Por Claudio Katz
En los últimos meses se ha instalado en Argentina un clima de batalla contra la corrupción. Se supone que los ciudadanos ya no se preocupan sólo por sus urgencias personales. Bajo el impacto de las imágenes difundidas por la televisión, ahora exigen honestidad a todos los funcionarios. El conteo de dinero en la Rosadita, las propiedades de Báez, los bienes de Fariña, las cajas de seguridad de Florencia y los bolsos lanzados por López habrían provocado este abrupto despertar colectivo. La sociedad por fin reacciona con jueces que actúan, medios que informan y un gobierno que propicia el castigo de los ladrones. Todo muy bonito si fuera cierto. La primera duda es muy sencilla: ¿cómo apareció repentinamente tanta información?
SERVICIOS, CÓMPLICES Y TRANSMISORES
Es evidente que los espías manejan todos los datos de la corruptela que sale a flote. Destapan y ocultan esa información en forma selectiva. Filtran títulos de propiedades, números de cuentas en el exterior, rutas de lavado y arman las trampas requeridas para capturar a los caídos en desgracia como López. Los servicios de inteligencia que mueven estos hilos son los mismos que trabajaron para el kirchnerismo, enlodando a los opositores. Su cabecilla Stiuso cambió de bando y ahora diseña operaciones sucias para Macri. Por eso todos los documentos comprometedores involucran a cristinistas desamparados.
Ningún carpetazo afecta a los funcionarios del PRO. No circulan videos de la familia del presidente transfiriendo dólares a sus firmas off shore, no aparecen grabaciones de Stuzzeneger cobrando por la estafa del mega-canje, ni se conocen los turbios negocios petroleros de Aranguren. Stiuso recuperó la patente de corso que perdió durante su conflicto con Cristina por el caso Nisman. Se fue a Estados Unidos, aceitó relaciones la CIA y ahora cuenta con la bendición total de la “embajada”. Por eso aporta información demoledora sobre la cúpula kirchnerista a cambio de impunidad para sus negocios.
Obtuvo impunidad para silenciar el ajuste de cuentas con su socio (el ultimado lauchón Viale), que controlaba robos de tierras y propiedades. El hombre fuerte de los servicios ha impuesto, además, la eliminación de toda fiscalización parlamentaria del presupuesto del espionaje. Para colmo Macri colocó en la AFI a varios sospechosos de lavar dinero, mediante la cobertura que ofrecen las transferencias internacionales de jugadores de futbol. Los espías en funciones provienen de la época de la dictadura. Crearon bandas de secuestradores extorsivos y ahora mantienen estrechos vínculos con los narcotraficantes perseguidos o amparados por la DEA (Pérez Corradi). Obviamente conocen los secretos de lo ocurrido con la provisión de efedrina a los carteles mexicanos y con las responsabilidades de funcionarios públicos en el triple crimen que generó ese negocio.
También manejaron la extraña fuga del penal de los involucrados en esos asesinatos (hermanos Lanatta) 1 Economista, investigador del CONICET, profesor de la UBA, miembro del EDI. Su página web es: www.lahaine.org/katz 2 2 Los servicios trasmiten su sesgada información sobre 60 ex funcionarios kirchneristas a una casta de jueces federales. Esos magistrados ya optaron también por el cambio de bando. Por eso descongelan los expedientes que mantuvieron archivados durante una década. Con allanamientos, procesamientos y encarcelamientos cubren sus espaldas a un ritmo vertiginoso. Implementan los mismos procedimientos que utilizaron para proteger al kirchernismo.
Mueven las causas que afectan a los popes del gobierno anterior y congelan las denuncias que involucran a la administración actual. Antes demolían a los procuradores que investigaban a Boudou y ahora bloquean las acusaciones contra Pray Gay, que asesoró a muchos empresarios en los secretos de la fuga de capital. Los medios de comunicación hegemónicos conforman otro pilar del relato en curso. Machacan día y noche con informaciones de Báez y López y silencian los oscuros negocios de Macri y sus allegados. Los dueños de los medios retribuyen al gobierno su anulación de la ley de Medios.
Han logrado preservar sus conglomerados sin incurrir en ventas o divisiones de las firmas. Por eso influyentes comunicadores (como Lanata) agradecen el socorro repitiendo el servilismo que tuvieron Neustadt y Grondona bajo el menemismo.
LOS DESFALCOS DEL OFICIALISMO
El gobierno utiliza las denuncias anti-K para desviar la atención de los tarifazos, la pobreza y la recesión. Esa campaña le permite ocultar, además, la monumental corrupción del propio oficialismo. La declaración de bienes de Macri no cierra por ningún lado. Proclama un patrimonio muy inferior a su fortuna real y expone ridículas justificaciones de sus empresas off shore. Es sabido que nadie constituye esas compañías por motivos lícitos. Fueron gestadas para evadir impuestos y fugar capital.
La mano derecha del presidente -el intendente Grindetti- formó otra off shore con fondos oscuros, durante su administración del presupuesto de la ciudad de Buenos Aires. Un prontuario semejante afecta al grueso de los ministros, que compiten por el monto de sus fortunas localizadas en exterior. El macrismo se arroga una curiosa limpieza en la gestión pública. Pero ha resuelto premiar a los grandes malversadores del fisco, con un blanqueo que consagra la impunidad de todos los desfalcos.
El perdón fiscal beneficia ante todo a los propios CEOs que dirigen el gobierno. “No tenemos que escondernos más” confesó Macri en nombre de todos los evasores. Tal como ocurrió en España, el blanqueo exonera a los principales corruptos de las últimas décadas. Esta inmoralidad complementa el escandaloso pago de comisiones a los banqueros que diseñaron el arreglo con los buitres. Obtuvieron 350 millones de dólares adicionales a ese contrato, revendiendo con aumento los bonos que emitieron a un valor reducido. Los ex empleadores de Prat Gat y su equipo (Deutsche Bank, HSBC, JP Morgan y Santander) monopolizaron esa operación.
Pero lo ocurrido con el tarifazo es más bochornoso. Macri encareció el gas y la electricidad para favorecer al grupo de amigos que adquirió empresas y acciones de ese sector (Caputo, Mindlin, John Lewis). Sus cínicos sermones sobre el ahorro energético encubren ese negociado. Mientras destapan todos los pormenores de la corrupción K, los principales medios ocultan estos fraudes de la administración M. Utilizan una doble vara para evaluar a Cristina y a Macri, omitiendo que el enriquecimiento ilícito afecta a ambos. Cuestionan por ejemplo al matrimonio Kirchner, su inmoral utilización de los hijos para encubrir manejos fraudulentos. Pero la misma práctica ha sido corriente en la 3 3 familia Macri.
Afirman que Néstor y Cristina aprovecharon la política para llenarse los bolsillos y olvidan que el presidente consolida desde el poder las fortunas, que su grupo acumuló esquilmando al estado. El doble estándar también se verifica en la naturalidad con que se discute si Cristina debe ir presa, sin considerar en cambio que Macri debería renunciar. En Islandia y España los altos funcionarios que ocultaron sus empresas off shore dimitieron. Allí siguieron las pautas que el macrismo publicita como conductas propias de los “países serios”. La duplicidad se extiende a la valoración de casos semejantes. A la vicepresidenta Michetti le perdonan el extraño manejo de un robo de 50.000 dólares facilitados por su novio. Ese individuo recibe contratos de publicidad oficial para actividades tan relevantes como la degustación de champagne.
Por una situación semejante, la ex ministra Felisa Miceli terminó procesada y condenada. Conviene recordar que la renuncia de Boudou era exigida por todos los medios, que ahora no se inmutan frente a las incontables anomalías de los funcionarios. El gobierno está obviamente interesado en demoler al kirchnerismo para neutralizar a un adversario y afianzar su influencia en la clase media. Pero sólo el sector de Carrio promueve una purga intensa y la eventual repetición de la operación consumada por los golpistas brasileños contra el PT. Los restantes componentes de la alianza oficialista son más cautos.
Temen las consecuencias de un continuado desfile de kirchneristas por Comodoro Py. Esa exhibición pone en peligro el pacto de impunidad con justicialistas, gobernadores y renovadores que sostienen los proyectos legislativos del PRO. Macri ya maneja el gobierno y no necesita la mani pulite que utilizó Berlusconi para alcanzar ese cargo. Cualquier investigación seria entraña, además, una seria amenaza para los negocios del oficialismo. Si se profundiza el entramado que rodea a López o Báez se llega rápidamente a los socios de Macri.
Los des-manejos de contrataciones en la obra pública afectan directamente a Calcaterra y Caputo. El gobierno preserva las mismas normas de contratación que objeta al kirchnerismo. Sólo impulsa una nueva legislación para blanquear el pasado y reordenar las trampas de la confidencialidad. En muchas áreas recurre al viejo truco de declarar “emergencias”, para suplantar las licitaciones por las contrataciones directas. Los escándalos que entretienen a los medios se han convertido, además, en una grave preocupación para la “patria contratista”. Ese lobby sostiene al gobierno y prepara los emprendimientos que utilizará el macrismo en la publicidad electoral del 2017.
El mismo temor recorre a la Iglesia, que ha quedado muy escrachada con los bolsos de López. Salta la vista cómo la jerarquía eclesiástica de General Rodríguez participaba en los negocios del ex pope de la obra pública. La imagen de monjas ocultando dólares en un convento transformado en aguantadero financiero, no es muy alentadora para el obispado.
Fuente: http://katz.lahaine.org/b2-img/DOSMODELOSDECORRUPCIN.pdf
Imagen tomada de: https://politikaucab.files.wordpress.com/2016/04/corrupcio.gif