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Manifestaciones feministas ante la CNDH en opinión de expertas

A inicios del presente mes, mujeres realizaron protestas ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), para exigir castigos ante la violencia de género que se vive en el país.

En este contexto, la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Tec de Monterrey organizó la charla Perspectiva Nacional en Igualdad de Género, donde participó Tania Reneaum Panszi, directora ejecutiva de Amnistía Internacional México.

Amnistía Internacional es un movimiento de más de 7 millones de personas a nivel mundial que lucha por el respeto a los derechos humanos.

“Qué vemos cuando en la televisión hay una intervención de un grupo de mujeres: vemos mujeres rabiosas o vemos historias de dolor y resiliencia. Cada quien elige qué quiere ver”, expresó la invitada.

Durante la plática, Tania comentó tres aspectos de los fenómenos sociales que se han suscitado en los últimos meses.

feministas

 

MOTIVOS DE LA PROTESTA

 

Tania considera que los medios de comunicación se han encargado de informar los motivos de las protestas y el enojo de las mujeres, las cuales en su mayoría son madres que han sufrido la pérdida de una hija.

“Las que encabezan la indignación son mujeres, madres, las mujeres están enojadas porque en los casos en los que sus hijas han sido víctimas de feminicidio o de abuso sexual, el proceso no avanza o lo hace muy poco, pasan años y los casos apenas tienen resultados.

“Hemos acompañado casos de feminicidios en donde en la fase de integración de las fiscalías en distintos Estados, las pruebas se pierden, no se resguarda el lugar de los hechos, no se entrevista a testigos fundamentales, no se investiga el contexto, así que en suma, los casos no logran tener una constitución adecuada para conocer si estamos frente a un homicidio o feminicidio”, expresó.

Además comentó que al momento de presentar las denuncias ante el ministerio público, las autoridades realizan preguntas como si la mujer desaparecida tenía novio, si bebía, si desapareció en la noche, si tenía vida sexual, entre otras cosas que provocan el enojo en las madres, el cual se suma a su dolor.

 

 

REACCIONES A LA PROTESTA

 

Tania Reneaum habló sobre las reacciones y opiniones luego de las distintas protestas feministas que se suscitan en México.

Opinión pública: “La recojo de manera sin profundizar, creo que la rabia de las mujeres nos interpela como la sociedad. La rabia resulta muy amenazadora pero también ha sido motivo de cambios.

“En las redes sociales encontramos temas como: Qué no se supone que las feministas son pacíficas, como si pintando cuadros y paredes se solucionaran, otras diferentes ‘tienen derecho a quemarlo todo’ No digo que una sea buena y otra mala, solo vemos que estamos en una posición binaria”, dijo.

Reacción policía: “Mujeres comentaron que durante las manifestaciones, integrantes de la policía las amenazaban con detenerlas, violarlas, y muchas de ellas eran menores de edad.

“Las instituciones policiales actuaron sin identificarse en Estado de México durante las manifestaciones”, explicó.
 

MOVILIZACIONES DE LAS MUJERES COMO UN FENÓMENO SOCIAL
 

Aunque el feminismo no es un movimiento nuevo, Tania considera que en la parte colectiva, en México es reciente.

Las mujeres queremos revertir, ser agentes de cambio, nos hemos convertido en un movimiento social que es el resultado ante la indignación por la injusticia. Se viraliza un mensaje y se ocupa el espacio público y ha sido una estrategia que siempre ha existido, no es nueva. trastocar el espacio público implica tomar edificios, bloquear calles, entre otras.

“El impacto ha sido distinto pero el movimiento de mujeres busca justicia para sus casos y el deseo de no volver a ver casos similares. En la gestión del dolor, las madres quieren justicia para sus casos pero también buscan que no vuelva a pasar a hijas de otras mujeres”, concluyó.

Por otra parte, la charla fue moderada por el profesor del Tec, Miguel Toro y tuvo la participación de la decana asociada académica de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno, Josefina Cortés.

”Como parte de las estrategias de la Escuela de Gobierno estamos trabajando en un programa específico de género, este programa tiene distintos ejes, uno de ellos es el de divulgación. Nuestra primera serie estuvo dirigida en igualdad de género en una perspectiva multidisciplinar pero también transgeneracional.

“En esta segunda edición, es una mirada nacional, y estamos enfocados en la igualdad de género desde una perspectiva pública y nacional y por ello invitamos a Tania, su participación es muy valiosa”, expresó la decana.

Fuente: https://tec.mx/es/noticias/ciudad-de-mexico/educacion/manifestaciones-feministas-ante-la-cndh-en-opinion-de-expertastec.mx/es/noticias/ciudad-de-mexico/educacion/manifestaciones-feministas-ante-la-cndh-en-opinion-de-expertas

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Feminismos.

Por: Ernesto Kavi

 

El combate de las mujeres por un mundo diferente ha estado siempre presente en la imaginación. Pero como una advertencia o una fabulación, a veces terrorífica, de lo que podría ocurrir si las mujeres tuviesen poder o se rebelaran. Basta pensar en el mito de las Amazonas, mujeres guerreras que asesinaban a los niños, o les sacaban los ojos y los volvían inválidos para hacerlos sus esclavos. Mucho más tardío, Aristófanes imagina en Lisístrata una huelga sexual para alertar a los hombres del peligro de la guerra y llamarlos a la paz. O, en La asamblea de las mujeres, imagina un gobierno formado sólo por mujeres, un gobierno comunista, en el que todo le pertenece a todos. No debemos olvidar que son comedias, y que Aristófanes las escribió precisamente para hacer reír, pues un mundo donde la mujer tuviese poder sobre la vida pública, sobre la guerra o la paz, era inimaginable.

Hoy, ese mundo que para los antiguos era risible e imposible de acontecer, se ha vuelto necesario. Se ha vuelto necesario simplemente para que podamos seguir llamándonos «seres humanos». Después de la Shoah, comprendimos que la «humanidad» no era un rasgo inherente a nosotros, algo que nos era dado al nacer, sino que era un trabajo diario, una calidad por alcanzar, y que debíamos esforzarnos cada hora en ello, en ser humanos, o nuestra animalidad se volvería de nuevo patente.

Mientras el cuerpo de la mujer siga siendo violentado, no podremos llamarnos «humanos». El cumplimiento pleno de nuestra existencia necesita de la mujer. Sin ella, toda la memoria humana, todas nuestras civilizaciones, todo el arte y toda la ciencia, todo aquello que hemos construido durante siglos, se derrumbará y perderá todo sentido. Seremos sólo simios reclamando cráneos, y sangre, y poder.

Una de las primeras causas de muerte (y en ciertos países es la primera) entre mujeres de catorce y cuarenta y cinco años es la llamada «violencia de género», eufemismo para hablar del asesinato de mujeres por el sólo hecho de serlo. Los feminismos son diversos, y cada uno es necesario en el contexto en el que surge. Pero todos, como principio, combaten por el fin de esa violencia. Otros combaten el poder, o el capitalismo, o la discriminación por pertenecer a una cultura o por tener un determinado color de piel. El feminismo es el combate de todos los que son o han sido oprimidos.

Para conocer mejor lo que hay en juego bajo el nombre de «feminismo», y nos ayuden a reflexionar entorno a esa lucha, hemos convocado en este número a profesoras, escritoras, sociólogas, periodistas y activistas, todas implicadas en el combate por un mundo, no feminista, sino simplemente más justo, donde no haya exclusión, ni opresión social ni económica. Un mundo donde, por fin, podamos llamarnos a nosotros mismos, sin vergüenza, sin cinismo, «seres humanos».

Chiara Bottici, profesora en la New School of Social Research, escribe sobre el anarcafeminismo, un término que ella acuña y que representa, quizá, el movimiento actual más radical en la teoría feminista; Anita Botwin, periodista y escritora, critica el feminismo de las élites, que sólo buscan «empoderar » a las mujeres para que ocupen los mismos puestos que los hombres, pero sin cuestionar la estructura social que las oprime; Fàtima Aatar, socióloga, quien nos habla, en un artículo muy polémico, sobre el feminismo como una de las herramientas ideológicas de Europa, una herramienta racista, para oprimir a las mujeres y a los hombres musulmanes; Elsa Dorlin, filósofa, escribe un manifiesto sobre la autodefensa femenina y el cuidado de sí; y, finalmente, Angela Davis, filósofa y célebre activista estadounidense, nos entrega el discurso que leyó en la marcha de las mujeres contra Trump, realizada en Washington en enero de 2018. A pesar de las grandes diferencias de estilo, de trayectoria y de pensamiento, todas nuestras colaboradoras apuntan a un mismo enemigo, el mayor opresor, el más brutal y violento de todos: el Capitalismo. Es una muestra de que el feminismo no es una batalla contra los hombres, como todavía algunos imaginan. Es una batalla por nuestra vida, la de todos, y por nuestra dignidad. Louis Aragon decía que la mujer es el porvenir del hombre. Quizá ahora podamos decir que el feminismo es el porvenir de la humanidad, si queremos aun perseverar en ella.

Fuente e imagen:  http://reportesp.mx/feminismos-ernesto-kavi

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Argentina: Carta de Mujeres de la toma de tierra de Guernica a las ministras de Mujeres, Géneros y Diversidad

A  Elizabeth Gómez Alcorta y Estela Díaz, ministras de Mujeres, Género y Diversidad

Somos mujeres de la toma de tierras de Guernica, Presidente Perón. Les escribimos desde la toma, donde nos encontramos con nuestros hijos y compañeros peleando por una tierra para vivir.

Muchas de nosotras hemos sufrido violencia de género y, sin poder tener otro recurso, tuvimos que abandonar la convivencia con nuestros violentadores para poder estar a salvo. Vinimos con lo puesto, no tenemos nada más. Muchas de nosotras somos jefas de hogar y madres solteras. Hay entre nosotras trabajadoras de casas particulares, que fuimos echadas de nuestros trabajos durante la pandemia, y otras trabajábamos de changas, viviendo el día a día, pero nuestros ingresos se vieron perjudicados por la difícil situación sanitaria que está viviendo el país. Nuestros compañeros han quedado sin trabajo, sin ingresos. En algunos casos, teniendo que devolver incluso los carros que les habían prestado para juntar lo poco que podían.

Esta pandemia que agarró haciendo muchísimo esfuerzo para poder pagar un alquiler que no baja de los cinco mil pesos, para poder afrontar el pago de las tarifas, y para poder alimentar a nuestros hijos. En nuestro caso, no pudimos afrontar más ese costo, y muchas de nosotras nos vimos frente a la peor decisión que puede vivir una madre: elegir entre pagar un alquiler, o comprar comida y pañales para nuestros hijos.

Frente a esta situación, desde el 20 de julio estamos realizando una ocupación pacífica y tomamos en nuestras manos el reclamo por una vivienda digna que nos ha sido negado. Junto a nuestros compañeros, tomamos las tierras que se encuentran en los campos de Numancia y San Martín, en Guernica. Son tierras que no tienen dueño. Así lo han constatado los abogados solidarios que nos están ayudando para poder llevar adelante nuestro reclamo.

Pasar las noches acá no es nada fácil, señoras ministras. Nuestro hogar son carpas hechas con cartones, lonas y chapas. Tenemos que abrigarnos del frío y de la lluvia con lo que no tenemos, ayudándonos entre nosotras, fortaleciendo estos lazos de solidaridad que tan fuertemente hemos tejido, organizando ollas populares y merenderos para que los más de 3 mil niños y niñas que están acá, nuestros hijos, no pasen hambre y puedan tener al menos una comida al día.

El apoyo de organizaciones solidarias y de vecinos de la zona que estamos recibiendo es esperanzador. Nos ayudan con colectas, nos aconsejan, nos empujan para adelante a no bajar los brazos.

Sin embargo, estamos sufriendo todo tipo de hostilidades. La policía, que nos hostiga y amedrenta permanentemente. Los medios de comunicación intentan distorsionar la veracidad de nuestro reclamo, acusándonos de las cosas más horribles. Algunos políticos piden que “la Justicia actúe” y nos saque de estas tierras. En algunos casos, como Sergio Berni, han llegado a pedir que nos metan presas. Les preguntamos ¿por qué la condena antecede al entendimiento? Ellos, con sus decisiones de vista corta, alientan a que se nos condene.

Nosotras, sin embargo, no bajamos los brazos. Venimos buscando en la fuerza de nuestra organización, el valor que necesitamos para salir adelante, por nosotras, por nuestros chicos, y también por nuestros compañeros.

Vimos durante estos años la fuerza que cobró el movimiento de mujeres que salió a las calles en defensa de sus derechos, contra la violencia de género, peleando por una vida sin miedo, una vida digna, una vida que merezca ser vivida. ¿Saben, señoras ministras? Esa es la consigna que más fuertemente levantamos quienes estamos acá.

No tener vivienda también es violencia. Derecho a la vivienda, a la niñez. 3 mil niños

Esa marea que inundó las calles del mundo con especial fuerza en nuestro país, nos inspira y nos llena de energía. Por eso, señoras ministras, creemos que nuestro reclamo es justo. En las últimas horas nos hemos enterado que la Cámara de Apelaciones de La Plata dio la orden para desalojarnos, nos preguntamos ¿dónde quieren los señores jueces que vayamos a vivir? Esta decisión solo nos arrojará a la calle, de donde vinimos. Quizás estos señores no entiendan que violencia de género también es no tener una vivienda digna, y un acceso a la niñez con plenos derechos.

Les pedimos que nos acompañen, que nos ayuden a echar atrás el desalojo. Que se hermanen con nuestro reclamo de #NiUnaMenosSinVivienda.

Esperamos una pronta respuesta. Mujeres en Lucha de la Toma de Tierras de Guernica.

Fuente: http://lobosuelto.com/carta-de-mujeres-de-la-toma-de-tierra-de-guernica-a-las-ministras-de-mujeres-generos-y-diversidad/

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Argentina: Chineo, la violación de niñas a la que llaman “costumbre”

Chineo, la violación de niñas a la que llaman “costumbre”

La práctica data de los tiempos de la colonia y continúa: consiste en violaciones en masa por parte de criollos con dinero a jóvenes originarias. Desde el Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir reclaman políticas para abolirlo y juzgar los abusos como crímenes de odio.

umplió los 15 años cuando le quitaron la felicidad y la inocencia. Desde allí, ella siempre tuvo miedo”. El relato es de una mujer indígena de Rivadavia Banda Sur, Salta, que prefiere preservar su identidad. En esa misma localidad, en junio pasado, otra joven de 16 años fue violada en banda. La encontraron deambulando en estado de shock por las calles de una misión wichí.

Los perpetradores son varones criollos, con dinero o con poder político que someten en grupo a niñas y adolescentes de pueblos originarios como parte de sus privilegios de clase y de género. Recientemente se han registrado abusos sexuales contra jóvenes de las comunidades Wichí, Qom, Pilagá, y Moqoi, entre otras. Pero los abusadores nunca llegan a juicio.

“Esta lamentable y terrible aberración sexual está calificada por observadores del Estado, por funcionarios administradores de justicia, como un rito iniciático de la actividad sexual, como parte de una cultura”, detalló Moira Millán, referente del movimiento, en declaraciones a Télam.

Basta de chineo

En octubre de 2019, durante la ocupación pacífica del Ministerio del Interior por parte de las mujeres indígenas que denunciaban el “terricidio” llevado adelante por el Estado en territorios ancestrales, se consensuó la campaña Basta de chineo.

“El chineo existe desde hace siglos en nuestras comunidades. Nuestras niñas sufren violaciones por parte de criollos con cierto poder económico y social. Esto es posible por la impunidad que se disfraza de ‘costumbre cultural’, pero esto no es cultura, es un crimen racista y queremos que se termine esta práctica atroz”, expresan desde el Movimiento.

La campaña consta de distintas piezas gráficas que piden la abolición del chineo, el acompañamiento psicológico para sus víctimas, y que los abusos sean juzgados como crímenes de odio. También realizaron videos que recopilan relatos de mujeres, muchas hoy ancianas, donde cuentan abusos y “forzamientos” padecidos por sus hijas, sus nietas, y hasta por ellas mismas cuando eran niñas.

Uno de ellos dice: “Volvía de la escuela con mi prima agarrada de la mano. Estaba cerca de mi casa, no faltaba mucho para llegar. Ella alcanzó a correr pero yo no. Me subieron a un auto. Eran hombres blancos y me violaron. Hoy no quiero que eso le suceda a ninguna de mis hijas, por eso digo: basta de chineo”.

Pese a los avances en políticas de género conseguidos por el movimiento feminista, el chineo rara vez toma estado público y su erradicación aún no forma parte de las principales reivindicaciones.

Fuente de la Información: https://canalabierto.com.ar/2020/09/10/chineo-la-violacion-de-ninas-a-la-que-llaman-costumbre/

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México: Experiencias de mujeres violentadas en San Cristóbal de las Casas: una problemática social de grandes dimensiones

Yessica Morales*/Chiapas Paralelo

En Chiapas, nacer mujer marca una diferencia en trato. Desde edades tempranas las mujeres son violentadas por sus padres y madres en sus hogares, algunas por sus abuelos. Insultos o regaños, golpes con cinturones, palos o cueros, son algunas violencias que viven desde la infancia, desde donde se les “prepara” para la obediencia y servidumbre de los varones.

Así lo demostró “El género en las experiencias de violencia de mujeres de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas”, un trabajo realizado por la investigadora de la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach), Mariana Ruíz Gómez, y el investigador de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), Juan Iván Martínez Ortega, en el que destacan la importancia de estudiar la violencia contra las mujeres desde su propia mirada, analizar cómo la viven a partir de su sentir y pensamiento.

Para la investigación se realizaron entrevistas a 14 mujeres de diferentes perfiles sociodemográficos. Los resultados indicaron que las experiencias de violencia de las mujeres se presentan por la situación vital y por la condición de género.

Las entrevistadas experimentaron en diferentes momentos de su vida, lo que significa ser mujer. En cada una de esas etapas, aprendieron por medios violentos lo que se espera de ellas, cómo ser una niña, joven decente, buena madre y esposa, y cómo es que no deben ejercer su sexualidad, puntualizaron Ruíz Gómez y Martínez Ortega.

“Al momento de las entrevistas, cuatro de las mujeres tenían entre los 16 y 25 años, cinco de 26 a 39, y cinco de 40 en adelante, la mayor fue de 80 años”, mencionan los autores.

Respecto a su estado civil, tres eran solteras, 3 vivían en unión libre, cuatro casadas, dos divorciadas y 2 viudas, en cuanto a los hijos e hijas, tres dijeron no tener, cuatro tenían 1, una 2, tres 3 y tres 4.

Sobre la procedencia de las entrevistadas, son de San Cristóbal de Las Casas, Comitán de Domínguez, Chanal, Bachajón y de la ciudad de Veracruz.

Con relación al máximo grado de estudios, los autores mencionaron que tres no cuentan con instrucción escolar, cuatro cursaron hasta la primaria, una la preparatoria, cinco tienen estudios de licenciatura y una tiene doctorado.

A todas las entrevistadas les aseguraron confidencialidad y el anonimato de sus respuestas, por lo que sus nombres verdaderos fueron cambiados por otros.

La y el autor de la investigación expusieron que de acuerdo con los testimonios, todas las mujeres comenzaron a experimentar algún tipo de violencia desde edades tempranas, recibían golpes, insultos o regaños, además el maltrato ocurría con objetos como cinturones, palos, cueros o utensilios.

El espacio de mayor ocurrencia del maltrato era la casa, sólo una de ellas indicó que también en la escuela.

Respecto a las personas que ejercían violencia sobre ellas, eran padres y madres, pero también los abuelos, indicando que son las personas responsables del cuidado de las hijas quienes las maltratan, precisa la investigación.

Los autores resaltaron que el maltrato físico también da lugar al maltrato psicológico, por ello, las entrevistadas en sus experiencias de violencia sugieren emociones negativas, como coraje, miedo, frustración y tristeza.

“¡Uy!, pues nada más llorar y llorar, siempre andaba yo triste pues. ¡Ay!, es que no sé qué decir, porque no nos quería por ser niñas (su padre), pues no nos quería porque éramos niñas y pues quería un hijo varón y pues qué se podía hacer”, dijo Ernestina respecto a cuando les pegaban.

Ernestina

En el caso de Ernestina y sus dos hermanas, comenzaron a experimentar menos valor por ser mujeres, ya que su padre quería un hijo, dando pie a que, la experiencia de género que comienzan es aquella en el que las mujeres valen menos que los hombres.

Asociado a lo anterior, desde la infancia, comienzan los mandatos sociales que les corresponden por ser niñas y niños, hay expectativas y deberes sociales sobre ellas y que son distintos al de ellos, se traduce en un trato distinto y desigual.

“Mi mamá nos enseña bien todo, a tortear, a lavar, a moler el maíz, hacer comida desde chicas, por eso ya sé bien pues”, compartió Macaria, empleada del hogar.

Macaria

La y el investigador, añadieron que, en algunos casos, la experiencia de género se construye cuando les dicen lo que tienen que hacer, pero en otros casos también les indican para qué deben hacer eso.

 “Pues desde chicas hay que saber hacer los oficios de la casa para cuando tengamos marido ya sabemos hacer algo”, mencionó Ernestina, empleada del hogar.

Ernestina

De acuerdo con la investigación, desde la infancia, la experiencia de género se conformó a partir de lo que hacen como mujeres, es decir, se les enseña y se les exige hacer ciertas cosas porque la expectativa que recae sobre ellas es la de casarse, tener hijos e hijas, y atender al esposo.

Asimismo, Ruíz Gómez y Martínez Ortega compartieron que un testimonio representativo, sobre el primer periodo menstrual como una experiencia de género, es el de una de las informantes a quien su abuela le dijo:

“No hija, cuando estás así vas a ser mujer, ahorita estás como hombre, ya después ya viene tu menstruación, a los 12 o 13 dice, pero yo no, yo a los 10 años”, dijo Macaria.

Macaraia

Además, en la juventud fue cuando experimentaron sus primeros acercamientos amorosos con el sexo opuesto, las edades estaban entre los 15 y 20 años, en esta etapa no dejaron de experimentar violencia, al contrario, se acentuó.

“No cambió mucho porque conforme íbamos creciendo pues nos cuidaban más, de que no jugáramos con los niños porque era peligroso, porque nos podía pasar algo o nos podían faltar el respeto y pues no podíamos andar solas a altas horas de la noche, y si salíamos pues ya con nuestros papás, pero sí, a esa edad ya nos cuidaban un poco más, bueno en mi caso pues siempre me cuidaron hasta que me casé”.

Carmen, ama de casa

Otro de los testimonios, obtenidos por los investigadores narra que el cuidado que recae sobre las mujeres cuando inician la juventud, es distinto al infantil.

“Ya me cuidaban más ya, ya no como niña otra vez, porque ya si salía yo en la calle ya decían que iba yo a encontrar novio o me iba yo a ir por ahí”, dijo Elvira, ama de casa.

Elvira, ama de casa

También refleja una preocupación constante por lo que pueden hacer las mujeres con los hombres.

“(su papá) no nos permitía ni salir, ni nada, porque si no… nos dice que ya estamos buscando hombres”, mencionó Ernestina.

La y el autor explicaron que lo anterior es una intención de privar el ejercicio de la sexualidad por la posibilidad de que queden embarazadas fuera de la norma social, religiosa y civil, es decir, la preocupación es que “deshonren a la familia”, esto produce miedo en las mujeres, lo que minoriza su autonomía y autoestima.

Cuando lo anterior ocurre, el temor se convierte en realidad, porque las expone a la posibilidad de experimentar violencia.

“Lo que sí, era el miedo de decirle a mi papá de que estaba yo embarazada, y de hecho yo busqué un lugar así público para decirle”, mencionó Manuela, ama de casa.

Manuela

Cabe recordar que la antropóloga y feminista, Marcela Lagarde, ha señalado que ser madre y esposa es construido en torno a dos definiciones esenciales: su sexualidad procreadora, y su relación de dependencia vital de los otros por medio de la maternidad y la conyugalidad.

Con base en lo anterior, los investigadores mencionan que resaltan estos elementos: la relación con sus hijos y la relación con su esposo.

Respecto a cómo experimentan la violencia en ambas relaciones, en la primera son ellas quienes perpetran la violencia, y en la segunda son ellas las violentadas.

En cuanto a cómo se llevan con sus esposos, Ruíz Gómez y Martínez Ortega compartieron que varias manifestaron que desde pequeñas les enseñaron cómo debían relacionarse con ellos.

“Por eso decía pue’ mi mamá que tenemos que hacer el trabajito porque cuando se casa uno, no va a venir atrás nuestra mamá, y para que no se enoje el marido tenemos que saber ya solas cómo mantener pue’ el esposo”, comentó Jovita.

Jovita

Incluso en esas enseñanzas, les hacían énfasis en que si había golpes, estos podrían ser justificados por el incumplimiento de sus deberes.

“Mi mamá decía que yo me portara bien, que yo le obedeciera todo mi marido y, que para que no hubiera ningún problema, que yo lo atendiera bien y todo eso, para que no se enojara y no me fuera a pegar porque si eso pasaba era porque algo estaba mal hecho y si me pegaba pues era con justa razón”, mencionó Elvira.

Elvira

Cuando a las entrevistadas les cuestionaron sobre cuáles eran los motivos por los que había conflictos con sus parejas, independiente de si derivan en violencia o no, las respuestas más recurrentes fueron: porque el esposo consume bebidas alcohólicas, lo desobedecían, por falta de confianza, infidelidades del cónyuge, por problemas con los hijos o hijas, falta de comunicación y problemas económicos.

“Bueno, no lo hace seguido, pero así de que él sí puede llegar a veces ya medio tomado y a altas horas de la noche, yo no lo podría hacer, porque no sé, siento que… como ya tengo una niña, siento que ya no tengo esa libertad de poder llegar a esas horas ¿con quién la dejó y todo eso? Y porque además él es hombre”, mencionó Manuela.

Manuela

Por último, la mayoría de las entrevistadas resaltaron que procuran tener con sus hijos o hijas relaciones de confianza, apoyo, comunicación, libertad sana y responsable, sin embargo, manifestaron que a veces es conveniente recurrir a regaños y golpes leves, solo una dijo que era importante educar con mano dura.

Cabe mencionar que, San Cristóbal de Las Casas es el cuarto municipio más poblado de la entidad chiapaneca, cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística y Geografía indican que, en 2015 la población ascendió a 209 mil 591 personas, de las cuales 111 mil 383 son mujeres.

“Se estima para ese año que 30.9 por ciento de los hogares del municipio cuentan con jefatura femenina, lo cual lo coloca en el noveno lugar de los municipios chiapanecos en ese rubro. La población de 3 años y más que habla alguna lengua indígena asciende a 63 mil 454 personas, de las cuales 34 mil 305 son mujeres”, compartieron Ruíz Gómez y Martínez Ortega.

Agregaron que en un sondeo realizado en el año 2004 por el Colectivo Feminista Mercedes Olivera y Bustamante A. C. (Cofemo), encuestaron a 380 mujeres de 15 a 45 años, de las cuales 148 reportaron alguna forma de violencia. Indicaron que el número de mujeres agredidas se triplicó en el periodo 2000-2004.

“De ellas, 57.6 por ciento tenían entre 15 y 25 años y 21.4 por ciento entre 25 y 35 años. De las 380 mujeres encuestadas 9 fueron violadas y 11 experimentaron intento de violación, además, 70 por ciento sufrió agresiones como hostigamiento verbal, manoseo y persecución”, datos de Cofemo, compartido por la y el investigador.

Otro estudio compartido por éstos cuenta los altos índices de violencia contra las mujeres en los Barrios de María Auxiliadora y Santa Lucía, considerados de mayor importancia en el municipio.

Documentaron que en 2008, 70.1 por ciento de las mujeres encuestadas padecieron algún tipo de violencia al menos una vez en su vida y 63.2 por ciento en el año previo a la encuesta.

Sobre este último dato, 54.7 por ciento de ellas manifestó haber experimentado violencia psicológica, 29.9 por ciento física, 26.5 por ciento sexual y 36.8 por ciento económica.

“Los datos y estudios indican que la violencia contra las mujeres en este municipio representa una problemática social de grandes dimensiones. Los estudios citados dan cuenta del panorama en su conjunto, pero pasan por alto las especificidades de las experiencias de cada una de las mujeres que son incluidas en la generalidad de un dato”, finalizan los investigadores.

Fuente e imagen: Chiapas Paralelo

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«El violador eres tú»

Por: Miguel Lorente Acosta

Sin la complicidad pasiva y silenciosa del resto de los hombres, muchos de los agresores tampoco actuarían de ese modo.

Muchos hombres se indignan ante las críticas a lo que prácticamente sólo hacen los hombres, en cambio no se movilizan para que los hombres que lo llevan a cabo dejen de hacerlo. Así ocurre con las violaciones, cometidas en el 99% de los casos por hombres (US Bureau of Justice Statistics, 1999), y realizadas en el seno de una cultura construida desde el masculino plural del “nosotros”, para defender el posesivo plural masculino de lo “nuestro”.

No tienen problema ni se indignan cuando las afirmaciones no se ajustan a la realidad y presentan los grandes logros, avances y descubrimientos de la sociedad como algo de los hombres, aunque todo el proceso esté lleno de aportaciones y del trabajo de muchas mujeres. Hombre es sinónimo de humanidad y de “ser humano” para lo bueno, integrando en los hombres a todas las mujeres, en cambio, cuando se trata de conductas y acciones negativas, aunque sean realizadas mayoritariamente por hombres, como ocurre con las violaciones en general, o sólo sean realizadas por hombres, como sucede con la violencia de género, entonces una cosa son los hombres y otra “algunos hombres”.

Pero no se trata de un error, sino el reflejo de la capacidad que tiene el machismo de ocultar la responsabilidad colectiva e individual de los hombres por medio de la creación de significados alternativos. De manera que el modelo social no tiene ningún problema en aceptar “hombres” como genérico para lo bueno, y en rechazarlo para lo negativo. Es como lo del anuncio de TV y admitir “pulpo como animal de compañía”, al final quien tiene el poder es el que decide las normas, de lo contrario no hay partida.

Cuando los hombres critican las leyes contra la violencia de género, reconocen que el origen de esta conducta está en la masculinidad definida por una cultura machista, que crea las referencias para que las mujeres sean consideradas como una posesión más de los hombres, o como objetos que pueden utilizar cuando ellos lo decidan bajo su superior criterio, y consideren que “provocan”, que “quieren decir sí aunque hayan dicho no”, que van buscando a un “hombre de verdad”… Que luego lo hagan o no dependerá de su voluntad, puesto que la cultura no obliga a las conductas, sólo sitúa las referencias desde las se pueden realizar.

Cuando el colectivo “Lastesis” dicen “el violador eres tú” no están diciendo que todos los hombres son violadores, como interpreta el machismo paranoide.

Y esos hombres que maltratan, que acosan, abusan, violan y asesinan no son enfermos, ni drogadictos, ni alcohólicos; son hombres normales, tan normales que ni siquiera tras cometer los homicidios y las violaciones son cuestionados como hombres o ciudadanos, siguen siendo el atento vecino, el amigo afable, el honrado trabajador, el buen muchacho… tal y como recogen los testimonios de sus entornos tras los hechos.

Un ejemplo lo tenemos en el caso de Antonia Barra, una joven chilena que sufrió una violación el pasado septiembre (2019), y un mes después se suicidó. La conducta suicida tras las agresiones sexuales está descrita científicamente como una consecuencia del trauma de la violación, y fue puesta de manifiesto, entre otros, en trabajos clásicos como los de Kilpatrick (1985).

Las circunstancias que intervienen en el desarrollo del suicidio tras una violación son de diferente tipo. Entre ellas está el trauma psicológico ocasionado por la agresión sexual, la cultura que culpabiliza a la víctima por algo que ha hecho o ha dejado de hacer, los entornos y la propia familia que con frecuencia se ponen del lado de la culpabilización, aislando mucho más a la víctima, y sobre todo ello, la estrategia del agresor a la hora de desarrollar la defensa de atacar directamente a la víctima y criticar su compartimiento, no sólo ante los hechos, sino de forma generalizada, como también vimos aquí en el caso de “La manada” y en tantos otros.

El caso de Antonia Barra es paradigmático en todos esos elementos, y al margen del trauma por la violación, el miedo que demostró para que sus padres no conocieran lo ocurrido, más el rechazo de su novio, que directamente la insultó cuando le contó lo ocurrido llamándola “repugnante” y “cerda de mierda”, unido a la falta de una atención especializada por parte de la administración, condujo al suicidio en un plazo de tiempo corto, demostrando la intensidad de los elementos que intervinieron y la falta de ayuda.

El agresor, por su parte, ha recibido tal apoyo y sus palabras tal credibilidad, a pesar de las pruebas que ha encontrado la investigación demostrando que miente en algunas de sus manifestaciones públicas, que después de que la justicia acreditara la violación decidió que saliera de prisión y pasara a arresto domiciliario. La Corte de Apelaciones de Temuco tuvo que corregir esa decisión inicial del Tribunal de Garantías, y decretó de nuevo su ingreso en prisión bajo la movilización de las organizaciones feministas, que hoy día actúan como conciencia crítica de una sociedad inconsciente frente a este tipo de violencia.

Sin la complicidad pasiva y silenciosa del resto de los hombres, muchos de los agresores tampoco actuarían de ese modo.

Y nada de esto es casualidad, cuando el colectivo “Lastesis” dicen “el violador eres tú” no están diciendo que todos los hombres son violadores, como interpreta el machismo paranoide, lo que nos dicen es que el violador es un hombre como tú, como cualquier otro hombre; no un enfermo, ni un psicópata, ni un alcohólico o un drogadicto, como miente el machismo cuando se refiere a los violadores. Pero también nos dicen que sin la complicidad pasiva y silenciosa del resto de los hombres, muchos de los agresores tampoco actuarían de ese modo ni presumirían de haberlo hecho con vídeos y relatos.

El día que los hombres entiendan que lo que caracteriza a un violador, a un maltratador, a un acosador, a un abusador o a un asesino es su voluntad de actuar de ese modo sobre mujeres expuestas por la sociedad machista como una posesión o un objeto, se darán cuenta de lo importante que es dejar atrás esa masculinidad que permite interpretar la realidad desde esa violencia, para luego hacerla normalidad a través de las justificaciones.

Y si no se dan cuenta y abandonan la violencia, se lo recordaremos el resto hasta que la dejen diciendo, entre otras cosas, lo de “el violador eres tú”, “el maltratador eres tú”, “el asesino eres tú”.

Fuente: https://rebelion.org/el-violador-eres-tu/

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Argentina: ¡Basta de #JUSTICIAPATRIARCAL, queremos a las #INFANCIASLIBRES!

América del Sur/Argentina/16-08-2020/Autoras: María Fernanda Pagura(☆) y Dolores Covacevich(☆☆) | INESI/Fuente: inesi.com.ar

En las últimas horas trascendió un hecho de abuso sexual que implica a un padre y su hija de 6 años. [1]

Si bien el caso está en investigación en la UFI N°3 de Esteban Echeverría, especializada en delitos sexuales y violencia de género, creemos que es importante señalar que la situación de pandemia los abusos sexuales en las infancias continúan pasando y al no estar la escuela en modo presencial, las denuncias han bajado considerablemente, por lo que las personas mayores responsables deben estar aún más atentas.

Según los datos del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, 1 de cada 5 niñes sufre abuso sexual. Casi el 80% de los abusadores son familiares. El 90% son varones. [2]

Esperamos que este no sea otro caso donde se vulneren los derechos de niñes. Ya pasamos por muchas instancias donde la justicia no es tal y revictimiza a las víctimas de violencias y abusos, colaborando a perpetuar el sometimiento de las mujeres y la impunidad de varones. Como plantea Rita Segato en su libro “Contra-Pedagogías de la crueldad” la historia de la burocracia no es la historia de las mujeres, es la historia del patriarcado. La historia del Estado es la historia del patriarcado. Siendo la justicia uno de sus tres poderes, en estas prácticas de jueces y juezas se materializa la defensa del sistema de dominación, desconociendo vergonzante el plexo normativo vigente y justificando la vulneración de derechos de las infancias. Se torna urgente deconstruir estos sistemas de complicidades entre varones y con quienes gestionan la justicia.

Por todo ello, volvemos a insistir en la importancia de la Educación Sexual Integral en todos los niveles y modalidades del sistema educativo desde una perspectiva de género y de derechos humanos.

Reiteramos que en la Resolución  340/18 (2018) se establecen los núcleos de aprendizajes prioritarios por nivel en donde se propone trabajar sobre todo en el Nivel inicial y Primario la confianza, la libertad y la seguridad para expresar ideas, opiniones y pedir ayuda, la adquisición de pautas de cuidado y auto-protección, el concepto de intimidad y cuidado de la intimidad propia y de los otros/as, poder decir “no” frente a interacciones inadecuadas con otras personas, la vulneración de derechos: el abuso sexual, la violencia de género y la trata de personas, entre otros.

La ESI es una de los principales recursos que tenemos en las aulas para habilitarles la palabra a niñes y jóvenes. Porque muchas veces, los espacios de crianza no son “el lugar de afecto, confianza y respeto”.

También nos preguntamos como sociedad ¿qué pasa en las redes sociales?  ¿qué entendemos por cuidar a las víctimas, difundiendo audios donde se relata un abuso? ¿sirve el escrache como práctica de “información”, sobre todo cuando hay menores involucrades que no dieron su consentimiento para esto? ¿estamos teniendo en cuenta a las infancias en el brote del enojo de “salir a decir que repudiamos un hecho”?

Por todo esto, recordamos que les niñes son sujetos de derechos, y les adultes (desde familiares hasta usuaries de redes) tenemos una responsabilidad en todos los procesos que les involucren, no hacemos lo que queremos con elles, no son nuestra propiedad. ¡Tampoco de la justicia!!!!

#bastadeimpunidad #bastadecomplicidad #bastadejusticiapatriarcal #infanciaslibresdeviolencias #esiparavivirlibres #esiparapoderhablar #laprofetecreesiempre

☆María Fernanda Pagura es investigadora, extensionista y docente, Fac. Cs. Económicas UNL e Institutos de formación docente Pcia de Santa Fe y parte del Equipo INESI.
☆☆Dolores Covacevich es Lic. en Ciencias de la Educación. Integrante del área de Género y Sexualidades del Instituto Olga Cossettini, y del Programa ESI FHUMyAR UNR y parte del Equipo Inesi.

[1] https://www.infobae.com/sociedad/policiales/2020/08/15/acusaron-en-las-redes-a-un-hombre-de-abusar-de-su-hija-se-volvio-tendencia-y-un-grupo-de-vecinos-quiso-lincharlo/

[2] https://www.argentina.gob.ar/abusosexualinfantil

Fuente: https://inesi.com.ar/basta-de-justiciapatriarcal-queremos-a-las-infanciaslibres/#top

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