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Respuesta abierta de un profesor universitario

Por: Pedro Pablo Rojas. 

El arquitecto docente Pedro Pablo Rojas responde al articulo «“Pagué 20 millones por el semestre en Los Andes para que me den clases por internet” con 10 reflexiones

RESPUESTA AL LETARDO DE LA CLASE VIRTUAL

Soy docente Universitario y pese a estar de acuerdo -en parte- con el articulo, debo manifestar algunas cosas las cuales resumo en estos puntos:

  1. Esta cuarentena es una coyuntura para la cual –y pese a que se venia venir- NADIE estaba preparado, ni siquiera la mejor Universidad de Colombia como se ha demostrado.
  2. El trabajo de los docentes (no solo el mío), ha sido un reto enorme que de una u otra manera –el tiempo lo dirá- supuso un cambio y una ruptura en un paso que la educación y la manera de enseñar debió haber dado, al cual nunca se atrevió.
  3. Siempre creí que esta transición seria muy dura para los docentes pero qué como demuestra la realidad, ha sido  mucho más dura para los estudiantes.
  4. La virtualidad nuca remplazará a la presencialidad, eso se da por hecho, pero debemos estar abiertos y acostumbrarnos a la transmisión del saber dentro de un tiempo, más que en un determinado espacio.
  5. Algunos estudiantes (con mucha razón) se han quejado, más que por aprender, por la acostumbrada manera convencional y tradicional de recibir la educación, y considero, este es el enorme paradigma que YA debemos superar. Si bien es cierto el conocimiento se profesa, estamos en una era en que este se debe buscar a partir de interrogantes que no deben estar supeditados al aula.
  6. No crean que para los profesores ha sido fácil, de hecho, y en mi caso, esto ha sido mas dispendioso toda vez que ha conllevado a trabajar casi el triple para depurar y permitir que el material de enseñanza vaya acorde con la expectativa de unos junto a la carencia de interés por parte de otros aprendices. Ni que decir con docentes mayores que han hecho su mejor esfuerzo para aprender tecnologías y aplicaciones ajenas en pro de una nueva manera de instruir, pese a que ni siquiera manejan un celular.
  7. No es critica, de hecho, a parte de ser docente también soy estudiante de doctorado, pero el enorme problema de la formación en Colombia es que pese a que los alumnos reclaman cambios, aun se insiste en la manera convencional en la cual se asume que la presencia del docente va ligada con la premisa condenatoria para quienes no asistan y presten atención.
  8. Sé que no es el pensar de todos, pero si de una gran mayoría, que no ve oportunidades sino que se arropan con las talanqueras consabidas de la queja constante. ¿Porqué me enseñan igual?, ¿porque me enseñan diferente?
  9. Sí en los Andes se siente esa percepción, ¿Qué se podrá pensar en las demás?, y aunque no trabajo en dicha institución, todos los días (no solo de la cuarentena) me levanto muy temprano con la enorme convicción de hacer las cosas a la altura de las circunstancias, con la mayor honestidad y comprendiendo que esto ha sido complejo para todos, bajo la enorme convicción qué, pese a estos duros tiempos,  saldremos fortalecidos no solo como sociedad sino como un país que de una u otra manera ha reclamado desde hace dos siglos lo que esta pandemia ha logrado en tan solo dos escasas semanas de su aparición. Un cambio en la manera de enseñar y de aprender.
  10. Remato con la enorme inquietud que atormenta la relación sincrónica estudiante-profesor en torno a la evaluación, como ese gran vacío de la educación, en la cual ya debemos entender que no solo son las notas lo que vale sino el compromiso y actitud en la relación hacia el cambio pedagógico, el cual y dadas las circunstancias ya se inició.

Fuente de la reseña: https://www.las2orillas.co/respuesta-abierta-de-un-profesor-de-la-universidad-de-los-andes/

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Alejandro Gaviria: “Hay que mantener cierta capacidad de rebeldía y no resignarse con la situación del país”

Por: Luis Carlos Vélez.

 

Luis Carlos Vélez: ¿Cuáles son los principales retos de las universidades hoy? 

Alejandro Gaviria: Yo diría que son tres. Primero, las universidades son demasiado ofertistas. Tenemos que adaptarnos a las demandas de la sociedad que están cambiando, hay que conectarse con la gente y con las necesidades del mundo global. Segundo, tienen que seguir siendo factores de movilidad social. Y, finalmente, tienen que ser un actor preponderante en esta búsqueda de producción y consumo sostenible. Cuando un periódico como The Financial Times redacta un titular diciendo que hay que resetear el capitalismo, esas nuevas ideas tienen que surgir de las universidades.

L.C.V.: ¿Hoy sigue siendo verdad que en Los Andes estudia la élite del país?

A.G.: El 40 por ciento de nuestros estudiantes tienen algún tipo de ayuda financiera. La universidad beca directamente a 120 o 130 cada año. Vienen otros 200 o 300 como consecuencia de los programas estatales de becas. Eso fue verdad hace 15 años, hoy en día no es cierto. Esta es una universidad mucho más diversa socioeconómicamente que lo que la gente cree. Y tiene estudiantes de todos los estratos, con excepción tal vez del estrato uno; también, una gran diversidad regional. Esa era una universidad que ya no existe hoy afortunadamente.

L.C.V.: ¿La cancelación del programa Ser Pilo Paga afectó las finanzas de la universidad?

A.G.: No. Ese programa fue reemplazado por Generación E, que en algunos elementos a mí me parece más justo. La universidad tiene que poner una parte de la matrícula, por ejemplo. Pero la educación superior en Colombia está en un momento difícil. Hay algunos programas en otras universidades en donde hay disminuciones del 30 o 40 por ciento. Nuestro número de estudiantes de primer semestre para este año aumentó en 300. Nosotros todavía no tenemos ese problema.

L.C.V.: En los Gobiernos anteriores se acostumbraba que los miembros del gabinete eran siempre de Los Andes o la Javeriana, y en este no. ¿Cómo ve ese cambio?

A.G.: Los tiempos cambian. Yo creo que hay un tema de capital social. El actual presidente tenía un grupo con el que había crecido y trabajado siempre. No veo que eso sea un problema. Yo dije tal vez de manera provocadora en mi discurso de posesión que la Universidad de los Andes quería ser la universidad donde se educaran los líderes de Colombia, pero también la universidad para criticar a esos líderes. No está bien para un país que los ministros sean siempre de la misma universidad. Celebro ese cambio.

L.C.V.: ¿En dónde está parada la universidad ideológicamente? 

A.G.: La universidad no puede tener una posición ideológica porque aquí hay 800 profesores, muchas facultades. Lo que yo quiero es que sea un lugar plural. Eso no significa necesariamente que sea neutral. Plural significa que estemos comprometidos con los debates y que las posiciones puedan moverse hacia un lado o hacia otro. Cuando se creó Los Andes en 1948, en medio de los conflictos políticos que estaban acabando con este país, se dijo que este lugar no iba a tener dogma ni camiseta ideológica, pero eso no significa que no íbamos a tener compromiso con el país.

L.C.V.: Usted tomó una postura política favorable frente al paro. ¿Esa era una posición suya o de la universidad?

A.G.: Lo que yo hice fue acompañar a los estudiantes en ciertas manifestaciones que hicieron aquí como forma de pedagogía democrática. Me parecía importante combatir una narrativa que sugería que nosotros estábamos desconectados de la realidad. Esta es una universidad que trabaja en muchos ámbitos varios temas con el Estado. Yo no tomé una posición contra el Gobierno, sino diciendo que en eso íbamos a participar. Cuando cancelamos clases el 21 de noviembre, invité a una reflexión sobre cómo construir una sociedad mejor. No podíamos cerrar las puertas y hacer como si nada estuviera pasando. 

L.C.V.: Hoy, en retrospectiva, ¿piensa que estuvo bien acompañar el paro?

A.G.: Yo no sé qué es acompañar el paro. Nosotros simplemente tomamos una serie de medidas para proteger a nuestros estudiantes. Por ahí nos pidieron que desmontáramos una página y decidimos no hacerlo en aras de la libertad de expresión. Abrimos las puertas para que algunos estudiantes pudieran quedarse porque no podían llegar a la casa. Yo presenté esto al Consejo Superior porque había inquietudes, y casi que al unísono los miembros apoyaron lo que habíamos hecho.

«Cuando un periódico como The Financial Times propone resetear el capitalismo, estas nuevas ideas tienen que surgir de las universidades».

L.C.V.: Antes, hace unos 20 años, se decía que los estudiantes de la universidad siempre estaban completamente alineados con el Gobierno. ¿Cómo ha cambiado eso? 

A.G.: Estamos viviendo un momento en el país y en el mundo en el que hay una mayor conciencia crítica de los estudiantesHay un rompimiento generacional y un poco más de desazón sobre el futuro; incluso, sobre el futuro laboral, y un poco más de escepticismo y de desconfianza en todas las instituciones públicas. No creo que sea sobre el Gobierno, pero hay un poco más de lejanía y escepticismo sobre el Estado y sus instituciones.

L.C.V.: ¿Cómo ve al país?

A.G.: Yo creo que no hay una narrativa esperanzadora, veo una deriva o inercia preocupante, nos hace falta una agenda reformista ambiciosa. Veo un país muy paralizado sin capacidad de generar consensos. Yo no veo una situación de crisis, pero sí una cierta quietud que no me gusta. Por ejemplo, sobre el Congreso, creo que no tiene capacidad para aprobar casi ninguna ley importante. Es una incapacidad de reformarse que me parece preocupante y la consolidación de este modelo centro-periferia que ha caracterizado a Colombia durante tanto tiempo. Yo pensé que ese modelo de centro-periferia iba a cambiar con el proceso de paz y no lo veo cambiando.

L.C.V.: ¿Su postura política como individuo es cercana al progresismo?

A.G.: Yo me considero un liberal, una persona que ha defendido la dignidad humana, las libertades individuales. Desde mis primeras investigaciones académicas siempre estuve muy preocupado por la movilidad social. A mí me gusta repetir una frase y es ‘trabajar todos los días por un país un poco más justo, un poco más digno y un poco más decente’. Hoy, también luego de mi paso por el Estado, creo que uno tiene que celebrar lo bueno, pero mantener cierta capacidad de rebeldía y no resignarse con la situación del país. Hay otra frase que define mi postura política general y es ‘no resignación, pero tampoco desmesura’.

L.C.V.: ¿Eso es ser de oposición?

A.G.: Mis posturas y mis opiniones centrales sobre el país han sido casi las mismas desde hace tiempo, antes de que este Gobierno empezara. En algunos temas, sin embargo, puede haber coincidencias.

L.C.V.: ¿Hará política en el futuro?

A.G.: A mí no me gusta la política electoral, no me veo en ese mundo, tengo muchos defectos para ese mundo, incluido uno, y es que ni siquiera nací en Colombia. He sido demasiado franco y cándido en algunas de mis observaciones como mis no creencias religiosas. Yo me siento en este momento contento en la universidad, tengo un compromiso con este cargo y quisiera que me dejaran tranquilo en mi papel de educador.

L.C.V.: Su respuesta descarta la presidencia, pero ¿y otros cargos?

A.G.: Yo fui ministro de Salud por seis años y sufrí una enfermedad grave. En estas cosas uno no puede decir que no porque las coyunturas cambian, pero por ahora mi compromiso está con la universidad. Cuando veo la labor difícil de los funcionarios de tratar de construir algo en medio de esa suspicacia generalizada, de la veleidad en las redes sociales, digo mejor estar tranquilo. 

L.C.V.: Usted dio un discurso en el Hay Festival sobre populismo. Según su mirada, ¿quién es el político más populista en el país? 

A.G.: En general en el mundo, el populismo está por todos lados. La sociedad quiere cambiar y hay que responder a esa impaciencia colectiva de alguna forma. Lo que yo he tratado de decir es que esa respuesta a esa impaciencia tiene que tener algo de pensamiento y tenemos que tener entre todos contratos sociales coherentes. Yo veo que desde la derecha y la izquierda hay un rechazo a la coherencia. ¿Quién lo es más? No sé. Yo tengo una visión resignada porque es muy difícil, cuando uno está en el poder, no ser populista. Algo de eso hay que tener, pero mi llamado es a la responsabilidad en esa búsqueda permanente de la legitimidad. Hay una frase que me gusta repetir de un comentarista norteamericano que decía “las glorias fáciles de la oposición”. Criticarlo todo por Twitter no tiene ningún mérito y no tiene ningún tipo de ponderación.

L.C.V.: ¿Petro es populista? 

A.G.: Sí, en muchas de sus posturas.

L.C.V.: ¿Uribe es populista? 

A.G.: Los dos lo son. Muchas veces sobresimplifican la realidad. Se les olvidó que, cuando ellos eran gobernantes, las cosas eran un poco más difíciles y son demasiado facilistas a la hora de criticar a los otros. El populismo tiene como característica evadir la complejidad del mundo y olvidarse de las dificultades a la hora de transformar la sociedad.

L.C.V.: ¿Duque es populista?

A.G.: Algunas de sus propuestas lo son, un poco más de lo que yo me imaginaba. Pero no lo calificaría de esa manera.

Fuente de la entrevista: https://www.semana.com/nacion/articulo/alejandro-gaviria-hay-que-mantener-cierta-capacidad-de-rebeldia/655378

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Colombia: “Nuestro Futuro” la catedra abierta sobre medio ambiente de la Universidad de los Andes

América del Sur/ Colombia/19-01-2020/Autor(a): Redacción Educación/Fuente: www.elespectador.com 

Desde el 21 de enero y hasta el 10 de marzo tendrá lugar la cátedra «Nuestro Futuro» en la Universidad de los Andes. En ella se ofrecerán diversas perspectivas para afrontar el cambio climático.

El auditorio Mario Laserna de la Universidad de los Andes, abrirá sus puertas desde el 21 de enero a quienes quieran participar de la cátedra abierta “Nuestro Futuro”. En ella se ofrecerán diversas perspectivas para afrontar el cambio climático.

1. Los motores y retos de la crisis ambiental global

Conferencista: Alejandro Gavíria y Cristian Samper

21 de enero

2. La ciencia del cambio climático

Conferencista: Catalina González

28 de enero

3. La evaluación global de la biodiversidad

Conferencista: Ana María Hernández

4 de febrero

4. El bosque tropical amazónico

Conferencista: Dolores Armenteras

11 de febrero

5. Agricultura y océanos

Conferencista: Ximena Rueda y Sandra Vildary

18 de febrero

6. Ciudades sotenibles

Conferencista: Manuel Rodríguez

25 de febrero

7. El buen Antropoceno

Alejandro Gaviria y Germán Andrade

3 de marzo

8. Nuestro futuro

Alejandro Gaviria

10 de marzo

Para asistir al evento debe realizar una inscripción previa en este link, aunque, si no alcanza a inscribirse podrá ver la cátedra vía streaming por medio de El Espectador.

Fuente e Imagen: https://www.elespectador.com/noticias/educacion/nuestro-futuro-la-catedra-abierta-sobre-medio-ambiente-de-la-universidad-de-los-andes-articulo-900363

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Colombia: Graves disturbios se presentan en inmediaciones de la universidad de Los Andes

América del Sur/Colombia/29-09-2019/Autor y Fuente: Publimetro

Estudiantes de diferentes universidades se volvieron a manifestar este viernes. 

No obstante, cuando la movilización llegó al centro se presentaron enfrentamientos entre encapuchados y miembros del Esmad. La situación se tornó tensa en el edificio del Icetex.

Más adelante, pasadas las 7:00 p.m., varios estudiantes empezaron ser detenidos. Por redes sociales denuncian capturas ilegales.

GRAVES DISTURBIOS SE PRESENTAN EN INMEDIACIONES DE LA UNIVERSIDAD DE LOS ANDES

Simultáneamente, miembros del Esmad intentaron tomarse la sede de la universidad Los Andes.

«Se metió el ESMAD a Los Andes. Están cogiendo gente que no tiene nada que ver. Según reportes hay 60 detenidos. Tengan cuidado por favor, están desbandados esos tipos», «en este momento en la Universidad de los Andes», expresan algunos de los comentarios en redes sociales.

Alejandro Gaviria

Ver imagen en Twitter

Sara.@saranaiscastel

Por favor investigue que esta pasando En la universidad de los Andes, hace unos minutos el SMAD estaba irrumpiendo.

_Klavikho@_klavikho
120 personas están hablando de esto
VIDEO 

Por Twitter circulan imágenes del momento.

Humberto Alzate Liévano@AlzateLievano

En éste momento en la Universidad de los Andes.

Video insertado

Fuente e imagen: https://www.publimetro.co/co/noticias/2019/09/27/graves-disturbios-se-presentan-inmediaciones-la-universidad-los-andes.html
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Las universidades enfrentan la enfermedad del costo: Alejandro Gaviria

 

Por: Educación/Vida.

Hace un año, casi para estas fechas (era el 31 de mayo), la mayoría de los actores del sector salud invitaron a Alejandro Gaviria para rendirle un homenaje de gratitud.

La cita fue por la noche, en el Salón Monserrate del Hotel Tequendama. Sobre la tarima, los organizadores habían dispuesto un sillón cuyas proporciones más bien parecían las de un trono y, a pesar de las apariencias, le resultaba incómodo.

Allí, tensamente sentado al borde del cojín, como quien se siente usurpando una silla que no le corresponde, escuchó varios discursos halagadores.

La tensión se rompió poco después, cuando sus hijos, Mariana y Tomás, aparecieron en el escenario y fueron sometidos a preguntas que dieran respuesta a la faceta más familiar y relajada posible del homenajeado.

Una de las preguntas fue formulada a Tomás, quien ya para entonces era una celebridad. Unos meses atrás, durante la visita del papa Francisco, había declarado espontáneamente en la radio que su mayor deseo era que a su padre, que para entonces estaba sometido a un tratamiento contra el cáncer, se le acabara «esa hijueputa tos».

Alejandro Gaviria es de los que aquellos que, como mecanismo de defensa, consideran que las cosas que se desean profundamente en realidad son improbables. Estrategia de triple propósito: evitar la ansiedad, prevenir la decepción si las cosas no salen o sorprenderse cuando se vuelven hechos.

Pero esa noche Tomás, otra vez, cometió una imprudencia delatora: le preguntaron cuál era el mayor deseo de su papá en la vida, y él contestó, sin advertir el bajo perfil con que su padre manejaba los sueños, “ser rector de la Universidad de los Andes”.

Muchos de los que han estado a su lado lo admiran por su nivel intelectual. Alejandro Gaviria es de esos conversadores que pasan de los versos de Jorge Luis Borges a las teorías de Charles Darwin sin trastabillar, o de los que pueden hablar de la historia del vallenato con la misma fluidez con que citan las ideas filosófico-económicas de John Stuart Mill.

La universidad de los Andes ha fichado a un intelectual que representa el pensamiento universal, un hombre que se desenvuelve con similares destrezas en las ciencias exactas, las ciencias sociales y las ciencias humanas. Nacido en Chile por accidente, pero paisa hasta el tuétano, el nuevo rector andino siempre ha sido un estudiante inquieto y sobresaliente.

Gaviria habló con EL TIEMPO y explicó cómo las universidades pueden atraer a más estudiantes, y lo que significa para él ser el nuevo rector de la Universidad de los Andes.

¿Ser rector de una universidad era uno de sus sueños?

Había dicho recientemente que no tenía grandes aspiraciones profesionales, que mi deseo era aportar desde la educación. Ese deseo se me cumplió con creces. Pasaron casi 30 años desde el momento en que pisé la universidad por primera vez, como un ingeniero desubicado que quería reinventarse, hasta el momento de mi nombramiento en la rectoría. Un hecho improbable, casi increíble, pero aquí estoy.

La universidad no atrae tantos jóvenes como antes, ¿qué va hacer frente a eso?

El cambio en los mercados laborales y la misma ubicuidad del conocimiento (las clases de todos los temas disponibles para todos en internet) representan un desafío para todas las universidades.

Las mejores van a prevalecer. Pero deben transformarse. Tienen que mostrar, por ejemplo, que el aprendizaje requiere una conversación permanente, que la cercanía a profesores y estudiantes es clave, que la reflexión general sobre el propósito de lo que hacemos es invaluable. Las universidades deben ir más allá de la simple acumulación de conocimientos prácticos.

El cambio en los mercados laborales y la misma ubicuidad del conocimiento (las clases de todos los temas disponibles para todos en internet) representan un desafío para todas las universidades

¿Los Andes es una universidad privada, la educación que brinda es diferente a la pública?

Creo que esas diferencias se han sobrestimado. Las mejores universidades privadas tienen más similitudes que diferencias con las mejores universidades públicas.

(Le sugerimos leer: ‘El cáncer me cambió la vida’: Alejandro Gaviria)

Se habla de crisis económica en la universidad, ¿cómo separar el negocio de ser fuente de saber en estos centros?

Las universidades enfrentan lo que los economistas llamamos la «enfermedad del costo»: Un crecimiento tendencial de los costos por encima de los ingresos. Es un problema global, complejo. No tiene una solución única. Requiere atención permanente. Pero no creo que se trate de una gran crisis. Las universidades necesitan, por supuesto, ser sostenibles. Pero este es un objetivo intermedio que no debe afectar sus objetivos fundamentales: la formación, la investigación, el pensamiento crítico, el cuestionamiento del status quo, etc.

Las universidades se han venido diversificando socioeconómicamente. Hoy son más conscientes de ese problema. Las becas son más comunes, pero todavía insuficientes

Usted habla de inclusión de cerrar brechas y de equidad como principios básicos de una sociedad, ¿cómo aplicarlos en un país en donde la educación es uno de los sectores más inequitativos y excluyentes?

Las universidades se han venido diversificando socioeconómicamente. Hoy son más conscientes de ese problema. Las becas son más comunes, pero todavía insuficientes.

No es fácil conciliar los objetivos de investigación, formación de calidad e inclusión. Hay que diversificar ingresos. Buscar formas innovadoras de financiación. Tener más inversión estatal. Esta es una tarea de todos. No es un asunto solamente de unas pocas universidades.

Hay gente que lo ve como un tipo muy liberal,  ¿no cree que sus posturas frente a Dios, el aborto, la eutanasia, la marihuana medicinal, entre otros, espante a las familias a la hora de matricular a sus hijos en los Andes?

Por supuesto que no. Los Andes es una universidad plural, donde coexisten muchas visiones del cambio social. Yo no vengo a imponer ninguna idea. Pero seguiré, eso sí, expresando lo que pienso. Creo en la urgencia de sociedades más abiertas, incluyentes y solidarias.

Su opinión sobre el impacto en estudiantes y universidades como los Andes sobre el final del programa Ser Pilo Paga y la llegada de Generación E.

Apenas estoy en proceso de empalme. Mirando los números. Entendiendo los nuevos desafíos. Las evaluaciones de Ser Pilo Paga son muy positivas. Hay debate necesario sobre los problemas fiscales y de equidad. Ese es mi tema. Escribí un libro sobre educación y movilidad social hace varios años. Ya tendré la oportunidad de pronunciarme al respecto.

Usted en un comienzo fue renuente a apoyar la ley que elevó la salud al rango de derecho fundamental y luego se convirtió en uno de los defensores más radicales de este precepto; ¿cree que la educación en Colombia debería transitar por el mismo camino?

La salud es un buen ejemplo de los beneficios y los problemas de la judicialización de los asuntos sociales. La única respuesta sensata a esa pregunta sería «depende de los detalles». Yo creo en la coherencia y le temo a la institucionalización de las promesas de difícil cumplimiento.

¿Cree que la universidad es el espacio donde podemos resolver la polarización, donde se reconozca que hay razones éticas y válidas en cada una de las orillas?

Es uno de los espacios, no el único por supuesto. Debe dar ejemplo de tolerancia, de virtudes republicanas y de respeto a las opiniones de los otros. También debe ir más allá de la indignación superficial o el cinismo indiferente que caracterizan muchos debates actuales.

Usted dice que la universidad es el espacio para decir verdades incómodas. Si lo pensó, es porque ya tiene una verdad incómoda que decir. ¿Cuál sería esa verdad?

Voy a mencionar tres tomadas de mi último libro ‘Siquiera tenemos las palabras’:

La corrupción no se combate entregándoles más poder a unos pocos que parecen más interesados en el espectáculo que en la verdad.

Tenemos que recuperar el sentido de la tragedia. Hay problemas sociales que no tienen una solución definitiva. Hay catástrofes imprevisibles e inevitables.

La manipulación demagógica del bienestar de los niños es cada vez más frecuente y más ruin. Detrás de ese discurso oportunista suelen esconderse las pretensiones totalitarias de políticos extremistas.

Fuente de la entrevista: https://www.eltiempo.com/vida/educacion/entrevista-con-alejandro-gaviria-nuevo-rector-de-la-universidad-de-los-andes-368336

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Venezuela: Los trabajadores universitarios denuncian grave situación salarial del sector y piden sean pagados directamente por el Ministerio

Redacción: Ensartaos

Los universitarios nos dirigimos a nuestro legítimo gobierno comandado por el Presidente Nicolás Maduro Moros  (II)

Desde Mérida, ciudad universitaria por excelencia de la República Bolivariana de Venezuela, las organizaciones abajo firmantes, entendiendo la dura y difícil coyuntura económica que estamos padeciendo, fundamentalmente debidas al bloque económico y financiero impuestos por el imperialismo norteamericano y sus países satélites; debe sin embargo levantar su voz de alerta ante el acelerado deterioro de las condiciones de vida y de trabajo del sector universitario, de ciencia y tecnología.

Como lo indicamos en nuestro primer comunicado del día 24-01-2019, ratificamos que estamos trabajando en condiciones precarias y complejas, que ameritan con suma urgencia una reestructuración y refundación de sus principios ductores, de manera de detener la grave pérdida no solo de personal altamente calificado (que ha costado mucho formar) sino de materiales, equipos e infraestructura, que han sido víctimas de deterioro, robos y vandalismo, lo cual ha generado una acelerada disminución de la calidad de la docencia y la investigación que se imparten en nuestras casas de estudio y demás institutos de investigación y desarrollo.

Alertamos a nuestro gobierno que, debido al nulo conocimiento que del sector universitario, de ciencia y tecnología, han presentado ministros y viceministros del ramo, hacer investigación de nivel, en asuntos claves para el desarrollo de nuestro país, se ha hecho poco menos que imposible, si los sueldos, salarios e incentivos continúan deprimidos; siguiendo una extraña política de bajas remuneraciones, que ha llevado a innumerables personas, con enorme experiencia, conocimientos y deseo de trabajar en nuestra patria, buscar otros derroteros, en procura de mínimas condiciones de vida.

Los funcionarios actuales del Ministerio del Poder Popular para Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología parecieran ignorar la grave realidad de nuestros trabajadores, y la importancia estratégica del sector. De continuar en este acelerado declive, podría observarse una muy grave situación de inexistencia de generación de relevo, nula capacidad de innovación y baja calidad universitaria en poco menos de cinco años.

Además, como denunciamos en la comunicación del 24-01-2019 antes mencionada, las autoridades de las universidades autónomas han tomado la vía del desconocimiento del Estado de Derecho, asumiendo decisiones claramente insurreccionales y golpistas. Es por ello que solicitamos formalmente que nuestros sueldos y salarios, pensiones y becas estudiantiles, nos sean PAGADAS DIRECTAMENTE por el Ministerio del Poder Popular para Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología; lo cual técnicamente es absolutamente factible, y le restaría capacidad de maniobra a agentes venezolanos al servicio de potencias extranjeras que amenazan con invadir militarmente nuestra patria.

Finalmente, el sector universitario, de ciencia y tecnología, manifiesta su irrestricto apoyo al Presidente Nicolás Maduro Moros, en estas horas cuando la canalla internacional intenta destruir nuestra nación, apoderarse de sus riquezas y propiciar una confrontación fratricida que incendie la América del Sur y el Caribe.

En Mérida, a los treinta días del mes de enero de dos mil diecinueve

Fuente: https://www.ensartaos.com.ve/los-trabajadores-universitarios-denuncian-grave-situacion-salarial-del-sector-y-piden-sean-pagados-directamente-por-el-ministerio/

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La crisis financiera de las universidades públicas

Por Julián De Zubiría Samper.

El pedagogo Julián De Zubiría explica en esta columna las razones de la grave crisis financiera que vienen sufriendo las universidades públicas y la cual ha llevado a rectores, docentes y estudiantes a convocar movilizaciones para exigir adiciones para la vigencia del presupuesto que está por definirse para el año de 2019.

El país se prepara para recibir una de las marchas más grandes en las últimas décadas. El 10 de octubre, estudiantes, profesores y ciudadanos, saldrán a la calle en todos los rincones del territorio en defensa de la universidad pública y para exigir recursos que garanticen que puedan seguir ofreciendo educación de tan alta calidad, como hasta el momento han podido hacer. Simultáneamente, en el Congreso se realizará un foro por la dignidad de la educación superior. La idea es incidir en la decisión del gobierno sobre el presupuesto general de la nación para el año 2019. Sin duda, son marchas justas en defensa de la educación y la democracia.

La única opción para alcanzar la movilidad social que tienen los hijos de familias que vivieron en la pobreza es convertirse en estudiantes de alguna de las universidades públicas con que cuenta el país.

La propuesta del gobierno es adicionar 3,5 billones a las armas y la guerra. La propuesta de docentes y estudiantes es que, de esos recursos, se reasigne 1 billón para las universidades públicas, que se incrementen los recursos para el SENA, que se transfieran fondos del ICETEX hacia la educación oficial y que los 800.000 mil millones que cuesta anualmente el programa Ser Pilo Paga se inviertan por completo en las universidades públicas regionales.Veremos de qué manera elige defenderse el país: si con armas o con educación. Si la decisión se toma pensando en las próximas generaciones y el desarrollo nacional, no hay duda: mejoraremos significativamente los recursos para la educación.

En Colombia, sólo el 40% de los jóvenes de estrato uno culmina la educación media y tan solo el 10% de ellos logra ingresar a la educación superior. La sociedad es especialmente injusta con ellos porque los condena a seguir viviendo en la marginalidad y la miseria. La única opción para alcanzar la movilidad social que tienen los hijos de familias que vivieron en la pobreza es convertirse en estudiantes de alguna de las universidades públicas con que cuenta el país. Lo demás es jugar irresponsablemente con las ilusiones de las más pobres o apostarle a la lotería, en la que los que ganan, según la teoría de la probabilidad, son menos que los que reciben el impacto de un rayo en vida. Colombia sigue siendo un país con muy alta iniquidad y muy baja movilidad social. La educación oficial tiene la llave maestra para superar estas dos tragedias que cargamos de tiempo atrás.

Diversas investigaciones que he hecho y otras consultadas de laUniversidad de los Andes concluyen lo mismo: cerca del 90% de los jóvenes vinculados a la educación pública aspiran a continuar sus estudios superiores en una universidad oficial, pero ésta le cierra a la mayoría sus puertas con candado. Sus sueños se truncan y desde muy jóvenes terminan vinculados al mundo laboral, frenando así cualquier posibilidad de movilidad social.

De los 540.000 jóvenes que cada año se gradúan de la educación media en Colombia, el 90% pertenece al estrato 1, 2 o 3. Relativamente pocos de ellos logran ser admitidos en una universidad oficial. En la Universidad Nacional, de 75.000 que se presentan, tan solo logran ingresar 5.000. En la de Antioquia ingresan 5.000 de los 50.000 que lo intentan, en la delAtlántico son admitidos 3.000, pero se presentan 30.000.

Desde hace algunos años, las universidades públicas, están en cuidados intensivos a nivel financiero. La explicación es sencilla: En 1993 recibían, por cada estudiante, un monto de 10,8 millones de pesos por parte del Estado. Hoy, 25 años después, las transferencias han pasado a 4,8 millones de pesos por estudiante. Una caída sensible que se origina en que el incremento en el número de estudiantes no estuvo acompañado por uno similar en los recursos girados. Es así que, en 1993, las universidades oficiales contaban con 159.000 estudiantes, en tanto hoy acogen a 611.000. La situación es todavía más grave si se tiene en cuenta que los estudiantes de maestrías y doctorados vienen creciendo exponencialmente; y que el costo de tener un estudiante en maestría es más de tres veces superior al que se requiere en el pregrado.

La Ley 30 de 1992 determinó que las transferencias a las universidades serían ajustadas anualmente según el IPC. El problema grave es que los costos crecieron muchísimo más al cuadruplicarse los alumnos que recibieron, al aumentar los estudiantes en maestrías y al elevarse los niveles de formación, publicación y titulación de los docentes. El déficit se fue agravando año a año. Quienes asistimos a las universidades oficiales del país sabemos que pueden carecer de condiciones mínimas de infraestructura. Literalmente algunos de sus edificios se están cayendo.

¿Cómo pudieron subsistir con este creciente déficit financiero? Hay varios factores para explicar la continuidad de las universidades a pesar de la crisis de sus finanzas; pero, sin duda, el más importante ha sido el recurrir a la venta de sus propios servicios e investigaciones al sector público y privado. Es una estrategia comprensible, pero riesgosa en el mediano plazo, ya que desvía a la universidad de sus fines esenciales. En 1993, la Universidad Nacional recibía de la nación el 75% de todos sus ingresos, en tanto hoy en día recibe el 50%, y el otro 50% lo consigue mediante contratos que celebra con el Estado y con el sector privado. Un monto muy similar se alcanza para el resto de las universidades públicas regionales, con el agravante de que en ellas el traslado de los costos hacia los estudiantes ha sido cada vez mayor.

Que las universidades participen en la generación de sus finanzas tiene un elemento positivo: contribuye a la necesaria articulación entre la universidad y la sociedad. Sin embargo, llegamos a un límite que sería muy riesgoso de superar, ya que esta ruta ha obligado a directivos a desplazarse de sus funciones esenciales: la generación de conocimiento y la formación de las nuevas generaciones.

Otro mecanismo particularmente grave al que han tenido que recurrir las universidades públicas es aumentar el número de docentes temporales y de cátedra. Hoy por hoy, el 43% de todos los docentes en las universidades están vinculados como catedráticos y el 21% como ocasionales, cuando diez años atrás el promedio era del 36% y del 20%, respectivamente. Esto amenaza seriamente la calidad de la educación superior pública a mediano plazo. Con docentes catedráticos y ocasionales que no participan en espacios de reunión y planeación, la reflexión pedagógica tiende a desapacer. Con humor negro son apodados como los profes “rateros”: un rato aquí y otro allá.

Las universidades están en mora de revisar, entre otros, sus modelos pedagógicos, su responsabilidad en la formación de mejores ciudadanos, sus sistemas de evaluación y su estructura curricular. No es sólo una cuestión de inyectarles más recursos. Tienen que repensarse en términos institucionales, administrativos y pedagógicos. Aun así, esas serán tareas casi imposibles de realizar sin contar con docentes de tiempo completo y de planta.

La situación de las universidades públicas se complica si se tiene en cuenta la gigantesca campaña mediática de desprestigio que han sufrido. Se dice que son instituciones de baja calidad, que allí estudian “tirapiedras”, desadaptados y guerrilleros; que los docentes “lavan el cerebro” de los estudiantes, que son excesivamente costosas y miles de mentiras y falacias. Es así, que, aunque en las dos últimas décadas la Universidad Nacional no ha suspendido un solo semestre, es común la malintencionada afirmación de que en las universidades oficiales las carreras duran mucho tiempo más debido a los supuestos cierres prolongados que sufren. Es más, la Nacional no tuvo ningún cierre de más de un día durante todo el tiempo que duró el proceso de paz. Todos sabemos que fue un tiempo extenso. Pero eso tampoco lo saben los colombianos.

El país no sabe que son públicas ocho de las diez mejores universidades en valor agregado y en apropiación social de conocimiento, y que también lo son tres de las cinco universidades que más están consolidando los procesos de investigación a nivel nacional.

Pero lo más importante de todo, lo que nunca podremos perder de vista, es que la única opción para que los pobres de América Latina salgan de la pobreza es fortalecer la educación pública. Sin ésta, ellos estarán condenados a vivir eternamente en la miseria. Por ello, como muchos otros, también anuncio que respaldaré a los docentes y a los jóvenes del país en las marchas que se realizarán el 10 de octubre.Marcharé, porque tengo claro que un país que no defiende su educación pública no merece llamarse una democracia.

Fuente del artículo: https://www.semana.com/educacion/articulo/razones-para-que-el-10-de-octubre-marchen-por-defender-la-universidad-publica/586172

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