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UNICEF critica la condena a diez años de cárcel a un niño de trece años por «blasfemia» en Nigeria

El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) ha criticado este miércoles la condena a diez años de cárcel a un niño de trece años por «blasfemia», una sentencia dictada por un tribunal islámico del estado nigeriano de Kano.

El niño, Omar Farouq, fue declarado culpable el 10 de agosto de hacer comentarios «despectivos» sobre Dios durante una discusión en público y durante la jornada ha sido sentenciado a diez años de cárcel con trabajos domésticos, lo que ha sido descrito como «un error» por el representante de UNICEF en Nigeria, Peter Hawkins.

Fuente: https://www.notimerica.com/politica/noticia-nigeria-unicef-critica-condena-diez-anos-carcel-nino-trece-anos-blasfemia-nigeria-20200916181014.html

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La pandemia a través de los ojos de las niñas adolescentes (II): perder la escuela es perder la vida

Noticia/17 septiembre 2020/elpais.com

Más de 700 millones de jóvenes menores de 18 años no podían ir al colegio en el pico de la pandemia. Esta serie documental recoge, de la mano de Unicef, el testimonio de 16 de ellas sobre cómo les ha afectado. La segunda entrega, de cinco, llega desde Indonesia, India, Malí, Chad, Bangladés y Ghana. La ofrecemos en castellano en exclusiva

El cierre de las escuelas en 194 países dejaron a 1.600 millones de niños, aproximadamente el 90% de los estudiantes del mundo, sin escolarizar a principios de abril. La vida de niñas como Fikoh ha cambiado mucho. En el pico de la pandemia de covid-19, más de 700 millones jóvenes de todos los continentes no podían ir al colegio, lo que las ha obligado a reorganizar unas vidas cotidianas muy diferentes. Muchas adolescentes corren el riesgo de no regresar nunca al aula, ya que las familias recurren al matrimonio infantil o al trabajo forzado para aliviar sus cargas económicas.

Igual que en otros países del mundo, los centros educativos de Mali están cerrados, y Adiaratou ha tenido que encontrar nuevas formas de realizar sus tareas escolares. Para otras niñas, los obstáculos para acabar este curso son otros. Aparte de los problemas logísticos del aprendizaje a distancia, ellas también tienen que enfrentarse a la pérdida de las ventajas añadidas que supone ir al colegio. En los últimos meses, la escuela ha cambiado para casi todo el mundo, y empezamos a ser más conscientes de lo que supone una interrupción de la enseñanza. Pero para muchas estudiantes, la covid-19 no es la única causa de que sus posibilidades de estudiar se hayan interrumpido.

Laetitia forma parte del Parlamento Infantil de Chad, un programa extraescolar en el que participan gran número de jóvenes ambiciosos con ideas sobre cómo hacer frente a algunos de los mayores problemas del país. Para Laetitia, algunos de ellos tienen repercusiones muy personales. La desigualdad de género y la estigmatización impiden que la educación de las niñas progrese en todo el mundo. Esta situación puede cambiar, pero tenemos que asegurarnos de facilitar a las jóvenes centros de enseñanza seguros en los que puedan aprender y avanzar, y de empoderarlas para que tomen sus propias decisiones.

Si queremos proteger las capacidades, la ambición y el futuro de estas niñas, tenemos que actuar conjuntamente. Sin embargo, quizá el primer paso sea, sencillamente, escuchar.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/09/16/planeta_futuro/1600247518_952217.html

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Los más vulnerables en Beirut tras la explosión: los niños

Asia/Líbano/15 septiembre 2020/elpais.com

Un mes después de la explosión que sacudió la capital del Líbano, numerosas organizaciones internacionales y locales han lanzado campañas de ayuda humanitaria para paliar los efectos de la catástrofe entre los más pequeños

La explosión en el puerto de Beirut dejó 190 muertos, 6.500 heridos y 300.000 personas afectados por la destrucción o daños en sus hogares, y el impacto del desastre sobre los niños ha sido grave. Según los últimos datos de la agencia de Naciones Unidas para la Infancia, entre los fallecidos había cuatro niños y 1.000 heridos, y se estima que unos 100.000 se vieron desplazados de sus hogares. Desde entonces numerosas ONG trabajan en el terreno para dar apoyo humanitario y protección urgente a los más pequeños y sus familias.

“Un mes después de las devastadoras explosiones, las necesidades siguen siendo graves y debemos mirar hacia el futuro”, declaró Yukie Mokuo, representante de Unicef en Líbano, en una rueda de prensa celebrada en Karantina, uno de los barrios más damnificados por la explosión del 4 de agosto, cuando se cumple un mes del trágico suceso.

Tras guardar un minuto de silencio en homenaje y recuerdo de las víctimas de la detonación, la responsable de Unicef en el Líbano ha asegurado que, aunque haya “pasado un mes de la explosión, el corazón de todos está roto. Todo el mundo ha quedado conmocionado después del gran impacto”. Ahora “el bienestar de los niños es nuestra prioridad” y “el futuro del Líbano depende de que los niños crezcan sanos, en un entorno seguro”.

Actualmente, la repuesta de Unicef se centra en mantener seguros a los niños y rehabilitar servicios básicos como el acceso a la atención médica, educación y agua segura. En este sentido, la entidad ha enviado 18 cargamentos de ayuda humanitaria esencial, ha reconectado más de 160 edificios al sistema público de agua, ha instalado alrededor de 870 tanques de agua en hogares afectados, y ha distribuido 4.485 kits de higiene y 462 para bebés entre las familias. Asimismo, Unicef ha proporcionado apoyo psicosocial a 1.406 niños, padres y cuidadores y planea facilitar apoyo para que las familias puedan reconstruir sus casas y medios de vida. Todo ello, junto con la movilización de 2.000 jóvenes que se han echado a las calles para limpiar, hacer pequeñas reparaciones en viviendas y distribuir comidas.

Para cubrir las necesidades más inmediatas de los niños y sus familias durante los próximos tres meses, la agencia de la ONU para la infancia dijo que necesitaba 42 millones de euros y ha lanzado un llamamiento a la comunidad internacional para recaudar estos fondos.

A los esfuerzos de Unicef se suman los de otras organizaciones de la sociedad civil libanesa como la Cruz Roja, que hasta el momento ha podido ofrecer kits de higiene y paquetes de comida a más de 51.000 personas y asistencia médica y psicológica a otras 11.000. Además, ha organizado una campana de donación de sangre en sus centros de transfusion, ha completado alrededor de 11.500 evaluaciones de edificios dañados y reubicado a más de 100 familias que no pueden regresar a sus hogares.

Por su parte, la ONG libanesa Offrejoie respondió rápidamente poniendo en marcha un programa de rehabilitación de emergencia en dos de los vecindarios más golpeados, —Karantina y Mar Mikhael— e iniciando obras de rehabilitación en 44 edificios y pequeñas viviendas. “El objetivo es ayudar a más de 300 familias a volver a su vida normal con dignidad y seguridad antes del invierno”, explica Carla Jreidini, jefa del equipo de comunicación y captación de fondos de Offrejoie. Además, la asociación distribuye diariamente desayunos y almuerzos calientes a unas 80 familias y organiza actividades psicosociales una vez a la semana para decenas de niños de diversos orígenes afectados por la explosión.

Otra de las organizaciones que también está ayudando a paliar las consecuencias de la deflagración es el Banco de Alimentos Libanés (LFB). La entidad ha repartido aproximadamente 100 toneladas de alimentos entre las familias más necesitadas y planea preparar paquetes de alimentos para niños que incluyan dibujos, juguetes y comida infantil, según ha explicado por teléfono Soha Zaiter, directora ejecutiva de LFB.

No obstante, a pesar de la gran cantidad de asistencia facilitada o prometida, algunas personas que se vieron afectadas por la explosión lamentan que la ayuda aún no les ha llegado. Tres familias asiladas sirias que viven en la zona cristiana de Achrafiyeh (otro vecindario muy dañado por la detonación), aseguran a Planeta Futuro que, aunque vino gente de distintas ONG a comprobar cómo estaban y prometieron ayudarles, todavía no han recibido ningún tipo de apoyo. “La ayuda solo la está dando la comunidad local”, afirma Mohammad, padre de una de las familias sirias y cuyo hogar resultó parcialmente destruido por el efecto de la onda expansiva.

El último golpe a un país en crisis

Las secuelas de la apocalíptica explosión en la zona portuaria de Beirut se han entremezclado con los numerosos problemas que arrastra el Líbano desde hace meses. El país de los cedros atraviesa una profunda crisis económica y política, agravada por la pandemia, y que ha provocado que la moneda nacional haya perdido más del 80% de su valor, que los precios de productos básicos se hayan disparado un 60% y que la tasa de paro aumente hasta el 35%; todo ello en un país que con el mayor número de refugiados per cápita del mundo.

Con más de un millón y medio de desplazados sirios, el Líbano alberga a unos 630.000 niños refugiados de entre 3 y 18 años y, además acoge a más de 400.000 de origen palestino y a 20.000 de otras nacionalidades.

Precisamente, la difícil coyuntura que atraviesa el país ha perjudicado, sobre todo, a las familias y niños en contextos más frágiles. Alrededor de 3,3 millones de personas en el Líbano —más de la mitad de la población total— está clasificada como vulnerable, y se estima que 2,7 millones están clasificadas como «pobres». En un estudio publicado a final de julio, Save the Children advirtió que más de 900.000 personas, entre ellos aproximadamente 550.000 niños, no tenían suficiente dinero para comprar productos básicos como alimentos.

Ahora, tras la devastadora explosión en la capital libanesa, los niños y las familias desfavorecidas están más expuestas que nunca. Por ello, organizaciones como Save the Children ha puesto en marcha un fondo de ayuda para la infancia en el Líbano con el que dar respuesta a las necesidades más urgentes de niños y familias vulnerables.

Voluntarios de la ONG libanesa Offrejoie realizan juegos con los niños del barrio de Karantina.
Voluntarios de la ONG libanesa Offrejoie realizan juegos con los niños del barrio de Karantina. OFFREJOIE

Otro factor peligroso para los niños y familias es la interrupción de la atención médica primaria. Por un lado, al menos 16 centros sanitarios de atención primaria, que atienden a 160.000 personas, sufrieron daños. La detonación también dejó totalmente destruida la unidad de cuidados intensivos para recién nacidos del Hospital de Karantina. Igualmente, una decena de contenedores con cientos de miles de guantes, batas y mascarillas fueron destruidos, al igual que cinco de las siete cámaras frigoríficas para vacunas de un almacén de cuyo mantenimiento se encarga Unicef.

Además de los daños materiales en los centros médicos y hospitales, el caos y las aglomeraciones tras el brutal estallido aceleraron la expansión de la covid-19 en el Líbano. En el ultimo mes se ha registrado un aumento significativo de los contagios y, desde el inicio de la pandemia en febrero, se han contabilizado más de 20.426 positivos y 191 muertes, según datos del Ministerio de Salud Pública libanés.

Ante esta situación de emergencia sanitaria, Unicef ha adquirido dos neveras solares nuevas que se instalarán en el Hospital Rafic Harriri y ha suministrado más de 430.000 mascarillas de tela a la población y Equipos de Protección Personal (EPI) a centros de atención primaria. Del mismo modo, la Cruz Roja Libanesa ha estado trabajando las 24 horas del día para dar apoyo en el transporte en ambulancia de casos confirmados y sospechosos de COVID-19 y de tests PCR.

Una vuelta a las aulas marcada por la incertidumbre

La interrupción del año escolar vinculada a las manifestaciones antigubernamentales en octubre-noviembre y, más tarde, al caos económico y al cierre de las escuelas por la pandemia, ha hecho que muchos niños no hayan podido mantenerse al día con su trabajo escolar debido a un aprendizaje remoto inaccesible o inadecuado, revela una encuesta de Save the Children. A esto se añade que, tras la explosión muchas familias han visto reducidos sus ingresos a cero, por lo que sus hijos corren el riesgo de tener que renunciar a su educación.

De nuevo, esto afecta principalmente a los niños y jóvenes en situación de desplazamiento, quienes a menudo ya habían perdido años de educación debido a la guerra y, además, el 70% de ellos viven en hogares bajo el umbral de pobreza. Así, incluso antes de los cierres, más de la mitad de los niños sirios entre 3 y 18 años (el 58%) estaban fuera de la enseñanza formal, de acuerdo con datos de la ONU.

Actividades de juego que organiza la ONG libanesa Offrejoie en el barrio de Karantina.
Actividades de juego que organiza la ONG libanesa Offrejoie en el barrio de Karantina. OFFREJOIE

Por otro lado, la explosión también ha dejado huella en muchas escuelas del Líbano y unos 183 centros educativos están dañados o destruidos, algo que afecta a más de 77.000 niños y adolescentes.

Unicef —actor clave en la provisión de educación en el Líbano— ha recordado que se necesita actuar urgentemente y aumentar la ayuda para garantizar que todos los niños afectados por las explosiones de Beirut puedan tener acceso a la educación cuando a finales de mes cuando comience el nuevo curso escolar.

“Cuando se produce un desastre como este, la educación puede suponer un salvavidas para los niños cuyas vidas se han vuelto del revés, ya que proporciona un espacio seguro si pueden ir a la escuela, y una sensación de normalidad en medio del caos”, expone la representante de Unicef en Líbano, Yukie Mokuo. Por ello el organismo ha pedido a la comunidad internacional que aumente con urgencia su apoyo a la educación de los niños en Beirut y los recursos se están movilizando con rapidez para iniciar la rehabilitación de las instituciones educativas menos dañadas (un 80% de los centros totales) y que puedan estar operativas antes del comienzo del nuevo año escolar en octubre.

Asimismo, la covid-19 es una dificultad añadida y, debido a ella, todas las escuelas planean implementar un enfoque mixto que combine la educación presencial con la online. “Debemos asegurarnos de que los niños estén protegidos contra la infección por la covid-19”, ha incidido Mokuo en la rueda de prensa, haciendo hincapié en que la planificación del “nuevo año escolar con el apoyo de la educación a distancia” es una “prioridad máxima”.

Sin embargo, estos planes también se han complicado debido al impacto de la explosión. Dado que muchas familias perdieron sus hogares y sus medios de subsistencia, ahora se enfrentan a problemas para tener conectividad y adquirir materiales educativos.

“Es fundamental que encontremos soluciones urgentes para que los niños retomen su educación —también en remoto— lo antes posible”, sostiene Mokuo. “Con el tiempo que puede llevar reconstruir y rehabilitar las escuelas dañadas y reemplazar los muebles y el material escolar perdido, urge impulsar alternativas de aprendizaje remoto para los niños afectados”, agrega. Para ello Unicef ha adelantado que durante los próximos tres meses suministrará material escolar y dispositivos electrónicos y proporcionará Internet a los estudiantes, así como capacitación y apoyo a los maestros “para garantizar que los niños, especialmente los de las áreas afectadas más pobres, reciban no solo un aprendizaje remoto de calidad, sino también el nivel de atención psicosocial que necesitan para superar el trauma”, detalla la responsable de Unicef en el Líbano.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/09/07/planeta_futuro/1599466838_440585.html

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Una alarma para evitar que las escuelas se conviertan en objetivo de guerra

Por: Belén Hernández

En el último lustro, los centros educativos de todo el mundo han sufrido más de 11.000 acciones violentas. Como llamada de atención, la ONU declara el 9 de septiembre Día Internacional para la Protección de la Educación ante Ataques

Sonia Mankongo ha visto el miedo en la mirada de sus alumnos. Miedo a que vuelvan a atacar su escuela y a que tengan que huir de nuevo. Mankongo es coordinadora del programa de educación de la ONG Zerca y Lejos y profesora en el colegio N’drock, en el extremo norte de Camerún. Ese centro educativo es el único que permanece abierto en la zona fronteriza con Nigeria por los continuos ataques y la presencia del grupo yihadista Boko Haram. «Pasamos de tener 300 alumnos a tener 600, sin que el profesorado ni las aulas estuvieran preparados para acoger a estos niños que habían sido agredidos», explica Mankongo al teléfono.

Estudiar bajo la amenaza de un secuestro, de las bombas, o de ser violadas o reclutados como soldados es algo más que habitual en muchos países. Igualmente, una tarea difícil para los gobiernos y las organizaciones internacionales es la de conseguir que las escuelas no se conviertan en trincheras. Más de 22.000 estudiantes y profesores se vieron afectados por alguno de los más de 11.000 ataques que recibieron colegios, institutos y universidades entre 2015 y 2019 en todo el mundo, según señala el informe Ataques a la educación 2020 de la Coalición Global para Proteger la Educación de Ataques (GCPEA en sus siglas en inglés).

Este mismo estudio revela que más de dos tercios de estas acciones violentas fueron de manera directa contra escuelas. La República Democrática del Congo (RDC) y Yemen estuvieron entre los países más afectados, y registraron más de 1.500 incidentes cada uno en este periodo. Los dos lideran el ranking, seguidos de cerca por Afganistán. «Aunque hay un ligero descenso a nivel global, sí que hemos visto cómo en estos últimos años han empezado a producirse asaltos en nuevas regiones geográficas y se han agudizado en otras», asegura Marika Tsolakis, investigadora principal del informe de la GCPEA.

Mapa de los países donde se han producido más ataques en sus escuelas.pulsa en la foto
Mapa de los países donde se han producido más ataques en sus escuelas. GCPEA

Uno de los lugares donde la violencia se ha agudizado es Camerún. El país africano se ha visto azotado en los últimos años por el terrorismo del grupo yihadista Boko Haram, en los que la práctica habitual, además de quemar casas y aterrar a la población local, era la de raptar niños. «Son presas fáciles y, una vez caen en sus manos, también los usan como bombas«, se lamenta Mankongo.

«Cada día, en nuestra clase, algunas con hasta 300 alumnos, vivíamos una situación violenta: hombres con machetes, navajas o pistolas nos amenazaban y secuestraban a los alumnos. Muchos de ellos no volvían nunca, otros morían y, los más afortunados, aquellos cuyas familias podían, eran rescatados a cambio de dinero». Este relato de terror lo hace a través del teléfono Williamson Kajibwami, profesor de francés en República Democrática del Congo. «He puesto en peligro mi vida muchas veces», explica este congoleño de 46 años que ejerció como docente durante 11 en el sur y el norte de la convulsa región de Kivu. Una carrera profesional que acabaría en 2009. Los rebeldes quemaron su casa y amenazaron con matarlo. En ese momento huyó caminando durante tres días desde Goma hasta la frontera de Bunagana, en Uganda. «Estamos traumatizados por los ataques y el Gobierno no apoya la Educación ni a los profesores, que somos los que velan por el futuro de las nuevas generaciones», se lamenta Kajibwami.

Presentación del informe Educación bajo ataque 2020 / CGPEA

Pero África Subsahariana no es la única región afectada por la violencia contra la educación. El 40% de escuelas en Siria están dañadas o destruidas desde que comenzó la guerra; Sri Lanka, Filipinas, India, Irak, Venezuela, Indonesia y hasta 34 regiones más han visto como sus colegios acababan siendo usados como centro militar. De los 37 países que se han estudiado en el informe, al menos 21 han denunciado casos de abusos sexuales y otras agresiones contra mujeres y niñas, entre los que están Colombia, Myanmar, Nicaragua, Nigeria y Pakistán.

Ataques a la educación 2020 es el último estudio que se ha realizado sobre la violencia ejercida contra las escuelas, profesorado y alumnos en el mundo y que respalda la Coalición Global para Proteger la Educación de Ataques. La iniciativa está integrada por 104 países y organizaciones internacionales como Unesco, ACNUR, Save the Children, Plan Internacional y Unicef, entre otras, que desde 2010 vela por las infraestructuras y el personal educativo en conflictos y emergencias. El último gran paso de esta coalición ha sido la aprobación del Día Internacional para Proteger la Educación ante Ataques que la ONU ha establecido que se celebre cada 9 de septiembre. “Sin educación no podemos acabar con la pobreza y la desigualdad, ni promover la paz o luchar contra el cambio climático”, aseguraba António Guterres en la ceremonia virtual que se celebró el pasado miércoles. El secretario general de Naciones Unidas señaló la necesidad de utilizar las tareas de recuperación ante la covid-19 como una oportunidad para construir un mundo mejor, también dentro de las aulas.

Más incidentes en el Sahel central, a pesar de la covid-19

La pandemia y el cierre de la práctica totalidad de las escuelas en el mundo no han sido obstáculos para que los ataques contra las escuelas continuasen, especialmente en el Sahel central, formado por Malí, Burkina Faso y Níger. «Más de 90 incidentes tuvieron lugar en los primeros siete meses de 2020 y parece que se produjeron a un ritmo similar al del año pasado», señala la CGPEA en otro nuevo informe centrado en la zona.

Burkina Faso, Malí y Níger viven un contexto de inseguridad en el que los grupos armados se oponen a la educación en francés administrada por el Estado y apuntan explícitamente a las escuelas públicas, la mayoría de las veces quemando y saqueando instituciones educativas y amenazando, secuestrando o matando a profesores.

Niños de una escuela en Burkina Faso ensayan un simulacro de ataque.
Niños de una escuela en Burkina Faso ensayan un simulacro de ataque. TANYA BINDRA UNICEF

En Mali se identificaron 31 incidentes y 27 de ellos sucedieron en junio, cuando los colegios reabrieron para los exámenes, además de 500 amenazas contra profesores y centros de enseñanza. En Níger se denunciaron 15 ataques entre enero y marzo, y otros dos incidentes en mayo y junio. Burkina Faso fue el país que más registró en ese periodo, con más de 40. Estas cifras se recopilaron en un contexto de pandemia en el que obtener información fue difícil por el aumento de la inseguridad, las restricciones de movilidad y el cierre de centros.

La vuelta paulatina a las aulas tras el confinamiento, tanto en el Sahel central como en otras partes del mundo, preocupa a las organizaciones. Por eso, la Coalición ha instado a los gobiernos a garantizar que se lleven a cabo evaluaciones de riesgo antes de la reapertura y se apliquen las medidas de seguridad adecuadas con el fin de minimizar el riesgo de sufrir violencia tanto de estudiantes como profesores. Y en los casos en que la vuelta a las clases no pueda hacerse de forma segura, se deberán adoptar medidas de enseñanza alternativa y a distancia. «A medida que se desarrollan programas y políticas para apoyar la continuación de la educación durante la crisis sanitaria, existe una oportunidad de garantizar que incorporan mayor protección e incluyen a los estudiantes excluidos del aprendizaje debido a ataques pasados», ha reivindicado Diya Nijhowne, directora ejecutiva de la GCPEA. Es una oportunidad única para evitar una catástrofe generacional, con escuelas abiertas y sin trincheras.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/09/08/planeta_futuro/1599555131_678951.html

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Perú: Minedu convoca movilización nacional por la continuidad educativa y el retorno al sistema

América del Sur/Perú/13-09-2020/Autor(a) y Fuente: www.andina.pe

Ministro Benavides señala que objetivo es prevenir que los niños y adolescentes abandonen los estudios.

El Ministerio de Educación (Minedu) convocó a una movilización nacional por la permanencia en el sistema educativo y por el retorno de aquellos estudiantes que no mantienen vínculo con sus escuelas ni sus docentes, a fin de darle a este problema un tratamiento amplio, multisectorial y multiactor, con la participación de toda la comunidad educativa.

En el marco de un webinar que contó con participación de representantes de otros sectores del Ejecutivo, agencias internacionales de cooperación, academia y sociedad civil, el ministro de Educación, Martín Benavides, resaltó que el sector está implementando una estrategia que incorpora mecanismos de alerta temprana e identificación de estudiantes que corren riesgo de abandonar el sistema educativo, con la finalidad de que los directores puedan prevenir que efectivamente se retiren del sistema.
Asimismo, manifestó que se ha preparado contenido pedagógico específico para abordar esta problemática y se ha iniciado una campaña de comunicación, con mensajes dirigidos a los estudiantes, sus familias y a la comunidad educativa en general, bajo el lema “La educación no para”.
En su presentación, Benavides sostuvo que la salida de los estudiantes de la escuela tiene consecuencias en varios planos, como el laboral y el social, y sus causas sociales son plenamente identificables. Consideró que el término “deserción” tal vez no sea el más apropiado para describir esta problemática.
“La escuela tiene un papel importante (…), pero también hay que considerar a la sociedad y a las prácticas de desigualdad que todavía están presentes, como los temas de género”, indicó.
En el marco de la movilización, se han definido estrategias y acciones prioritarias orientadas a mitigar la deserción escolar en el periodo que queda del año (agosto a diciembre). Para ello, se han establecido intervenciones preventivas y de recuperación de los estudiantes que se alejaron del servicio, así como condiciones para seguir trabajando en ello el siguiente año.
También se tiene previsto capacitar a los docentes para reforzar sus capacidades en temas socioemocionales y en atención de alumno que están en riesgo de abandonar los estudios. En paralelo, se viene trabajando en mecanismos para incentivar el retorno de aquellos estudiantes que ya han abandonado el sistema.

Diversidad de enfoques

En el acto de convocatoria de esta campaña, además del ministro Benavides, participaron la viceministra de Promoción del Empleo y Capacitación Laboral, Jeanette Noborikawa; la directora general de Niñas, Niños y Adolescentes del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, María Santiago; la representante de Unicef en el Perú, Ana de Mendoza, y la presidenta de Foro Educativo, Nelly Claux.
“Nos fijamos la meta de avanzar en la recuperación de los estudiantes que salieron de la escuela, tratar de prevenir estas situaciones, y lo estamos haciendo desde el inicio con la participación de todos los sectores aquí representados porque necesitamos el compromiso intersectorial”, agregó Benavides en el panel en el que se analizaron las causas y las consecuencias de la interrupción de los estudios por parte de los escolares.
En su intervención, la viceministra Noborikawa dijo que 7 de cada 10 trabajadores independientes informales del país tienen ingresos menores a la remuneración mínima vital y que existe una correlación entre no terminar primaria y secundaria y esta situación de vulnerabilidad.
Por su parte, María Santiago afirmó que el hecho de que las niñas y adolescentes del Perú puedan ejercer su derecho a la educación permite cerrar el ciclo de violencia contra la mujer y las acerca a cumplir su plan de vida.
Ana De Mendoza, representante de Unicef, manifestó que el abandono escolar es el inicio de un circuito de exclusión social y que la deserción es multicausal y prevenible. “Asegurar la continuidad tiene que ver con el entorno familiar, pero también con todo el sistema educativo”, agregó. De otro lado, Nelly Claux señaló que los adolescentes deben tener una experiencia educativa en la que sean felices y se priorice la crianza positiva y la educación con amor, y consideró que ha llegado el momento de la participación ciudadana en la práctica educativa.
Finalmente, María Angélica Pease, profesora del Departamento de Psicología de la Pontifica Universidad Católica del Perú, sostuvo que abandonar la escuela pone fin a un proyecto de vida y es un drama nacional que constituye un indicador del sistema educativo. En ese sentido, llamó a reflexionar sobre el tema desde la sociedad y la academia.
La campaña “La educación no para” cuenta con el respaldo de la Coalición Mundial por la Educación – Capítulo Perú. En ese sentido, el Ministerio de Educación agradece a las Agencias de las Naciones Unidas (Unesco, Unicef, UNFPA), a la Banca Multilateral (BM, BID), al sector privado y a la sociedad civil, representados por organizaciones como Empresarios por la Educación, Foro Educativo y Enseña Perú, por unir esfuerzos para que la educación no se detenga.
Fuente e Imagen: https://www.andina.pe/agencia/noticia-minedu-convoca-movilizacion-nacional-por-continuidad-educativa-y-retorno-al-sistema-813319.aspx
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La pandemia a través de los ojos de las niñas adolescentes

Noticia/10 septiembre 2020/elpais.com

Hay más de 1.100 millones de mujeres menores de 18 años en el mundo y esta serie documental recoge, de la mano de Unicef, el testimonio de 16 de ellas en nueve países contando cómo ha afectado la covid-19 en sus vidas. La primera entrega, de cinco, llega desde India, Níger, Chad y Nepal. La ofrecemos en castellano en exclusiva

«La gente aquí tiene miedo porque la covid-19 no tiene ninguna cura conocida», dice Madhu, desde Nepal. «Extraño bastante a mis amigos», contesta Antsa, en Madagascar. En los últimos meses, nuestras vidas se han visto afectadas por la pandemia de la covid-19. Para las niñas de todo el mundo, esto ha significado enfrentar crecientes amenazas a su seguridad y bienestar, incluidas prácticas nocivas, como la violencia, la explotación, el abuso, la exclusión social y  la separación de sus tutores, padres y amigos.

El cierre de escuelas, los servicios de salud y protección para contener la propagación de la covid-19 deja a las niñas aún más vulnerables, intensificando la crisis actual. Si bien la pandemia ha recibido una amplia cobertura, las voces y las historias de las adolescentes a menudo han desaparecido, aunque están y se verán muy afectadas. “Actualmente, muchos padres no tienen trabajo ni dinero para las cuotas escolares. Entonces, han comenzado a planear enviar a sus hijos a trabajar. En el caso de las niñas, es posible que planeen casarlas a una edad temprana». Sangamithra, India.

En Unicef queremos instar a los gobiernos y a los responsables políticos a que reconozcan la vulnerabilidad de las niñas y adolescentes y les garanticen el acceso a una educación de calidad y a servicios legales, de justicia y de salud, incluidos los de salud sexual y reproductiva. Además, pedimos que se preste más atención a las adolescentes especialmente vulnerables, como las que ya están casadas, viudas o divorciadas, las madres adolescentes que han sufrido la mutilación genital femenina. Garantizar que sus necesidades y vulnerabilidades se registren con datos y pruebas durante y después de la pandemia. En definitiva, asegurar que se escuchen las voces de las niñas y adolescentes y se consideren sus pensamientos e ideas en políticas y programas que afectan directamente a sus vidas.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/09/01/planeta_futuro/1598973106_842144.html

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Uno de cada tres niños en el mundo no puede acceder a clases a distancia: Unicef

Al menos un tercio de los niños en edad escolar no tuvieron acceso a clases virtuales u otro tipo de aprendizaje remoto a través de la televisión o la radio cuando el COVID-19 cerró sus escuelas, asegura un nuevo informe del Fondo de la ONU para la Infancia.

“Para al menos 463 millones de niños cuyas escuelas cerraron, no existía el aprendizaje a distancia. La gran cantidad de niños cuya educación se vio completamente interrumpida durante meses es una emergencia educativa mundial. Las repercusiones podrían sentirse en las economías y sociedades durante las próximas décadas”, explicó la directora de UNICEF, Henrietta Fore.

En el punto máximo de cierres de escuelas a nivel nacional y local, casi 1500 millones de estudiantes se vieron afectados. El informeAccesibilidad del aprendizaje remoto describe las limitaciones de esta herramienta y expone profundas desigualdades en el acceso.

El informe destaca una desigualdad significativa entre  regiones. Los más afectados son los escolares del África subsahariana, donde el aprendizaje a distancia no llega a la mitad de todos los estudiantes.

En América Latina y el Caribe, como mínimo 13 millones de niños no pueden acceder al aprendizaje remoto; en África, 121 millones; en Asia oriental y el Pacífico, 80 millones; en Oriente Medio, 37 millones; y en Europa del este Asia Central, 25 millones.

© UNICEF/Nahom TesfayeUn niño en Etiopía atiende a clase a través de la radio debido al cierre de las escuelas por el COVID-19.

Los más vulnerables son los que tienen menos acceso

Los estudiantes de los hogares más pobres y los que viven en áreas rurales son los más propensos a perder su educación durante los cierres, expresa el informe.

A nivel mundial, el 72% de los escolares que no pueden acceder al aprendizaje a distancia viven en los hogares más pobres de sus países. En los países de ingresos medio altos, los alumnos de los hogares más pobres representan hasta un 86% de los estudiantes que no pueden acceder al aprendizaje a distancia. A nivel mundial,  tres cuartas partes de los escolares sin acceso viven en zonas rurales.

El informe también señala diferentes tasas de acceso entre los grupos de edad, y es más probable que los estudiantes más jóvenes se pierdan el aprendizaje remoto durante sus años más críticos de aprendizaje y desarrollo.

Por ejemplo, no tienen acceso alrededor del 70% de los escolares en edad preescolar (120 millones de niños), en gran parte debido a los desafíos y las limitaciones del aprendizaje en línea para los niños pequeños, la falta de programas de aprendizaje a distancia para esta categoría de educación y la falta de recursos en el hogar para aprendizaje remoto.

Asimismo, un 29% de los niños de educación primaria (217 millones de estudiantes) no tienen acceso a este tipo de clases, así como al menos alrededor del 24% de los alumnos de secundaria inferior (78 millones de estudiantes) no fueron atendidos.

Los niños y jóvenes en la escuela secundaria superior son los que tienen menos probabilidades de perder su educación, pero aún así al menos un 18% (48 millones de niños en edad escolar) no tienen los recursos tecnológicos para acceder al aprendizaje a distancia.

© UNICEF/Ahmed MostafaUn salón de clases es desinfectado en Egipto, cuando las escuelas se preparan para reabrir durante la pandemia.

Recomendaciones

UNICEF instó a los gobiernos a priorizar la reapertura segura de las escuelas cuando comiencen a levantar las restricciones de los cierres por el COVID-19.

Cuando la reapertura no sea posible, UNICEF insta a los gobiernos a incorporar el aprendizaje compensatorio por el tiempo de instrucción perdido en la continuidad escolar y los planes de reapertura.

Además, las políticas y prácticas de apertura escolar deben incluir la ampliación del acceso a la educación, incluido el aprendizaje a distancia, especialmente para los grupos marginados. Los sistemas educativos también deben adaptarse y construirse para resistir crisis futuras, asegura el Fondo.

Como parte de su campaña Reimagine que tiene como objetivo evitar que la pandemia de COVID-19 agrave una crisis duradera para los niños, especialmente los más pobres y vulnerables, UNICEF pide una inversión urgente para cerrar la brecha digital, llegar a todos los niños con el aprendizaje remoto y, lo más crítico, priorizar la reapertura segura de escuelas.

Fuente e imagen:  Noticias ONU

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