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Intelectuales indígenas del siglo XVI

Por: Federico Navarrete

Es casi un lugar común afirmar que cada nación, o al menos cada ideología nacionalista, necesita sus creadores intelectuales: los escritores, historiadores y filósofos que definen la identidad nacional y le inventan un pasado. Aunque la palestra de los progenitores del nacionalismo mexicano está ya sobrepoblada, rara vez se incluye en ella a unos personajes clave, a los que la nación mexicana debe su identificación con el pasado indígena, un sentimiento que nos ha dado símbolos nacionales, espectaculares museos e incontables atractivos turísticos. Estos son los intelectuales nahuas del siglo XVI y XVII, verdaderos cosmopolitas capaces de escribir en náhuatl, español o latín, y que conocían a fondo la cultura indígena, la española y la clásica. Como descendientes de los gobernantes prehispánicos de México, Tetzcoco, Chalco y Cuauhtitlan, buscaron conservar sus privilegios bajo el régimen colonial español por medio de la cooperación con los nuevos dominadores. Fueron educados esmeradamente por los grandes maestros de las órdenes religiosas, que querían convertirlos en un clero indígena encargado directamente de la cristianización de sus congéneres. En escuelas como el convento de Santiago Tlatelolco se les enseñó teología y los principales elementos de la tradición intelectual clásica, a la vez que se aprovechó su conocimiento de las tradiciones indígenas para colaborar en la realización de las grandes obras de los frailes sobre las culturas nativas, como la de Bernardino de Sahagún.
Estos intelectuales sirvieron, pues, de intérpretes de los complejos conceptos religiosos y culturales de sus dos culturas, tanto para predicar el catolicismo entre los indios como para explicar a los frailes las sutilezas de la religión y cosmovisión indígenas. Por ello su posición política y cultural era inevitablemente ambigua. Por un lado, como fieles colaboradores del orden colonial gozaban de importantes privilegios y poderes y, seguramente, eran cristianos sinceros. Por el otro, como orgullosos miembros de la élite indígena defendían el poder de su grupo y, seguramente, compartían muchas de las creencias, prácticas y conocimientos de sus antepasados. Para mantener esta equívoca posición tenían que mantener contentos tanto a sus intolerantes patrones españoles como a sus exigentes y resentidos aliados indígenas.
Fue desde esta contradictoria situación que los intelectuales indígenas coloniales realizaron su gran empresa cultural y política: transcribir y traducir la historia indígena a libros escritos en alfabeto latino y a términos que resultaran comprensibles y aceptables a los españoles y pudieran así servir para consolidar la posición privilegiada de su grupo. Esta labor no sólo implicó transcribir a una nueva forma de escritura los antiguos códices pictográficos y tradiciones orales, supuso también la explicación de los complejos conceptos políticos indígenas, la conversión de sus plurales cronologías a la occidental, así como la cristianización, aunque fuera aparente, de los elementos religiosos y mágicos de las historias. Sin embargo, a la vez, los historiadores nahuas tenían que mantenerse fieles a los contenidos y los valores esenciales de la historia prehispánica para que ésta siguiera siendo fuente de identificación y orgullo para ellos y sus compatriotas.
Sus obras históricas son producto, pues, de un doble diálogo entre la cultura española y la indígena, y se dirigen a un doble público. A través de ellas podemos conocer la historia de los pueblos prehispánicos y mucho de sus valores políticos y culturales, pero no sólo eso. En su afán de hacer atractiva, a ojos cristianos y propios, la vida y la cultura de sus antepasados, los historiadores indígenas produjeron mitos y símbolos perdurables: la narración de la historia de la peregrinación mexica como una gesta heroica equiparable al éxodo del pueblo judío; el ensalzamiento de la fiereza militar de los aztecas y de su trágico fin; la concepción de la gran Tenochtitlan como centro cósmico y político de la tierra; la figura de los reyes sabios y poetas como Nezahualcóyotl, y la idea de que aborrecían secretamente los sacrificios humanos y habían ya atisbado el monoteísmo.
Estos mitos debían servir para definir y defender la identidad de las élites indígenas, pero la paradoja más amarga de esta paradójica empresa fue que este grupo perdió su importancia en la sociedad novohispana muy poco tiempo después, de manera que los descendientes de estos brillantes intelectuales no pudieron aprovechar su labor.
Los que se apropiaron de los poderosos símbolos identitarios que construyeron fueron los criollos que fundaron con ellos una nación que habría de llamarse con un nombre indígena y concebirse como heredera exclusiva de su pasado prehispánico a la vez que marginaba y agredía a los pueblos indígenas que vivían en su territorio. –

Fuente: http://www.letraslibres.com/mexico/intelectuales-indigenas-del-siglo-xvi

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Costa Rica: Universitarios quieren recuperar el Paseo de los Estudiantes en San José

Costa Rica/Mayo de 2017/Autora: Sharon Cascante Lizano/Fuente: La Prensa Libre

Este viernes, las federaciones estudiantiles de las cinco universidades públicas lanzarán la Confederación Estudiantil Universitaria de Costa Rica (Confecr), evento que se realizará en el Paseo de los Estudiantes, como símbolo del movimiento estudiantil “en pie de lucha”.

Se trata de un movimiento conformado por las federaciones estudiantiles de la Universidad Nacional (UNA), Universidad de Costa Rica (UCR), Tecnológico de Costa Rica (TEC), Universidad Estatal a Distancia (UNED) y Universidad Técnica Nacional (UTN).

“La actividad será en este espacio, en conmemoración de la manifestación protagonizada por estudiantes de secundaria, en lucha contra la dictadura de los hermanos Tinoco, en 1919, en Calle 9, la cual más tarde -en 1934- fue bautizada como Paseo de los Estudiantes”, indicaron.

Con el lanzamiento de la Confecr, buscan revitalizar el movimiento estudiantil, así como la importancia de este para luchar por los derechos del sector.

Ellos buscan recuperar el Paseo de los Estudiantes como “un espacio comunal dedicado al estudiantado costarricense de secundaria y de universidad, por su compromiso en pie de lucha por transformar el país en uno más justo y defenderlo de todo aquello que signifique una amenaza”, según dijo Daniela Alpízar, presidenta de la Federación de Estudiantes de la UNA.

Actualmente, el Paseo de los Estudiantes es parte del Barrio Chino.

Este viernes, a eso de las 11:00 a.m., los presidentes de las cinco federaciones firmarán la conformación de la Confederación bajo la consigna ¡Viva la Unidad del Movimiento Estudiantil!

A la actividad invitan a la población, así como a las autoridades de cada universidad, como
consejales universitarios, Gabinete de Rectoría, Rectoría, decanaturas, asociaciones estudiantiles, órganos federados estudiantiles y estudiantes en general.

Además, a representantes de partidos políticos, juventudes de estos, Ministerio de Educación, Cultura y Juventud, Presidencial, Municipalidad de San José, diputaciones, alcaldías, regidurías, sindicatos, movimientos sociales y comités cantonales de las personas jóvenes (CCPJ).

También, tienen programada una exposición fotográfica de la marcha del Día de la Persona Trabajadora, así como de las Jornadas Estudiantiles de las Universidades Públicas.

Fuente: https://www.laprensalibre.cr/Noticias/detalle/112166/universitarios-quieren-recuperar-el-paseo-de-los-estudiantes-en-san-jose

 

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No es posible recuperar la memoria histórica a través de la Ley de la Memoria Histórica

Por: Vincec Navarro

Las campañas de recuperación de la memoria histórica han centrado sus actividades en el reconocimiento de las víctimas de la enorme represión que caracterizó a aquel régimen dictatorial, uno de los más represivos de los que hayan existido en Europa en el siglo XX. Nunca debe dejar de enfatizarse que, según estudiosos de los regímenes fascistas y nazis en Europa, como el recientemente fallecido profesor Malefakis, de la Universidad de Columbia de Nueva York, por cada asesinato político que cometió el régimen fascista liderado por Mussolini, el liderado por el General Franco cometió 10.000. Consciente de que tenía a la mayoría de las clases populares en contra, el régimen dictatorial español utilizó el terror para mantenerse en el poder, estableciendo un miedo generalizado sobre el cual, y a través del control de todas las instituciones generadoras de valores (desde los medios de información hasta el sistema educativo) se estableció una cultura profundamente antidemocrática que incluso persiste hoy en España, y que explica que el Estado español haya condenado a una persona a un año de cárcel por haber insultado la memoria del Almirante Carrero Blanco, segundo en la jerarquía en el Estado dictatorial, después del propio dictador.

¿Cómo puede ser que esa cultura heredada del régimen dictatorial todavía exista? 

La respuesta a esta pregunta se encuentra en gran parte en la manera como se realizó la transición de la dictadura a la democracia, proceso que no significó una ruptura con el Estado que rigió España durante casi cuarenta años, sino una apertura para incorporar elementos de democracia. Las fuerzas conservadoras que controlaban el Estado dictatorial y los medios de información dominaron el proceso de transición, dominio que explica la baja calidad de la democracia española, el escaso desarrollo de su Estado del Bienestar y la persistencia de la cultura franquista. Tal dominio es lo que también explica la resistencia a la recuperación de la memoria histórica, incluyendo la demanda de rehabilitación y homenaje a las víctimas del régimen terrorista anterior. Tal resistencia se basa, por una parte, en la clara oposición de las fuerzas conservadoras que controlaban el aparato del Estado dictatorial y de sus herederos (que continúan ejerciendo una enorme influencia sobre el Estado actual), así como, por otra parte, en el limitadísimo compromiso con tal recuperación de la memoria histórica por parte de los líderes del PSOE, cuya integración en el nuevo Estado, a través del bipartidismo, se basó en una serie de renuncias y adaptaciones a ese nuevo Estado y a la cultura que transmitió. Y dicha oposición y/o limitadísimo compromiso en recuperar la memoria histórica (en su labor de rehabilitar y homenajear a las víctimas del franquismo) es el resultado de la toma de conciencia de que la demanda de reconocimiento de tales víctimas abre la posibilidad de que se genere otra demanda, parecida, pero distinta, de que se redefina la historia de España, corrigiendo la tergiversada historia que se continúa presentando en las instituciones reproductoras de valores del país, a fin de poder establecer una cultura opuesta a la actual, que sea continuadora de la cultura republicana que la franquista sustituyó. Este es el gran temor de las fuerzas bipartidistas de recuperar la memoria histórica.

El constante argumento que utilizaron las derechas en España en contra de aprobar una ley de memoria histórica fue que “abriría heridas” que se asume (erróneamente) que están cerradas. Pero tal argumento oculta el hecho de que la oposición a la recuperación de la memoria histórica tiene poco que ver con el estado de las heridas, y mucho que ver, por el contrario, con el deseo de evitar que se conozca la historia real de los distintos pueblos y naciones de España. Con ello se evita también que se cuestione la cultura franquista que persiste, impidiendo que reaparezca la cultura republicana. Ahí está el meollo de la cuestión.

La labor de ocultación de los medios de información y persuasión en España. El caso de El País 

Durante muchísimos años, los medios de información han promovido y continúan promoviendo las instituciones monárquico-borbónicas, tergiversando tanto su pasado como su presente, ocultando realidades que pudieran dañarlas. Las grandes limitaciones de la libertad de prensa (un indicador más del enorme poder de las fuerzas conservadoras) aparecieron con toda claridad en esta protección de la Monarquía por parte de los medios, confundiendo persuasión y promoción con información. Un caso claro es el de El País. Este rotativo fue fundado por dirigentes del régimen anterior, y en su nacimiento intervinieron personajes como Fraga Iribarne, tal como reconoció recientemente el presidente del Grupo Prisa (al que pertenece este rotativo), Juan Luis Cebrián. En realidad, Cebrián proviene de una familia fascista, siendo su padre uno de los directores del diario Arriba, del partido fascista La Falange. Siguiendo los pasos de su padre, fue periodista y trabajó en periódicos del aparato fascista, como Pueblo (que era el diario propiedad de los sindicatos verticales). Más tarde fue uno de los directores de RTVE (concretamente, jefe del servicio de informativos) durante el último periodo de la dictadura, el máximo instrumento mediático el régimen.

Colaboró con otros elementos del Estado dictatorial para favorecer una apertura, presionando para que hubiera un cambio significativo en el Estado que facilitara el establecimiento del juego democrático, labor meritoria pero también limitada, pues estaba claro desde el principio que los límites de la apertura estaban fijados, permitiendo el debate dentro de unos parámetros sumamente limitados. Una consecuencia de ello fue que El País fue siempre hostil a fuerzas y personalidades de izquierda que pudieran cuestionar el Estado monárquico actual y que pudieran significar una amenaza para la continuación de las relaciones de poder dentro de tal Estado, resultado del maridaje entre el poder económico y financiero, por un lado, y el poder político y mediático por el otro. Ello explica su clara oposición a figuras como Alfonso Guerra y más tarde Josep Borrell en el PSOE, a Gerardo Iglesias y Julio Anguita en el PCE, y ahora a Pablo Iglesias en Podemos.

Las declaraciones de Juan Luis Cebrián, presidente del grupo Prisa, sobre la memoria histórica 

Tal oposición de El País a las izquierdas se extiende a la Ley de la Recuperación de la Memoria Histórica. En una entrevista reciente en El Mundo (20.02.17), Cebrián expresa su oposición a la Ley de la Memoria Histórica, pues “genera conflictos y problemas”. Considera que el Estado no debería inmiscuirse en esta labor. Tras reconocer que “la mayoría de impulsores del periódico (El País) fueron personas vinculadas con el franquismo” añade, sin embargo, que él, en realidad, nunca fue franquista (sí, léalo y lo verá, dicho por el mismo individuo que dirigió los mayores medios de propaganda y persuasión de tal régimen). También cuestiona en esa entrevista que el régimen que él llama franquista fuera terrorista, criticando al Presidente Zapatero por haber éste indicado que su abuelo, asesinado por los golpistas, fue víctima del terrorismo, señalando Cebrián que ello no es cierto, pues no fue una víctima del régimen, sino una víctima de la guerra entre dos bandos, asumiendo (erróneamente) que los Estados de los dos bandos intentaron dominar a la población mediante el ejercicio del terror. Predeciblemente, niega también la plurinacionalidad de España, y considera que la ley está por encima de todo y de todos, ley que ha sido acordada en unas coordenadas de poder heredadas de la inmodélica Transición, muy desigual y poco equilibrada. Cebrián está en contra de la redefinición de España que reconozca su plurinacionalidad, y se muestra dispuesto a enviar a la Guardia Civil a Catalunya para poner orden, asegurándose de que la ley se respeta, exigiendo que los representantes parlamentarios que actúan para realizar un referéndum vayan a la cárcel, tal como el yerno del Rey Juan Carlos I debería hacer, poniendo un tema profundamente político (la relación de Catalunya con España) al mismo nivel que si fuera un caso de fraude y corrupción fiscal. No deja de ser paradójico que este personaje, que con su silencio a través de su diario cubrió en su día la enorme corrupción de Jordi Pujol, a fin de protegerlo, ahora exija la prisión para aquellos que piden la secesión. La doble moralidad de este personaje y el oportunismo mostrado a lo largo de su vida son un buen reflejo de la reproducción de la cultura y el comportamiento franquistas que continúa dándose en grandes secciones de tal rotativo. Ni que decir tiene que El País tiene profesionales de gran valor cuya credibilidad e integridad, sin embargo, debe cuestionarse por su silencio ensordecedor frente a los comportamientos sectarios, abusivos y claramente antidemocráticos de tal rotativo que se han ido acentuando en los últimos años en contra de las voces que exigen un cambio profundo para establecer una España más democrática, más justa, más plurinacional y con muchísima más pluralidad en sus medios. Tal silencio debe también denunciarse.

Quisiera añadir una nota personal. Procedo de una familia represaliada por el fascismo, por el mismo régimen al que sirvieron el padre y el hijo Cebrián. No podemos estar más lejos en cuanto a biografía y vida profesional. Que tal individuo presente mi deseo de desenmascarar tanta mentira y tanto cinismo como “un intento de abrir las heridas” es una muestra más, como mínimo, de la incomprensión que los hijos e hijas de los vencedores del golpe fascista militar muestran hacia el enorme mal que han hecho y continúan haciendo a España. Ahora bien, es probable que en lugar de incomprensión sea un caso más del cinismo y caradura (no hay otra manera de definirlo) que ha caracterizado a los oportunistas que han estado gobernando España durante tanto tiempo en defensa de sus intereses, reproduciendo la cultura franquista que está asfixiando al país.

Fuente: http://blogs.publico.es/dominiopublico/19703/no-es-posible-recuperar-la-memoria-historica-a-traves-de-la-ley-de-la-memoria-historica/

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Entrevista a Don Ercilio Veloz Burgos: “Me siento ser un civilista”

Entrevista a Don Ercilio Veloz Burgos: “Me siento ser un civilista”

Por: Mercedes Castillo

Don Ercilio Veloz Burgos, gloria de la locución y del periodismo dominicano, quien celebró recientemente 47 años en la producción y conducción ininterrumpida de su histórico y famoso programa televisivo EL PUEBLO CUESTIONA, y con 57 años en la radio nacional, siendo uno de los pioneros de programas de entrevistas en televisión; participante en varios actos cívicos del país, entre ellos, el levantamiento popular de LA CALLE ESPAILLAT en  1961 ocurrido en la Zona Colonial, considerado como el primer acto cívico, después del ajusticiamiento del tirano Rafael Leónidas Trujillo, realizado por jóvenes dominicanos con conciencia democrática con el propósito de destrujillizar el país, en el cual jugó un papel importante; así como en LA GUERRA DE ABRIL DE 1965, quien fue una de las voces autorizadas de la revolución se, queja amargamente que hayan retirado la asignatura moral y cívica  de la escuela, y  considera que más temprano que tarde, apunta, tendrán que  volver a ella, pues el país lo requiere más nunca.

Mercedes Castillo: Muchas gracias Don Ercilio Veloz Burgos por aceptar nuestra solicitud de entrevista para la revista digital civismomagazine.com que lanzamos al ciberespacio, realmente, es un honor y privilegio tenerlo como primer entrevistado. ¿Don Ercilio, cómo define usted el Civismo?

Ercilio Veloz Burgos: El honor es nuestro, a la vez de felicitarle por  ser responsable de un medio tan importante y necesario en la sociedad. El civismo es una de las cualidades más importantes de un país, y, concomitantemente el ciudadano que haga uso de él, es una persona civilista en la que la honradez, la sencillez y la humildad le caracterizan.

Me siento ser un civilista, partiendo de que yo respeto a todo el mundo, y  respetar a los demás es hacer civismo”

M.C: ¿Con cuáles hechos históricos podemos relacionar y/o ubicar el Civismo?

E.V.B.: Vivir es saber convivir con los demás, un poder para convivir con los demás ciudadanos. Dos hechos fundamentales en donde se le garantizaron los derechos humanos a los ciudadanos que le habían sido conculcados son la Revolución Francesa y la Guerra de Independencia de Los Estados Unidos. Nuestra historia está llena de actos cívicos, pues civismo fue la forma de actuar del padre Fray Antón de Montesinos, quien actúo cívicamente defendiendo los derechos humanos de nuestros indígenas con su famoso SERMÓN DE ADVIENTO. Los dominicanos/as tenemos que volver a leer a Salomé Ureña de Henríquez y a Patín Maceo, dominicanos ejemplos.

M.C: ¿Puede usted señalar algunos actos cívicos en la sociedad dominicana?


E.V.B.: Actos puramente civilistas  los vemos en la fundación de la Sociedad Secreta la Trinitaria el 16 de  julio de 1838, cuando el joven capitaleño Juan Pablo Duarte la formó, y tenía la misión de lograr la Independencia Nacional y creación de una República independiente, concretada el 27 de febrero del 1844 con el trabucazo de Matías Ramón Mella en la Puerta de La Misericordia. No se puede escribir la historia sin tomar en cuenta el Acto de Rebeldía del 2 de mayo de 1861 con Gregorio Luperón a la cabeza, contra la Anexión a España; La llegada de los Expedicionarios de Constanza, Maimón y Hestero Hondo quienes  sembraron la semilla de la libertad; El mismo 30 de mayo, fue un acto patriótico; el Golpe de Estado contra El Profesor Juan Bosch; “Para mí fue un acto de civismo, de lealtad consigo mismo, con la patria, que Manolo Tavárez Justo se fuera a la escarpada montaña de Quisqueya, constituyendo una enseñanza para los militares; La Guerra de Abril de 1965, convertida en una  guerra patria, fue un acto cívico. Asimismo, fue un acto cívico llevado a cabo por José Núñez de Cáceres, llamado la Independencia Efímera. “Yo me quejo mucho de que en la historia no se  habla  de la participación de El Negro Lemba, todos actuaron cívicamente.

Es un acto cívico cuando la prensa actúa como el sol, con sus luces y sus sombras”.


M.C.: A su juicio, Don Ercilio, ¿Cuáles  ciudadanos extranjeros y dominicanos califican para ser personalidades cívicas?.

E.V.B: Podemos calificar de  personajes cívicos dominicanos  con mucha seguridad al intelectual Roberto Cassa. Es una institución de la credibilidad pública. También,  Rafael Molina Morillo, tiene su nombre escrito, Doña Mery Marranzini, Melba Segura de Grullón, por su entrega a la causa noble del Sur, la socióloga Magaly Pineda (fallecida), por su lucha en defensa de los derechos de la mujer, la guerrillera Carmen Josefina Lora (Piky Lora), la primera mujer  embajadora Minerva Bernardino ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), luchó por los derechos políticos y civiles de la mujer, logrando instituir en la Carta Universal de los Derechos Humanos, los derechos de la mujer. El doctor Antonio Cruz Jiminián es un filántropo,  le sirve a los más necesitados, entre otros buenos dominicanos que en estos momentos asumen una postura cívica. Igualmente, a nivel internacional destacamos las figuras de Mahatma Gandhi, Nelson Mandela, Martin Luther King, La Madre Teresa de Calcuta, entre otros.

M.C: ¿Cuál es su visión sobre la urbanidad en  los espacios públicos de nuestro país?

E.V.B.: Entiendo que ha faltado mucha autoridad y educación para aplicar las leyes. Es el país de mayor desorden. “Nuestras avenidas están repletas de tarantines… eso no se veía en el régimen de Trujillo. “Aspiro a que se instaure el imperio de la ley”. Es importante la aplicación de la dictadura de la ley en el tránsito. No estoy de acuerdo en permitirle a la gente tirar basura en las calles como vasos, botellas, platos, cucharas, fundas plásticas, entre otros.

M.C.: ¿Que opinión tiene sobre la Marcha Verde?

E.V.B.: Felicito  a los organizadores de la Marcha Cívica por la organización y a las autoridades por el papel que jugaron.

Fuente: http://civismomagazine.com/ercilio-veloz-burgos/2998

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Juventud y compromiso 1814-2017

Por: Luis B. Saavedra M.

I

Antes, años 70, 80 y 90 del pasado siglo XX, los días de asueto debido a efemérides patrias pasaban desapercibidos. Sólo si uno se aplicaba con mucha buena voluntad a «escarbar» en el pasado y vislumbrar ciertas claves de la historia actual, los disfrutaba enormemente. Principalmente por los especiales radiales y reportajes escritos que, con dramatizaciones y reconstrucciones periodísticas, incluían entrevistas a especialistas. Así, ofrecían alternativas didácticas cautivantes. Al menos para quienes ya en la primera juventud teníamos ciertas inquietudes intelectuales e interés por comprender la «dinámica de los hombres en el tiempo» que, al decir de Pierre Vilar en su obra «Iniciación al análisis del vocabularios histórico», es la historia-conocimiento con sus interpretaciones de los acontecimientos con diversas perspectivas.

Claro, en aquel entonces uno disfrutaba las fechas patrias si no tenía compromisos inmediatos varios y tan dispares como: hacer los deberes escolares, trabajar en alguna menudencia hogareña. Por ejemplo jopiar los chivos, cargar agua, cortar leña o jugar en cualquier parte del pueblo una «caimanera de beisbol». A parte, pues, de los tradicionales y soporíficos desfiles militares siempre tan «planos» generalmente transmitidos en cadena nacional de radio y televisión, donde hablaba el Jefe de Estado recurriendo a una pomposa e insufrible oratoria. Mal leyendo largas parrafadas que otros le escribían seguramente, cual niños de escuela poco adelantados. Sin embargo, teníamos la alternativa de los dramáticos radiales o los especiales impresos confiables. O así nos lo parecía entonces.

El programa «Los Venezolanos Primero» del conocido locutor costumbrista larense don Gerardo Brito (El Tocuyo, 1948-Barquisimeto, 2014), por Radio Lara 870; llamado «El Compadre» por la gran cantidad de ahijados que tenía por todo el país, en particular del Llano, promotor como era de sus aires musicales, tradiciones y leyendas, así como defensor acérrimo de la integridad territorial de la nación, de hecho popularizó un eslogan por demás simpático: «¡De Venezuela ni un centímetro para nadie!»; el Prof. Isaac del Moral, locutor, periodista, compositor, músico y costumbrista larense, por su parte puso al aire su programa: «Barquisimeto de ayer», donde los memorialistas tenían su espacio digno; el primero en la tarde los días de semana y el segundo los domingos en la mañana, ambos hacían la delicia de sus oyentes. En particular de los más jóvenes.

No sé de dónde sacaban esas dramatizaciones de la Batalla de Carabobo o de La Victoria pero eran muy vívidas y «actualizaban» de manera entretenida eventos del pasado, cosa que ahora no se oye ni lee. Todo ha cambiado. A menos que hagamos un ejercicio de comparación con el programa «Una tierra llamada Venezuela», presentada por el locutor, periodista y guionista César Miguel Rondón, por Unión Radio 870 am. Este desde una perspectiva historiográfica que el Dr. Germán Carrera Damas ha dado en llamar «La república civil», opuesta al militarismo, que según sostienen él y sus seguidores constituye el apoyo del actual régimen político, que el Dr. Manuel Caballero llamara también promotor de la religión de la patria (en «La abolición de la historia»).

II

A ciertos autoproclamados ínclitos historiadores a falta de obras orgánicas y de largo aliento aunque con varias escolaridades de doctorados encima pero dizque sin tesis (pero ya es bastante, ¿no?), gustan dar entrevistas llamativas en primera página con llamados a páginas internas. Eso no sería nada si no es porque suelen ver «fascismo» y dictaduras por todas partes o lo asemejan con el «Socialismo del siglo XX», doctrina esta última atisbada por el comandante Chávez como vía para superar las asimetrías del capitalismo salvaje.

Pero nuestros ínclitos historiadores futuristas llegan a afirmar como tesis sucinta de sus hallazgos después de profundos análisis de los procesos y tendencias que se mueven en el presente, que Venezuela es presa del fascismo. Propalan abiertamente y sin cortapisas esas sandeces por los medios de comunicación, hablan más que loros, guacamayas y pericos agarrados por la cola de lo maravilloso de su aserto científico; reivindican así la democracia adeco-copeyana burguesa.

Por todas partes proclaman la superioridad o preponderancia de lo civil por sobre «el estamento militar» pero jamás ponderan la importancia de unión cívico-militar, de donde se tiene que sus entrevistas a modo de «juicios de expertos» deja mucho que desear. Porque si la historia-ciencia no es un tribunal ¿cómo es que sus palabras están teñidas de juicios de valor y anacronismos burdos, juzgando actitudes y eventos del pasado con criterios del presente? ¿Cómo es que con la escolaridad de dos o tres doctorados no adviertan semejante pifia epistemológica y no sepan distinguir lo que es ciencia de aquello que no lo sea?

Ah, que ahora la juventud tiene más peligros de extraviarse entre los meandros de la violencia, que además tiene otras vías tecnológicas para acceder a la información, la educación y el entretenimiento, principalmente las redes sociales. Bien. Pero volvamos a nuestro punto inicial, aunque los tradicionales periódicos tienen ahora versiones impresas y digitales, al parecer pocos jóvenes se acercan a tales discursos con visión crítica; incluso algunos intentan repetir ese viejo expediente de los reportajes o las entrevistas a «expertos» en historia y ciencias sociales; pero uno, que ya es de «edad crecida» el regusto al leer tales infundios ya no es el mismo. Tal vez porque ya nosotros tampoco lo somos. Por otra parte y como primera refutación a una de las tesis ofrecidas en cierta entrevista que luego citaremos, creemos que hoy la educación escolar en el mundo de hoy exija ser más solidario y no más preparado para lanzarse a la competencia descarnada en el marco del darwinismo social neoliberal.

¿La capacidad crítica no nos deja tener paz con la miseria? ¿Hay otras habilidades y destrezas que capacitan para identificar por ejemplo, que tras cierta retórica historiográfica supuestamente neutra se esconden posiciones ideológicas que despotrican contra la gesta militar de José Félix Ribas y sus huestes? Ya no hay realistas y patriotas -según esas lenguas de trapo- como antes enseñaban los libros de texto. Sino venezolanos de entonces en cruenta guerra civil. Validando así las tesis de Laureano Vallenilla Lanz en su obra «Integración y disgregación» y «El gendarme necesario», acerca de que la Guerra de Independencia en Venezuela no fue sino una guerra civil. «Un ejército de mestizos» que actuaban bajo las premisas de la cultura europea o española. Tales son sus «hallazgos».

III

Por otra parte, se tiene que para esos «laureados historiadores» su disciplina no es ya el estudio del pasado fundamentado o apoyado en la «observación documental» y una hermenéutica ajustada a los hechos históricamente dados, sino el futuro. Cual imitadores a la distancia de los juegos de escenarios desarrollados por especialistas como Alvin Toffler, Antonio Francés o John Magdaleno. Como si de eso que llaman algunos Estudios de Prospectiva, se tratara la cosa. ¿Qué tal semejante confusión del espíritu? Confundir la leche con la magnesia, decían en mi pueblo es peligroso.

De lo anterior dice Platón en «La República o El Estado» que: «son dos principios distintos». Pero acontece que los aludidos «académicos» en sus frecuentes comparecencias a los medios de comunicación expresan simplemente, siguiendo nuevamente a Platón «la cólera infantil de la razón y tal parece que ya de tan adultos no llegarán nunca al uso de la razón autónoma». Siempre parecen andar subordinados a intereses crematísticos de grupos de presión de los que son voceros con sus «discursividades apofánticas». Esto es, que discurren sobre «sus» verdades u opiniones a tenor de intereses concretos, que no suelen ser los de nación libre e independiente sino como exigiendo ser «Estados libres asociados» mostacilla verde mediante.

IV

En breve y como segunda refutación, la educación escolar en cualquiera de sus niveles y modalidades no debe ya enseñar nuestra historia épica ni menos usar la palabra Patria, Historia patria, como se leía en un libro de J.M. Siso Martínez, y exaltar «Qué linda es Venezuela» Luís Eduardo Eggi en una época cuando «éramos felices y no lo sabíamos», sino introyectar en la mente y el corazón infantil la cultura global. Cual dizque es el mundo en el que le ha tocado en suerte actuar a los retoños y nuevas juventudes.

A propósito de cumplirse días atrás 203 años de la Batalla de la Victoria y que desde al menos 1947 Venezuela celebra el Día de la Juventud en Venezuela fue que nuevamente hizo su respectiva comparecencia en la prensa escrita algún historiador en su batida contra «la épica de la independencia» que los «gobiernos de izquierda quieren revivir», acotando como siguiendo a pie juntillas el consejo de Barak Obama, que lo importante no es el pasado sino el futuro. Cosa rara para un historiador pero citemos una retahíla de una fuente hemerográfica con fines sustentar lo antes dicho, ya que:

«La fechas patrias no son para hacerles ritos, sino para mirarse en el futuro y hoy el reto nos invita a innovar, a convertirnos en un individuo localizado con conciencia global. El otro desafío que tiene la juventud venezolana es que no puede seguir dejando en manos de mesías, militares o civiles el destino de la nación. El liderazgo de hoy reclama una juventud capacitada y competente para que derrote al liderazgo carismático y populista. Hoy los nuevos héroes tienen que ser civiles y de vocación democrática. Los «líderes» no pueden seguir siendo de los cuarteles, sino de la sociedad civil organizada porque a mayor organización, mayor desarrollo. A mayor formación mayor organización y ambas garantizan el desarrollo humano económico y social del país» (La juventud está llamada a hacer su propia historia, www.elimpuso.com 12 de febrero de 2017).

Volvamos a citar al experto: «… es preciso entender que esos héroes de nuestra historia, de nuestras batallas, jugaron su papel en su momento y tienen su puesto en la historia, pero ahora le corresponde a la juventud construir el futuro, con base en los problemas del presente» (ídem). Pero al contextualizar la cosa, señala que el 12 de febrero de 1814 cuando la juventud universitaria enfrentó durante todo el día a las huestes de José Tomás Boves, Realista que superaba en número de soldados a los patriotas y vencieron por su arrollo asombroso:

«Se trata de una de las efemérides del calendario de la historia de la patria que nació a propósito de una coyuntura importante. Ese día se conmemora desde el 10 de febrero de 1947 por decisión de la entonces Asamblea Constituyente» (La juventud está llamada a hacer historia, www.elimpulso.com>Inicio>Noticias> 12 de febrero de 2017)).

Aquí viene el «trabajo» de descrédito flagrante de la revolución bolivariana con sus tesis de la superioridad de lo civil por sobre lo militar, porque así se observa como esa labor de «denuncia» acerca de que el comandante Chávez -sin citarlo con nombre propio como un mesías militar y populista que impuso su liderazgo- se hace evidente, véase:

«(…) Fue un hecho sangriento (la Batalla de la Victoria de 1814), miles de venezolanos murieron, mal llamados realistas y patriotas porque todos eran venezolanos, con la fuerte impronta de la cultura y política española, que mezclados con indígenas y africanos, constituían un ejército mestizo» (ídem).

«¿Qué significa en la actualidad?» (la Batalla de la Victoria) atina a preguntar la periodista y comenta de acuerdo al juicio del experto que respondió:

«… no se trata de seguir mirando en el pasado, de traer una gesta heroica al presente por tanto que los gobiernos de izquierda se han encargado de hacer cualquier cosa con el ayer. Hay que ver esa proeza en su contexto. Más del 60% de la población del país tiene entre 15 y 30 años de edad. Hoy, no se trata de armar a los jóvenes para sacarlos a pelear contra un mismo pueblo, hoy se trata de entender los retos y los desafíos que tiene esta generación», (ob cit).

A saber, «… comprender el sentido que tiene el futuro, comprender el significado del momento actual para avanzar pese a los obstáculos y las limitaciones que ahora existen en Venezuela, un país que se ha alejado de los valores democráticos, de los valores de la cultura cívica, un país que se reduce a la saga en medio de la dinámica de un mundo global», (ob cit).

Al experto de El Impulso olvidó citar aunque fuera de pasada la conocida definición que en Pierre Menard autor del Quijote hace Jorge Luís Borges, a saber, que «… la verdad, cuya madre es la historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo del pasado, ejemplo y aviso de los presente, advertencia de los porvenir», también olvidó a Manuel Caballero quien burla burlando acotara que si la historia enseña algo es que no enseña nada, como no sea la recreación intelectual y el retorno de las emociones más genuinas por la terruca frente a lo cual cada cual tomará lo que más agrade y si posible prevalido de una hermenéutica razonablemente digna, sino estaríamos en un ejercicio similar a aquella ya vieja película de Steven Spielberg «Recuerdos del futuro».

Menos mal que pudimos observar que existe una amplia juventud comprometida con los mejores interese de la patria y que este 12 de febrero salió a expresar sus emociones abiertamente, sin parar mientes en la épica del desencanto que promueven algunos desde ciertos espacios académicos, universitarios o corporaciones tradicionales, espacios estos últimos a los suponemos aspiran entrar personas como el experto de El Impulso y a cuyos lectores es a quien dirigiera principalmente su puntillosa disertación, luego nos preguntamos: ¿los historiadores estudian el pasado o el presente? Es por una duda que tengo.

Fuente: https://www.aporrea.org/actualidad/a243990.html

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Guatemala: Promueven estudio acerca del Holocausto

Guatemala/Marzo de 2017/Autor: Oscar García/Fuente: Prensa Libre

El objetivo de la iniciativa lanzada por la Comunidad Judía de Guatemala y el Ministerio de Educación, busca brindar un recurso a los docentes y acercar a los estudiantes al análisis de la temática de este acontecimiento histórico.

La coordinadora educativa de Habla Hispana y Portuguesa de le Escuela Internacional para el estudio del Holocausto, Haya Feldman, agradeció a los impulsores del proyecto por adquirir el compromiso de contribuir para tener un mundo mejor y una juventud que sepa tolerar y respetar.

Yehudi Sabbagh, presidente de la Comunidad Judía de Guatemala, indicó que una nación se nutre de los valores que aportan los grupos étnicos, sociales y religiosos que la conforman.

Añadió que, durante la historia de Guatemala, muchos grupos han aportado valores que han formado guatemaltecos de bien.

Fortalecer valores

Recordó que el Holocausto terminó con la vida de seis millones de judíos a causa de la represión de los nazis. “Estudiar el Holocausto permite que los jóvenes vean las trágicas consecuencias que pueden tener corrientes y movimientos. También permite fortalecer los valores de tolerancia y respeto», manifestó.

De acuerdo con el Ministerio de Educación, la plataforma es un proyecto pedagógico que se ha trabajado desde el 2015, y consiste en estudios sobre el Holocausto, que brindan investigaciones, lecciones, artículos y testimonios, en el ámbito histórico y educativo.

Se informó que maestros se capacitan para poner en marcha esta temática que está incluida en el Currículo Nacional Base, por ser el Holocausto un hecho trascendental que tuvo implicaciones sociales, económicas y étnicas.

Presenta realidad

Oscar Hugo López, ministro de Educación, dijo que la plataforma presenta la realidad que sufrió el pueblo judío con el Holocausto, que es una historia que debe servir a los guatemaltecos para que no se repita.

Añadió que lo sucedido nos puede servir a los guatemaltecos para aceptar la diversidad cultural, étnica y lingüística. Agregó que en la sociedad guatemalteca aún existe racismo y discriminación.

Para conocer más de este proyecto, puede ingresar a www.mineduc.gob.gt luego a la opción docentes que le desplegará un menú que en el que aparecer la opción Yo estudio Shoá (Holocausto).

Fuente: http://www.prensalibre.com/guatemala/comunitario/promueven-estudio-acerca-del-holocausto

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La ignorancia y la igualdad en Rancière

Por: Gastón Gutierrez

Todo libro y toda historia tienen su efecto, y este libro de Rancière, y la historia del maestro ignorante, lo tiene incluso en las escalas más inesperadas. Situación: aula pequeña, escuela bonaerense, decenas de jóvenes distraídos, maestro absorto e impotente, y una chica aplicada pide “¡dicte profe dicte!”. Y el efecto apareció de repente: “no vamos a dictar porque no hay nada que dictar”. La historia de Joseph Jacotot apareció (aunque sea para salir del paso), y cuando hubo finalizado el relato sobre el maestro ignorante la atención juvenil, expresada en sus ojos, había cambiado por completo. Se llevaron algo más que el concepto de una clase (en este caso una mala definición manualística de “cultura”, que por cierto no copiaron), se llevaron la certeza subjetiva de que sabían de qué se estaba  hablando, que podían conocer más partiendo de lo que ya conocen, y especialmente que todas las inteligencias son iguales.

La igualdad de las inteligencias

La anécdota es modesta, pero multiplicada por miles de anécdotas similares, que deben repetirse en muchas geografías en los últimos tiempos, uno se puede dar una idea del efecto que una nueva edición de El maestro ignorante. Cinco lecciones para la emancipación intelectual de Jacques Rancière, puede tener1. Ciertamente no llegará a renovar la pedagogía habitual en un sistema educativo en crisis, ni fomentará un auge plebeyo del autodidactismo, pero por lo menos transmitirán la premisa sencilla de que todas las inteligencias son iguales (imprescindible en una coyuntura en que neurobiólogos macristas contabilizan cómo el “capital mental” se distribuye entre las clases2).

Publicado por primera vez en 1987, El maestro ignorante repone la experiencia pedagógica de Jacotot y su método de emancipación intelectual. Es la historia de un hombre del siglo XVIII, que atraviesa la Revolución francesa a los 19 años y participa como artillero en el ejército republicano. Desarrolla una carrera de instructor militar y llega a director de la Escuela Politécnica y diputado nacional. La Restauración Borbónica lo obliga al exilio en Bélgica y allí pasa por una experiencia de enseñanza que lo trastoca profundamente. Enseña con una versión bilingüe del Telémaco de Fenelón el francés a jóvenes belgas, sin conocer una palabra de holandés. Incapacitado de transmitir saber alguno, su método fue transmitir la voluntad de aprender. Dejarlos solos con el texto, ya que el saber estaba ahí para que ellos lo tomaran por sí mismos. La sorpresa es que al poco tiempo los alumnos podían replicar frases coherentes, comprendían el francés y componían estructuras argumentativas. Por azar Jacotot encontró que la inteligencia de los alumnos replicaba la inteligencia del niño al aprender la lengua materna (escucha, retiene, imita; compara, corrige, repite). Su teoría, como todas, parte de una práctica generalizada. Sacando conclusiones de esta experiencia Jacotot plantea su tesis: hay que partir de la premisa de que todas las inteligencias son iguales.

El impacto de esta idea en su tiempo generó un movimiento igualitarista y pedagógico revolucionario, pleno de equívocos y apropiaciones diversas, que a fin de cuentas hablaba de un método humanista nacido del impulso igualitario de la Revolución francesa (específicamente del contexto de su “urgencia” revolucionaria, donde Jacotot vio excelentes matemáticos militares y otras proezas científicas motorizadas por la voluntad revolucionaria del pueblo). El maestro ignorante es un voluntarista, “anarquizante” según Rancière, que se aleja de la “instrucción popular” que supone la dirección progresista de la burguesía, y se interesa en primer lugar por los pobres porque combate la desigualdad. El discurso contra la desigualdad de los hombres se basa en la igualdad de las inteligencias como una premisa o un axioma, por lo que no es demostrable científicamente, ni quiere serlo. Es un presupuesto que se prueba un poco como el budín inglés de Engels: en la práctica de comerlo3. Y aunque una axiomática no es una teoría del conocimiento, Jacotot se pregunta cómo se conoce en una práctica emancipada, criticando para ello el trasfondo filosófico del mito pedagógico y el atontamiento que produce. Contra Sócrates, Jacotot señala que éste no es la figura del emancipador sino “la del embrutecedor por excelencia, que organiza una puesta en escena en la cual el alumno debe ser confrontado a las lagunas y aporías de su propio discurso”. Embrutece porque pone en primer plano “el sentimiento de la propia incapacidad”4. Si en vez de partir del “sólo sé que no sé nada” se responde que se conoce una cosa (todos conocemos alguna cosa) y luego se vincula a ella todo lo demás, se “espolea” la voluntad de conocer, se pone en marcha el procedimiento de la comparación y diferenciación y se sale del “círculo del atontamiento”. Más aún se puede enseñar lo que no se sabe, precisamente porque no se enseña lo que se sabe. Para Jacotot la “opresión no es la sujeción de una voluntad a otra” que deba dejar paso a “una relación de inteligencia a inteligencia”. Al contrario, en ésta última es dónde “se demuestra mejor la desigualdad de las inteligencias, la necesidad de que una inteligencia sea guiada por otra inteligencia”. Mientras el maestro ignorante “no establece ninguna relación de inteligencia a inteligencia”5 es solo una “voluntad que ordena al ignorante que haga su camino. Es decir, echa a andar las capacidades que el alumno ya posee”6.

Rancière no llegó a Jacotot buscando una buena nueva filosófica, sino hurgando en los archivos de la historia de la clase obrera de la primera mitad del siglo XIX. Allí encontró un espacio y un tiempo de autonomía de los obreros, por las noches, donde se ponían en juego filosofías, poesías, artes, y en donde se le apareció la figura del maestro ignorante en la formación de “Louis Vinçard, instruido por su madre en el arte de la lectura, lo que no tendría nada de extraordinario si esta mujer, casi iletrada, no hubiera enseñado lo que ella misma no sabía”7. Sin saberlo, esa madre había aplicado el método de la emancipación intelectual. A fin de cuentas ¿de qué es ignorante el maestro ignorante? De la desigualdad. Contra el “orden explicador” que lo instaura, inevitablemente, Rancière propone invertir la lógica del maestro, abandonar toda proposición de que el que no sabe es una “tabula rasa” que debe dejar sus prenociones de lado (Durkheim-Bourdieu) o desprenderse de la ideología para llegar a la ciencia (Althusser). En este punto Rancière se emparenta con el Marx de las “Tesis sobre Feuerbach” que señalan que el educador debe ser educado8. Postula que el mito pedagógico divide el mundo en dos y supone el encuentro de dos inteligencias escondiendo el encuentro entre dos voluntades, una de las cuales se sabe impotente. Al contrario se puede ensenar lo que se ignora, sólo hay que dar el principio de esta instrucción: “hay que aprender alguna cosa y relacionar con ella todo el resto según este principio: todas las inteligencias son iguales”9.

Contra los maestros del atontamiento

Reponiendo el método de la emancipación intelectual Rancière construye un libro de historia y filosofía alternando posiciones jacotistas (repuestas interesantemente en su contexto) y consideraciones propias para pensar las implicancias de la emancipación intelectual, la filosofía de la emancipación y su relación con el marxismo. Las investigaciones sobre la vida obrera aparecen como campo de interés para Rancière luego de Mayo del ‘68, y de manera contrapuesta al marxismo estalinizado del PCF (donde tiene una breve militancia juvenil) y particularmente contra el marxismo de Althusser, con el que había colaborado en la obra colectiva Para leer El Capital. En 1969, ya alejado de Althusser y Balibar, va a realizar una crítica a la rígida teoría de la ideología althusseriana como una que no dejaba espacio para la libertad del sujeto. Le contrapone a este marxismo una reivindicación de la emancipación intelectual por parte del obrero como un momento imprescindible de la emancipación social (aunque se distinga de él). La ruptura con el althusserianismo se completa en La lección de Althusser, donde éste es denunciado como el filósofo del “orden” tanto universitario como del PCF. Un maestro burocrático alejado de la revuelta obrera y estudiantil y galvanizado contra los planteos más innovadores de Mayo. Motorizado por una activa militancia en el “segundo aliento” del movimiento del ’68, Rancière se integra al maoísmo de Izquierda Proletaria (Gauche Prolétarienne) y activa en la universidad de Vincennes, en las fábricas (donde reside su verdadero interés por los sucesos de Mayo) y colabora, junto a su esposa, en el movimiento del GIP (Grupo de Información de las Prisiones que tenía a Foucault como impulsor). De manera especular al estalinismo, Izquierda Proletaria postulaba una tesis populista que depositaba en el obrero el lugar de la “verdad”. Lo que por supuesto no impidió la espectacular metamorfosis derechista del maoísmo francés, y la disolución del grupo. A mitad de los ‘70 Rancière atraviesa esta “crisis de la izquierda” estableciendo una distancia tanto de la izquierda reformista (refortalecida con la conformación de la Unión de Gauche de estalinistas y socialistas), como con los nuevos filósofos que abren el camino a la reacción ideológica (el punto que lo distancia de Foucault). Pero también mantiene distancia de la continuidad de las organizaciones marxistas revolucionarias trotskistas y se concentra en sus estudios y en la revista Les revoltes logiques10. Su investigación había comenzado originalmente con el objetivo de dar cuenta del encuentro y desacuerdo del marxismo y la clase obrera francesa desde inicios del siglo XIX hasta la constitución del PCF. Ahora ese objetivo había mutado y conservando algunos tópicos va a tener su modulación más nítida en el periodo de la llamada “crisis del marxismo”11.

La aparición de El maestro ignorante coincide con la llegada de los socialistas al poder en los ‘80 en Francia y se escribe en parte para tomar distancia del “sociologismo progresista” (Bourdieu) que ponía el acento en las formas de llegada del saber para las poblaciones desfavorecidas, y en general contra la idea de que es el saber el que otorga el medio para la igualdad. Se anudan allí el rechazo del althusserianismo que oponía ciencia/ideología, con las teorías sociológicas de la dominación, y en general con todo el marxismo en el que se había formado al que ve como uno que “pinta la ley de la dominación como una fuerza que se apodera de todo lo que pretende impugnarla”12. La conclusión es que hay que salir del funcionamiento social que está siempre basado en las desigualdades y que dejan a los individuos impotentes de su propia emancipación. La cuestión es cómo.

El método de la igualdad y el marxismo

El camino de la emancipación intelectual a la emancipación social no es una vía regia. Al contrario, la emancipación intelectual es un proceso individual, es una lógica que “sólo trata, en definitiva, de las relaciones individuales”13 y que para Rancière en principio no puede definir una política colectiva. Una lógica que no carece obviamente de implicancias en “lo social”, pero que deja en un lugar de suspenso el sentido que ésta pueda tener: “El emancipado puede tener sueños de emancipación social, o simplemente querer un mejor lugar en la sociedad. La emancipación intelectual tiene un lado suspensivo con relación a los usos sociales”14.

Sin embargo, Rancière oscila entre establecer vínculos y analogías limitadas entre ambas emancipaciones o adoptar una extensión más o menos directa del principio de la igualdad. En la emancipación intelectual se adopta la presuposición de la igualdad y se la verifica, “mientras que en la política se verifica la igualdad que el otro nos está negando”15. El “método de la igualdad” deriva así del método Jacotot y establece un uso general posible en el que la emancipación social se compone de actos individuales que se contraponen a los límites establecidos por aquellos que sólo ven el “círculo continuo de la dominación”. Éstos no pueden ver cómo:

Las lógicas individuales, en el sentido de lógicas de los individuos, normalmente reproducen al infinito las lógicas sociales dominantes. Entonces, es necesario que alguna cosa, un evento, un dispositivo, un individuo, se ponga en disfuncionamiento con respecto a ese funcionamiento “normal” de la lógica social, para que un individuo se ponga a hacer trabajar su inteligencia por sí misma16.

Al igual que en la emancipación intelectual, el método de la igualdad es un postulado. Pero a diferencia del terreno de las desigualdades intelectuales (ciertamente más ilusorias que reales) en el terreno de las desigualdades sociales es más difícil conjugar esa apuesta. El apego a coyunturas críticas que cambian las percepciones sociales continúa sanamente el espíritu del ‘68 (el cual ciertamente Althusser y algunos más no pudieron ver). Sin embargo, a posteriori Rancière lee ésto menos como un asunto de la “lucha de clases” en Francia que como un acontecimiento que cambia el “reparto de lo sensible” y que debe ser pensado con otra lógica:

… yo siempre rechacé la explicación por lo social, en el sentido de la explicación por la base, por lo que está debajo, ese pensar escalonado en que los cambios en la sociedad van a explicar los cambios en la política, en la ideología17.

Para Rancière una revolución es “el momento en que todo un orden de lo visible, de lo pensable, de lo posible, se encuentra brutalmente despachado y reemplazado”18. Ocurre cuando se da “la interrupción brutal de todo un orden simbólico dado, y donde aparecen como posibles cosas que eran absolutamente impensables”19. Esto conlleva rechazar también la búsqueda de la “figura correcta del proletariado” (lo que lo aleja tanto de los marxistas revolucionarios como del neo-autonomismo de Negri). Rancière conserva sin embargo una resonancia manifiesta de Marx, al retomar la lógica entre la parte y el todo del proletariado tan presente en textos de juventud como la Introducción a Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel. Con la enorme diferencia de que el “proletariado” pasa a nominarse como la “parte de los sin parte” y así el camino de Marx de buscar en “lo social” las potencialidades de un sujeto de lucha con pretensión universal (aún en su heterogeneidad el colectivo de los trabajadores) es abandonado. Alejado de los análisis de clases, en ausencia de una teoría de la ideología y la alienación de la clase trabajadora y dejando en un plano muy simplificado y abstracto la teoría de la reproducción (y la dominación del Estado), es el “reparto de lo sensible” lo que se pone en cuestión en las situaciones revolucionarias. Aquellos que son “parte de los sin parte”, los que carecían de tiempo y espacio en el “consenso” y expresan un “disenso” de proporciones frente a éste pueden tomar cartas en el asunto. Ahora dos modos de sensibilidad confrontan y disputan el sentido de la experiencia en el espacio y en el tiempo. Y donde las palabras y los símbolos muestran la constitución de los sujetos. Es según sus palabras una “guerra de discursos” en la que la “parte de los sin parte” reclaman ser tratados como iguales. ¿Y quiénes son esa parte de los sin parte? Son los que lo hacen, no hay predeterminaciones sociales, más bien dependen de las formas de dominación de las clases dominantes y adoptan actualmente la forma de revueltas populares sin claros contornos de clase desde Egipto y Túnez hasta Madrid y París. Sin dudas todos esos sucesos son cuestionamientos más o menos profundos en el “reparto de lo sensible” dando cuenta de cambios en los modos de pensar, pero no alcanzan a trastocar las relaciones de clase, y la extensión del “método Jacotot” no permite pensar los límites que estas situaciones tienen para dar curso a una emancipación social.

  1. Edición ampliada de libros del Zorzal, Buenos Aires, 2016.
  2. M. Kaniuka, “El ‘capital mental’ y el discurso neoliberal de Facundo Manes”, La Izquierda Diario, 11/07/2016.
  3. Véase el alegato del astrofísico Neil deGrasse Tyson en el sitio de Noospora (www.facebook.com/noospora).
  4. J. Rancière, “La actualidad del maestro ignorante”, entrevista de Patrice Vermeren, Laurence Cornu y Andrea Benvenuto, Cuaderno de Pedagogía, Rosario, 2003, p. 4.
  5. Ídem.
  6. Ibídem, p. 5.
  7. J. Rancière, La noche de los proletarios. Archivos del sueño obrero, Buenos Aires, Tinta Limón Ediciones, 2010, p. 84.
  8. Para una buena lectura comparativa ver Juan Dal Maso, “La potencia del maestro ignorante”, blog Los Galos de Asterix (losgalosdeasterix.blogspot.com.ar).
  9. “La actualidad…”, ob. cit., p. 5.
  10. J. Rancière, El método de la igualdad. Conversaciones con Laurent Jeanpierre y Dork Zabunyan, Buenos Aires, Ediciones Nueva Visión, 2014.
  11. G. Gutiérrez, “Cartografías intelectuales. Notas críticas sobre Hemisferio Izquierda de Razmig Keucheyan”, IdZ 16, diciembre 2014.
  12. J. Rancière, “Las desventuras del pensamiento crítico”, en El espectador emancipado, Buenos Aires, Ediciones Manantial, 2010.
  13. “La actualidad…”, ob. cit., p. 8.
  14. Ibídem, p. 11.
  15. El método de la igualdad…, ob. cit., p.104.
  16. Ibídem, p. 10.
  17. Ibídem, p. 174.
  18. Ibídem, p. 213.
  19. Ibídem, p. 214.

Fuente: http://www.laizquierdadiario.com/ideasdeizquierda/la-ignorancia-y-la-igualdad-en-ranciere/

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