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Las competencias digitales marcan el paso de los nuevos títulos de Formación Profesional

Por: Nacho Meneses

La reforma de la FP, que será más flexible y personalizable, contempla una mejora de las habilidades digitales en todos los sectores y un fuerte aumento del número de estudiantes

Reducir el impacto de la crisis económica a través de una profunda transformación de la Formación Profesional, de manera que pueda responder rápidamente a las necesidades del mercado laboral en todos sus sectores. Ese es uno de los principales objetivos del Plan Estratégico de Formación Profesional, cuya segunda fase fue presentada la semana pasada por Pedro Sánchez en La Moncloa. Un programa de modernización que contempla no solo la actualización de los estudios ya existentes y la creación de hasta 80 titulaciones nuevas, a través de recorridos completos y cursos de especialización, sino también una profunda transformación que ampliará el número de plazas ofertadas en 200.000 hasta 2023 y flexibilizará el acceso a la Formación Profesional de estudiantes, trabajadores y desempleados.

“Ahora mismo, en todos los planes que se están haciendo de ayuda a determinados sectores, como puede ser el automovilístico, el de comercio… hay un eje de formación profesional, porque no se puede relanzar un sector si no garantizamos una recualificación de los profesionales de ese mismo sector. Y eso solamente se puede hacer desde una FP muy ligada a las necesidades del sector, que sea muy dinámica, potente y flexible, y que esté actualizada”, sostiene Clara Sanz, secretaria general de Formación Profesional. “Además, hay que pensar no solo en el sistema educativo, sino también en los desempleados y en los ocupados. La formación ha de ser accesible para cualquiera, independientemente de su situación. Unos necesitarán una formación ajustada a las necesidades de su puesto de trabajo y otros mejorar su itinerario de formación, su empleabilidad o sus condiciones de trabajo”.

En muchos casos, la renovación del catálogo de FP vendrá a través de los llamados cursos de especialización, estudios de postgrado que permitirán a los estudiantes que ya han adquirido una formación más generalista, de técnico o técnico superior, completar su formación especializándose en aspectos demandados por el mercado de trabajo, en el que hay déficit de estos profesionales. Se trata, en definitiva, de dotar a la Formación Profesional de una mayor flexibilidad y capacidad de reacción ante la demanda existente, de “ponerse más en contacto con esa realidad inmediata y cambiante, con las necesidades de las empresas. Es más fácil, de alguna manera, dar respuesta a lo que nos están pidiendo desde los sectores productivos mediante cursos de especialización que cambiando un título entero”, argumenta Luis García Domínguez, presidente de la Asociación de Centros de Formación Profesional FPEmpresa.

A pesar de que la figura de los cursos de especialización está aprobada desde 2011, no se habían desarrollado hasta ahora. Los dos primeros, en Cultivos Celulares y en Audiodescripción y Subtitulación, llegaron en 2019; cinco más ya han sido aprobados en abril de este año y otros siete, ya en diseño, verán la luz entre 2020 y 2021. “Sobre todo, vamos a tender hacia los sectores emergentes, que se ven radicalmente transformados por la digitalización, pero trabajaremos todos los sectores productivos, porque todos ellos se están actualizando. Por ejemplo, también se ha publicado un curso de especialización en panadería y bollería artesanal”, explica Sanz.

La digitalización, clave en todos los ámbitos

¿Cuáles son esos sectores emergentes? Familias profesionales como informática y comunicaciones, electricidad y electrónica, fabricación mecánica, edificación y obra civil, industrias alimentarias o instalación y mantenimiento son solo algunas de las que concentrarán las nuevas titulaciones de Formación Profesional, que tendrán un enfoque digital muy marcado: “Nos hemos centrado mucho en la digitalización, porque es uno de los ámbitos que más rémora tienen en el mercado de trabajo en España, y en el que existe una mayor dificultad para encontrar profesionales”, cuenta Sanz.

Así, en el curso 2020-2021, las comunidades autónomas podrán ofertar, por ejemplo, cursos de especialización relacionados con la fabricación inteligente, la digitalización del mantenimiento industrial, la ciberseguridad, los videojuegos o la señalización y telecomunicaciones ferroviarias. Y en 2021-2022 llegarán, entre otras, las especializaciones en implementación de infraestructuras 5G, fabricación aditiva en 3D, materiales compuestos, vehículos eléctricos, instalación y mantenimiento de infraestructuras eléctricas e inteligencia artificial (IA) y big data.

“Nadie estará ajeno a lo que supone la IA y el big data”, afirma Sanz. “La digitalización va a transformar absolutamente todos los sectores productivos, incluida la agricultura: no podemos pensar en una agricultura extensiva en los mismos términos que hace unos años, porque el sector se ha transformado con el uso de drones y otras tecnologías que sus profesionales deben conocer”. En hostelería y turismo, ha cambiado todo lo relacionado con las reservas y el tratamiento de las opiniones de los clientes y su fidelización; en sanidad, desde la gestión de información hasta el tratamiento y la propia relación con el paciente; a la vez que factores como las redes sociales son cada vez más relevantes. El plan de modernización de la FP anunciado recientemente contempla, además, la incorporación de un módulo formativo de digitalización aplicada a cada sector productivo para todos los títulos del catálogo.

“En el fondo, de lo que estamos hablando es de un cambio productivo y un nuevo modelo económico y tecnológico, y necesitamos que la FP (tanto la básica como, especialmente, la de grado medio y superior) se actualice para dar respuesta a lo que las empresas nos están pidiendo”, sostiene García Domínguez.

Formación ‘online’ para la España rural

Otra de las iniciativas incluidas en el nuevo plan estratégico pretende potenciar el impacto de la Formación Profesional en la España vacía multiplicando las Aulas Mentor, que ofrecen formación en línea no reglada dirigida a personas mayores de 18 años en núcleos rurales, hasta llegar a los 3.000 municipios. Una opción de bajo coste (24 € al mes) cuya mayor virtud es que funcionan en cualquier núcleo de población, por pequeño que este sea: “Nos permiten llegar a municipios donde no hay ofertas de formación y donde las personas, fundamentalmente adultas, tendrían que trasladarse poder acceder a cualquier tipo de educación que no sea online”, explica Sanz. De esta manera, es posible cursar cualquier módulo o contenido de FP que sea luego acreditable a través de un proceso de acreditación de competencias.

Nuevos títulos de enseñanzas deportivas

No todas las titulaciones que se han incorporado al catálogo de la Formación Profesional tienen que ver con la digitalización. Así, el pasado mes de febrero aprobó el título de Técnico en Guía en el Medio Natural y de Tiempo Libre, que desarrolla la competencia de organizar itinerarios y guiar grupos por entornos naturales de baja y media montaña, terrenos nevados y cavidades de baja dificultad, entre otros. Asimismo, en noviembre de 2019, el Consejo de Ministros aprobó la creación de cinco títulos de enseñanzas deportivas relacionados con la actividad física al aire libre:

  • Técnico Deportivo en Barrancos (grado medio), que desarrolla la competencia de diseñar itinerarios y conducir a deportistas y usuarios por barrancos, media montaña estival y vías ferratas equipadas.
  • Técnico Deportivo (grado medio) y Técnico Deportivo Superior en Escalada. El primero capacita al estudiante para adaptar, dirigir y dinamizar la iniciación y perfeccionamiento técnico de la escalada deportiva en roca, rocódromos o estructuras artificiales; mientras que el segundo caso está orientado hacia la escalada de alto nivel.
  • Técnico Deportivo en Media Montaña (grado medio) y Técnico Deportivo Superior en Alta Montaña (grado superior). El primero se orienta al diseño de itinerarios, la guía y dinamización de deportistas y usuarios por terrenos de media montaña; el segundo enseña el diseño de itinerarios en condiciones de alta montaña, incluyendo técnicas específicas de progresión en terreno nevado y hielo.
  • Técnico Superior en Termalismo y Bienestar, aplicando protocolos de hidrocinesia, técnicas hidrotermales, masajes estéticos y programas de acondicionamiento físico en el agua.

Una formación modular, flexible y práctica

Para Sanz, la gran ventaja de la Formación Profesional, que no se ha explotado hasta ahora, es su carácter modular, de tal manera que se pueda personalizar el itinerario educativo dependiendo de los intereses particulares de cada alumno o profesional. Algo que hoy en día no es posible, pero que sí contemplará la futura ley de Formación Profesional, actualmente en fase de elaboración. Esta oferta modular permitirá, en función de las necesidades educativas o laborales, matricularse en uno o varios módulos, sin tener que cursar todos los que integran un título o curso de especialización, y así servir para responder rápidamente a las necesidades específicas de las empresas.

Se trata, en definitiva, de favorecer el desarrollo de una Formación Profesional que sea accesible tanto para los estudiantes como para los ocupados y desempleados, que pueden querer formarse poco a poco, “y que esa formación pueda ir sumándose en una mochila formativa al ritmo que cada uno pueda, y que al final pueda conseguir una titulación. Eso favorecerá una adaptación mejor y más ágil a las necesidades del mercado, donde los perfiles más demandados son mucho más mixtos”, explica Sanz, que recuerda que la tasa de desempleo juvenil entre los titulados de FP es de solo el 7,35 %, frente al 35 % en general.

A su vez, García Domínguez recuerda también hay familias profesionales que tienen mucho trabajo, pero baja demanda por parte de los estudiantes, como pueden ser aquellas relacionadas con el mantenimiento, frío y calor, electricidad y electrónica o producción industrial: “Las empresas siguen buscando esos técnicos, y en muchos casos no los encuentran, por lo que tienen que hacer formación propia o contratar a gente con menor capacitación. Es importante que mostremos a la sociedad y a las familias que, dentro de los títulos que ya tenemos, hay mucho trabajo”.

El plan de modernización pretende también impulsar la creación de aulas de emprendimiento en un total de 1.850 centros de Formación Profesional en toda España, con la intención de ofrecer a los estudiantes asesoramiento y recursos que faciliten el arranque de sus proyectos, la conversión de aulas de FP en espacios de tecnología aplicada y la creación de la plataforma FPConecta para la relación e intercambio entre centros de FP, empresas, interlocutores sociales y administraciones educativas.

Fuente: https://elpais.com/economia/2020/07/29/actualidad/1596033901_851202.html

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Siete claves para la innovación educativa

Noticia/06 Agosto 2020/elpais.com

Muchos de los cambios que necesitan nuestros sistemas educativos no implican el uso de grandes tecnologías

Semanas atrás, una docente me comentó que no podía realizar ninguna innovación en su aula porque no contaba con tecnología. Esto me dejó pensando en cómo muchos discursos sobre educación parecen estar equiparando tecnología e innovación educativa, y planteando la tecnología como la panacea para los grandes cambios educativos que demandan las sociedades actuales.

Sin embargo, ni el uso de la tecnología supone necesariamente una innovación ni toda innovación en educación requiere de ella. Tampoco el uso de la tecnología por sí mismo se traduce en mejora de los aprendizajes. Ejemplo de ello es cuando un dispositivo móvil se utiliza del mismo modo que tradicionalmente se ha utilizado el pizarrón y la tiza. No nos podemos olvidar de que somos los seres humanos quienes interactuamos con la tecnología, y a través de ella, quienes decidimos su uso y utilidad.

Me atrevo a afirmar que muchos de los cambios que necesitan nuestros sistemas educativos no implican el uso de grandes tecnologías sino, más bien, transformaciones sustanciales en las formas de gestión y en las dinámicas de relaciones sobre las que se fundamentan los procesos de enseñanza-aprendizaje. Entonces, ¿qué entendemos por innovación en educación? ¿para qué sirve la innovación educativa?

Innovación es un proceso permanente, original e intencional de búsqueda de mejora de la calidad educativa y de los aprendizajes de los y las estudiantes. Innovar en educación implica tener objetivos claros sobre qué queremos enseñar, cómo queremos enseñarlo y para qué, y luego ponderar los cambios que necesitamos realizar para lograr dichas metas. Innovar en educación es, ante todo, mejorar sustancialmente la calidad de vida de las personas desde el desarrollo pleno de sus capacidades. Como señala Francesc Pedró, director del Instituto Internacional de la Unesco para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC): “Es innovación si añade valor al aprendizaje”.

Me pregunto: ¿cómo innovar en el aula? ¿cómo hacer innovación educativa? ¿cómo promoverla e implementarla? Desde mi experiencia como especialista de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación la Ciencia y la Cultura (OEI), como docente y como investigadora, identifico siete claves fundamentales:

1. La calidad del profesorado es crucial para la innovación educativa. Se requiere de docentes con sensibilidad, compromiso, constancia, creatividad, empatía y capacidad para motivar y emocionar a sus estudiantes. Docentes con apertura, autocrítica y flexibilidad para permanentemente reinventarse y transformar sus prácticas de enseñanza acorde a las necesidades específicas de cada grupo de estudiantes. Asimismo, docentes en procesos de autoformación y reflexión sobre su accionar, para lo cual necesitan disponer de horas para el estudio y la investigación.

2. La innovación es posible y se hace sostenible si ocurren cambios en la gestión escolar. Se necesita de un liderazgo pedagógico que sea inclusivo, distribuido y no adultocéntrico, capaz de generar y mantener una cultura de innovación en el centro educativo. Un entorno colaborativo es fundamental para la innovación educativa.

3. En palabras de Mariano Jabonero, Secretario General de la OEI, la innovación es el recurso indispensable para mejorar de forma efectiva la educación y la misma surge de la revisión crítica del interior de la propia escuela. Innovar implica una transformación radical del modelo educativo. Es necesario desaprender el modelo centrado en la información, la memorización y la verticalidad, y construir modelos centrados en metodologías activas, el aprender a aprender, la autorregulación del aprendizaje y el trabajo colaborativo y cooperativo. Recordemos que la construcción del conocimiento es posible mediante el diálogo y la exploración activa. O como decía Paulo Freire, influyente educador de nuestra época, en la “búsqueda inquieta”.

4. La diversidad es otro pilar fundamental para la innovación y una oportunidad para los aprendizajes. “Los grupos diversos son más creativos y capaces de innovar”, ha afirmado Mara Dierssen, neurobióloga e investigadora de Barcelona. Considero que la innovación educativa va siempre de la mano con la atención a la diversidad, la personalización del aprendizaje y la inclusión. El diálogo y el encuentro entre lo diferente encierran una gran fuerza transformadora para la educación. Junto a esto, se necesita también que las aulas sean espacios libres de estereotipos y prejuicios a fin de no etiquetar al estudiantado ni condicionar sus proyectos de vida.

5. En una época donde se valora lo rápido e inmediato, es necesario reivindicar la lentitud como necesidad pedagógica. Todo proceso de aprendizaje requiere tiempo a fin de que sea significativo, profundo y perdurable. La pedagogía de la lentitud reclama la necesidad de dedicar el tiempo justo a cada actividad educativa y de respetar (e incluso potenciar) los diversos ritmos de aprendizaje. Para esto, y siguiendo los planteamientos del experto educativo Joan Domènech, se necesita que en las aulas exista tiempo para la reflexión, para la distracción, para el error, para observar; tiempo para realizar aprendizajes en profundidad, llegar a comprender procesos y aprender a aplicarlos a situaciones nuevas.

6. Innovar es construir ciudadanía. Formar como vía para obtener mejores empleos, desarrollar emprendimientos y, así, mejorar la calidad de vida individual, es importante. Pero la clave de la educación es la formación de ciudadanas y ciudadanos con capacidad de relacionarse desde la valoración mutua y el de respeto a los derechos humanos. Formar seres humanos con inteligencia socioemocional y empatía por su entorno. No se trata solo de preparar a los y las alumnas para los trabajos del futuro, sino —y sobre todo— de formarles para que puedan construir la sociedad en la que desean vivir. Un clima escolar positivo y una convivencia armónica son también imprescindibles para la innovación educativa.

7. Finalmente, la más eficaz innovación educativa es la que inicia ahora y se asume como una práctica sostenida en el tiempo, con el foco siempre puesto en mejorar los aprendizajes de nuestro estudiantado y en formar una ciudadanía crítica y solidaria. Porque solo es posible innovar innovando.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2020/07/31/planeta_futuro/1596204508_015285.html

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Ana María Farré da voz a 22 mujeres líderes en educación para reflexionar sobre cómo educar tras la pandemia

Noticia/20minutos.es

  • La pandemia ha acelerado la necesidad de repensar un modelo educativo que profundice en la innovación.
  • La experta Ana María Farré recoge las fórmulas de 22 educadoras en ‘Mujeres líderes en la educación del siglo XXI’.

La mujer ha sido y es «la gran educadora». Con ese hilo conductor, Ana María Farré, experta y apasionada de la educación y del liderazgo compartido, ha dado voz a 22 mujeres acreditadas en innovación educativa. Son visionarias, inspiradoras de un cambio de modelo que la Covid-19 acelera. La primera de ellas, Alejandra Vallejo-Nágera, introduce una forma lúdica del aprendizaje: «Educar es abrirse al juego cuyo premio es poder vivir una mejor vida».

Al frente de la orientación pedagógica de Fundación Coas, Ana Pérez Saitua subraya que formar a las nuevas generaciones exige «estar a la altura de sus necesidades». Requiere un cambio en mayúsculas, sin que signifique «banalizar el conocimiento y desechar la cultura del esfuerzo».

Se necesita un «liderazgo transformacional», dice Montserrat del Pozo, referente en el mundo de la educación. El liderazgo es un ‘arte’ que «se aprende y se entrena» en un contexto de «dinamismo de cambio». «Educamos para un mañana desconocido«, hay que «volar mientras se construye el avión». El docente es un sherpa.

Pasión, compromiso y sabiduría guían el funcionamiento de la Fundación Trilema que preside Carmen Pellicer. «No es ‘¿qué tenemos que enseñar?’, sino ‘¿qué necesitan aprender?». Destaca «seis aspectos básicos de la vida escolar: currículum, las metodologías, la evaluación, la organización, la personalización y el liderazgo».

Para Ana Juliá, presidenta de la Asociación Montessori Española, «educar es capacitar al alumno para autoconstruirse a través de los aprendizajes y prepararlo para afrontar retos honestos consigo mismo y su entorno«. «Solo desde la implantación rigurosa de los métodos, analizando datos y planteando mejoras, tendremos los pilares de los nuevos estilos educativos».

Ser mujer y madre de familia marca la vocación docente de Arancha Cendoya. Cree, por experiencia, que «las mujeres tienen más desarrolladas capacidades esenciales para esta área, como la asistencia, acogida, intuición, sensibilidad y escucha activa». El docente debe ser «facilitador de situaciones de aprendizaje», el mejor influencer.

Que una escuela «es algo más que la suma de sus profesores», un proyecto y no un castillo fortificado, lo tiene claro Mar Martín, directora del Colegio Compañía de María en Zaragoza y experta en aprendizaje por proyectos. Apuesta por «aprender, desaprender y reaprender«, lanzar nuevos currículums, nuevas estrategias de enseñanza y nuevas estructuras.

Rosa Casafont aporta a la innovación educativa su pasión por la neurociencia. «La educación», concluye, «es la savia que nutre al ser humano, cuyo cerebro cambia con cada experiencia». Y ese proceso continuo debe estar bien nutrido. «Tenemos una cierta determinación genética, pero las influencias del entorno en nuestro desarrollo, sumadas a las que ejercemos con nuestra actitud, nuestra forma de pensar, sentir y comportarnos, son determinantes».

Alicia Bastos dirige el Método Johansen, que estimula el oído para promover cambios neuronales que se traducirán en madurez emocional y atención social e intelectual. La educación se ‘revolucionará’ a través de «la buena conciencia del profesor». Nunca «volcando sus frustraciones sobre los estudiantes», sino viéndolos como «seres humanos de grandes capacidades, que un día volarán más lejos de lo que nunca imaginamos».

«Estamos educando para un mundo que no podemos imaginar», afirma Nuria Sánchez Povedano, experta en neurociencia. «El mundo volátil e incierto es complejo y ambiguo», requiere «una profunda transformación de nuestro modelo de escuela que permita desarrollar y entrenar las competencias que requiere el nuevo siglo XXI». El objetivo es «caminar hacia una escuela inteligente para desarrollar las inteligencias múltiples» del alumnado.

La joven arquitecta Miriam Reyes convierte la inclusión en su proyecto de vida: «Me gustaría vivir en una sociedad creativa, resolutiva, que valore la diversidad, que cuide nuestro planeta y que saque lo mejor de cada uno de nosotros«. Ha creado Aprendices Visuales para facilitar el aprendizaje de niños diagnosticados con autismo y ayuda a colegios a «transformarse en escuelas inclusivas».

Luz Rello, investigadora y emprendedora social con dislexia, fundadora de Change Dyslexia, lanza un mensaje positivo: «Destacar en otras áreas, como en creatividad o pensamiento visual», pero esa información no llega a las familias. Busca «un algoritmo capaz de detectar tus fortalezas cognitivas para poder dar buenas noticias a los niños con dificultades específicas de aprendizaje».

María Jesús Frigols, especialista en educación bilingüe y plurilingüismo, propone centrarse en «las necesidades de los jóvenes y dotarles de las herramientas para desenvolverse en un futuro que se convierte en presente cada vez más deprisa». De aquí a 2030, los robots podrían reemplazar a 800 millones de puestos de trabajo. «Necesitaremos múltiples destrezas integradas», concluye.

Responder al entorno cambiante pasa, señala Tania Santiago, por enseñar «a los alumnos a pensar y a no rendirse», y a ayudarles «a desarrollar el pensamiento crítico y creativo de una forma mucho más efectiva». Ante el acelerón tecnológico, es esencial enseñar a gestionar la información de una forma efectiva.

La pintora y docente Susana García Mangas subraya que nos «movemos en un mundo visual», caracterizado más específicamente por la existencia de «emociones instantáneas, avalancha de estímulos y, al mismo tiempo, pensamiento superficial». En ese contexto se antoja necesario el hecho de «pensar y ver modos de llegar a ese mundo interior tan rico y poderoso donde la persona se encuentra a sí misma».

Garbiñe Larralde, experta en pensamiento visual, destaca que «la velocidad de nuestro mundo apenas ha tenido incidencia en un sistema educativo rígido». Sueña con «un profesorado diseñador de aprendizajes, guía, coach…» y con la educación como «espacio generador, laboratorio de experiencias compartidas que fomenten el diálogo para formar la mirada crítica».

«Los cambios no vienen solos, hay que impulsarlos y liderarlos», dice Charo Fernández, ingeniera experta en tecnologías de la información y comunicación. «Las nuevas tecnologías han dejado de ser nuevas y están inmersas en todo lo que nos rodea y somos». «Son un medio y no un fin. La formación online debe reflejar la propuesta educativa que queremos para nuestras aulas«, con el foco en «la personalización, el acompañamiento, la reflexión, el aprendizaje entre iguales y creación de redes docentes».

«Aprender y desaprender será una forma de vivir en una sociedad tecnificada«, dice Rocío Lara, experta en robótica. Frente a quienes creen que con la educación no se debe experimentar, cree que «el modo de acceder a la información y al conocimiento es un experimento constante».

«El mundo es un aula de aprendizaje real y virtual», anticipa «, que puso en marcha un proceso de innovación educativa, haciendo de la escuela San Gabriel el primer Flipped School de nuestro país. El ‘aula invertida’ potencia la anticipación de lo que se va a trabajar en clase, ganando así tiempo de calidad entre el alumno y el profesor. El alumno es el centro del aprendizaje.

Ante el abuso de convivencia en entornos cerrados resultado del confinamiento por la pandemia, Heike Freire defiende la importancia de «acompañar el desarrollo humano con el contacto con la naturaleza», y afirma: «Necesitamos los espacios abiertos y naturales desde todos los puntos de vista: la salud, el desarrollo físico y sensorial o la madurez del sistema nervioso».

Para la arquitecta danesa Rosan Bosch, «diseñar un mundo mejor empieza en la escuela». No podemos olvidar el para qué de esa innovación. Roser Batlle, fundadora de la Red Española de Aprendizaje-Servicio, da la clave: «El verdadero éxito de la educación consiste en formar personas buenas, capaces de transformar el mundo y no solo mejorar su currículum». Para ello, lanza una súplica a la sociedad: «Que no se divorcie la sabiduría de la generosidad».

Fuente: https://www.20minutos.es/noticia/4338493/0/ana-maria-farre-libro-mujeres-lideres-en-la-educacion-del-siglo-xxi/?autoref=true

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India anuncia nueva política educativa después de 34 años

Asia/India/30 Julio 2020/http://spanish.china.org.cn/

El Gobierno de la India aprobó hoy una nueva política educativa, que llevará a cabo importantes reformas en la educación superior, la reestructuración de la metodología de evaluación y la educación temprana en la lengua materna.

De acuerdo con una declaración del Gobierno federal, ésta es la primera política educativa del siglo XXI y reemplaza a la Política Nacional de Educación de 34 años que fue establecida en 1986.

El Gobierno también cambió el nombre al Ministerio de Desarrollo de Recursos Humanos, que ahora se llama Ministerio de Educación.

La nueva «Política Nacional de Educación 2020» (PNE-2020) allana el camino para reformas transformacionales en los sistemas escolares y de educación superior. La nueva política también busca la universalización de la educación desde el nivel preescolar hasta el nivel de secundaria con una tasa bruta de matrícula (TBM) del 100 por ciento en educación escolar para 2030.

La TBM en la educación superior también se elevará al 50 por ciento para 2035, y se agregarían hasta 35 millones de lugares en la educación superior.

Además, su objetivo es llevar a la escuela a 20 millones de niños que no acuden a ella.

La PNE-2020 estipula que se introducirá un nuevo plan de estudios escolar con 12 años de escolaridad y tres años de preescolar.

Además, la enseñanza hasta cuando menos el grado 5 será en la lengua materna, o el idioma regional, en diferentes estados de todo el país.

Construida sobre los pilares fundamentales de acceso, equidad, calidad, asequibilidad y responsabilidad, esta política tiene como objetivo transformar a la India en una sociedad del conocimiento vibrante al hacer que la educación escolar y universitaria sea más holística, flexible y multidisciplinaria.

La nueva política estipula que los planes de estudio y la pedagogía de la escuela tendrán como objetivo el desarrollo integral de los alumnos al equiparlos con las habilidades clave del siglo XXI, la reducción del contenido curricular para mejorar el aprendizaje esencial y el pensamiento crítico y un mayor enfoque en el aprendizaje experimental.

Los estudiantes tendrán mayor flexibilidad y elección de materias. No habrá separaciones rígidas entre artes y ciencias, entre actividades curriculares y extracurriculares, entre corrientes vocacionales y académicas.

La educación vocacional comenzará en las escuelas desde el sexto grado e incluirá pasantías. Fin

Fuente: http://spanish.china.org.cn/science/txt/2020-07/29/content_76326618.htm

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Las tendencias de microaprendizaje transforman el panorama de la formación continua y personalizada

Por: Nacho Meneses

Las plataformas de aprendizaje, la educación a distancia y los contenidos gratuitos o de bajo coste multiplican las posibilidades de formación a lo largo de la vida laboral

Las consecuencias económicas, laborales y sociales provocadas por la pandemia se han dejado sentir con fuerza en los meses de confinamiento, pero el desempleo, que creció en 5.107 personas en junio, se ha ralentizado por segundo mes consecutivo e invita a un moderado optimismo: la Seguridad Social ganó una media de casi 70.000 afiliados, aunque los datos interanuales muestran casi 900.000 afiliados menos que hace 12 meses. La incertidumbre por el futuro es la nota predominante en un mercado laboral en el que, si sumamos a los 3,8 millones de parados inscritos en el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) los 1,8 millones de trabajadores acogidos a un ERTE, comprobamos que uno de cada cuatro trabajadores españoles están inactivos o en pausa.

El estado de alarma supuso una acentuada ralentización de la actividad económica, pero por otro lado estimuló la transformación digital de la sociedad: toda una “alfabetización” a marchas forzadas incluso para aquellos que eran reacios a las nuevas tecnologías. Las empresas buscan perfiles tecnológicos para digitalizarse y las instituciones educativas aprovechar la inercia de esta metamorfosis para dar respuesta a las necesidades futuras: “La crisis sociosanitaria ha acelerado lo que iba a pasar en el mundo de la educación en los próximos cinco o seis años, que va a pasar a suceder en apenas año y medio”, afirma Sergio Calvo, vicerrector de Estudiantes de la Universidad Europea. “Los formatos más tradicionales van a beber de otros más parecidos a la formación continua, que a su vez va a adquirir un valor mayor. Ese lifelong learning, ese aprendizaje a lo largo de toda la vida, será una realidad aún más palpable”.

Es en este contexto en el que las tendencias de formación apuntan a un modelo mucho más flexible, accesible y personalizado, “un continuo proceso de aprendizaje para ser relevantes, redefinir los roles y / o adaptarse a funciones y trabajos que ni siquiera existen todavía”, apunta Gema Requena, directora de la consultora Nethunting, que acaba de publicar junto a EAE Business School el estudio Microtrends 2020: Educación y Trabajo. Un informe del que se desprende que el líder del futuro será un “educador empresarial” con la función de integrar empleados, conocimientos, proveedores y retos empresariales y sociales (como los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la Agenda 2030) en su cadena de valor, y con un amplio dominio de habilidades como la resiliencia, el pensamiento crítico, redes globales, inteligencia cultural y geopolítica, analítica de datos o sostenibilidad: porque no se trata ya tanto de vender más, sino mejor. El negocio no solo se mide ya en términos económicos, sino sociales y medioambientales.

Plataformas de aprendizaje

Más que nunca, la educación ha de ser un traje digital accesible y a medida, y las nuevas tecnologías ofrecen multitud de modelos de gran utilidad a lo largo de nuestra carrera profesional. Herramientas educativas como las de Goodhabitz u Odilo permiten a las empresas crear sus propias plataformas personalizadas de cursos en habilidades profesionales o de crecimiento personal, entre millones de opciones disponibles. Un concepto parecido al de Netflix, pero de formación continua, y que han abrazado otras instituciones educativas como IEBS, a través de Akademus, un canal de microaprendizaje disponible para cualquier usuario (24,90 € de suscripción mensual) con cursos que van desde el marketing digital y los negocios hasta los recursos humanos, la tecnología, la programación y el diseño de fotografía y vídeo.

La transformación, indica Calvo, acabará por extenderse entre las universidades. “El esquema que tenemos ahora, en el que te dices que tienes que estudiar primero, y luego segundo, tercero, cuarto… está condenado a desaparecer”, asegura. “Todo va a ser mucho más modular, y el estudiante va a poder ir conformando su propio currículo en función de lo que quiera realmente”; un modelo híbrido que mezcle la educación presencial (normalmente más práctica) y la online, que combine lo mejor de ambos mundos y se adapte al momento vital y profesional de cada estudiante.

Becas y ayudas a la formación

El aumento del teletrabajo provocado por la pandemia ha facilitado también las posibilidades de formación online, normalmente a un precio mucho más asequible que el de la educación presencial. Así, por ejemplo, el buscador de cursos Emagister puso el pasado mes de mayo a disposición de sus usuarios una iniciativa de becas de formación por valor de un millón de euros, de los que se han consumido ya más de 600.000, en programas que van desde los MBA del Instituto Superior Europeo de Barcelona (ISEB), a los másteres en logopedia de la Escuela de Postgrado de Medicina y Sanidad o la formación en ciberseguridad de Select Business School, entre muchos otros.

Herramientas como el aprendizaje automático, la inteligencia artificial o el Big Data han facilitado además que Emagister, junto con Majorel y GSS Grupo Covisian, puedan ofrecer al usuario formaciones que se adapten mejor a sus necesidades tanto de conocimientos como económicas, gracias a un equipo de especialistas académicos que asesorarán a partir a los estudiantes en todo el proceso, desde la elección del curso y centro hasta las posibles opciones de financiación.

Ironhack, por su parte, ha dispuesto becas por valor de 300.000 € para los profesionales que quieran hacer la transición a carreras tecnológicas con alta demanda en la actualidad. Las ayudas cubrirán, total o parcialmente, los bootcamps de Ironhack en Madrid, Barcelona y Lisboa, así como los programas de Ironhack Remoto. Y si lo que te interesa es el mundo de las ventas, otra opción es la Sales School de IEBS y Grupo Edutech, para formar comerciales en dos meses y ayudarles después a encontrar trabajo. Además, para facilitar la inserción laboral de los desempleados, estos no tendrán que abonar nada por su formación hasta estar trabajando.

La formación gratuita también existe

Los MOOCS, un acrónimo en inglés que designa a los cursos online, abiertos y masivos de muy diversas disciplinas, constituyen una ingente fuente de conocimiento en muchas ocasiones gratuito, generalmente en formato de vídeo y disponible en inglés (EdX, Coursera, Udemy) o español (Miríadax). Se trata de cursos en muchas ocasiones elaborados por profesores universitarios, investigadores o especialistas en cada campo, lo que los convierte con frecuencia en formaciones de alta calidad y reputación. “Por ejemplo, en el área de la ciencia de datos o la inteligencia artificial, es poco probable encontrar a alguien que no haya realizado los cursos de Andrew NG (cofundador de Coursera) sobre Deep Learning, es casi un requisito”, explica José Pedro Manzano, graduado de la Universidad Complutense y doctorando en Neurociencia Computacional en el Reino Unido.

Con frecuencia, los MOOCs abordan contenidos para los que no existen grados o másteres especializados, algo muy útil cuando las universidades carecen en muchas ocasiones de la flexibilidad o la rapidez necesarias para adaptarse a las últimas demandas del mercado laboral. Sin embargo, el avance de la formación virtual ha empujado a muchas de ellas a pasar a formato digital gran parte de sus programas, como en el caso de los cursos abiertos del Massachusetts Institute of Technology (MIT): “Al igual que con los MOOCs, son una gozada, porque en ocasiones es el mismo descubridor de algo el que te está explicando cómo funciona o cuál ha sido el recorrido hasta llegar allí”, cuenta Manzano. Aparte de los vídeos, sueles tener acceso a apuntes, tareas y materiales, si bien tiene la pega de que, “aunque hagas toda la carrera, no obtienes el título de graduado, aunque en ocasiones (previo pago) emiten certificados”.

YouTube es también fuente de numerosos recursos educativos. Una búsqueda en la popular plataforma de vídeo te puede llevar a Missing Semester, un canal del MIT creado a raíz de la covid-19, a Oxford Mathematics (donde está el mismo Stephen Hawking dando clase), o a tutoriales, charlas y conferencias. Kaggle es una plataforma de competiciones de ciencia de datos; y SpainAI te abre las puertas al aprendizaje colaborativo. Y hay muchas más; tan solo hay que buscarlas.

En el mundo de la tecnología, por ejemplo, está muy extendida la cultura del Open Science, la ciencia abierta: compartir tu propio código para que repliques un algoritmo, documentar y generar contenido explicando tus avances… En Github hay miles de repositorios con tutoriales y código que puedes reutilizar, Google te deja ejecutar código de forma gratuita en sus servidores y empresas como Amazon AWS y Azure tienen servidores a muy bajo precio.

Fuente: https://elpais.com/economia/2020/07/23/actualidad/1595495304_025886.html

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La importancia de un ‘feedback’ efectivo para potenciar el aprendizaje de los estudiantes

Por: Nacho Meneses

Un reciente informe de Oxford University Press defiende una evaluación para el aprendizaje informal y continua, que ayude a los alumnos a involucrarse más en su propia educación

Desterremos, para empezar, lo más obvio: la forma de evaluar los conocimientos no ha variado mucho a lo largo de los años. Y aunque poco a poco van introduciéndose nuevas prácticas (rúbricas de evaluación, portfolios de trabajo…), el examen escrito sigue siendo el método habitual. Una herramienta que tiene importantes carencias, según apuntan los expertos educativos de la Universidad de Oxford en su informe de posición Feedback efectivo: la clave del éxito en la evaluación para el aprendizaje: si ese examen muestra dónde se encuentra un alumno en un momento determinado (evaluación del aprendizaje), es importante complementarlo con otra técnica que ayude a los estudiantes a comprender en qué tuvieron éxito y sobre qué deberán trabajar para seguir mejorando: es la llamada “evaluación para el aprendizaje”.

“Es un sistema que requiere feedback frecuente [las impresiones que reciben los estudiantes acerca de su desempeño] para que el alumno tome conciencia de su aprendizaje. Le ayuda con su desarrollo, no solo le da una nota basada en una ‘foto’ de su conocimiento en un solo día. Es más continua, y tiene en cuenta diferentes estilos de aprendizaje – los exámenes van muy bien a algunos, pero otros alumnos se expresan mejor de forma verbal”, sostiene Kate Turner, jefe de producto ELT de Oxford University Press. “Además, la nota del examen no nos explica por qué hemos acertado en algunos aspectos, y fallado en otros. La finalidad de la evaluación para el aprendizaje es marcar pautas para que el alumno siga aprendiendo. ¿Qué se ha hecho bien y cuáles son los pasos siguientes para seguir mejorando? El feedback que das a dos alumnos nunca será igual, aunque podrían obtener la misma nota en un examen escrito”.

La pandemia, y el consiguiente cierre de las escuelas, han hecho que este método cobre aún más importancia en el futuro próximo: “Los estudiantes han perdido muchas clases. Algunos habrán seguido al día con sus tareas, pero otros no (a menudo los de entornos desfavorecidos); por eso es importante conocer lo que saben y qué carencias tienen, para que los profesores puedan basar en ello sus enseñanzas”, señala Gordon Stobart, investigador honorífico de la Universidad de Oxford y uno de los autores de este informe. “La evaluación para el aprendizaje les ayuda a ser más activos y reflexivos: “¿Cómo va mi aprendizaje? ¿Qué quiero conseguir? ¿Cómo puede ayudarme este feedback? Para que lo que les están enseñando tenga más sentido, han de ir más allá de la simple memorización para el examen”.

Cómo conseguir un feedback efectivo

Las mejoras en la enseñanza que se fomentan desde esta evaluación para el aprendizaje dependen en gran medida de la calidad del feedback que reciben los alumnos, y que debe ofrecer información específica de manera constructiva y en el momento oportuno; un proceso en el que deben involucrarse tanto los docentes como los alumnos y que “será más potente cuando vaya del estudiante hacia el docente, respecto a lo que saben, lo que comprenden, dónde cometen errores o cuándo tienen conceptos erróneos”. Incluye tres prácticas clave:

  • Diagnóstico: descubrir en qué punto del aprendizaje se encuentran los estudiantes. Es importante que los docentes hagan preguntas que puedan proporcionar evidencias del nivel de comprensión, ya que el 60 % de las preguntas de los docentes simplemente recurren a la memoria. Según los investigadores, “las preguntas que sondean un nivel de comprensión más profunda exigen a los estudiantes que den y justifiquen sus opiniones, hagan comparaciones, especulen y formulen hipótesis”. Y, por supuesto, dar tiempo a los estudiantes para que estos reflexionen y puedan ofrecer sus respuestas.
  • Propósito del aprendizaje: es necesario dejar claro qué se está aprendiendo, y por qué.
  • Criterios de éxito: aclarar el desempeño que se podrá observar como resultado de este aprendizaje.

Pero ese feedback, esas impresiones, no han de provenir únicamente de la interacción entre el docente y sus alumnos; sino también de la colaboración entre los propios estudiantes, “especialmente a través de la evaluación entre pares, en la que los estudiantes aprenden a darse un feedback constructivo los unos a los otros. Es una práctica que requiere tiempo, ya que los alumnos a menudo solo se interesan en la respuesta del profesor”, apunta Stobart. “En la evaluación para el aprendizaje se enfatiza el trabajo de grupo o en parejas: el docente hace una pregunta y los estudiantes debaten sobre ella en parejas antes de preguntarles por la respuesta adecuada. Y el profesor puede preguntarle a cualquiera porque todos lo han debatido”.

¿Falta tiempo para implementarlo?

“El principal obstáculo a nivel global suele ser la idea de que es una forma de evaluar que implica mucho tiempo. Los profesores tienen una carga de trabajo significativa, entre la planificación de las clases, impartirlas, y la administración que conlleva su rol. Personalizar el feedback a cada alumno puede parecer que llevaría una carga extra en detrimento de otras áreas o tareas igual de importantes”, señala Turner.

Sin embargo, los autores señalan que el debate en grupos o con toda la clase proporciona a los estudiantes una comprensión más profunda que tendrá también su recompensa a la hora de hacer los exámenes tradicionales, mejorando el rendimiento de los alumnos y acortando las distancias entre los estudiantes con mejores y peores resultados. Si los estudiantes aprenden a trabajar en grupos pequeños, pueden plantearse unos a otros preguntas sobre lo que acaban de aprender; cada grupo hace sus preguntas al resto, y ello puede llevar a un debate enriquecedor acerca de las posibles respuestas.

Los siete elementos clave de un feedback efectivo

Proporcionar información útil a los estudiantes es una capacidad profesional que requiere experiencia, sensibilidad y reflexión. No es posible saber al 100 % cómo responderán los estudiantes, pero un feedback efectivo puede tener un impacto significativamente positivo en el aprendizaje. Por ello, el informe de Oxford identifica siete elementos clave:

  1. El feedback ha de ser específico y claro; con frecuencia proporciona muy poca información acerca de cómo puede mejorar el estudiante. Ello puede lograrse atribuyendo “medallas” (lo que el alumno ha hecho bien) y “misiones” (indicando tareas específicas que han de llevar a cabo). Por ejemplo: “Tus notas resumen bien el artículo y has identificado todos los puntos clave. ¿Puedes indicar cuál es el punto más importante para el escritor? ¿Cómo podrías mostrarlo en tus apuntes?
  2. Hay que escoger el momento oportuno. ¿Cuál es el mejor momento para compartir esas impresiones? Depende del dominio del estudiante, de la naturaleza de la tarea y del tipo de comentarios. Es, por ejemplo, recomendable evitar interrumpir el flujo de una presentación para dar correcciones, ya que estas pueden ser inútiles o directamente mal recibidas. Un estudio noruego destaca, además, la importancia de dar a los estudiantes tiempo para responder a ese feedback, lo que facilita el que sea percibido de forma positiva.
  3. Vinculación clara con el propósito de aprendizaje. También hay que tener cuidado con no proporcionar demasiado feedback; es mejor centrarse en uno o dos mensajes clave.
  4. Centrado en la tarea, no en el estudiante. Ha de referirse a lo que ha hecho bien, y cómo mejorarlo. Los estudiantes que recibieron elogios por el esfuerzo realizado tendían a perseverar en una tarea difícil, la disfrutaban más y no parecían perder confianza si no lograban terminarla.
  5. Incluye instrucciones sobre cómo avanzar en el aprendizaje.
  6. Ofrece estrategias en vez de soluciones. Si se quiere que los estudiantes aprendan cómo controlar y evaluar su propio aprendizaje, es importante que se les anime a practicar esa reflexión, como ocurre al pedirles localizar y corregir sus propios errores. De esta manera, el aprendizaje será mayor.
  7. Presenta un reto para el estudiante, exige actuar y es alcanzable.

Fuente: https://elpais.com/economia/2020/07/02/actualidad/1593680395_130102.html

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