Para ayudar a dejar claros y afianzar algunos conceptos, así como para desarrollar de una forma más didáctica nuestro discurso feminista, estos documentales son perfectos. Dale al play y no pierdas detalle.
She’s beautiful when she´s angry.
Fundamental para conocer cómo comenzaron y se formaron los primeros grupos feministas en los años 60 y 70. Con imágenes originales de la época y entrevistas a algunas de sus fundadoras, este documental realiza un recorrido por dos décadas definitivas en la lucha por la igualdad.
Simone de Beauvoir. “No se nace mujer…”
52 minutos para analizar la figura de esta mujer vital para comprender lo que ahora entendemos por igualdad entre géneros. Si quieres saber por qué no se nace mujer, sino que nos convertimos en ello.Un documental de Virginie Linhart del año 2007 producido por Zadig Productions en colaboración de con Sofiber y la participación de France 5 en donde se conmemora la publicación del “Segundo sexo” y se valora la figura de Simone de Beauvoir.
The punk singer
Gracias a este maravilloso documental podemos adentrarnos y conocer de cerca la carrera de Katheleen Hanna, la cantante del mítico grupo punk Bikini Kill desde el que dio voz a los abusos e injusticias sufridos por la mujer. Porque el punk no solo fueron los Ramones ni los Sex Pistols, he aquí un retrato de las mujeres más influyentes de la escena. El video es la versión original, en inglés, que en este ENLACElo puedes ver con subtítulos en castellano.
Esta película documental busca destapar el tabú y abrir el debate sobre las violaciones que acontecen en los campus universitarios de Estados Unidos. El primer paso era informar a la sociedad sobre lo que realmente está pasando en las universidades y cómo la cultura de la violación está totalmente instaurada en estas.
Dir. Kirby Dick | Estados Unidos | 103 minutos
Sinopsis: Aclamado documental que relata los frecuentes pero poco conocidos casos de violaciones a estudiantes en los campus universitarios, unos terribles hechos que en muchos casos son silenciados u ocultados incluso por las propias autoridades de las universidades, ante el posible desprestigio y perjuicio económico que el acoso sexual y sobre todo las violaciones a jóvenes conllevan para la imagen de la institución donde se produce. (FILMAFFINITY)
Existe una opinión generalizada de que las universidades estadounidenses son lo máximo, no sólo por oferta académica, sino por todo ese prestigio que rodea sus nombres. Todos hemos soñado en algún punto de nuestras vidas en asistir a Harvard, Cambridge o Yale, pero pocos nos hemos cuestionado -más allá de los costos- ¿en verdad es todo tan idílico como lo pintan?.
The Hunting Ground recopila los valientes testimonios de una serie de mujeres y hombres, a los que se les nombra sobrevivientes, que fueron victimas de abuso sexual dentro de las instalaciones de diversas universidades de Estados Unidos, las cuales no sólo se han encargado de demeritar las denuncias de las y los estudiantes, sino que además han buscado culpar a las propias victimas por lo sucedido, todo con el afán de proteger la imagen de la institución.
CNN Films, quien está detrás de toda la investigación, nos explica a detalle las razones que llevan a tan prestigiadas casas de estudios a encubrir estos delitos llevados a cabo por parte de sus mismos alumnos, y todo por supuesto termina siendo por razones económicas. ¿A quién le interesa pagar cantidades estratosfericas para mandar a su hija a cualquiera de estas instituciones educativas si ésta puede ser violada incluso antes de que comiencen las clases?. Exacto. Además, ¿van a correr el riesgo de perder las aportaciones multimillonarias de sus benefactores?. Lo dudo mucho. Todo es cuestión de proteger una marca a como dé lugar.
The Hunting Ground es un filme brutalmente revelador que deja expuesto un sistema que durante décadas ha manipulado la información en pro de sus intereses, importándole poco que esta serie de atropellos le hayan costado la vida a más de una persona. Lo dicen muchos de los sobrevivientes, el modo tan irresponsable de actuar de las universidades se vuelve una experiencia aún más traumática que el abuso en sí.
Encuentro bastante triste que este documental haya sido dejado de lado por la Academia de Hollywood en la categoría de mejor documental y sólo haya obtenido la nominación a mejor canción (Lady Gaga de por medio), creo que una candidatura en dicha terna le habría dado un alcance mayor para llegar a oídos del público en general, pero insisto, como nos han dejado muy claro, hay gente que no quiere que esto ocurra. De cualquier manera te invito a checar The Hunting Ground (disponible en Netflix para México), créeme, te hará ver el sueño americano educativo de una manera completamente diferente.
La historia y evolución del movimiento artístico feminista surgido en USA en los años 60, documentado meticulosamente durante años por una de las partícipes activas del movimiento, Lynn Hershman. Una maravillosa manera de acercarnos a uno de los momentos artísticos más significativos de la segunda década del SXX. El video está en lenguas originales y substitulado en inglés.
En el planeta quedan más de un centenar de comunidades indígenas sin contactar, repartidas en la Amazonia, Papúa Nueva Guinea e India. Su supervivencia depende de que sigan aisladas
Los sentineleses, la tribu que habita desde hace milenios la isla de Sentinel del Norte, en el archipiélago indio de Andamán y Nicobar, se convirtieron hace un mes en protagonistas de las primeras páginas de los periódicos internacionales después de que algunos de sus miembros presuntamente asesinaran a John Allen Chau, de 26 años. El misionero estadounidense pretendía acceder al pequeño territorio protegido con la intención de evangelizar a sus habitantes, uno de los pueblos en aislamiento voluntario que existen en el mundo. Como los sentineleses, se calcula que en el planeta hay al menos cien comunidades indígenas que viven sin contacto alguno con otras civilizaciones.
Corría julio de 2014 cuando, muy lejos de India, en la frontera entre Perú y el Estado brasileño de Acre, tres hombres desnudos, con un corte de pelo estilo casco y las caras pintadas, se dejaban ver en la orilla de un río y trataban de comunicarse en un idioma que nadie comprendía. Los gestos, en cambio, eran familiares. Uno de ellos, por ejemplo, se ponía la mano en el estómago, dando a entender que tenía hambre. Al avistar a un individuo con una escopeta, advirtieron mediante unas palabras a la postre traducidas: “Si nos maltratáis, os vamos a lanzar un hechizo”.
Ese momento, grabado en vídeo, fue la primera aparición conocida de un grupo de indígenas de la etnia sapanahua, que hasta entonces había decidido vivir aislada en plena selva amazónica. Sus integrantes querían evitar cualquier contacto con el resto del mundo hasta que, al ser atacados por unos sujetos armados en la parte peruana, se vieron forzados a abandonar sus aldeas.
Un documental de Survival International muestra imágenes inéditas de un pueblo indígena aislado del estado brasileño de Acre, cerca de la frontera con Perú.
No sería el primer grupo que huía debido a amenazas a ambos lados de la frontera. Ni el último. En enero de 2015, tres miembros de la etnia awá-guajá que vivían aislados y dentro de una tierra indígena del Estado de Maranhão, en el noreste de Brasil, hicieron lo mismo, siempre al haber sido contactados tras sufrir un ataque.
Así, varios de estos pueblos están emergiendo de la selva amazónica debido al avance de la tala ilegal y la invasión de sus selvas, que los fuerzan a huir de sus hogares y establecer contacto con el resto de la sociedad.
La Amazonia brasileña es el área con mayor cantidad de comunidades indígenas aisladas del mundo, según la ONG Survival International. La Fundación Nacional del Indio (Funai), organismo del Gobierno brasileño encargado de proteger a los más de 800.000 indígenas que viven en el país, asegura que hay al menos 107 registros de la presencia de estos grupos, cerca de 30 de ellos están controlados —en la lejanía— por parte de la entidad. Los expertos advierten, no obstante, de que hay que manejar con cuidado los datos porque no se basan en pruebas fehacientes debido a que el aislamiento de estas comunidades hace imposible llevar a cabo un recuento fiable.
“Se necesita investigar más: hace 10 años se decía que en Brasil solo había 10 o 15 grupos y esa cifra ha aumentado mucho, debe haber más [comunidades] de lo que se dice”, vaticina Fiona Watson, experta de Survival International y gran conocedora de tribus no contactadas.
¿De qué manera se confirma la existencia de pueblos indígenas no contactados? Para empezar, hay que definirlos. “Son grupos que no tienen contacto formal voluntario con la sociedad nacional. Saben que existe el mundo exterior y que tienen vecinos”, explica Watson. Brasil no es el único país que cuenta con presencia de estas comunidades.
Perú se encuentra en segundo lugar con entre 15 y 20 pueblos aislados. Watson también destaca casos como el de Paraguay, donde parte del pueblo ayoreo y otros clanes viven fuera del bosque tropical de la Amazonia, en la región de El Chaco. “Es un entorno muy distinto, pero están”, confirma la experta. En Bolivia, Ecuador y Colombia existen grupos más pequeños, y en la parte oeste de Papúa Nueva Guinea (Oceanía) se sabe de la existencia de varios pueblos, aunque no se ha logrado establecer el número ni los lugares exactos donde habitan.
Abusos del exterior
“Es muy peligroso penetrar en su territorio desde que Indonesia [país fronterizo] invadiera aquella zona. Tenemos una persona que fue allí [zonas no contactadas en Papúa Nueva Guinea], pero es muy difícil entrar de nuevo, está todo militarizado. Pensamos que existen [estas tribus] porque desde hace años hablamos con gente y dicen que están, pero no quieren dar más información”, explica Watson.
El tercer grupo de población localizada en el mundo es la anteriormente citada etnia sentinelese, en India. “Este es el pueblo más aislado porque vive en una isla, y nadie consigue entrar allí. Ellos protegen mucho su independencia y son autosuficientes”, describe Watson. “El Gobierno de India hizo una aproximación hace años y fue rechazado, así que decidió no forzar el contacto. Son felices y en algunas fotos se aprecia que están fuertes y sanos, tienen dientes fantásticos. Demuestran que tomaron la decisión correcta de permanecer aislados porque no necesitan nada de la sociedad afuera, tienen de todo en su isla, viven bien”, opina Watson.
En más de una ocasión, algunas de estas comunidades aisladas sí que tuvieron contacto con el exterior hace siglos, en concreto hace unos 150 años con los colonos que arribaron a varias zonas de Perú y la Amazonia. “[Las tribus] fueron esclavizadas y obligadas a trabajar en condiciones horrorosas en plantaciones de caucho. Mucha gente murió”, describe Watson. Aquella experiencia quedó en la memoria histórica de estas comunidades, que piensan aún hoy que la gente de afuera es mala. Por eso deciden aislarse, para sobrevivir.
Brasil, Perú y Colombia son los países con mayor experiencia en la protección de los pueblos indígenas no contactados
Amenazas y peligros
Los peligros de los que huyen estas comunidades indígenas son muchos. En Brasil, madereros, buscadores de oro y narcotraficantes usan el área de la selva sin preocupación alguna ante la ausencia de control del Estado. Y la actividad de grupos criminales se vuelve cada vez más osada.
Durante la madrugada del pasado 22 de diciembre, una de las tres bases que protegen a las comunidades aisladas, en la Tierra Indígena Valle del Javari, en la frontera brasileña del Amazonas con Perú, fue atacada a tiros ante la presencia de la policía y de la Funai. Nadie resultó herido, pero este suceso ha hecho que aumente la preocupación de las entidades de protección de comunidades indígenas que ya temen las políticas que puede tomar el presidente electo de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro, que tomará posesión el próximo martes.
El nuevo mandatario es contrario a la demarcación de territorios indígenas, pues sostiene que los pueblos tradicionales tienen que “integrarse” con el resto de la sociedad. También defiende la existencia de actividades remuneradas en las áreas habitadas por comunidades aisladas.
“El indio no puede seguir dentro de un área demarcada como si fuese un animal encerrado dentro de un zoológico”, dijo Bolsonaro en unas declaraciones que recordaban la línea mantenida durante el Gobierno de la dictadura militar (1964-1985).
Entonces, la política era de acercamiento a estas tribus para intentar insertarlos en la sociedad, especialmente si se encontraban en un área de interés para acometer proyectos de infraestructuras. Fue desastroso para la salud de estos pueblos, que no estaban protegidos ni vacunados para afrontar algunas de las enfermedades que circulaban fuera de la selva. Desde 1988, cuando se promulgó la nueva Constitución tras finalizar la dictadura, el Gobierno de Brasil cambió la forma de relacionarse con estas tribus y pasó a asistirlas solo cuando pedían ayuda.
Brasil, junto a Perú y Colombia, son en la actualidad los países con mayor experiencia en la protección de estos pueblos, opina Silvana Baldovino, abogada y directora del Programa de Biodiversidad y Pueblos Indígenas de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA).
Perú, en concreto, cuenta con una ley para pueblos indígenas no contactados y en fase de contacto inicial. Es decir, aquellos que han tenido ya algún acercamiento y buscan un mayor encuentro con otras comunidades. Pero el marco regulatorio se ha quedado pequeño, opina la jurista. “La norma dice que si hay una reserva para estos pueblos y se identifica que hay un recurso, como un yacimiento de oro, se puede explotar. Y esto significaría la probable extinción de ese pueblo”, advierte.
Más allá de la ley, es mucho el trabajo que se ha hecho ya para la protección de estos pueblos y mucho más el que queda por hacer, reflexiona el indígena de la tribu shipibo-conibo (Perú) Julio Cusurichi, ganador del Premio Medioambiental Goldman en 2007 y presidente de la Federación Nativa del Río Madre de Dios y Afluentes (Fenamad).
Indígenas en aislamiento voluntario de Monte Salvado, en la Amazonía peruana, salen al exterior de la selva en julio de 2015.
En el país andino existen cinco reservas para unos 7.000 indígenas, según el Ministerio de Cultura. Se encuentran aislamiento o contacto inicial. Hay cinco propuestas para crear nuevas áreas protegidas. “La principal amenaza [para los indígenas] viene del Gobierno”, denuncia Cusurichi. “El Ministerio de Transporte quiere aprobar varios proyectos de ley para construir carreteras que atraviesen parques nacionales. Es una gran amenaza y viene de los congresistas”. “Ha sido muy importante que organizaciones y ministerios [Medioambiente y Cultura] denuncien qué es lo que puede pasar si se hace algo así: es un etnocidio”, coincide Baldovino.
Densidad de población
Una de las reservas con mayor densidad de población está en Madre de Dios, la región peruana donde trabaja la organización Fenamad. “Hemos construido puestos de vigilancia lindantes con el territorio de los pueblos indígenas en Monte Salvado, por ejemplo, y en El Diamante, y hemos contratado a otros indígenas que hablan la misma lengua que los no contactados”, describe Cusurichi. “Igual que hay guardaparques que guardan árboles y pájaros, ellos monitorean a estos indígenas en aislamiento para que no accedan extraños en estos territorios”, describe. “Andan por los bosques buscando huellas y señales como restos de un fuego o casas abandonadas. También hablan con los vecinos ya contactados, que muchas veces dicen: ‘ah, vivimos muy lejos de nuestros hermanos no contactados”, añade Fiona Watson.
De ahí viene la importancia del monitoreo: para tratar de minimizar los riesgos de contacto de personas que quieren evangelizar o de quienes pretenden rodar un documental. Y, por supuesto, de aquellos que tratan de realizar actividades ilegales como la tala de madera o extracción de oro en unas zonas que, precisamente por estar tan poco intervenidas, son muy ricas en recursos naturales que codician las empresas extractoras, ilustra la abogada.
Una maloca (casa comunal) de un grupo de indígenas yanomami no contactados en septiembre de 2016.GUILHERMESURVIVAL INTERNATIONAL
No se trata de entrar en contacto con ellos, insiste Baldovino, sino de realizar una labor disuasoria para quien lo intente. “Los profesionales del Ministerio de Cultura [en Perú] tienen protocolos de acción sobre qué hacer cuando, por ejemplo, los ven salir [a los indígenas] de la reserva por alguna razón excepcional”.
Gracias a su conocimiento del lenguaje, han logrado escucharlos e identificar ciertas acciones que marcan una voluntad de lo que quieren hacer. “En dos ocasiones han avistado indígenas, pero se aproximaban con flechas apuntando hacia arriba, en actitud desafiante. Eso es que no iban con ganas de socializar, así que lo que estos profesionales deben hacer es marcharse del puesto de control”, describe la abogada. Fiona Watson también explica un caso ocurrido en Perú: “Se sabe de un pueblo indígena no contactado que ha dejado flechas cruzadas en caminos; es una señal muy clara de que no quieren que entre nadie”, apunta.
La violencia sexual es el evento traumático más grave para una niña. Latinoamérica es la segunda región del mundo con la tasa más alta de embarazo adolescente. Derechos.
Investigaciones y campañas feministas ponen la mirada sobre el drama de las niñas latinoamericanas que antes de los 14 años son forzadas al embarazo y la maternidad producto de violaciones sexuales. Esto afecta sus proyectos de vida sin que los Estados respondan con políticas que garanticen sus derechos humanos.
El Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de las Mujeres (Cladem) se aproximó al problema en el 2016 con un estudio en 14 países de la región que empezó a sacar de la invisibilidad la franja de niñas menores de 14 años que se encontraban en la estadística de estos país como madres adolescentes.
Julia Escalante, abogada mexicana y coordinadora regional del Cladem, recordó que fue el caso de la niña paraguaya
Mainunbuy (nombre ficticio) el que las motivó a profundizar sobre esta realidad. Ella quedó embarazada en el el 2015 por la violación de su padrastro y fue forzada a asumir una posterior maternidad al negársele la interrupción de la gestación.
Cladem y la organización Equality Now acudieron en mayo de ese año a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que instó al Estado paraguayo a proteger la vida y todos los derechos de la niña.
Pero eso no ocurrió y desde entonces se repitieron en ese país casos parecidos, el último en noviembre.
Sin derecho a refutar
Marta Rondón, psiquiatra consultora en el Instituto Nacional Materno Perinatal de Perú, conoce de cerca la realidad de niñas violadas que quedan embarazadas y dan a luz contra su voluntad porque el Estado no les ofrece oportunamente el derecho a interrumpir la gestación para evitar en su salud un grave daño y permanente.
“La violencia sexual es el evento traumático más grave para una niña y no nos hacemos cargo por la conspiración del silencio”, expresó.
A los 11 y 12 años les llevan pañalitos, cochecito, ajuares, les dicen que tienen un motivo para vivir y las preparan para el amamantamiento, narró. Profesionales de salud, que son agentes del Estado, hablan de cómo la naturaleza es sabia y que la pelvis de la niña está preparada para el parto y de que puede producir leche, acotó.
“Pero la niña es una niña, tiene el cerebro de sus pocos años, tenía un proyecto de vida que ya no realizará. Se siente abrumada por las tareas maternales, además de llevar el hijo del violador, algo que no pidió ni deseó”.
Rondón dijo que el Estado no reconoce el impacto de la violación sexual y del embarazo en la salud mental de las niñas, que la obligación de todos los operadores de salud al entrar en contacto con una niña embarazada es informarles de su derecho al aborto terapéutico para proteger su salud mental, tal como señala la norma.
También exhortó a tomar medidas de prevención mediante la educación sexual integral con enfoque de género en los centros educativos desde la primera infancia, ingresar con esos contenidos a los medios de comunicación y erradicar prácticas de sexualización de las niñas en estos espacios.
Violación
Un estudio publicado este año por el Fondo de la Población de las Naciones Unidas (UNFPA) refrendó que Latinoamérica es la segunda región del mundo, después de África Subsahariana, con la tasa más alta de embarazo adolescente, con 66,5 nacimientos por cada mil niñas y adolescentes, frente a una tasa mundial de 46.
Además, de los 7,3 millones de partos de adolescentes menores de 18 años que ocurren cada año en la región, por lo menos dos millones son de niñas menores de 15 años, y si la tendencia se mantiene esa cifra llegaría a tres millones en el 2030.
El estudio en 14 países de Cladem subraya que en la región los partos de niñas tienen como causa la violación sexual, porque las legislaciones de sus países fijan que eso es toda relación carnal con una niña menor de 14 años, la edad hasta la que rige la llamada indemnidad sexual.
Las organizaciones regionales que defienden los derechos de las mujeres coinciden, además, que un embarazo infantil
forzado cuando una niña de menos de 14 años queda embarazada sin haberlo buscado o deseado y se le niega, dificulta, demora u obstaculiza la interrupción del embarazo, si lo desea.
En Cifras
Los datos que obtuvo Cladem sobre partos de niñas menores de 15 años revelan que en el 2015 se registraron 122 en Uruguay, mil 432 en Perú, mil 444 en El Salvador, mil 600 en Nicaragua, 2 mil 787 en Argentina, 6 mil 45 en Colombia, 10 mil 277 en México, 13 mil 332 en Bolivia y 26 mil 700 en Brasil.
***Cladem, con presencia en 15 países y su sede central en Lima, mantiene la campaña Embarazo infantil es tortura, que ha contribuido a ampliar la preocupación sobre esta realidad en la comunidad internacional.
***Casi 14 mil menores violadas en los últimos 6 años, dice el cartel de la izquierda durante una movilización en Lima el Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer, que se celebra cada 25 de noviembre. La violación sexual es la causa del embarazo infantil y maternidades forzadas en Perú, como en otros países de América Latina.
De los 5 países en el mundo en los que el aborto está completamente prohibido -El Salvador, Nicaragua, República Dominicana, Malta y El Vaticano- ninguno es de mayoría musulmana. Eso no significa que no sea un tabú en algunas sociedades islámicas.
En general, los musulmanes no están de acuerdo con el aborto y lo consideran haram (prohibido), pero muchos de ellos —incluyendo juristas, expertos en el islam y médicos— coinciden en que debe ser permitido en ciertos casos. De hecho, en todos los países musulmanes es legal cuando está en riesgo la vida de la madre.
Pero hablar de mundo islámico es hablar de diversidad, pues, aunque comparten la misma religión, los países de mayoría musulmana no se gobiernan de la misma manera.
El islam es la religión mayoritaria en decenas de países ubicados en el Medio Oriente, África y Asia, y es la fe que practican millones de personas en otras partes del mundo. Se estima que en el mundo hay 1.600 millones de musulmanes.
En algunos países, el sistema jurídico está basado exclusivamente en la ley sharia (la ley musulmana); en otros, se combina la legislación musulmana con la ley civil y, en otros, el sistema legal no tiene sus cimientos en la religión sino en el secularismo.
En BBC Mundo analizamos qué dice exactamente el islam sobre el aborto y cómo se aplica en algunos países musulmanes.
Derechos de autor de la imagenISTOCK/GETTY IMAGESImage caption En el Corán hay un verso que dice: «No matéis a vuestro hijos por miedo a la pobreza».
Qué dice el Corán
El Corán, el libro sagrado del islam, y el hadith, que es el conjunto de tradiciones y planteamientos atribuidos al profeta Mahoma, son los textos que guían la vida de todos los musulmanes.
Sami El Mushtawi, jefe del departamento de cultura del Centro Cultural Islámico de Madrid, le explicó a BBC Mundo que en el Corán no hay un párrafo explícito que hable sobre el aborto.
Sin embargo, hay un verso que establece:
«No matéis a vuestros hijos por miedo a la pobreza. Somos Nosotros quienes les proveemos, y a vosotros también. Matarles es un gran pecado».
«Lo que quiere decir ese verso es que uno no puede concurrir al aborto porque teme no poder mantener a sus hijos o darles una vida digna», señala El Mushtawi.
No obstante, todas las escuelas de leyes musulmanas aceptan que el aborto debe practicarse si continuar con el embarazo pone en peligro la vida de la madre.
«(Si) médicos de confianza, con honestidad, sensatos, acreditan esa situación, en ese caso la vida de la madre es más importante puesto que ya es vida de verdad», le dice el especialista a BBC Mundo. «Se debe salvar la vida de la madre», indica.
Derechos de autor de la imagenISTOCK/GETTY IMAGESImage caption El islam es una de las religiones que más seguidores tiene.
La unidad de la BBC dedicada a la religión y la ética explica que el islam permite esa excepción porque hay una percepción de que es «un mal menor» dentro de una situación que presenta dos males y existe un principio general en la ley sharia de elegir el menor entre dos males.
Y se considera así porque:
La madre es la «originadora» del feto
La vida de la madre ya está bien establecida
La madre tiene deberes y responsabilidades
La madre es parte de una familia
Dejar que la madre muera significa, en la mayoría de los casos, matar al feto
Derechos de autor de la imagenISTOCK/GETTY IMAGESImage caption En la amplia gama de países musulmanes, se encuentra una diversidad de formas de gobierno.
Los primeros 120 días
«Hay una posición más abierta al aborto en las primeras fases. La cuestión fundamental que discuten los expertos, los juristas y los teólogos musulmanes es: en qué momento se pasa de un conjunto de células a constituirse en un ser humano», le explica a BBC Mundo Delfina Serrano, investigadora del Departamento de Estudios Judíos e Islámicos del Instituto de Lenguas y Culturas del Mediterráneo y Oriente Próximo de España.
Según El Mushtawi, la fe musulmana cree que después de 120 días se forma el ser humano.
«Después de 120 días, Dios le envía el ángel para insuflarle el alma o el espíritu (al embrión)», explica el especialista. «Desde la propia concepción del ser humano hasta su muerte, una vez es insuflado el espíritu o el alma en el feto, la vida comienza para nosotros, los musulmanes».
Derechos de autor de la imagenISTOCK/GETTY IMAGESImage caption La fe musulmana cree que después de 120 días se forma el ser humano.
Hay algunos sabios que sostienen que hasta los 120 días, se puede interrumpir el embarazo si la vida de la madre está en riesgo», agrega.
Pero si una vez pasado ese periodo, la vida de la madre está en peligro, el aborto debe permitirse, de acuerdo con la unidad de Religión y Ética de la BBC.
Así, algunas escuelas de pensamiento islámico permiten el aborto en las primeras 16 semanas del embarazo, pero otras, más conservadoras, solo lo aceptan en las primeras 7 semanas.
Eso en lo que se refiere al riesgo para la vida de la madre. ¿Pero qué ocurre si es la vida del bebé la que está en peligro? De nuevo encontramos una gran diversidad.
Según la división Religión y Ética de la BBC, si se confirma que en la etapa temprana de un embarazo el feto sufre de un defecto que no puede ser tratado y que le causará un gran sufrimiento, un grupo de académicos musulmanes diría que el aborto debe ser permitido, siempre y cuando el embarazo no haya llegado a los 120 días.
Una opinión un poco más liberal indica que un aborto dentro de los primeros 120 días sería permitido si el niño naciera con una deformidad física y mental tal que estaría privado de llevar una vida normal. La opinión de al menos dos expertos médicos es imprescindible en ese caso.
Otros expertos están en desacuerdo y consideran que el aborto no debe ser permitido en esos casos.
Derechos de autor de la imagenISTOCK/GETTY IMAGESImage caption El estado de salud del feto es tomado en cuenta por algunos eruditos del islam para pronunciarse a favor de un aborto.
En Irán, el ayatolá Ali Jameni dictó una fatwa en la que permitía el aborto cuando los fetos de menos de 10 semanas tenían talasemia, un trastorno genético de la sangre.
Una fatwa es un pronunciamiento emitido por eruditos de la ley islámica que puede tener implicaciones legales y que sirve de guía para los musulmanes.
En el mundo islámico, a diferencia del catolicismo, no existe una figura central, como el Papa, que lidera la religión. De ahí, la importancia de que expertos en el islam expliquen el Corán y el hadith profético en el marco de las necesidades de la sociedad.
También en ese país, en 1990, el gran ayatolá Yusuf Saanei emitió otra fatwa en la que se permitía la terminación del embarazo en los primeros tres meses si el feto presentaba una malformación grave, provocada por una condición severa no tratable, y, siempre y cuando, un comité de médicos expertos y confiables la corroboraran y los padres solicitaran la medida.
Violación, incesto y adulterio
«Aunque la jurisprudencia islámica no fomenta el aborto, no hay una prohibición bíblica».
Esas son palabras de la psicóloga social Gilla Shapiro, autora de un estudio sobre legislación sobre el aborto en los países de mayoría musulmana publicado, en 2014, en la revista especializada Health Policy and Planning.
Derechos de autor de la imagenISTOCK/GETTY IMAGESImage caption Salvar a la madre en caso de que su vida corra peligro es fundamental en el islam.
Shapiro explica que aunque hay un consenso general en el mundo musulmán de permitir el aborto cuando la vida de la mujer está en riesgo, y cuando no han transcurrido los primeros 120 días del embarazo, «existe una notable heterogeneidad en relación a otras circunstancias (por ejemplo: la preservación de la salud física o mental (de la madre), la discapacidad del feto, la violación o razones económicas o sociales) y el desarrollo gestacional posterior del feto».
Algunos expertos del islam plantean que el aborto debe ser permitido cuando la madre es víctima de una violación o de un incesto y, en caso de hacerse, debe ser dentro de los primeros 120 días del embarazo.
Otros aseguran que por esas razones nunca debe ser permitido, pues la vida es sagrada.
En el conflicto de los Balcanes se reportó que después de que un grupo de mujeres fuesen violadas por soldados serbios, una fatwa fue dictada para que pudieran abortar, pero se les urgió que lo hicieran antes de los 120 días de gestación.
En Argelia, una fatwa similar fue emanada en 1998 para los casos de mujeres que fueron raptadas y atacadas por extremistas islámicos.
En 2015, el rey Mohamed VI de Marruecos amplió las causas por las que las mujeres podían someterse a un aborto. Además de salvar la vida de la madre, autorizó que se practicara en casos de malformación del feto y de violación o incesto.
Son ejemplos que demuestran flexibilidad de la ley islámica en determinadas circunstancias.
Derechos de autor de la imagenISTOCK/GETTY IMAGESImage caption Como sucede en Occidente, el aborto es visto como un tabú por muchos musulmanes.
Sin embargo, el islam no permite el aborto cuando el embarazo es resultado de un adulterio.
Justificación para un aborto en países del Medio Oriente y el Norte de África
Riesgo para la vida de la mujer
Todos
Riesgo para la salud física de la mujer
Jordania
Kuwait
Marruecos
Qatar
Arabia Saudita
Riesgo para la salud física y mental de la mujer
Argelia
Discapacidad del feto
Kuwait
Qatar
Violación
Sudán
Todas las razones dentro del primer trimestre
Túnez
Turquía
Fuente: «Annual Review of Population Laws» (2004) Universidad de Harvard*
*Citado por Leila Hessini: «Abortion and Islam: Policies and Practice in the Middle East and North Africa, Reproductive Health Matters» (2007)
Túnez, el primero
En 1965, Túnez se convirtió en el primer país musulmán que liberalizaba su ley de aborto, incluso antes que algunas naciones europeas como Francia y Alemania.
Sarah Raifman, Selma Hajri, Diana Foster y Caitlin Gerdts son las autoras de la investigación publicada en 2015: «This Is Real Misery»: Experiences of Women Denied Legal Abortion in Tunisia» («Esta es una miseria real: experiencias de mujeres a las que se les negó el aborto legal en Túnez»).
Pese a que en su estudio encontraron casos de tunecinas a las que el sistema de salud les negó, por diferentes razones, practicarles un aborto, reconocen que históricamente Túnez estuvo durante mucho tiempo «a la vanguardia en el acceso legal a servicios de salud reproductiva seguros y asequibles para las mujeres».
«Aunque los musulmanes constituyen más del 99% de la población, el gobierno ha respaldado una posición exclusivamente secular sobre los servicios de salud reproductiva», indican.
Derechos de autor de la imagenISTOCK/GETTY IMAGESImage caption El Corán es el libro sagrado del islam que le fue revelado al profeta Mahoma.
En 1965, la nación del norte de África permitió que se le prestara el servicio de aborto de forma legal a mujeres que «tenían más de cinco hijos, que estaban dentro del primer trimestre de embarazo y que contaban con la aprobación de sus esposos».
Una mayor liberalización legislativa se produjo en 1973, cuando el gobierno legalizó el aborto «para cualquier mujer en el primer trimestre independientemente de la aprobación del marido».
Desde 1974, el aborto es legal, en el primer trimestre, previa solicitud de un médico. Después de ese periodo, un aborto es permitido en los centros de salud autorizados cuando hay una necesidad imperiosa de «preservar la salud física y mental de la madre o en caso de una anormalidad fetal» y es imprescindible contar con evidencia de los médicos tratantes.
«Desde 2001, el uso del aborto con medicamentos se ha vuelto cada vez más común en Túnez», señalan las investigadoras.
Sin embargo, como plantean las autoras, fuera del contexto médico, «el aborto es un tabú y muchas mujeres carecen de la información adecuada sobre la disponibilidad de los servicios legales».
Recurrir a la clandestinidad
Si en Túnez, el país que en el mundo islámico ha mostrado una mayor apertura al aborto, ese procedimiento es un tabú, la situación en otros países musulmanes, en los que se implementa la ley sharia, es mucho más compleja.
Derechos de autor de la imagenISTOCK/GETTY IMAGESImage caption En algunas regiones de Afganistán que son gobernadas por el talibán, la ley sharia se aplica de forma radical.
En muchas comunidades, como por ejemplo en pueblos de Afganistán, adolescentes y mujeres que quedan embarazadas sin estar casadas son llevadas por sus propias madres y parientes a que se sometan a intervenciones que pueden resultar peligrosas, pues son realizadas por personas que carecen de la preparación médica para lidiar con las complicaciones.
Otras acuden solas y voluntariamente a matronas con experiencia en esos procedimientos para terminar sus embarazos.
En un artículo publicado en 2014 en Deutsche Welle, la periodista Waslat Hasrat-Nazimi investigó cómo muchas mujeres en ese país recurren al aborto ilegalmente para evitar no solo tener muchos hijos, sino el ostracismo social.
«El aborto es el único método anticonceptivo que ellas conocen», indicó Adela Mubasher, de la Organización Mundial de la Salud, en ese artículo.
Un «acto criminal»
Como sucede en Afganistán, las leyes en Irán están en gran parte basadas en el islam.
En ese país solo se contemplan dos excepciones para que un aborto sea practicado: cuando la vida de la madre está en peligro y cuando el feto presenta graves problemas y se establece que se practique en los primeros cuatro meses del embarazo, tras la confirmación de las autoridades médicas.
Fuera de esas excepciones, las leyes iraníes definen el aborto como un acto criminal, incluso en los casos de violación.
Derechos de autor de la imagenISTOCK/GETTY IMAGESImage captionEn Irán, el poder adquisitivo juega un papel a la hora de acceder a servicios clandestinos de aborto.
«No existen estadísticas oficiales ni confiables sobre el número de abortos en el país. Por eso, no tenemos cifras exactas. Sin embargo, se cree que aproximadamente 300.000 abortos se practican en Irán anualmente, solo alrededor de 3% son legales», indica a BBC Mundo Shabnam Shabani, periodista del servicio persa de la BBC.
Además, la gente involucrada en el aborto, no sólo la mujer, pueden llegar a enfrentar graves consecuencias, en algunos casos incluso penas de cárcel.
Lo mismo sucede en Afganistán, Egipto, Argelia, Libia, Bangladesh, Indonesia, entre otros países.
En Egipto, al igual que en Irán, la ley solo solo permite un aborto cuando la vida de la mujer está en peligro.
Por eso, muchas mujeres que no quieren continuar con la gestación, porque fue un embarazo no planeado, por ejemplo, acuden a clínicas que realizan el procedimiento de forma clandestina y deben pagar grandes cantidades de dinero.
«El aborto es visto como un estigma en Egipto», explica Mohammed Abdul Qader, editor asistente del servicio árabe de la BBC.
«Muchas mujeres no cuentan con el apoyo emocional que necesitan en esas circunstancias. Lo hacen a escondidas de sus propias familias porque si saben que lo hicieron, su imagen quedará afectada».
Medio Oriente y el Norte de África entre 1995-2000
País
Números de abortos
Muertes maternas debido a abortos inseguros
Argelia
718.670
1.076
Bahréin
25.754
16
Egipto
2.079.216
2.542
Irán
2.590.681
5.697
Irak
893.285
908
Jordania
196.792
161
Kuwait
70.169
52
Líbano
177.298
85
Libia
117.050
190
Mauritania
116.196
801
Marruecos
699.692
1.084
Omán
80.642
105
Territorios palestinos
98.135
141
Qatar
20.272
14
Arabia Saudita
699.405
927
Sudán
702.248
1.893
Siria
653.965
580
Túnez
118.102
256
Turquía
2.301.966
1.536
Emiratos Árabes Unidos
78.770
49
Yemen
606.339
842
Fuente: «Promises to Keep: The Toll of Unintended Pregnancy on Women in the Developing World» («Promesas para mantener: el costo del embarazo no deseado en las mujeres en el mundo en desarrollo»), del Global Health Council (2002) citado por Leila Hessini: «Abortion and Islam: Policies and Practice in the Middle East and North Africa, Reproductive Health Matters» (2007).
El poder adquisitivo, clave
Cuando se recurre a un procedimiento clandestino, el poder adquisitivo puede ser una cuestión de vida o muerte: mujeres de las clases alta y media podrán acceder a un procedimiento ilegal, pero más seguro, tras pagar una gran suma de dinero.
«Acuden a clínicas privadas que lo hacen por dinero de forma clandestina y otras incluso salen a países vecinos a someterse al procedimiento», le dice a BBC Mundo Shodiyor Sayf, periodista del servicio uzbeco de la BBC cuando habla de esa realidad en su país.
Uzbekistán, donde el aborto voluntario es ilegal, es un país cuya población es mayoritariamente musulmana, pero su constitución no es un reflejo del islam sino más bien del comunismo.
Eso se debe en parte a que ese país del centro de Asia aún mantiene una afinidad con su pasado soviético.
Derechos de autor de la imagenISTOCK/GETTY IMAGESImage caption Aunque de mayoría musulmana, Uzbekistán mantiene su constitución secular.
En contraste, la situación es todo un desafío para las mujeres con menos recursos en muchos países musulmanes.
«Estas mujeres no tienen otra opción que apelar a métodos tradicionales, los cuales pueden ser extremadamente peligrosos, como la ingesta de pastillas extrañas que pueden resultar tóxicas», señala Shabani al referirse a Irán.
Como consecuencia, mujeres de familias pobres mueren por abortos ilegales en muchas regiones del mundo islámico.
En Irán, como explica la periodista, no hay estadísticas sobre esas muertesporque el gobierno tiene tolerancia cero a los abortos voluntarios.
Y esa no es una realidad que se suscribe a esa república islámica, sino a muchos países del mundo musulmán.
Un grupo de activistas ha asegurado este martes que la retirada del Gobierno burundés de la prohibición de acudir a la escuela a las niñas embarazadas no es suficiente para protegerlas de la explotación sexual y los abusos.
El Ministerio de Educación de Burundi anunció el viernes que retiraría la medida aprobada un mes antes, que señalaba que tanto las adolescentes embarazadas como las madres jóvenes y aquellos que las hubieran dejado embarazadas no podrían acudir al colegio.
El Gobierno, sin embargo, no ha dado motivos de la retirada de la prohibición, que ha levantado la polémica entre los grupos de defensa de los Derechos humanos. «Aplaudimos la decisión de Burundi», ha indicado Elin Martínez, investigadora de la ONG Human Rights Watch (HRW), que ha señalado que la medida era «altamente dañina» para miles de estudiantes.
«Las autoridades deben aprovechar esta oportunidad para desarrollar una política que apoye completamente a las jóvenes madres en su regreso a la escuela mientras garantiza que aborda las raíces de los embarazos juveniles», ha manifestado.
Según la ONU, el 40 por ciento de las víctimas de violencia física o sexual en Burundi son adolescentes. Alrededor del 7 por ciento de las niñas de entre 15 y 19 años han tenido al menos un hijo, y una de cada cinco mujeres se casa con menos de 18 años.
Los activistas han advertido de que miles de niñas en África se encuentran estigmatizadas debido al embarazo a pesar de que la mayoría no ha recibido educación sexual. En muchas ocasiones esto se produce a causa de una violación.
En algunos países como Tanzania, Sierra Leona y Guinea Ecuatorial, las menores son expulsadas de las escuelas en un intento por desalentar la actividad sexual de las adolescentes. En otros estados como Marruecos y Sudán, la aplicación de ciertas leyes permite criminalizar a estas adolescentes por adulterio, indecencia y relaciones extramatrimoniales.
«Cada año, miles de niñas quedan embarazadas en el momento en que deberían aprender historia, álgebra y habilidades para la vida», según un informe de HRW el mes pasado. «Todas las niñas tienen derecho a la educación independientemente de su embarazo, estado civil o estado de maternidad».
Se difunde una consigna pidiendo a las mujeres que asistan a los Sanfermines vestidas de negro para mostrar su duelo por las violaciones que sufrió la víctima a manos de La Manada. Otras se oponen alegando que lo tradicional es ir vestidas de blanco con el pañuelo rojo y que por tanto hay que ser fiel a las tradiciones, que la calle es tan suya como de los hombres y que se pueden solidarizar con la víctima portando una enseña determinada.
Para entrar en esta discusión y tomar partido me llama la televisión y mi interlocutora se sorprende de que le diga que ni yo ni el Partido feminista apoyamos ni una ni otra acción. Que a los Sanfermines no hay que ir, simplemente. Que es la fiesta de la barbarie.
No opino esto ahora, a consecuencia de las agresiones cometidas por los mozos -no sólo los de La Manada han violado, abusado, agredido, manoseado y humillado a muchas de las mujeres que asisten. La llamada fiesta de los toros, en sus diversas variantes, es una de las reminiscencias del salvajismo antiguo que pervive en nuestro país. Y las de Sanfermin en Pamplona constituyen el culmen del mismo.
Hace mucho tiempo ya me granjeé la enemistad de los amantes de la fiesta escribiendo contra ella, y recibí multitud de mensajes, cartas por correo incluidas, en tono amenazador e incluso insultante para demostrarme la cultura de los que así se comunicaban conmigo. La cultura que aseguraban les avalaba citándome a Picasso, a Bergamín y a Hemingway como popes indiscutibles de su apoyo a la milenaria fiesta torera.
Pero como al paso de los años muchas más personas sensibles y buenas se han unido a la lucha contra el maltrato animal e incluso se han organizado en el partido PACMA, difundiendo eficazmente su reclamación, no he insistido tanto en el mensaje. Pero no puedo soportar que se pretenda que asistir a esa fiesta de barbarie es feminista.
Los espúreos argumentos que se utilizan para defender la participación de las mujeres en los encierros y las corridas, seguidas de borracheras, vomitonas, imprecaciones soeces y obscenas que enardecen a violadores y maltratadores, y a los que estas chicas abducidas por la cultura machista imitan, son inaceptables. Esa es la fiesta propicia para que los machos se atrevan a todas las agresiones, como se está demostrando.
El feminismo no pretende la igualdad entre hombres y mujeres para todo, incluida la maldad. El feminismo es una ideología liberadora de las explotaciones y opresiones humanas. El movimiento feminista ha luchado bravamente, durante más de dos siglos por implantar un poco de libertad y justicia en este planeta. El feminismo como movimiento social, como ideología filosófica, como programa político, lucha por alcanzar un mundo libre de toda clase de opresiones, de clase, de sexo, de raza, de pueblos, de animales, de depredación del planeta.
El feminismo no se puede entender, con esa interpretación reduccionista, como la reivindicación de que las mujeres imiten a los hombres en todos los órdenes de la vida, incluso los más detestables, los que han convertido el planeta en un espacio de violencia, guerras y destrucción.
Esa ridícula imitación de las agresivas y crueles conductas masculinas que lleva a algunas mujeres a practicar la lucha libre, boxear, ser toreras o banderilleras, ingresar en el Ejército y portarse como los machitos más provocadores y agresivos no tiene nada que ver con el feminismo. Que por sí mismo es pacifista.
Hoy se presenta en la Asamblea de Madrid la petición de que se prohíba la asistencia de menores a las corridas, porque todavía, en este 2018, los niños y niñas españoles pueden ser instruidos y socializados en la afición a la fiesta. Como si no hubiese transcurrido un siglo desde que se constituyera la Liga Protectora de Animales y Plantas de la que mi abuela, Regina de Lamo, fue creadora. Y que tras muchos años de lucha logró que se le pusieran petos de cuero a los caballos en las corridas, para impedir que el toro los desventrara en plena fiesta, esparciendo los intestinos en la arena.
Y a ese espectáculo tan pedagógico y aleccionador hay familias que llevan a los menores sin que todavía se les prohíba.
La fiesta de los Sanfermines es la culminación de la barbarie masculina, y no hay espectáculo más patético que ver a las mujeres corriendo el encierro en la calle Estafeta, empujándose, golpeando al toro, cayéndose en los adoquines, sudorosas y contentas de ser una más en la tarea de torturar al animal. Y de allí a la plaza a aplaudir “la faena” de los profesionales dedicados a la complicada tarea de clavarle al toro banderillas y picas, de marearle y estresarle con “las suertes” que le aplican, para acabar clavándole un espadón en la cerviz.
Quienes defienden semejante diversión mantienen el nivel de barbarie de los siglos pasados. Otras fiestas igualmente crueles y repugnantes se mantienen en nuestro suelo, para disfrute de españoles y turistas instalados en la crueldad. Se lanza una cabra desde un campanario, se le arranca la cabeza a un ganso, se acosa a vaquillas, pinchándolas y persiguiéndolas, se le prende fuego a los cuernos de un toro, se acosa a otro astado durante kilómetros hasta lanzarlo al agua, en representación actual de la tradición cruel que rigió nuestro país durante siglos.
Pero si tan penoso era aceptar que de momento esas horribles diversiones no se iban a eliminar, al menos las teníamos clasificadas como una expresión más del machismo imperante en un país atrasado. Si había que soportar esa horrible fiesta y ver cómo se hacía propaganda de ella, al menos que fuera exclusivamente masculina. Si hay que apalear, pinchar, perseguir, torturar y matar toros, que lo hagan los hombres. No había que participar y apoyar una cultura machista como esa.
Lo inaceptable ahora es que mujeres, que además se reivindican feministas, se unan a las huestes de maltratadores asegurando que la igualdad consiste en esto. Aceptando esta perversión del discurso de la igualdad, las mujeres se harán también torturadoras y verdugas. Ya vimos la penosa actuación de una soldada del Ejército estadounidense arrastrando a un prisionero de la guerra de Irak, atado e inerme. ¿Es esa la igualdad que queremos? ¿Para alcanzar ese grado de sensibilidad y civilidad hemos luchado y sufrido tanto las feministas durante dos siglos?
Por ello, que toda la acción de repulsa de la violación de la Manada sea vestirse de negro o ponerse una pegatina, resulta absolutamente ridículo. Sería más decente que se diera la consigna de no ir a esas celebraciones. Resultaría también mucho más denunciador.
Nuestro país no progresará en moral y conciencia social hasta que no suprima todo maltrato animal y prohíba las fiestas que lo practican.
Pero el feminismo tampoco progresará hasta que todas las tendencias y movimientos comprendan que no se persigue la igualdad para que las mujeres sean tan bárbaras como los peores hombres sino para que todos, hombres y mujeres alcancemos un nivel superior de sensibilidad y solidaridad con todos los seres vivos.
Un informe del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas repasa los crímenes cometidos en aquel país africano entre grupos armados y las fuerzas del Estado.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) publicó este martes 3 de julio un informe donde registra violaciones y atrocidades como el canibalismo cometidas en el conflicto armado de la República Democrática del Congo, que se desató a finales de 2016 entre la milicias de Kamuina Nsapu, Bana Mura y las fuerzas armadas de aquella nación africana, junto a otros grupos.
Entre la información proporcionada, el máximo responsable de la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), Zeid Ra’ad Al Hussein, manifestó que el contexto de ese país «sigue siendo motivo de gran preocupación«, según el comunicado oficial ya citado.
En efecto, la investigación del ACNUDH destaca que entre enero y mayo de este año se produjeron 2.858 violaciones. Asimismo, el texto alerta sobre el aumento de estos delitos, ya que en 2017 el número alcanzaba los 2.332 casos, dentro del mismo lapso de tiempo.
Desplazados
A su vez, el organismo internacional subraya que actualmente hay 4,4 millones de desplazados internos en todo el país, producto de la violencia. En esa línea, refleja su preocupación por el ambiente hostil que se vive en las provincias de Kivu del Sur y del Norte, junto con los distritos de Kasai y Maniema, donde aumentan las operaciones de grupos armados como Mai-Mai.
Vendedores y transeúntes caminan en la ciudad de Tshikapa, provincia de Kasai (Congo). / Junior D. KANNAH / AFP
«La violencia interétnica e intercomunitaria también había continuado en la provincia de Ituri entre los miembros de las comunidades hema y lendu, lo que provocó muertes, quema de aldeas y desplazamiento masivo», expone la ONU. Por otro lado, también apunta hacia las implicancias gubernamentales: «Los miembros de las fuerzas armadas congoleñasparecen haber sido responsables de un tercio de las violaciones y abusos, incluida la violencia sexual».
Niños armados solo con palos
Por su parte, el director de la Oficina Conjunta de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en el Congo, Abdoul Aziz Thioye, puntualiza que «3,8 millones de personas en la región de Kasai necesitaban asistencia humanitaria, incluidos 2,3 millones de niños«, basado en datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Según el especialista de la ONU en aquella zona congoleña, Bacre Waly Ndiaye, «los niñosfueron afectados desproporcionadamente, a menudo enviados a la batalla por milicias armadas solo con palos». En cambio, «las fuerzas —estatales— habían usado armas automáticas indiscriminadamente». Además, señala que casi ningún caso fue sometido a un proceso judicial.
Mujeres desplazadas trasladan sus pertenencias en la provincia de Kasai (Congo). / Thomas Mukoya / Reuters
Canibalismo
«Una víctima contó que en mayo de 2017 vio a un grupo de milicianos de Kamuina Nsapu, algunos de los cuales portaban genitales femeninos como medallas«, repasó Reuterssobre aquel reporte. Además, la agencia de noticias mencionó: «Algunos testigos recordaron haber visto a personas cortando, cocinando y comiendo carne humana, especialmente de las fuerzas estatales, y bebiendo sangre».
Asimismo, subrayó que al menos 186 hombres y niños fueron decapitados por el grupo Kamuina Nsapu. Según esta información, muchos de estos infantes fueron obligados a pelear desarmados y terminaron acribillados por las fuerzas gubernamentales, que enterraron los cuerpos en fosas comunes.
Así las cosas, ese medio también comunicó que hubo niños «obligados a violar a sus madres». Desde ese contexto, relató que «a las niñas se les dijo que la brujería les permitiría atrapar las balas» y publicó que existieron situaciones en donde una incierta cantidad de mujeres fue «forzada a elegir la violación en grupo o la muerte».
Desconfianza en el próximo proceso electoral
Por otro lado, el informe deja por sentado que no hay garantías suficientes para confiar en la legitimidad de un posible proceso electoral, con vistas al próximo 23 de diciembre. En ese aspecto, instan a las autoridades congoleñas a liberar a los presos políticos, a dejar de prohibir las manifestaciones públicas y, en resumen, a cumplir con lo pautado el 31 de diciembre del 2016: «El respeto del derecho a la libertad de opinión, de expresión y de reunión pacífica».
Opositores al Gobierno de Joseph Kabila piden su renuncia a la Presidencia en septiembre de 2016. / Kenny-Katombe Butunka /Reuters
En contrapartida, Naciones Unidas señala que «la intimidación de los activistas de los derechos humanos y los periodistas se había intensificado, y se siguieron documentando múltiples casos de detenciones arbitrarias por parte de las fuerzas de seguridad».
A su vez, el informe destaca que uno de los motivos de la crisis local pueda deberse a la excesiva permanencia del presidente Joseph Kabila en el cargo, ocupado desde 2001, cuando mataron a su padre Laurent-Désiré Kabila en enero de ese mismo año.
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