La educación vive en Brasil un clima de dictadura

América del sur/Brasil/06 Junio 2019/Fuente: El país

Desde el Ministerio de Educación piden a la sociedad denunciar a los profesores que intenten estimular a los alumnos a desarrollar su derecho a manifestarse

Junto con el descalabro de la economía que podría llevar a Brasil a una recesión técnica, el clima de miedo que viven las instituciones públicas de educación es uno de los puntos cruciales del nuevo Gobierno de extrema derecha que preside Jair Bolsonaro. Hasta el punto que en el mundo de la educación se vive ya un clima de dictadura y miedo ante las amenazas del ministro de Educación, Abraham Weintraub.

Ese miedo de profesores y alumnos ante las amenazas del Ministerio de Educación (MEC) de Brasil ha podido ser la causa de la fuerte disminución de público en las manifestaciones de este jueves con relación en la multitudinaria del pasado día 15. Si en la primera marcha contra los recortes de presupuesto a la enseñanza participaron 220 ciudades, el jueves solo fueron 82.

Las amenazas de las autoridades del MEC fueron tajantes: “Ninguna de las instituciones de enseñanza pública tiene prerrogativas legales para incentivar movimientos políticos partidarios y promover la participación de alumnos a las manifestaciones”. Hubo una petición oficial del MEC para que “la población denuncie a quien estimule manifestaciones en horario escolar”.

Si a los estudiantes Bolsonaro les llamó “idiotas útiles”, este jueves un joven en Fortaleza le respondió, en un cartel escrito a mano: “idiota inútil”. Ello indica el clima de tensión, preocupación y miedo que vive el mundo de la escuela y de la universidad, que se ven acusados de infundir ideología marxista a sus alumnos y que incitan a la sociedad a denunciar a profesores y alumnos.

Todo ello junto crea, en efecto, un clima de régimen dictatorial que solo puede acarrear prejuicios graves a la ya cenicienta educación de Brasil. Bolsonaro puede tener razón en denunciar que él recibió la educación con índices que aparecen siempre entre los peores a nivel mundial y que es preciso mejorar todo el mundo de la enseñanza, lo que no puede es acusar a los profesores de haber instituido un clima ideológico de izquierda impuesto a los alumnos y ahora querer sustituirlo por otro de ultraderecha con intimidaciones añadidas a quienes no acepten dicha imposición.

Mientras tanto, el presidente Bolsonaro parece querer emular al carismático expresidente, Lula da Silva, que se presentaba como “Lulinha paz y amor”. El hasta entonces duro presidente, amante de las armas parece haberse convertido en “Jairzinho paz y amor”. Así le hemos visto por primera vez cambiar el gesto de sus manos imitando a un arma con el gesto de un doble corazón. Lo ha hecho rodeado de sonrientes diputadas y teniendo a su lado, al presidente del Supremo Tribunal Federal (STF), Dias Toffoli, también con sonrisa de oreja a oreja.

La foto es emblemática porque se sabe de la poca simpatía y aprecio de Bolsonaro por las mujeres. Basta recordar que defiende que deben ganar menos que los hombres y que, refiriéndose a la única hija de sus tres matrimonios, confesó que nació mujer “por un descuido suyo”. Así como resulta enigmático el enamoramiento repentino de Bolsonaro por Dias Toffoli cuando sus seguidores más radicales piden el cierre del mismo.

Algo de significativo debe existir en ese enamoramiento repentino de Bolsonaro por Toffoli hasta el punto que, mientras hacía el gesto del corazón que lo hacía ver como pacifista, llegó a confesar: “Es muy bueno tener a la justicia a nuestro lado”. Cabría preguntarse qué interés, incluso personal o familiar, puede tener el presidente brasileño para sentir el gozo de tener a su lado como protector al discutido Dias Toffoli.

Mientras tanto, desde el Ministerio de Educación piden que la sociedad y los alumnos denuncien a los profesores que intenten estimularles a desarrollar un derecho sagrado y constitucional de manifestación, de libertad de expresión y de pensamiento. ¿Qué hará Dias Toffoli, la última conquista amorosa de Bolsonaro, si llega a sus manos la petición para juzgar ese clima dictatorial y de miedo en escuelas y universidades?

Lleva razón Bolsonaro que “es muy bueno”, en ciertos momentos, “tener a la justicia a tu lado”. Mientras tanto, el Gobierno maniatado en esas inútiles peleas ideológicas, parece que los millones de pobres, que lo son cada día más y más numerosos, han desaparecido de la escena. Nadie habla de los 13 millones de personas sin empleo, de los seis millones que, desilusionados, ni lo buscan. De los miles de estudiantes que han tenido que dejar las aulas para ir a aliviar la pobreza de sus padres trabajando para pagar deudas.

Nadie habla de hacer una gran campaña para ayudar a los millones de analfabetos funcionales que arrastra este país desde los tiempos de la esclavitud. Ellos son los verdaderos parias ya que se quedan siempre al margen de la riqueza y de la cultura, masa de maniobra para la compra de votos que perpetua la política incapaz de colocarse al lado de esas gentes y escuchar el dolor que desde generaciones llevan dentro.

Todavía este jueves un trabajador, que tiene la suerte de contar con un pequeño salario, me decía: “Pobre debe morir”. Terrible examen de conciencia para los satisfechos, los que sí tienen derecho a vivir, aunque sea a costa de quienes nacieron para morir antes de tener tiempo de soñar.

Fuente: https://elpais.com/internacional/2019/05/31/america/1559331521_267471.html

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La autoridad del profesor.

Por: Francisco J. Lopez Rodriguez.

Qué sería una sociedad sin, policías, sin semáforos, sin normas de tráfico, sin leyes? Sería un caos, una jungla, un campo de batalla, una morgue, imposible la vida. Se pueden imaginar qué sería un Centro de enseñanza, sin autoridad y con adolescentes sin sentido de la responsabilidad, ni respeto. Se ha hablado y se habla mucho de las leyes educativas. En teoría todas pretenden mejorar el sistema educativo. La realidad es muy distinta, se ha degradado y no hay forma de hacer una Ley que pretenda dos principios básicos: la calidad del sistema educativo y el respeto dentro de la comunidad educativa. Digo respeto y convivencia en los Centros. Me parece muy bien que haya interlocutores en el sistema: padres, profesores y alumnos, pero cada uno en su sitio, juntos sí, revueltos, no.

El profesorado será autoridad lo dice la Ley Orgánica para la Mejora Educativa (Lomce). ¿Es necesario que se regule un principio natural? Pues sí. Esta sociedad, que hemos creado todos y que está mediatizada, ha prostituido la autoridad y la disciplina en las aulas. En una tertulia de una cadena de radio se hizo una entrevista a una profesora que había sido vejada, insultada y agredida por un alumno. Dicha profesora tuvo que pedir la baja por depresión y soportar la poca comprensión, en especial, por los padres del alumno en cuestión.

En un momento determinado tuve que llamar a un padre por el comportamiento díscolo de su hija, manifestándole que había infringido las normas elementales de convivencia y había vejado al profesor. Le manifesté los hechos y le dije que el profesor es una autoridad en clase y como tal tiene competencias para tomar decisiones ante situaciones incomodas y comportamientos que hacen imposible impartir docencia El progenitor me contestó que «desde cuando el profesor es una autoridad en clase».

Estamos volviendo a ciertos planteamientos que afloraron en el primer tercio del siglo veinte con las organizaciones anárquicas. Son caldo de cultivo para incluir a toda la masa descontenta. Sus principios son revolucionarios, lucha por el poder y no sometimiento a ninguna autoridad. Había un dicho que decía: “la letra con sangre entra”. Estábamos ante el castigo físico. Sometimiento a vejaciones al alumno: los coscorrones, ponerse de rodillas etc. etc. Eran situaciones para afrontar el respeto y el orden. Hoy nadie pide eso. Hoy ningún profesor va a rescatar viejos modos. Por cierto, algunos estados americanos y, en ciertos colegios británicos, están aplicando castigos físicos. Pero ¿qué está pasando con la disciplina en las aulas? Hoy, impartir una clase a determinados colectivos, es una odisea, una tragedia, un esfuerzo titánico y, solo los aguerridos, lo pueden hacer si no desesperan. Los alumnos no tienen disciplina, insultan al profesor, no respetan a nadie, pretenden hacer lo que les viene en gana. No toman interés por formarse, con frecuencia odian y detestan ciertas materias, les importa un rábano la cultura. Dicen que para qué quieren la lengua, la historia, sociales y si eso no les sirve para nada, que lo único que les importa es aquellas materias que no son objeto de estudio ni de esfuerzo. Esto es verdad. También es cierto que es una minoría, pero la realidad es que la minoría hace imposible mantener el orden, la disciplina y un aprovechamiento académico.

Hoy un profesor tiene coartada su libertad. Les voy a contar una anécdota vivida hace unos cuantos años. Una alumna provocadora, rebelde, de las que no quiere estudiar, de la que no da un palo al agua. En clase su comportamiento era detestable. El profesor la echa de clase. La alumna, que sabe mucho de derechos, va a inspección, dice al de turno que le han expulsado de clase. El inspector se presenta en el Centro y dice al profesor que tiene que admitirla. Para expulsarla es necesario abrir un expediente. Reunir al Claustro de profesores, nombrar un instructor, hacer pliego de cargos, proponerla a la administración para su expulsión, con la salvedad que mantiene todos los derechos en el Centro y, al final, alguien decide o no que se le expulse, mientras tanto, la mantienes en clase, hace lo que quiere, se ríe del profesor y el docente a j.. y a aguantarse. Esto fue un hecho real. Así no se puede impartir una clase ni imponer disciplina. En materia de disciplina los centros tienen que tener suficiente autonomía y los profesores suma autoridad para tomar las medidas oportunas, puntuales. Que la clase sea un ambiente de trabajo y, quien lo perturbe, se tomen las medidas oportunas y disciplinarias para corregir los defectos y poder crear un ambiente educativo con el objetivo de formar y afrontar el reto de la enseñanza con interés y eficacia.

No estamos proponiendo el abuso. Tampoco se propone la dictadura educativa. Los límites del profesor están en el respeto al alumno y lo que determine el Código civil y el penal. ¿Por qué no se legisla de una manera proporcional? Hay muchos políticos y sindicatos que saldrían al encuentro y Asociaciones de padres porque lo primeros fogonazos que lancen? serán que no se respetan los derechos y hay que tener contentos a una masa que no quiere estudiar, que les importa un rábano todo, que no quieren que se les mande, que detestan la autoridad, que no quieren disciplina.

Hay que empezar por el principio y ese principio, es la familia, Si esta falla, si los hijos quedan a merced el ambiente, si no se impone autoridad y los padres, para contentar a sus hijos avivan y azuzan el conflicto apoyando a sus vástagos, flaco favor estamos haciendo a la enseñanza.

Puede ser que alguien se levante contra estas formas y las tache propias de un facha o dictador, pero les digo que, si en la familia hay disciplina y respeto, se prolongará en el centro educativo y los profesores serán depositarios de ese mensaje y lo recogerán para proseguir una educación en el respeto. Ahora bien, si se sigue sin dar autoridad a los profesores, esta sociedad educativa no va a funcionar y la autoridad del profesor quedará degradada.

Fuente: http://www.diariodeleon.es/noticias/opinion/autoridad-profesor_1180746.html

Imagen: http://juanvelarde.blogia.com/upload/20090916114833-profesor.gif

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