La nueva escuela mexicana: modelo para armar (Parte II)

Por: Roberto Rodríguez

El 3 de octubre de 2019, el secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán, acudió a la Cámara de Diputados para presentar la glosa en materia educativa del primer informe presidencial. En ese acto, varios legisladores le preguntaron sobre las características de la nueva escuela mexicana (NEM). El funcionario respondió: “un objetivo primordial de la NEM es reorientar el sistema educativo nacional para impulsar el aprendizaje de niñas y niños. No entiendo otra medición para conocer el avance en materia educativa que no sea, precisamente, el aprendizaje de nuestras niñas, niños, adolescentes y jóvenes.” Luego agregó: “la nueva escuela mexicana toma todos los principios de la Constitución para, primero, centrar la atención en las niñas y los niños. Esto que se dice muy fácil es todo un cambio pedagógico. Centrar la atención en las niñas y en los niños y no necesariamente en métodos y sistemas. Y esto nos lleva también a una educación personalizada. No se educa a un grupo, se educa a seres humanos individuales que requieren de una atención especial de sus maestras y de sus maestros.”

A esas alturas, en que estaba por cumplirse el primer año de gobierno y se habían reformado las normas fundamentales del derecho educativo, la SEP estaba dedicada a dar forma y contenido a la NEM y al nuevo acuerdo nacional por la educación (ANE). Al respecto, la SEP elaboró materiales que fueron presentados, en primera instancia, a las autoridades educativas de los estados. Se preparó, además, una guía para el taller de capacitación “Hacia una nueva escuela mexicana” (SEP, agosto 2019); dicho taller fue impartido en los consejos técnicos escolares al inicio del ciclo 2019-2020.

La guía y el taller de 2019 tenían el propósito de comunicar, al personal docente de educación básica, los principales cambios normativos (constitución y leyes secundarias), así como el enfoque y avances de la NEM. El documento base precisa: “Actualmente nos encontramos en un periodo de transición curricular, cargado de cambios y oportunidades. Una situación relevante es que se suspende el avance de la aplicación del plan de estudios 2017, lo que da la oportunidad de revisar a fondo, con la participación de maestros y maestras, la propuesta curricular que ha sido materia de controversia por muchos sectores del magisterio; y también permite atender el nuevo acuerdo educativo plasmado en el artículo tercero constitucional.”

Modificación de planes y programas de estudio
El mismo año, el plan y programas de estudio para el ciclo 2019-2020 se modificaron en varios aspectos. En ese momento, la idea era reformar progresivamente el currículum de la educación básica para implantar los principios de la reforma normativa. Conforme al Acuerdo SEP 20/11/19, se dispuso que, en el ciclo escolar por iniciar, la transición ocurriría así: “a) en primero, segundo y tercero de preescolar; primero y segundo de primaria; y primero y segundo de secundaria se aplicará el plan de estudios 2017; en tercero, cuarto, quinto y sexto de primaria; y en tercero de secundaria, se aplicará el Plan 2011 y los componentes de autonomía curricular” y desarrollo personal y social del Plan 2017”.

De entonces a la fecha habrían de convivir los planes de estudio de 2011 y 2017, así como las modificaciones establecidas en 2019. Además, en el acuerdo SEP citado se establecieron varias modificaciones al marco curricular del plan 2017, para incluir varios de los conceptos de la política educativa en ciernes. Entre ellos destaca la propuesta de establecer los contenidos de la autonomía curricular, previo acuerdo de cada consejo técnico escolar, en alguna de dos opciones: la primera, emplear el tiempo de autonomía en actividades tales como «ampliar la formación académica; potenciar el desarrollo personal y social; «nuevos contenidos relevantes; conocimientos regionales, o proyectos de impacto social. La segunda, destinar ese tiempo a “profundizar en el estudio de los aprendizajes de alguna o varias asignaturas del componente de formación académica y/o de las áreas de desarrollo personal y social.” Se dejó a la decisión de cada escuela la organización de clubes, orquestas, actividades deportivas o culturales, entre otras actividades.

También se incluyó una nueva asignatura al plan de estudios de primaria, la de “vida saludable”; se modificaron los contenidos y materiales didácticos para la de formación cívica y ética y se editaron nuevos libros de texto para esa materia. En secundaria se reestableció la asignatura de tecnología y su posible coexistencia con talleres, esto último conforme a la decisión de cada consejo técnico.

Propuestas didácticas y para la mejora continua
En la guía para docentes de 2019 se incluyó, como principal recomendación didáctica, avanzar hacia un currículum con las siguientes características: compacto y accesible; flexible y adaptable al contexto; factible y viable a desarrollar en el tiempo escolar; que contribuya a la formación de personas técnicamente competentes y socialmente comprometidas en la solución de los grandes problemas nacionales y globales; fortalecer en la formación de las niñas y los niños las convicciones a favor de la honestidad, justicia, la libertad y la dignidad y otros valores fundamentales derivados de los derechos humanos; fortalecer la formación cívica y ética, y promover la convivencia familiar.

Con la participación de los consejos técnicos escolares se desarrolló la colección “Buenas prácticas para la Nueva Escuela Mexicana”, consistente en fichas con actividades y orientaciones didácticas sobre seis temas: inclusión; aprendizaje colaborativo en el aula; aprendizaje colaborativo desde la gestión escolar; formación cívica y ética en la vida escolar; escuela y familias dialogando y sumando acciones frente al cambio climático.

A las escuelas se les solicitó establecer un programa de mejora continua que incluyera: diagnóstico; objetivos y metas; acciones, y seguimiento y evaluación. Para tal efecto, la SEP distribuyó el manual titulado “Orientaciones para elaborar el programa escolar de mejora continua”, en que se proponen los rubros de diagnóstico y los formatos para el mecanismo de planeación para la mejora. La responsabilidad se hizo recaer, en principio, en los “colectivos docentes”, aunque las y los directores de escuelas tendrían la obligación de reportar resultados a la SEP.

La NEM en la planeación nacional
El 30 de abril de 2019 el ejecutivo federal presentó el Plan Nacional de Desarrollo (PND). En algunas esferas de opinión, el documento fue criticado por no atenerse al canon establecido por los planes nacionales de administraciones anteriores, y porque su contenido se apreciaba más político que programático. En materia educativa, el PND enfatizó, como prioridades, la política de becas y el proyecto de sistema de universidades para el bienestar Benito Juárez. No obstante, en la sección de estrategias se indicaron las siguientes: asegurar acceso y permanencia; elevar calidad y pertinencia; revisar planes y programas de estudio; fortalecer la profesionalización docente; mejorar infraestructura equipamiento, y promover la revisión y adecuación del marco normativo e institucional. En el documento no se menciona una sola vez a la NEM o el AEN, lo que hacía dudar si las prioridades educativas del presidente y las del titular de la SEP eran coincidentes.

La publicación del Programa Sectorial de Educación 2020-2024 fue tardía. Se dio a conocer en julio de 2020 cuando se esperaba a finales del año previo. A diferencia del PND, este documento sí hace mención de la NEM y del AEN. El texto ofrece una definición acotada sobre la primera: “Concepción de la escuela que busca la equidad, la excelencia y la mejora continua en la educación, para lo cual colocará al centro de la acción pública el máximo logro educativo de las niñas, niños, adolescentes y jóvenes. Tendrá como objetivos el desarrollo humano integral del educando, reorientar el Sistema Educativo Nacional, incidir en la cultura educativa mediante la corresponsabilidad e impulsar transformaciones sociales dentro de la escuela y en la comunidad.” También se argumenta que la NEM “impulsará una educación de excelencia para formar mexicanas y mexicanos incorruptibles, responsables, con sentido comunitario y de solidaridad, conciencia ambiental, respeto por la diversidad cultural y un profundo amor por la Patria.” En el programa el AEM se reitera como un mecanismo de “coordinación vertical y horizontal” entre los distintos agentes educativos; es decir, como un instrumento básico de gobernanza.

En la legislación secundaria derivada de la reforma constitucional se estableció como obligatoria la formulación de dos estrategias nacionales directamente relacionadas con el ámbito educativo: la de educación inclusiva y la correspondiente a la mejora de escuelas normales, ambas derivadas de la Ley General de Educación de 2019. En la misma norma se formuló también la obligación de diseñar una Política Nacional de Educación Inicial, como parte de la Estrategia Nacional de Atención Integral a la Primera Infancia. Las tres estrategias fueron presentadas, a finales de 2019, como parte del AEN, no obstante que la correspondiente a la atención integral a la primera infancia implicaba la coordinación entre los sectores de salud, bienestar y educación.

En la Estrategia Nacional de Educación Inclusiva se considera a la inclusión como “el desarrollo de una escuela común, no selectiva, organizada para acoger la diversidad y asegurar el logro educativo de todas las personas”; en términos prácticos, que en cada escuela se adopten criterios de inclusión en vez de establecer instituciones para grupos específicos. Se anticipaba que ello iba a requerir acciones del siguiente orden: armonización legislativa y normativa; desarrollo de modelos de atención con enfoque inclusivo; formación de los agentes educativos; sistema integral de información para la educación inclusiva; centros educativos accesibles para el aprendizaje y la participación, y estrategias de comunicación y vinculación a favor de la inclusión intersectorial. En el documento se indicaba, asimismo, el propósito de “avanzar gradualmente en la construcción de la NEM para todas y todos desde la comunidad, superando de manera progresiva la dispersión y precarización que se ha producido por la segmentación del sistema en modalidades y subsistemas para atender a los grupos de mayor pobreza y vulnerabilidad.”

La segunda estrategia, la de mejora a las escuelas normales, surgió de las conclusiones del Congreso Nacional para el Fortalecimiento y Transformación de las Escuelas Normales (Ciudad de México, 6 y 7 de mayo de 2019). En el documento se puntualiza la necesidad de emprender su reforma con base en cinco ejes: formación de docentes para transformar el país, considerando a las maestras y los maestros como profesionales de la educación; impulsar procesos que respondan a las demandas actuales y futuras del entorno social; desarrollo profesional de los formadores de docentes; autogestión de las normales para fortalecer la gestión curricular, pedagógica y administrativa, y planteamiento de la ruta curricular con lo cual se diseñarán los planes y programas de estudio.

Por último, el componente educativo de la estrategia para la primera infancia destacó el propósito de “desarrollar una cultura pedagógica de la integralidad entre familiares, agentes comunitarios y, en particular, entre docentes y dirigentes institucionales de la educación, así como sumar esfuerzos para atender a la primera infancia desde un enfoque de interdependencia de los derechos, donde la realización de uno sea la condición necesaria para el acceso efectivo de los demás.” No obstante estos propósitos, el mandato que obligaba a la SEP a desarrollar una política nacional de educación inicial, como parte de dicha estrategia nacional, tardaría varios años en cumplirse: apenas en marzo de 2022 se publicó el acuerdo SEP correspondiente a tal mandato.

Fin de la etapa
Al inicio de actual periodo de gobierno se perfilaba la construcción de la NEM a través del desarrollo de un enfoque pedagógico centrado en propósitos de calidad, equidad, inclusión, humanismo, compresión del entorno y articulación pedagógica entre los niveles de la educación obligatoria; en la importancia de desarrollar nuevos materiales educativos, incluida la renovación de los libros de texto gratuitos; así como en la reforma gradual de planes y programas de estudio. De manera complementaria, la NEM debería incorporar los enfoques y acciones de las estrategias nacionales indicadas. En 2019-2020 se adelantaba en esa dirección, aún con énfasis en la planeación y programación, más que en la implementación. Entonces llegó el Covid y todo cambió.

Fuente de la información:  https://www.educacionfutura.org

Comparte este contenido:

Crisis educativa: un reto social

Por: Pedro Flores

Las tres crisis que enfrentamos (sanitaria, educativa y económica) están íntimamente ligadas. Ésta puede ser una conclusión al leer los resultados de la Encuesta para la Medición del Impacto Covid 19 en la Educación, (Ecovid-Ed 2020), que publicó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) el pasado martes 23.

La encuesta tuvo como propósitos conocer bajo qué condiciones los estudiantes concluyeron el ciclo escolar pasado (2019-2020), con qué medios cuentan en éste (2020-2021) y qué apoyos tuvieron al trasladar la escuela a la casa a partir del confinamiento por la pandemia. Tristemente, un poco más de 738 mil estudiantes no concluyeron el ciclo escolar pasado y de éstos, 435 mil (59%) declararon un motivo relacionado con Covid. Según Inegi, 29 por ciento de éstos perdió contacto con sus maestros o no pudo hacer la tareas. ¿Quién asumirá la responsabilidad de esto? ¿Debe el Estado asumir la acreditación de todos los excluidos del Sistema Educativo Nacional?

En tiempos en donde los gobiernos con entusiasmo declaran la obligatoriedad para cursar la escuela o la universidad, ahora sabemos —gracias al Inegi—, que 5.2 millones de personas de 3 a 29 años no se inscribieron al actual ciclo escolar por razones atribuidas al Covid y a la falta de recursos (2.3 y 2.9 millones, respectivamente). Si a esto le agregamos los 3.6 millones que no se registraron por “tener que trabajar”, pues en México tenemos un nivel de exclusión escolar del tamaño de Austria (8.8 millones).

¿Cómo utilizará el pueblo “bueno y sabio” esta información para exigirle al gobierno mexicano que cumpla con el “principio” de “no dejar a nadie atrás” ni a “nadie afuera”, como estableció su Programa Sectorial de Educación 2020-2024? ¿Ya está en marcha algún plan para enfrentar de manera efectiva el desequilibrio causado por la exclusión?

Eso esperamos. La Secretaría de Educación Pública podría revisar los datos que con rigor técnico recabó el Inegi en 5,472 viviendas y que son representativos para la población de 3 a 29 años (54.3 millones). Pero más allá del número o de las proporciones está el razonamiento humano. Del total de los 2.3 millones que no se inscribieron al ciclo escolar por Covid, 615 mil personas (26%) reconocieron que las clases eran “poco funcionales” para el aprendizaje. ¿O sea que uno puede elegir salirse del sistema educativo al no verle utilidad bajo ciertas condiciones? Si ya había evidencia —gracias a la investigación educativa— de que la vida escolar podía aburrir por ser poco pertinente para los sujetos, imagínense estar todo el tiempo en casa y sentados frente a una pantalla. La mala pedagogía también genera exclusión y para esto no sirve ni el dinero repartido en becas ni el otorgado a las empresas de medios.

Ante la nueva crisis educativa, centrémonos en las necesidades reales de las personas. Una vez dotando a todos de las condiciones y recursos necesarios, reconozcamos que el aprendizaje –no el certificado ni el puntaje– está en el centro de la preocupación social. De ahí que las madres hayan apoyado en gran medida el trabajo escolar de sus hijos en casa y también haya “mucha disponibilidad” en más de la mitad de la población por asistir a clases presenciales cuando el gobierno lo determine. Vaya reto social.

Investigador de la Universidad Autónoma de Querétaro (FCPyS).

 

Fuente:  http://www.educacionfutura.org/crisis-educativa-un-reto-social/

Comparte este contenido:

Programa Sectorial de Educación: ¿qué hay de nuevo?

El pasado 6 de este mes, la SEP publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el Programa Sectorial de Educación 2020-2024.(1) Un documento que, de acuerdo con la Ley de Planeación, debería de entregarse a tiempo y armonizarse con el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 (publicado en el DOF el 12 de julio de 2019). Un primer comentario sobre el programa sectorial que ahora comento, consiste en anotar que este es un texto que se da a conocer de manera tardía (un año y medio después de que AMLO asumiera el poder), a pesar de que está dentro de los márgenes temporales que establece la ley respectiva.

¿Qué tiene de nuevo el actual Programa Sectorial de Educación (PSE) al compararlo con el anterior (2013-2018)?(2)

a) El contexto: Me parece que la ubicación del recién publicado programa sectorial en materia educativa tiene su contexto en las reformas al texto Constitucional de 2019, específicamente el Artículo 3º. Así lo establece la autoridad educativa federal en el documento que analizamos hoy: “La definición de los objetivos y estrategias prioritarias del PSE 2020-2024, así como las acciones puntuales para su logro, tiene como referente la Reforma Constitucional en materia educativa que se publicó en el DOF el 15 de mayo de 2019, así como el contenido de la Ley General de Educación, la Ley General del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros, y la Ley Reglamentaria del artículo 3o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en materia de Mejora Continua de la Educación; cuyo propósito común es garantizar el derecho a la educación de excelencia con inclusión y equidad”.

Esto, aparte del análisis que habrá de incluirse y considerarse en términos del cambio de gobierno que se inició el 1 de diciembre de 2018, como producto de la histórica votación del 1 de julio de ese mismo año, en que Andrés Manuel López Obrador obtuvo la mayoría absoluta al término de la jornada electoral constitucional de ese año (alrededor del 53 por ciento de votos del padrón electoral: más de 30 millones de votos a su favor). Las intencionalidades, los contenidos del discurso y las finalidades del nuevo gobierno de la “4T”, son parte constitutiva de ese contexto.

b) El contenido del PSE. Esto afirma la autoridad educativa federal con respecto a las orientaciones del contenido discursivo del propio programa, que en esencia se fundamenta en un marco normativo de reciente creación o actualización: “Asimismo, el PSE 2020-2024 responde a las disposiciones normativas aplicables y distintos ordenamientos como la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes; la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas; la Ley General para la Inclusión de las Personas con Discapacidad; la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres; y la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia; entre otros… El PSE 2020-2024 está basado en los derechos que reconoce la CPEUM. Entre ellos destacan el derecho a la no discriminación (artículo 1o.); el derecho a la educación y el derecho a gozar de los beneficios del desarrollo de la ciencia y la innovación tecnológica (artículo 3o.); el derecho al acceso a la cultura y el derecho a la cultura física y a la práctica del deporte (artículo 4o.); el derecho de acceso a las tecnologías de la información y comunicación (artículo 6o.); así como el derecho a la libertad de convicciones éticas, de conciencia y de religión (artículo 24)”.

c) Las limitaciones: Entre las limitaciones que tiene, de entrada, y que observará durante su aplicación este PSE, es que el país se encuentra en una situación económica precaria (con y sin pandemia de coronavirus); con rasgos de insuficiencia presupuestal y con la reiterada adopción de medidas restrictivas, en el financiamiento público, por parte del gobierno federal y los gobiernos estatales. Habrá que estar atentos a los recortes presupuestales y a las medidas de la “austeridad republicana” (casi franciscana) que ha adoptado durante estos 18 meses el gobierno de la “4T”. ¿Continuará la misma dinámica? ¿Cómo afectará esa política restrictiva a las acciones establecidas en el programa?

d) Hay otros aspectos que requieren mayor análisis, imprimir más profundidad reflexiva y promover la discusión continua y abierta con la sociedad; es decir, con los docentes, directivos escolares, con estudiantes y sus familias, y con las y los trabajadores de la educación en general. Así como con los diversos grupos de académicos, investigadores del campo educativo y representantes de los sectores de la sociedad civil que están interesados en participar en la construcción del proyecto educativo nacional, desde sus diferentes tribunas e intereses.

Estos serían algunos de esos “otros aspectos” a analizar:

1. Discutir el concepto de “calidad” de la educación. Como lo he expresado en otros momentos, en este punto se trata de profundizar en el análisis de dicho concepto, de enmarcarlo, contextualizarlo, situarlo, no tirarlo al bote de la basura. Así lo plantea la autoridad educativa federal en el PSE 20-24: “Adicionalmente, la educación de calidad es uno de los 17 objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, adoptada en 2015 por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, como una hoja de ruta transformadora para la humanidad con la promesa de no dejar a nadie atrás. Como parte integral del compromiso adquirido por el Estado mexicano, el cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 (ODS 4) Garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos, orienta la acción que plantea el Programa Sectorial de Educación 2020-2024”.

Este no es precisamente un abordaje nuevo. No por lo menos si lo comparamos con las líneas principales del discurso del PSE 2013-2018.

2. Revisar a fondo la mención al problema de la “corrupción”. Para ello el sistema educativo nacional, sobre todo autoridades y líderes sindicales, deberá de mirarse en el espejo: “La corrupción ha sido un lastre histórico para el desarrollo del país, situación que afecta, en mayor o menor medida, todas las esferas de la vida pública nacional y a toda la ciudadanía. En el sector educativo, el problema tiene diversas expresiones y la lista es larga: escuelas ficticias, diplomas falsos, carencia de manuales escolares, discrecionalidad en el otorgamiento de becas, venta de plazas, irregularidades en el ejercicio del gasto público y licitaciones a modo, por mencionar algunas. En cualquiera de sus manifestaciones, la corrupción afecta la calidad de la educación que reciben las niñas, niños, adolescentes y jóvenes en México, con mayor impacto en aquellos que más la necesitan”.

¿Qué medidas se adoptarán y cómo se dará seguimiento a ello a efecto de combatir la “corrupción al interior del sistema educativo”? Cuestión que incluye las prácticas clientelares, corporativistas y de cooptación que llevan a cabo las autoridades educativas federales y estatales, así como dirigentes sindicales.

3. Conectado con el tema de la “corrupción”, la autoridad educativa federal propone la siguiente línea de acción general: “Por lo que se refiere a atajar las causas fundamentales, la Nueva Escuela Mexicana sentará las bases para la regeneración moral del país, a partir de una orientación integral basada en valores como la honestidad, honradez, ética, libertad y confianza, principios rectores del PND 2019-2024. En este sentido, se impulsará una educación de excelencia para formar mexicanas y mexicanos incorruptibles, responsables, con sentido comunitario y de solidaridad, conciencia ambiental, respeto por la diversidad cultural y un profundo amor por la Patria”.

¿Un nuevo programa de “renovación moral de la sociedad” está en puerta a través de la confusa noción de “Nueva Escuela Mexicana”?

4. Por último, como punto principal que observo (para analizar) acerca de lo nuevo de este PSE, se encuentra el asunto de la ‘Equidad’: “…la equidad debe ser el eje ordenador de la acción educativa, es urgente poner el sistema educativo al servicio de todas las niñas, niños, adolescentes y jóvenes del país para garantizar aprendizajes significativos y permanentes. Con el propósito de no dejar a nadie atrás, no dejar a nadie fuera, el gobierno de la Cuarta Transformación no escatimará esfuerzos ni recursos para garantizar la igualdad de oportunidades educativas, situación que en un país plagado de inequidades implica adoptar la consigna por el bien de todos, primero los pobres, así como luchar contra todas las formas de discriminación”.

Punto central del PSE 20-24: “…la política educativa de la presente administración se articulará en torno a seis prioridades, a saber: Educación para todas y todos, sin dejar a nadie atrás; Educación de excelencia para aprendizajes significativos; Maestras y maestros como agentes de la transformación educativa; Entornos educativos dignos y sana convivencia; Deporte para todas y todos; y Rectoría del Estado en la educación y consenso social”.

Comentario final: La conformación de una política pública educativa no podría avanzar ni sostenerse sin la participación de los actores principales: docentes, directivos escolares, asesores técnicos, las y los estudiantes y sus familias, y demás profesionales de la educación que participan cotidianamente en el desarrollo del hecho educativo (más allá de la “escolarización”). La confección de las políticas públicas en este campo o sector, por lo tanto, requieren de la más amplia participación de las comunidades educativas, en su amplitud y diversidad, desde abajo, pues de lo contrario un programa como el que ahora comento corre el riesgo de convertirse, tristemente, en letra muerta.

Fuente consultada:

http://dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5596202&fecha=06/07/2020

Nota: El PSE 2013-2018 se publicó el 13 de diciembre de 2013, un año después de que asumiera la titularidad del Poder Ejecutivo federal, Enrique Peña Nieto.

Fuente:  https://www.sdpnoticias.com/columnas/programa-sectorial-de-educacion-que-hay-de-nuevo.html

Comparte este contenido: