Ciencia en la aldea: los niños que ayudaron a descubrir un monasterio medieval. Austria

Redacción: the Conversation

“¡Profe! ¡Aquí hay algo! ¿Será el «anillo de la paz”? ¿Será la tumba de algún monje?“. Los alumnos de primaria del colegio público de Belmonte de Miranda (en el concejo de Balmonte) se emocionan con los primeros descubrimientos en la excavación arqueológica del monasterio de su pueblo.

La ansiada joya de la que hablan es el «anillo del abad”. Cuenta la historia que todos los abades tenían un anillo que los identificaba como rectores de un monasterio. Los alumnos se entusiasman con la posibilidad de encontrarlo. ¡Aunque ellos hacen su propia interpretación y lo llaman el “anillo de la paz”!

¿Qué es un abad?

Cuando empezaron a investigar la historia de su pueblo no sabían qué era un abad, ni dónde había estado el antiguo monasterio. Al final del curso y de la excavación arqueológica conocían la importancia del desaparecido monasterio de Santa María. Sabían cómo funcionaba y el poder que tenían los monjes en la Edad Media. ¡Incluso eran capaces de dar una conferencia sobre el tema!

Durante el curso 2018-2019, el grupo de investigación LLABOR de la Universidad de Oviedo y el Colegio Público de Balmonte de Miranda pusimos en marcha el proyecto ConCiencia Histórica. Nuestro objetivo era convertir el patrimonio cultural rural en el eje del proceso educativo. Y al alumnado en protagonista del aprendizaje investigando la historia de su propio municipio.

A menudo los recursos patrimoniales del territorio y los saberes de los habitantes locales pasan desapercibidos. La riqueza paisajística, especialmente en las zonas de montaña, eclipsa un patrimonio cultural extraordinario, poco valorado y casi olvidado debido a la despoblación del medio rural.

La increíble experiencia del curso pasado nos ha animado a continuar durante el curso 2019-2020. Y mantenemos la ilusión de prolongar su vida en el futuro, abordando otros temas de estudio, siempre relacionados con el patrimonio rural.

Taller de arqueología forense. Los niños aprenden a identificar los distintos huesos del cuerpo humano e identifican las marcas que dejan en ellos distintas enfermedades. Grupo de Investigación Llabor (Universidad de Oviedo).Author provided

La historia de los paisajes y el paisanaje

El punto de partida de este proyecto son las excavaciones arqueológicas que el grupo de investigación ha realizado en la aldea de Vigaña (Balmonte).

En los últimos diez años hemos descubierto un poblado neolítico, un castro de la edad del Hierro y un cementerio medieval. Los habitantes de la aldea nos han acompañado en este viaje, aportando un conocimiento que nos ha ayudado a plantear la investigación.

Y se han asombrado ante los hallazgos. Para ellos era increíble descubrir que su hórreo se levantaba sobre un cementerio medieval. O que las leyendas sobre el castro escondían los restos de un poblado antiguo.

El esfuerzo por incorporar el conocimiento local, todo aquello que los habitantes conocen de su paisaje, ha contribuido al éxito de la investigación. Nadie conoce el territorio como aquellos que lo han trabajado durante miles de años.

Excavación en la zona del Convento, lugar en el que se localizaba antiguamente el monasterio de Santa María de Lapedo. Grupo de Investigación Llabor (Universidad de Oviedo).Author provided

Arqueología en el aula

El interés del grupo de científicos por compartir sus investigaciones conectó con las propuestas educativas del colegio público. Y así nació ConCiencia Histórica: la arqueología, el conocimiento local y el método científico se convirtieron en el eje de los trabajos en el aula.

“ConCiencia Histórica – Arqueología y comunidad en la sociedad rural”, por Grupo de investigación Llabor (Universidad de Oviedo).

El objetivo es dar protagonismo y responsabilidad al alumnado en la escuela y en el municipio. Con trabajos científicos reales favorecemos el desarrollo de habilidades y la fijación de conocimiento.

La excavación arqueológica del antiguo monasterio del pueblo se convirtió en la principal actividad didáctica. Y se conectó con las materias y temas que los maestros han de impartir cada trimestre.

Dos arqueólogos profesionales en colaboración con profesores y alumnos de la universidad dirigen los trabajos. Los niños y niñas, desde los 3 a los 11 años, participan en todas las labores propias de una investigación: buscan la información histórica, preparan la excavación arqueológica, estudian los materiales encontrados y registran los datos obtenidos utilizando las nuevas tecnologías.

Como apoyo se hacen varios talleres a lo largo del curso. Algunos tienen la intención de enseñar los pasos del método científico. Por ejemplo, estudiamos lo que nos dicen los huesos sobre la vida de una persona. Y analizamos los restos de animales para saber algo más sobre la ganadería antigua.

También nos atrevemos con talleres de arqueología experimental: aprendemos a hacer cerámica y hacemos el horno para cocerla.

La construcción de una cabaña con materiales tradicionales es una de las aventuras más divertida. Pisar barro mezclado con paja para poner en las paredes resulta fascinante para el alumnado. !Y es una gran experiencia para comprender los problemas cotidianos de las sociedades en la historia!

Trabajos de construcción de una cabaña neolítica. Técnica tradicional con madera de avellano y barro pisado con paja. Grupo de investigación Llabor (Universidad de Oviedo).Author provided

Los vecinos también son protagonistas

Una de las apuestas más emocionantes es revitalizar el conocimiento local. Hacemos pan en un horno antiguo del pueblo y aprovechamos la ocasión para festejar el momento con música tradicional. Los cantares de Concha o Auristela nos transportan a otros tiempos, cuando reunirse en torno al fuego era la única actividad posible durante las noches de invierno.

Además, implicamos a la comunidad sanitaria para hablarnos de comida saludable mientras hacemos pan de forma tradicional.

Toda la comunidad se implica en el proceso de aprendizaje y colabora activamente con el alumnado. Así logramos un continuo trasvase de saberes.

Y el resultado final es un servicio a la comunidad. Los alumnos han diseñado una ruta turística por Balmonte en colaboración con el Ayuntamiento: “Las chalgas de los escolinos”. En este paseo por la villa se pueden ver señalizados los restos del antiguo monasterio reutilizados en las actuales casas de la localidad.

Los talleres favorecen la transferencia de conocimiento en el medio rural. El objetivo es despertar vocaciones científicas convirtiendo al alumnado en el protagonista de las distintas fases de la labor investigadora.

Taller de pan tradicional. Los alumnos hacen la masa para hacer su propio pan. Grupo de Investigación Llabor (Universidad de Oviedo).Author provided

Revalorizar el papel de las humanidades

Pretendemos sacar la investigación de las aulas universitarias y llevarla al campo. Urge equilibrar las oportunidades de las niñas y niños rurales con los que se forman en la ciudad. Y es necesario que la universidad conecte con la sociedad rural.

Los investigadores no podemos limitarnos a dar conferencias o charlas divulgativas. Debemos trabajar activamente con la gente. Así, favorecemos que se identifiquen con nuestra investigación, que en realidad es la suya, ya que estudiamos su historia.

También revalorizamos el papel de las humanidades como ciencias que generan saber científico. Las actividades realizadas por el alumnado dan valor al conocimiento del pasado para comprender el presente. Y son una herramienta adecuada para plantear opciones de futuro.

La cultura científica no es solo desarrollo tecnológico. Las humanidades, y concretamente la historia, son un pilar básico que permite comprendernos como sociedad y plantear soluciones innovadoras para el futuro.

Nuestros objetivos: investigar para conocer. Y convertir el conocimiento histórico en una herramienta que permita activar un futuro con un medio rural vivo.

Fuente: https://theconversation.com/ciencia-en-la-aldea-los-ninos-que-ayudaron-a-descubrir-un-monasterio-medieval-130965

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México: Aprendizaje situado, perspectiva clave para la enseñanza de las matemáticas: Especialista

México / 19 de noviembre de 2017 / Autor: Redacción / Fuente: Regional Puebla

«Ricardo Cantoral Uriza impartió la conferencia “Las matemáticas en el nuevo modelo educativo: una mirada socioepistemológica”

La lectura de electrocardiogramas, el llenado de recipientes de distintas formas con agua y el cálculo del área de un terreno podrían parecer, a primera vista, tareas completamente distintas. No obstante, tras las investigaciones que Ricardo Cantoral Uriza ha realizado con el equipo del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (CINVESTAV), del Instituto Politécnico Nacional, ha resultado que no son acciones tan distantes: todas ellas implican un pensamiento matemático que trasciende disciplinas de estudio.

Durante el IV Taller Internacional “Tendencias en la Educación Matemática basada en la Investigación”, organizado por la Maestría en Educación Matemática de la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas, el académico adscrito al nivel 3 del SNI dictó la conferencia “Las matemáticas en el nuevo modelo educativo: una mirada socioepistemológica”. Ahí, abordó las innovaciones didácticas y pedagógicas que, mediante el trabajo con un amplio equipo de expertos en la materia, resultaron de las reformas legislativas que determinan el nuevo modelo educativo de nuestro país.

La docencia desde una perspectiva socioepistemológica se interesa por los aspectos normativos de la sociedad que favorecen las situaciones de aprendizaje; en este caso, de las matemáticas. Para ello, es necesario actuar de acuerdo con las características del contexto de cada grupo estudiantil: si bien se trata de una propuesta nacional, las diferencias específicas de cada zona son factores fundamentales a considerar para detonar procesos de aprendizaje exitosos.

EL PENSAMIENTO ARITMÉTICO: UN CONGLOMERADO DE SABERES

En su participación, el posdoctor por la Université París VII Diderot evidenció las fronteras difusas que existen entre las distintas áreas del conocimiento al ser empleadas en situaciones reales. “Lo que entra en juego en la escuela no es la trasposición didáctica del saber científico al aula: lo que se vive es un conglomerado multifactorial de saberes en donde uno es el científico, pero no siempre es el más importante”, enfatizó.

Una muestra de esta postura ha sido la tradicional organización de docentes por academias disciplinarias y no de acuerdo con el grado escolar, en el nivel medio superior. Dicha desarticulación propiciaba el estudio separado de dominios que de forma aparente eran dispares, como la filosofía, el lenguaje y las matemáticas. Debido a ello, fue necesario introducir estrategias que propiciaran el pensamiento abductivo, las cuales están encaminadas a que el joven realice conjeturas, lance hipótesis e incluso sea capaz de refutarlas con evidencia empírica.

 “¿Qué significará, en concreto, aprender a aprender? La postura que tomó nuestro grupo de trabajo es que consiste en significar a los objetos formales mediante su uso situado. Es decir, aceptar una postura pragmática del conocimiento, mucho más de tipo sociocultural, que dé cuenta sobre cómo las personas viven cierta realidad”, indicó. En este sentido, lo que se debe buscar en la enseñanza de las matemáticas no es que el estudiante memorice fórmulas, sino que comprenda lo que significan, además de que sea capaz de reconocerlas y trabajar con ellas.

Así, los ejes de la nueva propuesta pueden sintetizarse en cuatro: el tránsito del pensamiento aritmético –es decir, la comprensión del problema planteado- al lenguaje algebraico y no viceversa; la centralidad analítica del cálculo enfocada en lugares geométricos, más que en ecuaciones; la creación de puentes que permitan la transversalidad entre asignaturas y, finalmente, centrar la atención en los aprendizajes esperados. A través de acciones en estos ámbitos, el investigador del CINVESTAV ha comprobado la potencialización del aprendizaje en ambientes experimentales.

Al respecto, narró una de sus experiencias de investigación en torno al aprendizaje situado en la realidad. Durante un día completo, se enseñó a jóvenes inscritos en escuelas de la Dirección General de Educación Tecnológica Industrial (DGETI) que cursaban la Especialidad en Enfermería, en el Estado de México, a leer desde la orientación médica un electrocardiograma. Tras ello, fueron capaces de identificar la variación temporal de la corriente eléctrica del corazón aplicando conocimientos de cálculo diferencial, sin que se les enseñara explícitamente dicho tema. En otras palabras: echaron mano de conocimiento matemático para completar una tarea enfocada en la realidad médica.

Aunque no todos los temas que se abordan en el aula tienen un caso correspondiente tan claro con la vida cotidiana como el anterior –como en el caso de la descomposición de un número en factores primos-, se debe enfatizar la funcionalidad y transversalidad de los contenidos enseñados. De esta manera, el alumno será capaz de interactuar con su medio desde la perspectiva de un “aula extendida”.

A pesar de que las dificultades para propiciar este método de trabajo son variadas, Cantoral Uriza tiene la convicción de que ampliar el material especializado para docentes, así como fomentar redes de colaboración en los niveles educativos básico y medio superior mediante cuerpos académicos, son vías idóneas para propiciar la transformación de la enseñanza. “Ninguna reforma es definitiva. La sociedad, el contexto y los enfoques son muy cambiantes: tenemos que aprender a vivir en el cambio. Yo veo esto como una gran oportunidad: logramos que la investigación del CINVESTAV hoy sea de utilidad para los jóvenes que están en todo el país”.

Fuente de la Noticia:

http://www.regionalpuebla.mx/pipope/item/11139-aprendizaje-situado-perspectiva-clave-para-la-ensenanza-de-las-matematicas-especialista.html

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Argentina tiene más científicos que la región, pero está lejos de la elite

Alfredo Dillon

Tiene 1.202 por millón de habitantes. Supera a Brasil y Uruguay. Sin embargo, es menor al promedio mundial.

La Argentina tiene 1.202 científicos por millón de habitantes, según datos del Banco Mundial. La cifra está muy por debajo de la de los países con mayor cantidad de investigadores, encabezados por Israel (8.255), Dinamarca (7.198), Finlandia (6.985), Corea (6.899) y Suecia (6.868). Los números señalan que el sistema científico argentino aún debe crecer mucho para acercarse al nivel de los países desarrollados, un crecimiento ahora jaqueado por los recortes recientes en el presupuesto científico y en el ingreso de investigadores al Conicet.

En un “ranking” de 66 países y regiones elaborado en función de la cantidad de investigadores por cada millón de personas, la Argentina queda en el último tercio de la tabla (puesto 45). El país tiene menos de la mitad del promedio mundial de investigadores por cada millón de habitantes (2.500, calculado sobre esos 66 países). Sin embargo, está primero en América Latina: Brasil tiene 698; Uruguay, 504 y Chile, 428.

Varios datos señalan que, si bien se avanzó en los últimos diez años, la Argentina aún está atrasada con respecto al desarrollo científico de los países avanzados. Según Unesco, el país representa el 0,9% del PBI mundial, pero aporta solo el 0,7% de los investigadores del mundo y el 0,6% de las publicaciones científicas. Además, es uno de los países que menos invierte: representa apenas el 0,3% del gasto bruto mundial en investigación y desarrollo (I+D).

Calculado sobre el PBI, la Argentina destina a ciencia y tecnología solo el 0,6% de los recursos nacionales, por debajo del promedio latinoamericano (0,7%), y muy lejos de los países desarrollados, que invierten entre el 2 y el 4% del PBI en este rubro. Argentina es el país del G20 donde el sector privado aporta menos a la investigación, sostenida casi exclusivamente por el Estado: el gasto del sector empresarial es apenas el 0,12% del PBI.

“En países con una superabundancia de recursos naturales, el fuerte crecimiento impulsado por la extracción de recursos supone un freno al interés por la innovación y el desarrollo sostenible por parte del sector empresarial”, sostiene el último Informe de Unesco sobre la Ciencia. Para la Unesco, invertir más en ciencia, tecnología e innovación es fundamental para desarrollar “una economía menos dependiente de los recursos naturales” y más orientada “hacia el conocimiento”.

“Los países latinoamericanos están atrasados no solo con respecto a los países desarrollados, sino también con respecto a los asiáticos. La inversión en I+D es el triple en Asia que en América Latina. El gran atraso también se ve reflejado en el bajo número de patentes que logran los países latinoamericanos”, aseguró Alieto Guadagni, miembro de la Academia Nacional de Educación.

En esta línea, el informe de Unesco advierte que “ningún país latinoamericano (aparte de Brasil) posee una intensidad de I + D comparable al de las economías de mercado emergentes dinámicas. Para reducir esta brecha, los países deben empezar por aumentar el número de investigadores”. El Conicet preveía incrementar su plantel un 10% anual, pero ahora ese objetivo quedó en suspenso.

Fuente del articulo: http://www.clarin.com/sociedad/Argentina-cientificos-region-lejos-elite_0_BkPl2y94l.html

Fuente de la imagen:http://www.meteobahia.com.ar/imagenes/fondo/Sunset.jpg

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Entrevista a Pere Estupinyà: “La ciencia no es para ricos, es para los que quieran serlo”

España/06 de Noviembre 2016/Fuente: La Vanguardia/Autor: La Contra

Tengo 41 años. Nací en Tortosa y vivo entre Barcelona, Madrid y Estados Unidos. Soy científico y divulgador de hallazgos de la ciencia. Estoy casado, sin hijos por ahora. ¿ Política? Intento no tener ideología, soy antidogmático. No tengo creencias religiosas. La inteligencia se contagia.

La idea principal es…

Escucha a personas inteligentes y serás más inteligente.

¿Lo dice la ciencia?

La inteligencia es contagiosa. Escuchar un diálogo razonable, una crítica reflexiva y entusiasta… te arrastra. Y a eso me dedico.

¿A qué?

A localizar y escuchar a las mentes más brillantes de nuestro tiempo: científicos cuyos hallazgos divulgo. El conocimiento es fértil si lo transmites fuera de la academia.

En esta página procuramos hacerlo.

Acceder al conocimiento científico nos ayuda a tomar mejores decisiones y a vivir mejor. ¡Nos mejora!

¿Ponemos algún ejemplo?

La nutrigenómica: estudia cómo tu genética condiciona tu metabolismo de los alimentos. Me he sometido al test nutrigenómico de la doctora Corella, y pronto sabré qué dieta me conviene más por mi genética.

Aceite de oliva y no se equivocará.

¡Alto! A un 10% de la población española le perjudica un alto nivel de grasa, ¡aunque sea de oliva! Y podré saber exactamente cómo me conviene tomar un café.

¿Por qué?

Hay quien tiene un gen que metaboliza rápido la cafeína, y otros no, lo que prolonga su efecto. Si lo tienes, toma café antes de concentrarte en una tarea compleja. Si no, no lo tomes desde varias hora antes de acostarte.

Estos hallazgos son muy útiles.

Por eso cada sociedad debería orientar a sus científicos sobre qué investigar. Y así la ingeniería genética nos salvará de enfermedades autoinmunes como la de Crohn, del alzheimer, cánceres…

¿Crohn?

Graves inflamaciones intestinales: ya han sanado pacientes cambiándoles su flora intestinal. Y pierden la emoción del miedo… ¡Hay un cerebro ahí, en el intestino!

¿A qué científico admira?

Alan Guth, en el MIT: sostiene que el universo se expande y que matemáticamente puede ser infinito.

¿De qué me sirve eso?

El conocimiento es poder. La ciencia no es para los ricos, ¡es para los que quieren serlo!

¿Qué beneficio más palmario nos brinda la ciencia hoy?

La longevidad humana: el número de centenarios está creciendo exponencialmente.

¿Hasta qué edad podemos vivir?

Hasta los 125 años, genéticamente, por desgaste oxidativo. Mi abuelo ni se lo planteaba, ¡pero yo puedo llegar a los cien años tranquilamente!

¿Cómo lo sabe?

Me han hecho un test de telómeros, que son los extremos de los cromosomas, y resulta que, pese a mis 41 años cronológicos, mi edad biológica es de 32,7 años.

¿A qué atribuye su escaso desgaste?

Jamás he fumado, he bebido poco alcohol, hago ejercicio y mi genética me favorece… al menos en este aspecto. Lo sé porque me han secuenciado el genoma completo.

¿Hay algo en que su genética le falle?

Sí: tengo algunos genes que predisponen a ciertos cánceres, otros predispuestos al al­zheimer y otros a una irregular salud cardiovascular.

¿Y de qué le sirve saber todo esto?

Me aconseja adquirir hábitos protectores, conocidas mis fragilidades. Ante un dolor de cabeza, por ejemplo, la farmacogenómica me dicta que a mí me sienta mucho mejor el ibuprofeno que el paracetamol.

Tiene mucha información genómica…

Será útil también para deportistas: sabrán qué grupos musculares o tendones suyos son más proclives a lesionarse, o qué tipo de ejercicio le conviene más a cada uno: ¡llega una medicina de precisión, personalizada!

¿Y qué nos proporcionará la tecnología del futuro?

No sólo información continuada, sino que también tomará decisiones: ante un pico de consultas en internet de la palabra “tos”… declararemos epidemia de gripe: ¡hay muchos científicos trabajando en ello!

¿Llegarán innovaciones que ahora no somos capaces ni de imaginar?

¡Claro! Piensa que hoy tú sabes más física de la que sabía Einstein.

Gracias, hombre, pero…

Einstein dijo: “Newton, perdóname”. Porque la ciencia avanza a base de desmontar lo preconcebido. Es lo relevante de la ciencia: importa tener la mente siempre abierta al asombro, flexible, atenta. La inteligencia es menos una capacidad que una actitud, una predisposición crítica.

¿Qué le asombra a usted?

Lo mucho que tu estado emocional condiciona tus decisiones. Y ya sabemos que la última emoción que experimentas en un trance pesará más en la memoria que el resto y desfigurará así el recuerdo del conjunto.

¿Sí?

Así lo demuestra Daniel Kahneman en sus experimentos. Es decir, que para garantizarte un buen recuerdo de un viaje o de una cita o de una relación… ¡prepara un momento último que sea muy grato! Eso teñirá de bienestar el recuerdo del conjunto. ¿Ves cómo la ciencia te ayuda a vivir mejor?

Fuente de la entrevista: http://www.lavanguardia.com/lacontra/20161103/411531048304/la-ciencia-no-es-para-ricos-es-para-los-que-quieran-serlo.html?utm_content=buffer930c9&utm_medium=social&utm_source=facebook.com&utm_campaign=buffer

Fuente de la imagen: http://www.lavanguardia.com/ra/lowres/GODO/LV/p3/WebSite/2016/11/03/Recortada/img_fgomez_20160921-134539_imagenes_lv_propias_fez__l2o6908-kxe-W78KLH8OP3RLP3X8-992×558@LaVanguardia-Web.jpg

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Recrear las «casas de la sabiduría»

Por: Miguel Angel Schiavone

La Universidad es el espacio legitimado por la sociedad para producir y trasformar saberes, pero también para interpretar y transmitir los contenidos de la cultura; entre ellos, los valores. No es posible separar en el proceso de enseñanza el área cognitiva de los aspectos valorativos y actitudinales.

El saber popular abunda fuera del ámbito educativo, el saber científico se puede hallar en las bibliotecas o en Internet, pero la sabiduría se adquiere a partir del maestro, de aquel que lleva de la mano por los caminos de la vida. Platón entendía la educación como un proceso de embellecimiento de la persona, con tres funciones esenciales: preparación para la profesión, formación del ciudadano y desarrollo del ser virtuoso. La educación universitaria está para inquietar las mentes, para estimular una actitud crítica y reflexiva; está para encender los intelectos, despertarles la alegría de estudiar y prepararlos para pensar correctamente; está para abrir los corazones a los valores superiores del ser humano. La formación en valores crea conciencia, convicción y actitud para enfrentar los problemas del entorno y decisión para resolverlos.

En este análisis valorativo de la educación no se puede ignorar la influencia que tienen los medios gráficos, audiovisuales, Internet y redes sociales. Por ejemplo, los grupos antivacunas son muy activos; aportan información no contrastada, carente de fundamento científico sólido. Pero logran afectar las coberturas vacunales en algunos países. Si Sabin o Koch asistieran a estos debates seguramente nos recordarían las epidemias de viruela o de polio. Algo semejante puede ocurrir con la enseñanza universitaria. Una información reciente revela que un tercio de las 100 personas más ricas del mundo no tiene título universitario. ¿Esto debería desanimar a quien quiere formarse? Es innegable que la sabiduría natural, la percepción, la oportunidad, la viveza en las decisiones, pueden impulsar la creatividad para resolver necesidades humanas. Sin embargo, esos mismos “triunfadores” que bebieron de la universidad de la calle, propician el desarrollo de sus hijos a través de la formación integral que ofrece la Universidad.

Al igual que Sabin y Koch con los grupos antivacuna, los grandes académicos de otros tiempos nos recordarían los principios que llevaron a la creación de “las casas de la sabiduría”. La Universidad no sólo entrega una titulación por haber adquirido nociones y destrezas para ingresar al mercado laboral. Debe ser un fermento permanente en la múltiple evolución humana. Pero el “trabajo líquido” es la desestimación de la condición humana. El asunto es que no todos los proyectos educativos son iguales. Algunos se desentienden de los valores, despersonalizan y pierden su razón de ser. Así dan sustento a quienes consideran a la Universidad como un obstáculo para la construcción de la sociedad del futuro.

Fuente: http://www.clarin.com/opinion/Recrear-casas-sabiduria_0_1676232525.html

Foto de archivo

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