Por: Tahira Vargas García
Debemos romper con nuestros prejuicios contra el pueblo haitiano y brindarle apoyo y solidaridad en todo momento.
Hace algunos días se repitió en Haití una situación dramática con un terremoto que sacudió el sur del país.
Miles de muertos, cientos de heridos y personas desaparecidas es parte del cuadro desgarrador que vive Haití en estos momentos. El dolor y el duelo se extiende a toda la isla y se siente en nuestro país. Miles de niños y niñas han quedado huérfanas, sin hogar.
Esta tragedia no es ajena a nosotros. Es totalmente cercana. El terremoto se convirtió en una gran tragedia humana por la situación social de desigualdad y miseria existente en Haití.
Haití y República Dominicana comparten la isla y cientos de años de historia común. Tenemos familias que tienen sus cimientos en la mezcla de ambos pueblos y mucha gente que trabaja en nuestro país realizando las labores más difíciles y peor pagadas son haitianos y haitianas.
Haití y República Dominicana comparten la isla y cientos de años de historia común.
La frontera que nos divide es más que artificial, es casi invisible. Las relaciones entre Haití y la Republica Dominicana han permanecido a través del tiempo y se mezclan en la cotidianidad.
La convivencia entre población haitiana y dominicana con la mezcla en la consanguinidad y en la vida cultural ha estado presente desde los inicios de nuestra República. En los momentos difíciles del pueblo dominicano como la guerra de independencia, la guerra restauradora, las distintas tormentas y ciclones que hemos sufrido recibimos el apoyo y la solidaridad del pueblo haitiano.
El duelo que sufren los haitianos hoy, es también nuestro duelo. Nuestro territorio está bañado de lágrimas y sufrimiento de miles de haitianos, haitianas y dominicanos de ascendencia haitiana que han sufrido la pérdida de hijos, hijas, hermanos y familiares en general.
Debemos romper con nuestros prejuicios contra el pueblo haitiano y brindarle apoyo y solidaridad en todo momento. Deben emprenderse hoy muchas acciones y muchas redes de solidaridad con Haití, con los niños y niñas huérfanos/as de esta tragedia y con todos los que viven en nuestro territorio con familiares allí. Varias organizaciones sociales, religiosas, instituciones no gubernamentales, organismos internacionales y gubernamentales están organizando acciones de solidaridad con Haití. Este esfuerzo debe ser una tarea y responsabilidad de todes.
Este artículo fue publicado originalmente en el periódico HOY
Fuente: https://acento.com.do/opinion/dolor-y-duelo-en-la-isla-8978350.html