordaba, además, que el Plan de Desarrollo Nacional, aprobado por el Parlamento en 2012, apremia a los poderes públicos para que las personas con discapacidad, “que en Sudáfrica suelen situarse en los más pobres de entre los pobres”, sean integradas en todos los planes legales futuros de manera específica y no en un enfoque único compartido con la generalidad de los ciudadanos.

Tryphina y sus voluntarias saben de sobra, por la experiencia de todos estos años, que los chavales de su proyecto, negros y en una zona rural, lo van a tener muy complicado para encontrar un empleo digno. Dicen que algunos ya lo han conseguido y ahora trabajan como dependientes en supermercados u otras grandes superficies comerciales de las ciudades más importantes, sobre todo de Johannesburgo o Ciudad del Cabo. Pero son los menos. Por ello, uno de los edificios de su proyecto en Lillydale, el más grande y espacioso, lo han dedicado al aprendizaje de costuras y manualidades para tener productos que vender y así financiarse.

Un taller de costura y otros proyectos esperanzadores

“Los servicios sociales del Gobierno nos pagan la comida diaria para los niños, pero aparte de eso nadie nos da nada. Ese es principal problema que tenemos aquí, la dificultad para encontrar fondos con los que sufragar todo”, afirma Tryphina, que habla mientras remacha la camisa de un pijama. “Ahora hemos conseguido clientes nuevos, unos albergues a los que vendemos este tipo de cosas” explica señalándola. Frente a ella, una decena de hombres y mujeres, que antaño pasaron por las clases del proyecto, manejan máquinas de coser, agujas, hilos y telas y varias decenas de batas, pijamas y sábanas descansan apiladas en la alargada mesa de un taller de costuras que se ha convertido en la esperanza futura. “Pero de momento conseguimos poco dinero. Necesitamos más…”, señala la mujer.

Tryphina afirma también que no se piensa rendir. Si a Brighton y los demás no los tratan bien fuera de las paredes del Tshemba Hosi Protective Project pues ella seguirá levantando talleres, creando oportunidades, integrando y buscando una igualdad que todavía se antoja una quimera. Lo próximo, dice, va a ser empezar a vender muebles y armarios; ya ha conseguido el dinero para un edificio que convertirá en carpintería, que avanza a pasos agigantados, y maquinaria y madera suficiente para comenzar a fabricarlos. “Queremos poner baños y necesitamos más agua, pero es un problema que nos encontramos siempre. Se la tenemos que pedir a un hotel cercano y no siempre quiere dárnosla…”, concluye. Y después vuelve a perderse junto a su hijo Brighton entre telas, batas e hilos blancos.

Fuente e imagen: https://elpais.com/elpais/2019/11/28/planeta_futuro/1574939910_289184.html

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Entrevista a Antonio Márquez: “El diseño universal para el aprendizaje no es difícil una vez que has asimilado la dinámica”

Entrevista/05 Diciembre 2019/Autor: Víctor Saura/El diario la educación

Antonio Márquez es un maestro de educación especial –nombre cada vez más en desuso, él mismo prefiere el de maestro de pedagogía inclusiva– que se ha hecho muy popular gracias a su blog, Si es por el maestro nunca aprendo, con el que desde 2015 reflexiona sobre educación inclusiva, pero en el que sobre todo ofrece consejos y recursos que ha ido desarrollando para hacer viable lo que los teóricos han definido como el Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA). Márquez trata constantemente de aterrizar la teoría en la práctica, y para ello un buen día dibujó la rueda del DUA, un esfuerzo de síntesis para poner al alcance de los docentes esas alternativas que deben permitir eliminar las barreras al aprendizaje. Pero como la rueda puede parecer muy compleja, diseñó también un Pack Dua Básico pensando en los no iniciados.

Márquez trabajó durante doce años con alumnos con discapacidad visual de Granada, un trabajo itinerante que le permitió pasar por más de medio centenar de centros de esa provincia, experiencia que considera clave en su evolución personal y profesional. “Cuando tienes una perspectiva desde fuera, y vas viendo lo que ocurre en un centro y en otro y en otro, ves cosas muy diferentes a si siempre estás en el mismo centro y crees que todo el sistema educativo es lo que ocurre en tu centro”, comenta. Desde hace más de un año está en excedencia y se dedica en exclusiva a dar formación. Hablamos con él después de una charla sobre el DUA dirigida a familias con hijos con síndrome de Down, en un reciente encuentro de Down España celebrado en Almería.

¿Por dónde debe empezar un docente para identificar esas barreras de aprendizaje?

Lo que les propongo cuando les doy formación es que, en primer lugar, tienen que pensar sólo en las actividades que van a proponer, en sus diseños, sin pensar en los alumnos. Pero no sin pensar en un alumno con discapacidad o que va tener problemas. Sin pensar en ningún alumno. De hecho, en muchos casos pido que se intercambien experiencias y actividades entre un docente y otro, y las pongan en práctica en otra aula para que empiecen a tomar conciencia de que el foco no está en el alumnado sino en lo que voy a presentar. También les pido que hagan una reflexión interna sobre qué problemas han ido encontrando en un determinado tipo de actividades que están muy acostumbrados a poner, por ejemplo un dictado o un comentario de texto. Son actividades que conocen y por tanto saben dónde suelen estar los problemas mayores, pues les pido que reflexionen en las barreras que están poniendo al alumnado y traten de solventarlas ofreciendo algún tipo de recurso (una alternativa, un apoyo visual…) Ese sería el paso fundamental para un docente. Eliminar esas barreras frecuentes. A partir de aquí ya empezaría a poder ir trabajando las barreras más específicas.

¿Realmente hay docentes que para cada unidad didáctica se preparan un vídeo, un audio, un texto de lectura fácil, algo con pictogramas, rúbricas, portfolios, actividades de aprendizaje cooperativo…? ¿Pero cuánto tiempo se necesita para preparar una clase?

Esta es la mala noticia que trae aparejada el DUA, es necesario trabajar. Visto así puede resultar muy complejo, sin embargo siempre animo a los docentes a que lo hagan de una forma progresiva. Que incorporen al inicio solo uno de estos elementos que me citas y prueben en el aula. Los alumnos y alumnas suelen recibirlo con una acogida tan positiva que les animará a ir incorporando más elementos paulatinamente. Puede resultar complicado al principio, en las primeras ocasiones. Pero realmente no es difícil una vez que has asimilado la dinámica. No lleva más de una hora ajustar una temática con estos aspectos. Y la parte positiva es que una vez que has realizado el ajuste lo tienes disponible para todas las veces que necesites trabajar esta temática.

¿El concepto DUA suena aún a chino o ya empieza a ser conocido?

Cada vez más, aunque sí es cierto que todavía hay mucho profesorado que no lo conoce y que hay quien dice que lo conoce pero es más bien de oídas, sin haber entrado en profundidad. Yo suelo mostrarles los trabajos que hemos hecho con un centro en el que hemos aplicado el DUA y examinamos los puntos de verificación. ¿Qué ocurre? Que en la realidad cuando yo he trabajado con los centros, al ser tantos puntos de verificación, no se cumple todo, los docentes no hacen tantas alternativas, les cuesta a veces entender muchos puntos de verificación. Entonces mi propuesta para ellos es que simplifiquen y vayan al grano sobre los puntos que son más interesantes en base a esas barreras frecuentes y empiecen a aplicar algunos puntos de verificación del DUA. Incluso les propongo: mañana pongo un vídeo solamente y ves lo que pasa en el aula. Al día siguiente incorpórale un audio, y vamos a ver lo que pasa. Y ellos mismos van a ir descubriendo, paso a paso, como podría aplicarse el DUA en la mayor parte de los casos usando un número de puntos de verificación que en definitiva haga que participen tus alumnos del aula.

¿Pero los puntos de verificación exactamente qué son? ¿No son a posteriori?

Todo lo contrario. El DUA lo que propone son puntos de verificación a priori. Imagínate que estás haciendo un diseño didáctico y tienes al lado una serie de ítems que tienes que ir marcando como realizados cada vez que propongas una alternativa en tu diseño didáctico. Con lo cual, cuando termines tu diseño didáctico, miras los puntos de verificación que te dice el DUA y ves si es muy accesible, poco accesible, poco universal o más universal. Este es un requisito fundamental, el diseño universal tiene que ser a priori, porque si lo hacemos a posteriori estaremos haciendo una adaptación curricular, estaremos adaptando algo para un alumno concreto. Aquí lo hacemos universal y a priori, y ya después es cuando entraría el concepto de ajustes razonables. Es decir, si yo he hecho todo esto y aún así hay algún alumno que no puede, entonces ya hago algo específico para él.

¿Por lo tanto un ajuste razonable podría ser una adaptación curricular?

No, en la mayor parte de los casos no hay que hacer una adaptación curricular, sino que va a ser una adaptación de acceso. Imagina que yo pongo alternativas de vídeo, de audio, de lectura fácil pero hay un alumno ciego y requiere braille; en este caso solo lo va a requerir él, entonces estaríamos hablando de un ajuste razonable. Pero es porque previamente he ofrecido todas esas alternativas, e incluso igual en este ejemplo el alumno ciego podría optar por el audio y al darle el braille le damos la capacidad de elegir.

Todo esto parece muy utópico, teniendo en cuenta cuál es la realidad. Porque si encuentras un centro en el que se hacen adaptaciones curriculares sistemáticas bien concebidas ya parece muy inclusivo.

El recurso fácil es la adaptación curricular, que además se suele hacer súper fácil, porque en la mayoría de casos se coge el libro del año anterior. Claro, entre esto y proponer un montón de alternativas, recursos y tal, pues evidentemente lo primero es mucho más fácil. Pero es que nos volvemos a fijar nuevamente en el alumno con dificultades. El potencial que tiene el DUA es que no va dirigido a ningún alumno en concreto, sino que va a facilitar la comprensión y la participación de todos tus alumnos. Porque tu puedes tener un alumno que sea un pensador visual, y no hablo de discapacidad. Sistemáticamente estamos ofreciendo alternativas que pasan por la ruta fonoarticulatoria. Cuando le ofrecemos otra vía quizás potenciemos aprendizajes. Y nos pueden sorprender muchos alumnos en nuestras aulas que pasan con un rendimiento o normal o pobre, y podrían tener un rendimiento mucho más adecuado. Claro, esto implica esfuerzo y trabajo… y salir de la zona de confort docente.

Imagino que del DUA habrá más experiencias en primaria que en secundaria. ¿De secundaria le llaman para alguna formación?

Curiosamente las demandas de formación que me llegan son bastante más abundantes en secundaria. Estamos viviendo una realidad que no podemos negar por más tiempo, y es que las aulas cada vez son más diversas. El profesorado de secundaria suele encontrarse con situaciones donde lo que antes le servía, ahora no. Donde el alumno promedio ha dejado de existir. Esto viene provocado por muchas causas: mayores diagnósticos de los equipos de orientación, mayor situación de desigualdad socioeconómica en las aulas, el auge de las redes sociales que hacen que los problemas de conducta actuales sean diferentes a los que siempre han tenido… Esta diversidad creciente está desbordando en muchos casos al profesorado de secundaria, que se encuentra sin herramientas para poder atenderla. Y se une a que las nuevas normativas están incidiendo en la inclusión y en la necesidad de atender esa diversidad.

Jamás hubiera dicho que habría ese interés en la secundaria.

Es cierto que cuesta más que el profesorado de secundaria se sensibilice con el alumnado con la atención a la diversidad, pero ya no lo hacen, creo yo, por una cuestión de conciencia, sino de necesidad.

¿A todo esto dónde queda la personalización del aprendizaje? Creía que era un factor clave para la inclusión.

Es que todo lo que he contado es personalización del aprendizaje. Cuando hablamos de individualización lo que estamos proponiendo es hacer algo concreto para un individuo concreto. Pero si hablamos de personalización lo que hacemos es ofrecer un abanico de alternativas, y que cada persona dentro de sus propias capacidades elija de entre las alternativas que le estoy ofreciendo.

En Cataluña, por ejemplo, cada alumno con necesidades educativas tiene su plan individual, muy detallado y en teoría acordado entre el centro y la familia, y su evaluación se hace acorde a los objetivos fijados en ese plan individual. ¿Esto lo hacemos mal?

Ese modelo responde al de una escuela integradora, que es la que hace precisamente eso. Evaluar de una forma diferente trabajos diferentes de alumnos diferentes. La escuela inclusiva lo que busca es que todos estén trabajando de lo mismo a la vez, lo que pasa es que ofreciendo diferentes alternativas. Estas alternativas que se tienen que ofrecer en el DUA también tienen que ofrecerse en los modelos de evaluación, y en las herramientas y técnicas de evaluación. Yo no puedo estar evaluando un aprendizaje, creyendo que estoy evaluando el aprendizaje, cuando le pongo un único medio para que lo exprese. Si, por ejemplo, yo sólo utilizo un examen o un trabajo de redacción, estoy condicionando el aprendizaje del alumno al medio. En el DUA tienes que valorar que realmente sirve para todos los alumnos, porque si no estás excluyendo a algún alumno. Eso va en oposición a lo que me comentas de los ítems marcaditos para el alumno, ya no necesito calentarme la cabeza con un instrumento de evaluación porque ya le estoy pidiendo una cosa concreta.

¿Pero entonces cómo mido su progreso si no le marco unos objetivos?

¿Cómo evaluamos un progreso de un alumno que no tiene discapacidad? Exactamente igual. Le estamos haciendo una propuesta formativa en el aula, que es un currículum abierto, para todos, flexible, multinivel. Cada alumno va avanzando y a eso me refería: si seguimos pensando en ámbitos de calificación nos vamos a ir estrellando en esta idea de personalización contra individualización. Aquí lo que habría que dotar son herramientas que fuesen eficaces para medir aprendizajes, para medir competencias. Parece que se nos olvida que nuestro modelo curricular es competencial y lo que estamos evaluando continuamente son contenidos.

Eso es cierto.

Entonces, si todo eso lo hacemos en una dinámica, ¿cómo vamos a valorar el progreso de un alumno? Pues igual que el de otro. No le vamos a pedir que esté en un nivel similar al otro, tendrá su propio nivel. Pero tendríamos que cerrar todo este proceso de contenidos y calificaciones.

¿Le parece mal que un alumno con discapacidad sea sacado del aula, por decir algo, un par de horas por semana para hacer un trabajo específico, por ejemplo, de logopedia, o incluso para trabajar más intensivamente la lectura o los números?

Cada vez estoy más convencido de que las intervenciones específicas, casi todas, pueden tener cabida en el transcurso general de la dinámica de clase. Infusionar aspectos relacionados con las áreas del desarrollo con aspectos curriculares es algo muy positivo. Además, cuando lo hacemos no solo realizamos una intervención específica con un alumnado concreto, sino que estamos realizando una prevención primaria sobre los posibles problemas de aprendizaje que pueden darse en cualquier alumno y alumna en el futuro. ¿De verdad pensamos que las funciones ejecutivas no se pueden entrenar cuando trabajamos una actividad relacionada con los ríos de España?

¿No se puede proponer el trabajo de habilidades sociales mientras están ocurriendo relaciones sociales en el aula ordinaria?

Es cierto que algunas atenciones son muy específicas y requieren de un entrenamiento más individualizado, pero en nuestro país tenemos la tendencia a pensar lo contrario, que todas las atenciones son específicas y tienen que ser trabajadas fuera del aula ordinaria. Este es el cambio de mirada al que me refería antes. Pensar siempre en la participación y progreso del alumnado pero pensarlo desde el aula ordinaria… Sólo cuando no sea posible pensaremos en otras opciones.

Además de lo que sería el método, cuando va a hacer formación a algún centro ¿hay algún otro aspecto clave para la inclusión que comente con la dirección o con el claustro?

Muchísimos aspectos más. El primero es el necesario impulso que los equipos directivos y equipos de orientación deben dar en sus centros para que el claustro sienta que se trata de un cambio propuesto desde los proyectos educativos propios. El segundo aspecto más importante es el necesario cambio de mirada de todos los docentes que trabajan en este centro. Esa búsqueda incesante de fórmulas mágicas a un alumno con TDAH, Asperger o la etiqueta que sea es muy difícil de cambiar. La inclusión pasa por que el profesorado centre su foco de atención en sus propios diseños didácticos y busque las barreras que ellos mismos están poniendo al alumnado al que atiende, pero a todo el alumnado, no al que tiene Asperger o TDAH.

Además, la inclusión requiere de unos pre-requisitos para poder llevarla a la práctica, y el primero y más importante es que las prácticas docentes dejen el modelo expositivo y academicista con el profesor activo y el alumno pasivo. Esos pre-requisitos pasan por trabajar realmente en los centros por competencias, que se asuma que el nivel del alumno no es determinar cuántos contenidos conoce, que se empodere al alumnado y se le dé oportunidad para tomar decisiones… Cuando logremos esto, podremos avanzar hacia un modelo de currículo más flexible que dé cabida a todos y todas.

Me gustaría acabar volviendo al mundo terrenal. Aún hay muchos chicos y chicas con discapacidad que son enviados por el sistema a Centros de Educación Especial porque se entiende que allí recibirán la mejor respuesta educativa. ¿Cómo lo ve?

Estamos en un inmovilismo pedagógico. Estamos en un momento en el que no se replantea que es posible atender a estos alumnos dentro del aula ordinaria. Se dice: “No podemos atenderlos, te lo tienes que llevar a otro centro”. Y nos quedamos tan tranquilos. Ya que antes has hablado de utopía, yo creo que el proceso para que estos alumnos en centros específicos estén en centros ordinarios es muy complejo. En este sentido, siempre soy muy claro. Vamos a intentar primero arreglar lo que tenemos en los centros ordinarios, que no somos capaces de hacerlo, vamos a replantear ese modelo de escuela inclusiva, donde alumnos que ahora mismo están en la ordinaria no estén excluidos ahí mismo, y luego empezaremos a pensar en los alumnos que están en los centros específicos. Cuando ya seamos capaces de tener centros inclusivos reales. Mientras tanto, si los centros ordinarios están o no preparados para atender a estos alumnos, pues depende de qué alumno, porque también es cierto que depende de qué orientador un alumno puede ser derivado a un centro específico y a lo mejor otro orientador no lo hubiese derivado y seguiría trabajando en el ordinario y nadie cuestionaría por qué está en el centro ordinario. Hay un grupo importante de alumnos en centros de educación especial que también podrían estar en centros ordinarios. Eso debería ser un caballo de batalla. Ahora bien, alumnos con problemas de salud grave, o que necesitan atenciones muy especializadas, pues ahí tenemos que ver si realmente estamos preparados… y no lo estamos en absoluto.

Fuente e imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/12/03/el-diseno-universal-para-el-aprendizaje-no-es-dificil-una-vez-que-has-asimilado-la-dinamica/

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Piden transformación educativa en Latinoamérica para garantizar la paz

Redacción: El Imparcial

Se trata de la Red Latinoamericana por la Educación (REDUCA), una alianza de organizaciones civiles de toda índole de 15 países que nació hace ocho años en Brasil, y que celebró hasta este miércoles un período de reuniones en Panamá.

Latinoamérica vive una turbulencia social derivada de la inequidad y solo una real transformación del sistema educativo, que permita a todos los niños y jóvenes aprender con calidad, garantizará la viabilidad de un futuro próspero y en paz, alertó este miércoles una alianza de entes civiles de la región.

Se trata de la Red Latinoamericana por la Educación (REDUCA), una alianza de organizaciones civiles de toda índole de 15 países que nació hace ocho años en Brasil, y que celebró hasta este miércoles un período de reuniones en Panamá.

«Estamos convencidos de que la educación es una herramienta de pacificación, de diálogo, de agregación a esta discusión que, digamos, está desbocada por jóvenes que reclaman» su espacio a través de manifestaciones públicas «con imágenes de rebelión», dijo a Efe el secretario general de REDUCA, el argentino Manuel Álvarez Trongé.

Las movilizaciones sociales que se registran en países del sur del continente no son una «sorpresa» para la REDUCA, ya que el «caldo de cultivo» de las mismas se sustenta en que Latinoamérica «tiene el triste récord de ser una región de las más desiguales del planeta», recordó Álvarez Trongé.

Pero al mismo tiempo esta red regional de organizaciones civiles ve en esta «crisis una oportunidad», por lo que aboga «por la garantía prioritaria del derecho a la educación» como centro de toda política pública en los países latinoamericanos, dijo el secretario general de la alianza.

 

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Abramos una ventana a las mariposas

Por: Carmelo Marcén 

Las mariposas pueden ser una buena excusa para hablar de los efectos del cambio climático en la naturaleza y para comprender las interrelaciones en el medio ambiente.

Los programas escolares tienen cosas buenas y otras no tanto. Entre las primeras es que enteran de bastantes asuntos al alumnado, de esos que se queda con algunos y otros los orilla o se le olvidan. Lo que le enseñan, y aprende, lo utiliza a su conveniencia curso tras curso; así va configurando su formación escolar, construyendo su bagaje personal en forma de capacidades acrecentadas. Pero los currículos tienen también su parte un poco menos acertada –acaso por incierta en su configuración– y escasamente útil para entender lo que sucede en el día a día; presentan el mundo de las cosas y los fenómenos como acabados, anclados en materias, poco prestos para animar el mundo de las ideas en forma de pensamiento particular. Especialmente llamativa, y poco esperanzadora, es la visión cerrada e inamovible, demasiadas veces meramente descriptiva, que dan del mundo natural, de los bichos no domésticos, dicho así genéricamente, o de la interacción entre individuos diversos y ambiente cambiante.

En ese mundo de la naturaleza estática que los currículos presentan no emergen finales abiertos, incógnitos, si bien unos y otros tipos son causa y consecuencia de lecciones de vida. Podría ser un día cualquiera en un curso indeterminado. Alguien, en su clase, sentiría cierta insatisfacción sobre el complejo asunto de la naturaleza escolar; no estaría seguro de que sus alumnos lo entendiesen. Por eso, se le ocurriría abrir una ventana en su aula para que entrasen mariposas, de las de verdad; si bien, lo que pudo ser sencillo en otros tiempos ahora le resultaría difícil.

Cada vez hay menos mariposas; perdieron el reloj del tiempo de tal forma que ni siquiera interactúan con las plantas; sustento y fin de su corta vida. Antes, al decir de Pablo Neruda, uno podía contemplar su marcha volante, como una llamarada. Una y otra vez se posaban en las flores, libando el néctar necesario; pero al final la Mariposa de otoño del chileno se desvanecía.

Pregunten en clase cuánto tiempo hace que alguien estuvo cerca de una de ellas, si acaso se ven muchas en las salidas al campo, en las visitas a los parques. Dicen los científicos que por la Península revolotean unas 4.700 especies de lepidópteros, pero también alertan de que desde 1990 sus poblaciones se han reducido un 40% en las praderas, su hábitat más querido. Han identificado también las causas de su desaparición: la intervención humana que se concreta en el uso de pesticidas y la alteración o destrucción de hábitats.

Ahora, en la escuela quedaron como un recordatorio de que se encuadran en la clase insectos –los hay millones de millones–, y en el orden lepidópteros, que le da un toque de distinción a las mariposas. Poco más, acaso permanecen quietas en forma de unas cuantas imágenes en los libros.

Estos insectos no han recibido el reconocimiento fecundador que se merecen, siempre oscurecido por los ropajes de colores que portan la mayoría; acaso las antiguas culturas centroamericanas han sido una excepción, en el arte europeo revolotean en Mariposas y amapolas de Van Gogh. Este olvido a pesar de que su poder polinizador, tanto de las mariposas diurnas como nocturnas, que beneficia a las plantas que aseguran su existencia construyendo semillas, y a los animales que aprovechan sus frutos. Qué decir de lo que aportan en la generación de nuestra dieta diaria, y en la salud colectiva.

Busquen las mariposas en sus libros, en sus currículos, lleven a la escuela visiones diversas, curiosidades si quieren, sobre el maravilloso mundo de los lepidópteros y sus adaptaciones. No se olviden de las migraciones, de las diferencias entre inviernos y veranos, fríos y calores, noche y día, terrenos sobrados de agua o desérticos, etc. Pidan al alumnado que adopte de forma virtual alguna, que se entere de su vida para presentarla a los demás. Cuando las lecciones se abordan de forma participada y crítica se relacionan muchas cosas, se valoran las ventajas de la asociación de interdependencia que siempre se da en las redes y cadenas tróficas, incluidas aquellas en las que participamos los humanos. Por ejemplo, las prácticas agrícolas con los ciclos de los seres polinizadores.

Hagamos caso a los estudios científicos como el que se publicó hace 3 años realizado por investigadores el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) de Cataluña, el Museo de Ciencias Naturales de Granollers (MCNG) y la Universidad de las Islas Baleares en la revista Oikos. Tras observaciones continuadas durante 17 años, concluía que las mariposas y las flores ya no se coordinan como antaño, no actúan al mismo tiempo, debido sin duda al cambio climático. Imaginen con el alumnado qué cambiaría en la naturaleza y cómo se podrían ver afectadas sus vidas si se confirma/generaliza este desacoplamiento en la biodiversidad. Todo por la desaparición de las “sencillas” mariposas.

Abran una ventana continuada al mundo de las mariposas, de los insectos, en su escuela. Antes o después, pueden leer el cuento La lengua de las mariposas de Manuel Rivas; aprecien las metáforas de la relación entre el maestro y sus alumnos en una escuelita enclavada en el atroz mundo de la preguerra civil española del siglo pasado.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/ecoescuela-abierta/2019/11/22/abramos-una-ventana-a-las-mariposas/

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¡Es real!

Por: Josep María Puig

Hay propuestas educativas que no son una preparación para la vida, sino una acción en la vida misma. Una acción con efectos inmediatos sobre los retos que se trabajan, pero que también prepara para hacer mejor las cosas en el futuro.

Cada vez es más frecuente que los protagonistas de algunas experiencias educativas hablen de ellas usando expresiones como la del título: es real, es auténtica, es de verdad, nos habla de la actualidad, trata temas que nos preocupan, u otras similares. Esta manera de calificar las actividades docentes se apoya en una idea pedagógica relevante: la formación de los jóvenes requiere que participen en la solución de los problemas urgentes que tiene planteados la sociedad y el conjunto de la humanidad.

Recuerdo haber oído esta expresión en una visita guiada a una exposición que mostraba los trabajos artísticos realizados por grupos de alumnos que habían participado en la experiencia “Creadors en residència” promovida por el Consorci d’Educació de Barcelona y el ICUB. Un artista reconocido trabaja durante todo un año con un grupo de chicos y chicas con el encargo de crear una obra. Para conseguirlo se deben plantear a fondo qué quieren expresar –un verdadero trabajo de crítica social y de educación en valores–, pero también tienen que aprender del artista, ver cómo alcanzar un acuerdo con los compañeros y compañeras y, finalmente, adquirir las destrezas prácticas y la capacidad de cooperación para realizar juntos la obra. Un trabajo que luego puede ser expuesto y debatido en diferentes contextos. Pues bien, algunos de los que asistíamos a la visita coincidimos en que se trataba de una experiencia auténtica, del todo real.

La expresión «¡es real!» se repitió con frecuencia durante una sesión que el Centre Promotor d’Aprenentatge Servei y l’Oficina de Ciència Ciutadana de Barcelona organizaron conjuntamente para analizar las semejanzas entre el aprendizaje servicio y la ciencia ciudadana. Se presentó el proyecto RiuNet que pide a los chicos y chicas que estudien y cuiden un tramo de un río cercano al centro, el Beepath que les propone estudiar problemas de movilidad en su entorno y proponer mejoras, el MosquitoAlert para detectar la presencia de plagas y tomar precauciones y los Observadores del Mar orientado a tomar muestras de las playas para hacer un diagnóstico de la contaminación por plásticos. En todos los ejemplos se coincidía en señalar como una de las principales cualidades, junto al trabajo científico, que siempre se actuaba sobre un problema del entorno de los chicos y chicas; por tanto, se les acercaba a retos reales.

Un tercer grupo de experiencias está formado por la amplia gama de propuestas del aprendizaje servicio. En todas ellas se aborda una necesidad de su entorno y se lleva acabo estudiando el tema para realizar un servicio a la comunidad; una intervención destinada a dar respuesta a la necesidad detectada al principio. De nuevo encontramos el dinamismo pedagógico que nos ocupa: aprender haciendo algo real; implicarse de verdad en el entorno social en el que se vive.

En estos tres casos, encontramos un punto común: se trata de experiencias formativas reales. ¿Qué queremos decir? Son propuestas que implican a chicas y chicos en una actividad en la que los aprendizajes se consiguen al intervenir sobre algún reto que tiene plantado la sociedad. Estos no se convierten en ejercicios de papel y lápiz, no se escolarizan, ni tampoco se transforman en trabajos que simulan la realidad dentro del aula. Al contrario: se observa, se estudia y se interviene en la misma realidad con la voluntad de transformar algún aspecto mejorable. No se trata únicamente de aprender haciendo, sino de aprender haciendo en el mundo real; aprender en contacto con los problemas tal cual se presentan en la vida de cada día. Por lo tanto, estas propuestas educativas no son una preparación para la vida, sino una acción en la vida misma. Una acción con efectos inmediatos sobre los retos que se trabajan, pero que también prepara para hacer mejor las cosas en el futuro.

Con estas u otras palabras, la tradición educativa ya se planteó la importancia de este dinamismo formativo, aunque su implantación escolar todavía no se ha logrado. Dewey hablaba de la acción asociada con proyección social para defender la cooperación de los jóvenes con la voluntad de aportar algo a la sociedad. La pedagogía marxista entendía el trabajo como el dinamismo básico de construcción de la sociedad y de la individualidad. Por lo tanto, pensaba que la participación de los escolares en formas de trabajo socialmente necesario era imprescindible para alcanzar una óptima formación y contribuir al bien de la comunidad. Finalmente, Baden Powell animaba a los scouts a mantenerse atentos a las necesidades de los demás y listos para movilizarse y paliarlas de manera eficaz y a la vez formativa.

Tres precursores que desde tradiciones diferentes coinciden en defender la necesidad de ir más allá de la pedagogía activa; de la pedagogía entendida como defensa del aprender haciendo, del aprender manipulando, pensando, dialogando o experimentando. Se trata de que todo esto se siga haciendo, sin ninguna duda, pero que se haga tratando problemas reales e importantes, problemas percibidos por el alumnado, asuntos que permitan una aproximación vivencial. Y, además, que el estudio de los problemas se prolongue con una intervención directa para transformar, aunque sea a pequeña escala, la realidad que han estudiado. Una intervención que debe tener efectos tangibles y que naturalmente admitirá éxitos, pero también errores. Una intervención real y al mismo tiempo formativa pensada para mejorar el mundo. Eso es hoy la educación.

Fuente e imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/convivenciayeducacionenvalores/2019/11/26/es-real/

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