Por: Atawallpa Oviedo Freire
Hace 500 años, junto con los conquistadores europeos, llegaron a Abya Yala (Amerindia) varios virus, como la viruela y el sarampión, que de acuerdo a la mayoría de estudiosos mataron alrededor de 55 millones de personas en todo el continente [1]. Ahora, con el coronavirus podemos imaginar la magnitud de tal etnocidio. Solo sobrevivieron los pocos que se inmunizaron -tal como pasó en Eurasia con estos mismos virus y con otros tantos más-.
Un grupo de científicos del University College de Londres (Reino Unido) encabezados por Alexander Koch, en su artículo publicado en Quaternary Science Reviews, señalan que la población existente en América antes del primer contacto con los europeos en 1492 era de alrededor de 60 millones de personas (aproximadamente el 10% de la población mundial). Luego analizaron cómo cambiaron esos números en las siguientes décadas por la devastación por enfermedades introducidas (viruela, sarampión, etc.), las guerras, la esclavitud y el colapso social, llegando a la conclusión de que la población se redujo a solo 5 o 6 millones en un período de cien años.[2]
En su Historia General de las Cosas de la Nueva España, fray Bernardino de Sahagún escribía sobre los indígenas: «Las gentes se van acabando con gran prisa, no tanto por los malos tratamientos que se les hacen, como por las pestilencias que Dios les envía. En 1520, cuando echaron de México por guerra a los españoles, hubo una pestilencia de viruelas donde murió casi infinita gente. Después de haber ganado los españoles esta Nueva España, en 1545 hubo una pestilencia grandísima y universal, donde murió la mayor parte de la gente que en ella había. Ahora, en agosto de 1576, comenzó una pestilencia universal y grande, la cual ha ya tres meses que corre, y ha muerto mucha gente, y muere y va muriendo cada día más».
Fueron estos virus los que diezmaron y derrotaron a los pueblos indígenas, de lo cual se aprovecharon los conquistadores europeos para “hacerse” de América. Este “hacerse”, significó posesionarse de toda su riqueza y llevársela a Europa, lo que les permitió construir la modernidad y el capitalismo. Si no hubiera sucedido esto con el virus, que eliminó a casi la totalidad de nativos americanos, jamás hubiese surgido el capitalismo en Europa y quizás en ninguna otra parte del mundo. O, si a pesar del virus, Amerindia no hubiera contado con inmensas riquezas, tampoco hubiera sido posible el renacimiento de Europa, la que era muy pobre luego de los 1.000 años de penumbras que abarcaron toda la Edad Media, y si no se habrían encontrado con las riquezas de Amerindia se habría seguramente extendido hasta la actualidad. Pues… ¿con qué recursos hubieran podido levantarse? No cabe duda que fue gracias a las riquezas de los pueblos amerindios que pudieron alcanzar su esplendor para luego gobernar el mundo, a partir de esa situación viral.
El mundo cambió con la invasión a América y como consecuencia del virus de la viruela. Fue este virus el que venció al comunitarismo de Amerindia, produciéndose una “revolución viral” de la cual sacaron provecho las monarquías europeas para dar un vuelco de 180 grados y hacer emerger la modernidad que diera origen al capitalismo. El cual, a lo largo de estos 500 años ha destruido casi completamente a las culturas indígenas y a su sistema milenario de tipo comunal, que creó tanta riqueza. Como sabemos, mientras en Europa arrasaba la hambruna, las enfermedades y la delincuencia; Amerindia era muy rica, casi sin enfermedades y sin delitos.
Si este virus no hubiera podido conquistar Amerindia que, en un período de 100 años -desde 1492 hasta 1593 en que terminó la conquista completa de lo que hoy es Argentina- perdió entre el 80 o 90% de su población, cómo hubieran podido lograrlo con 60 millones de amerindios, pero, sí fue posible con los apenas 6 millones que sobrevivieron esparcidos en un inmenso continente, a pesar del poco número que eran los europeos. Vale acotar que al virus se suma la brutalidad del conquistador, pero por más crueles o “rambos” que hayan sido sin el virus que exterminó fácilmente a millones, sin necesidad de utilizar ninguna arma bélica y sin contar con ningún recurso económico que dispensar, hubiera sido imposible.
Los que hablan de la “leyenda negra” suelen solamente hacer foco en la nociva acción de cada uno de los conquistadores y los defensores de la “leyenda rosa” ponen el acento en lo aguerridos e inteligentes que fueron los “civilizadores”; cuando el asunto definitorio fue el virus: la principal arma mortal de los europeos. Fue el virus el que conquistó Amerindia y la destruyó, para sobre sus cenizas montarse las monarquías europeas, sacando ventaja de ello y dar un giro al mundo con la creación del oscuro capitalismo.
Si hoy todos están asustados y paralizados ante el coronavirus, cómo habrán estado los pueblos amerindios ante un extraño extranjero que portaba algo inidentificable que los mataba con su sola presencia o, en la mayoría de los casos, sin siquiera conocer personalmente a los conquistadores, pues los virus se propagaban más rápidamente que sus difusores. Se habrán preguntado a sí mismos, qué poderes tienen estos hombres para matarnos tan fácilmente. Todo lo cual les hizo rendirse ante tan potente enemigo, pues, lo más peligroso no era ni la inteligencia ni la soberbia del conquistador sino la muerte que venía con él, y que luego, cuando se las identificó fueron llamadas las “enfermedades blancas”. Las armas sofisticadas, los caballos, las armaduras y todo lo demás que trajeron solo fueron un complemento para lograr el sometimiento de los pocos amerindios sobrevivientes.
El virus de la viruela en Amerindia no necesitó aislar e individualizar a la población, sino que se abrió fácilmente y acabó con muchas comunidades de un solo golpe. En el capitalismo, el virus actúa de una manera y en las sociedades comunitarias -que están desprotegidas de estos males- se vuelve un asesinato en masa, algo que los europeos lo sabían pues vivieron aquello y sabían lo que les estaba pasando a los amerindios. Incluso lo hicieron de forma intencionada, “Uno de los episodios más trágicos, considerado precursor de la guerra biológica, tuvo lugar en el fuerte Pitt (actual Pittsburgh, en Pensilvania) en 1763, cuando las tropas británicas, dirigidas por el mariscal Jeffrey Amherst, distribuyeron a los indios mantas impregnadas con el virus”. [3]
Entonces, Byung Chul Han se equivoca cuando dice [4] que “El virus no vencerá al capitalismo. La revolución viral no llegará a producirse. Ningún virus es capaz de hacer la revolución. El virus nos aísla e individualiza. No genera ningún sentimiento colectivo fuerte. De algún modo, cada uno se preocupa solo de su propia supervivencia. La solidaridad consistente en guardar distancias mutuas no es una solidaridad que permita soñar con una sociedad distinta, más pacífica, más justa. No podemos dejar la revolución en manos del virus. Confiemos en que tras el virus venga una revolución humana. Somos NOSOTROS, PERSONAS dotadas de RAZÓN, quienes tenemos que repensar y restringir radicalmente el capitalismo destructivo, y también nuestra ilimitada y destructiva movilidad, para salvarnos a nosotros, para salvar el clima y nuestro bello planeta”.
Por otro lado, fue la RAZÓN la que construyó el “capitalismo destructivo” a través de la anulación de lo sensible, del emocionar, de los afectos, de lo femenino, por parte de una “Razón Oscura” que tiene en su esencia una ilimitada y destructiva movilidad. Estamos de acuerdo con Alain Touraine [5], cuando dice que ahora es fundamental “el derrumbamiento de la razón en el centro de la personalidad y la recomposición de los afectos en torno a la razón y la comunicación, una sociedad del care [en inglés, cuidados].”
Por cierto, no es el ser humano como tal el destructor sino los hombres del capitalismo. Muchos pretenden culpar de la crisis climática y del coronavirus al ser humano en particular, con ello dejando al sistema libre de responsabilidad. Se escucha en muchos, que el ser humano es depredador por naturaleza y que está bien que el coronavirus nos mate porque somos asesinos en potencia. Se ha acentuado el discurso neoliberal, que pasa el problema o el triunfo al individuo como tal, para que la mayoría de la población mundial agache la cabeza y unos cuantos individuos se hagan del poder y del “gobierno mundial”, bajo el argumento de que el ser humano en sí mismo es peligroso y necesita o tiene que ser vigilado y controlado. Con ello, la instauración plena de la sociedad de claustro, de la que hemos explicado en nuestro último libro titulado con el mismo nombre.
Seguramente, a este momento de la lectura, nuestros contradictores estarán queriendo desmoronar nuestra teoría y estarán diciendo que la viruela no mató a tantos o que ese virus no fue el que permitió el triunfo de los conquistadores sobre las poblaciones nativas. Sin embargo, lo que no pueden negar es que la modernidad surgió luego de la invasión de Amerindia y a partir de sus riquezas, sin lo cual nada hubiera cambiado de los 1.000 años en que ya vivía Europa en la miseria.
Si dudan de que el virus mató a tantas personas en Amerindia, entonces, recordemos lo que hizo en Eurasia, en donde estos virus produjeron similares situaciones de muerte, sufrimiento y quiebra económica. Desde que aparecieron los primeros brotes en las cuencas del Tigris y el Éufrates, en Mesopotamia en el siglo V a. C. en las primeras ciudades que surgieron en el mundo y que concentraban mucha población; pasando por el imperio romano que entre el año 165-180 mató a 5 millones de personas; hasta el siglo XIX en que en Europa mató a 400.000 personas; se calcula que en todo este periodo de 2.500 años fueron muertas por la viruela 300 millones de personas. De hecho, recién fue erradicada en el año 1980 [6].
Según los científicos Màrius Belles, físico y profesor de Secundaria y Bachillerato, y Daniel Arbós, biólogo y periodista científico, en su publicación “14 maneras de destruir a la humanidad” (Next Door Publishers), hasta la fecha, el más letal de los virus ha sido el ‘Variola virus’ causante de la viruela, que no ha provocado brotes tan concentrados en el tiempo “pero su supervivencia a lo largo de los siglos lo ha catapultado a ser el homicida número uno, calculándose que ha matado 300 millones de humanos, aparte de dejar numerosas personas con la piel marcada.[7]
Por otro lado, los estudiosos de Amerindia solo se han referido a la viruela y al sarampión, pero la peste negra también afectó a los indígenas, pues algunos europeos la portaban, ya que en el siglo XIV, es decir, 100 años antes de que llegaran a América, les afectó y fallecieron entre 75 y 200 millones de personas, lo que representaba el 30 y 50% de la población de Europa. Entonces, no es descabellado pensar que hayan muerto 55 millones de amerindios hace 500 años, que eran susceptibles e indefensos a los virus, y no solo al de la viruela y al del sarampión, sino a otros virus. Se conoce que la epidemia de viruela en América fue seguida por la de sarampión entre 1530-31, el tifus en 1546 y la gripe en 1558. La difteria, las paperas, la sífilis y la peste neumónica también golpearon fuerte en la población. Incluso la malaria y la fiebre amarilla, que se suponen de forma errónea naturales de América, pero están causadas por microbios originarios de los trópicos del Viejo Mundo, fueron introducidos en América por los europeos y los esclavos africanos [8].
Es más, la tercera ola de la peste negra duró más de un siglo (1855-1959) y se extendió a los cinco continentes, matando a más indígenas y a otros pobladores. La pandemia dejó unos 12 millones de muertos en toda Eurasia, principalmente en la India [9]. Por tanto, si la tercera peste se expandió por todo el mundo y duró 100 años, es obvio que llegó también hace 500 años a Amerindia con los conquistadores causando también grandes estragos en las poblaciones originarias.
Entonces, si hubo un 90 % de fallecidos en Amerindia, esto también diezmó psicológicamente a los que sobrevivieron por tantos y diferentes virus que les fueron eliminando, además del virus de la codicia con el que llegaron los conquistadores. Todo lo cual facilitó para que se fueran llevando la inmensa riqueza que poseía Amerindia y que luego de 200 años de afectación de la peste negra pudieran sobreponerse, dejando paralelamente en la miseria a Amerindia hasta el día de hoy.
Virus que siguen actuando y eliminando a las poblaciones actuales. Los pueblos de la Amazonia, que fueron colonizados hace un poco más de 100 años también han sido afectados por diferentes virus. Todos ellos traídos por la civilización y que les afectó enormemente. Si esto pasa actualmente, cómo sería hace 500 años. Las amerindias son poblaciones muy sanas, que no portan virus peligrosos y cuyo contacto no presenta riesgo alguno para cualquier persona que los contacte. Si a los actuales “pueblos en aislamiento voluntario” que viven totalmente alejados de la civilización, les llegara la viruela o el coronavirus serían fácilmente aniquilados. Todo lo contrario con aquellos pueblos que ya han vivido otras epidemias y que están más inmunes, como se está viendo con los asintomáticos con el coronavirus.
En enero del 2018 el medio británico The Guardian [10] filtró una información del Ministerio de Salud de Perú de que tenía evidencias de que el pueblo Nahua -uno de los pueblos en aislamiento voluntario de ese país-, estaba seriamente intoxicado con mercurio que utilizan las petroleras y las mineras que operan en su territorio. Los Nahua no pudieron contrarrestar las infecciones respiratorias y murió la mitad de su población. Estas comunidades se internaron en las selvas hace muchos años escapando de los misioneros, de las caucherías o de las guerras intertribales. Los Nahua tuvieron su primer contacto con el mundo de los “blancos” en los años 80, lo que resultó en la muerte del 50% de su población por las enfermedades respiratorias e infecciones que sus sistemas inmunológicos no pudieron resistir. Si no fuera por The Guardian, esta realidad no se conocería hasta ahora pues no interesa ni al gobierno ni a los poderosos de Perú que se conozca. “Solo son indios”, desde hace 500 años la historia es la misma.
Antes y ahora las poblaciones indígenas son las más vulnerables pues Amerindia no reporta plagas. Algunos han pretendido decir que la sífilis proviene de Amerindia, cuando fue introducida en Europa en el siglo XV por las tropas francesas de Carlos VI luego de su regreso de sus enfrentamientos en Italia. Por ende, los amerindios no han desarrollado anticuerpos para volverse inmunes, como sí ocurrió entre los europeos y los asiáticos. Hasta en esto los indígenas americanos y los africanos se encuentran en condiciones desfavorables de protección frente a las armas biológicas y tecnológicas de Eurasia, los que las construyeron en los últimos 3.000 años a costa de mucho sacrificio de sus pueblos.
¿Por qué en Amerindia no se han desarrollado esos virus mortales? Simple: por su estilo de vida comunitario, sostenible, sensible, respetuoso con los demás seres de la vida. Tal como lo eran todos los pueblos del mundo hasta antes del surgimiento del patriarcado en Mesopotamia, que creó el sistema de ciudades y el hacinamiento de la población, haciendo surgir el primer virus y el más mortal de todos: la viruela.
Lo que nos enseña el coronavirus es que debemos regresar al campo, a una vida complementaria con la naturaleza, a una vida comunitaria entre todos los humanos y no humanos. Tenemos que abandonar las ciudades, especialmente las metrópolis, que son las germinadoras de muchos males y en donde está el centro de la vida consumista, depredadora, estresante, claustral. Para de esta manera, reencontrarnos nuevamente y en otras condiciones con la Madre Tierra, la que ahora gracias al confinamiento está reverdeciendo y está reencontrado su propia armonía.
[2] https://www.bbc.com/mundo/noticias-47074813
[9] https://www.bbc.com/mundo/noticias-51872175
Fuente: https://rebelion.org/el-virus-que-cambio-el-mundo-hace-500-anos/