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Advierten que 10.000 niños han fallecido por conflicto en Yemen

Asia/Yemen/Autor(a) y Fuente: www.telesurtv.net

Al menos 400.00 infantes padecen malnutrición grave en este Yemen.

El portavoz del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por su sigla en inglés), James Elder, informó este martes que el conflicto armado iniciado en 2015 en Yemen ha dejado la cifra de 10.000 niños mutilados o muertos.

“El conflicto de Yemen acaba de alcanzar otro hito vergonzoso”, indicó el funcionario y añadió que la cifra es equivalente a la muerte o la mutilación de al menos cuatro infantes al día.

«Regresé ayer de una misión que me llevó tanto al norte como al sur de Yemen. Conocí a decenas de niños, muchos inspiradores; todos sufriendo”, subrayó el representante de Unicef.

Elder declaró que la crisis humanitaria de ese país es la peor del mundo y es una “trágica convergencia” de varias amenazas como “conflicto violento y prolongado; devastación económica; servicios destrozados para todos los sistemas de apoyo y una respuesta de la Organización de Naciones Unidas (ONU)” pésimamente financiada.

Entre los tristes dígitos compartidos por el portavoz de la Unicef destacan que cuatro de cada cinco niños necesitan asistencia humanitaria, 400.000 infantes padecen desnutrición aguda grave y más de ocho millones carecen de agua potable, saneamiento e higiene.

El funcionario destacó alguno de los logros del ente internacional para el desarrollo y la protección de la niñez, como proporcionar agua potable a 5 millones de personas y proveerlas de vacunas. Sin embargo, los esfuerzos siguen siendo insuficientes para la situación imperante.

La ONU advirtió, en 2018, que el caso en cuestión podría ser la peor hambruna en más de 100 años. Actualmente, más del 80 por ciento de la población depende prácticamente de la ayuda humanitaria para sobrevivir.

Luego de seis años de conflicto, la ayuda internacional continúa siendo inferior a la necesitada y los funcionarios no ven una una salida a la situación que ha costado cientos de miles de vidas en Yemen.

Fuente e Imagen: https://www.telesurtv.net/news/yemen-advierten-ninos-fallecido-conflicto-20211019-0031.html

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Dolor y duelo en la isla

Por: Tahira Vargas García 

Debemos romper con nuestros prejuicios contra el pueblo haitiano y brindarle apoyo y solidaridad en todo momento.

Hace algunos días se repitió en Haití una situación dramática con un terremoto que sacudió el sur del país.

Miles de muertos, cientos de heridos y personas desaparecidas es parte del cuadro desgarrador que vive Haití en estos momentos. El dolor y el duelo se extiende a toda la isla y se siente en nuestro país. Miles de niños y niñas han quedado huérfanas, sin hogar.

Esta tragedia no es ajena a nosotros. Es totalmente cercana. El terremoto se convirtió en una gran tragedia humana por la situación social de desigualdad y miseria existente en Haití.

Haití y República Dominicana comparten la isla y cientos de años de historia común. Tenemos familias que tienen sus cimientos en la mezcla de ambos pueblos y mucha gente que trabaja en nuestro país realizando las labores más difíciles y peor pagadas son haitianos y haitianas.

Haití y República Dominicana comparten la isla y cientos de años de historia común.

La frontera que nos divide es más que artificial, es casi invisible. Las relaciones entre Haití y la Republica Dominicana han permanecido a través del tiempo y se mezclan en la cotidianidad.

La convivencia entre población haitiana y dominicana con la mezcla en la consanguinidad y en la vida cultural ha estado presente desde los inicios de nuestra República. En los momentos difíciles del pueblo dominicano como la guerra de independencia, la guerra restauradora, las distintas tormentas y ciclones que hemos sufrido recibimos el apoyo y la solidaridad del pueblo haitiano.

El duelo que sufren los haitianos hoy, es también nuestro duelo. Nuestro territorio está bañado de lágrimas y sufrimiento de miles de haitianos, haitianas y dominicanos de ascendencia haitiana que han sufrido la pérdida de hijos, hijas, hermanos y familiares en general.

Debemos romper con nuestros prejuicios contra el pueblo haitiano y brindarle apoyo y solidaridad en todo momento. Deben emprenderse hoy muchas acciones y muchas redes de solidaridad con Haití, con los niños y niñas huérfanos/as de esta tragedia y con todos los que viven en nuestro territorio con familiares allí. Varias organizaciones sociales, religiosas, instituciones no gubernamentales, organismos internacionales y gubernamentales están organizando acciones de solidaridad con Haití. Este esfuerzo debe ser una tarea y responsabilidad de todes.

Este artículo fue publicado originalmente en el periódico HOY

Fuente: https://acento.com.do/opinion/dolor-y-duelo-en-la-isla-8978350.html

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Simulación de una educación de la sanidad

Por: Eduardo Hernández de la Rosa

El proceso de confinamiento que hemos vivido como humanidad ha reflejado las desigualdades que existen en nuestro presente. Tal como se ha dicho por algunos autores, la posmodernidad ha llegado, pero no de la misma manera para todos (Fullat), este ejercicio de confinamiento nos ha mostrado  las diferentes realidades en las que el riesgo (Beck), se convierte solo en una opción psíquica, más que una realidad inminente.

Si bien, en los contextos periféricos (Wallerstein), la muerte aparece como un culto, como una forma de manifestarse ante las realidades opresoras (Maffesoli, Scot), también emerge como una circunstancia conocida, vivida y natural, que muestra aquellos dibujos que se hacían por los cines más críticos (Buñuel) donde aludían lo crudo de las realidades en las que se vive.

Mi razonamiento aparece del lado de las realidades con las que convivo, aquellas que mostraron desde el inicio la otra cara de la moneda, por un lado, la de la necesidad de confinamiento y por el otro la de posibilidad de confinamiento, claramente ambas con circunstancias distintas.

Así, las realidades latinoamericanas expresaron en lo cotidiano, zonas completas en las que la necesidad de alimentarse era la razón más urgente para no pensar en confinamiento, más que la necesidad de salvaguardar la integridad.

Del confinamiento, emergieron movimientos y transformaciones no deseadas, como resultado del empuje del dispositivo de control salubre en las sociedades. Del lado de la educación, aparecieron ejercicios que impulsaron la migración forzada hacia el proceso de sociodigitalización de las comunidades educativas, siendo esto, una analogía a una estampida, en donde los más veloces podrían mirar y tomar las decisiones del rumbo, por sus condiciones, pero los más lentos, tendrían a sufrir atraso y consecuencias difíciles en su andar.

De la misma manera, el proceso sociodigital cobró factura y expresó de manera constante las dificultades existentes en su desarrollo. Así, se introdujeron dentro del quehacer educativo muchas formas y propuestas de operar la formación cívico-técnica en los estudiantes, sin embargo, las resistencias aparecieron y las formas íntimas de vida se convirtieron en parte del entretenimiento de la construcción formativa, especialmente donde el streaming podía ver su lugar.

Ahora bien, no solo eso cambió, sino que la industria de la sanitización también tuvo un crecimiento, promoviendo un gran simulacro de guerra contra el enemigo invisible. El instrumental militar para hacer frente al enemigo cundió todos los espacios, tanto en público como en lo privado, tanto en lo visible como en lo íntimo; caretas, cubrebocas, googles, guantes, sanitizadores e incluso trajes sanitizantes de diferentes niveles de calidad, se convirtieron en las nuevas formas de negocio para muchos que pudieron ver en el riesgo del contagio un modo de vida, mediante la simulación de la prevención.

Derivado de la necesidad de estos equipamientos, aparecieron reportajes, sobre las funcionalidades de uno u otro aparato para alejar, evadir, prevenir, erradicar e incluso minimizar el virus. Al lado de dicho instrumental de “guerra” contra el SARS-CoV-19, aparecieron otros instrumentos, como lo fueron los “memes” cuyos mensajes aludían al virus desde el aspecto más sarcástico posible, así como dispositivos institucionales, como los semáforos epidemiológicos, cuyas métricas decidían si el confinamiento era menor o más riguroso.

Aún con esta biopolítica, en la vida real, todo podría ser distinto, las personas caminando sin las restricciones de los metros necesarios, hacían ver al enemigo invisible como un mito, como si pudiera prevenirse su asalto a través del aparato sensorial humano, siendo los indicadores bióticos para poder identificar la amenaza  “el estornudo, la tos, la temperatura”, tan pronto es identificado algo de ello, se estigmatiza y se genera un abandono social inmediato.

El gran simulacro, aparece sobretodo en épocas de elecciones, sabedores de que la pandemia no cambia de un momento a otro, que los procesos de contagio se mantienen, aparece la llegada de dosis, para el caso del continente americano, al menos, son evidentes la llegada de vacunas previas a las elecciones, de la mano de la esperanza prometedora de una realidad dosificada como preámbulo del fin del confinamiento.

Al concluir las elecciones, la euforia disminuye y sucede lo esperado, de nueva cuenta se reactivan los colores no deseados del dispositivo del estado: el semáforo epidemiológico, por lo que la esperanza se mantiene nuevamente en espera.

Las autoridades educativas institucionales si bien realizan todas las acciones posibles dentro de la comprensión de sus esfuerzos socioculturales y de las recomendaciones de sus asesores, a todas luces, se observa, que aún son insuficientes, pues ante realidades heterogéneas, donde la pandemia está dosificada, no solo por biología, sino también por condición social, las necesidades y los semáforos se vuelven solo aparatos de simulación institucional, frente a realidades de necesidad coyuntural.

Mientras tanto, se sigue haciendo teoría de lo sociodigital, sin mirar las realidades, sin comprender que los procesos de confinamiento, provocan más que un resguardo al riesgo de nuestra biología, la urgencia de transformar  nuestras necesidades, se olvida que en un contexto desigual, las políticas homogéneas, generan desigualdad y que los cambios, no son ni serán en una sola medida.

El vivir cotidianamente nos expresa las realidades, la sociodigitalización, solo es una forma de enfrentar la pandemia, para intentar mantener el sistema en el que se vive, no obstante, las organizaciones deberán de atender de manera recurrente, que el ser humano no puede mantenerse bajo el síndrome multiscreen del homeoffice, la anomia que produce la adaptación del sistema al confinamiento y la búsqueda de posibilidades de interacción a través de la mediación tecnológica, emergerá de formas que poco sospechamos.

Mientras tanto, las instituciones proveerán de dispositivos de control biopolítico a sus comunidades cautivas, lo cual tendrá como consecuencia un conjunto de construcciones subjetivas en la interiorización de prácticas de la cotidianidad, por lo que se deberá poner especial atención al “simulacro de la sanitización, no solo en una institución, sino en las realidades que vivimos y operamos”.

Referencias

Fullat, O. (2011) Octavi Fullat, filósofo catalán – Posmodernidad e incertidumbre. CNN. recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=0bg7HjXBz1A

Maffesoli, M. (2005). La tajada del diablo. México: Siglo XXI.

Scott, J.(1990). Los dominados y el arte de la resistencia: discursos ocultos. México D.F., México: Ediciones Era.

Beck, U. (2002) La sociedad del riesgo. Madrid: Siglo XXI de España Editores

Wallerstein, I. (2005). Análisis del Sistema Mundo. Una introducción. México: Fondo de Cultura Económica.

Fuente: El autor escribe para OVE

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El coronavirus desde una mirada ética

Por: Héctor Rodríguez Cruz

Nos toca decidir cómo será el futuro. Empecemos por elegir cómo será el mundo hoy. Esperemos que la huella de lo vivido marque el paso de lo que vendrá mañana.

Con la llegada del COVID-19 el mundo entero ha entrado en shock. Este estado de preocupación extrema se mantiene flotando. Durante doce meses el miedo, la desesperación, la soledad y la muerte de muchos vienen generando una desesperanza que enferma y aterra a millones de personas de todo el mundo. Un vacío que atrofia el sentido de la vida misma.

La situación de emergencia sanitaria derivada de la pandemia por la COVID-19 ha evidenciado la necesidad de construir un marco ético compartido y de referencia para la planificación y toma de decisiones en la asistencia sanitaria, económica y social a todas las personas de alguna manera afectadas por la pandemia. ¡Que somos todos!

Mirar la pandemia desde una óptica ética implica un examen de las propias actitudes y comportamientos de cada uno en su relación con el otro a fin de combatir los comportamientos egoístas y de asumir el cuidado propio y el de los demás no como un ejercicio de la soledad, sino como una práctica social, hoy más necesaria que nunca.

En estos tiempos de pandemia, donde la vida está en juego y los más desfavorecidos luchan por sobrevivir, la práctica de una ética centrada en el otro puede generar mejores ciudadanos. Y si lo consideramos así, todo nuestro mundo moral tendría que ser replanteado. Pensar, decir y actuar desde el otro, he ahí la perspectiva ética.

Necesitamos una ética de la responsabilidad compasiva, es decir: actuar con mucha atención a las consecuencias de lo que hacemos, pero dando prioridad a las consecuencias sobre las personas más necesitadas. Y este clamor es válido para los individuos, las instituciones y los gobiernos.

Necesitamos un compromiso mayor con los valores de la ética cívica compartida, asumida como libertad responsable, igualdad cívica, solidaridad planetaria, respeto activo, actitud de diálogo y convivencia, que debe ser cuanto antes una ética mundial, sintonizada con éticas locales que no sean contrarias a estos valores básicos.

La pandemia nos impulsa a asumir la responsabilidad para entender que el sufrimiento de unos inevitablemente puede convertirse en el sufrimiento de todos. De ahí que defender el propio bienestar implica también defender también el bienestar de nuestro prójimo.

Como expresa la filósofa española Adela Cortina: “Hay que recuperar la fe de que la sociedad va a cambiar radicalmente después de esta crisis, ya que habrá «un antes y un después» y para poder avanzar se va a necesitar toda la capacidad moral y todo el capital ético de cada uno”.

De igual manera expresa Noah Harari, historiador y escritor israelí, cuando afirma que “las consecuencias de las decisiones que tomemos ahora dejarán una persistente huella en el mundo en el que viviremos cuando lo peor haya pasado”. No le demos vacaciones a nuestra responsabilidad y ni la encerremos en cuarentenas poco valientes.

También dirá Harari, que depende de nosotros si esto nos da miedo o esperanza. Depende de nosotros cómo será el mundo del mañana. ¿Será más generoso, empático y solidario? ¿Será capaz de valorar las cosas verdaderamente importantes?

Desde la ética asumamos el “coraje de la responsabilidad”. Nos toca decidir cómo será el futuro. Empecemos por elegir cómo será el mundo hoy. Esperemos que la huella de lo vivido marque el paso de lo que vendrá mañana. Procuremos hacer nuestro el diseño del mañana, haciendo de nuestra vida un testimonio de solidaridad y ética ciudadana.

Comparto el vigorizante discurso ético de Emmanuel Levinas: “Así como a través de la responsabilidad entré en el pasado de la humanidad, así, a través de la Misericordia también llego al futuro de la humanidad. Cada hombre es la huella del otro”. ¡El bien consiste justamente en la misericordia por el otro!

Fuente: https://acento.com.do/opinion/el-coronavirus-desde-una-mirada-etica-8920889.html

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Coronavirus: 12 momentos clave de la pandemia que cambió al mundo

Desde su descubrimiento en Wuhan hasta la esperanza de las vacunas

A poco más de un año, resumen de la pandemia de coronavirus en 12 momentos clave, desde el surgimiento en China de una enfermedad desconocida a finales de 2019 a la esperanza suscitada por las vacunas un año después.

El 31 de diciembre de 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recibe información de la existencia de unos preocupantes casos de neumonía «de origen desconocido» en la ciudad china de Wuhan.

El 7 de enero de 2020, se identifica la causa: se trata de un nuevo virus de la familia de los coronavirus. Cuatro días después, Pekín anuncia el primer muerto oficial de una enfermedad que más tarde se llamará covid-19.

Wuhan, aislado del mundo

El 23 de enero, Wuhan queda aislado del mundo para intentar contener la epidemia. Varios países empiezan a repatriar a sus ciudadanos desde China.

El primer deceso oficial fuera de Asia se registra el 15 de febrero: un turista chino hospitalizado en Francia.

Pandemia

El 6 de marzo, la epidemia supera el umbral de los 100.000 casos en el mundo. El primer país europeo afectado, Italia, impone un confinamiento en el norte, que más tarde extiende al resto del territorio.

El 11 de marzo, la OMS califica a la covid-19 de pandemia. Los mercados bursátiles se hunden. Gobiernos y bancos centrales anuncian las primeras medidas masivas de apoyo a la economía.

Europa se atrinchera

El 16 de marzo, Alemania insta a su población a «quedarse en casa» y el Reino Unido a evitar todo «contacto social».

Un día después Francia entra en confinamiento. La Unión Europea anuncia el cierre de sus fronteras exteriores.

Aplazamiento de los Juegos Olímpicos

El 24 de marzo, los Juegos Olímpicos de Tokio de julio de 2020 son aplazados al año siguiente. 

Un día después, la ONU advierte que la pandemia «amenaza a toda la humanidad».

Media humanidad confinada

Por todo el mundo se decretan medidas de confinamiento. El 2 de abril, más de 3.900 millones de personas, es decir, la mitad de la humanidad, están obligadas o se les insta a confinarse, según un recuento de la AFP.

Se supera el umbral de un millón de casos de contagios de coronavirus.

Economía devastada

El 29 de abril, el constructor de aviones estadounidense Boeing elimina 16.000 puestos de trabajo. Numerosos sectores sufren las consecuencias de la pandemia y anuncian fuertes recortes de plantilla, desde el transporte aéreo a la fabricación de automóviles, pasando por el turismo o la gran distribución de productos de diversa índole.

La polémica hidroxicloroquina

Promovida por el profesor francés Didier Raoult y apoyada por el presidente estadounidense Donald Trump, la hidroxicloroquina es clasificada como un tratamiento ineficaz por un estudio internacional de gran alcance publicado el 22 de mayo.

Sin embargo, la publicación tiene errores y acaba siendo retirada. El 5 de junio, un ensayo británico también concluye que el producto es ineficaz.

Fuerte avance en América Latina

El 7 de junio, la pandemia supera los 400.000 muertos y avanza rápidamente en América Latina. Brasil se convierte en el segundo país con más víctimas mortales, detrás de Estados Unidos, mientras que su presidente, Jair Bolsonaro, resta importancia a la enfermedad, a la que tilda de «gripecita».

Él mismo acabará infectado, como Donald Trump, después del primer ministro británico, Boris Johnson.

Boicot a los tapabocas

El aumento de casos lleva a varios países europeos a imponer el uso de mascarilla en los transportes, las calles, las escuelas o las empresas. Al final del verano, se convocan manifestaciones antimascarillas en Berlín, Londres, París y Roma.

Segunda y tercera ola

El 28 de septiembre se supera el umbral del millón de muertos. En Europa, los contagios empiezan a dispararse de nuevo en octubre y varios países vuelven a decretar medidas de confinamiento y toques de queda.

Las medidas se aligeraron parcialmente con motivo de las fiestas de fin de año. Pero la aparición en Inglaterra de una variante más contagiosa obligó a Londres el 5 de enero a imponer de nuevo un confinamiento y al resto de Europa a endurecer las restricciones.

En medio de la agitación política por la victoria de Joe Biden en las elecciones presidenciales, puesta en duda por el mandatario saliente Donald Trump, Estados Unidos se hunde en una crisis sanitaria: el 5 de enero llega a 3.930 muertos en 24 horas. El país sigue siendo el más enlutado del mundo (más de 366.000 víctimas el 9 de enero).

La esperanza de las vacunas

El 9 de noviembre, el gigante farmacéutico estadounidense Pfizer, asociado al laboratorio alemán BioNTech, desvela los resultados positivos para su vacuna, justo cuando se superan los 50 millones de casos de covid-19 en el mundo.

Una semana después, la estadounidense Moderna realiza un anuncio similar.

Las campañas de vacunación comenzaron en diciembre en el Reino Unido, Rusia, Estados Unidos, Argentina y en la Unión Europea. China vacuna desde julio.

El 9 de enero, unos 50 países habían iniciado campañas de vacunación y se habían administrado más de 17 millones de dosis en todo el mundo, según un recuento de AFP basado en datos oficiales.

Fuente: AFP

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La pandemia deja 85 millones de contagios en el mundo, según la universidad John Hopkins

La institución eleva a casi dos millones de muertos por la pandemia

El número de casos de coronavirus en el mundo supera ya los 85 millones, según el recuento de la Universidad John Hopkins (EEUU), que eleva a más de 1,8 el número de fallecidos.

Conforme al cómputo que aparece en la página web de esa universidad independiente, el número total de infectados es de 85.122.080, con Estados Unidos a la cabeza con 20.636.663, seguido de India con 10.340.469, Brasil con 7.733.746, Rusia con 3.203.743 y Francia con 2.712.975. España ocupa el noveno lugar con 1.928.265 casos.

En cuanto a Latinoamérica, en el undécimo lugar de la lista aparece Colombia, con 1.675.820 casos, en el duodécimo Argentina con 1.640.718 y en el decimotercero México con 1.448.755.

El número de decesos en todo el mundo alcanzó la cifra de 1.843.135, con Estados Unidos a la cabeza (351.580), Brasil (196.018), India (149.649), México (127.213) e Italia (75.332).

Los países europeos con mayor mortandad, además de Italia que ocupa el quinto lugar a nivel global, aparecen el Reino Unido en sexto (75.137), Francia en séptimo (65.164), Rusia en octavo (57.730) y España en décimo (50.837).

Fuente: https://www.elconfidencial.com/mundo/2021-01-04/coronavirus-85-millones-de-casos-hopkins_2893455/

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Las diez principales causas de muerte en el mundo, una lista que varía entre países ricos y pobres

En los países más desarrollados la principal causa de muerte sigue siendo la cardiopatía, seguida por el alzhéimer; en los menos desarrollados, muchos niños no alcanzan siquiera a crecer, con la principal causa de muerte siendo las afecciones neonatales, seguidas por las infecciones al sistema respiratorio. El COVID-19 podría alterar la lista el próximo año, aseguran los expertos de la agencia de salud de la ONU.

Las enfermedades no contagiosas ahora constituyen siete de las diez principales causas de muerte en el mundo, cuando en el 2000 sólo eran cuatro, revelaron las Estimaciones de Salud Mundial de 2019 de la Organización Mundial de la Salud.

La enfermedad cardíaca se ha mantenido como la principal causa de muerte a nivel mundial durante los últimos 20 años. Sin embargo, ahora está matando a más personas que nunca aumentando de dos millones al comienzo de este siglo, a casi nueve millones en 2019. Las afecciones cardíacas ahora representan el 16% del total de muertes por todas las causas.

La segunda causa de muerte en el 2019 fueron los infartos cerebrales. A falta de los datos completos de 2020, el COVID-19, que ha causado más de un millón y medio de muertos, podría contribuir a un fuerte aumento en los fallecimientos por enfermedades pulmonares y respiratorias, que fueron la tercera y cuarta causa en 2019.

La enfermedad de Alzheimer y otras formas de demencia se encuentran ahora entre las 10 principales causas de muerte en todo el mundo, ocupando el tercer lugar tanto en las Américas como en Europa. Las mujeres se ven afectadas de manera desproporcionada: a nivel mundial, el 65% de las muertes por Alzheimer y otras formas de demencia son mujeres.

Las muertes por diabetes aumentaron en un 70% a nivel mundial entre 2000 y 2019, con un aumento del 80% en las muertes entre los hombres. En el Mediterráneo oriental, los fallecimientos por diabetes se han más que duplicado y representan el mayor aumento porcentual de todas las regiones.

La OMS alerta también sobre el ascenso de las muertes por consumo de drogas en América, la única región donde esta causa se encuentra entre las diez principales de mortalidad y donde los fallecimientos por este motivo se han multiplicado por tres desde el año 2000.

Niño enfermo de neumonía. Foto: UNFPA

Neumonía, VIH, tuberculosis

En 2019, la neumonía y otras infecciones de las vías respiratorias inferiores fueron el grupo más letal de enfermedades transmisibles y, en conjunto, se clasificaron como la cuarta causa principal de muerte. Sin embargo, en comparación con 2000, las infecciones de las vías respiratorias inferiores cobraron menos vidas que en el pasado, y el número mundial de muertes disminuyó en casi medio millón.

Esta reducción está en consonancia con una disminución global general en el porcentaje de muertes causadas por enfermedades transmisibles. Por ejemplo, el VIH / SIDA pasó de la octava causa principal de muerte en 2000 a la 19 en 2019, lo que refleja el éxito de los esfuerzos para prevenir la infección, realizar pruebas del virus y tratar la enfermedad durante las últimas dos décadas. Si bien sigue siendo la cuarta causa principal de muerte en África, el número de fallecidos se ha reducido a más de la mitad, pasando de más de un millón en 2000 a 435.000 en 2019.

La tuberculosis tampoco se encuentra ya en el top 10 mundial, pasando del séptimo lugar en 2000 al decimotercer lugar en 2019, con una reducción del 30% en las muertes mundiales. Sin embargo, sigue estando entre las 10 principales causas de muerte en las regiones de África y el sudeste asiático, donde es la octava y la quinta causa principal, respectivamente. África experimentó un aumento en la mortalidad por tuberculosis después de 2000, aunque ha comenzado a disminuir en los últimos años.

Las nuevas estimaciones también enfatizan el precio que las enfermedades transmisibles todavía causan en los países de bajos ingresos: 6 de las 10 principales causas de muerte en los países de bajos ingresos siguen siendo enfermedades transmisibles, incluida la malaria (sexta), la tuberculosis (octava) y el VIH / SIDA (novena).

Los datos de la OMS también destacan una desaceleración o estancamiento general preocupante del progreso contra enfermedades infecciosas como el VIH, la tuberculosis y la malaria.

OMS/Yoshi Shimizu
Un anciano recibe terapia de rehabilitación en Japón.

Las personas viven más, pero con mayor discapacidad

Las estimaciones de la Organización confirman aún más la tendencia creciente de la longevidad: en 2019, las personas vivían 6 años más que en 2000, con un promedio mundial de más de 73 años en 2019 en comparación con casi 67 en 2000. Pero en promedio, solo cinco de esos años adicionales se vivieron con buena salud.

De hecho, la discapacidad va en aumento. En gran medida, las enfermedades y condiciones de salud que están causando más muertes son las que son responsables de la mayor cantidad de años perdidos de vida saludable.

Las enfermedades cardíacas, la diabetes, los accidentes cerebrovasculares, el cáncer de pulmón y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica fueron colectivamente responsables de casi 100 millones de años de vida saludables adicionales perdidos en 2019 en comparación con 2000.

UNICEF/Giacomo Pirozzi
Un muchacho de 19 años se sienta en su cama en un refugio para niños que viven o trabajan en las calles, en Odessa, Ucrania. El joven consume de drogas y tiene VIH, pero no tiene acceso a medicamentos antirretrovirales.

Los accidentes y las drogas

Las lesiones son otra causa importante de discapacidad y muerte: ha habido un aumento significativo de heridas causadas por el tránsito en la región africana desde 2000, con un aumento de casi el 50% tanto en muertes como en años perdidos de vida saludable.

También se observaron aumentos similares, pero ligeramente menores (alrededor del 40%) para la región del Mediterráneo oriental. A nivel mundial, las muertes por traumatismos causados por el tránsito se ven en un 75% entre hombres.

En las Américas, el consumo de drogas se ha convertido en un factor importante que contribuye tanto a la discapacidad como a la muerte. Hubo un aumento de casi tres veces en las muertes por trastornos por consumo de drogas en las Américas entre 2000 y 2019.

Esta región también es la única en la que el trastorno por consumo de drogas es uno de los diez principales contribuyentes a la pérdida de años de vida saludable debido a muertes prematuras y discapacidad. mientras que, en todas las demás regiones, el consumo de drogas no figura entre los 25 primeros.

OMS/Yoshi Shimizu
La pulmonía puede prevenirse con vacunación, nutrición adecuada y mejores condiciones ambientales, señala la Organización Mundial de la Salud.

Un mensaje para los países

Las estimaciones  revelan tendencias durante las últimas dos décadas en la mortalidad y morbilidad causadas por enfermedades y lesiones y destacan claramente la necesidad de un enfoque global intensificado para prevenir y tratar las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, la diabetes y las enfermedades respiratorias crónicas.

“Estas nuevas estimaciones son otro recordatorio de que necesitamos acelerar rápidamente la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades no transmisibles. Destacan la urgencia de mejorar drásticamente la atención primaria de salud de manera equitativa y holística. Una atención primaria de salud sólida es claramente la base sobre la que descansa todo, desde la lucha contra las enfermedades no transmisibles hasta la gestión de una pandemia mundial”, explicó el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud..

El COVID-19 se ha cobrado trágicamente más de 1,5 millones de vidas. Las personas que viven con afecciones de salud preexistentes (como enfermedades cardíacas, diabetes y afecciones respiratorias) tienen un mayor riesgo de complicaciones y muerte debido a COVID-19.

Las autoridades sanitarias de todo el mundo dependen de datos oportunos, fiables y procesables para tomar decisiones informadas; esto es especialmente cierto durante una pandemia mundial. La próxima actualización de estas estimaciones incluirá una evaluación del impacto directo e indirecto de la pandemia COVID-19 sobre la mortalidad y la morbilidad, informó la Organización.

Las diez principales causas de muerte en general

En 2019, las 10 principales causas de muerte representaron el 55% de los 55,4 millones de muertes en todo el mundo. Las causas de muerte se pueden agrupar en tres categorías: transmisibles (enfermedades infecciosas y parasitarias y condiciones maternas, perinatales y nutricionales), no transmisibles (crónicas) y lesiones.

  1. La cardiopatía isquémica
  2. Accidente cerebrovascular
  3. Enfermedad pulmonar obstructiva
  4. Infecciones del sistema respiratorio inferior
  5. Afecciones neonatales (nacimiento, asfixia, trauma al nacer, parto prematuro)
  6. Cánceres de tráquea y bronquios Enfermedad de Alzheimer y otras
  7. Enfermedades diarreicas Diabetes melitus
  8. Enfermedades renales
  9. Diabetes melitus
  10. Enfermedades renales

Las diez principales causas de muerte en los países de bajos ingresos

  1. Afecciones neonatales (nacimiento, asfixia, trauma al nacer, parto prematuro)
  2. Infecciones del sistema respiratorio inferior
  3. La cardiopatía isquémica
  4. Accidente cerebrovascular
  5. Enfermedades diarreicas
  6. Malaria
  7. Accidentes de tránsito
  8. Tuberculosis
  9. VIH/SIDA
  10. Cirrosis

Las diez principales causas de muerte en los países ricos

  1. La cardiopatía isquémica
  2. Enfermedad de Alzheimer y otras
  3. Accidente cerebrovascular
  4. Cánceres de tráquea y bronquios
  5. Enfermedad pulmonar obstructiva
  6. Infecciones del sistema respiratorio inferior
  7. Cáncer en el colon y el recto
  8. Enfermedades renales
  9. Enfermedad cardiaca por hipertensión
  10. Diabetes

¿Por  qué saber las razones por las que muere la gente?

Es importante saber por qué mueren las personas para mejorar su forma de vida. Medir cuántas personas mueren cada año ayuda a evaluar la eficacia de los sistemas de salud y a dirigir los recursos hacia donde más se necesitan. Por ejemplo, los datos de mortalidad pueden ayudar a centrar las actividades y la asignación de recursos entre sectores como el transporte, la alimentación y la agricultura, y el medio ambiente y la salud.

COVID-19 ha destacado la importancia de que los países inviertan en sistemas de registro civil y estadísticas vitales para permitir el recuento diario de muertes y los esfuerzos directos de prevención y tratamiento. También ha revelado una fragmentación inherente en los sistemas de recopilación de datos en la mayoría de los países de bajos ingresos, donde los responsables de la formulación de políticas aún no saben con certeza cuántas personas mueren y cuáles son sus causas.

Para abordar esta brecha crítica, la OMS se ha asociado con actores mundiales para proporcionar las herramientas y la orientación para la vigilancia rápida de la mortalidad, para que así los países puedan recopilar datos sobre el número total de muertes por día, semana, sexo, edad y ubicación, lo que permite a los líderes de la salud impulsar esfuerzos más oportunos para mejorar la salud.

La recopilación y el análisis de rutina de datos de alta calidad sobre muertes y causas de muerte, así como datos sobre discapacidad, desglosados por edad, sexo y ubicación geográfica, es esencial para mejorar la salud y reducir las muertes y la discapacidad en todo el mundo.

Fuente: https://news.un.org/es/story/2020/12/1485362

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