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El español, a la cabeza de las prioridades educativas de Reino Unido tras el ‘Brexit’

Reino Unido / 26 de noviembre de 2017 / Autor: Redacción / Fuente: Servimedia

El español es una prioridad educativa para los británicos tras la salida del Reino Unido de la Unión Europea (‘Brexit’), según un estudio publicado este viernes por el British Council.

Entre los idiomas que recoge el informe del British Council como claves para el futuro de Reino Unido se encuentran el español, el mandarín, el francés, el árabe y el alemán y, según los datos presentados, «se debe hacer un esfuerzo para hablar y entender estas lenguas».

El español lidera esta lista y entre las razones se encuentran su potencial comercial, que es el segundo idioma más hablado en el mundo con aproximadamente 437 millones de hablantes nativos, tiene estatus oficial en 21 países y es el idioma oficial de organismos internacionales como Naciones Unidas, la Organización Mundial del Comercio, la Organización Internacional del Trabajo, el Acuerdo de Libre Comercio de los Estados Unidos(Nafta) o la Organización para la Seguridad y la Cooperación Europea (OSCE), entre otros, lo que supone que su dominio sea muy importante estratégicamente para Reino Unido.

Además, el informe subraya que el español es cada vez más importante a nivel comercial, ya que Gran Bretaña tiene un superávit comercial con América del Sur desde 2011 y además es el quinto mayor inversor en países hispanohablantes como México.

El español es el segundo idioma después del francés más demandado por los británicos. Existen razones turísticas, ya que España es el destino más popular para los británicos, con más de 14 millones de visitantes al año.

MANTRA

En el informe también se hace referencia a la importancia de otros idiomas como el italiano, el portugués, el holandés y el japonés, entre los más importantes para las relaciones con Reino Unido.

Los datos analizados tienen en cuenta indicadores como las exportaciones actuales de Gran Bretaña, las necesidades lingüísticas de las empresas, las prioridades comerciales, diplomáticas y de seguridad, los mercados emergentes, el turismo, la educación internacional o el nivel del dominio del inglés en otros países, entre otros.

Teresa Tinsley, lingüista y una de las responsables de este informe, señala que «la competencia lingüística es muy importante porque supone una herramienta de comunicación clave para promover las relaciones internacionales y entender otras culturas».

«Hemos subestimado la importancia de la necesidad de aprender otras lenguas y falta dedicar tiempo, recursos y esfuerzo para garantizar el aprendizaje de otros idiomas», agregó. «La salida de la UE implica forjar nuevas alianzas comerciales y el déficit lingüístico nos hace más vulnerables. La responsabilidad de solucionar esta situación debe ser un trabajo conjunto entre Gobierno, empresarios y agentes educativos».

«Necesitamos superar el mantra de que el inglés es el idioma universal de los negocios y pasar a entender más y mejor la diversidad lingüística internacional si queremos fortalecer las alianzas políticas, culturales y comerciales en los próximos años», concluye el informe.

Fuente de la Noticia:

http://www.servimedia.es/Noticias/Detalle.aspx?n=751918

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Merkel: la UE, atrasada en nuevas tecnologías, necesita un mercado digital común

Europa/Alemania/01 Octubre 2017/Fuente y Autor: informe21

La canciller alemana, Angela Merkel, reconoció hoy que la UE se está quedando atrás en nuevas tecnologías e instó a una mayor cooperación en este ámbito y a lograr un mercado común digital para no depender de terceros países.

Merkel realizó estas declaraciones en una breve rueda de prensa al término de la cumbre informal de líderes celebrada entre ayer y hoy en Tallín y centrada en la economía digital.

«En muchas áreas» de la digitalización «no somos los primeros del mundo», reconoció la canciller alemana, que dijo que al bloque le queda «mucho por hacer» en este ámbito, aunque ahora hay «muy buena disposición» para avanzar, además de una situación económica «relativamente buena».

«Ha sido un día inspirador que deja claro que estamos aún lejos de ser líderes mundiales», resumió Merkel.

Lograr un mercado digital único es una prioridad para la canciller, que se refirió a esto como «la quinta libertad», en referencia a las cuatro clásicas, las de libre circulación dentro del área comunitaria de personas, bienes, servicios y capitales.

«Si no logramos un mercado único digital, dependeremos del resto del mundo», advirtió.

Los líderes, explicó Merkel, hablaron hoy de establecer un protocolo conjunto para las comunicaciones digitales 5G, de cooperación en inteligencia artificial, de educación y formación continua, de las cuestiones éticas ligadas al desarrollo del coche autónomo y de compartir inversiones y experiencia en el área de la economía digital.

Las propuestas sobre estas cuestiones deberán ahora debatirse y aprobarse para el Consejo Europeo de octubre.

Al ser preguntada sobre los avances en la negociación del «brexit» con Reino Unido, la canciller apuntó que parece que las conversaciones entre Londres y Bruselas han tomado «impulso» tras la conferencia de la primera ministra británica, Theresa May, el pasado viernes en Florencia (Italia)

Fuente de la noticia: https://informe21.com/actualidad/merkel-la-ue-atrasada-en-nuevas-tecnologias-necesita-un-mercado-digital-comun

Fuente de la imagen: https://informe21.com/sites/default/files/styles/node_default/public/images/13417787w.jpg?itok=Ovevsq

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Britain: Brexit caused by low levels of education, study finds

Britain/August 8, 2017/By: Jon Stone/Source: http://www.independent.co.uk

A slight increase in higher education could have kept Britain in the EU.

Britain would have likely voted to remain in the European Union were its population educated to a slightly higher level, a new study has found.

Researchers at the University of Leicester say that had just 3 per cent more of the population gone to university, the UK would probably not be leaving the EU.

The researchers looked at reasons why people voted Leave and found that whether someone had been to university or accessed other higher education was the “predominant factor” in how they voted.

The paper, published in the peer-reviewed journal World Development, applied a multivariate regression analysis and logit model to areas of the country to identify why people voted the way they did.

The level of higher education in an area was far more important than age, gender, the number of immigrants, or income in predicting the way an area voted, the researchers found.

Age and gender were both significant but not as important as education level, the researchers found. Income and number of immigrants in an area were not found to be a significant factor in how people voted.

The researchers also found that a lower rate of turnout – by just 7 per cent – would also likely have changed the result to Remain.

The last Labour government set a target of half of young people accessing higher education and there has been a large expansion in numbers in recent decades. Universities UK says it expected the number of people in employment with higher education qualifications to have risen from 28.7 per cent in 2002 to 51.3 per cent in 2022

Dr Aihua Zhang, from the University of Leicester’s Department of Mathematics, said: “The EU referendum raised significant debate and speculation of the intention of the electorate and its motivations in voting. Much of this debate was informed by simple data analysis examining individual factors, in isolation, and using opinion polling data.

“This, in the case of the EU referendum where multiple factors influence the decision simultaneously, failed to predict the eventual outcome. On June 23rd 2016, Britain’s vote to leave the EU came as a surprise to most observers, with a bigger voter turnout – 72.2 per cent – than that of any UK general election in the past decade.”

British voters voted by 52 per cent to 48 per cent to leave the EU in a referendum held in June 2016.

Source:

http://www.independent.co.uk/news/uk/politics/brexit-education-higher-university-study-university-leave-eu-remain-voters-educated-a7881441.html

 

 

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El desastre May: cinco claves para entenderlo

Por: Ignacio Perez

En veinticinco días, la primera ministra británica ha destrozado una ventaja de veinte puntos sobre el Partido Laborista y la ha dejado en solo cuatro. Un Reino Unido en estado de shock acude este jueves a las urnas y, dejando a un lado los atentados, los expertos siguen sin explicarse cómo Theresa May ha cometido tantos fallos.

A Theresa May no le queda nada con qué taparse. Sus errores, la campaña y los recientes ataques terroristas han arrasado con todo y la han dejado desnuda frente al votante británico. Se había creído ya la refundadora del Partido Conservador, un nasty party convertido en algo más amable, más justo, más social. Estaba segura de que el electorado británico quería escuchar lo mal que estaban las cuentas estatales y los sacrificios que quedaban por hacer, les gustase o no. Y pensaba incluso que, pese a sus titubeos, su voz quejumbrosa, sus lapsus y su nula expresividad corporal, sonaba hasta convincente. Pero no. La verdad y el pasado han emergido con fuerza y han arrasado ese armazón de lideresa maternal que su equipo de campaña ha intentado crear.

Pese a ello, es muy probable que Theresa May gane mañana. Estaríamos hablando, no obstante, de una de las victorias más amargas y denigrantes que se recuerdan. En menos de un mes, Theresa May ha destruido la ventaja de veinte puntos que el Partido Conservador tenía sobre el Partido Laborista y la ha dejado, según la última encuesta de YouGov, en tan solo cuatro. Dieciséis preciados puntos convertidos en polvo y barridos del mapa.

Los expertos no creen que esos cuatro puntos de diferencian tengan una traducción real en las urnas.“Las encuestas acaban dando peso al voto joven porque no saben cómo se va a comportar; no obstante, a la hora de la verdad, es el sector que menos acude a las urnas”, precisa David Cowling, experto en Opinión Pública del King’s College London. Los cuatro puntos de diferencia son improbables, pero los analistas sí que apuestan por una reducción de los veinte puntos iniciales a una horquilla que va de los catorce a los once. Además, intuyen que va a haber un repunte de la abstención y de los votos en blanco y nulos a modo de protesta por la decepción y desconfianza que les produce tanto Theresa May como Jeremy Corbyn.

El declive de Theresa May comenzó la soleada tarde de 18 de mayo en Halifax, una pequeña ciudad al norte del país asfixiada por el cierre masivo de fábricas textiles, y alcanzó su cénit este pasado sábado, en el puente de Londres, tras un atentado perpetrado por tres fundamentalistas islámicos conocidos por la policía británica. Durante esa soleada tarde de mayo, la premier británica presentó el programa electoral de su partido, un documento calificado por muchos analistas como un auténtico “suicidio político”. Noventa hojas plagadas de silencios, frases ambiguas y, sobre todo, letra pequeña. Los cinco días previos a la votación, el terrorismo islámico y la inmigración han centrado los debates y han surgido peligrosas dudas sobre la gestión que May hizo del Home Secretary, el Ministerio del Interior británico, cuando, de 2010 a 2016, fue su máximo responsable.

Una concatenación de fallos, ataques fortuitos y arrogancia que, juntos, conforman la estrategia perfecta para ganar unas elecciones de forma mediocre cuando, hace tan solo veinticinco días, las encuesta vaticinaban una mayoría jamás vista en la Cámara de los Comunes. Así es cómo lo ha conseguido:

1.Ha reducido en 21.500 el número de policías que patrullan las calles

Por cautela o por respeto, tras el atentado de Mánchester, los partidos de la oposición se contuvieron a la hora de relacionar los atentados en suelo británico con los recortes que May llevó a cabo en el Ministerio del Interior y en el Cuerpo de Policía. Esta vez no lo han hecho y han conseguido desviar la atención mediática hacia el pasado de May como home secretary.

Theresa May. Fuente: Press Asociation
Theresa May fotografiada en 2011, cuando llevaba un año en el cargo de ministra del Interior. Fuente: Press Asociation

Jeremy Corbyn, líder laborista, habla de un recorte del 18% en el Ministerio de Interior y de una reducción de 21.500 policías en seis años. Los oficiales de este cuerpo se dividen entre los que aseguran que, con más efectivos, pueden frustrarse más ataques y los que opinan que ataques como los de las pasadas semanas son imposibles de prever por muchos policías que tengas. Mientras, May calla y, cuando la ponen demasiado contra las cuerdas, se defiende argumentando que las partidas destinadas a servicios secretos y lucha antiterrorista nunca disminuyeron. Aun así, es consciente de los fallos que ha habido y de lo difícil que es explicar a los ciudadanos británicos que, aunque la policía tenía fichados a los terroristas y uno de ellos apareció en un programa de televisión sobre yihadismo, no se pudo hacer nada por evitar el atentado.

Por lo general, un atentado en vísperas de unas elecciones suele favorecer a las fuerzas conservadoras de un país. Algunos estudiosos hablan de hasta un 2% de aumento en la intención de voto. En España, tras el 11M y la actuación del Gobierno de José María Aznar, no fue así, y, en las pasadas elecciones francesas, tampoco se vio un incremento significativo en los porcentajes que obtuvo Marine Le Pen. Inglaterra va camino de ser una nueva excepción, un imprevisto que no favorecerá ni a la derecha ni a la izquierdaya que, entre amplias capas del electorado, no sienta bien que Jeremy Corbyn llamara “amigos” a Hezbolá y a Hamas, ni que, tras los atentados de Niza, se opusiera a una concesión del parlamento británico que permitía a los policías disparar de manera preventiva a sospechosos en el caso de que vieran signos de ataque terrorista.

2. Les ha dicho a los ancianos que se van a quedar sin casa a cambio de sus cuidados

Tiene gracia que, cerca del cuartel general de los conservadores en Halifax, el lugar escogido por Theresa May para presentar su programa electoral, haya un monumento a la Halifax Gibbet, la guillotina que hizo famosa a esta localidad en toda Inglaterra y que siguió decapitando cabezas hasta bien entrado el siglo XVII. Theresa May también salió decapitada de esta ciudad, bastión del laborismo más próximo a Corbyn, y, paradójicamente, su sentencia de muerte aparecía escrita en la página 65 de su manifiesto: A long-term plan for elderly care, un plan a largo plazo para el cuidado de nuestros mayores.

En la actualidad, todos los mayores con activos que no superen las 23.250 libras –de esta cifra se excluye el precio de la vivienda– tienen derecho a asistencia a domicilio gratuita. Esto, al Estado británico, le supone un coste anual de 16.400 millones de libras y se estima que, para 2040, el número de personas que pueden optar a esta ayuda va a cuadruplicarse.

El sistema está en crisis y Theresa May, lejos de aumentar las partidas públicas para este fin, quiere que más gente pague por este servicio. En el manifiesto lo intentaron presentar de forma enrevesada pero, al final, les descubrieron. May proponía que solo los que tuvieran activos por más de 100.000 libras pagasen por los cuidados –el resto, gratis–. El problema venía cuando, en la anotación al pie de página, leías que, en esas 100.000 libras, se incluye también el valor de la vivienda que poseas. Y esto, en un país en el que la media de una vivienda se sitúa en las 216.000 libras, supone que prácticamente todos los ancianos tendrían que pagar por sus cuidados –bien, anualmente; bien, una vez fallecidos, detrayéndolo de la herencia y de las viviendas que dejen a sus herederos–.

Theresa May. Fuente: Baylis Media
Theresa May celebrando la cena de Navidad de 2016 con ancianos sin familia. Fuente: Baylis Media

Nada más conocerse, la ventaja de los conservadores se desplomó siete puntos. Algo inaudito. Cuatro días después, Theresa May, claramente descompuesta, anunciaba en las mañanas de la BBC que daba marcha atrás y que la nueva propuesta de los tories era establecer un límite máximo a pagar por las personas mayores que no recibían cuidados gratuitos.

3. Les ha dicho a los niños de primaria que se van a quedar sin comidas gratuitas

Aunque Theresa May se empeñe en decir que no es Margaret Thatcher, lo cierto es que medidas como el cese de las comidas calientes durante los tres primeros años de primaria no hacen sino reforzar esa imagen de baronesa sin sentimientos empeñada en reducir al máximo los gastos estatales. En 1971, Margaret Thatcher, por aquel entonces ministra de Educación, consiguió que se dejase de dar el vaso de leche que, desde 1946, recibían diariamente los alumnos menores de dieciocho años en las escuelas e institutos. May quiere eliminar las comidas calientes pero, a cambio, quiere dar de desayunar un brick de leche y algo de bollería a todos los niños que cursen educación primaria.

Estrellas de la cocina como Jamie Oliver han advertido ya a Theresa May de que la desaparición de una comida en la que los estudiantes consumían cuatro piezas de fruta y verdura tendrá consecuencias dramáticas para la lucha contra la obesidad infantil en Reino Unido –se calcula que un tercio de los niños de once años en ese país tienen sobrepeso–. Pero el cambio, además, encierra otra lectura de contenido político: es la forma de May de desmarcarse del legado anterior de David Cameron. Las comidas calientes fueron una concesión que, en 2015, tuvo que hacer Cameron a los liberal-demócratas para gobernar en coalición con ellos. Theresa May quiere desmarcarse de ese gobierno del pacto y, de paso, ahorrarse1.000 millones de libras que supondría el cambio de las comidas calientes a los desayunos fríos.

4. Les ha dicho a los pensionistas que les vas a quitar las ayudas a la calefacción

Aquí hay que admitir que Theresa May lleva algo de razón: independientemente del nivel de tu renta, si vives oficialmente en Reino Unido y naciste antes del 5 de mayo de 1953, el Estado británico te paga 300 libras para costear los gastos de calefacción. Esto se traduce en que los pensionistas multimillonarios y los más humildes reciben la misma cantidad de dinero. May quiere acabar con este sistema y ha anunciado una profunda revisión de los requisitos para recibir la ayuda. Los más pobres la tienen garantizada, los más ricos la dan ya por perdida, y el amplio espectro de la clase media teme que el límite de renta sea bajo y se queden sin trescientas libras. Por esta razón, han apostado por la oposición frontal.

Nadie entiende cómo May se ha atrevido a abrir este debate en medio de unas elecciones. Unos lo achacan a su arrogancia y al convencimiento de que, haga lo que haga, va a ganar las elecciones. Otros la acusan de escuchar solo a su círculo más íntimo de consejeros, fervientes thatcheristas liderados por Nick Timothy, su jefe de personal. Y luego están los que piensan que, directamente, le faltan miras políticas.

Theresa May. Fuente: XL Semanal
La primera ministra con Nick Timothy, su jefe de personal, en primer plano. Fuente: XL Semanal

Algunos comentaristas se preguntan incluso si Theresa May sufre episodios de amnesia: en su corta estancia en el 10 de Downing Street, cada vez que ha propuesto algo en el ámbito energético, ha salido muy mal parada –más dentro que fuera de su partido–. Nada más llegar, propuso establecer un límite en lo que las familias pagaban por la electricidad y la calefacción de sus casas. Las facturas estaban creciendo a un 6,9% anual. A los pocos días de anunciar esta medida, se descubrió que el ala más conservadora del partido, firme defensora del libre mercado y del no intervencionismo estatal, estaba conspirando en contra de Theresa May. La primera ministra no podía permitirse una revuelta tory a ocho días de entrar en Downing Street y decidió dejar de hablar del tema. Resultado: pérdida de tres puntos en las encuestas y ascenso del laborismo en dos.

5. Ha rechazado todo debate y cara a cara con el líder de la oposición

A estas alturas, el electorado británico tiene claro que la oratoria no es precisamente el punto fuerte de Theresa May. Lo demuestra todos los miércoles, en la Cámara de los Comunes, cuando tiene que someterse a las afiladas preguntas de los diputados laboristas. David Cameron y Margaret Thatcher eran maestros en no contestar, en devolver los ataques y en dejar en ridículo al diputado de turno. Theresa May, no. Se la ve titubear, se la ve rebuscar en los papeles, se va por las ramas, se le ríen en su propia bancada, pasa las preguntas a sus ministros. No es buena cuando no tiene un papel delante y, precisamente, ese es el riesgo que ha intentado evitar a lo largo de la campaña.

Aparte, no es un candidato que los electores perciban como cercano, agradable. “El problema es que se piensa que es Margaret Thatcher: cree que la gente va a votar por ella aunque la odien, y no es así”, escribía Owen Jones, comentarista de The Guardian. Y el problema se acrecienta cuando, en la otra bancada, tienes a Jeremy Corbyn, un líder laborista que es bueno respondiendo; que, pese a las revueltas internas, transmite una imagen de serenidad y control; y que, debido a su pasado cercano al comunismo, parte del electorado lo percibe como cercano y dispuesto a luchar por ellos contra las grandes empresas.

Theresa May se ha intentado escabullir a toda costa y las excusas que ha dado han sido patéticas: cuando comenzó la campaña el 19 de mayo, rechazó una oferta de la BBC para sentarse en frente de Jeremy Corbyn y debatir. Diez días después, la premier británica conseguía que Channel 4 cambiara el formato de un programa y, en vez de estar en un mismo escenario con el líder laborista contestando preguntas del público y del moderador, el espacio se dividió en dos partes: una centrada en Theresa May y otra en Jeremy Corbyn. Obviamente, el moderador, Jeremy Paxman le espetó a Theresa May que, si no era capaz de enfrentarse a Corbyn en directo, no la veía capaz de llevar adelante las negociaciones con la Unión Europea.

Theresa May. Fuente: BBC Images
Imagen del debate del pasado jueves en la BBC; Amber Rudd habló en nombre del Partido Conservador. Fuente: BBC Images

Y, la última, el pasado jueves 1 de junio. Algo inaudito en las elecciones generales británicas: BBC One, horario de máxima audiencia. Un escenario, siete líderes representando a las siete las fuerzas políticas más importantes de Reino Unido y, casualmente, Theresa May no está allí. Su puesto lo ocupa Amber Rudd, ministra del Interior, perfecta, cortante, eficaz, desmontando el utópico programa económico del laborismo, dejando bien claro a los oyentes que, en las filas del partido de Corbyn, todavía no tienen claro si apoyan o no el Brexit. Mientras, Theresa May veía el debate en la sede del Partido Conservador en Londres.

Paradójicamente, es el Brexit lo que va a salvar a May de su pasado y de sus meteduras de pata. Los laboristas no saben qué posición tomar con respecto a la desconexión con Europa, los liberal-demócratas no quieren irse y piden un segundo referéndum, y, en el Ukip, todos sus antiguos líderes han huido. Esto deja al Partido de Theresa May como la única fuerza en Reino Unido que apuesta decididamente por el Brexity que, mínimamente, da la imagen de un partido competente para armar el entramado burocrático que va a necesitarse para luchar contra Bruselas. Como bien resumió Rachel Sylvester en The Times, “prepárate, Inglaterra, porque estas son las elecciones del miedo”.

Fuente: http://www.zgrados.com/desastre-may-cinco-claves-entenderlo/

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La universidad británica, tambaleada por el ‘brexit’

19 Marzo 2017/Fuente:cincodias /Autor: PABLO SEMPERE

La financiación y la movilidad de personas preocupan a los centros académicos británicos

El pasado miércoles, una carta hecha pública por los responsables de 35 colegios de la Universidad de Oxford instaba a los diputados británicos a proteger los derechos de los comunitarios que residen en Reino Unido una vez que se active el brexit. En la misiva, los directivos exigen a los congresistas de todos los partidos que respalden las enmiendas y les alertan de que la Universidad de Oxford, una de las más prestigiosas del mundo, “sufriría un enorme daño si sus docentes, investigadores, alumnos y personal académico comunitario perdiesen su derecho a trabajar y estudiar en el país”.

La publicación recordaba a su vez que los profesores de la institución consideran insuficientes las indicaciones dadas hasta ahora por el Gobierno de Theresa May, que apuntan, pero no confirman, que probablemente los derechos de estos ciudadanos europeos se mantengan. Precisamente, hace un mes, una noticia del diario inglés The Daily Telegraph aseguraba que la Universidad de Oxford abrirá a finales de 2018 su primer campus fuera de Reino Unido, en París, para hacer frente a la más que posible pérdida de financiación europea una vez se consume la salida de la Unión.

La citada institución, pese a que no ha confirmado la noticia, tampoco la ha desmentido, y ha reconocido al mismo diario que la alternativa no sería tan descabellada llegado ese supuesto. De una forma u otra, el sistema educativo británico, sobre todo sus universidades, está moviéndose. El objetivo es minimizar lo máximo posible el impacto de la salida de la UE.

La campaña contra el brexit encontró durante los meses previos al referéndum un importante aliado en la universidad. No es para menos: “El prestigio de los centros académicos británicos está íntimamente ligado a su internacionalización. Hoy, más de 125.000 estudiantes de las universidades de Reino Unido son de otros países de la UE y cerca de un 15% del profesorado es europeo. Además, la investigación ya no se hace por países, sino que es internacional”, resume la directora de educación del British Council, Carolina Jiménez. No es de extrañar, por lo tanto, que el sistema académico británico esté en vilo.

“Tenemos contacto diario con las mejores universidades del país y es el gran tema de conversación de los últimos meses. Más ahora, que está a punto de activarse el artículo 50, que comenzará a materializar la salida definitiva”, prosigue el orientador para el acceso a la universidad de los estudiantes de King’s College Madrid, Paul McNally. Para la economía de Reino Unido es fundamental poder recibir a los europeos y que los británicos puedan estudiar en otros países de la unión. Este es el principal miedo: “Uno de los requisitos del Gobierno es el fin de la libre circulación de personas, un choque catastrófico para todo el sistema”, añade Michael Harris, vicepresidente de la asociación de ciudadanos británicos asentados en España, EuroCitizens.

Sirva como ejemplo, ilustra Harris, que a día de hoy todos los estudiantes comunitarios tienen los mismos derechos en cuanto a tasas que los universitarios británicos, “y si no hay un acuerdo bilateral, esto podría acabar llevando a que los matriculados de la UE tengan que pagar las mismas cantidades que los extracomunitarios desembolsan hoy, lo que supone, de media, triplicar la cuota, pasando de los 10.000 a los 30.000 euros por año académico”. No es la única ventaja que los comunitarios tienen a día de hoy. También cuentan con más facilidades a la hora de acceder a posibles préstamos con los que hacer frente a sus estudios, entre otras razones “gracias al menor impacto burocrático que supone estar dentro de la UE”, recuerda Adrian Massam, presidente de la Asociación Nacional de Colegios Británicos en España (NABSS, por sus siglas en inglés), aunque, matiza, este punto no sería de los más críticos porque los bancos y empresas, posiblemente, seguirían manteniéndolos. “Es, en definitiva, negocio”.

El impacto también se haría notar en lo que respecta al personal docente y al alumnado allende Gran Bretaña. “En el caso de los colegios británicos de España, hay más de 50.000 estudiantes y más de la mitad son de aquí. El brexit casi seguro que no va a afectar a la homologación de titulaciones, pero quizá sí a la facilidad de acceso directo a la universidad”, continúa Massam. El riesgo no está en que las facultades no llenen el aforo, “sino en que se pierda calidad y talento”, insiste. La última encuesta Hobson, realizada a 44.000 estudiantes de la UE antes de la votación, confirmó el riesgo: más del 80% verían Reino Unido menos atractivo para estudiar. “Hoy hay 18 universidades británicas entre las 100 mejores del mundo; si estos asuntos no se solucionan, tememos que la cifra baje en pocos años”, reconoce Harris. El temor también llega al profesorado, “porque en el caso de que las negociaciones no lleguen a buen puerto, se contratará a los profesores no en base a su calidad, sino a lo que cueste mantenerlos”, recuerda Massam.

Por el momento, señala Carolina Jiménez, “los estudiantes que entren durante 2017 mantendrán las mismas condiciones hasta el fin de sus estudios”. “También se ha garantizado que los que están en los colegios británicos en el último curso de bachillerato, o sistemas equivalentes en otros países de la UE, puedan terminar sus estudios. Lo que queremos es que esto se extienda a los años venideros”, recalca McNally.

Sin embargo, no es la movilidad lo único que puede trastocar el sistema universitario británico. La investigación es otro de los puntos calientes. Según explica Vivienne Stern, directora de Universities UK (organización que representa a los directores de las universidades británicas), “nuestros centros recibieron en el último curso casi 850 millones de libras [unos 980 millones de euros] de la UE, destinados en su mayoría a becas o contratos de investigación, que fueron a parar a cerca de 20.000 trabajadores, predoctorados y doctorados”. La sospecha de muchos es que el Gobierno de Theresa May quiera llenar ese vacío: “Sabemos que van a seguir buscando colaboración internacional con otros organismos. Lo que parece claro es que ese gasto no podría asumirlo solo el país”, recuerda McNally.

La situación también trastocaría por completo los planes de muchos investigadores españoles. “Reino Unido también es un país receptor de investigadores nuestros que se han ido al país con becas de la UE”, explica el presidente de la comisión sectorial CRUE-Internacionalización y Cooperación y rector de la Universidad de Salamanca, Daniel Hernández Ruipérez. “En los últimos años se han generado relaciones bilaterales entre universidades británicas y españolas. La salida de la UE genera, realmente, muchas incertidumbres y una dinámica muy complicada que puede dificultar la colaboración”, insiste.

“Existen programas de ayudas comunitarias que Reino Unido perdería si abandona la Unión al uso”, explica el socio de Cuatrecasas, Fernando Mínguez. Lo que no se descarta, prosigue, es que del mismo modo que cualquier país tercero puede llegar a posibles acuerdos, Gran Bretaña haga lo propio. “El punto de partida realmente es diferente al de otros países terceros, por lo que el nuevo estatus también podría serlo”. El principal inconveniente que ve Mínguez es la duración del periodo de negociaciones: “Dos años de acuerdos, discusiones y reuniones pasan muy rápido para todos los temas que hay que tocar. No sé qué calado tendrá la educación en esto”.

“Tememos que asuntos como este, con aparentemente menos impacto directo en la economía que otros, pasen desapercibidos”, coincide Michael Harris. Porque todos los sectores están intentando asegurar que su ámbito sea prioritario en las negociaciones. “Desde la comunidad educativa presionamos, pero parece que otros sectores, como la industria o el turismo, van a tener más peso”, dice Massam. Algo más optimista se muestra Paul McNally, quien no cree que el Gobierno busque batalla con las universidades. “Las británicas son marcas muy fuertes. Nadie quiere problemas con Oxford o Cambridge”. Lo que está claro es que, por primera vez en la historia, los centros británicos están unidos, “y eso es difícil porque no suelen ponerse de acuerdo”.

Fuente de la noticia: http://cincodias.com/cincodias/2017/03/17/sentidos/1489771005_958116.html

Fuente de la imagen:

http://cd00.epimg.net/cincodias/imagenes/2017/03/17/sentidos/1489771005_958116_1489772322_noticia_normal.jpg

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Reino Unido: Brexit and Robots Mean Trouble for UK’s Future

Europa/Reino Unido/02 Enero 2017/Fuente y Autor: sputniknews

Resumen: La inminente secesión de la Unión Europea y el aumento de la robótica y la automatización hacen que el Reino Unido se enfrente a una década de bajo crecimiento, pérdida de empleos y la ampliación de la desigualdad de ingresos.

Impending secession from the European Union and the rise of robotics and automation mean the UK faces a decade of low growth, job losses and widening income inequality, a report has forecasted.

The Institute of Public Policy Research (IPPR) report offers an ominous prognosis of the UK’s near-term future, dubbing Brexit the «firing gun» on a decade of disruption. In years to come, an ever-accelerating wave of socioeconomic and technological change will reshape the country, in often «radical» ways, the think tank foresees. In the meantime, the report suggests that outside the EU, the average British household will be £1,700 (US$2,085) poorer annually.

Ominous prognoses riddle the report. As the UK population grows, the UK is set to age sharply, and become increasingly diverse; the 65+ age group will grow by 33% by 2030, to 15.4 million — while the working population will increase by just two percent.

Robert Bischof, an advisory board member of the Official Monetary and Financial Institutions Forum, told Sputnik the projections weren’t surprising.

Brexit, he says, does nothing to solve the decade long decline in industrial performance, the productivity gap, the dependence of GDP growth on debt fueled consumer spending and government deficits, a growing current account deficit and high youth unemployment because of poor education and skills training. In fact, it exacerbates these issues.
It’s not just the UK that faces serious challenges in future.

Climate change, biological degradation and resource depletion mean countries everywhere will increasingly run up against the limits of the physical capacity of the Earth’s natural reserves.
​By 2030, robots or smart machines will have on average an IQ higher than 99 percent of humans. These innovations will displace many forms of work, with 60% of retail jobs (2 million) destroyed by 2030.

He added that stagnation was the «new normal», and the UK is likely to remain trapped in a low-growth, low-interest-rate state for years to come, with weak investment, weak labor power, high levels of debt, and the headwinds of a slowing global economy.

«Without reform our political and social system will struggle to build a more democratic, healthy society in the decades ahead, even as Brexit accelerates us towards a radically different institutional landscape.

Fuente de la noticia: https://sputniknews.com/europe/201612301049145424-brexit-robots-uk-future/

Fuente de la imagen: https://cdn2.img.sputniknews.com/images/104914/58/1049145878.jpg

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Un nuevo mapa de la desigualdad en la Unión Europea (EU)

Unión europea/05 de Diciembre de 2016/ El Nuevo País

Variables como la tolerancia, la inclusión y el desarrollo personal marcan el nuevo paradigma.

Los datos ayudan a comprender el mundo, pero interpretarlos puede ser tan complicado como caminar descalzo por un campo de cactus. El PIB per capita dice que, por ejemplo, un gallego (con 20.619 euros) está al mismo nivel que un valenciano (21.468 euros). Sin embargo, en la comunidad del botafumeiro la fortuna de un solo vecino, Amancio Ortega (fundador de Inditex), supera el PIB generado por el resto —2,7 millones de personas—. Del otro lado, el patrimonio que la revista Forbes asigna a Juan Roig, presidente de Mercadona, serviría para pagar las pensiones de los 8,5 millones de jubilados españoles durante un mes. Saltando el charco, un estadounidense puede sentirse afortunado por formar parte del 10% de la población más rica del planeta. Pero si así fuera, el Gobierno de la nación más poderosa no habría acabado en manos de una persona como Donald Trump.

¿Cómo hemos llegado al punto de no comprender lo que está pasando?, se preguntan muchos analistas ante fenómenos como el norteamericano o el Brexit en Europa. Quizá no baste con las clásicas variables económicas (renta, riqueza) para calibrar el descontento social, la frustración por la falta de empleo o la creciente intolerancia contra los inmigrantes. “Medir la desigualdad no es desde luego fácil, y aparte de las dificultades técnicas del propio cálculo están los temas relacionados con la calidad de la información en la que esos cálculos se basan”, reflexiona el profesor Francisco J. Beltrán Tapia, historiador económico de Magdalene College, de la Universidad de Cambridge.

Un nuevo mapa de la desigualdad en la UE
LUIS TINOCO

Recientemente la Comisión Europea, junto con el Instituto Vasco de Competitividad (Orkestra), ha aplicado el índice de progreso social ideado por la ONG norteamericana Social Progress Imperative a 272 regiones europeas. Este indicador, apadrinado por el economista Michael Porter, valora en cada territorio cientos de variables gracias a las bases de datospublicadas por la oficina estadística (Eurostat) y a centenares de encuestas. El resultado es elocuente: las regiones con un mayor PIB per capita no son las que mejor lo hacen en términos de progreso social. España, y por extensión los países del arco mediterráneo, cubre de manera muy eficaz las necesidades básicas de sus ciudadanos, pero no facilita oportunidades igualitarias en la medida en que sí lo hacen otros países con el mismo nivel de riqueza.

El índice aporta datos sobre tres dimensiones: atención a necesidades humanas básicas —ahí la mayoría de las regiones europeas muestran buenos resultados—; fundamentos de bienestar, como acceso a conocimientos básicos, información o cuidados médicos esenciales y, en tercer lugar (y no menos importante), las oportunidades que ofrece cada territorio en la medida que permite a sus habitantes desarrollarse personal y profesionalmente, proteger sus derechos personales, su libertad para elegir o sus decisiones.

María Luisa Blázquez de la Hera, del Centro Internacional de Competitividad del IESE y colaboradora del proyecto, subraya que, si bien hay una correlación muy estrecha entre la medición de las necesidades básicas y el PIB per capita (cuanto más PIB, mejor cubiertas están), en el terreno de las oportunidades hay mucha más dispersión. “La riqueza no necesariamente se emplea en mejorar los derechos personales, la tolerancia, o en facilitar el acceso a la enseñanza superior”, señala. Con este análisis, resalta, han comenzado a bucear en un territorio inexplorado. “Este tipo de conceptos [por ejemplo, analizar la obesidad en una región o la tolerancia hacia los homosexuales] no se suelen incorporar y desde el ICC creímos que era una buena idea hacerlo, porque, recordemos, lo que no se mide, no existe”. El baremo utilizado en el estudio suma variables básicas —como acceso a la sanidad, alcantarillado, mortalidad infantil o calefacción en el hogar— junto a otras menos previsibles, como muertes por accidentes de tráfico, seguridad por la noche, confianza en el sistema político, penetración de la corrupción, acceso de la banda ancha en el hogar o contaminación del aire.

ÍNDICE DE GINI Y OCDE.

España sale mal parada en casi todos los estudios sobre la desigualdad. Uno de los últimos, de la OCDE, muestra cómo entre 2010 y 2014 los empleados españoles con los sueldos más bajos sufrieron el mayor recorte salarial de entre los 34 países que forman la organización, solo por detrás de Portugal. El índice de Gini, además, coloca al país en una de las peores posiciones de Europa.

Si el mundo fuera un país, obtendría 62 puntos en la escala marcada por el estudio (en un rango del 1 al 100). China, con niveles de progreso medios, e India, con registros bajos, influyen fuertemente en los resultados al combinar una población de 2.000 millones de personas. Rusia, Arabia Saudí y Venezuela, con ingresos relativamente altos, presentan bajos niveles de progreso social y, en Europa, las regiones nórdicas (Dinamarca, Finlandia, Islandia, Suecia y Noruega) confirman que su modelo funciona pese a sus históricos talones de Aquiles, como las elevadas tasas de suicidios.

Con 85 puntos, España figura en el puesto número 17 entre los Estados con un mejor resultado en el índice de 133 países analizados. La clasificación la encabezan Finlandia, Canadá

—con su modelo multicultural— y Dinamarca; y la cierran la República Centroafricana, Afganistán y Chad. Pese a la buena posición global de España, acercando la lupa a las autonomías el estudio constata que a la hora de ofrecer mejores oportunidades a sus ciudadanos para progresar, ninguna de las 17 obtiene una mejor nota respecto a otras regiones del globo con niveles de riqueza similares. Un total de 11 presentan registros más bajos que la media. “Tenemos que conseguir, por ejemplo, mayores oportunidades de acceso a la enseñanza superior. Aunque tenemos muchas y buenas universidades, no es suficiente”, cree Blázquez.

Las oportunidades de los jóvenes españoles respecto a otros europeos son, de partida, inferiores. “España es un país que ofrece un sólido acceso a conocimientos básicos, aunque en alfabetización de sus adultos está en desventaja. Es un país con un buen sistema de salud y bienestar, pero con desventajas relativas en temas de tolerancia, por ejemplo, tolerancia religiosa”, apunta Blázquez. Susana Franco, investigadora de Orkestra, destaca que el país acarrea un gran déficit en educación por culpa de que gran parte de su fuerza laboral abandonó en su día la secundaria. “Otro de los indicadores que peores resultados ofrece tiene que ver con la poca confianza en las instituciones, en el sistema legal y político”, que enlaza con la sensación de hartazgo por los casos de corrupción.

Para conocer la realidad social de manera más precisa otros economistas ofrecen sus propias recetas. “No podemos basarnos en un solo indicador porque, por definición, son limitados, miden unas cosas y olvidan otras. Además, el crecimiento por sí solo no nos asegura el progreso social”, cree Raúl Flores, analista e investigador social de Cáritas. Habla de hasta cuatro referencias(índices Gini y 80/20, tasa Arope e informes de la OCDE) para aproximarse a la fotografía real, esa que puede explicar por qué una ola de extremismo hace que la ultraderecha esté tomando posiciones en países clave de Europa.

El poder es mío

Luis Molina, miembro de Economistas frente a la Crisis, recuerda en sus estudios publicados que, según el reparto del patrimonio, “el 1% de la población española posee el 27,2% de la riqueza conjunta”. Su diagnóstico sobre el futuro es muy sombrío. “Lo que está salvando la situación en España (como en Grecia, que registra una distribución de patrimonio muy parecida) es el hecho de que amplias capas de la población vienen compartiendo su modesto patrimonio familiar para paliar las consecuencias de las políticas de austeridad. Una solución de emergencia, porque comerse el patrimonio por carecer de rentas es pan para hoy y hambre para mañana”. Los recortes de derechos sociales y los desahucios corroboran, según él, el proceso de vaciamiento patrimonial de los que menos tienen. Y la reforma laboral vendría a dar la puntilla a un marco de relaciones laborales que permite “trabajar y seguir siendo pobre”, como lo demuestra el hecho de que casi seis millones de trabajadores ingresen el salario mínimo (o menos), sin “ensombrecer” las estadísticas.

En este punto se detiene la reflexión de otro economista, Luis Ayala, coordinador de dos informes sobre desigualdad (Los Libros de la Catarata, Fundación Alternativas, 2015). Ayala cree que los salarios bajos derivados del sistema productivo (centrado en la construcción y los servicios) hacen que estemos “peor que hace 15 o 20 años”. Es lo que Raúl Flores llama “la pérdida del espacio de seguridad”. Porque para muchas familias tener un trabajo ha dejado de ser una forma de satisfacer sus necesidades.

Pero ¿y si el problema no está en la desigualdad? El profesor de sociología de la Universidad Complutense Julio Carabaña desafía el aparentemente sólido consenso sobre el aumento de las diferencias sociales que trasladan economistas de Europa y EE UU, desde Thomas Piketty a Joseph Stiglitz o los investigadores de The Luxembourg Income Study (LIS), un centro apoyado por personas como Paul Krugman, Nobel de Economía. “La desigualdad social en el mundo está disminuyendo, lo dicen los datos. En España ha aumentado durante la crisis el equivalente a lo que disminuyó durante la época de bonanza”, cree Carabaña. “En la Europa de los 15 no ha aumentado en absoluto desde el año 1995, en el último ciclo económico, aunque sí lo ha hecho en EE UU”. ¿Por qué, según él, se exagera? “Porque hay un desplazamiento perverso de la atención, porque parece que el problema es que haya mucha gente rica, y no que haya pobres. Pero el aumento de las rentas en la parte alta de la tabla no es el problema”.

Alternativas

El índice del Social Progress Imperative y otros análisis económicos arrojan otra conclusión: hay margen para que los Gobiernos cambien las cosas porque es la política la que favorece o ataja esos desequilibrios. Francisco Beltrán pone como ejemplo las trayectorias de EE UU y Reino Unido, donde el porcentaje de riqueza en manos del 1% de la sociedad no ha dejado de crecer desde los años setenta (alcanza el 18% y 14%, respectivamente), frente al camino opuesto recorrido por países como Alemania o Dinamarca (que están por debajo del 10%). “Mientras la Europa continental ha logrado mantener relativamente controlada la desi­gualdad medida, los ricos en EE UU y Reino Unido han incrementado de forma sustancial la parte del pastel económico que acaba en sus manos”.

Bajo la globalización capitalista, piensa Luis Molina, es difícil actuar: “Cualquier síntoma de irracionalidad colectiva se produce porque el sistema responde a una razón económica minoritaria, y por cierto irracional: la acumulación patrimonialista sin límite en un entorno de desigualdad extrema y creciente”. Para enfrentarlo propone que la mayoría social recupere la capacidad de hacer que el poder político represente sus intereses. “Se pueden mejorar las desigualdades de renta, destinar transferencias donde más se necesitan, potenciar los servicios públicos, organizar mejor la carga de la fiscalidad, subir el salario mínimo, acabar con las puertas giratorias …”. Otros economistas recetan más mecanismos de redistribución para corregir los fuertes déficits. “Tanto desde el punto de vista de impuestos como de prestaciones sociales. Gastamos menos que otros países con un PIB per capita más bajo”, recuerda Ayala.

“Tenemos que generar elementos propositivos, ir hacia adelante”, enfatiza Raúl Flores. “No podemos dejar que el ascensor social, ese que en los años de bonanza subía, no pare en las plantas más bajas”.

RADIOGRAFÍA DE LA FALTA DE OPORTUNIDADES

Yugoiztochen, la peor de la UE. Al sudeste de Bulgaria se encuentra Yugoiztochen, una región con poco más de un millón de habitantes, apenas 5.237 millones de PIB y una renta de 9.000 euros. Según el Social Progress Index, es la que menos oportunidades ofrece a los ciudadanos de toda la UE. Le sigue Severozapaden, en el mismo país, zona donde apenas hay universidades y que tiene la peor tasa de esperanza de vida.

La zona con más oportunidades. Rodeada por vastos paisajes, Övre Norrland, la región más septentrional de Suecia (forma parte de Sápmi, Laponia) encabeza el ránking regional de las zonas que ofrecen más oportunidades del continente. Más del 20% de su población tiene estudios superiores (las mujeres, en proporción, están mucho mejor formadas que los hombres). Es una gran exportadora de madera y minerales.

Madrid, la mejor situada de España. En el puesto número 92 entre 273 regiones del continente se sitúa Madrid dentro de la clasificación del índice que mide el progreso en Europa. A su favor, ofrece un buen acceso a servicios básicos y aceptables niveles de tolerancia. En su contra, la baja confianza de sus ciudadanos en el sistema político así como una alta percepción de la corrupción.

Londres, ¿una gran capital? Con un PIB per capita de 80.400 euros, el más alto de la UE, Londres ofrece, comparativamente con otras ciudades de su nivel, muy malos resultados en sanidad (mortalidad infantil y muertes antes de los 65 años altas), calidad del agua, sanidad básica y seguridad personal. También falla en aspectos como su alto número de jóvenes que ni estudian ni trabajan.

El débil corazón europeo. Bruselas es otro de esos ejemplos sorprendentes: ocupa el tercer puesto en la generación de riqueza pero queda relegada al 81 (de 272 regiones) en relación a lo que ofrece a sus ciudadanos. Un bajo nivel educativo, el alto coste de la vivienda (que comparte con Londres), una alta tasa de muertes por enfermedades cardíacas o una alta tasa de homicidios lastran su puntuación.

Poca potencia italiana. Cinco de las 10 regiones que menos oportunidades de desarrollo ofrecen a sus ciudadanos (en relación a su PIB) están en Italia. Se trata de Véneto, Liguria, Piamonte, el Valle de Aosta y Lombardía. Además, las regiones del sur del país registran las peores puntuaciones globales, entre otras cosas por la baja calidad de los servicios públicos y la escasa confianza en las instituciones.

Los grupos de la cabeza y la cola. Junto a la capital de España, las regiones más avanzadas del país son el País Vasco, Navarra, Cantabria y Castilla y León. El informe sitúa en la cola, por este orden, a Melilla, Ceuta, Andalucía, Baleares y Castilla La Mancha. Los autores del estudio destacan el gran desequilibrio que existe entre las autonomías españolas, mayor que el que se detecta en países de tamaños similares.

Educación. Baleares presenta la tasa de inscripción en educación secundaria más baja del país, seguida de Melilla, Ceuta y Canarias. En cambio, Ceuta, Extremadura y Andalucía son las tres regiones donde el abandono temprano de la escuela es mayor. Extremadura, Baleares y Castilla La Mancha tienen las peores puntuaciones en acceso a la educación superior. En el lado opuesto están País Vasco, Madrid y Navarra.

Sanidad. España sale muy bien parada en los parámetros que miden la salud y el bienestar, así como en el acceso a cuidados sanitarios básicos y nutrición. Y eso pese a que el presupuesto para sostener hospitales y centros de salud ha caído un 14% durante la crisis (más de 10.000 millones). Sin embargo, los indicadores de opinión de los ciudadanos y las listas de espera anticipan que esa situación puede terminar por revertirse.

Corrupción.La corrupción es un grave problema en un buen número de regiones de Italia, Bulgaria, Rumanía o Grecia. España se encuentra en posiciones intermedias en la tabla. La clasificación tiene en el lado opuesto la limpieza de los países nórdicos. En España a principios de este año había un millar de políticos con causas judiciales pendientes. Un 95% de ciudadanos están convencidos de que el sistema favorece la impunidad.

La pobreza de los salarios. Según un estudio de UGT, un total de 5,9 millones de personas, es decir, el 35% de los asalariados, cobra menos del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), fijado en 655,20 euros para 2016. A eso se añade, según datos del INE, que en la última década los trabajadores con ingresos bajos, (en especial los trabajadores a tiempo parcial), han perdido un 11,4% de salario.

Jóvenes con la vida difícil. Solo el 20% de la población joven (entre 16 y 29 años) ha conseguido emanciparse de sus padres, según los datos del Consejo de Juventud español. El 92,5% de las contrataciones realizadas a personas menores de 30 años son de carácter temporal y la tasa de paro en ese colectivo se eleva al 34,4%. Un panorama desolador que marcará el futuro económico del país.

Fuente: http://economia.elpais.com/economia/2016/12/02/actualidad/1480701723_042348.html

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