Desde el rincón: “Mujeres juntas, sólo difuntas”

Por Celia Rosado Romero

Lo qué fue una interrogante a una inquietud personal, mostró la realidad de las opiniones, permeadas al negarles el voto a las féminas en la pasada contienda electoral para incorporarse a la grey de los servidores públicos.
Retomó la pregunta ¿Por qué las mujeres fracasan en política?

Ejemplo, Rosario Robles, fundadora del Partido de Revolución Democrática-PRD-, a pesar de tener la posibilidad de crecer, siendo la primera mujer en decidir los destinos, como Jefe de Gobierno de casi 20 millones de mexicanos en la Capital del País. Su trayectoria se truncó hasta que fue rescatada por el sexenio actual, en la Secretaria de Desarrollo Social, perdiendo la oportunidad, no sólo de ser elegida candidata a la presidencia y dirigir el país, sino que se sumió en una ola de descrédito por su mal actuar. .

Otro caso, las famosas “Juanitas” de San Lázaro. Aquellas ocho femeninas que ganaron las contiendas, siendo parte de una marrullería de sus partidos con el objeto de cumplir la cuota de género, pero que renunciaron para que sus suplentes, varones y algunos de ellos conyugues o amigos, asumieran el poder en la legislatura. Fue tal el descaro de la treta que esperaron afuera del recinto para tomar el poder.

El caso se dio hace siete años, pero parece que todavía no se entiende. Para dignificar la participación de las mujeres se requiere reconocer los errores del pasado, para que las respuestas a la pregunta que dio inicio al comentario, no fueran tan frustrantes, al no darle al sector femenino el valor que se reclama.

Por cuanto a las candidatas erigidas como “candidatas independientes”, lo comentó Jorge Castañeda, gurú del paradigma de los independientes –entrevista de Isabel Zamudio- publicada en el portal Cambio Digital: “la gente no es tonta y sabe que algunos independientes son políticos dolidos de diversos partidos y la gente les cobra la factura”, “pueden ser personas decentes pero la ciudadanía no lo percibe como independientes”

Tal racionamiento se ejemplifica en el caso Veracruz. Lo mismo fue para varones que para las mujeres escogidas para participar en la disputa por la silla en el Congreso del Estado como en la Gubernatura. Eran personajes con historia en la política de diferentes organismos partidistas, por tanto, fueron rechazados; no había congruencia en su decir y hacer en el pasado, dándole la razón a Castañeda en su aseveración, a la ciudadanía no se le engaña, aun cuando pareciera que sí.

Un aspecto relevante a destacar, fue una contestación de una dama de respeto por su posición congruente, al pedirles su opinión al rechazo a las candidatas, señalando varias aristas de la interrogante. Retomé una de sus frase para titular el “Desde el rincón”.
“Sólo podría comentarte, según el dicho popular, “mujeres juntas, solo difuntas”, yo si pienso que tiene mucho que ver, el celo que toda mujer poseemos, y el hecho de no poder sostener mentiras como lo hacen los varones. Si a una mujer le cae mal aquello, lo dice, lo expresa, lo siente; y un varón puede incluso hasta hacerse amigo de aquel a quien detesta, y luego cuando pueda lo traiciona”.

En consecuencia, otra ciudadana, ama de casa y madre de familia vierte otra razón del porqué no dejan a las féminas acceso al poder: “Será porque es más difícil para una mujer robar descaradamente, la mayoría de los políticos son hombres y les vale que el pueblo se dé cuenta lo ratas que son”.

Un varón señala. Él ha participado en campañas políticas, y ocupado cargo en la comuna del puerto, además de formar parte del grupo de asesoramiento de un candidato, por lo su opinión refleja lo que se percibe cuando se aspira a un cargo de elección popular.
“Muchas mujeres se conforman con comisiones de relevancia menor y, ya sabe, se les suben los humos. La gran mayoría de las que he conocido se encasillan solas y terminan siendo la “parte sensible” porque no aportan a las políticas de fondo. Usted lo puede ver con las que siga en facebook, por sus publicaciones sensibleras, sus comentarios, nadie las toma en serio.

Otras se descalifican solas, exigiendo prioridades solo por ser mujeres. O exaltando su femineidad a diestra y siniestra, pero siendo un ogro en el contacto con las personas. Pasa mucho con las que son directoras o regidoras, o que tienen algún cargo en el partido, cargo de cualquier nivel”

Opiniones que valdría la pena reflexionar, y desde luego actuar.

Los organismos internacionales que luchan por el empoderamiento de las mujeres para el fortalecimiento de los partidos políticos y de la sociedad en general, asumen la condicionante, para tener un desarrollo equitativo, inclusivo y sostenible, es requerimiento no hacer distinciones de género. Sostienen: todos somos seres humanos.

Se sabe que sólo un 10 por ciento de esos organismos partidistas, las féminas, ejercen el liderazgo, por lo tanto no están en las mismas condicionantes de asumir la toma de decisiones, en el sistema político nacional. Tradicionalmente se ha marginado a las mujeres llegando a convertirse en parte de la cultura mexicana. Poco a poco se ha vencido la resistencia, demostrando la necesidad de adoptar la igualdad de género.

Ante tal realidad, las mujeres deben ejercer una voz real en las instituciones de gobierno, tanto las políticas como en la administración pública, el sector privado y la sociedad civil, en función del crecimiento del municipio, estado y país, para el beneficio de todos.

Una última consideración pertinente que no debe perderse de vista.

Para el ejercicio del poder, no existe género, Varones y mujeres pierden la noción de la realidad, para convertirse en mesías de la verdad. La vanidad los consume. Pululan a su alrededor abejitas que les zumban al oído, “usted tiene toda la razón”. Crean su mini mundo. La crítica y la autocrítica no son parte de su ejercicio mental y cotidiano. La historia en la política del poder en México está repleta de ejemplos, desde la época de Porfirio Díaz.

Hay necesidad de derribar murallas.

Tomado de: https://efacico.wordpress.com/2016/06/18/desde-el-rincon-mujeres-juntas-solo-difuntas/

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Celia Rosado Romero

Egresada de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicacion de la Universidad Veracruzana México