El maltrato del Gobierno a la Filosofía en la educación secundaria, en la universidad y en la investigación

CARTA DE LA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE ÉTICA Y FILOSOFÍA POLÍTICA Y DE LA RED ESPAÑOLA DE FILOSOFÍA

Demandamos al Ministerio de Educación y Formación Profesional que se cumpla el consenso parlamentario sobre la Ética en 4º de la ESO y, en segundo lugar, que la ANECA, la AEI y el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades dejen de considerar a la Filosofía Moral en el área de Ciencias Sociales y la reintegren al área de Humanidades puesto que la Ética y la Filosofía Política son, obviamente, disciplinas filosóficas.

En la presentación del anteproyecto de una nueva Ley Educativa, el pasado 14 de diciembre, nos encontramos con la desagradable sorpresa de que no cumple plenamente con el acuerdo parlamentario sobre la recuperación de un ciclo formativo de Filosofía organizado en tres cursos. La Lomce había suprimido dos de las tres materias de este ciclo: la Ética de 4º de la ESO y la Historia de la Filosofía de 2º de Bachillerato. El pasado 17 de octubre, en la Comisión de Educación del Congreso de los diputados, se lograba una suerte de milagro político, aunque el acuerdo debería ser lo habitual en el terreno educativo. Se alcanzaba un consenso entre los cuatro partidos mayoritarios (PP, PSOE, Ciudadanos y Unidos Podemos) acerca de la vuelta y la restitución de la Filosofía. Tras el fracaso del Pacto Educativo en la anterior Legislatura, el acuerdo sobre el ciclo de Filosofía fue recibido como una magnífica noticia por la opinión pública. No hace falta decir que dar estabilidad al sistema educativo es una demanda del profesorado, los padres y madres de familia y del mismo alumnado. La educación es el pilar sobre el que descansa no sólo la misma democracia sino el desarrollo y la prosperidad de cualquier país.

En el periodo de aportación de enmiendas del Consejo Escolar del Estado al anteproyecto de la nueva Ley, una asociación de estudiantes (CANAE) cuestionó la ausencia de la Ética, que sería el único curso de Filosofía en la Educación Secundaria Obligatoria, pues esa ausencia dejaría al alumnado que no curse Bachillerato y haga Formación Profesional, o que abandone los estudios, sin ningún contacto con la Filosofía Práctica. El proyecto del Ministerio se decanta por la denominación de Valores cívico-éticos con una asignación horaria mínima y no adscritas al profesorado de Filosofía. La Ética queda reducida, de facto, a una mera educación en valores que no llega aplantear la reflexión rigurosa sobre las cuestiones básicas de la libertad, la felicidad o la justicia, ni proporciona las herramientas lógicas, argumentativas y deliberativas que conforma el acervo de la filosofía moral. El modelo se asemeja a la formulación de la enseñanza moral y cívica del sistema francés, pero no le da la relevancia debida al eliminar la Ética en el último curso de la enseñanza obligatoria. De esta manera, no hay reflexión explicita sobre los derechos y los deberes, ni se sistematizan los elementos requeridos para la construcción de la autonomía del individuo y para vertebrar la reflexión sobre su futuro profesional en términos que conjuguen la autorrealización personal y la responsabilidad social. A los quince años es cuando se empieza a tener madurez cognitiva y emocional para afrontar conscientemente la asunción de derechos y deberes y reflexionar con seriedad sobre el papel a desempeñar en la sociedad y en el mundo. El final del Educación Secundaria es un momento de toma de decisiones con gran repercusión en las opciones futuras de los jóvenes.

En cuarenta años de democracia hemos tenido cinco leyes educativas, en las que la Ética, o su versión degradada de educación en valores, ha sido a veces pensada como una alternativa a la enseñanza de la Religión, reforzando así un doble malentendido: que la Ética es un mero sustituto de la Religión para personas no religiosas y, a la inversa, que las personas religiosas pueden vivir sin conocer, por ejemplo, la sabiduría práctica o phrónesis de la ética aristotélica, o la exigencia universalista del imperativo categórico kantiano y su formulación de la dignidad humana. La Ética conlleva, frente al pluralismo religioso propio de una sociedad democrática, una exigencia de universalidad y de rigor que debe formar parte de la educación básica de todo el alumnado. Por otra parte, la impuesta reducción de la Ética, que es la disciplina filosófica que examina la validez de los juicios morales, a un mero listado de valores, la deforma y la empobrece. La comunidad filosófica española se congratula de haber consolidado un acervo de filosofía moral en el ámbito educativo que no debería ser desdeñado y que ha sido ampliamente reconocido en el mundo iberoamericano. La filósofa Adela Cortina, entre otros, ha puesto de manifiesto una y otra vez la necesidad y urgencia de la Ética.

Otra muestra de la devaluación de la Ética, esta vez en el ámbito universitario, es la decisión de la ANECA (Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación), avalada por el Ministerio del ramo, de incluir la Ética y la Filosofía Política en el campo de las Ciencias Sociales, separándola del tronco filosófico al que pertenece. Una decisión que no podemos tildar sino de kafkiana y que está teniendo consecuencias muy negativas en el desarrollo de las carreras profesionales de los profesores de Ética y Filosofía Política, y por ende en la misma formación de los estudiantes de Filosofía. El mismo tipo de dislate aqueja a la categorización de los proyectos de investigación, en la que una nueva área de ‘Mente, Lenguaje y Pensamiento’ engloba a la Filosofía sin más distingos, algo que afecta a también a las solicitudes de contratos posdoctorales –Ramón y Cajal o Juan de la Cierva, entre otros-. Estas irracionales decisiones en las altas esferas de la administración, supuestamente habitadas por expertos capacitados, son sencillamente incomprensibles y arbitrarias. No existen, además, vías de apelación a estas erradas medidas. La transparencia y la rendición de cuentas por decisiones claramente objetables brillan por su ausencia. Por eso, desde la Asociación Española de Ética y Filosofía Política (AEEFP) y desde la Red Española de Filosofía (ReF) hemos demandado la revisión de unas políticas que parecen querer erradicar a la Filosofía práctica del panorama universitario. Nos parece alarmante y es necesario que la ciudadanía conozca esta lamentable situación.

Ha llegado la hora de tomarse a la Ética en serio, tanto en la educación secundaria como en la universitaria y en el ámbito de la investigación. Los retos de la revolución tecnológica y los cambios sociales que estamos viviendo requieren de profesionales y de una ciudadanía formados éticamente. No hace falta decir que la sociedad exige ética e integridad en las empresas, las organizaciones y en los mismos partidos políticos. Las buenas prácticas, los códigos deontológicos y la ejemplaridad, por otra parte, son imprescindibles en todos los ámbitos de la vida, profesional, personal, deportiva, empresarial… En resumen, demandamos, en primer lugar, al Ministerio de Educación y Formación Profesional, que se cumpla el consenso parlamentario sobre la Ética en 4º de la ESO y, en segundo lugar, que la ANECA, la AEI (Agencia Estatal de Investigación) y el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades reflexionen sobre cómo han podido cometer tales errores de bulto al no considerar que la Ética es Filosofía, Filosofía práctica, y subsanen, de una vez por todas, esta kafkiana situación. En definitiva, nos preguntamos con toda seriedad: ¿quién teme hoy en España a la Ética cuando es más necesaria que nunca?

*Concha Roldán Panadero es presidenta de la Asociación Española de Ética y Filosofía Polític

*María José Guerra Palmero es presidenta de la Red Española de Filosofía

Fuente: https://www.abc.es/sociedad/abci-maltrato-gobierno-filosofia-educacion-secundaria-universidad-y-investigacion-201902130127_noticia.html

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Protagonista de “Merlí”: “La serie recupera la filosofía como necesaria para una sociedad que nos convierte en ciudadanos pasivos”

España/ Autor:  / Fuente: El Desconcierto

Francesc Orella habla con El Desconcierto sobre la importancia de la filosofía en las aulas, el intento de retirarla en Chile y los temas de actualidad que aborda la serie, como el aborto y la transexualidad. Responde también a quienes la tildaron de «machista».

Cuando el pasado mes de febrero el Consejo Nacional de Educación (CNED) puso en duda la enseñanza de la asignatura de filosofía en 3º y 4º medio, inmediatamente se reabrió el debate sobre la importancia de esta materia en los colegios y liceos.

Colectivos de profesores y estudiantes se activaron para defender el derecho a la filosofía en las aulas y la campaña impulsó también un aumento del interés por la serie catalana “Merlí”, que relata las pericias de un profesor de filosofía de un liceo de Barcelona y de sus alumnos. “Quiero que os empalméis con la filosofía”, larga el docente nada más pisar el aula durante su primera clase. “Merlí” plantea algunos de los desafíos que enfrenta el sistema educativo actual, los problemas de la adolescencia y la respuesta que la filosofía puede dar ante algunas de las crisis que transitan los personajes.

Precisamente, Francesc Orella (Barcelona, 1957), el actor protagonista que interpreta a Merlí Bergeron, el polémico docente, fue una de las voces que se posicionó en defensa de mantener esta asignatura en la malla curricular chilena. Orella no dudó en participar de la campaña #DerechoALaFilosofía levantada por la Red de Profesores de Filosofía de Chile. “Recibí un correo de un profesor de filosofía [de Chile] que era fan de la serie y luego me explicó que, en su país, se querían cargar a la filosofía. Me propuso que si quería colaborar con un pequeño video con su movimiento de defensa para mantener la filosofía. Evidentemente, me sumé”, explica el actor catalán a El Desconcierto.

La serie, de tres temporadas y 40 episodios, se estrenó en la Televisión de Cataluña (TV3) en septiembre de 2015, y posteriormente dio el salto a Netflix, a finales de 2016. Desde entonces, su éxito en Suramérica ha sido incuestionable.

– ¿Cuáles son las claves del éxito de “Merlí”?

Es una carambola de aciertos. De partida, la ‘bíblia’ de la serie –el argumento principal– es muy atractivo y novedoso. Trata la enseñanza de la filosofía a los adolescentes y la vincula a cuestiones de actualidad, que no sólo afectan a los adolescentes, sino a toda la sociedad. Lo hace a través de un profesor provocador, diferente, crítico, gamberro y con muchas virtudes y defectos. El personaje era muy atractivo. También influyó como se escribieron los diálogos, las tramas. El hecho de hacer en cada capítulo un filósofo y a partir de las reflexiones de estos pensadores trabajar un tema concreto, que combine humor con temas más serios y drama, es pedagógico sin ser pretencioso. El otro gran éxito fue el equipo artístico y técnico. La energía y la entrega también fue total e hizo que todo rodara muy bien.

– ¿Qué pensaste el primer momento que cayó en tus manos el guión que hablaba sobre un profesor de filosofía?

Al principio fue una sorpresa y encontré muy original que el personaje central fuera un profesor de filosofía. Me atrajo. Luego cuando leí los guiones y me hicieron la propuesta ya me di cuenta que era muy interesante de hacer. Intuí que podía ser una novedad en TV3 y gustar a la audiencia. Lo que no sabía fue el éxito que tendría. Fueron muchos elementos que daban que pensar que si se hacía bien podía gustar. Tratamos de cuidar el material que teníamos entre manos.

– Más allá del éxito, es evidente que la serie ha despertado un interés de los jóvenes por la filosofía. ¿Cuál es para ti la importancia de esta asignatura en las aulas?

Ha sido fantástico comprobar que después de la primera temporada hubo un aumento en las matrículas de la carrera de filosofía. Lo encuentro cojonudo. Creo que las asignaturas humanistas están maltratadas desde hace tiempo. El sistema educativo ha potenciado desde siempre las materias más técnicas y científicas, está todo enfocado hacia la producción. Las asignaturas humanistas o artísticas son las de segundo o tercer orden. En concreto, la filosofía -que parece que no sirve para nada, que no tiene una salida laboral clara- es una asignatura incómoda porque motiva a la reflexión y análisis crítico del ser humano, de la vida y de la sociedad en la que vivimos. Enseña a tener espíritu crítico y un criterio propio sobre las cosas, a cuestionar todo y no creernos todo lo que nos venden. Y eso incomoda y molesta mucho a los poderes fácticos. El acierto de la serie ha sido volver a poner en valor el tema de la filosofía, pero también la enseñanza y el trabajo de los profesores.

– ¿En qué sentido?

Creo que hacen un trabajo muy importante, tienen mucha responsabilidad, sobre todo en las edades de la serie, en las que los adolescentes son una esponja y es muy importante lo que se les mete en la cabeza y el tipo de educación que reciben. Que a esta edad se les plantee que la filosofía se debe aplicar a la vida real para cuestionarse las cosas lo encuentro cojonudo. El acierto de la serie es que recupera la filosofía como materia interesante y necesaria para una sociedad a la que quieren meter todo con calzador, nos convierten en ciudadanos pasivos y consumidores. Lo que la filosofía propone es ser ciudadanos activos y críticos.

– ¿Preparaste tu interpretación leyendo alguno de los autores de la serie?

No, porque ya tuve mucho trabajo para memorizar los guiones. La primera temporada, en el 85% de las secuencias aparecía Merlí. O sea, el volumen de texto y guión para memorizar fue acojonante. Tras la jornada de grabación, que era hasta media tarde, yo tenía que seguir mi trabajo en casa para memorizar lo del día siguiente. El ritmo de trabajo ha sido muy alto. Después, cuando le tomé el ritmo y la serie me ofreció la posibilidad de conocer filósofos contemporáneos que desconocía, sí que me interesaron algunos de ellos e hice algunas lecturas aparte de algunos de ellos. Fue como un reciclaje.

serie Merli

– Sobre los temas que se abordan y que son parte de la agenda social y política en Chile, destaca, por ejemplo, la trama del personaje de Oksana, que tiene un hijo. En un momento determinado, a propósito de su caso, se plantea el debate del aborto. ¿Qué opinas sobre esa discusión?

Soy partidario absolutamente de que las mujeres decidan sobre su maternidad. Lo tengo clarísimo: soy pro aborto. La maternidad tiene que ser deseada en tres causas y en todas las demás. Es un tema que los adolescentes tienen que tener muy claro para enfocar sus relaciones sexuales y tiene que hablarse en familia, al colegio y donde sea. Los adolescentes tienen que tener información sobre eso y poder ser libres para decidir sobre sus vidas y sus cuerpos.

– Hay un capítulo dedicado a Judith Butler en el que se aborda la transexualidad a partir del personaje de Quima. Éste tema ha traspasado mucho a la opinión pública en el último tiempo, sobre todo después del Oscar a “Una Mujer Fantástica”. Se ha visto claramente que la producción cultural puede influir en la agenda política. ¿Qué opinas de este rol que tiene la industria audiovisual?

Es evidente que el cine y la televisión llegan a mucha gente y los que nos dedicamos a esto tenemos esta posibilidad y responsabilidad. Es un privilegio tener la oportunidad de influir en decisiones, sobre todo en esta materia. Ahora, hay que utilizar bien los medios, porque es positivo que en la sociedad se hable de lo que es tabú. Tendríamos que estar al servicio de la buena información, de la información neutra y del debate. A parte de entretener y emocionar, en ficción también tenemos este objetivo de concientizar y crear opinión.

– ¿Qué opinas de las críticas que tildaron a la serie de machista y “macho centrista”, argumentando que las mujeres tenían roles muy secundarios, criticando algunos diálogos concretos y calificando al personaje de Merlí de “macho alfa”?

Me hace reír un poco. Las otras temporadas [segunda y tercera] desminiteron estas primeras opiniones. Para mí ‘machista’ no es la palabra. Yo distingo ‘machista’ de ‘masculinizante’. Es cierto que hay más chicos que chicas en el aula y hubieron más tramas masculinas, pero después estos se fue matizando. Como personaje, Merlí no es machista, sino que es un tipo de hombre que existe en nuestra sociedad, un mujeriego, un Peter Pan o lo que quieras. Pero no es para ensalzar el machismo, sino para retratar un tipo de hombre que existe en nuestra sociedad y cultura, sin entrar a juzgar si esto es bueno o no. El espectador es suficientemente adulto como para sacar sus propias conclusiones sobre este tipo de comportamiento y de hombre. A unos les dará risa y a otros no, el espectador es libre de opinar. No estamos en un parlamento, no es una cuestión de paridad, es una serie de ficción que refleja la sociedad.

– ¿Qué opinas del reflejo que la serie entrega al mundo de la sociedad catalana de hoy? Existió una polémica por la militancia independentista del personaje de la profesora de inglés.

Me parece perfecto porque la situación en Cataluña también es un tema de actualidad. La serie ocurre en Barcelona, en la Cataluña actual y los problemas de nuestra sociedad aparecen, quizás de forma tangencial, pero están, como el tema del independentismo. La serie no ha hecho bandera de nada, ni de una cosa ni de otra. Está esta profesora y luego otro que se ríe de ella. Que este debate haya traspasado fronteras y océanos y haya tenido el eco tan brutal es buenísimo porque da a conocer la realidad de nuestro país. He dado unas 40 entrevistas a medios argentinos y siempre me preguntan sobre esto: la lengua, el movimiento independentista… Además, es muy positivo para el audiovisual catalán y para mostrar el nivel de nuestros profesionales.

– ¿Qué es lo que más rescatas de esta experiencia, con qué te quedas?

Ha sido un regalo para mí. Es una serie que me cayó en un momento determinado de mi vida profesional y personal, con una edad determinada. A nivel personal y como actor, trabajar con gente joven, hablar de los temas que se hablaron, reflexionar sobre el ser humano y sobre la vida como un objetivo del personaje me ha llenado mucho. Merlí me acompañará mucho tiempo.

serie Merli

Fuente de la Entrevista:
http://www.eldesconcierto.cl/2018/07/09/protagonista-de-merli-la-serie-recupera-la-filosofia-como-necesaria-para-una-sociedad-que-nos-convierte-en-ciudadanos-pasivos/
ove/mahv
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