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Graduarse: solo la mitad lo logra en América Latina

Por: Banco Mundial
Pese a que el número de estudiantes de educación superior aumentó drásticamente a 20 millones en la última década, solo la mitad ha podido llevarse el título a casa.

“Mi hijo, el doctor”. “Mi hija, la arquitecta”. Estas expresiones, tan típicas de los padres, muestran el orgullo de quienes, al no haber podido acceder a la universidad, sueñan desde el primer momento en el que sus hijos comienzan a transitar el camino de la educación superior.

Más allá del anhelo de los progenitores, en América Latina y el Caribe diferentes políticas públicas y el ascenso de la clase media en la década pasada han empujado a muchos más jóvenes a las puertas de las universidades.

Los números así lo demuestran. La cantidad de personas entre 18 y 24 años que asisten a una institución de educación superior aumentó del 21% en 2000 al 43% en el 2013 con una mayor cantidad de estudiantes provenientes de sectores medios y bajos, algo que no se veía años atrás.

Hoy existen más de 20 millones de estudiantes que asisten a las más de 10 mil instituciones, las cuales ofrecen más de 60 mil programas de formación, según los hallazgos del estudio Momento Decisivo: La Educación Superior en América Latina, del Banco Mundial.

Nada mal en comparación con otras regiones donde ir a la universidad o a un instituto de educación superior es solo un lujo que algunos pocos se pueden dar.

Pero hoy, la educación universitaria se encuentra en una encrucijada. Su rápida expansión, las características de los «nuevos» estudiantes y regulaciones laxas han llevado a muchos a cuestionar la calidad de sus programas.

Millones de estudiantes entran en sus aulas, pero no todos acceden a opciones de calidad. Esto significa que no solo no cuentan con un plan de estudios atractivo que los retenga hasta terminar si no que, al graduarse, tampoco están preparados para enfrentar las demandas del mercado laboral actual. Se calcula que solo el 50% de los estudiantes que inician sus estudios superiores llegan a terminar y se gradúan.

Y en un mundo que afronta nuevos desafíos como la automatización, las demandas de nuevas habilidades y un escenario político cambiante, las carreras tradicionales consideradas más exitosas han sido destronadas por otras más acordes a los requerimientos del mundo actual.

Los ránkings, que a menudo se usan como indicadores de la calidad de la educación superior, no presentan buenas noticias para América Latina. Entre los 500 mejores institutos de educación superior, solo hay 10 de la región, siendo África la única región con menos:

El estudio del Banco Mundial investiga tres aspectos clave de la educación superior en la región: calidad, variedad y equidad.

Un buen sistema de educación superior ofrece programas de calidad que maximizan el potencial de los estudiantes. Una variedad de ofertas permite a los estudiantes encontrar su mejor opción: entrenar no solo a los médicos necesarios en un hospital, sino también a las enfermeras y los asistentes administrativos. Dado que la mera disponibilidad de la variedad y la calidad no garantizan el acceso o éxito de los estudiantes, un sistema de educación superior muestra la equidad cuando los estudiantes tienen acceso a iguales oportunidades.

La equidad muchas veces comienza desde temprano. No todos los jóvenes y sus familias cuentan con la información ni los recursos necesarios para tomar una decisión correcta con respecto a la elección de una carrera profesional. En muchos casos, elegir es una oportunidad única en la vida y equivocarse puede ser el final de una carrera: la transferencia de programas es bastante dificultosa y burocrática.

Continuar o abandonar

A pesar de los escollos a los que se enfrentan, los estudiantes considerados más pobres representaron el 45% del aumento de la matrícula en los últimos años. Sin embargo, estos “nuevos” estudiantes provienen de familias con menores recursos y muchas veces no están preparados académicamente para enfrentar los desafíos de la educación superior, lo que muchas veces explica la falta de completación de las carreras de educación superior.

En promedio, solo la mitad de las personas entre 25 y 29 años que estaban matriculadas no completaron sus estudios, ya sea por abandono o porque aún continúan estudiando. De los que abandonan, la mitad lo hace en el primer año de su carrera.

El sistema no ayuda. Las carreras son largas y tediosas. Se estima el tiempo que tardan los estudiantes de América Latina y el Caribe en completarlas es un promedio de 36% más que en el resto del mundo. Esto implica que los estudiantes pasan más años como tales y, por ende, durante sus años facultativos ganan salarios acordes a su nivel secundario. El tiempo excesivo también tiene un costado filoso: los estudiantes muchas veces necesitan salir a trabajar para completar sus estudios, pero al mismo tiempo terminan abandonándolos por estar abrumados por las responsabilidades laborales y no ver la luz al final del túnel.

Dada la urgencia de la región en mejorar su productividad en un contexto de crecimiento lento, es clave la formación de capital humano de manera rápida y eficiente. De acuerdo al estudio, los hacedores de política pública tienen que tener en cuenta que no necesariamente acceso implica completación y calidad.

El estudio también recomienda que se deben diseñar políticas multidimensionales que no solo evalúen la calidad de los contenidos brindados en las instituciones, si no también apoyo a estudiantes que no están académicamente listos para la educación superior, e incentivos tanto para las universidades como para estudiantes para terminar la carrera.

*Fuente: http://www.bancomundial.org/es/news/feature/2017/05/17/graduating-only-half-of-latin-american-students-manage-to-do-so

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Informe: Momento decisivo: La educación superior en América Latina y el Caribe.

20 Mayo 2017/Banco Mundial 

El número de estudiantes de programas de educación superior prácticamente se duplicó en América Latina y el Caribe (ALC) en la última década. Pero dado que apenas la mitad de ellos se gradúan a tiempo, aún queda mucho por hacer en términos de eficiencia y calidad, de acuerdo a un nuevo informe del Banco Mundial publicado hoy: Momento decisivo: La educación superior en América Latina y el Caribe.

“La educación superior es clave para incentivar el crecimiento y reducir la pobreza y la desigualdad”, dijo el Vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, Jorge Familiar. “Para asegurar la igualdad de oportunidades, la región debe mejorar la calidad de su educación y brindarles a sus estudiantes una mejor información respecto a programas, incentivos adecuados y opciones de financiamiento, así como generar nexos con el mercado de trabajo. También se debe optimizar la normativa que regula a las instituciones de educación superior para mejorar su rendición de cuentas respecto a los servicios que prestan”.

Una buena educación juega un papel importante al momento de mejorar las perspectivas de ingreso. Específicamente, el informe encuentra que en promedio para ALC, un estudiante con título de educación superior percibirá más del doble que un estudiante con un diploma de secundaria.

El porcentaje de individios, entre los 18 y 24 años de edad, inscritos en educación superior en ALC creció de 21 por ciento en 2000 a 40 por ciento en 2010. Si bien la desigualdad en el acceso aún abunda, se han registrado avances considerables, en particular entre grupos de ingreso bajo y medio. En promedio, el 50 por ciento más pobre de la población representaba el 16 por ciento de los alumnos de educación superior en 2000, pero esa cifra creció a alrededor de 25 por ciento en 2013.

Al mismo tiempo, alrededor de un cuarto de las instituciones de educación superior (IES) que existen hoy abrieron sus puertas en ese mismo período —muchas del sector privado— elevando la cuota de mercado de las IES privadas de 43 a 50 por ciento entre comienzos de la década de 2000 y 2013. De todas maneras, la región apenas posee unas diez de las 500 mejores IES del mundo, un número solo superior al de África.

“Hemos visto una gran expansión en el número de instituciones de educación superior y en la tasa de inscripción, especialmente entre alumnos de bajos recursos”, dijo la autora principal del informe, la economista sénior del Banco Mundial María Marta Ferreyra. “Sin embargo, los resultados están por debajo de su potencial, apenas la mitad de los estudiantes que ingresan a la educación superior obtiene su título entre los 25 y 29 años de edad, ya sea porque continúan estudiando o porque abandonaron los estudios”.

Algunas de las causas de la elevada tasa de abandono incluyen la falta de preparación académica, debida en parte a la educación de baja calidad que reciben en la escuela secundaria, y la falta de medios económicos entre alumnos de escasos recursos. También puede deberse a la larga duración de algunos de los programas así como la falta de flexibilidad para cambiar de carrera —asuntos que son de particular importancia hoy en día dado que hay más personas que nunca cambiando de trabajo y carrera a lo largo de sus vidas—.

Entre las políticas que pueden ayudar a resolver algunos de estos problemas se incluyen:

  • Generar y divulgar información sobre el desempeño de instituciones y programas para que los alumnos puedan tomar decisiones fundamentadas.
  • Diseñar mejores sistemas de financiamiento que incentiven la obtención de buenos resultados por parte de instituciones y estudiantes; eliminar obstáculos financieros al acceso a la educación superior a través de instrumentos como becas, becas de manutención y préstamos estudiantiles.
  • Ayudar a los alumnos a insertarse en el mercado laboral.
  • Mejorar la supervisión y la normativa para asegurarse que las instituciones rindan cuenta de sus servicios.

De todos modos, el informe concluye que la formación de capital humano calificado no es suficiente para elevar la productividad, el crecimiento y la equidad. También debe existir un entorno en donde las empresas puedan generar puestos de trabajo de calidad que a su vez hagan un uso productivo de esa fuerza laboral más capacitada.

Descargar informe aquí: https://openknowledge.worldbank.org/bitstream/handle/10986/26489/211014ovSP.pdf?sequence=5&isAllowed=y

Fuente: http://www.bancomundial.org/es/news/press-release/2017/05/17/higher-education-expanding-in-latin-america-and-the-caribbean-but-falling-short-of-potential

Fuente de la imagen: http://eventos.itam.mx/sites/eventos.itam.mx/files/momento-decisivo_poster_1.

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Banco Mundial califica políticas sobre energía sostenible de 111 países

17 de febrero de 2017/Fuente Banco Mundial

Un número cada vez mayor de países en desarrollo — México, China, Turquía, India, Viet Nam, Brasil y Sudáfrica— se están convirtiendo en líderes en energía sostenible y ya cuentan con sólidas políticas para promover el acceso a la energía, las energías renovables y la eficiencia energética, según un nuevo informe del Banco Mundial.

Sin embargo, en dicho informe, titulado RISE (Regulatory Indicators for Sustainable Energy) y en el que se presentan indicadores de políticas sobre energía sostenible, se señala que en cada región del mundo, y en particular en África al sur del Sahara, hay muchísimo margen para lograr mejoras.

RISE es el primer sistema mundial de este tipo para la calificación de políticas, al evaluar a 111 países en tres aspectos: acceso a la energía, eficiencia energética y energía de fuentes renovables. El informe tiene por finalidad ayudar a los Gobiernos a determinar si cuentan con un marco regulador y de políticas para propiciar avances en materia de energía sostenible, y señala en qué ámbitos se puede hacer más para atraer inversión privada. RISE también permite a los países medir su desempeño en comparación con otros y hacer un seguimiento de sus progresos a lo largo del tiempo.

“RISE será una herramienta muy útil para los responsables de la formulación de políticas, pues les ayudará a identificar e impulsar políticas y regulaciones que estimulen la clase de inversiones necesarias para ampliar el acceso de todos a energía moderna, asequible y segura”, dijo Riccardo Puliti, director superior y jefe de Prácticas Mundiales de Energía e Industrias Extractivas del Banco Mundial.

El informe fue preparado como una contribución a la iniciativa Energía Sostenible para Todos. Rachel Kyte, directora general de la iniciativa y representante especial del Secretario General de las Naciones Unidas, dijo: “Al mundo le urge lograr la transición a la energía limpia, proceso que permitirá suministrar servicios de energía a todos, crear empleo, garantizar la atención de salud y la educación, y posibilitar el crecimiento de las economías. Un elemento clave para esa transición es el aumento del uso de energía de fuentes renovables”.

 “El informe RISE ofrece a los rectores de las políticas e inversionistas la información más detallada a nivel de los países disponible hasta ahora sobre cómo podemos aplicar reglas del juego equitativas con respecto a la energía de fuentes renovables en todo el mundo. Con políticas inteligentes se puede acelerar esta transición”, agregó.

Si bien muchos de los países encuestados en el marco del sistema RISE han adherido a la agenda sobre energía sostenible, en el informe se identifican importantes deficiencias en materia de políticas en todas las regiones y se ponen de relieve las oportunidades para avanzar con rapidez. África al sur del Sahara es la región con menos electrificación en todo el mundo: allí, 600 millones de personas aún viven sin energía eléctrica. El 40 % de los países de África al sur del Sahara encuestados en el marco de RISE no han adoptado casi ninguna de las medidas de política necesarias para acelerar el acceso a la energía, en comparación con menos del 10 % de los países asiáticos. Las excepciones son Kenya, Tanzanía y Uganda, que cuentan con sólidos marcos de política.

El sistema RISE permite determinar dónde es más necesario realizar esfuerzos adicionales: los países desarrollados y en desarrollo deben aunar sus fuerzas. De los principales 10 países de alto impacto en materia de energía renovable y eficiencia energética, todos cuentan con marcos de política relativamente sólidos. No puede decirse lo mismo de los principales 10 países de alto impacto en materia de acceso a la energía: tanto Nigeria como Etiopía aún deben avanzar mucho en sus políticas y regulaciones. En el informe se señala que para mejorar el acceso a la electricidad se requiere un mayor equilibrio entre la asequibilidad de los consumidores a la energía eléctrica y el mantenimiento de la viabilidad financiera de las empresas que suministran el servicio.

Ante la fuerte disminución del costo de los paneles solares, ahora existe una oportunidad para suministrar electricidad a aquellos clientes que están fuera del alcance de las redes eléctricas. Sin embargo, son numerosos los países que han hecho poco por crear un entorno normativo propicio para acelerar la difusión de los sistemas de energía solar para uso doméstico.

En el informe se destaca que, en muchos países, los responsables de las políticas están prestando mucha más atención a la energía de fuentes renovables que a la eficiencia energética, sobre todo en el mundo en desarrollo. Las medidas relacionadas con la eficiencia energética suelen ser la manera más eficaz en función del costo de hacer más “verde” el sector de energía. Ejemplos como el de Viet Nam, que priorizó la eficiencia energética en la planificación de dicho sector en respuesta al elevado incremento de la demanda en la década de 1990, muestran los avances que pueden lograrse en este ámbito. Sin embargo, la mayoría de los países aún debe adoptar medidas regulatorias básicas, como el etiquetado de electrodomésticos, códigos de construcción y normas sobre rendimiento de los equipos.

En el informe RISE se concluye que las medidas para promover la energía renovable, tales como metas, incentivos e instituciones, están ampliamente difundidas. El desafío ya no consiste en cómo construir centrales eléctricas a partir de fuentes de energía renovables, sino en cómo garantizar que la creciente capacidad para ese tipo de energía pueda integrase plenamente en el sistema eléctrico y emplearse para generar electricidad.

Los datos son de libre disposición a través de una plataforma en línea que permite a los usuarios adaptar la información que requieran sobre el sector de energía eléctrica y el marco de políticas de cada país. El informe contiene 27 indicadores y 80 subindicadores, y en él se examinan más de 3000 leyes, regulaciones y documentos de políticas.

Si bien RISE es un sistema internacional de calificación de políticas sobre energía, en un informe complementario del Banco Mundial — Global Tracking Framework (Marco de seguimiento mundial) — de próxima aparición, se hará un seguimiento del desempeño de los países en lo que respecta a los objetivos sobre energía sostenible. El marco será dado a conocer en el Foro de Energía Sostenible para Todos que se realizará del 3 al 5 de abril de 2017. 

Fuente: http://www.bancomundial.org/es/news/press-release/2017/02/15/world-bank-scores-sustainable-energy-policies-in-111-countries

Imagen: www.ecobio.com.ve/wp-content/uploads/2016/12/1-17.jpg

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Prevención es crucial para reducir crimen y violencia en América Latina y el Caribe

10 de febrero de 2017/Fuente: Banco Mundial

Para hacer frente al prominente y costoso problema del crimen y la violencia, América Latina y el Caribe (ALC)  necesita aumentar los esfuerzos de prevención basados en una comprensión más clara de sus causas y de aquellas políticas que han demostrado su eficacia para combatir este problema, según un nuevo informe del Banco Mundial presentado hoy aquí.

El informe, Fin a la violencia en América Latina: una mirada a la prevención desde la infancia hasta la edad adulta, afirma que la violencia sigue siendo un reto importante para ALC, a pesar de los importantes logros económicos y sociales experimentados por la región durante la última década.

«Los altos niveles de crimen y violencia tienen un alto costo en vidas humanas y lastiman el desarrollo», dijo Jorge Familiar, Vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe. «Para tener éxito, la región necesita construir un tejido social más inclusivo y con mayor igualdad de oportunidades, así como implementar políticas de prevención que hayan funcionado en disminuir la violencia, tales como la reducción de las tasas de deserción escolar y el aumento de empleo juvenil de calidad».

Según el informe, la inseguridad es el resultado de muchos factores, entre ellos: el tráfico de drogas y el crimen organizado; los débiles sistemas judiciales y de cumplimiento de la ley que fomentan la impunidad; la falta de oportunidades y apoyo para jóvenes que viven en comunidades desfavorecidas.

Asimismo, señala que el crimen y la violencia están altamente concentrados en zonas geográficas específicas de barrios y ciudades, por lo que no todos los países, ciudades o comunidades de la región sufren los mismos niveles de violencia.

El informe subraya que no hay «fórmula mágica o política única» para solucionar el problema y enfatiza que basarse sólo en una mayor acción policial o una mayor encarcelación no es suficiente. Una combinación bien enfocada de iniciativas puede desempeñar un papel importante en la prevención de actos violentos y conductas delictivas.

Una conclusión central del estudio es que nunca es demasiado temprano ni demasiado tarde para que la prevención funcione.

Si bien los enfoques a largo plazo de la prevención pueden comenzar antes del nacimiento y brindar beneficios en la adolescencia y en la edad adulta, programas de política eficaces con horizontes a más corto plazo también están disponibles más adelante en la vida de las personas. Estos incluyen  inversiones en programas de educación, programas de comportamiento y destrezas sociales, y esfuerzos de reducción de la pobreza bien enfocados, entre otros.

El estudio destaca cómo una serie de políticas no específicamente diseñadas para prevenir la delincuencia tienen beneficios sustanciales de prevención del crimen (por ejemplo, programas de desarrollo de la primera infancia, educativos y de reducción de la pobreza). Por lo tanto, la prevención, a un costo eficiente, puede lograrse rediseñando y repensando políticas existentes a través de un lente de prevención del crimen.

Algunos ejemplos de programas que funcionan bien incluyen visitas de enfermeras a domicilio e iniciativas para el desarrollo de la primera infancia, las cuales han demostrado reducir la probabilidad de que los niños huyan de casa, sean arrestados o condenados por un crimen.

La mayoría de las reducciones considerables y persistentes, tanto en delitos violentos como en delitos contra la propiedad, también se han vinculado a políticas que desalientan a los jóvenes a abandonar la escuela secundaria.

El informe encuentra que incluso las políticas de salud deben ser consideradas para prevenir y «tratar» la delincuencia, la violencia y la agresión. Tanto una mejor nutrición como tratamientos de salud mental pueden ofrecer resultados prometedores.

También reconoce que la eficacia de muchas de estas políticas preventivas depende en gran medida de la capacidad institucional para implementarlas. La prevención del delito puede ser claramente más exitosa en un contexto en el que la población confía en instituciones como la policía o el sistema judicial.

Para conocer el trabajo del Banco Mundial en América Latina y el Caribe visite: www.bancomundial.org/alc

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Hacer que el futuro del trabajo sea más inclusivo y equitativo

Banco Mundial

Se especula mucho acerca de la cantidad de puestos de trabajo que se podrían automatizar usando máquinas cada vez más inteligentes. Una estimación (PDF, en inglés) indica que en países como Estados Unidos desaparecería casi la mitad de los empleos actuales, mientras que otro cálculo (i) señala que eso podría suceder solo con 1 de cada 10 puestos de trabajo. Pero se sabe menos sobre quiénes perderán su empleo debido a este tipo de transiciones. Y lo que es más importante, ¿qué podría sucederle al 40 % más pobre de la población de los países emergentes que solo ha estado expuesto a tecnologías digitales básicas en el último tiempo? ¿Este grupo se verá beneficiado con el progreso tecnológico, o tendrá que enfrentar impactos negativos, como la exclusión y la situación ventajosa de otros países o personas más acomodadas?

Resulta tentador pensar que los robots y la inteligencia artificial están tomando el control, pero incluso tecnologías consolidadas, como los teléfonos móviles o el acceso a internet, se encuentran parcialmente difundidas (y tienen una calidad heterogénea) en todo el mundo. Hasta 2014, menos de la mitad de la población de 145 países usaba internet. Por consiguiente, las economías emergentes podrían experimentar un futuro del trabajo donde las oportunidades se ven restringidas debido a la limitada adopción de la tecnología por parte de los empleadores y los trabajadores. Y los riesgos son desproporcionados debido a las brechas en el acceso a la tecnología y en las habilidades en comparación con las economías avanzadas; los entornos favorables más frágiles, y las diversas características de los mercados laborales. Dicho de otra manera, el riesgo de profundizar la desigualdad entre los países y dentro de ellos es considerable.

En los países emergentes, los niveles de acceso a la tecnología y de las habilidades suelen ir a la zaga respecto de las economías avanzadas. El cuadro siguiente ilustra las diferencias entre distintos tipos de tecnologías en distintos tipos de países. En él se muestra que, si bien la tecnología dará forma al mercado laboral a través de vías similares en las economías emergentes así como en las economías avanzadas, el alcance y la intensidad de los impactos serán diferentes.

También existen diferencias dentro de cada país. Habitualmente, los pueblos y ciudades principales más están conectados a internet, pero la mayoría de las comunidades rurales o remotas no lo están, o deben pagar precios más altos o reciben servicios de menor calidad. También existen disparidades entre diferentes grupos demográficos. Las mujeres, las personas con discapacidad, las minorías sociales y étnicas y las personas mayores no tienen el mismo nivel de acceso a las tecnologías digitales. (i)
Los grupos más pobres y vulnerables —el 40 % más pobre de la población en términos de distribución del ingreso— tienen menos probabilidades de beneficiarse con estas tecnologías. Casualmente, estos son los grupos que podrían recibir mayores beneficios si usaran estas herramientas. Del mismo modo, numerosos negocios de las zonas rurales no pueden acceder a estas tecnologías.

Esto significa que existe desigualdad en términos de productividad, (i) ingresos (i) y oportunidades de creación de buenos empleos. Y si las especulaciones sobre las pérdidas de puestos de trabajo debido a la digitalización se hacen realidad, entonces los responsables de formular políticas deberán preocuparse de cómo crear nuevas maneras para generar ingresos, en especial para los más pobres, y fomentar la inclusión de estos.

Políticas para hacer que el futuro del trabajo sea más inclusivo y equitativo

Las políticas públicas podrían ayudar a los países a estar en una mejor posición para superar los retrasos en términos de digitalización, y determinar maneras de gestionar los costos de la digitalización con el fin de combatir la desigualdad y mitigar los costos para los más pobres. De este modo, se podría lograr que el futuro del trabajo sea más inclusivo y equitativo.

Para ello se necesitan dos conjuntos de estrategias públicas. Primero, abordar los cuellos de botella en el acceso a la tecnología y desarrollar la capacidad de las empresas y las personas, especialmente del 40 % más pobre. Segundo, prestar apoyo al 40 % más pobre de la población durante la transición. Los experimentos iniciales señalan al menos tres posibles tipos de políticas. En primer lugar, reformar los sistemas para proteger a los trabajadores “gig (por encargo) (i) y a los que realizan múltiples tareas de la misma manera que a los trabajadores tradicionales. En segundo lugar, mejorar el apoyo a corto plazo para asistir mejor a las personas que pierden sus empleos o necesitan ayuda en el periodo de transición. Por último, se puede necesitar una solución a más largo plazo (y más radical) para proporcionar apoyo a los ingresos cuando el cambio tecnológico ponga fin efectivamente a la demanda de la mayoría de las formas de trabajo humano.

Uno de los aspectos positivos es que el cambio tecnológico abre posibilidades para que los países den un salto y adopten tecnologías más avanzadas, tales como la identificación biométrica para los programas sociales (como en India) (PDF, en inglés) o los drones para el reparto de suministros médicos en lugar de hacerlo por tierra (como en Rwanda). (i) Incluso con la adopción de este tipo de tecnologías, las economías emergentes podrían perder nuevas oportunidades digitales de participar de manera importante en el comercio electrónico mundial. Y si las empresas de las economías avanzadas se modernizan, podrían acelerar el proceso de volver a localizar la producción y la fabricación de mercancías en su propio país, eliminando la posibilidad de que las economías emergentes se beneficien del cambio de los tipos de trabajos o tareas en los sectores de las manufacturas o los servicios. Sin la existencia de las vías tradicionales de crecimiento y creación de empleos —como las exportaciones, la manufactura y la transformación de la agricultura en una actividad industrial— no queda claro de dónde provendrán los puestos de trabajo para los millones de jóvenes de Asia y África.

El desafío para la sociedad no es el cambio tecnológico en sí mismo, sino el riesgo de que algunas personas —en especial las que pertenecen al 40 % más pobre de la población— tengan que soportar una parte desproporcionada de los costos de cualquier transición en las habilidades que demanda el mercado laboral o de los cambios en la naturaleza del empleo.

Siga al equipo del Banco Mundial dedicado al tema del empleo en Twitter: @wbg_jobs.

Fuente: http://blogs.worldbank.org/voices/es/hacer-que-el-futuro-del-trabajo-sea-mas-inclusivo-y-equitativo?cid=ECR_TTWBES_D_EXT

Imagen: blogs.worldbank.org/jobs/files/jobs/futureof_work.jpg

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Banco Mundial invirtió 2.400 millones de dólares en proyectos de educación y prevención de violencia en Centroamérica

Centro América/Diciembre 2016/Fuente: CINU

Con una cartera de 2.410 millones de dólares destinada a apoyar 33 proyectos en diferentes sectores, el Banco Mundial (BM) reiteró su compromiso con Centroamérica en 2016 en materia de educación, infraestructura y prevención de violencia.

En el sector educativo, el BM contribuyó a que en El Salvador, con el apoyo al Proyecto de Mejora de la Calidad Educativa, se ampliara durante este año el número de escuelas que implementan el Modelo de Escuela Inclusiva de Tiempo Pleno de 22 hasta 121. Además, Costa Rica siguió mejorando la educación superior a través de un proyecto de 200 millones de dólares que busca aumentar tanto el acceso y la calidad de la enseñanza como las inversiones en innovación y desarrollo científico y tecnológico.

En cuanto a infraestructura, el Proyecto de Fortalecimiento de Gobiernos Locales para El Salvador, tras cinco años de ejecución, logró mejorar los servicios de infraestructura rural, agua y acceso a electricidad en los 262 municipios.

En Honduras, el Proyecto de Infraestructura Rural facilitó que 2.660 hogares tengan ahora acceso a sistemas de agua potable y 2.426 conexiones a alcantarillado, al tiempo que 10.062 habitantes rurales disponen ahora de acceso a electricidad a través de conexiones de red.

La prevención de violencia, especialmente en el Triángulo Norte, fue otra de las prioridades del BM en 2016, que implementó una donación de 3,5 millones para mejorar la educación, los servicios sociales, la creación de empleo y las actividades juveniles en Honduras, Guatemala y El Salvador.

Además, el Proyecto Municipios Más Seguros apoyó en Honduras la implementación de metodologías, campañas e iniciativas para mitigar los factores de riesgos que causan la violencia en nueve comunidades de tres ciudades del país, beneficiando un total de 10.566 personas.

Con el objetivo de reducir la pobreza y fomentar un crecimiento económico inclusivo que llegue a toda la población, el BM también trabajó en la mejora de la salud en Nicaragua y El Salvador, del transporte en Panamá y la reducción de desastres en Honduras.

En Nicaragua, el Proyecto de Protección Social entregó paquetes para promover los servicios sociales a 18.992 familias en 26 municipios con la finalidad de mejorar la formación en capital humano en las familias y lograr cambios positivos en las relaciones intrafamiliares, entre otros.

A su cierre, el Proyecto de Fortalecimiento de Gobiernos Locales en El Salvador permitió la creación de 13.113 empleos temporales y capacitó a 481 personas de 167 municipios.

El BM ha apoyado la preparación del Plan de Seguridad Hídrica en Panamá y evaluaciones de impacto de los sectores de agua y saneamiento en la desnutrición crónica en Guatemala y Panamá.

El Proyecto Comrural permitió que organizaciones de pequeños productores en Honduras aumentaran su participación en mercados internacionales un 10%, lo cual derivó en ganancias equivalentes a US$8 millones.

El BM inició el apoyo a una iniciativa para que el sector energético camine hacia una progresiva descarbonización en Centroamérica mientras en Nicaragua está apoyando el Gobierno a crear un Marco Estratégico para desarrollar el Corredor Seco.

En 2016 Honduras recibió un Premio sobre Gobiernos Abiertos por su desempeño en la Iniciativa de Transparencia del Sector de la Construcción, el cual fue apoyado por el BM a través del Proyecto de Rehabilitación y Reconstrucción de Carreteras.

«Estos proyectos son una prueba más del compromiso del Banco Mundial con los sectores más vulnerables, así como de nuestra determinación para seguir apoyando los esfuerzos de la región para reducir la pobreza y la desigualdad», señaló Humberto López, Director del BM para Centroamérica, quien recordó que si bien la región sigue creciendo por encima del promedio de América Latina y El Caribe, todavía enfrenta el reto de que este crecimiento sea inclusivo.

Fuente: http://www.cinu.mx/noticias/la/banco-mundial-invirtio-2000-mi/

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¿Qué tan equitativo es el entorno en los países de América Latina y el Caribe?

13 de diciembre de 2016/Fuente: Banco Mundial

En menos de una generación la región de América Latina y el Caribe ha alcanzado un importante progreso en la expansión de servicios públicos necesarios para que los niños tengan éxito en su vida como adultos.

Las habilidades, conocimiento y salud acumulados por los individuos al alcanzar la edad adulta son esenciales para conseguir empleo, acelerar la movilidad social y reducir la desigualdad a largo plazo. El progreso observado en la región va desde el aumento en el acceso a salud y educación, hasta el agua corriente y la electricidad. Sin embargo, dicho progreso ha sido heterogéneo, tanto en los distintos países como en los distintos servicios básicos.

Hoy, en América Latina el entorno es más equitativo respecto al acceso a electricidad, donde observamos la mayor reducción en las brechas de cobertura. En la figura 1 se muestra como el país con desempeño medio en la región (la mediana) se compara con el país con el más alto nivel de cobertura (denominado el “mejor de la clase”)  en tres servicios básicos para niños. Enfocarnos en niños permite argumentar que cualquier diferencia en el acceso se debe principalmente a circunstancias fuera de su control (educación de los padres, características del hogar, lugar de nacimiento). En el caso de acceso a la electricidad, la mediana regional no solo ha convergido hacia el país de mejor desempeño, sino que alcanza una cobertura de 99%.

En otras dimensiones, como en agua y saneamiento, el entorno permanece lejos de ser equitativo. En ambos casos, la brecha de acceso entre el país con mejor desempeño y el país mediano se cerró significativamente entre 2000 y 2014. Sin embargo, el acceso en el país mediano continúa estando lejos de ser universal, lo que indica que aún existe espacio para mejoras. También es importante señalar que en el caso del agua, la mitad de países en la región se encuentra por debajo de la mediana y un gran número de países ni siquiera presentó convergencia parcial con el mejor de la clase.

Finalmente, también hemos visto mejoras pero falta de convergencia en el caso de la cobertura de educación primaria completa entre niños de 12 a 16 años. Aunque el acceso mejoró en la mayoría de países, el país representando la mediana no ha podido alcanzar al país de mejor desempeño.

En general, el importante aumento del acceso a servicios básicos y educación en la región durante los últimos 15 años es un reflejo positivo de las políticas implementadas. Al mismo tiempo, estos datos sugieren que aún existe mucho por hacer. Además del acceso, existe una importante agenda pendiente para asegurar un acceso más equitativo y con mejoras en la calidad. Un  estudio del Banco Mundial respecto a la equidad en el acceso a servicios básicos (“En busca de oportunidades para todos: índice de oportunidades humanas para América Latina y el Caribe 2016”) muestra como algunos niños, especialmente aquellos que pertenecen a hogares de bajos ingresos y rurales, continúan en desventaja. Es una agenda pendiente hoy y en los próximos años.

Nota: Este blog es parte de la serie ‘lacfeaturegraph’ del equipo del LAC Equity Lab. Para acceder a publicaciones anteriores, por favor ingresar al enlace aquí.

Fuente:https://blogs.worldbank.org/opendata/es/qu-tan-equitativo-es-el-entorno-en-los-pa-ses-de-am-rica-latina-y-el-caribe

Imagen: https://pbs.twimg.com/media/CzWGCr1VQAArcAC.jpg

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