Ecuador: El ministro Fander Falconí presentó programa de educación ambiental

Ecuador/25 septiembre 2017/Fuente: El Comercio

«Todos poseemos un compromiso y responsabilidad ambiental, autoridades, distritos, todos tenemos una casa». Con esas palabras, el ministro de Educación, Fander Falconí, presentó el programa de educación ambiental ‘La casa es de todos’.

Esto ocurrió la tarde de este jueves 21 de septiembre del 2017 en el Jardín Botánico de Quito. Lo acompañaron su similar de Ambiente, Tarsicio Granizo y la oficial de Educación de la Unesco, María Brown.

Las autoridades indicaron que el objetivo del proyecto es promover, en la comunidad educativa, la cultura sobre los cuidados de la naturaleza. En ese sentido suscribieron un convenio de cooperación interinstitucional para la construcción de políticas públicas educativas que aborden esos temas.

Ante la presencia de unos 50 estudiantes, el Ministerio de Educación indicó que dentro del programa se plantearon tres ejes de intervención. Uno es la difusión de metodologías innovadoras para la implementación de educación ambiental. Otro corresponde a las buenas prácticas de conservación en el medio educativo.

El último es el fortalecimiento del currículo escolar con la metodología Tierra de niños, niñas y jóvenes para el buen vivir (TiNi). Con esta, los alumnos crean espacios en sus establecimientos educativos para sembrar árboles. Así, ellos se comprometen a mitigar los efectos de los daños ambientales.

Además –se explicó en el Ministerio de Educación- se construirán lugares de interacción entre la gente que integra la comunidad educativa.

Para Granizo, lo que también se busca con el programa es que en los libros de las escuelas y colegios se incluyan temas ambientales para que los estudiantes aprendan a cuidar la naturaleza. De igual forma -precisó Falconí- con Ambiente se acordó administrar de forma conjunta los recursos, contenidos educativos ambientales y logísticos para trabajar en el programa. El Ministro de Educación está preocupado por los cambios en la temperatura del planeta. “Hemos alterado la naturaleza”. Ante eso, él aseguró que es indispensable que el sistema educativo se comprometa con el cuidado del medio ambiente “con responsabilidad y cariño”.

Fuente: http://www.elcomercio.com/tendencias/ministro-fanderfalconi-programa-educacionambiental-quito.html

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La hora y el turno de la ecología mental

Leonardo Boff

El 2 de febrero de 2007, al oír en Paris los resultados del estudio sobre el calentamiento global dados a conocer por el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), el entonces presidente Jacques Chirac dijo: «Como nunca antes, tenemos que tomar la palabra revolución al pie de la letra. Si no lo hacemos, ponemos en peligro el futuro de la Tierra y de la Humanidad». Antes de él, otras voces, como la de Gorbachev y la de Claude Lévy Strauss poco antes de morir, advertían: «o cambiamos de valores civilizatorios o la Tierra podrá continuar sin nosotros».

Este es el punto ocultado en los foros mundiales, especialmente en el de Copenhague. Si se reconociera abiertamente implicaría la autocondena del tipo de producción y de consumo con su cultura mundialmente vigente. No basta que el IPCC diga que, en gran parte, el calentamiento ahora irreversible esta producido por los seres humanos. Esta es una generalización que esconde a los verdaderos culpables: los hombres y mujeres que formularon, implantaron y globalizaron el modo de producción de bienes materiales y los estilos de consumo que implican depredación de la naturaleza, clamorosa falta de solidaridad de las generaciones actuales con las futuras.

De poco sirve gastar tiempo y palabras en encontrar soluciones técnicas y políticas para disminuir los niveles de gases de efecto invernadero si seguimos manteniendo este tipo de civilización. Es como si una voz dijese: «pare de fumar, si no va a morir» y otra voz dijese lo contrario: «siga fumando pues ayuda a la producción que ayuda a crear empleos que ayudan a garantizar los salarios que ayudan al consumo que ayuda a aumentar el PIB». Y así alegremente, como en los tiempos del viejo Noé, vamos al encuentro de un diluvio pre-anunciado.

No somos tan obtusos como para decir que no necesitamos la política y la técnica. Las necesitamos mucho, pero es ilusorio pensar que la solución está en ellas. Hay que incluirlas en otro paradigma de civilización que no reproduzca las perversidades actuales. Por eso, no basta una ecología ambiental que ve el problema en el ambiente y en la Tierra. Tierra y ambiente no son el problema. Nosotros somos el problema, el verdadero Satán de la Tierra cuando deberíamos ser su ángel de la guarda. Entonces es importante hacer, como decía Chirac, una revolución. ¿Pero cómo hacer una revolución sin revolucionarios?

Necesitan ser suscitados. ¡Y qué falta nos hace un Paulo Freire ecológico! Él decía sabiamente algo que se aplica a nuestro caso: «No es la educación la que va a cambiar el mundo. La educación va a cambiar a las personas que van a cambiar el mundo» Necesitamos estas personas revolucionarias, si no preparémonos para lo peor, porque el sistema imperante está totalmente alienado, se ha vuelto estúpido, arrogante y ciego frente a sus propios defectos. Es la tiniebla y no la luz del túnel donde nos encontramos.

En este contexto invocamos una de las cuatro tendencias de la ecología (ambiental, social, mental, integral): la ecología mental. Trabaja con lo que pasa por nuestra mente y nuestro corazón. ¿Cuál es la visión del mundo que tenemos? ¿Qué valores orientan nuestra vida? ¿Cultivamos una dimensión espiritual? ¿Cómo debemos relacionarnos con los otros y con la naturaleza? ¿Qué hacemos para conservar la vitalidad y la integridad de nuestra Casa Común, la Madre Tierra?

Unas pocas líneas no dan para trazar el diseño principal de la ecología mental, cosa que hemos hecho en varias obras y vídeos. El primer paso es asumir el legado de los astronautas que vieron la Tierra desde fuera de ella y se dieron cuenta de que Tierra y Humanidad forman una entidad única e inseparable, que es parcela de un todo cósmico. El segundo es saber que somos Tierra que siente, piensa y ama, por esohomo (hombre y mujer) viene de humus (tierra fecunda). El tercero, que nuestra misión en el conjunto de los seres es la de ser los guardianes y los responsables del destino feliz o trágico de esta Tierra, hecha nuestra Casa Común. El cuarto es que junto con el capital natural que garantiza nuestro bienestar material, debe venir el capital espiritual, que asegura aquellos valores sin los cuales no vivimos humanamente, como la buena voluntad, la cooperación, la compasión, la tolerancia, la justa medida, la contención del deseo, el cuidado esencial y el amor.

Estos son algunos de los ejes que sustentan un nuevo ensayo civilizatorio, amigo de la vida, de la naturaleza y de la Tierra. O aprendemos estas cosas por convencimiento o lo haremos por padecimiento. Este es el camino que la historia nos enseña.

Fuente del articulo: http://leonardoboff.com/site-esp/lboff.htm

Fuente de la imagen: http://2.bp.blogspot.com/_j5xB-XkXbWU/S0uVTuMS77I/AAAAAAAAAnM/yNxLfTyE-4M/s320/ecologia+mental.j

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México: Lucha contra transgénicos

México/06 octubre 2016/Fuente: Diario Yucatan

Indígenas exigen a Monsanto dejar de sembrar soya.

En Quintana Roo sigue la comercialización y siembra de semilla de soya transgénica de Monsanto, a pesar de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) invalidó el permiso que otorgó el Ejecutivo federal a la empresa, el 4 de noviembre de 2015.

Por lo anterior, el Consejo Regional Indígena Maya del Poniente de Bacalar emprendió una batalla legal contra Monsanto para exigir la cancelación definitiva del permiso de siembra de soya transgénica en el país, y específicamente en la Península de Yucatán.

En conferencia de prensa, representantes del consejo indígena explicaron que en Quintana Roo el permiso de siembra de soya transgénica está vigente, a diferencia de Campeche y Yucatán, donde la producción de la semilla modificada es ilegal por el momento, pues cabe la posibilidad de que esta situación pueda revertirse, afirmaron.

En 2012 el Gobierno Federal autorizó a Monsanto la siembra comercial de soya genéticamente modificada en un polígono de 253,500 hectáreas en estados como Tamaulipas, Campeche, Yucatán, Quintana Roo, Chiapas, Veracruz y San Luis Potosí.

La superficie autorizada en la Península de Yucatán equivale a 60,000 hectáreas. En lo que se refiere a Quintana Roo, el polígono abarca los municipios de Othón P. Blanco, Bacalar, Carrillo Puerto y José María Morelos.

El Colectivo de Semillas Much’ Kanan I’inaj y el consejo indígena promovieron una demanda de amparo contra la autorización.

No obstante, el Juzgado Sexto de Distrito con sede en Chetumal y el Tercer Tribunal Colegiado con sede en Cancún omitieron pronunciarse al respecto, por lo que el segundo envío el amparo administrativo en revisión 281/2016 en relación con el expediente 259/2016 (de Monsanto) a la SCJN para que ésta emita un fallo al respecto.

El propósito es que los ministros revisen la constitucionalidad de la Ley de Bioseguridad para su posible modificación. Sin embargo, el proceso podría tardar de 6 meses a un año, explicó el abogado Raymundo Espinoza.

Emanuel González, investigador del Instituto de Ecología, explicó que el permiso emitido por el Ejecutivo Federal no analizó a fondo la siembra y comercialización de la soya, y afirmó que ya hay daños visibles como la contaminación del agua, la deforestación, enfermedades en la piel y sangre.

Hasta el momento sólo hay pruebas de cultivo de soya transgénica en el Ejido de Salamanca, y son las comunidades menonitas quienes están interesadas en la siembra, comentó Heber Uc Rivero de Educación Cultura y Ecología (Educe). Sin embargo, queremos actuar antes de que se propague esta práctica, dijo.

José Manuel de Jesús Puc, representante del consejo afirmó que la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) y el Instituto Nacional de Ecología (INE) recomendaron no otorgar el permiso, pero sus dictámenes fueron descartados.

El consejo afirma que mediante estos permisos se ha ido despojando del control de la tierra al pueblo maya. Por ello buscan acuerdos internos entre las comunidades para una estrategia de defensa del territorio y para preservar las prácticas agrícolas tradicionales.

Fuente: http://yucatan.com.mx/qroo/lucha-contra-transgenicos

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