Cada uno en su burbuja

Por: Elisabeth De Puig

La crisis de la covid-19 y las incertidumbres que esta arrastra me hicieron reflexionar sobre los aprendizajes que nos ha traído el 2020.  La solidaridad, compasión y reciprocidad de muchos se ha mostrado en forma directa e indirecta, pero a la vez también se han manifestado actitudes de egoísmo, deshonestidad, injusticia y mentira.

Cada uno en su burbuja. Estas Navidades fueron especiales y atípicas. A lo opuesto de las que fueron desde que, al nacer mi hijo, inicié mi propia tradición celebrándolas en mi casa y no en Puerto Plata con la familia de mi esposo.

No puedo recordar todos esos comensales, pero algunos fueron fieles durante decenios y los he tenido muy presentes en esta Noche Buena fuera de rumbo.

El teléfono, las redes, fueron lo que nos acercó más a nuestras amistades encerradas por edad, responsabilidad o circunstancias dentro de sus casas, en el país y alrededor del mundo.

Las caritas sonrientes reemplazaron en muchos casos los abrazos y apretones, hubo algunos toques de codos, pero ni ellos son recomendados.

“Estuve sola con mi cenita frente al televisor”. Eso pasó a menudo para los “ancianos”, tanto en Santo Domingo como en París o Plousganou, y miles de ciudades alrededor del mundo según las normas impuestas y los diferentes toques de queda. Las mismas modalidades, pero en horas diferentes.

La crisis de la covid-19 y las incertidumbres que esta arrastra me hicieron reflexionar sobre los aprendizajes que nos ha traído el 2020. La solidaridad, compasión y reciprocidad de muchos se ha mostrado en forma directa e indirecta, pero a la vez también se han manifestado actitudes de egoísmo, deshonestidad, injusticia y mentira.

Hemos tomado conciencia de nuestra vulnerabilidad e interdependencia y de hasta qué punto nos necesitamos los unos a los otros para sobrevivir y vivir dignamente, también de que la naturaleza es vulnerable.

Necesitamos tener mayor responsabilidad y compasión para estar más atentos a nuestras obligaciones que a nuestros derechos, más atentos a las consecuencias que tienen nuestros actos en el trato con los demás y también con el medio ambiente.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/cada-uno-en-su-burbuja-8896774.html

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Elisabeth de Puig

Soy dominicana por matrimonio, radicada en Santo Domingo desde el año 1972. Realicé estudios de derecho en Pantheon Assas- Paris1 y he trabajado en organismos internacionales y Relaciones Públicas. Desde hace 16 años me dedicó a la Fundación Abriendo Camino, que trabaja a favor de la niñez desfavorecida de Villas Agrícolas.