Ausentismo escolar afecta a 30.000 niños uruguayos

Por: Danilo Costas.

 

«Hay miles de padres que creen que no vale la pena mandar a sus hijos a la escuela y eso es un drama», dijo el especialista Juan Pedro Mir.

Cada año que termina las autoridades educativas hacen un balance de lo ocurrido, con trayectorias educativas, días de clase, estadísticas, programas y asistencia de alumnos y docentes. Sin embargo, cada año, el problema que enciende la alarma de las autoridades es el mismo: el ausentismo escolar.

«El 2018 tuvimos casi 30.000 niños en edad escolar con asistencia insuficiente. Son niños que durante todo el año tuvieron menos de 140 días de clase y cuyo derecho a la educación fue violentamente vulnerado. No es un problema aislado ni coyuntural, es un problema estructural y complejo que está insertado en Primaria y que se repite todos los años. En algunos casos superó el 12% y el año pasado bajó levemente hacia un 11,7% de asistencia intermitente», dijo a ECOS el consejero de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), Héctor Florit.

Consultado sobre los mecanismos que tiene la institución para detener la sangría de alumnos que no asisten a clase, Florit dijo que hay un protocolo de acción para frenar combatir el ausentismo escolar.

“A la tercera falta sin justificar se dispara un mensaje de texto hacia el adulto responsable por ese niño donde se remarca la obligación de enviar a los chicos a la escuela y luego hay una comunicación del maestro o del director con la familia. Si esos pasos no dan resultado se da paso a la intervención de los maestros comunitarios o de integrantes de la Comisión de Fomento, agotando así los recursos propios. En el caso que persista la omisión el caso pasa al programa de escuelas disfrutables, donde trabajan asistentes sociales y en el peor de los escenarios se da paso al Poder Judicial, porque hay una actitud pertinaz de incumplir los deberes inherentes a la patria potestad”, agregó Florit.

De ese total, de casi 30.000 niños que faltan a clase de forma regular, no se discriminan las faltas justificadas de las injustificadas.

“De esa cifra total las faltas justificadas son menos del 50%, estamos hablando de una cifra cercana al 30% mientras que el restante son inasistencias que no tienen justificación. Del total de faltas justificadas la enorme mayoría son por causas de salud, enfermedades, alergias o problemas de estación, mientras que hay un promedio equivalente a ocho faltas por niño por razones climáticas y alertas meteorológicas”, sostuvo Florit.

Si bien la la ley general de educación (18.437), sancionada en 2008, establece como obligatoria la asistencia a clase de todos los niños y niñas desde los 4 años hasta el último curso de educación media básica, en la realidad hay miles de casos donde la ley no se cumple.

Para Pablo Caggiani, Consejero de Primaria, la situación es grave porque afecta y atrasa la trayectoria educativa de miles de niños.

«El tema del ausentismo tiene relevancia porque es primaria y porque los gurises ven afectada su trayectoria educativa. Al faltar tanto se pierde una parte importante de la enseñanza y las estadísticas nos dicen que los niños que se perdieron 20 días de clase en nivel cuatro o nivel cinco, la gran mayoría, se ubica en el 12% de los que repiten. Hay un problema de responsabilidad familiar que es muy importante y se llegaron a judicializar varias situaciones de adultos que vulneraban el derecho a la educación de sus niños», sostuvo consultado por este portal.

Caggiani compartió con Florit el mapa de causas que dominan las enfermedades y las alertas meteorológicas a la hora de definir inasistencias, pero aclaró que también hay un efecto rebote en las propias familias.

«La zafra de gripes nos afectan muy duro y las alertas lo mismo. Pero también hay situaciones donde el hermano más grande se enfermó y el chico no, pero depende del grande para ir a la escuela. En ese caso hay un alumno sano que no puede ir porque si no lo lleva el hermano no lo lleva nadie. Para atacar el ausentismo se cumple con el protocolo, hay 500 maestros voluntarios que trabajan y se hicieron campañas de bien público».

Para Florit hay un perfil claro de quienes dominan la franja de inasistencias a nivel escolar.

«El problema es más grave en el área metropolitana que en el interior, en zonas de pobreza o vulnerabilidad social acentuada que en sectores medios y en escuelas de horario simple que en otras de tiempo completo. El ausentismo además es regresivo porque los que más precisan son los que más faltan», indicó.

A modo de diagnóstico, Caggiani afirmó que hay un problema de raíz en la valoración del sistema educativo.

«Hay un problema de valoración del sistema educativo que tiene que ver con el rol de la escuela en la familia y lo que piensan los adultos que están a cargo de los niños que faltan. Hoy se vulneran derechos a la educación a niveles muy grandes y hay una responsabilidad clara de los adultos omisos», sentenció.

Faltas en números y el drama del ausentismo en educación inicial

En 2018 hubo 9.500 niños en edad escolar que faltaron al menos cuatro veces por mes a la escuela según datos del Consejo de Educación Inicial y Primaria.

Traduciendo esos datos, en 10 meses de ciclo lectivo hay niños que faltan más de 40 veces sin justificación lo que, en un programa de clases de lunes a viernes, equivale a dos meses sin ir a la escuela.

Si ese ausentismo se traslada a la educación inicial la cifra es aún más critica, ya que son 24.000 los niños con más de cuatro inasistencias sin justificar por mes.

Para el exdirector nacional de Educación, Juan Pedro Mir, la situación del ausentismo escolar es un drama con responsabilidades compartidas.

“Si uno se basa en los datos del informe Pisa 2015 saca la conclusión de que Uruguay es uno de los países con mayor tasa de interrupción de clases con un porcentaje muy alto de ausentismo docente. Es verdad que ese año fue la huelga de maestros y quizás sea un punto de inflexión, pero la tendencia de inasistencias es alta en alumnos y también en docentes. De todas formas el problema central que tiene la educación inicial y la escuela como institución es que tiene un problema de legitimidad. Hay miles de padres que consideran que no vale la pena mandar a sus hijos a la escuela y eso es un drama”, expresó en diálogo con este portal.

Para Mir, quien fue desafectado de su cargo tras afirmar que el gobierno estaba lejos de cumplir la promesa de modificar el ADN de la educación, el problema está en la base de la escuela donde se imponen los espacios de socialización por encima de la densidad educativa.

“El ausentismo lo puedo tomar también como una consecuencia de decenas de años de vaciamiento de la institución escolar como espacio de aprendizaje denso. Hoy la escuela tiene altos espacios de socialización, que están muy bien, pero falta una alta densidad que marque la diferencia en edades tempranas. Hay un acuerdo y un discurso general de lo que se enseña en la escuela y el liceo no es lo que marca la diferencia en la construcción de ciudadanía y de conocimiento”, definió.

Consultado para este informe sobre las causas que derivan en el ausentismo escolar, el especialista dijo que el país tiene un problema estructural mayor y puso cifras en contexto.

“Uruguay tiene una de las tasas más bajas de egreso en tiempo y forma de la Universidad y eso no solo se traslada a los pobres, porque también pasa en las Universidades privadas. El alumno que hace una carrera demora más en recibirse, se inserta más tarde al mercado laboral y eso tiene un costo para la educación muy grande. El punto central es que Uruguay tiene problemas para transformar a las instituciones educativas en lugares de desarrollo de las habilidades más allá del entorno y el contexto socio-cultural. Si en las escuelas se dedica el doble de tiempo pedagógico pero hay 20 sillas vacías por salón hay un problema de sentido institucional”, sentenció.

A la hora de analizar las responsabilidades, Mir dijo que estaba de acuerdo con las autoridades sobre que el problema era de los adultos pero jugó con el doble sentido para adjudicar falencias.

“El problema del ausentismo es de los adultos sí, pero no solamente de los padres de los niños. Si los adultos ni los niños se sienten convocados a ir a la escuela estamos en problemas. En la educación inicial hay niveles de ausentismo que son un drama y que cortan el proceso de sistematización de los procesos de aprendizaje. En la valorización de la escuela y en la oferta de contenidos, no puede ser lo mismo para una familia mandar a un niño a la escuela que no mandarlo”, cerró.

Fuente de la reseña: https://ecos.la/9/actualidad/2019/01/24/30317/ausentismo-escolar-un-problema-que-afecta-a-30000-ninos-uruguayos/

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