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Argentina: Chineo, la violación de niñas a la que llaman “costumbre”

Chineo, la violación de niñas a la que llaman “costumbre”

La práctica data de los tiempos de la colonia y continúa: consiste en violaciones en masa por parte de criollos con dinero a jóvenes originarias. Desde el Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir reclaman políticas para abolirlo y juzgar los abusos como crímenes de odio.

umplió los 15 años cuando le quitaron la felicidad y la inocencia. Desde allí, ella siempre tuvo miedo”. El relato es de una mujer indígena de Rivadavia Banda Sur, Salta, que prefiere preservar su identidad. En esa misma localidad, en junio pasado, otra joven de 16 años fue violada en banda. La encontraron deambulando en estado de shock por las calles de una misión wichí.

Los perpetradores son varones criollos, con dinero o con poder político que someten en grupo a niñas y adolescentes de pueblos originarios como parte de sus privilegios de clase y de género. Recientemente se han registrado abusos sexuales contra jóvenes de las comunidades Wichí, Qom, Pilagá, y Moqoi, entre otras. Pero los abusadores nunca llegan a juicio.

“Esta lamentable y terrible aberración sexual está calificada por observadores del Estado, por funcionarios administradores de justicia, como un rito iniciático de la actividad sexual, como parte de una cultura”, detalló Moira Millán, referente del movimiento, en declaraciones a Télam.

Basta de chineo

En octubre de 2019, durante la ocupación pacífica del Ministerio del Interior por parte de las mujeres indígenas que denunciaban el “terricidio” llevado adelante por el Estado en territorios ancestrales, se consensuó la campaña Basta de chineo.

“El chineo existe desde hace siglos en nuestras comunidades. Nuestras niñas sufren violaciones por parte de criollos con cierto poder económico y social. Esto es posible por la impunidad que se disfraza de ‘costumbre cultural’, pero esto no es cultura, es un crimen racista y queremos que se termine esta práctica atroz”, expresan desde el Movimiento.

La campaña consta de distintas piezas gráficas que piden la abolición del chineo, el acompañamiento psicológico para sus víctimas, y que los abusos sean juzgados como crímenes de odio. También realizaron videos que recopilan relatos de mujeres, muchas hoy ancianas, donde cuentan abusos y “forzamientos” padecidos por sus hijas, sus nietas, y hasta por ellas mismas cuando eran niñas.

Uno de ellos dice: “Volvía de la escuela con mi prima agarrada de la mano. Estaba cerca de mi casa, no faltaba mucho para llegar. Ella alcanzó a correr pero yo no. Me subieron a un auto. Eran hombres blancos y me violaron. Hoy no quiero que eso le suceda a ninguna de mis hijas, por eso digo: basta de chineo”.

Pese a los avances en políticas de género conseguidos por el movimiento feminista, el chineo rara vez toma estado público y su erradicación aún no forma parte de las principales reivindicaciones.

Fuente de la Información: https://canalabierto.com.ar/2020/09/10/chineo-la-violacion-de-ninas-a-la-que-llaman-costumbre/

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México: Experiencias de mujeres violentadas en San Cristóbal de las Casas: una problemática social de grandes dimensiones

Yessica Morales*/Chiapas Paralelo

En Chiapas, nacer mujer marca una diferencia en trato. Desde edades tempranas las mujeres son violentadas por sus padres y madres en sus hogares, algunas por sus abuelos. Insultos o regaños, golpes con cinturones, palos o cueros, son algunas violencias que viven desde la infancia, desde donde se les “prepara” para la obediencia y servidumbre de los varones.

Así lo demostró “El género en las experiencias de violencia de mujeres de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas”, un trabajo realizado por la investigadora de la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach), Mariana Ruíz Gómez, y el investigador de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), Juan Iván Martínez Ortega, en el que destacan la importancia de estudiar la violencia contra las mujeres desde su propia mirada, analizar cómo la viven a partir de su sentir y pensamiento.

Para la investigación se realizaron entrevistas a 14 mujeres de diferentes perfiles sociodemográficos. Los resultados indicaron que las experiencias de violencia de las mujeres se presentan por la situación vital y por la condición de género.

Las entrevistadas experimentaron en diferentes momentos de su vida, lo que significa ser mujer. En cada una de esas etapas, aprendieron por medios violentos lo que se espera de ellas, cómo ser una niña, joven decente, buena madre y esposa, y cómo es que no deben ejercer su sexualidad, puntualizaron Ruíz Gómez y Martínez Ortega.

“Al momento de las entrevistas, cuatro de las mujeres tenían entre los 16 y 25 años, cinco de 26 a 39, y cinco de 40 en adelante, la mayor fue de 80 años”, mencionan los autores.

Respecto a su estado civil, tres eran solteras, 3 vivían en unión libre, cuatro casadas, dos divorciadas y 2 viudas, en cuanto a los hijos e hijas, tres dijeron no tener, cuatro tenían 1, una 2, tres 3 y tres 4.

Sobre la procedencia de las entrevistadas, son de San Cristóbal de Las Casas, Comitán de Domínguez, Chanal, Bachajón y de la ciudad de Veracruz.

Con relación al máximo grado de estudios, los autores mencionaron que tres no cuentan con instrucción escolar, cuatro cursaron hasta la primaria, una la preparatoria, cinco tienen estudios de licenciatura y una tiene doctorado.

A todas las entrevistadas les aseguraron confidencialidad y el anonimato de sus respuestas, por lo que sus nombres verdaderos fueron cambiados por otros.

La y el autor de la investigación expusieron que de acuerdo con los testimonios, todas las mujeres comenzaron a experimentar algún tipo de violencia desde edades tempranas, recibían golpes, insultos o regaños, además el maltrato ocurría con objetos como cinturones, palos, cueros o utensilios.

El espacio de mayor ocurrencia del maltrato era la casa, sólo una de ellas indicó que también en la escuela.

Respecto a las personas que ejercían violencia sobre ellas, eran padres y madres, pero también los abuelos, indicando que son las personas responsables del cuidado de las hijas quienes las maltratan, precisa la investigación.

Los autores resaltaron que el maltrato físico también da lugar al maltrato psicológico, por ello, las entrevistadas en sus experiencias de violencia sugieren emociones negativas, como coraje, miedo, frustración y tristeza.

“¡Uy!, pues nada más llorar y llorar, siempre andaba yo triste pues. ¡Ay!, es que no sé qué decir, porque no nos quería por ser niñas (su padre), pues no nos quería porque éramos niñas y pues quería un hijo varón y pues qué se podía hacer”, dijo Ernestina respecto a cuando les pegaban.

Ernestina

En el caso de Ernestina y sus dos hermanas, comenzaron a experimentar menos valor por ser mujeres, ya que su padre quería un hijo, dando pie a que, la experiencia de género que comienzan es aquella en el que las mujeres valen menos que los hombres.

Asociado a lo anterior, desde la infancia, comienzan los mandatos sociales que les corresponden por ser niñas y niños, hay expectativas y deberes sociales sobre ellas y que son distintos al de ellos, se traduce en un trato distinto y desigual.

“Mi mamá nos enseña bien todo, a tortear, a lavar, a moler el maíz, hacer comida desde chicas, por eso ya sé bien pues”, compartió Macaria, empleada del hogar.

Macaria

La y el investigador, añadieron que, en algunos casos, la experiencia de género se construye cuando les dicen lo que tienen que hacer, pero en otros casos también les indican para qué deben hacer eso.

 “Pues desde chicas hay que saber hacer los oficios de la casa para cuando tengamos marido ya sabemos hacer algo”, mencionó Ernestina, empleada del hogar.

Ernestina

De acuerdo con la investigación, desde la infancia, la experiencia de género se conformó a partir de lo que hacen como mujeres, es decir, se les enseña y se les exige hacer ciertas cosas porque la expectativa que recae sobre ellas es la de casarse, tener hijos e hijas, y atender al esposo.

Asimismo, Ruíz Gómez y Martínez Ortega compartieron que un testimonio representativo, sobre el primer periodo menstrual como una experiencia de género, es el de una de las informantes a quien su abuela le dijo:

“No hija, cuando estás así vas a ser mujer, ahorita estás como hombre, ya después ya viene tu menstruación, a los 12 o 13 dice, pero yo no, yo a los 10 años”, dijo Macaria.

Macaraia

Además, en la juventud fue cuando experimentaron sus primeros acercamientos amorosos con el sexo opuesto, las edades estaban entre los 15 y 20 años, en esta etapa no dejaron de experimentar violencia, al contrario, se acentuó.

“No cambió mucho porque conforme íbamos creciendo pues nos cuidaban más, de que no jugáramos con los niños porque era peligroso, porque nos podía pasar algo o nos podían faltar el respeto y pues no podíamos andar solas a altas horas de la noche, y si salíamos pues ya con nuestros papás, pero sí, a esa edad ya nos cuidaban un poco más, bueno en mi caso pues siempre me cuidaron hasta que me casé”.

Carmen, ama de casa

Otro de los testimonios, obtenidos por los investigadores narra que el cuidado que recae sobre las mujeres cuando inician la juventud, es distinto al infantil.

“Ya me cuidaban más ya, ya no como niña otra vez, porque ya si salía yo en la calle ya decían que iba yo a encontrar novio o me iba yo a ir por ahí”, dijo Elvira, ama de casa.

Elvira, ama de casa

También refleja una preocupación constante por lo que pueden hacer las mujeres con los hombres.

“(su papá) no nos permitía ni salir, ni nada, porque si no… nos dice que ya estamos buscando hombres”, mencionó Ernestina.

La y el autor explicaron que lo anterior es una intención de privar el ejercicio de la sexualidad por la posibilidad de que queden embarazadas fuera de la norma social, religiosa y civil, es decir, la preocupación es que “deshonren a la familia”, esto produce miedo en las mujeres, lo que minoriza su autonomía y autoestima.

Cuando lo anterior ocurre, el temor se convierte en realidad, porque las expone a la posibilidad de experimentar violencia.

“Lo que sí, era el miedo de decirle a mi papá de que estaba yo embarazada, y de hecho yo busqué un lugar así público para decirle”, mencionó Manuela, ama de casa.

Manuela

Cabe recordar que la antropóloga y feminista, Marcela Lagarde, ha señalado que ser madre y esposa es construido en torno a dos definiciones esenciales: su sexualidad procreadora, y su relación de dependencia vital de los otros por medio de la maternidad y la conyugalidad.

Con base en lo anterior, los investigadores mencionan que resaltan estos elementos: la relación con sus hijos y la relación con su esposo.

Respecto a cómo experimentan la violencia en ambas relaciones, en la primera son ellas quienes perpetran la violencia, y en la segunda son ellas las violentadas.

En cuanto a cómo se llevan con sus esposos, Ruíz Gómez y Martínez Ortega compartieron que varias manifestaron que desde pequeñas les enseñaron cómo debían relacionarse con ellos.

“Por eso decía pue’ mi mamá que tenemos que hacer el trabajito porque cuando se casa uno, no va a venir atrás nuestra mamá, y para que no se enoje el marido tenemos que saber ya solas cómo mantener pue’ el esposo”, comentó Jovita.

Jovita

Incluso en esas enseñanzas, les hacían énfasis en que si había golpes, estos podrían ser justificados por el incumplimiento de sus deberes.

“Mi mamá decía que yo me portara bien, que yo le obedeciera todo mi marido y, que para que no hubiera ningún problema, que yo lo atendiera bien y todo eso, para que no se enojara y no me fuera a pegar porque si eso pasaba era porque algo estaba mal hecho y si me pegaba pues era con justa razón”, mencionó Elvira.

Elvira

Cuando a las entrevistadas les cuestionaron sobre cuáles eran los motivos por los que había conflictos con sus parejas, independiente de si derivan en violencia o no, las respuestas más recurrentes fueron: porque el esposo consume bebidas alcohólicas, lo desobedecían, por falta de confianza, infidelidades del cónyuge, por problemas con los hijos o hijas, falta de comunicación y problemas económicos.

“Bueno, no lo hace seguido, pero así de que él sí puede llegar a veces ya medio tomado y a altas horas de la noche, yo no lo podría hacer, porque no sé, siento que… como ya tengo una niña, siento que ya no tengo esa libertad de poder llegar a esas horas ¿con quién la dejó y todo eso? Y porque además él es hombre”, mencionó Manuela.

Manuela

Por último, la mayoría de las entrevistadas resaltaron que procuran tener con sus hijos o hijas relaciones de confianza, apoyo, comunicación, libertad sana y responsable, sin embargo, manifestaron que a veces es conveniente recurrir a regaños y golpes leves, solo una dijo que era importante educar con mano dura.

Cabe mencionar que, San Cristóbal de Las Casas es el cuarto municipio más poblado de la entidad chiapaneca, cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística y Geografía indican que, en 2015 la población ascendió a 209 mil 591 personas, de las cuales 111 mil 383 son mujeres.

“Se estima para ese año que 30.9 por ciento de los hogares del municipio cuentan con jefatura femenina, lo cual lo coloca en el noveno lugar de los municipios chiapanecos en ese rubro. La población de 3 años y más que habla alguna lengua indígena asciende a 63 mil 454 personas, de las cuales 34 mil 305 son mujeres”, compartieron Ruíz Gómez y Martínez Ortega.

Agregaron que en un sondeo realizado en el año 2004 por el Colectivo Feminista Mercedes Olivera y Bustamante A. C. (Cofemo), encuestaron a 380 mujeres de 15 a 45 años, de las cuales 148 reportaron alguna forma de violencia. Indicaron que el número de mujeres agredidas se triplicó en el periodo 2000-2004.

“De ellas, 57.6 por ciento tenían entre 15 y 25 años y 21.4 por ciento entre 25 y 35 años. De las 380 mujeres encuestadas 9 fueron violadas y 11 experimentaron intento de violación, además, 70 por ciento sufrió agresiones como hostigamiento verbal, manoseo y persecución”, datos de Cofemo, compartido por la y el investigador.

Otro estudio compartido por éstos cuenta los altos índices de violencia contra las mujeres en los Barrios de María Auxiliadora y Santa Lucía, considerados de mayor importancia en el municipio.

Documentaron que en 2008, 70.1 por ciento de las mujeres encuestadas padecieron algún tipo de violencia al menos una vez en su vida y 63.2 por ciento en el año previo a la encuesta.

Sobre este último dato, 54.7 por ciento de ellas manifestó haber experimentado violencia psicológica, 29.9 por ciento física, 26.5 por ciento sexual y 36.8 por ciento económica.

“Los datos y estudios indican que la violencia contra las mujeres en este municipio representa una problemática social de grandes dimensiones. Los estudios citados dan cuenta del panorama en su conjunto, pero pasan por alto las especificidades de las experiencias de cada una de las mujeres que son incluidas en la generalidad de un dato”, finalizan los investigadores.

Fuente e imagen: Chiapas Paralelo

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«El violador eres tú»

Por: Miguel Lorente Acosta

Sin la complicidad pasiva y silenciosa del resto de los hombres, muchos de los agresores tampoco actuarían de ese modo.

Muchos hombres se indignan ante las críticas a lo que prácticamente sólo hacen los hombres, en cambio no se movilizan para que los hombres que lo llevan a cabo dejen de hacerlo. Así ocurre con las violaciones, cometidas en el 99% de los casos por hombres (US Bureau of Justice Statistics, 1999), y realizadas en el seno de una cultura construida desde el masculino plural del “nosotros”, para defender el posesivo plural masculino de lo “nuestro”.

No tienen problema ni se indignan cuando las afirmaciones no se ajustan a la realidad y presentan los grandes logros, avances y descubrimientos de la sociedad como algo de los hombres, aunque todo el proceso esté lleno de aportaciones y del trabajo de muchas mujeres. Hombre es sinónimo de humanidad y de “ser humano” para lo bueno, integrando en los hombres a todas las mujeres, en cambio, cuando se trata de conductas y acciones negativas, aunque sean realizadas mayoritariamente por hombres, como ocurre con las violaciones en general, o sólo sean realizadas por hombres, como sucede con la violencia de género, entonces una cosa son los hombres y otra “algunos hombres”.

Pero no se trata de un error, sino el reflejo de la capacidad que tiene el machismo de ocultar la responsabilidad colectiva e individual de los hombres por medio de la creación de significados alternativos. De manera que el modelo social no tiene ningún problema en aceptar “hombres” como genérico para lo bueno, y en rechazarlo para lo negativo. Es como lo del anuncio de TV y admitir “pulpo como animal de compañía”, al final quien tiene el poder es el que decide las normas, de lo contrario no hay partida.

Cuando los hombres critican las leyes contra la violencia de género, reconocen que el origen de esta conducta está en la masculinidad definida por una cultura machista, que crea las referencias para que las mujeres sean consideradas como una posesión más de los hombres, o como objetos que pueden utilizar cuando ellos lo decidan bajo su superior criterio, y consideren que “provocan”, que “quieren decir sí aunque hayan dicho no”, que van buscando a un “hombre de verdad”… Que luego lo hagan o no dependerá de su voluntad, puesto que la cultura no obliga a las conductas, sólo sitúa las referencias desde las se pueden realizar.

Cuando el colectivo “Lastesis” dicen “el violador eres tú” no están diciendo que todos los hombres son violadores, como interpreta el machismo paranoide.

Y esos hombres que maltratan, que acosan, abusan, violan y asesinan no son enfermos, ni drogadictos, ni alcohólicos; son hombres normales, tan normales que ni siquiera tras cometer los homicidios y las violaciones son cuestionados como hombres o ciudadanos, siguen siendo el atento vecino, el amigo afable, el honrado trabajador, el buen muchacho… tal y como recogen los testimonios de sus entornos tras los hechos.

Un ejemplo lo tenemos en el caso de Antonia Barra, una joven chilena que sufrió una violación el pasado septiembre (2019), y un mes después se suicidó. La conducta suicida tras las agresiones sexuales está descrita científicamente como una consecuencia del trauma de la violación, y fue puesta de manifiesto, entre otros, en trabajos clásicos como los de Kilpatrick (1985).

Las circunstancias que intervienen en el desarrollo del suicidio tras una violación son de diferente tipo. Entre ellas está el trauma psicológico ocasionado por la agresión sexual, la cultura que culpabiliza a la víctima por algo que ha hecho o ha dejado de hacer, los entornos y la propia familia que con frecuencia se ponen del lado de la culpabilización, aislando mucho más a la víctima, y sobre todo ello, la estrategia del agresor a la hora de desarrollar la defensa de atacar directamente a la víctima y criticar su compartimiento, no sólo ante los hechos, sino de forma generalizada, como también vimos aquí en el caso de “La manada” y en tantos otros.

El caso de Antonia Barra es paradigmático en todos esos elementos, y al margen del trauma por la violación, el miedo que demostró para que sus padres no conocieran lo ocurrido, más el rechazo de su novio, que directamente la insultó cuando le contó lo ocurrido llamándola “repugnante” y “cerda de mierda”, unido a la falta de una atención especializada por parte de la administración, condujo al suicidio en un plazo de tiempo corto, demostrando la intensidad de los elementos que intervinieron y la falta de ayuda.

El agresor, por su parte, ha recibido tal apoyo y sus palabras tal credibilidad, a pesar de las pruebas que ha encontrado la investigación demostrando que miente en algunas de sus manifestaciones públicas, que después de que la justicia acreditara la violación decidió que saliera de prisión y pasara a arresto domiciliario. La Corte de Apelaciones de Temuco tuvo que corregir esa decisión inicial del Tribunal de Garantías, y decretó de nuevo su ingreso en prisión bajo la movilización de las organizaciones feministas, que hoy día actúan como conciencia crítica de una sociedad inconsciente frente a este tipo de violencia.

Sin la complicidad pasiva y silenciosa del resto de los hombres, muchos de los agresores tampoco actuarían de ese modo.

Y nada de esto es casualidad, cuando el colectivo “Lastesis” dicen “el violador eres tú” no están diciendo que todos los hombres son violadores, como interpreta el machismo paranoide, lo que nos dicen es que el violador es un hombre como tú, como cualquier otro hombre; no un enfermo, ni un psicópata, ni un alcohólico o un drogadicto, como miente el machismo cuando se refiere a los violadores. Pero también nos dicen que sin la complicidad pasiva y silenciosa del resto de los hombres, muchos de los agresores tampoco actuarían de ese modo ni presumirían de haberlo hecho con vídeos y relatos.

El día que los hombres entiendan que lo que caracteriza a un violador, a un maltratador, a un acosador, a un abusador o a un asesino es su voluntad de actuar de ese modo sobre mujeres expuestas por la sociedad machista como una posesión o un objeto, se darán cuenta de lo importante que es dejar atrás esa masculinidad que permite interpretar la realidad desde esa violencia, para luego hacerla normalidad a través de las justificaciones.

Y si no se dan cuenta y abandonan la violencia, se lo recordaremos el resto hasta que la dejen diciendo, entre otras cosas, lo de “el violador eres tú”, “el maltratador eres tú”, “el asesino eres tú”.

Fuente: https://rebelion.org/el-violador-eres-tu/

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Argentina: ¡Basta de #JUSTICIAPATRIARCAL, queremos a las #INFANCIASLIBRES!

América del Sur/Argentina/16-08-2020/Autoras: María Fernanda Pagura(☆) y Dolores Covacevich(☆☆) | INESI/Fuente: inesi.com.ar

En las últimas horas trascendió un hecho de abuso sexual que implica a un padre y su hija de 6 años. [1]

Si bien el caso está en investigación en la UFI N°3 de Esteban Echeverría, especializada en delitos sexuales y violencia de género, creemos que es importante señalar que la situación de pandemia los abusos sexuales en las infancias continúan pasando y al no estar la escuela en modo presencial, las denuncias han bajado considerablemente, por lo que las personas mayores responsables deben estar aún más atentas.

Según los datos del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, 1 de cada 5 niñes sufre abuso sexual. Casi el 80% de los abusadores son familiares. El 90% son varones. [2]

Esperamos que este no sea otro caso donde se vulneren los derechos de niñes. Ya pasamos por muchas instancias donde la justicia no es tal y revictimiza a las víctimas de violencias y abusos, colaborando a perpetuar el sometimiento de las mujeres y la impunidad de varones. Como plantea Rita Segato en su libro “Contra-Pedagogías de la crueldad” la historia de la burocracia no es la historia de las mujeres, es la historia del patriarcado. La historia del Estado es la historia del patriarcado. Siendo la justicia uno de sus tres poderes, en estas prácticas de jueces y juezas se materializa la defensa del sistema de dominación, desconociendo vergonzante el plexo normativo vigente y justificando la vulneración de derechos de las infancias. Se torna urgente deconstruir estos sistemas de complicidades entre varones y con quienes gestionan la justicia.

Por todo ello, volvemos a insistir en la importancia de la Educación Sexual Integral en todos los niveles y modalidades del sistema educativo desde una perspectiva de género y de derechos humanos.

Reiteramos que en la Resolución  340/18 (2018) se establecen los núcleos de aprendizajes prioritarios por nivel en donde se propone trabajar sobre todo en el Nivel inicial y Primario la confianza, la libertad y la seguridad para expresar ideas, opiniones y pedir ayuda, la adquisición de pautas de cuidado y auto-protección, el concepto de intimidad y cuidado de la intimidad propia y de los otros/as, poder decir “no” frente a interacciones inadecuadas con otras personas, la vulneración de derechos: el abuso sexual, la violencia de género y la trata de personas, entre otros.

La ESI es una de los principales recursos que tenemos en las aulas para habilitarles la palabra a niñes y jóvenes. Porque muchas veces, los espacios de crianza no son “el lugar de afecto, confianza y respeto”.

También nos preguntamos como sociedad ¿qué pasa en las redes sociales?  ¿qué entendemos por cuidar a las víctimas, difundiendo audios donde se relata un abuso? ¿sirve el escrache como práctica de “información”, sobre todo cuando hay menores involucrades que no dieron su consentimiento para esto? ¿estamos teniendo en cuenta a las infancias en el brote del enojo de “salir a decir que repudiamos un hecho”?

Por todo esto, recordamos que les niñes son sujetos de derechos, y les adultes (desde familiares hasta usuaries de redes) tenemos una responsabilidad en todos los procesos que les involucren, no hacemos lo que queremos con elles, no son nuestra propiedad. ¡Tampoco de la justicia!!!!

#bastadeimpunidad #bastadecomplicidad #bastadejusticiapatriarcal #infanciaslibresdeviolencias #esiparavivirlibres #esiparapoderhablar #laprofetecreesiempre

☆María Fernanda Pagura es investigadora, extensionista y docente, Fac. Cs. Económicas UNL e Institutos de formación docente Pcia de Santa Fe y parte del Equipo INESI.
☆☆Dolores Covacevich es Lic. en Ciencias de la Educación. Integrante del área de Género y Sexualidades del Instituto Olga Cossettini, y del Programa ESI FHUMyAR UNR y parte del Equipo Inesi.

[1] https://www.infobae.com/sociedad/policiales/2020/08/15/acusaron-en-las-redes-a-un-hombre-de-abusar-de-su-hija-se-volvio-tendencia-y-un-grupo-de-vecinos-quiso-lincharlo/

[2] https://www.argentina.gob.ar/abusosexualinfantil

Fuente: https://inesi.com.ar/basta-de-justiciapatriarcal-queremos-a-las-infanciaslibres/#top

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Alerta feminista: distintas formas de violencia letal contra mujeres

América del Sur/Uruguay/Ladiariauy

Una nueva alerta feminista tuvo lugar en el Centro de Montevideo. Por la avenida 18 de Julio circularon cientos de mujeres exigiendo el fin de la violencia contra las mujeres.

En esta oportunidad se recordó a tres mujeres asesinadas en distintas circunstancias.

El femicidio de Oriana Oviedo ocurrió en Barcelona, España. Tenía 20 años y fue asesinada por su pareja, Germán González, de 35 años, también uruguayo, en el apartamento que compartían. La atacó con un arma blanca frente a su hijo de tres años. Su familia en Uruguay reclamó la repatriación de sus restos y el traslado del niño a nuestro país.

Mayra Acosta tenía 36 años y fue desaparecida los primeros días de diciembre de 2019. Su familia presentó la denuncia en enero y fue considerada por el Ministerio del Interior como una “persona ausente”. Algunos de sus restos óseos aparecieron en junio próximos a un contenedor en el barrio La Unión, en Montevideo. El resto de sus huesos aparecieron en una fosa séptica del barrio.

En la alerta también se reclamó por una mujer que fue encontrada calcinada en la intersección de Camino Tomkinson y Las Pitas, en un descampado a metros del arroyo Pantanoso, en Montevideo. En el lugar también se encontró ropa de la víctima y una bolsa de supermercado con pertenencias. El caso está siendo investigado por la Fiscalía.

Fuente: https://ladiaria.com.uy/feminismos/articulo/2020/7/alerta-feminista-distintas-formas-de-violencia-letal-contra-mujeres/

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COEDUCACCIÓN (III Parte): La Práctica Coeducativa

Por: Laura Isabel Gómez García / Nueva Revolución

 

La llegada de la escuela mixta a los centros educativos en los años ‘70 con la nueva legislación en materia educativa de la España democrática, supuso el comienzo de un gran cambio en la Educación de nuestro país. Los niños y niñas empezaron a convivir en las aulas y compartir los espacios comunes de las escuelas como los patios en los recreos, las instalaciones deportivas en educación física, laboratorios de ciencias, etc. y aunque todo esto supuso un gran avance, no fue suficiente porque aunque formalmente la Educación pasó a ser igualitaria, de manera implícita se seguía educando a niños y niñas de manera diferente, pues se partía de una Educación basada en la segregación de sexos, enfocada a educar a las niñas para el ámbito doméstico, y de los cuidados, mientras que a los niños se les educaba para el ámbito público, la ciencia, la tecnología y la investigación, con lo que todo esto seguía generando desigualdades.

Con la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombresy dos años más tarde con la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación, se da por fin un paso más hacia un modelo de enseñanza basado en la Coeducación. Aunque para ser realistas, tras casi 15 años, y varias reformas educativas después, aunque la Coeducación está formalmente presente en nuestro Sistema Educativo, lo cierto es que no se lleva a la práctica de una manera eficaz, efectiva y real en la gran mayoría de centros.

La principal finalidad que persigue la Coeducación es asentar las bases de la Igualdad real de Oportunidades y de trato en la esfera educativa, que repercuta en la convivencia de ambos sexos transcendiendo a otros ámbitos sociales, laborales, familiares, y de relaciones personales. Es, en resumen, el primer paso para erradicar la violencia de género, así como otras formas de violencia machista, bullying, homofobia, racismo y cualquier otra forma de expresión violenta en nuestra sociedad. No quiere decir que la Coeducación haga desaparecer toda la violencia de la sociedad, eso es utópico, pero desde luego sí que las cifras de violencia machista (entre otras) en edades cada vez más tempranas se vería reducida muy notablemente.

Para poder llevar a cabo todo el Proceso Coeducativo, las y los profesionales implicados debemos ser capaces de hacer una profunda autocrítica y revisión de los métodos/recursos utilizados en el aula; es necesario desprendernos de nuestras propias creencias y actitudes que a través de la socialización hemos recibido y en la que hemos crecido desde la más tierna infancia; pues para alcanzar una verdadera Educación en Igualdad debemos terminar con las barreras que roles y estereotipos de género levantan primero en nosotras y nosotros, y en consecuencia en nuestro alumnado.

Es necesario aprender y enseñar utilizando un lenguaje no sexista, e inclusivo; visibilizar a las mujeres en cada una las asignaturas y materias que se imparten, creando así referentes para nuestras niñas, adaptar contenidos y recursos, reformular juegos, modernizar los cuentos tradicionales, buscar modelos alternativos de hombres y mujeres que nuestros menores puedan admirar, incentivar la cooperación en vez de la competitividad, y así una larga lista de prácticas, métodos, recursos, y acciones que debemos utilizar  para que las nuevas generaciones construyan una sociedad mejor.

MODELOS DE ENSEÑANZA COEDUCATIVA

A lo largo de su historia el Sistema Educativo español ha tenido tres modelos de escuela que difieren entre sí en cuanto a su manera de entender las relaciones entre sexos.

  1. Modelo de Escuela de Roles Separados (Segregada),en el que se imparte una educación diferenciada por sexos tanto mediante la separación física como en la separación curricular dentro del Proceso Educativo. Este modelo diferenciado parte de la idea de que cada sexo tiene asignados unos roles en la sociedad, (Varones -> esfera pública -> trabajos fuera del hogar como función principal. Mujeres -> esfera privada -> dentro del hogar, cuidados y tareas domésticas), por lo que la Igualdad de Oportunidades entre sexos no es relevante, puesto que, al tener funciones distintas en la sociedad, hombres y mujeres no tendrán que competir por ocupar puestos dentro del sistema económico, político y social.
  1. Modelo de Escuela Mixta(Sistema Educativo actual), este modelo está basado en el Principio Democrático de Igualdad entre todas las personas defendiendo la educación conjunta e igualitaria, en la que no tiene especial relevancia las políticas de género puesto que parte de la idea de que “ya existe” una “igualdad plena” entre mujeres y hombres.
  1. Modelo de Escuela Coeducativa, el Modelo Coeducativo, parte de la idea de que la escuela actual es un espacio no neutral en el que se siguen transmitiendo los valores patriarcales asumidos como tradicionales que contribuyen a aumentar las diferencias entre hombres y mujeres en la edad adulta. Por esto, este modelopone el foco en la relevancia de las diferencias sociales y sexuales entre niños y niñas por razón de sexo, y los sesgos que ello produce durante todas las etapas evolutivas, y utiliza la escuela como espacio-origen para el primer paso hacia la Igualdad. La Escuela Coeducativa tiene como objetivo la eliminación de estereotipos/roles de género diferenciados asignados al sexo desde prácticamente antes de nacer, para así eliminar las desigualdades sociales y las jerarquías culturales entre niñas y niños; potenciando capacidades, y aptitudes de cada persona sin tener en cuenta si algo es “de chicos”, o “de chicas”. A través de esta metodología transversal que impregna todas las asignaturas y facetas de la Educación tanto en el ámbito escolar como familiar, conseguimos acabar con ese Sistema de Socialización diferenciada en base al sexo con el que se nace y que es origen de la desigualdad.

Existen dos principales Teorías o Enfoques Educativos dentro de la Enseñanza Coeducativa: El Enfoque Liberal, y el Enfoque Radical. El principal elemento diferenciadorentre ambos es laconcepción de la Igualdad y la diferencia en lo que respectaa la Educación que tienen de ella. En el siguiente cuadro se ven claramente estas diferencias.

LA PRÁCTICA COEDUCATIVA

Contenidos curriculares y currículo oculto 

Los contenidos curriculares establecidos de manera normativa, son el conjunto de todos aquellos contenidos académicos, recursos didácticos y materiales extracurriculares, que se imparten durante el curso escolar en los centros educativos. A través de ellos el alumnado no solo aprende los contenidos del currículo estipulado, sino que también a través de ellos se transmiten valores y creencias, que de forma directa e indirecta por los contenidos en sí y por su forma de impartirlos, pueden generan desigualdades entre alumnas y alumnos, y que perpetúan los roles/estereotipos de género.

Por ello es importante elegir de forma adecuada los materiales y recursos alternativos de apoyo (currículo oculto) a utilizar en el transcurso de las clases para así poder suplir las carencias que los libros de texto y otros recursos pueden contener y que sesgan así parte de la información. Así pues, no se trata de eliminar contenidos sino ampliarlos.

Para ello hay que hacer un esfuerzo como profesionales de la docencia e invertir tiempo en buscar contenidos extra que tengan la perspectiva de género incorporada, libres de estereotipos y sexismo, por ejemplo: libros de apoyo, biografías, películas, videos, dinámicas, actividades, etc. que incluyan lenguaje inclusivo, imágenes no sexistas ni estereotipadas de mujeres y hombres, así como referentes femeninos para lograr la visualización de las mujeres en la Historia y su participación en ella; de este modo estaremos transmitiendo no solo conocimientos y ampliando información, sino que el alumnado aprenderá otros roles más igualitarios.

Se requiere pues unas dosis de creatividad y de verdadero interés por parte del profesorado para encontrar todos estos recursos y materiales con los cuales poder trabajar los valores coeducativos y empoderar a los alumnos y alumnas, motivándolos y estimulándolos de manera didáctica, amena, participativa e interesante que les permita despertar su curiosidad por aprender.

A través de todas estas actividades tanto los chicos como las chicas crecen en igualdad viendo que no es cierto que existan competencias ni capacidades exclusivamente femeninas, ni masculinas; porque esta idea que nos han querido hacer ver de que existen estudios/carreras/profesiones “de chicos” y “de chicas”; que los chicos son buenos en Ciencias, y las chicas en Humanidades, y demás prejuicios, no son más que una falacia machista y patriarcal. Que en los libros de texto no aparezcan mujeres inventoras, científicas, artistas, etc. no es porque no las haya habido, es porque sistemáticamente se las invisibilizado. Esto da lugar a que las chicas carezcan de referentes femeninos, porque si rara vez veo a una mujer en un libro de texto de matemáticas, ciencia, historia, arte… Creceré creyendo que las mujeres no hacen eso, y por muy buena que una chica sea en ciencias, el carecer de otras mujeres a las que admirar por ello, la llevará muy posiblemente a elegir una carrera de Humanidades, o es posible que elija una de Ciencias para acabar siendo profesora, una profesión más “de mujeres”; o estudiar Medicina pero no plantearse el ser cirujana; o estudiar Derecho pero no pensar en ser jueza. Que las carreras de Ciencias estén masculinizadas, o que las carreras de Humanidades/de Letras estén feminizadas, no es casualidad. Es por una razón, y es porque desde la escuela y desde las familias no se está educando de manera igualitaria ni equitativa; aunque nos resistamos a creer que sí.

El desconocimiento del papel de las mujeres en la Historia genera en nuestras niñas una concepción equivocada e incluso un desconocimiento sobre el papel jugado por las mujeres en todos los ámbitos de la Historia Universal, haciendo que se vea afectado su desarrollo, tanto personal como profesional. Los niños no quedan exentos de los efectos nocivos de este espoleo de figuras femeninas dentro de sus libros de texto, pues funciona a la inversa también; chicos que serían buenos en carreras de Humanidades las excluyen porque se supone que esas carreras son “de chicas”. Todo ello, hace que perdamos como sociedad un gran capital humano por ambas partes, que de otro modo haría a nuestra sociedad más igualitaria, equitativa y mejor.

Recomendaciones

Como profesionales de la Educación sabemos de la importancia que el currículo oculto, tiene en el crecimiento tanto académico como personal del alumnado, (puede ser tanto positivo como negativo); concienciarnos en darle una perspectiva apropiada puede ser la clave para potenciar valores de respeto, empatía, asertividad, solidaridad, entre muchos otros.

Aquí algunas ideas, recomendaciones y pautas que pueden servir de guía en la elección del material didáctico antes de comenzar el curso:

  • Revisar libros de texto y tratar de elegir aquellos que trabajen la perspectiva de género, que incluyan lenguaje inclusivo, que no contengan imágenes sexistas, y muy importante, que incluyan referentes femeninos para visibilizar la presencia de la mujer. Incorporar referentes femeninos para visibilizar la presencia de la mujer en todas las esferas educativas, es el inicio de la igualdad de oportunidades entre hombre y mujeres dentro del aula.
  • Revisar libros de texto extracurriculares como libros de lectura, material de apoyo y complementario, cerciorándonos que cumplen con los valores coeducativos.
  • Hacer uso de materiales audiovisuales (cortos, películas, Youtube, documentales, cine fórum) que trabajen la igualdad, e incorporarlos de forma cotidiana como un recurso educativo más que sirva de estímulo para el alumnado.

****Una buena idea para el equipo docente que esté interesado en impartir la enseñanza coeducativa y que puede facilitar mucho todo este trabajo es el trabajar conjuntamente todo el profesorado y crear entre el equipo educativo una base de datos con los materiales y recursos, de este modo fomentamos también el compañerismo, la cooperación, y el trabajo en equipo dentro del centro y entre la plantilla****

Coeducación, ¿cómo?

  • Dejar de utilizar una actitud paternalista/maternalista hacia el alumnado cuando se imparte clase.
  • Potenciar un clima de cooperación y no de competencia entre el alumnado es también clave y necesario trabajarlos diario, tanto entre el alumnado como entre el personal docente, para que la convivencia sea realmente igualitaria dentro de la escuela, y que así esta convivencia sea extrapolada a la vida cotidiana en su casa y en sus relaciones sociales en la medida de lo posible.
  • Dejar de utilizar expresiones manidas, sexistas y discriminatorias que tradicionalmente hacen referencia a actitudes/aptitudes “de hombres”, o “de mujeres”, que crean clima de discriminación dentro del centro educativo, tanto en las aulas con el alumnado como en situaciones extraescolares.
  • Dirigirnos al alumnado de forma igualitaria, y con actitud respetuosa pero también dar ejemplo con la forma en la que nos relacionamos con el resto del profesorado, (compañerismo). Somos el referente del alumnado.
  • Potenciar al alumnado en base a sus aptitudes. Debemos ayudarles a ser capaces de tomar decisiones de una forma libre y guiados por sus capacidades, cualidades y preferencias, sin sentirse coaccionados por la construcción social impuesta. Se debe educar a un alumnado capaz de pensar por sí mismo y de forma autónoma, y para ello es importante orientarles y apoyarles en todas y cada una de sus decisiones, teniendo en cuenta sus intereses propios y personales y no aquello que “socialmente” se espera de ellos y ellas por el hecho de ser hombre o mujer.
  • Se debe tratar al alumnado como a la persona única y genuina que es y cuando nos pidan consejo, se le proporcionará una orientación basada en el potencial que presente y en las aptitudes individuales que muestren. Por ejemplo, en la elección de futuros estudios y de carreras profesionales; en motivar la participación en actividades extracurriculares que ayuden a la persona en el desarrollo de sus potenciales.
  • Respetar el tiempo necesario de aprendizaje de cada alumno/a, entendiendo que cada persona lleva un ritmo diferente, y despertar la curiosidad del alumnado en base a las preferencias y gustos que tengan, para ampliar sus conocimientos, ofreciéndoles un abanico más amplio de opciones donde elegir.
  • Uso del lenguaje. Cuando hablamos de educación, el lenguaje es una parte importante y fundamental a la hora de trasmitir los cocimientos en el aula, y el uso que hacemos de él no siempre es el adecuado. La creencia de que el genérico masculino incluye a todas y cada una de las personas, es errónea. Generalizando sistemáticamente en masculino lo único que se consigue es invisibilizar a la mitad de la población conformada por las mujeres, discriminándolas y ejerciendo hacia ellas un tipo de violencia llamada simbólica.

Debemos empezar a incorporar un lenguaje inclusivo para que cada una de las personas se sientan representadas, tanto con el alumnado como con el equipo docente (Buscar guías de lenguaje sexista y ampliar el vocabulario igualitario).

  • Transmisión de valores. Parte fundamental de una buena Práctica Coeducativa es la trasmisión de valores de forma transversal en el día a día en las aulas. Educar no es solo proporcionar conocimientos, es también educar en valores; la empatía, el asertividad, la inteligencia emocional, la resolución de conflictos sin violencia, la tolerancia, el respeto a la diversidad, son base de una convivencia en igualdad.
  • Crear un clima de respeto donde el alumnado se sienta libre y seguro para participar y expresarse tanto a nivel educativo como personal, con el equipo docente y/o con sus iguales.
  • Potenciar el autoconocimiento de cada una de las personas que se atienden en el aula con el fin de educar alumnos y alumnas con una buena autoestima y conocedores/as de sus cualidades para que puedan desarrollarlas al máximo.

Objetivos de la Coeducación

La Coeducación exige un currículo educativo renovado que incluya la Educación en valores de igualdad, respeto, dialogo, resolución pacífica de conflictos de forma no violenta, el fomento de la cooperación en vez de la competición, etc. dentro de las aulas pero teniendo en cuenta también otros espacios y agentes de socialización en los que se ha de actuar más allá de la escuela. Así, el objetivo último y principal de la Coeducación es orientar hacia una transformación de las relaciones entre hombres y mujeres, en un marco equitativo superando la jerarquización de género (el masculino por encima del femenino). La Coeducación propicia e insta a la transgresión de roles tradicionales y estereotipados de las mujeres, pero también de los hombres, haciendo que los roles se crucen y no se cosifique o someta a un sexo sobre el otro; todo ello partiendo del reconocimiento de la diferencia entre sexos, pero la igualdad de valía entre las personas, permitiendo el desarrollo de la afectividad y la oposición a la violencia.

Desarrollar iniciativas en materia coeducativa

  • Actividades, talleres, dinámicas, ejercicios, prácticas, trabajos en grupo en los que se reflexione, y se trabaje acerca de la igualdad de oportunidades, la prevención de la violencia de género y otras violencias machistas, el bullying, el racismo, la homofobia en la escuela, el ciberacoso, y el buen/responsable uso de las RRSS e Internet para prevenir ser víctima/victimario del grooming, sexting, ciberbullying, y de otras formas nuevas de violencia a través de la red; a la hora de realizar todas estas prácticas/actividades, hacerlo de modo que involucren a todo el  alumnado para participar de forma igualitaria y activa para que nadie se quede atrás y que tanto chicos como chicas se sientan integrados.
  • Crear campañas, carteles, documentos, videos, mediante el uso de las nuevas tecnologías y herramientas TIC que faciliten el aprendizaje de nuevos conocimientos de forma creativa y en sintonía con las nuevas generaciones; siendo el profesorado solo la persona que guía a través del trabajo, pero sin dirigirlo.
  • Incentivar y promover el uso igualitario de los espacios como el patio, zonas deportivas, laboratorios, etc. evitando que se creen zonas “de chicos”, y zonas “de chicas” a través de proponer actividades en grupos mixtos. Algo en lo que se está trabajando muy activamente es los patios coeducativos: recreos donde niños y niñas juegan juntos y comparten el espacio en convivencia y no de manera segregada.
  • MUY IMPORTANTE. La necesidad de introducir una asignatura de educación afectivo sexual que eduque en una sexualidad sana, que prevenga del uso de la pornografía y que promueva relaciones afectivas libres de violencia, alejadas de los Mitos del Amor Romántico, y respetuosas con todas las relaciones amorosas normalizándolas (prevención de la LGTBI-fobia)

La familia, como agente socializador

La familia es el primer agente socializador de la persona, es el transmisor natural de patrones de conducta y valores. La familia desempeña un papel fundamental dentro de la educación de niños y niñas, por ello, la implicación y participación de las familias en la educación dentro/fuera de la escuela juega un papel esencial en el Modelo de Escuela Coeducativa pues permite ampliar el espacio de acción, debate y análisis crítico para derribar los estereotipos sexistas que imperan en la sociedad; es decir, dar el salto de la escuela a otros ámbitos de la vida.

Además de implicarse en el proceso educativo para que éste sea igualitario, las familias dentro del hogar deben trabajar en los distintos planos de la Igualdad entre sexos. Por ejemplo, en el reparto de las tareas domésticas, reforzando el mensaje de tolerancia cero con la violencia de género, alejarnos de los roles clásicos de princesa/príncipe, superar las barreras de género en los juguetes, en las actitudes/aptitudes propias “de niños” /”de niñas”, y apoyando siempre las opciones elegidas por el hijo/a en cuanto a las materias optativas/extraescolares, y de los estudios superiores sin sesgo por sexo.

Fomentar el respeto y el diálogo como vía para resolver conflictos de forma pacífica desarrollando habilidades y capacidades para la convivencia dentro/fuera de casa y de la escuela.

Formación del profesorado en la Educación en Igualdad de Oportunidades

La formación del personal docente es capital para poder llevar a la práctica en aula una correcta Coeducación. Existe la creencia entre el profesorado que esta formación no es necesaria porque dan por hecho que su relación con alumnas y alumnos ya es igualitaria, y que sus clases son impartidas bajo los postulados coeducativos, lo que no es del todo cierto. Por ende, es necesario una formación específica y especializada para adquirir conocimientos, habilidades y capacidades para desarrollar correctamente, y de manera real y eficaz las Tesis de la Coeducación que permitan al profesorado detectar los aspectos del proceso educativo en los que se produce discriminación, saber plantear las soluciones y poder desarrollarlas de forma efectiva incorporando siempre la Igualdad de Oportunidades de forma transversal en todo el currículo académico y en los distintos espacios del centro escolar.

La formación en Coeducación de docentes es desarrollada e impartida por y desde distintas entidades como el Instituto de la Mujer Estatal/Autonómico, Universidades, Colegios Profesionales, Centros de Profesorado, etc.

Recursos:

http://www.educandoenigualdad.com/

http://www.inmujer.gob.es/

http://www.educatolerancia.com/

http://www.cineenvioleta.org/

https://www.educacion.navarra.es/web/dpto/skolae-familias

Fuente e imagen: https://nuevarevolucion.es/coeducaccion-iii-parte-la-practica-coeducativa/

 

 

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Embarazadas padecen violencia obstétrica agravada por la emergencia sanitaria de COVID-19

Por: Daniela Rea, Diana Cariboni y  Lydiette Carrión  

Las mujeres enfrentan una crisis de «violencia obstétrica» agravada por la emergencia sanitaria de covid-19, a pesar de las leyes que buscan combatir el maltrato y la «medicalización excesiva»

Mujeres que dieron a luz en medio de la pandemia de covid-19 en América Latina enfrentaron una presión creciente en favor de las cesáreas, además de maltrato, prohibiciones de acompañante y negativas de asistencia en casos de emergencia – pese a la existencia de leyes contra la “violencia obstétrica” y la “medicalización abusiva”.

La región ya tenía la mayor tasa de cesáreas del mundo, estimada en 40% de todos los nacimientos, aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que no sobrepasen el 15% e insiste en que solo deben practicarse cuando las justifican razones médicas.

La OMS reiteró esta recomendación en sus pautas sobre el parto durante la pandemia publicadas en marzo, que dicen además que las mujeres deben contar con una compañía de su elección al parir, recibir un trato digno y respetuoso, información clara, analgesia adecuada y apoyo para amamantar si lo desean.

La práctica de cesáreas, inducciones, episiotomías y otros procedimientos que no sean médicamente necesarios, o que no cuenten con consentimiento informado, está prohibida por leyes nacionales o estadales contra la violencia obstétrica en por lo menos ocho países latinoamericanos, entre ellos Argentina, Ecuador, México, Uruguay y Venezuela.

Fotografía durante una videollamada con Lidia y su bebé en su casa en el Estado de México. / Foto: María Ruiz.

La mayoría de estas leyes garantiza una compañía en el parto, cohabitación con el recién nacido y apoyo para amamantar. Pero activistas por la salud materna aseguran que ni esas normas ni las pautas de la OMS eran suficientes para proteger estos derechos incluso antes del covid-19. Y la pandemia no hizo más que empeorar las cosas.

En Argentina, Margarita Goñi, del grupo activista El Parto es Nuestro (EPEN), dijo que “en marzo y las primeras semanas de abril”, cuando el gobierno decretó el aislamiento obligatorio, en algunos hospitales “se comenzó a citar a inducción o directamente a cesárea por estar de 38 semanas de embarazo”, incluso contrariando las pautas del propio ministerio de salud.

Violeta Osorio, del grupo de derechos humanos Las Casildas, agregó: “Se le dice a las embarazadas que es mejor programar una cesárea a entrar en trabajo de parto en el medio de un pico de covid-19. Pero esto es contradictorio con la necesidad de no saturar el sistema de salud, dado que una cesárea implica más tiempo de internación e insumos”.

En Ecuador, Sofía Benavides (también de EPEN) dijo que su grupo reunió testimonios de 26 mujeres que dieron a luz durante el brote de covid-19. Trece de ellas dijeron que no se les permitió parir con un acompañante, como parte de las restricciones de los hospitales, y 15 dijeron que no pudieron tener contacto temprano piel con piel con los recién nacidos.

Benavides relató que, en el peor momento del brote en la ciudad de Guayaquil (abril y mayo), una clínica privada ofrecía: “vienes sola, se te practica una cesárea, no te damos habitación, te mantenemos en zona de observación y te cobramos 1,200 dólares. Lo único bueno es que le permiten permanecer con el bebé”.

En México, el ginecólogo y obstetra Christian Mera, del Grupo Médico Proparto Natural, estima que, cuando se acceda a las estadísticas, “en abril y mayo veremos un aumento en las cesáreas”, impulsado por “el miedo a que se saturen los hospitales”, que sin embargo “es contradictorio porque la cesárea tiene mayores riesgos y, en el caso del covid-19, se suma el riesgo de la hospitalización e infección”, observó.

En toda la región, “en nombre de la pandemia, los niveles de cesáreas han llegado a ser extremadamente altos, incluso en las mujeres sin covid-19”, dijo a openDemocracy Bremen de Mucio, asesor regional en salud materna de la OMS y la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

En Uruguay, que registra alrededor de 1,000 casos de covid-19 y una treintena de muertes, las autoridades fueron acusadas de hacer la vista gorda cuando varios centros de salud suspendieron temporalmente los acompañantes en partos, cesáreas y ecografías, contraviniendo la ley.

En Venezuela, dos mujeres jóvenes que dieron a luz en mayo en maternidades públicas de Caracas, reportaron haber permanecido solas y “asustadas” hasta que les dieron el alta, luego de pasar por procedimientos sobre los que no las consultaron, como ruptura artificial de membranas (lo que se conoce como romper bolsa), inducción y episiotomía (corte en la abertura vaginal).

Solas y mal informadas

A partir de marzo, openDemocracy entrevistó a diecisiete mujeres y a gran cantidad de organizaciones no gubernamentales, parteras y obstetras de Argentina, Ecuador, México, Uruguay y Venezuela, que detallaron experiencias de parto en la pandemia que parecen infringir tanto las pautas internacionales como las leyes locales.

La mayoría de las mujeres debieron parir solas porque se prohibieron los acompañantes por el covid-19. Esto “multiplica el riesgo de maltrato” en países donde la violencia obstétrica “siempre está presente”, advirtió la partera mexicana Nuria Landa, del grupo Nueve Lunas.

Muchas de estas mujeres denunciaron asimismo abuso verbal y físico de un personal hospitalario sobreexigido, que tampoco les dio suficiente información para entender lo que estaba pasando. Además, varias parturientas dijeron que fueron separadas de sus bebés y no pudieron amamantarlos.

“Me sentí abandonada. Fue una mezcla de angustia y dolor”

Las infracciones a la guía de la OMS y a las leyes se presentan tanto en hospitales públicos como privados. “No nos trataron con dignidad”; así es como Lidia Cordero describe lo que sintió al quedarse sola en trabajo de parto en una sala de emergencias de un hospital público de Huixquilucan, México, donde asegura que no le dieron información necesaria.

“Literal, fuimos las apestadas del hospital”, dijo Montse Reyes, que tuvo una cesárea programada en mayo en una clínica privada de México. Reyes asegura que tras el nacimiento ella y su bebé dieron positivo en el test de covid-19, pero el personal no le informó los resultados hasta que le dieron el alta, tras pasar dos días en aislamiento.

No la separaron de la recién nacida, pero ambas fueron colocadas “en una zona aislada detrás de una puerta de cristal” y “nadie quería tener contacto con nosotras. Eran las 11 de la noche y yo no había tomado ni un vaso de agua desde las 10 de la noche del día anterior”, relató.

Montse Reyes y su bebé durante una videollamada, mayo de 2020. Foto: Fernanda Ruiz. 

“Me sentí abandonada. Fue una mezcla de angustia y dolor”, explicó Daniela Echeverría, en Ecuador. Le habían prometido un parto con música, libertad de movimiento y masajes en el centro de salud pública de Conocoto, Quito. Pero, si bien le permitieron estar con su esposo, los dejaron solos en la sala de partos.

Echeverría cree que el personal fue reducido por la pandemia, y explica que el único equipo de guardia (una médica y dos enfermeras) estaba atendiendo otro parto y solo apareció tres horas después; para entonces ella sufrió un desgarro vaginal y su beba había tragado líquido amniótico y meconio, señal de sufrimiento fetal.

En Uruguay, la coordinadora del Grupo por la Humanización del Parto y Nacimiento, Laura Vega, dijo que su organización recibió “70 denuncias en todo el país”.

La ausencia de información clara es un asunto que se reitera en los testimonios recopilados por openDemocracy. Dos mujeres que fueron a cesárea en dos ciudades uruguayas en abril (antes de que el gobierno revirtiera la prohibición de acompañantes en mayo) dijeron haberse enterado a último momento que darían a luz solas.

“Ni siquiera me preguntaron. La ginecóloga le dijo a mi compañero que no era conveniente que entrara al quirófano”, dijo Anahí Oudri. Andrea Fernández sostuvo: “En ese momento no me daba para discutir. Tenía terror a la cesárea, y sabés que si no ganás la discusión, no está bueno ver caras malas”.

Problemas globales, partos riesgosos

En todo el mundo, la investigación de openDemocracy identificó más de 100 infracciones a las pautas de la OMS en al menos 45 países desde que comenzó la pandemia. Esta evidencia procede de testimonios directos, de ONG y de otros medios periodísticos.

En América Latina, los toques de queda y las restricciones al transporte por el coronavirus llevaron a que muchas mujeres perdieran controles de embarazo, tuvieran que caminar largas distancias para llegar a un hospital o incluso se vieran obligadas a partos en casa, no planificados y riesgosos.

Dos mujeres embarazadas esperan que las controlen en un hospital de Caracas, Venezuela, mayo 2020 Foto: Yadira Pérez.

En mayo, nuestra reportera en Venezuela vio a una mujer con una gestación de 31 semanas a la que le negaron inicialmente asistencia en una maternidad pública de Caracas. Fue trasladada horas más tarde a otro hospital, pero su bebé estaba muerto y debieron practicarle una histerectomía.

A otras parturientas que llegaban a pie a la maternidad (algunas tras caminatas de una hora desde sus casas) se les decía que volvieran más tarde, cuando tuvieran mayor dilatación del útero.

En Ecuador, la abogada feminista Ana Vera, del grupo de derechos sexuales y reproductivos Surkuna, dijo que en abril a dos mujeres con emergencias obstétricas se les negó asistencia varias veces en salas de urgencia de hospitales públicos de Guayaquil, entonces sumergida en un descontrolado brote de covid-19.

“Tuve que intervenir directamente llamando a autoridades del ministerio de salud pública” para que le “dieran antibióticos a una” y una “transfusión de sangre” a la otra, dijo Vera.

También en abril, Nuria Landa, la partera mexicana, recibió llamadas telefónicas de emergencia de dos mujeres que estaban haciendo trabajo de parto en sus casas, tras ser rechazadas por un hospital reconvertido para atender casos de covid-19 sin previo aviso.

Otra mujer en Guadalajara, México, relató a openDemocracy que había parido sin complicaciones en su casa en abril, pero al día siguiente se sintió mal y fue al hospital para que le hicieran un test de coronavirus. Al principio se lo negaron.

“La doctora me introdujo más fuerte los dedos, remolineó dentro”, dijo la mujer. La médica la regañó y le aseguró que tenía restos de placenta y necesitaba un legrado. Pero no era cierto, como demostró un segundo médico que ordenó una ecografía y un test de coronavirus, que resultó positivo.

La mujer denunció su caso a las autoridades como una violación a las normas contra la violencia obstétrica. Sin embargo, no está claro si las autoridades van a investigar estos casos en algún momento, pues ninguna de ellas respondió las preguntas de openDemocracy en México. Tampoco en Argentina, ni en Uruguay, ni en Venezuela.

La defensoría del pueblo de Ecuador dijo en mayo, en respuesta a nuestras preguntas, que no había recibido ninguna denuncia de violencia obstétrica durante la pandemia.

Mientras tanto, una portavoz de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, dijo que su oficina “también ha recibido reportes preocupantes sobre los derechos humanos de las mujeres y niñas embarazadas en el contexto de la pandemia de covid-19”.

“Nos preocupa que en todo el mundo, con sistemas de salud sobreexigidos, se desvíen con frecuencia los recursos para servicios de rutina como los de salud materna… Documentar estos incidentes es un primer paso crucial para exponer el problema. Los estados deben adaptar sin demoras sus prácticas a las pautas de la OMS”.

La violencia obstétrica existe, pero no se nombra

A la violencia preexistente hacia las mujeres embarazadas, dice la OMS, se le suman los agravios por la emergencia sanitaria.

El asesor regional en salud materna de OMS/OPS, Bremen de Mucio, dijo que las situaciones encontradas en nuestra investigación no lo sorprenden, “porque ya existían antes de la pandemia y de hecho la necesidad de que OMS haya desarrollado una declaración específica sobre el maltrato durante el embarazo, el parto y el puerperio da cuenta de que esta es una realidad que se presenta en la casi totalidad de los países… Y lo único que ha ocurrido en la pandemia es que algunas de esas situaciones se han agravado o se han hecho más frecuentes”.

El experto añadió que “lo primero es abogar para que el tema tome la visibilidad necesaria, esto tiene un doble efecto, por un lado que las usuarias conozcan que el problema existe y que los derechos están de su lado. Y al mismo tiempo, dar a entender a los profesionales que prácticas que ellos consideran normales son violatorias de los derechos de las usuarias y que tarde o temprano deben ser punibles”.

De Mucio se explayó asimismo sobre la resistencia que genera en el personal médico la expresión “violencia obstétrica”.

En la declaración de la OMS, firmada por decenas de instituciones relevantes, “debimos hablar de trato irrespetuoso en lugar de violencia obstétrica. Y esto no ha sido por capricho, o por no reconocer que la violencia obstétrica existe”, sino “para evitar cortar puentes de diálogo con las sociedades profesionales, porque hablar de violencia obstétrica genera resistencias que impiden  discutir el tema”, sostuvo.

Las leyes contra la violencia obstétrica se hicieron necesarias “ante la constante violación de los derechos de las usuarias. Desafortunadamente, en algunos casos no han sido reglamentadas, o no se han especificado las sanciones que comporta el no respetarlas, o directamente no se monitorea el respeto a estas leyes”, dijo. Más grave aún, según el experto, los profesionales y las mujeres incluso ignoran a veces la existencia de estas normas.

Una anécdota hace explícita esta situación. “Hace unos años, en un congreso de ginecología y obstetricia, el presidente de una gran federación de ginecología y obstetricia de un país de América Latina se jactaba de que, aunque existía una ley contra la violencia obstétrica en varios estados de su país, nunca se había sancionado a un ginecólogo por violencia obstétrica”, sostuvo De Mucio.

Contribuyeron a este artículo Magda Gibelli y Agostina Mileo.

Este artículo fue publicado originalmente por el proyecto Tracking the Backlash de openDemocracy.

Fuente: https://piedepagina.mx/mujeres-de-america-latina-bajo-presion-para-aceptar-cesareas-durante-pandemia/

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