Page 61 of 84
1 59 60 61 62 63 84

La violencia no tiene recreo.

Por: Fernando Pereira.

El inicio de un nuevo año escolar es tiempo propicio para que las comunidades educativas tomen medidas para prevenir que la violencia se convierta en protagonista en los centros educativos.

El estudio sobre violencia contra los niños de la Organización de Naciones Unidas la define como la que ocurre en el ámbito de los espacios formales de educación (liceos y escuelas) y afecta principalmente a los estudiantes pero también a otros actores de la vida escolar: docentes, directivos, representantes.

La propia ONU advierte que muchas escuelas en el mundo no son lugares lo suficientemente seguros

La propia ONU advierte que muchas escuelas en el mundo no son lugares lo suficientemente seguros porque:

• Los adultos significantes -directivos, maestros y empleados- aplican castigos físicos y humillantes, violencia sexual y de género y hostigamiento. En muchos países no se ha prohibido explícitamente el castigo físico en las escuelas y aún en aquellos en los que se ha prohibido, se mantiene un patrón de aplicación de la ley desigual.

• El hostigamiento o acoso entre pares es una práctica común de violencia en las escuelas. Muchos niños y niñas sobreviven a diario a agresiones, ofensas e insultos propiciados por otros niños y niñas de manera sistemática, lo cual deja secuelas importantes e impide el adecuado desarrollo de su personalidad. Estas prácticas no suelen ser consideradas como problemas por los adultos, quienes se niegan a denunciarlas y atacarlas.

Algunos adultos, por sus propias experiencias, asumen que la escuela es un espacio donde es normal tener miedo, ser agredido. Hay que insistir en que se va a la escuela a aprender y ser feliz, no para sufrir.

Consecuencias de ambientes violentos: El ambiente se torna inseguro. Estudiantes y personal docente siente miedo. Baja rendimiento de estudiantes y docentes. Se deterioran los vínculos. Propicia abandono escolar.

La propia Unesco afirma que contar con climas escolares armónicos es un elemento constitutivo de la calidad educativa.

¿A qué tipo de violencia nos referimos? Algunas personas relacionan la violencia cuando hay casos de violencia física, heridos, vandalismo. Se pueden señalar desde las formas más leves y casi imperceptibles hasta lo que define Ortega como las formas más crueles, caracterizadas por el aislamiento social de la víctima, la prolongación en el tiempo del hostigamiento y las burlas y la multiplicidad de conductas agresivas (multivictimización) tiene efectos devastadores para todos los que se implican en él: los daña psicológica y moralmente a corto, mediano y largo plazo.

Expertos señalan que estudiantes socializados en ambientes violentos cuando adultos tenderán a relacionarse violentamente.

Expertos señalan que estudiantes socializados en ambientes violentos cuando adultos tenderán a relacionarse violentamente.

La violencia genera intolerancia y promueve la búsqueda de la “justicia por propia mano”. Afecta el ambiente escolar, reduce el rendimiento y deteriora relaciones. Genera problemas de salud, de socialización, emocionales y cognoscitivos. Alimenta la violencia. Los niños que han sido víctimas de la violencia tienen más posibilidades de ser víctimas o autores de actos violentos.

Desnaturalizar la violencia en los centros educativos es un reto fundamental en este nuevo año escolar. Sobre todo si consideramos que la violencia está presente en las familias, comunidades, país. Las escuelas deben ser espacios donde los estudiantes puedan tener un espacio que les posibilite un referente para la convivencia ciudadana pacífica y el buen trato.

Fuente: http://efectococuyo.com/opinion/la-violencia-no-tiene-recreo

Imagen: http://efectococuyo.com/wp-content/uploads/2017/09/acoso-2.jpg

Comparte este contenido:

Cifras de violencia en Ecuador que encienden las alarmas

Ecuador/02 octubre 2017/Fuente: Ecuavisa

En este 2 de octubre, Día Internacional de la No Violencia, vale tener en cuenta algunas de las estadísticas que llaman a pensar en qué tan violenta es la sociedad en el Ecuador y en el resto del mundo.

En Ecuador 1 de cada 4 mujeres ha vivido violencia sexual; sin embargo, la violencia psicológica es la forma más recurrente de violencia de género con el 53,9%.

Seis de cada diez mujeres han sido tratadas violentamente en algún momento de su vida. Las estadísticas muestran que este es un problema social que no distingue etnia, edad, orientación sexual, nivel de educación, ingresos económicos, etc.El Ministerio del Interior registró que en el primer trimestre del 2016 hubo 251 asesinatos y homicidios (12% menos que en el mismo periodo de 2015), de los que 121 fueron por violencia criminal y 130 por violencia intrapersonal.La Coalición de Mujeres del Ecuador, en su denominado Informe Sombra, con datos condensados hasta el 2014 y presentado en octubre de 2016 , menciona la situación de las niñas, niños y adolescentes en el Ecuador, su estado de indefensión y violación sistemática de sus derechos.

violencia, INEC, Día Internacional de a No Violencia, Ecuador

Durante el 2014 fueron registradas 271 denuncias de delitos sexuales en instituciones educativas. Según el informe, la violencia sexual es una pandemia en el Ecuador.

Según la Encuesta Nacional de Relaciones Familiares y Violencia de Género contra las Mujeres, realizada  por la Comisión de Transición y el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (2011), seis de cada diez mujeres y niñas de 15 a 64 años han sido víctimas de violencia en algún momento de su vida. 380 mil mujeres han vivido este tipo de agresión.El análisis de Seguridad, Justicia y Paz, una organización mexicana que produce un índice mundial de la violencia, 43 de las 50 ciudades más peligrosas del mundo están en Latinoamérica. Las 7 restantes, en Estados Unidos (4) y Sudáfrica (3).

Una nota del blog Foco Económico indica que el 33% de todos los homicidios del mundo se dieron en nuestra región.

Fuente noticia: http://www.ecuavisa.com/articulo/noticias/actualidad/324756-cifras-violencia-ecuador-que-encienden-alarmas

Fuente imagen:  http://www.ecuavisa.com/sites/default/files/styles/350×250/public/fotos/2017/10/01/22171705_10155183645936747_493671853_o.jpg?itok=zLqKvNTA

Comparte este contenido:

Más de la mitad de las escuelas en el epicentro de la crisis de Boko Haram en Nigeria están cerradas

Nigeria/02 octubre 2017/Fuente: ONU

 Más de la mitad de las escuelas que se encuentran en el epicentro del conflicto de Nigeria con Boko Haram siguen cerradas, alertó hoy el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

Cuando la insurgencia en el país ya ha entrado en su noveno año, la escasez de escuelas podría fortalecer a Boko Haram o movimientos similares. La falta de educación en el nordeste de Nigeria dejó a los jóvenes con pocas perspectivas de futuro, empujándolos a unirse a la rebelión islamista, apuntó UNICEF.

La crisis causada por Boko Haram en Nigeria significa que más del 57 por ciento de las escuelas en Borno, el estado más golpeado, estén cerradas en el arranque del nuevo curso escolar. Desde 2009, casi 2.300 maestros han sido matados y unos 19.000 han sido desplazados. Casi 1.400 escuelas han sido destruidas o no pueden abrir por encontrarse en zonas demasiado peligrosas.

En Maiduguri, la capital del estado de Borno, el director adjunto de UNICEF Justin Forsyth visitó a familias y niños afectados por el conflicto, que le contaron las difíciles condiciones en las que viven y el temor que sienten de vivir bajo la amenaza de Boko Haram.

“Aquí en el estado de Borno, la mitad de las escuelas han sido destruidas en el conflicto, miles de maestros han sido asesinados, así que tenemos que ayudar a los niños a volver a la educación, a volver a la escuela, y eso es tan importante como el trabajo vital que estamos haciendo en temas de salud y malnutrición”, dijo Forsyth.

En los tres estados más afectados en el nordeste de Nigeria, UNICEF y otras organizaciones aliadas han matriculado a casi 750.000 niños en la escuela este año, creando más de 350 espacios de aprendizaje temporales y distribuyendo casi 94.000 equipos de material educativo. Aun así, UNICEF advirtió que sólo ha recibido tres quintas partes de la financiación total que necesita para 2017.

Hasta la fecha, la crisis ha desplazado a casi un millón de niños y unos 450.000 menores de cinco años podrían sufrir grave desnutrición este año. El uso de los niños como bombas humanas (casi 100 en lo que llevamos de año) ha sembrado un clima de desconfianza en las comunidades del nordeste, y un brote de cólera ha afectado a más de 3.900 personas, entre ellas más de 2.450 niños.

Fuente: http://www.un.org/spanish/News/story.asp?newsID=38163#.WdIWf4_WyvE

Comparte este contenido:

El Salvador: Violencia provoca la deserción de 12 mil alumnos en ocho meses

El Salvador/02 octubre 2017/Fuente: El Salvador

A Paulina Mendoza, una veinteañera residente en San Vicente, la violencia e inseguridad le truncaron los planes de convertirse en bachiller para optar a un trabajo formal o prepararse profesionalmente y, con ello, ayudar a su familia a salir de la pobreza.

La joven estudió hasta sexto grado en una escuela de un caserío del cantón La Cruz, en San Lorenzo, San Vicente, la cual estaba muy cerca de su modesta vivienda. Cuando cursó el tercer ciclo caminaba a diario entre veredas por más de una hora para llegar a un centro educativo de San Sebastián, un municipio vecino.

Ella nunca fue víctima directa de la violencia, pero algunos de sus compañeros murieron a manos de pandilleros; otros desaparecieron sin que se volviera a saber más de ellos.

Durante el 2016 los centros educativos privados tuvieron entre el 12 % y 13 % de deserción estudiantil, lo cual es preocupante para la gremial.

Estadísticas del Ministerio de Educación indican que, hasta agosto pasado, unos 12 mil estudiantes de todo el país desertaron de la escuela. Las autoridades también revelaron que, en 2015, dejaron las aulas 39 mil alumnos, y el año pasado lo hicieron 35 mil.

Las autoridades han determinado que un elevado porcentaje abandona las aulas a causa de la violencia, la inseguridad o tras recibir una amenaza directa de pandilleros.

Lo que pasó con algunos compañeros de Paulina le provocó temor y, cuando recién había iniciado el noveno grado, les dijo a sus padres que dejaría de estudiar.

Su madre, Cristina -una sexagenaria dedicada a los oficios domésticos- sabía muy bien que el trayecto hacia el centro escolar era peligroso; temía que algo malo le pasara a su hija y tuvo que apoyarla.

“No, niña, qué andas haciendo ahí; está muy feo en San Sebastián, mejor ya no vayás”, fue lo que la señora respondió para secundar la decisión de la adolescente, quien entonces tenía 15 años.

Desde el corredor de tierra de su vivienda, construida de láminas y bahareque, la señora también lamenta que su pariente, al no haber finalizado sus estudios, ha tenido que ganarse la vida llevando a cabo diferentes trabajos.

Colegios inauguran a?o escolar 2017

En los últimos meses, la joven se ha dedicado a cuidar a una anciana del cantón, quien está muy enferma. La paga que recibe no es mucha pero debe alcanzarle para sostener a sus dos niños y ayudarle a sus padres y a dos hermanos, con quienes comparte el mismo techo.

El acoso de los grupos criminales no solo repercutió en los estudios de Paulina, sino también en los de su hermano menor. Él cursaba bachillerato fuera de San Lorenzo pero empezó a ser hostigado por unos pandilleros, quienes cada vez que lo veían le increpaban sobre su lugar de procedencia.

La madre del muchacho relata que, en una ocasión, los delincuentes le advirtieron que no querían verlo más por la zona y él debió suspender los estudios. El deseo de superarse hizo que dos años después se matriculara en el bachillerato a distancia, con el que solo asistía al Instituto los fines de semana.

“Gracias a Dios terminó de estudiar, pero le costó más. De no haber sido porque los muchachos (pandilleros) lo molestaban, hubiera salido antes”, dice su mamá.

El hermano de Paulina obtuvo su título de bachiller pero no ha podido conseguir un trabajo estable. Mientras espera una oportunidad laboral, le ayuda a su padre a sembrar frijol y maíz, mientras que su madre cuida a sus nietos, hace los quehaceres domésticos y cría aves que luego vende para aportar al sostenimiento familiar.

Abandonan la escuela para emigrar

En los registros de las autoridades no es común ver que los municipios de San Lorenzo o San Sebastián, ambos de San Vicente, se sitúen entre los más violentos del país. Sin embargo, las autoridades del Centro Escolar Domingo Santos (la única escuela pública de la zona urbana de San Lorenzo) han detectado que el número de alumnos de parvularia a noveno grado se ha reducido de 600 a 400 en los últimos cuatro años.

Guillermo Carlos Carrillo, director de la institución, asegura que el fenómeno de la deserción “fue más evidente” en 2014, cuando cerca de 40 estudiantes abandonaron la escuela. Él atribuye esta situación a diversas causas, pero la principal fue porque los menores de edad emigraron al extranjero con sus grupos familiares (la mayoría de forma ilegal) o se marcharon para reunirse con sus padres.

Deserción

Una de las principales causas de la deserción de los estudiantes es la migración a otros países.

El año anterior, en algunos casos por la misma razón, abandonaron sus estudios 16 menores de edad y en lo que va de 2017 suman 20 deserciones.

Una situación similar ha ocurrido en el Instituto Nacional de San Sebastián. La subdirectora, Lorena Antonia Rivas, señala que en los últimos dos años ha aumentado la deserción estudiantil: en 2016 fueron matriculados 251 alumnos pero solo terminaron el año 231.

Mientras que 2017 lo iniciaron con 262 adolescentes pero, hasta inicios de este mes, 20 de ellos habían abandonado las aulas.

Las principales razones por las que los estudiantes se marcharon, según la maestra, fue por la inseguridad, porque debieron cambiarse de domicilio o porque emigraron.

Algunos maestros consultados sostienen que ninguna institución educativa del país escapa de este fenómeno, pues cada vez que hay reunión de docentes a nivel departamental el tema de la deserción estudiantil está en la agenda.

El profesor Carrillo, quien tiene 25 años de dedicarse a esta profesión, cuenta que hasta hace más de una década la deserción escolar se daba porque los niños debían ayudar a sus progenitores a realizar tareas agrícolas.

Según él, no sabe con certeza por qué los estudiantes fueron sacados del país, pero algunos de sus colegas y padres de familia sospechan que podría haber sido para protegerlos de la violencia e inseguridad que enfrenta el país.

Esta suposición cobra fuerza si se toma en cuenta que en 2014, cuando hubo más deserciones en la escuela de San Lorenzo, el informe “Ocultos a plena luz”, elaborado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), reveló que a nivel mundial El Salvador era el país con mayor tasa de homicidios de personas de entre 0 y 19 años, al registrar 27 asesinatos por cada 100 mil habitantes.

Las estadísticas del Instituto de Medicina Legal revelaron que de los 11,466 homicidios registrados entre el 1 de junio de 2014 y el 30 de abril del año pasado, 7,568 de las víctimas eran menores de edad.

En 2014, el entonces ministro de Justicia y Seguridad, Benito Lara, admitió que la violencia era la responsable de que un buen porcentaje de estudiantes desertara. Mientras que las autoridades del Ministerio de Educación dijeron no tener cifras concretas de alumnos que hubieran abandonado la escuela, pero señalaron que estaban reforzando los planes para revertir esta situación.

Deserción

En 2014, la deserción en 4o. Grado fue de 5.27 % .  según una investigación.

Mientras que un estudio elaborado en 2015 por el Sindicato de Maestros de Educación Pública (Simeduco) demostró que la violencia era la principal razón por la que los estudiantes abandonaban la escuela.

Además, señaló que la mayoría de alumnos perdía el año escolar porque les resultaba difícil inscribirse en otra institución debido a que el programa de estudios ya iba muy avanzado o a la territorialidad que imponen los pandilleros en los contornos de los centros de enseñanza. Es decir, si en la zona donde habitan los estudiantes delinque una pandilla, difícilmente pueden matricularse en un sector donde hay presencia del bando rival.

Hasta el año pasado, el Ministerio de Educación había detectado más casos de deserción estudiantil en los departamentos de La Paz, San Salvador y Cuscatlá

Fuente: http://www.elsalvador.com/noticias/nacional/402939/violencia-provoca-la-desercion-de-12-mil-alumnos-en-ocho-meses/
Comparte este contenido:

Las formas de lucha

Por: Boaventura de Sousa Santos

Hay temas que, a pesar de tener una presencia constante en la vida de la gran mayoría de las personas, aparecen y desaparecen del radar de aquellos a quienes corresponde reflexionar sobre ellos, sea en el plano científico, cultural o filosófico.

Algunos de los temas hoy desaparecidos son, por ejemplo, la lucha social (más aún, la lucha de clases), la resistencia, la desobediencia civil, la rebeldía, la revolución y, subyacente a ellos, la violencia revolucionaria. A lo largo de los últimos ciento cincuenta años, estos temas tuvieron un papel central en la filosofía y la sociología políticas porque sin ellos era virtualmente imposible hablar de transformación social y de justicia. Hoy en día, la violencia está omnipresente en los noticieros y las columnas de opinión, pero raramente se refiere a los temas anteriores.

La violencia de que se habla es la violencia despolitizada, o concebida como tal: la violencia doméstica, la criminalidad, el crimen organizado. Por otro lado, siempre se habla de violencia física, raramente de violencia psicológica, cultural o simbólica y, nunca, de violencia estructural. Los únicos contextos en que a veces la violencia adquiere condición política es la violencia en los países «menos desarrollados» o «Estados fallidos» y la violencia terrorista, considerada (y bien) como un modo inaceptable de lucha política.

En términos de debate filosófico y político, nuestro tiempo es un tiempo simultáneamente infantil y senil. Gatea, por un lado, entre ideas que lo atraen por la novedad y le confieren el orgullo de ser protagonista de algo inaugural (autonomía, competencia, empoderamiento, creatividad, redes sociales). Y, por otro, se deja perturbar por una ausencia, una falta que no puede nombrar exactamente (solidaridad, cohesión social, justicia, cooperación, dignidad, reconocimiento de la diferencia), una falta obsoleta pero lo suficientemente impertinente como para hacerle tropezar en su propia ruina.

Como la lucha, la resistencia, la rebeldía, la desobediencia, la revolución siguen constituyendo la experiencia cotidiana de la gran mayoría de la población mundial, que, además, paga un precio muy alto por eso, la disyunción entre el modo en que se vive y lo que se dice públicamente sobre él hace que nuestro tiempo sea un tiempo dividido entre dos grupos muy asimétricos: los que no pueden olvidar y los que no quieren recordar. Los primeros solo en apariencia son seniles y los segundos solo en apariencia son infantiles. Son todos contemporáneos unos de otros, pero se remiten a contemporaneidades diferentes.

Revisemos, pues, los conceptos senilizados. Lucha es toda disputa o conflicto sobre un recurso escaso que confiere poder a quien lo detenta. Las luchas sociales siempre existieron y siempre tuvieron objetivos y protagonistas muy diversificados. A finales del siglo XIX, Marx otorgó un papel especial a un cierto tipo de lucha: la lucha de clases. Su especificidad residía en su radicalidad (la parte perdedora perdería todo), en su naturaleza (entre grupos sociales organizados en función de su posición frente a la explotación del trabajo asalariado) y en sus objetivos incompatibles (capitalismo o socialismo). Las luchas sociales nunca se redujeron a la lucha de clases. A mediados del siglo pasado surgió el término «nuevos movimientos sociales» para dar cuenta de actores políticos organizados en otras luchas según criterios de agregación distintos de la clase y con objetivos muy diversificados. Esta ampliación no solo ensanchaba el concepto de lucha social, sino que daba más complejidad a la idea de resistencia, un concepto que pasó a designar los grupos inconformes con el estatuto de víctima. Es resistente todo aquel que se niega a ser víctima. Esta ampliación recuperaba algunos debates de finales del siglo XIX entre anarquistas y marxistas, en particular el debate sobre la revolución y la rebeldía.

La revolución implicaba la sustitución de un orden político por otro, mientras que la rebeldía significaba el rechazo de un determinado (o de cualquier) orden político. La rebeldía se distinguía de la desobediencia civil, porque esta, al contrario de la primera, cuestionaba una determinación específica (por ejemplo, servicio militar obligatorio) pero no el orden político en su conjunto. El concepto de revolución se fue alimentando con la Revolución rusa, la Revolución china, la Revolución cubana, la Revolución argelina, la Revolución egipcia, la Revolución vietnamita o la Revolución portuguesa del 25 de abril de 1974 (aunque muchos, como yo, dudásemos de su carácter revolucionario).

La caída del Muro de Berlín restó actualidad al concepto de revolución, aunque el mismo resucitase algunos años después en América Latina con la Revolución bolivariana (Venezuela), la Revolución comunitaria (Bolivia) y la Revolución ciudadana (Ecuador) incluso si en estos casos hubiesen muchas dudas sobre el carácter revolucionario de tales procesos. Con el levantamiento neozapatista de 1994, el Foro Social Mundial de 2001 y años siguientes, y los movimientos indígenas y afrodescendientes, los conceptos de rebeldía y de dignidad volvieron a ser predominantes. Hasta hoy.

Subyacente a las vicisitudes de estos diferentes modos de nombrar las luchas sociales contra el statu quo, estuvieron presentes siempre dos cuestiones: la dialéctica entre institucionalidad y extrainstitucionalidad; y la dialéctica entre lucha violenta o armada y lucha pacífica. Las dos cuestiones son autónomas, aunque están relacionadas: la lucha institucional puede o no ser violenta y la lucha armada, si es duradera, crea su propia institucionalidad. Ambas cuestiones comenzaron a ser discutidas a lo largo del siglo XIX y explosionaron en momentos diferentes al final del siglo XIX e inicio del siglo XX. ¿Por qué las menciono aquí? Porque a pesar, en los últimos treinta años, de haber sido consideradas obsoletas o residuales, ganaron últimamente una nueva vida.

Institucional versus extrainstitucional. Esta cuestión se agudizó con las divisiones en el seno del partido socialdemócrata alemán en vísperas de la Primera Guerra Mundial. ¿Luchar dentro de las instituciones? ¿O presionarlas y hasta transformarlas desde fuera por vías consideradas ilegales? La cuestión siguió su curso durante cincuenta años y pareció haberse agotado con el fin de la revuelta estudiantil de Mayo de 1968. Obviamente que en diferentes partes del mundo continuaron habiendo insurrecciones, guerrillas, protestas, huelgas generales, luchas de liberación; pero de algún modo se fue consolidando la idea de que representaban el pasado y no el futuro, toda vez que la democracia liberal, ahora apadrinada por el neoliberalismo global, el FMI, el Banco Mundial, la ONU, acabaría por imponerse como el único modo legítimo de dirimir conflictos políticos. Todo cambió en 2011 con la ola de movimientos de protesta en diferentes países: las distintas primaveras de revuelta, el movimiento Occupy Wall Street, los movimientos de los indignados, etcétera. ¿Por qué este cambio? Sospecho que la crisis de la democracia liberal se ha venido profundizando de tal modo que movimientos y protestas por fuera de las instituciones pueden pasar a ser parte de la nueva normalidad política.

Lucha armada versus lucha pacífica. La cuestión de la violencia es el tema que el pensamiento político dominante (tan viciado en el estudio de los sistemas electorales) evitó a toda costa a lo largo del siglo pasado. Sin embargo, los protagonistas de las luchas se enfrentaron continuamente con la cuestión en el terreno. Obviamente que no toda violencia es revolucionaria. Durante el siglo XX quienes más recurrieron a ella fueron los contrarrevolucionarios, los nazis, los fascistas, los colonialistas, los fundamentalistas de todas las confesiones y los propios estalinistas después de la perversión de la revolución que emprendieron. Pero en el campo revolucionario las divisiones fueron encendidas: entre los marxistas y maoístas de la India y Gandhi, entre Martin Luther King Jr. y Malcom X, entre diferentes movimientos de liberación del colonialismo europeo y Frantz Fanon, entre movimientos independentistas en Europa (País Vasco, Irlanda del Norte) y movimientos revolucionarios de América Latina. También aquí -a pesar de la continuidad de la lucha armada en el Delta del Níger y en las zonas rurales de la India dominadas por los naxalitas (maoístas)- la idea de violencia revolucionaria y de lucha armada ha perdido legitimidad, de lo cual las negociaciones de paz en curso en Colombia son una demostración elocuente.

Empero, hay dos elementos perturbadores de los que quiero dar cuenta. En muchos países donde la violencia política terminó con negociaciones de paz, la violencia volvió (muchas veces contra líderes políticos y de movimientos sociales) bajo la forma de violencia despolitizada o criminalidad común. El Salvador y Honduras son casos paradigmáticos y Colombia podría serlo. Por otro lado, la lucha armada fue deslegitimada porque falló muchas veces en sus objetivos y porque se creyó que estos serían más eficazmente alcanzados por la vía pacífica y democrática.

¿Y si se profundizara la crisis de la democracia? Uno de los revolucionarios que más admiro y que pagó con la vida su dedicación a la revolución socialista, el padre Camilo Torres, de Colombia, doctorado en sociología por la Universidad de Lovaina, respondió así en 1965 a la pregunta de un periodista sobre la legitimidad de la lucha armada: «El fin no justifica los medios. Sin embargo, en la acción concreta, muchos medios comienzan a ser impracticables. De acuerdo con la moral tradicional de la Iglesia la lucha armada es permitida a una sociedad en las siguientes condiciones:

Haber agotado los medios pacíficos.

 Tener una probabilidad bastante cierta de éxito.

 Que los males resultantes de esta lucha no sean peores que la situación que se quiere remediar.

Que haya el concepto de algunas personas de criterio ilustrado y correcto sobre el cumplimiento de las condiciones anteriores» [1].

A un pacifista como yo, que siempre luchó por la radicalización de la democracia como vía no violenta para construir una sociedad más justa, provoca estremecimientos pensar si en muchos países los patrones de convivencia pacífica y democrática no se estarán degradando a tal punto que las cuatro condiciones del padre Camilo Torres puedan tener respuesta positiva.

Notas

[1] Torres Restrepo, C. (2016), Textos inéditos y poco conocidos, vol. 1, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, p. 272.

——————–

*Académico portugués. Doctor en sociología, catedrático de la Facultad de Economía y Director del Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coímbra (Portugal). Profesor distinguido de la Universidad de Wisconsin-Madison (EE.UU) y de diversos establecimientos académicos del mundo. Es uno de los científicos sociales e investigadores más importantes del mundo en el área de la sociología jurídica y es uno de los principales dinamizadores del Foro Social Mundial. Artículo divulgado por Público.es,   Traducción de Antoni Aguiló y José Luis Exeni Rodríguez

Fuente del Artículo:

http://www.uypress.net/auc.aspx?80287,55

Comparte este contenido:

Empoderar a las niñas

Por: David Meléndez Torme

Las mujeres nacidas en países pobres son el grupo demográfico más vulnerable.

Además de pobres, tienen peores condiciones de salud, menor acceso a la educación y mayor probabilidad de ser víctimas de violencia.

En la lotería de la vida, nacer mujer en un país pobre te sitúa en una doble desventaja. Las mujeres de estos países tienen la mayor incidencia mundial de pobreza de entre todos los grupos demográficos, además de las peores condiciones de salud, el menor acceso a la educación y la mayor probabilidad de ser víctimas de violencia.

La desigualdad de género (a través de la exclusión laboral y los menores salarios) cuesta al mundo un alarmante 15,5% del PIB. Negar oportunidades a las mujeres para desarrollar su potencial impide que las sociedades aprovechen su contribución. Sin embargo, la frustrante realidad es que las soluciones eficaces para abordar la desigualdad de género pueden resultar difíciles de identificar.

Los 30 millones de niñas en riesgo de mutilación genital femenina (MGF) durante la próxima década se sitúan en el extremo de la escala de desempoderamiento. Se trata de un procedimiento casi universal en Somalia, Guinea, Yibuti, Egipto, Eritrea, Malí, Sierra Leona y Sudán. La Organización Mundial de la Salud alerta de que las afectadas sufren problemas de salud en el largo plazo y mayores tasas de muerte perinatal.

Pero el problema es más fácil de identificar que de resolver. Las reformas legales han tenido poco impacto. Incluso en el Reino Unido, donde la MGF fue prohibida hace 30 años, ninguna persona ha sido enjuiciada exitosamente. Las primeras cifras registradas se comunicaron en julio y revelaron que hubo 5.702 nuevos casos en Inglaterra entre abril de 2015 y marzo de 2016. Al menos 18 mujeres jóvenes y niñas fueron sometidas a la MGF en el Reino Unido, mientras la mayoría recibió el procedimiento en África.

En las últimas tres décadas ha habido una disminución general en la prevalencia de la MGF, pero no todos los países han efectuado progresos. De hecho, las actuales tendencias señalan que el número de niñas y mujeres sometidas a la MGF aumentará significativamente en los próximos 15 años.

Esto no quiere decir que las entidades benéficas y los gobiernos que trabajan en esta área no estén haciendo un trabajo excelente. Pero necesitamos más estudios de alta calidad sobre cómo identificar y ampliar programas que ya sean eficaces.

El matrimonio infantil es otra costumbre inaceptable que arrebata oportunidades a las niñas. Entre 2011 y 2020, más de 140 millones de niñas de todo el mundo se convertirán en niñas casadas (definidas por las Naciones Unidas como las que contraen matrimonio antes de los 18 años). UNICEF estima que las tasas de matrimonio infantil superan el 50% en nueve países: Níger, República Centroafricana, Chad, Bangladesh, Malí, Guinea, Sudán del Sur, Burkina Faso y Malawi.

Las consecuencias para las niñas casadas son de amplio alcance: menores niveles de educación y menores ingresos de por vida, mayores tasas de violencia doméstica, mayor riesgo de morir durante el embarazo o el parto y mayores tasas de mortalidad para sus hijos.

Al igual que en la MGF, las leyes por sí solas no son suficientes para abordar el problema. Un ejemplo es Bangladesh, donde el 52% de las niñas están casadas cuando alcanzan la mayoría de edad de 18 años. Varias leyes que prohíben el matrimonio y las dotes infantiles han tenido escaso efecto: el 18% de las niñas se casan antes de cumplir los 15 años (la tasa más alta del mundo). Los programas comunitarios para dar a las adolescentes capacitación y destrezas de vida han tenido un impacto limitado.

Un estudio realizado en Bangladesh por economistas de la Universidad de Duke y el Abdul Latif Jameel Poverty Action Lab del MIT plantea que la estrategia más eficaz podría ser proporcionar incentivos económicos para retrasar el matrimonio. Las niñas situadas en el 20% más pobre de la población mundial tienen más del doble de probabilidades de casarse jóvenes que las del 20% más rico.

En el sur de Bangladesh se llevó a cabo un esperanzador programa que proporcionaba aceite de cocina a los padres de las niñas solteras. Los participantes recibían cuatro litros de aceite cada cuatro meses, con la condición de que un monitor confirmara que las niñas permanecían sin casarse.

El modesto incentivo funcionó: las hijas de los destinatarios se casaron, en promedio, hasta un 30% menos antes de los 16 años, obteniéndose así una rentabilidad cuatro veces superior a los costes. El programa también mejoró el nivel educativo de las niñas, que tendieron a permanecer en la escuela hasta un 22% más.

Lo anterior tiene importancia porque una de las metas clave de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que concluyeron en 2015, fue eliminar la disparidad de género en la educación primaria y secundaria. Se logró un buen avance en la primaria, pero el acceso a la educación secundaria y universitaria sigue siendo altamente desigual. Las diferencias en cuanto a matriculación en educación primaria han disminuido en todas las regiones, pero quedan rezagadas África subsahariana, Oriente Próximo y el norte de África.

Reducir la brecha de género en la escolarización también tendría beneficios para la siguiente generación. Más educación para las niñas significa mejor salud y nutrición para sus hijos.

La manera de lograr esto variará según el lugar. Por ejemplo, proporcionar uniformes escolares gratis ayuda solo en algunos sitios. La actuación para reducir el matrimonio infantil en Bangladesh tuvo beneficios adicionales de fomento a la educación secundaria. Nuevos estudios indican que, a nivel mundial, el dinero que se destina a reducir la disparidad de género en educación genera beneficios alrededor de cinco veces superiores a los costes.

Muchas ideas bien intencionadas para reducir la desigualdad de género, e incluso indudablemente buenas, son más difíciles de analizar y cuantificar. Asegurar a las mujeres derechos igualitarios de heredar propiedades, firmar contratos, registrar empresas o abrir cuentas bancarias tendría un bajo costo y podría conllevar beneficios de gran alcance. Pese a las deficiencias de información, un panel de Premios Nobel convocado por el Consenso de Copenhague identificó tales medidas como una de las 19 mejores metas de desarrollo: cada dólar rendiría beneficios por más de quince veces su valor.

Sabemos cómo enfrentar un problema y tenemos abundante información sobre costes y beneficios. Unos 225 millones de mujeres que quieren evitar el embarazo no están utilizando métodos seguros y eficaces de planificación familiar. Las razones van desde la falta de acceso a la información o los servicios hasta la falta de apoyo de sus parejas o comunidades.

Garantizar el acceso universal a los anticonceptivos costaría 3.600 millones de dólares al año, pero significaría reducir en 150.000 los casos de mortalidad materna y en 600.000 los de orfandad. Además, el beneficio demográfico de tener menos personas dependientes y más en la fuerza laboral aceleraría el crecimiento económico. Los beneficios totales resultan impresionantes: 120 veces el valor de los costes.

No hay soluciones rápidas para la desigualdad de género, pero una cosa está clara: no todos los esfuerzos resultan igualmente apropiados ni se basan en datos fiables. Por consideraciones morales y económicas, los responsables políticos deberían adoptar aquellas medidas que más contribuyan a empoderar a las niñas y mujeres.

Fuente: http://www.eldiario.es/tribunaabierta/Empoderar-ninas_6_688791133.html

Comparte este contenido:

La violencia física y psicológica entre transexuales cuadriplica a la violencia «transfóbica»

Por: Religión en Libertad

El 47% de las personas transexuales han sido asaltadas sexualmente alguna vez en su vida, el 40% ha intentado suicidarse, el 12% se prostituyen… Son sólo algunos de los resultados del US Transgender Survey 2015, una megaencuesta a 27.715 transexuales de Estados Unidos publicada recientemente por el National Center for Transgender Equality [Centro Nacional por la Igualdad Transgénero], organización fundada en 2003 «por activistas trans» (dicen en su propia definición) para «educar al público e influenciar a los autores de las políticas a nivel local, estatal, y federal».

Esa pretensión de «educar» e «influenciar» se aprecia en el trabajo, orientado a culpabilizar a la sociedad del rechazo que sufren las personas con orientación transexual y a aportar argumentos para las batallas en las que se hayan inmersos el lobby LGTB y los ideólogos de género, como es la llamada «guerra de los cuartos de baño» para que se permita que los hombres transexuales utilicen los servicios femeninos, y las mujeres transexuales los servicios masculinos. Según el informe, el 59% descartaron alguna vez durante el último año utilizar el baño contrario a su sexo para evitar conflictos.

La encuesta dibuja un panorama desolador de unas personas que en un 29% declaran vivir en la pobreza y en un 30% afirman haber estado sin hogar en algún momento de su vida. El 39% confesó haber experimentado malestar psicológico en el mes anterior a la encuesta (frente a un 5% del conjunto de la población) y el 40% ha intentado suicidarsealguna vez (frente a un 4,6% del total de estadounidenses). El 1,4% convive con el VIH(virus del sida), cinco veces más que el índice general de los norteamericanos (ese porcentaje llega al 19% en el caso de los transexuales negros). Un dato que se explica en buena medida porque el 12% se ha prostituido alguna vez.

Una queja constante del lobby transexual es la violencia que sufren las personas con esta orientación. El informe la cifra en un 9% que «fueron atacados físicamente por ser trans». Sin embargo, ese porcentaje «por ser trans» es seis veces inferior a la violencia sufrida por las personas con esta orientación de manos de su misma pareja: el 54% «sufrieron alguna forma de violencia de pareja íntima, incluyendo acciones de control coactivo y daño físico», porcentaje que sería de un 35% si hablamos de violencia física (cuatro veces superior, por tanto, a la violencia física «transfóbica»).

Los datos que ofrece el US Transgender Survey Report 2015 son más precisos que los recogidos en su resumen oficial, al deslindar coacciones y violencia física. En cuanto a violencia específicamente física, 9% «por ser trans», 35% «por parte de una pareja íntima».

Es más esa violencia es «grave» en un porcentaje realmente alto: «Casi la cuarta parte (24%) han sufrido grave violencia física por una pareja íntima«, porcentaje que se eleva hasta el 77% en el caso de quienes se prostituyeron.

Por tanto, la encuesta, aunque sugiere que buena parte de los problemas de las personas con orientación transexual provienen exclusivamente del rechazo que sufren, refleja también problemas vinculados a la misma forma de vida transexual. Con un dato muy significativo: el 47% declaran haber sido asaltados sexualmente alguna vez en su vida.

Fuente: http://www.religionenlibertad.com/violencia-fisica-psicologica-entre-transexuales-cuadriplica-violencia-59061.htm

Comparte este contenido:
Page 61 of 84
1 59 60 61 62 63 84