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Pensamiento Crítico. ¿Cómo titulares de medios occidentales fabrican consentimiento para genocidio de palestinos?

En otra escalada mortal, el régimen israelí lanzó devastadores ataques aéreos sobre Gaza en las primeras horas del martes, matando a más de 400 palestinos, la mayoría mujeres y niños.

La agresión siguió a casi diez días de tensiones crecientes, ya que el régimen israelí violó repetidamente los términos del acuerdo inicial de alto el fuego en Gaza, imponiendo un bloqueo asfixiante.

El bloqueo impidió que suministros esenciales como alimentos, combustible y ayuda médica vital ingresaran a la franja sitiada.

El martes, mientras las familias se sentaban a la comida antes del amanecer de Ramadán, más de 20 aviones de guerra israelíes desataron una oleada de ataques aéreos sobre Gaza, golpeando múltiples ubicaciones civiles.

Los ataques indiscriminados ocurrieron en el día 18 del mes sagrado de Ramadán, cuando las personas esperaban con entusiasmo las festividades del Eid después de casi dos años de genocidio y limpieza étnica.

Los ataques aéreos destrozaron barrios densamente poblados, escuelas improvisadas y edificios residenciales, lugares donde los civiles habían buscado refugio.

Tras la masacre, las redes sociales se inundaron de vídeos desgarradores de familias llevando a los heridos a los hospitales.

Entre las imágenes más desgarradoras estaba la de un anciano sosteniendo el cuerpo sin vida de una niña en sus brazos, su voz temblando mientras gritaba: “Dios es suficiente para mí, y Él es el mejor administrador de los asuntos”.

En la morgue, se desplegó otra escena desgarradora: un joven buscando desesperadamente entre los muertos, buscando a un ser querido. Cuando finalmente los encontró, no gritó ni se desplomó. En su lugar, simplemente permaneció allí, en silencio, mientras las lágrimas caían por su rostro.

La reanudación del bombardeo israelí a gran escala ha sumido a Gaza en una devastación aún mayor, destrozando un alto el fuego ya frágil con el Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS), que Israel había violado repetidamente en las semanas anteriores.

Tras los mortales ataques, HAMAS responsabilizó al régimen israelí de la masacre, señalando la implicación directa de Washington, afirmando que “el reconocimiento por parte de la administración de EE.UU. de que fue informada antes de la agresión sionista confirma su participación directa en la guerra genocida contra el pueblo palestino”.

HAMAS advirtió que los ataques aéreos israelíes y la decisión del régimen de “anular el acuerdo de alto el fuego” pondrían a los cautivos en Gaza en “un destino incierto”.

Mientras tanto, a medida que Israel intensificaba su asalto, los medios de comunicación occidentales trabajaban rápidamente para moldear la percepción pública, minimizando la magnitud de las bajas palestinas mientras enmarcaban los ataques como un ataque a HAMAS.

En lugar de resaltar el devastador costo humano —más de 400 palestinos muertos— los medios de comunicación principales como Axios presentaron la agresión como “ataques aéreos contra HAMAS”, haciendo caso omiso de la destrucción generalizada y las masivas bajas civiles.

Dado el alcance de los últimos ataques aéreos de Israel, la gran mayoría de los muertos han sido mujeres y niños. Sin embargo, como señalaron los críticos de los medios, el titular de Axios no reflejó la brutal realidad de la ofensiva israelí sobre Gaza.

De manera similar, Fox News, con sede en EE.UU., adoptó una narrativa sesgada, justificando abiertamente el bombardeo de los palestinos por parte de Israel.

Según los analistas de medios, la red trató de enmarcar el asalto como una consecuencia natural de que el alto el fuego hubiera terminado, como si eso legitimara automáticamente el asesinato masivo de civiles.

Fox News también reflejó la cobertura de Axios, alegando que Israel había atacado a HAMAS, ignorando el hecho de que la mayoría de los muertos y heridos desde la mañana del martes eran niños.

En otra afirmación engañosa, la red alegó que los ataques eran una respuesta a la negativa de HAMAS a “liberar rehenes”.

HAMAS había acordado liberar a los cautivos en línea con el acuerdo de intercambio, pero fue Netanyahu quien se negó a adherirse a los términos del acuerdo.

Durante la primera fase del alto el fuego, HAMAS liberó a más de 20 cautivos israelíes, siguiendo el proceso acordado.

Bloomberg también repitió la cobertura de Fox News y Axios, reforzando la narrativa de que los ataques aéreos solo apuntaban a “objetivos de HAMAS”.

Este enfoque, sin embargo, contrastaba drásticamente con la realidad sobre el terreno. El bombardeo israelí golpeó áreas densamente pobladas, lugares donde los civiles habían buscado refugio.

NBC también enmarcó la agresión israelí como una simple confrontación militar entre ambos bandos, ignorando deliberadamente el hecho de que el agresor era el régimen de Tel Aviv, no HAMAS.

Su narrativa omitió deliberadamente un contexto crucial en el que Israel había abandonado las negociaciones para la segunda fase del alto el fuego y ya había violado la primera fase al bloquear la entrada de ayuda humanitaria en Gaza durante más de diez días.

De manera similar, el titular de CNN también mostraba signos de manipulación, sin resaltar el aspecto más crítico de la situación: las negociaciones del alto el fuego y la negativa de Israel a cumplir con sus compromisos.

Los analistas señalaron que, dado el asombroso saldo de muertos por los ataques del martes y la violación israelí del acuerdo de alto el fuego, el titular de CNN debería haber incluido al menos uno de estos elementos para proporcionar a los lectores una comprensión precisa de la crisis.

En cambio, la red optó por la vaga frase “ataques extensos”, sin reconocer las devastadoras secuelas.

Reuters también siguió la tendencia de minimizar la tragedia. La elección de palabras de la agencia de noticias británica —describiendo la masacre como ataques a “objetivos de HAMAS”— fue criticada por activistas por restarle importancia a la magnitud de la brutalidad israelí en Gaza.

Titular de Reuters

CBS adoptó un enfoque igualmente sesgado, retratando los ataques aéreos israelíes como ataques exclusivamente dirigidos a HAMAS.

Sin embargo, las imágenes ampliamente difundidas contaban una historia diferente. Mostraban a palestinos llevando a sus familiares heridos a los hospitales, mientras las morgues se desbordaban de montones de cuerpos sin vida.
 

 Titular de CBS

A medida que el número de muertos sigue aumentando, los analistas de medios afirman que estas distorsiones mediáticas no son accidentales: forman parte de un patrón más amplio en el periodismo occidental, donde el lenguaje se elabora cuidadosamente para moldear la percepción pública, protegiendo a Israel de la responsabilidad mientras borra el sufrimiento palestino del discurso global.

Los medios occidentales, que han jugado a favor de Israel desde octubre de 2023, han vuelto a fabricar el consentimiento para el genocidio israelí en Gaza culpando a los oprimidos por los crímenes de los opresores.

Fuente de la información e imagen:  https://www.resumenlatinoamericano.org

Fotografía: Resumen latinoamericano

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La violencia en Haití está impidiendo a los niños ir a la escuela

En el último mes, cerca de 60.000 personas fueron desplazadas y los ataques armados dejan cada vez más consecuencias.

La pérdida del derecho a la educación se convirtió en un nuevo efecto de la crisis causada por la violencia de las pandillas en Puerto Príncipe, la capital de Haití.

Según advirtió la organización humanitaria Plan Internacional, que entrevistó a más de 200 personas que viven en campos de desplazados, nueve de cada diez niños, niñas y adolescentes se vieron privados de su derecho a la educación.

La crisis que atraviesa el país les impide acceder a los centros de enseñanza, y desde 2024 cerraron más de 900 escuelas debido a los ataques de grupos delictivos armados o a que los edificios escolares se convirtieron en refugios improvisados para alojar a las personas que huyen de los barrios más violentos de la capital.

Incluso si se toma como referencia a toda la población del país, no sólo a quienes viven en las situaciones más extremas, la restricción del derecho a la educación queda en evidencia. Según la oficina del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, Unicef, más de medio millón de niños haitianos, uno de cada siete, no puede ir a la escuela a causa de la violencia.

Según señala Plan Internacional, esta situación deja a los niños en una posición más vulnerable porque, al quedar fuera de los centros educativos, están más expuestos a ser reclutados por las bandas armadas y a convertirse en víctimas de violencia sexual y tráfico de menores, informó la agencia Efe. Esto impacta, por ejemplo, en un incremento de los embarazos adolescentes.

También se refleja en las expectativas de niños de apenas diez años que al ser entrevistados por la organización civil manifestaron su voluntad de volver a su barrio en Puerto Príncipe y unirse a las bandas armadas como un camino para conseguir recursos económicos.

En el último mes, más de 60.000 personas se vieron obligadas a huir de sus hogares, un número inusualmente alto, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). “Este alarmante aumento de los desplazamientos pone de manifiesto el incesante ciclo de violencia que asuela la capital haitiana. Nunca habíamos visto a tanta gente desplazarse en tan poco tiempo”, dijo el jefe de la OIM en Haití, Grégoire Goodstein.

El fenómeno se concentra en la capital, Puerto Príncipe, donde las bandas armadas controlan cerca de 85% del territorio. “Las personas que huyen de la violencia necesitan protección inmediata, comida, agua y refugio. La situación empeora día a día y, sin apoyo adicional, corremos el riesgo de asistir a una catástrofe humanitaria aún mayor”, agregó Goodstein.

Los datos de la OIM indican que el número de desplazados creció cada año y llegó a más de un millón de personas en total. A su vez, las cifras de la Oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos indican que 5.601 personas murieron por la violencia en Haití durante 2024, 1.000 más que en 2023.

Para los periodistas, informar a los haitianos en medio de esta crisis implica correr riesgos graves incluso en coberturas aparentemente sencillas. Por ejemplo, en diciembre, dos periodistas murieron cuando cubrían la inauguración de un hospital y la ceremonia fue interrumpida por un ataque a tiros.

Según informó Radio France International, el representante de la Unesco en Haití, Eric Voli Bi, dijo que las pandillas atacan “metódicamente” a los medios periodísticos para “silenciarlos”. “La situación es muy alarmante, muy preocupante, porque los medios de comunicación se están convirtiendo en objetivos”, dijo el funcionario a la agencia de noticias AFP.

Recientemente fueron atacados un canal de televisión y dos radios, dijo, y consideró que el objetivo es “impedir que llegue a los haitianos una información justa y transparente sobre la situación”. Sin embargo, los medios siguen trabajando en zonas peligrosas, destacó el funcionario de la Unesco.

Frantz Duval, el director del periódico más antiguo de Haití, Le Nouvelliste, describió la gravedad de la situación que enfrenta la capital haitiana en un editorial citado por The Guardian. Dijo que “al igual que Phnom Penh invadida por los Jemeres Rojos, Saigón absorbida por las tropas norvietnamitas, Trípoli tras la caída de Muamar el Gadafi, Saná tomada por los hutíes o Kabul tomada por los talibanes, Puerto Príncipe ha estado pendiendo de un hilo durante tanto tiempo que ahora cabe temer que los rumores y los gritos de angustia no sean meros ecos, sino el sonido de su colapso final”.

En medio de esta crisis, el diario informaba este lunes de la decisión del gobierno de Donald Trump de terminar con una política de su predecesor, Joe Biden, que daba un estatus legal temporal a migrantes de Haití, Cuba, Nicaragua y Venezuela para residir en Estados Unidos.

Esta medida abarca a más de 530.000 personas. Aquellas que no hayan conseguido otro tipo de protección legal se exponen a deportaciones que las devuelvan al país del que tuvieron que huir.

https://ladiaria.com.uy/mundo/articulo/2025/3/la-violencia-en-haiti-esta-impidiendo-a-los-ninos-ir-a-la-escuela/

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La cultura superior: ¿La del líder o la del matón?

Por: Jorge Majfud *

El 4 de marzo de 2025, en un discurso en la University of Austin, el multimillonario CEO de Palantir, Alex Karp, se despachó con un clásico del siglo XIX: “No creo que todas las culturas sean iguales… Esta nación [Estados Unidos] es increíblemente especial y no deberíamos verla como igual, sino como superior”. Como detallamos en el libro Plutocracia: Tiranosaurios del Antropoceno (2024) y en varios programas de televisión, Karp es miembro de la secta de Silicon Valley que, con el apoyo de la CIA y la corpoligarquía de Wall Street promueve el reemplazo de la ineficiente democracia liberal por una monarquía empresarial.

Ahora, nuestra nación, nuestra cultura ¿es superior en qué? ¿En eficiencia para invadir, esclavizar, oprimir otros pueblos? ¿Superior en fanatismo y arrogancia? ¿Superior en la histórica psicopatología de las tribus que se creen elegidas por sus propios dioses (vaya casualidad) y, lejos de ser eso una responsabilidad solidaria con “los pueblos inferiores” se convierte automáticamente en licencia para matar, robar y exterminar al resto? ¿No es la historia de la colonización anglosajona de Asia, África y América la historia del despojo de tierras, bienes y la obsesiva explotación de seres humanos (indios, africanos, mestizos, blancos pobres) que fueron vistos como instrumentos de capitalización en lugar de seres humanos? ¿De qué estamos hablando cuando hablamos de “cultura superior” así, con esas afirmaciones indiscriminadas y con un oculto pero fuerte contenido místico religioso, como lo fue el Destino Manifiesto?

No sólo hemos respondido a esto en los diarios hace un cuarto de siglo, sino que por entonces advertimos del fascismo que iba a suicidar a ese occidente orgulloso que ahora se queja de que lo están suicidando sus enemigos, como lo dijo Elon Musk días antes. Uno de aquellos extensos ensayos, escrito en 2002 y publicado por el diario La República de Uruguay en enero de 2003 y por Monthly Review de Nueva York en 2006, llevaba por título “El lento suicidio de Occidente”.

Esta la ideología del egoísmo y del individuo alienado como ideales superiores, promovida desde Adam Smith en el siglo XVIII y radicalizada por escritores como Ayn Rand y presidentes, desde potencias mundiales como Donald Trump y marionetas neocoloniales como Javier Milei, se ha revelado como lo que es: puro y duro supremacismo, pura y dura patología caníbal. Tanto el racismo como el patriotismo imperialista son expresiones de egolatría tribal, disimulados en sus opuestos: el amor y la necesidad de sobrevivencia de la especie.

Para darle un barniz de justificación intelectual, los ideólogos de la derecha fascista del siglo XXI recurren a metáforas zoológicas como la del macho alfa. Esta imagen está basada en la manada de lobos esteparios donde un pequeño grupo de lobos sigue a un macho que los salvará del frío y del hambre. Una imagen épica que seduce a millonarios que nunca sufrieron ni el hambre ni el frío. Para el resto que no son millonarios pero que se representan como amenazados por los de abajo (ver “La paradoja de las clases sociales”), el macho alfa es la traducción ideológica de una catarsis del privilegiado histórico que ve que sus derechos especiales pierden el adjetivo especial y pasan a ser sólo derechos, sustantivo desnudo. Es decir, reaccionan furiosos ante la posible pérdida de derechos especiales de género, de clase, de raza, de ciudadanía, de cultura, de hegemonía.

Todos derechos especiales justificados como en el siglo XIX: tenemos derecho a esclavizar a los negros y expoliar a nuestras colonias porque somos una raza superior, una cultura superior y, por ello mismo, Dios nos ama a nosotros y odia a nuestros enemigos, a quienes debemos exterminar antes de que a ellos se le ocurra la misma idea, pero sin nuestros buenos argumentos.

Irónicamente, la idea de ser “elegidos de Dios” o de la naturaleza no impulsa a los fanáticos a cuidar de los “humanos inferiores”, como cuidan de sus mascotas, sino todo lo contrario: el destino de los inferiores y de los débiles debe ser la esclavitud, la obediencia o el exterminio. Si se defienden, son terroristas.

La última versión de estos supremacismos que tanto cometen un genocidio en Palestina o en el Congo con fanático orgullo y convicción como demonizan a las mujeres que en Estados Unidos reclaman derechos iguales, más recientemente encontró su metáfora explicalotodo en la imagen del macho alfa del lobo estepario. Sin embargo, si prestamos atención a la conducta de estos animales y de otras especies, veremos una realidad mucho más compleja y contradictoria.

El profesor de Emory Universiy, Frans de Waal, por décadas uno de los expertos más reconocidos en el estudio de chimpancés, se encargó de demoler esta fantasía. La idea de macho alfa procede de los estudios de lobos en los años 40, pero, no sin ironía, el mismo de Waal se lamentó de que un político estadounidense (el ultraconservador y presidente de la Cámara de Representantes, Newt Gingrich) popularizó su libro Chimpanzee Politics (1982) y el concepto de macho alfa, por las razones equivocadas.

Según de Waal, los macho alfa no son los bullies, sino los líderes conciliadores. “Los machos alfa entre los chimpancés son populares si mantienen la paz y aportan armonía al grupo”. Cuando un verdadero líder enferma (caso mencionado del chimpancé Amos), no es sacrificado, sino que el grupo se hace cargo de su cuidado.

Según de Wall, “debemos distinguir entre dominio y liderazgo. Hay machos que pueden ser la fuerza dominante, pero esos machos terminan mal en el sentido de que los expulsan o los matan… Luego están los machos que tienen cualidades de liderazgo, que disuelven peleas, defienden al desvalido, consuelan al que sufre. Si tiene ese tipo de macho alfa, entonces el grupo se une a él y le permiten permanecer en el poder durante mucho tiempo”. Tiempo que suele ser de cuatro años, aunque hay registros de machos alfa que fueron líderes por 12 años, los cuales solían distribuir la comida y mantener una alianza política con otros líderes más jóvenes, según de Waal. Según de Waal, el macho alfa líder será juzgado según su habilidad de resolver conflictos y de establecer un orden pacífico para su sociedad.

En un conflicto, los líderes alfa “no toman partido por su mejor amigo; evitan o resuelven peleas y, en general, defienden a los más desvalidos. Esto los hace extremadamente populares en el grupo porque brindan seguridad a los miembros de menor rango”.

El macho alfa es el líder por tener el apoyo de la mayoría, pero otros machos jóvenes usarán siempre la misma estrategia para destronarlo e imponerse como dominantes: primero comenzarán con provocaciones indirectas y a distancia para testear la reacción del líder. Si no hay reacción, el joven más fuerte tratará de conquistar a otros machos jóvenes para incrementar sus provocaciones que irán ganando terreno y se volverán más violentas. Luego conquistará aliados con algunos favores. Aunque al candidato alfa bully no les importan los bebés sino el poder, intentará mostrarse cariñoso con las crías de diferentes hembras, exactamente como hacen los políticos en campaña electoral.

*Novelista, ensayista y profesor universitario uruguayo. Actualmente es profesor en Jacksonville University

Rebelión

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EEUU: La capitulación de la Universidad Columbia frente a Trump. La academia se postra ante la dictadura

Jóvenes y Estudiantes Internacionales por la Igualdad Social

Los Jóvenes y Estudiantes Internacionales por la Igualdad Social (en inglés, International Youth and Students for Social Equality) condenan la rendición de la Universidad Columbia ante las demandas del Gobierno de Trump de imponer un régimen de censura en el campus.

Policías de la ciudad de Nueva York detienen a manifestantes contra el genocidio cerca del campus de la Universidad de Columbia en Nueva York, 30 de abril, 2024 [AP Photo/Craig Ruttle]

La administración universitaria anunció el viernes una serie de medidas de gran alcance como prohibir el uso de mascarillas en el recinto; la contratación de 36 “oficiales especiales” con el poder para sacar y arrestar a individuos; y la supervisión de los Departamentos de Estudios de Oriente Próximo, el Sur de Asia y África, así como el Centro de Estudios Palestinos, bajo un vicerrector nombrado por la universidad.

Además, la universidad anunció la adopción de una nueva definición de antisemitismo que incluye críticas a Israel y “ciertos dobles estándares aplicados a Israel”, una formulación que busca mezclar el antisionismo con el antisemitismo y reprimir la oposición a los crímenes del Estado israelí.

Las acciones tomadas por Columbia tienen vastas implicaciones para la libertad de expresión y los derechos democráticos, no solo en su propio campus sino en todo el sistema de educación superior en los Estados Unidos. Como escribió el presidente del Consejo Editorial Internacional del WSWS, David North, en una declaración en X:

Una versión trumpiana estadounidense de lo que los nazis llamaron Gleichschaltung, la subordinación oficial de la vida intelectual y cultural a la ideología nazi, está siendo implementada por las principales universidades “liberales” estadounidenses.

Estas medidas no fueron impuestas a la fuerza a la universidad a través de coerción política ni una orden judicial. Fueron adoptados por la propia universidad, voluntariamente, con el fin de ganar el apoyo de Trump para la restauración de $400 millones en fondos federales que retuvo para forzar estos cambios. Columbia está actuando como un cómplice voluntario, trabajando mano a mano con el Estado para atacar a los estudiantes que protestan contra el genocidio respaldado por Estados Unidos en Gaza.

El 10 de marzo, el Gobierno de Trump envió una carta a más de 60 instituciones académicas, incluida Columbia, declarándolas bajo investigación por “acoso y discriminación antisemita” y amenazando con nuevas medidas policiales y recortes de fondos. Apenas tres días después, Columbia anunció que había suspendido, expulsado o revocado los títulos de 22 estudiantes involucrados en la ocupación pacífica de Hamilton Hall.

Columbia también facilitó la captura de Mahmoud Khalil, quien fue secuestrado de su residencia cerca de la universidad el 8 de marzo y ha pasado las últimas dos semanas en un centro de detención en Louisiana, amenazado con la deportación. En su carta desde la cárcel publicada la semana pasada, Khalil escribió:

Las presidentas de Columbia, [Minouche] Shafik, [Katrina] Armstrong y Dean Yarhi-Milo sentaron las bases para que el Gobierno de los Estados Unidos me atacara disciplinando arbitrariamente a los estudiantes propalestinos y permitiendo que las campañas virales de doxing, basadas en el racismo y la desinformación, se mantuvieran fuera de control.

Antes de su arresto, Khalil había escrito a Columbia pidiendo ayuda contra las provocaciones derechistas de un profesor universitario. Fue ignorado.

Las universidades de todo el país están asumiendo el papel de ejecutoras de la represión estatal, arrestando a estudiantes, vigilando las protestas y castigando las expresiones de oposición al genocidio respaldado por Estados Unidos en Gaza. Esto comenzó bajo la Administración de Biden, que respondió a la erupción de las protestas universitarias el otoño pasado alentando la represión policial.

En la Universidad de Cornell, la Administración intentó suspender al estudiante de posgrado y ciudadano británico-gambiano Momodou Taal por su participación en una protesta pacífica el otoño pasado, lo que habría llevado a su deportación. Esta acción creó las condiciones para el intento de Trump, en los últimos días, de capturar y deportar a Taal como represalia por su presentación de una demanda federal que desafiaba las órdenes ejecutivas de Trump como ilegales e inconstitucionales.

La dirección de la Universidad de Michigan pidió a la fiscala general demócrata Dana Nessel que presentara cargos penales contra 11 manifestantes estudiantiles propalestinos, como parte de un esfuerzo más amplio, liderado por los demócratas en Michigan, para criminalizar la oposición a la guerra y el genocidio. Más recientemente, la Universidad de Tulane ha presentado cargos disciplinarios contra siete estudiantes por participar en protestas fuera del campus exigiendo la libertad de Khalil.

La capitulación de Columbia y otras universidades ante la Administración Trump no puede explicarse simplemente por la cobardía de sus administradores, aunque ciertamente son cobardes. En las últimas cuatro décadas, la financiarización de la economía estadounidense y el dominio de la vida social por parte del mercado de valores han dado lugar a una nueva clase media-alta extremadamente rica. Esta capa, intelectualmente corrupta y separada de cualquier tradición democrática seria, ahora domina la cúpula de las universidades de élite.

Los fondos de Columbia llegaron a la asombrosa cifra de 14.800 millones de dólares al 30 de junio de 2024, con casi el 80 por ciento de sus inversiones vinculadas a fondos de cobertura, capital privado y acciones globales. La universidad está profundamente arraigada en el mundo de las altas finanzas.

Además, la presidenta interina Katrina Armstrong, que recibe más de $1 millón al año en salario, y la Junta Directiva están estrechamente vinculados al Partido Demócrata. De los $4.1 millones en contribuciones políticas hechas por los fideicomisarios de Columbia durante los ciclos electorales de 2020 y 2024, el 88 por ciento fue a los demócratas. Solo el miembro de la junta, Adam Pritzker de la multimillonaria familia Pritzker donó casi $1 millón a la campaña de 2024 de Kamala Harris.

El exsecretario de Seguridad Nacional de Obama, Jeh Johnson, ahora socio del bufete de abogados Paul Weiss, forma parte de la Junta Directiva de Columbia junto con importantes financieros, directores ejecutivos y agentes políticos.

Significativamente, el bufete de abogados de Johnson, Paul Weiss, recientemente hizo su propia capitulación abyecta ante la Administración de Trump, anunciando un acuerdo con la Casa Blanca para proporcionar servicios legales pro bono por valor de $40 millones para causas seleccionadas por la Administración de Trump a cambio de la exención de una de las órdenes ejecutivas de Trump dirigidas a bufetes de abogados y abogados. Un bufete de abogados que se adapta a las demandas del Estado deja de funcionar como defensor y se convierte en un instrumento de represión política.

Lo que se está exponiendo a través de estos desarrollos es que no existe una base de apoyo seria para la defensa de la democracia dentro del Estado, el Partido Demócrata ni cualquiera de las instituciones de la llamada “sociedad civil”. Trump no está actuando solo. Su asalto a los derechos democráticos se está llevando a cabo con la colaboración activa de ambos partidos, los tribunales, los medios de comunicación, las universidades y la élite corporativa.

Hace apenas una semana, el líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, aseguró la aprobación de un proyecto de ley presupuestario para financiar al mismo Gobierno que está implementando un plan sistemático para imponer una dictadura. El Partido Demócrata, independientemente de sus desacuerdos tácticos con la Administración de Trump centrados en la política exterior, es un partido de Wall Street y sectores privilegiados de la clase media-alta.

Lo que está ocurriendo ahora va mucho más allá del mccarthismo de la década de 1950. Es un asalto coordinado a los derechos democráticos más fundamentales de toda la población.

Los Jóvenes y Estudiantes Internacionales por la Igualdad Social (JEIIS) llaman a la más amplia oposición a este asalto a los derechos democráticos. Pero esta batalla no se puede librar solo en las universidades. La única base para la defensa de los derechos democráticos es la movilización política de la clase trabajadora, la gran mayoría de la población, independiente de ambos partidos capitalistas y basada en un programa socialista.

La clase obrera es una fuerza inmensamente poderosa, que puede derrocar al capitalismo y reestructurar la sociedad sobre la base del socialismo. El giro de la oligarquía capitalista a la dictadura está inextricablemente conectado con la guerra que se libra contra la clase trabajadora, en forma de asalto masivo a los programas sociales, el despido masivo de trabajadores federales y la eliminación de todas las regulaciones sobre las ganancias corporativas.

La abolición de la libertad de expresión en los campus universitarios será seguida por pasos para ilegalizar las huelgas y otras formas de protesta contra la explotación empresarial. Al mismo tiempo, está relacionado con una enorme escalada de la guerra imperialista, que ahora toma la forma de la expansión del genocidio y una guerra más amplia en todo Oriente Próximo, junto con los preparativos para la guerra contra China.

El JEIIS, el movimiento estudiantil y juvenil del Partido Socialista por la Igualdad, está luchando por construir un movimiento de jóvenes que esté orientado a una lucha por construir un movimiento en la clase trabajadora, en oposición a todo el establishment político, incluido el Partido Demócrata y todos sus apologistas y defensores.

Instamos a los estudiantes: ¡Asuman esta lucha! ¡Únanse al JEIIS!

(Artículo publicado originalmente en inglés el 23 de marzo de 2024)

https://www.wsws.org/es/articles/2025/03/25/pers-m25.html

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Educación en Afganistán: Más de 2.2 millones de niñas sin clases

Por: Wanda Pacheco

Suman 400 mil niñas sin acceso a la educación en Afganistán durante el nuevo ciclo escolar.

A tres años de la prohibición del acceso a la educación secundaria para niñas afganas, más de 400 mil niñas no podrán acceder a su derecho a la educación durante el inicio del nuevo ciclo escolar, esta cifra se suma a las más de 2.2 millones de niñas que no asisten a clases desde que la prohibición fue anunciada por gobierno talibán en 2022, según informó Catherine Russell, Directora Ejecutiva de Unicef.

Con esos datos, se estima que para el año 2030 más de cuatro millones de niñas afganas no habrán podido ejercer su derecho a la educación. Afganistán es el único país en el mundo en el que se le prohíbe a las mujeres estudiar y formarse como profesionistas, lo que tendrá consecuencias en el futuro del país, según advierte el organismo.

Los rubros más afectados por esta prohibición son el sector de salud y el económico, y  es que eventualmente Afganistán se enfrentará a una escasez de trabajadoras sanitarias, lo que pondrá en riesgo la vida de las mujeres embarazadas, provocando más de mil quinientas muertes maternas y más de tres mil quinientas muertes infantiles, de acuerdo con el comunicado.

La prohibición del acceso a la educación de las niñas afganas las hará vulnerables ante el matrimonio precoz, cifra que ha aumentado desde el ascenso de los talibanes al gobierno.

Apenas en diciembre del año pasado, el régimen talibán prohibió a las mujeres estudiar en instituciones especializadas en educación médica, una profesión que está asociada a los hombres.De igual forma en algunas provincias del país se prohibió que las mujeres reciban atención médica por parte de médicos hombres, lo que incrementa la tasa de mortalidad de las mujeres más vulnerables al no existir asistencia médica femenina.

Otras de las restricciones van desde la prohibición de la práctica de algún deporte, no poder salir de casa sin algún familiar o persona con parentesco, poco o nulo acceso al trabajo fuera del hogar, y ser vistas por otras personas a través de ventanas o balcones.

Niñas afganas sin educación

En 2001 la presencia de las niñas dentro de las aulas escolares era casi nula, con cero de cada 10 niñas dentro de las aulas escolares. En 2018 la cifra alcanzó su punto más alto con cuatro de cada 10 estudiantes siendo niñas. Entre 2011 y 2018 la tasa de alfabetización femenina estuvo a pocos puntos de duplicarse, pasando del 17% al 30%, según se informó en el reporte The right to education:What’s at stake in Afghanistan?A 20-year review,  de la Unesco.

El mismo estudio señaló que este significativo incremento de escolarización femenina fue posible gracias al financiamiento educativo externo, en ese entonces, el gobierno de Afganistán sólo gastaba un 12% del total de ingresos destinados a la educación.

Sin embargo, en 2021 tras la llegada de los talibanes al poder, estos avances se han revertido y las mujeres afganas ahora enfrentan una crisis humanitaria que no sólo les prohíbe acceder a la educación, sino que pone en riesgo el futuro del país por completo.

“Las consecuencias son devastadoras tanto para las niñas como para Afganistán”, se lee en el comunicado de la ONU.

La falta de escolarización tendrá consecuencias a futuro que sólo serán reversibles después de varias generaciones de mujeres. En diciembre de 2022, se prohibió la educación universitaria para las mujeres, lo que dejó a más de 100 mil estudiantes sin acceso a la educación superior.

Cifras de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) señalan que la mitad de la población adulta afgana no puede leer ni escribir, esta cifra se agudiza por las desigualdades de género y es que sólo el 30% de las mujeres afganas pueden leer y escribir, en comparación de un 55% de hombres.

https://lacaderadeeva.com/actualidad/prohibicion-de-la-educacion-en-afganistan-para-mujeres/13233

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El brutalismo, fase superior del neoliberalismo

Por: Amador Fernández-Savater *

“Lo significativo no es lo que acaba y consagra, sino lo que inicia, anuncia y prefigura”

(Achille Mbembe)

¿En qué tiempo vivimos? ¿Cómo calificar nuestra época? Algo decisivo se juega, para el pensamiento crítico, en esta cuestión de los nombres. Los nombres de la época. El mapa de los nombres orienta estrategias, señala los movimientos del adversario, revela resistencias posibles.

¿A qué nos enfrentamos hoy? Si no sabemos cómo se llama, ¿cómo lo vamos a combatir?

El pensador camerunés Achille Mbembe propone el término de “brutalismo”. Proveniente del universo de la arquitectura, donde denomina un estilo de construcción masivo, industrial, altamente contaminante, el brutalismo como imagen del mundo contemporáneo nombra un proceso de guerra total contra la materia.

El diagnóstico de Mbembe no es simplemente político o económico, cultural ni siquiera antropológico, sino civilizatorio, cósmico, cosmopolítico. Designa la relación dominante con lo existente. Una relación de forzamiento y extracción, de explotación intensiva y depredación.

El mundo se ha convertido en una gigantesca mina a cielo abierto. La función de los poderes contemporáneos, dice Mbembe, es “hacer posible la extracción”. Hay una versión derechista del brutalismo y una versión progresista, pero ambas gestionan con distintas intensidades y modalidades una misma empresa de perforación. De los cuerpos y los territorios, pasando por el lenguaje y lo simbólico.

¿Un nuevo imperialismo? Sí, pero que ya no instituye o edifica una civilización de valores, una nueva idea del Bien o una cultura superior, sino que fractura y fisura los cuerpos –individuales, colectivos, terrestres– para extraer de ellos todo tipo de energías hasta el agotamiento, amenazando así con la “combustión del mundo”.

Mbembe identifica tendencias a nivel planetario que afectan a la humanidad en su conjunto. Pero piensa desde un lugar particular: África, su historia, sus heridas y sus resistencias. El mundo entero experimenta hoy un “devenir negro” en el que la distinción entre el ser humano, la cosa y la mercancía tiende a desaparecer. El esclavo negro prefigura una tendencia global. Todos estamos en peligro.

Economía libidinal brutalista

¿Qué tipo de ser humano, de subjetividades y deseos, quiere producir el brutalismo contemporáneo?

Por un lado, tiene el loco proyecto de erradicación del inconsciente, “esa inmensa reserva de noche con la que el psicoanálisis intentó reconciliarnos”. El cuerpo humano no es mero cuerpo biológico, neuro-químico, sino también “materia ensoñada” (León Rozitchner) que anhela, que fantasea, que utopiza. El inconsciente es una piel de plátano en todos los planes de control, incluyendo los de uno sobre sí mismo. Todo lo desvía, lo tuerce, lo complica.

Hay que extirpar esa dimensión ingobernable, capturar en las redes de datos todas las fuerzas y las potencialidades humanas, cartografiar enteramente la materia hasta que el mapa sustituya al territorio. El brutalismo pretende la digitalización integral del mundo, disolver el inconsciente (que nos hace únicos e irrepetibles) en el algoritmo, en el número, en el dominio de lo cuantitativo. Abolir el misterio que somos, blanquear la noche.

Pero lo único que consigue es dejar vía libre a las pulsiones más oscuras y destructivas. ¿Por qué? La racionalización general –digitalización, algoritmización, protocolización– bloquea las energías afectivas y amorosas, esa potencia de Eros que según Freud es el único contrapeso posible a Tánatos. El proyecto de erradicación del inconsciente conduce a una insensibilización general.

La indiferencia al dolor de los demás, el gusto por herir y matar, por ver sufrir. La crueldad y el sadismo son rasgos clave de los poderes contemporáneos. Mbembe habla, en un capítulo particularmente escalofriante, del “virilismo” contemporáneo. La economía libidinal del brutalismo ya no pasa por la represión o la contención pulsional, sino por el desenfreno, la desinhibición, la desublimación y la ausencia de límites. Decirlo todo, hacerlo todo, mostrarlo todo y gozar con ello.

El virilismo configura una zona frenética, dice Mbembe, sin rastro de los viejos sentimientos de culpabilidad, pudor o inhibición. Una figura lo expresa quizá mejor que ninguna otra: el triunfo de la imagen del padre incestuoso en las páginas pornográficas. Vuelta atrás: si el asesinato del padre despótico a manos de sus hijos había supuesto para Freud el pasaje a la civilización, el límite y la ley, el fantasma del padre abusador vuelve a poblar hoy los deseos más oscuros.

Ayer, el principio de realidad (el mandato paterno) obligaba a renunciar o posponer el placer, a sustituirlo por una compensación sublimatoria. Hoy, nos exige todo lo contrario: no posponer, aplazar o sustituir nada, sino acceder al goce de forma directa, literal y sin mediaciones. Consumir (objetos, cuerpos, experiencias, relaciones). De la represión a la presión. De la desexualización a la hipersexualización. Del padre de la prohibición al padre del abuso. La culpa consiste hoy en no haber gozado lo suficiente.

Colonizar siempre supuso brutalizar. La plantación y la colonia son, según Mbembe, prefiguraciones del brutalismo. Sin contenciones, ni mediaciones simbólicas, se puede y se debe gozar absolutamente de los otros, convertidos en mero “harén de objetos” (Franz Fanon). ¿Podemos entender así, libidinalmente, una clave del ascenso de las nuevas derechas? Se presentan como defensores de una “libertad” que sólo es el derecho de los fuertes a gozar de los débiles como si de objetos desechables se tratara.

De fondo, como un efecto derivado del virilismo, el miedo a la castración, el pánico genital y el horror a lo femenino se extienden por todos lados. El brutalismo aspira incluso a desembarazarse completamente de las mujeres. Onanismo generalizado, sexualidad sin contacto, tecnosexualidad, con el cerebro sustituyendo al falo como órgano privilegiado.

El virilismo no sería la última palabra del patriarcado.

Cuerpos-frontera

Al final de su libro sobre Los orígenes del totalitarismo, más de seiscientas páginas dedicadas al estudio de las condiciones históricas y sociales que hicieron posible el nazismo y el estalinismo, Hannah Arendt afirma sorprendentemente que la única certeza que ha alcanzado es que el totalitarismo nace en un mundo donde el conjunto de la población se ha vuelto superflua. Los campos de concentración (y luego de exterminio) fueron el solo lugar que los poderes encontraron entonces para albergar a los que sobraban.

¿Cómo leemos esto hoy, cuando nuestra época está atravesada por el mismo fenómeno de masas errantes? La guerra siempre fue un dispositivo de regulación posible del exceso de población indeseada y el totalitarismo un régimen de guerra permanente. El brutalismo contemporáneo, diferente al nazismo o al estalinismo, hereda sin embargo la misma función. Ante el miedo a repartir y el pánico “a la multiplicación de los otros”, la gestión brutal de las migraciones.

A los seres humanos que sobran, Mbembe los llama “cuerpos-frontera”. ¿Qué se hace con ellos? Aislar y confinar, encerrar y deportar, dejar morir. La biopolítica (que cuida la vida para explotarla) se encabalga con una necropolítica (que produce y se hace cargo de la población superflua).

El mundo contemporáneo no conoce solamente formas de control suaves y seductoras (moda, diseño, publicidad), sino también métodos de guerra. Hoy, por todas partes, se endurecen los controles, las detenciones, los confinamientos. Se trocean los espacios, se decide autoritariamente quién puede desplazarse y quién no. No sólo se promueve la movilidad de los sujetos (de casa, de trabajo, de función), sino que se sujeta, se controla, se fija. Gaza como paradigma de gobierno.

Mientras los dirigentes europeos celebraban recientemente los ochenta años de liberación de Auschwitz los campos vuelven por sus fueros. Campos de internamiento, de retención, de relegación y apartamiento. Para migrantes, refugiados, solicitantes de asilo. Campos, en definitiva, para extranjeros. Samos, Chios, Lesbos, Idomeni, Lampedusa, Ventimiglia, Sicilia, Subótica. Las rutas migratorias más letales en todo el mundo son las europeas, 10.000 personas perdieron la vida tratando de entrar en España el año pasado.

También la sangría y la depredación operan en la gestión de las circulaciones complejas de los cuerpos-frontera, explica Mbembe, a través del control de las conexiones, las movilidades y los intercambios. La guerra contra los migrantes (esa materia en movimiento) es además negocio lucrativo y factor económico.

Las pulsiones imperialistas se conjugan hoy con la nostalgia y la melancolía. Los otrora conquistadores, envejecidos y cansados, se sienten invadidos por las “razas energéticas” llenas de vitalidad. El mundo se vuelve pequeño y bajo amenaza. Es la percepción que explotan las extremas derechas europeas. La patria ya no debe expandirse, sino defenderse. El estilo afirmativo y entusiasta de un Jose Antonio se vuelve puro miedo y victimismo en Vox.

Utopías de la materia

¿Cómo resistir al brutalismo? Mbembe no se regodea en un ejercicio de catastrofismo, sino que se atreve a utopizar. ¿Qué significa esto?

El pensador camerunés encuentra inspiración en Ernst Bloch, el gran pensador de la utopía y la esperanza del siglo XX. ¿Qué es la utopía para Bloch? Nada de lo que solemos pensar asociado a ese término: especulaciones de futuro, proyección de escenarios, modelos perfectos. No, la utopía es potencia, latencia y posibilidad ya inscritas en el presente.

A diferencia de la crítica convencional, la crítica utópica no sólo dibuja una cartografía crítica de los poderes contemporáneos, sino que también señala potencialidades de resistencia, de cambio, de otros mundos posibles. No sólo denuncia, enjuicia o cancela, sino que enuncia nuevos posibles, invitando a quien la escucha a darlos a luz, a desplegarlos. Pone en tensión lo que hay y lo que podría haber, siendo esto último no una posibilidad abstracta, sino una fuerza en proceso.

Si hoy asistimos a un “devenir-negro del mundo”, ¿no podrían resultarnos inspiradoras las resistencias que las culturas africanas han opuesto siempre a su devenir-cosa? Lo particular se vuelve universal y la utopía, como quería Walter Benjamin, ya no está en el futuro sino en “el salto de tigre al pasado”.

Estas resistencias pasan, tal y como yo lo leo, por otra concepción y otra relación con la materia. La materia según las culturas africanas pre-colonización es tejido de relaciones, es diferencia, es cambio. El animismo expresaría esto en un plano espiritual: el mundo está poblado por una multitud de seres vivos, de sujetos activos, de divinidades múltiples, de antepasados, de intercesores.

O la reparación o los funerales, dice Mbembe. El reto no es indignarse o darse golpes en el pecho, sino regenerar la materia herida. Por ejemplo, en el caso del debate sobre la descolonización de los museos, no se trata simplemente de “devolver” los objetos robados a sus lugares de origen, sino de entender que esos objetos no eran “cosas” (ni útiles ni obras de arte), sino vehículos y canales de energía, de fuerzas vitales y de virtualidades que habilitaban la metamorfosis de la materia. Recrear una relación activa con la memoria.

Si la materia no es un objeto para ser explotado, sino un ecosistema participativo, una reserva de potenciales, un conjunto de subjetividades, ¿qué formas políticas podrían convenirle?

Más allá de la democracia liberal y del nacionalismo vitalista, del suelo y la sangre, Mbembe propone una “democracia de los vivos” que practicaría el cuidado a todos los habitantes de la tierra, humanos y no humanos. Una economía de “los bienes comunes” que nos obligaría a renunciar a nuestras obsesiones de apropiación exclusiva. Y una “des-fronterización” del mundo capaz de proteger el derecho de cada uno a partir, a moverse y a estar de paso. A ser extranjero, para sí mismo y para los demás.

La materia misma utopiza, decía Ernst Bloch. No es una masa pasiva que espera su forma del exterior, sino que tiene en sí misma su propio movimiento, su propio principio activo, está preñada de futuro. ¿Es por eso que el brutalismo le hace la guerra? Lo que ella nos exige es ser “como el fuego en el horno” que madura y realiza los potenciales. No forzarla ni violarla, sino escuchar y prolongar su creación.

*Investigador independiente, activista, escritor, editor, “filósofo pirata” español.

Lobo Suelto

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Argentina: Una multitud salió a la calle por la Memoria, la Verdad y la Justicia a 49 años del golpe

Una marea de gente se volcó a la calle contra el negacionismo del gobierno

Por Martín Bosch

Ante el avance del negacionismo de Estado, la sociedad argentina salió en masa a defender la bandera de la memoria, la verdad y la justicia que se sostiene desde la vuelta de la democracia y que el gobierno de Javier Milei pone en riesgo.

Una Plaza de Mayo colmada acompañó a las Madres, a las Abuelas, a sobrevivientes y familiares y gritó por los “30 mil detenidos desaparecidos, ahora y siempre”, como única respuesta a las provocaciones del Ejecutivo este lunes en las que cuestionó la cifra de víctimas del terrorismo de Estado y promovió la “memoria completa”.

Por primera vez desde 2006, las organizaciones de derechos humanos realizaron una sola marcha y realizaron un acto conjunto frente a la Casa Rosada en lo que se cree que fue la mayor movilización de un 24 de marzo desde el regreso de la democracia.

Muchas familias y personas sueltas se convocaron a 49 años del golpe cívico-militar. Además, llenaron las avenidas organizaciones sociales, políticas, estudiantiles y sindicales. Como ocurrió también el año pasado, la CGT participó institucionalmente de la marcha, al igual que las dos CTA.

Una marea de gente se volcó a la calle contra el negacionismo del gobierno
Foto: Edgardo Gomez

Sobre el escenario, sólo estuvieron Madres y Abuelas acompañando a quienes leyeron el documento consensuado: Estela de Carlotto, titular de Abuelas, Taty Almeida y Elia Espen, de Madres Línea Fundadora, y el premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel.

“Tenemos la fuerza de la historia de nuestro pueblo, y por eso Milei y Villarruel pretenden negar el genocidio y desmantelar las conquistas en materia de Memoria, Verdad y Justicia. ¡Basta de negacionismo y apologismo del genocidio perpetrados por el gobierno nacional, armado y orquestado por Villarruel!”, sostuvo Taty al cierre del discurso, que fue firmado por todas las organizaciones, tanto las históricas, entre ellas como Abuelas, Madres, HIJOS, Familiares y APDH, como las que forman parte del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia.

La dirigente de Madres Línea Fundadora denunció también “el vaciamiento y desmantelamiento de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y los sitios de memoria y de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad y el hostigamiento y precarización del Banco Nacional de Datos Genéticos”, y exigió la “preservación de los Espacios para la Memoria y el cuidado de las pruebas materiales de la represión”.

La primera en hacer uso de la palabra fue Elia Espen, quien leyó las consignas históricas del movimiento de derechos humanos. “A 49 años del inicio de la última dictadura cívico-militar, seguimos exigiendo

¡Juicio y Castigo a todos los culpables! ¡Cárcel común, perpetua y efectiva a todos los genocidas y partícipes civiles! ¡Basta de prisiones domiciliarias para los genocidas!”, señaló.

“Seguimos exigiendo que nos digan ¿dónde están?”, manifestó y reiteró el pedido de desclasificación de “todos los archivos de todas las áreas del Estado desde 1974 a 1983” para avanzar con las investigaciones de los responsables, para encontrar a los hijos e hijas de los detenidos desaparecidos apropiados y conocer el destino de las personas desaparecidas.

Carlotto se refirió a la búsqueda de nietos y nietas y reclamó que “el Estado debe garantizar la restitución de su identidad”.

“La apropiación es una desaparición forzada y hasta tanto no se conozca la verdadera identidad, se sigue cometiendo. Y no sólo la siguen sufriendo los nietos y nietas que todavía no han sido restituidos: también sus hijos e hijas, perpetuando la falsa genealogía impuesta por el terrorismo de Estado”, explicó Estela.

Una marea de gente se volcó a la calle contra el negacionismo del gobierno
Foto: Eduardo-Sarapura

La titular de Abuelas llamó a todas las personas que tengan información que se comuniquen con la institución así como quienes tengan dudas sobre su identidad. “En esta larga lucha llevamos 139 casos resueltos, hace apenas dos meses restituyeron la identidad de un nieto y una nieta que nunca habían sospechado de su origen. Necesitamos de toda la sociedad para encontrarlos. Nunca es tarde”, cerró.

Pérez Esquivel cuestionó las políticas económicas del gobierno nacional y llamó a la “derogación del DNU 70/23, la corrupta Ley Bases, las facultades delegadas y el RIGI”. Denunció “la situación social de pobreza en la que viven cada vez más familias, el cierre o vaciamiento de políticas de asistencia a los más vulnerados”, y exigió que se detenga la militarización de los territorios y se respeten los derechos de los pueblos indígenas.

Los organismos pidieron también la renuncia de Patricia Bullrich por la brutal represión a la protesta social que ordenó y cuestionaron una nueva toma de deuda con el FMI. “La deuda es con el pueblo, plata para jubilaciones, medicamentos, empleo, protección social, vivienda, salud y educación!”, manifestaron.

Una marea de gente se volcó a la calle contra el negacionismo del gobierno
Foto: Eduardo Sarapura

Tiempo Argentino

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