Entrevista a Marisela Mejía: «Necesitamos vivienda digna, salud, educación, espacio para trabajar, alimentación, democracia, libertad».

Por: Tessy Schlosser

 

El 12 de octubre de 2020, Día de la Raza, indígenas otomí originarias de Santiago Mexquititlán, del municipio de Amealco, Querétaro, residentes en la Ciudad de México desde hace más de 20 años, tomaron las instalaciones del Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI). Este fue creado en 2018 por la actual administración del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador. Hasta ese día, las originarias de Amealco residían, sin servicios básicos, en cuatro predios abandonados en la Ciudad de México, los cuales se volvieron inhabitables tras el sismo del 2017, obligándolas a acampar en la calle. Con el inicio de la pandemia, las artesanas otomíes fueron desalojadas por la fuerza pública y las promesas del Gobierno de formalizar su vivienda se vieron traicionadas.

El 6 y 7 de marzo de este año 2021, el fin de semana anterior al Día Internacional de la Mujer Trabajadora, en las instalaciones del INPI, que llevaban tomadas casi cinco meses, se reunieron 96 mujeres del Congreso Nacional Indígena (CNI), Concejo Indígena de Gobierno (CIG) y Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), con el objetivo de celebrar el Tercer Encuentro de Mujeres del CNI-CIG. Con la participación de concejalas indígenas, representantes de los pueblos originarios, Binnizá’, Ñuu savi, Mazahua, Nahua, Nhönhö/Otomí y Totonaco, de los estados de Veracruz, México, Hidalgo, Querétaro, Oaxaca, Jalisco, Puebla, Morelos, Chiapas y de Ciudad de México, así como compañeras de Brasil y Kurdistán, Bolivia y Guatemala, este Tercer Encuentro dio seguimiento a los Encuentros de Mujeres que Luchan organizados por las compañeras zapatistas en sus territorios y surge en el contexto de la gira internacional organizada conjuntamente por el CNI y el EZLN, anunciada en enero en Una Declaración… por la Vida del EZLN.

Marisela Mejía, concejala del CIG, fue la líder de la toma del INPI. Estuvo también a cargo de la organización de este Tercer Encuentro de Mujeres del CHI-CIG, junto con concejalas de diferentes comunidades indígenas y apoyadas por La Vocera Marichuy. Con una presencia cálida y siempre pendiente de las necesidades tanto logísticas del evento como personales de las asistentes, Marisela encarna la importancia y la posibilidad de construir resistencias antipatriarcales para que ocupen el centro de las luchas que se ejercen desde los márgenes de la sociedad.

Buenas tardes, compañera. Gracias por recibirnos en su casa para el Tercer Encuentro Nacional de Mujeres. La sede de este año se encuentra en el Instituto Nacional de Pueblos Indígenas, tras la “toma del INPI” el año pasado. ¿Qué hubo detrás de la decisión de tomar las instalaciones?

El 12 de octubre, cuando fue la toma, se festejaba, un año más, el Día de la Raza. Un día que nos recuerda los 528 años de desprecio, olvido y despojo sufridos no solamente en mi comunidad, la otomí, sino en todas.

Nosotras vimos que no teníamos nada que festejar. Mientras los de arriba festejan, nos dicen que nosotras somos una comunidad rebelde, que no entendemos ni sabemos lo que queremos. Desde que entramos a esta instalación, demostramos que sí entendemos; sí sabemos lo que queremos y sabemos lo que buscamos. Por eso ocupamos un espacio que según dicen es casa de todos los pueblos. Si realmente es la casa de los pueblos –dijimos– pues hagámosla nuestra.

No tenemos derecho al agua mientras quienes la contaminan, venden y desperdician tienen el lujo de regar un jardín y lavar un carro

Fue una toma pacífica. Ese día, a las 10 de la mañana, entramos y había muy poca gente trabajando. Les dijimos que era una toma y que si hacían el favor de salir. A la gente no le caía el veinte. “¿Cómo que una toma?”, dijeron. “Pues sí, venimos a recuperar lo que es nuestro. Lo que nos ha pertenecido desde hace mucho tiempo”, respondimos. Cuando entramos a este espacio, vimos cómo las comunidades colgábamos de las paredes como piezas decorativas. Vimos la injusticia y simulación que se llevaban a cabo desde este edificio. La traición a los pueblos. Vimos cómo dan un discurso disfrazado que luego van e imponen en tu territorio. Yo, como comunidad, yo como pueblo, yo como mujer, he dicho: no se me hace justo que este mal gobierno vaya y te hable con mentiras.

En mi comunidad anunciaron, por ejemplo, que iban a colocar una plaza turística, pero nunca explicaron cómo nos afectaba ni qué querían de mi pueblo. No nos consultaron si la queríamos o no, simplemente fueron y la construyeron. Si lo hubieran hecho, nosotros hubiéramos comunicado qué es lo que el pueblo realmente necesita. Es como yo digo: ¿para qué quiero yo una plaza turística, qué tiene eso de bonito, si alrededor todo está lleno de pobreza y marginalización?

¿Qué necesita la comunidad y de qué forma lo buscan ustedes para luchar por ello?

Necesitamos vivienda digna, salud, educación, espacio para trabajar, alimentación, democracia, libertad. En nuestra comunidad, por ejemplo, no tenemos una clínica que nos dé servicio las 24 horas. La gente en el pueblo se está muriendo. Si bien te va, llegas a las ciudades cercanas, a Querétaro o a San Juan del Río. Y si no la tienes, te mueres en el camino. Le exigimos salud al gobierno.

También queremos que nuestros hijos tengan un buen estudio, pero, ¿cómo? Si en la comunidad no hay esa posibilidad. El mismo Gobierno nos lo pone muy difícil. ¿Cómo, como comunidad o pueblo, no partir de tus raíces cuando no tienes más opciones? De ahí que decidamos muchas veces partir hacia la ciudad. Pero, una vez allí, te enfrentas a otro estilo de vida donde no tienes cabida. Llegas y eres excluida por hablar tu lengua, por tener cierta vestimenta. La propia sociedad te dice que por qué hablas así, o te dicen que no eres realmente comunidad, que no eres pueblo… que eres impostora. Que la misma sociedad te diga eso duele, porque no es un desprecio que arrastras solamente del Gobierno. Eso también lo peleamos día a día.

Algo que también da mucho coraje es que nosotros somos los que siempre decimos: “vámonos a marcha porque están privatizando el agua”, “vámonos a marcha porque nos están contaminando el agua”. Es a nosotros, que cuidamos el agua, a quienes nos cuentan los botes de agua. No tenemos derecho al agua mientras quienes la contaminan, venden y desperdician tienen el lujo de regar un jardín y lavar un carro. No le decimos a la gente “organízate porque es necesario” por capricho. Si le decimos a la gente que se organice es porque es necesario. La fuerza que tienes que tener para organizarte es la que debes tener para sobrevivir.

Ya vamos a cumplir cinco meses aquí. Seguimos resistiendo. El Gobierno le apuesta al desgaste, que no tengamos recursos y nos muramos de hambre. Pues no, nosotros somos artesanos. No queremos extender la mano, nuestras manos nos dan de comer. Eso se le ha olvidado al Gobierno, que los pueblos originarios sabemos trabajar y hacer organización y colectividad.

¿Cómo surgió la propuesta de hacer un Encuentro de Mujeres del CNI-CIG?

Cuando yo llegué al Congreso Indígena dije: de aquí soy porque aquí tengo derecho a delegar, a escoger. Aquí sí me escuchan y aquí puedo opinar, pero es también necesario que como mujeres nos escuchemos, decir por qué queremos luchar, por qué queremos levantar la voz, por qué yo, mujer, quiero que me escuches, y entre nosotras animarnos. No lo he tenido todo fácil, la lucha ha sido muy difícil, por eso se le llama lucha. Y caminar con las jovencitas y las niñas es alentador. Valoro mucho la vida. A esas niñas y jovencitas las queremos vivas: esa es la lucha.

¿A qué retos se han enfrentado al organizar los Encuentros de Mujeres?

A nuestros compañeros les costaba mucho trabajo que las compañeras salieran a luchar, que alzaran la voz. Las compañeras no hablaban: “Tú habla por nosotras”. Yo respondía: ‘‘No voy a hablar por ti’’. Ellas decían: “No, lo que tengamos que decir tú dilo”. Tuve que comunicarles firmemente: “No, tú tienes que decir lo que sientes, tú te expresas diferente y a lo mejor lo que tú quieres decir y lo que sientes no es lo que yo siento”. Para mí ha sido muy importante ayudar a dar esa confianza.

Todos los saberes que sabían nuestras ancestras eran muy bonitos, pero yo era muy chica y no les presté suficiente atención

Cuando las compañeras empezaron a agarrar confianza, empezaron a contar más, dicen: “Yo he sido violentada” o “Mi compañero me limita hasta dónde puedo participar y hasta dónde no”. Yo les digo: “Hay que hablar con el compañero, ¿qué ha entendido de la lucha?, ¿qué le falta entender de la lucha?”. Ha costado mucho trabajo, pero es el Tercer Encuentro de Mujeres y los compañeros están haciendo tortillas. Están haciendo de comer bien contentos. Dicen: “Ellas están en su reunión, en su plenaria y nosotros tenemos que hacerles de comer, hacerles sus tortillas y lavar los trastes”. Lo están entendiendo. Entonces construimos algo juntos. A lo mejor va lento, pero está funcionando. Es mucha conciencia decir: sí, tenemos que apoyarnos porque la lucha es de ambos. Así se tiene que caminar.

Al inicio del encuentro tuvimos una conversación con mujeres de pueblos originarios ubicadas en otras geografías, particularmente en Bolivia y Guatemala. Las compañeras de Bolivia nos invitaron a pensar en la relación entre la mujer y la vida, enfocándose en los temas de feminicidio, conexión con la tierra y cuidados. ¿Podrías contarnos un poco sobre cómo ves tú esa conexión?

Si ahora, por ejemplo, te da la covid y no tienes dinero para el oxígeno, no tienes derecho a la salud. En las comunidades, esto ha fortalecido la conexión con la tierra. La misma naturaleza es la que te dice: “No me destruyas porque me necesitas”. Es lo que hacen los capitalistas y malos gobiernos, destruir para que solamente los necesites y les compres a ellos. ¿Cuántas mujeres mueren ahora por una indiligencia médica o un mal cuidado? En nuestras comunidades, la mayoría de las mujeres solían ser parteras. La medicina alternativa viene de la tierra. Sabíamos utilizarla y trabajarla. Todos los saberes que sabían nuestras ancestras eran muy bonitos, pero yo era muy chica y no les presté suficiente atención. Cómo me gustaría haberlo hecho y no dejar a esos saberes morir.

Yo me he dado cuenta de que en las luchas, sea en la comunidad o en ciudades, muchas veces somos en realidad las mujeres las que damos la cara y ponemos el cuerpo. Cuando pones el cuerpo en la lucha, no sabes lo que viene. Les dije a las compañeras: vinimos e hicimos la toma y no sabemos la represalia que podría darse. Con la frente en alto. Si me tienen que encarcelar, que me encarcelen. Cuando veo yo que registramos una vocera (Marichuy, para competir por la presidencia en 2018) y cuando veo yo que el capitalista ve que la mujer está capacitada para gobernar y hacer ese mundo posible y realmente cambiarlo, me queda claro que nosotras como mujeres, organizándonos, tenemos la capacidad de autogobernarnos. Por eso nos quieren matar. Vaya adónde vaya, voy a seguir organizada por la vida. No voy a quedarme callada: sé lo que quiero, sé por lo que lucho y exijo lo que por derecho me corresponde.

Cuéntanos un poco sobre las difíciles e íntimas discusiones de los grupos de trabajo. En estos, las mujeres hablaron sobre sus experiencias del último año, compartieron formas de organización y resistencia y plantearon la importancia del internacionalismo en la lucha. ¿Nos puedes compartir un poco sobre lo que se habló en estos grupos?

Desde el primer encuentro nos hacemos las mismas preguntas y les damos seguimiento. ¿Qué es el patriarcado? ¿Por qué la lucha? ¿Por qué es importante que la mujer alce la voz? Muchas mujeres han sido violentadas y se quedan calladas. Con la pandemia y el “quédate en casa”, mucho más. ¿Cómo puedo yo, como mujer, decir que hay que luchar y creer en la posibilidad de un mundo nuevo, cuando tú, mujer, vives eso todos los días? En los Encuentros es necesario poner estas preguntas en la mesa porque con una mujer que se suelta y dice “yo he vivido eso”, ya empieza una cadena. Quizá lo viven en la casa, en la escuela, en su camino. De una forma u otra han vivido la violencia. Es necesario empezar ahí y, desde ahí, tejer hacia afuera. Por eso hablamos sobre los ejes de mujer, autonomía y territorio, con análisis regional e internacional, para construir resistencias antipatriarcales.

En las luchas, sea en la comunidad o en ciudades, muchas veces somos en realidad las mujeres las que damos la cara y ponemos el cuerpo

Los funcionarios no lo quieren entender, pero si yo desde la ciudad puedo hacer algo por otros pueblos, ¿por qué no hablar para ellos? Los funcionarios dicen que no puedes hablar para otros pueblos porque tú no eres de allá. Pero yo, como comunidad y pueblo, digo: claro que sí. Una vez, en una mesa de diálogo se lo dije al mismo Gobierno: me duele que la Guardia Nacional esté en Chiapas porque los considero mis hermanos. Cuando estoy allá me siento protegida y cuidada, a mí me aqueja y duele lo que están viviendo. Compartimos sangre rebelde, el color de piel de la tierra. Ese es el llamado que nos hacen nuestros hermanos: organícense. La organización, cuando además vas a otros territorios, es algo muy nutriente y sorprendente. Cada vez que voy a Chiapas y regreso, pienso: si ellos han podido, ¿por qué nosotros no? Ahora entiendo por qué los hermanos zapatistas siempre han dicho “vayan y organícense desde sus espacios y sus trincheras”: porque lo han vivido. Cada vez que voy a su comunidad y regreso, me doy cuenta de que estoy aprendiendo. Y ahora estoy poniendo ese aprendizaje en práctica.

Se puede transformar y crear ese mundo: un mundo donde quepamos muchos, donde quepamos todas, sí es posible. Tenemos derecho a él, tenemos derecho a soñar.

Pronto se llevará a cabo la gira del CNI y el EZLN por los cinco continentes, anunciada en la “declaración por la vida” en enero de 2021. ¿Cuáles son tus expectativas al respecto?

Es una emoción complicada. Por un lado, vamos a visitar pueblos que también han sido violentados y golpeados. Haremos un intercambio de problemáticas. Aquí nos dicen mucho que en otros países y continentes las cosas están mucho mejor, pero sabemos que también habemos esos pueblos que compartimos problemas. Por otro lado, no solamente queremos intercambiar, sino decir: “busquemos soluciones juntas”.

También vamos a alzar la voz. Al salir y estar en los cinco continentes, vamos a decir muchas cosas que han pasado en México. La Cuarta Transformación no es lo que aparenta. No es lo que dijo, no ha trabajado ni hecho nada de lo que prometía. Para mí como mujer, como comunidad y como pueblo, sería algo chingón poder desenmascarar a este mal gobierno. Desde el feminicidio, nuestros muertos, hostigamiento, presos políticos, despojo… todo lo que hemos vivido los pueblos. Urge poder compartir con nuestros hermanos de otros continentes lo que vivimos día a día.

Porque nos impongan terrores, porque nos manden a callar, no estamos dispuestas a dejar de hablar. Esa es nuestra lucha: hacer dignidad hasta que se vuelva costumbre.

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Tessy Schlosser, nacida en México, es politóloga y activista, doctoranda en la Cornell University y colaboradora de la Internacional Progresista.

Fuente e imagen: ctxt.es

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México: La re-vuelta del ‘Katún’: zapatistas navegan al encuentro con la ‘Otra’ Europa

Por: Lola Cubells*


Sí, claro que lo entendí, que de por sí vamos a morir miserablemente (…) Pero vamos a hacer que valga la pena

Esperanza Zapatista

Mientras nos recuperábamos del shock provocado por la pandemia, en el mes de octubre de 2020 lxs zapatistas iniciaron una serie de seis comunicados. Empezaron por el último (la sexta parte) y finalizaron con el primero, publicado el día 1 de enero, coincidiendo con el 27º aniversario del levantamiento. En ellos, anuncian que navegarán los cinco continentes, empezando por Europa, para encontrarse con otras semillas que luchan por la Vida.

La “sexta parte”, titulada “Una montaña en alta mar”, nos regala una radiografía del impacto de la pandemia sobre nuestras vidas y nuestros cuerpos. Este comunicado nos dejaba muchas preguntas y dos fechas como únicas certezas: zarparán en abril de 2021 y, tras recorrer diferentes lugares de la Europa de abajo y a la izquierda, llegarán a Madrid, el día 13 de agosto de 2021.

Otros calendarios y otras geografías

Lxs zapatistas, a lo largo de sus décadas de resistencia, han realizado aportes fundamentales al pensamiento crítico y las luchas antisistémicas, destacando las lecciones sobre neoliberalismo de la mano de Don Durito de la Lacandona. Asimismo, la conceptualización de la IV guerra mundial o la propuesta de otras geografías y otros calendarios, han marcado un análisis sistémico del capitalismo desde un conocimiento situado y parido desde la resistencia anticolonial, antipatriarcal y anticapitalista que el zapatismo representa.

El concepto de otras geografías y otros calendarios ha permitido entender cómo en todas geografías y calendarios existe “el arriba”, como el tiempo y la geografía del poder; y “el abajo”, como el tiempo y la geografía de las luchas y resistencias. Junto a un análisis económico político, lxs zapatistas siempre han destacado como eje principal de la guerra contra la humanidad la aniquilación del diferente y, como reto, la igualdad desde el respeto a la diferencia. En 2003 ya nos avisaron cuando afirmaron: “Este es el proyecto de la globalización: hacer del planeta una nueva Torre de Babel. Homogénea en su forma de pensar, en su cultura, en su patrón. Hegemonizada por quien tiene no la razón sino la fuerza (…). La aniquilación del diferente es moda siempre actualizada”.

Esa “aniquilación del diferente”, iniciada con la colonización de América, tiene mucho que ver con los diferentes modos de entender el tiempo y la historia.

Esa “aniquilación del diferente”, iniciada con la colonización de América, tiene mucho que ver con los diferentes modos de entender el tiempo y la historia. Luis Villoro, en su obra Estado plural, pluralidad de culturas, explicaba cómo las diferentes maneras de configurar el tiempo y la historia habían sido determinantes en la colonización de Abya Yala. Mientras lxs españoles manejaban una concepción del tiempo lineal, para los pueblos originarios el tiempo era y es cíclico. Tanto aztecas como castellanxs intentaron dar una explicación a los acontecimientos desde sus marcos culturales. Por lo que respecta a lxs conquistadores, todo aquello que no podía ser explicado desde su marco cultural fue considerado como obra de Satán y, por tanto, digno de aniquilación. En cambio, para lxs aztecas, según Villoro, los acontecimientos estaban determinados por una estructura de sentido que corresponde con un orden sagrado. De este modo, lo desconocido fue insertado en su orden. Existía un viejo mito que contaba la partida de Quetzalcóatl hacia Oriente y su regreso para tomar posesión de su reino. Por ello, Moctezuma pensó que Cortés era Quetzalcóatl o un enviado suyo.

Ahora lxs zapatistas nos dicen que vienen por mar pero que, a diferencia de lo que ocurrió cinco siglos antes, vienen a “encontrar lo que nos hace iguales” y a decirnos: “Que no nos conquistaron. Que seguimos en resistencia y rebeldía”.

2021: un katún de resistencias neozapatistas

Para lxs mayas, el tiempo se medía de forma diferente. Cuando se produjo el levantamiento armado zapatista en 1994, el historiador Antonio García de León publicó La vuelta del katún. En dicho texto nos explicaba que en la antigua cronosofía maya la historia se desarrollaba en la sucesión de ciclos de 20 años, denominados por los mayas katún. Veinte años antes de la rebelión zapatista se celebró el primer Congreso Indígena, impulsado por la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas (1974). Fue la primera vez en la historia que los principales pueblos originarios de Chiapas (tseltales, tsotsiles, ch’oles y tojolabales) se reunían para reflexionar sobre su realidad a través de cuatro ejes: tierra, educación, salud y comercio. De este primer encuentro surgió un acuerdo fundamental: Quiptic ta Lecubtesel (Nuestra fuerza para mejorar). Como muchas saben, este encuentro permitió el nacimiento de un movimiento indígena independiente en Chiapas y la semilla del EZLN.

En este año que comienza se cumplirán 20 años (un katún) de varios acontecimientos que tienen un fuerte simbolismo para la lucha zapatista y también para las luchas altermundialistas que germinaron con su fuego y su palabra. Hace un katún llegué por primera vez a México, coincidiendo con la convocatoria por parte del EZLN de la “Marcha del Color de la Tierra” (2001). Con ella se perseguía una reforma constitucional que reflejara algunos de los pactos básicos alcanzados en los Acuerdos de San Andrés, firmados el 16 de febrero de 1996 entre el EZLN y el gobierno mexicano. Pero más allá de este objetivo, la Marcha permitió el recorrido de la comandancia del EZLN por diferentes Estados en los que pudieron dialogar con la sociedad civil y con quienes, siendo como ellxs, sufrían el desprecio por ser del color de la tierra. En la Marcha fue visible la presencia de la solidaridad internacional con los Tute Bianche (Monos Blancos), organización italiana inspirada en la rebeldía zapatista y encargada de la protección de la Caravana.

La realidad de los pueblos originarios en México y en Abya Yala sigue marcada por la re-existencia frente a la hidra capitalista. Ahora los rostros son otros pero la muerte es la misma.

A su paso por Nurío (Michoacán) sesionó el III Congreso Nacional Indígena, donde la Comandancia del EZLN recibió la legitimidad del resto de pueblos indígenas para hablar en nombre de todxs ellxs. La última parada del recorrido fue ante el Congreso de la Nación, donde la Comandanta Esther fue la encargada de hablar ante lxs legisladores. Intervino como mujer, indígena y zapatista, y nos regaló un discurso considerado referente de los feminismos diversos. Explicó cómo la lucha de las mujeres indígenas no era incompatible con la defensa de su manera propia de gobernarse y de entender la vida y, por supuesto, con cambiar aquellas costumbres que no respetaran sus derechos. De este modo, su voz cuestionaba esa mirada colonial sobre las culturas indígenas que las considera estáticas o arcaicas y sitúa a las mujeres indígenas como víctimas de su cultura e imposibilitadas de liberarse sin renunciar a la misma. Debemos recordar que uno de los argumentos más utilizados para negar el reconocimiento jurídico de la autonomía indígena se basaba en considerar que la autonomía indígena legalizaba la violencia contra las mujeres. La Comandanta Esther mostró que la lucha de las mujeres era parte central del movimiento zapatista, tal y como se hizo más que evidente en los pasados Encuentros Internacionales “Mujeres que Luchan”, celebrados en marzo de 2018 y en diciembre de 2019.

Arriba, el racismo estructural de nuevo despreció la palabra y el caminar indígena. La “contrarreforma indígena” de 2001 fue interpretada por el CNI y el EZLN como una “burla”. La respuesta fue llamar a la construcción de las “autonomías sin permiso” que, en la experiencia zapatista, se materializó en el nacimiento de los Caracoles y las Juntas de Buen Gobierno en agosto de 2003.

Desde este lado del océano, 2021 también nos convoca a recordar el katún del asesinato de Carlo Giuliani. El Otro mundo es posible zapatista, lanzado en el I Encuentro contra el Neoliberalismo y por la Humanidad en Chiapas (1996), desató diversas protestas: Seattle, Bangkok, Washington (1999), Praga (2000). En 2001, durante la contracumbre del G8 en Génova (Italia), fue asesinado por un agente de los carabinieri el joven activista Carlo Giuliani. Pese a que su muerte quedó impune, no han conseguido borrarla de un nosotrxs interoceánico parido en las redes neozapatistas (Xochitl Leyva) que se han tejido a lo largo de estas décadas. Giuliani fue nombrado, junto con lxs muertxs de otras geografías, en el comunicado en que se anunció la muerte del SubMarcos y el nacimiento del Subcomandante Galeano ―adoptando así el nombre del maestro zapatista asesinado en 2014 por un grupo paramilitar en La Realidad. Mucho antes, en 2003, en el marco de las protestas europeas contra la guerra de Irak, la madre de Guiliani leyó en Roma un comunicado del EZLN en el que Marcos analizaba el “no a la guerra” como un “no” por la humanidad y contra el neoliberalismo. Sus palabras parecían premonitorias de una guerra contra la humanidad que se iría extendido a todos los rincones del planeta.

Dice Ángel Luis Lara que los pueblos zapatistas han “vivido en la piel del spoiler”, “nos anticipaban lo que iba a suceder en los episodios que todavía no habíamos visto. Los zapatistas han tenido siempre ese problema de desubicación histórica: han estado contándonos el futuro desde hace casi dos décadas. Ahora ese futuro ya no existe, porque se ha hecho presente”.

Heredar la vida, alejar la muerte

Hay voces que cuestionan por qué venir ahora, en plena pandemia, en barco, en un momento que, pareciera, nos obliga a autoconfinarnos y a asumir, de nuevo, que “There is No Alternative”. La respuesta del Viejo Antonio es un mensaje para todxs nosotrxs: “Los hombres y mujeres de maíz, cuando miran este mundo y sus dolores, miran también el mundo que habrá que levantar y se hacen un su camino”. Como ya apuntó Immanuel Wallerstein, nos encontramos en una “etapa de bifurcación o caos sistémico”, donde será determinante lo que construyamos desde hoy mismo para que lo que venga sea un sistema-mundo más democrático e igualitario o, al contrario, más desigual y destructor.

Sin duda, la llegada por mar de las zapatistas (el 75% de la delegación estará compuesta por mujeres), junto con representación del CNI y del Frente de Pueblos en Defensa del Agua y de la Tierra de Morelos, Puebla y Tlaxcala (FPDT), es un viaje a la inversa y con un enorme significado para la lucha anticolonial y la resistencia comunitaria frente al despojo del territorio.

De nuestra capacidad de soñar, escuchar, aprender, doler(nos), y de nuestra memoria de resistencia, dependerá lo que vendrá.

El 13 de Agosto de 2021 se cumplirán 500 años de la caída de Tenochtitlán y la realidad de los pueblos originarios en México y en Abya Yala sigue marcada por la re-existencia frente a la hidra capitalista. Ahora los rostros son otros pero la muerte es la misma. La llegada a la presidencia de México de López Obrador, lejos de generar una política diferente frente a los pueblos originarios, ha acelerado la implementación de megaproyectos de muerte como el Corredor Transístmico o el Tren Maya, sobre los que existen grandes intereses transnacionales. Samir Flores, miembro del FPDT, fue asesinado en febrero de 2019 por oponerse a la construcción de una termoeléctrica en su territorio. Se ha convertido en símbolo de la defensa de la vida comunitaria, de quienes luchan no solo por el presente sino por las generaciones futuras.

El subcomandante Marcos afirma que para lxs zapatistas la muerte es como una puerta que hay que cruzar y, por tanto, la vida sería el viaje hasta esa puerta. La osadía zapatista desde 1994 ha tratado de “alejar esa puerta lo más posible”. La propuesta del encuentro con otros proyectos que luchan por la Vida en otros continentes representaría una manera de seguir alargando el viaje hasta la muerte a la que les condena el sistema.

La supervivencia de la humanidad depende de la destrucción del capitalismo

El pasado 1 de enero, multitud de organizaciones, colectivos y personas firmamos de manera conjunta “Una declaración por la Vida”. Con esta declaración se llegaba a la primera parte de la serie de comunicados, y la propuesta del EZLN pasaba a ser asumida por un nosotrxs con muchas diferencias pero unidx por un acuerdo fundamental: los dolores del mundo son fruto de un sistema que no se puede reformar, solo destruir. Para ello, de julio a octubre de 2021 numerosos encuentros se realizarán en territorio europeo junto con la delegación zapatista, para fortalecer las luchas por la Vida.

Desde la importancia del tiempo de los katunes en la filosofía maya, el viaje “inverso” de la delegación zapatista, durante el 2021, nos regala un tiempo propicio para los movimientos antisistémicos. De nuestra capacidad de soñar, escuchar, aprender, dolernos, y de nuestra memoria de resistencia, dependerá lo que vendrá. La niña indígena Defensa Zapatista, uno de los personajes creados por la pluma del Subcomandante Galeano, representa a una mujer que crece sin miedo y es la encargada de desafiarnos: “Puedes quedar o seguir. Sólo hazte responsable de tu decisión. La libertad no es sólo poder decidir qué hacer y hacerlo. Es también hacerse responsable de lo que se hace y de la decisión tomada”.

Lola Cubells es integrante de la Assemblea de Solidaritat amb Mèxic del País Valencià (ASMEX) y Doctora en Filosofía del Derecho

Fuente:  El Salto

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