Europa/Italia/24 Septiembre 2016/Fuente: El Mundo
«Nadie en Milán puede tener una comida traída de casa dentro de las instalaciones de la escuela»
En Italia el servicio de comedor va desde los 0,20 euros a los 7 por comida
Un bocadillo de atún con pan integral y rodajas de tomate ha reabierto una de las polémicas que más enfrenta a padres y escuelas en Italia. El bocadillo en cuestión no tenía ningún problema, a excepción de que provenía de casa.
La legislación italiana prohíbe llevar alimentos de casa, conocidos como schiscetta, a la escuela por motivos higiénico-sanitarios y de control. Según las autoridades, si los niños traen la comida de fuera es más difícil controlar posibles alergias e infecciones.
Razón no les falta. Sin embargo, el caso de una niña de 10 años que fue apartada del resto de niños en el almuerzo por traer su bocadillo de atún ha provocado una nueva batalla entre los padres que abogan porque los niños puedan llevar su comida de casa, los que tienen hijos alérgicos y las autoridades competentes.
«Mi hija estuvo llorando», relata al diario ‘Corriere della Sera’ Marilù Santoiemma, la madre de la pequeña, alumna de un colegio en Milán. El caso de su hija y la decisión de un tribunal de Turín que reconoce el derecho de unos padres a que sus hijos se alimenten de comida casera en el colegio ha provocado la reacción de muchos otros que se ha puesto en pie de guerra y han decidido que sus hijos lleven comida de casa al colegio todos los días.
El día que la hija de Marilú apareció con su schiscetta le dejaron entrar en el comedor, al segundo le ordenaron comer en el aula sola con un cuidador, al tercero a las puertas de la cafetería acompañada por la directora del centro y al siguiente acabaron interviniendo las autoridades municipales.
«Nadie en Milán puede tener una comida traída de casa dentro de las instalaciones de la escuela», advertía la carta enviada por la administración municipal milanesa a todos los colegios, que añadía que la decisión del Tribunal de Turín sólo afectaba a las partes implicadas y en ningún caso podía trasladarse al resto de centros del país.
La responsable de la política alimentaria del municipio de Milán, Anna Scavuzzo, tiene claro que llevar comida de fuera pone es una clara amenaza para la seguridad de los estudiantes. «Si permite a todos llevar su propia comida, ¿cómo podemos estar seguro de que algo no va a pasar?», declaraba. Además, para Scavuzzo el momento del almuerzo es momento para educar sobre la alimentación y la nutrición. «Tienen que aprender a sentarse juntos, tener una alimentación adecuada, segura y ecológica, y no pueden simplemente comer patatas fritas y el chocolate«, añadía.
Por su parte, los padres en contra de esta normativa se quejan de la mala calidad de la comida, de su alto coste y del derecho de los padres. En Italia el servicio demensa scolastica, como se denomina, está cubierto para todos los alumnos que estudien hasta la tarde. El servicio se cobra según la capacidad económica de las familias y suele ir, según informa la BBC, desde los 0,20 euros a los 7 euros por comida.
De momento, la solución no parece vaya a llegar rápido. El colegio ya ha advertido que no puede continuar así y las autoridades insisten en que dejar que se traiga la comida de casa es un peligro para los niños. «¿Libertad de elección? Es mejor luchar por la calidad del servicio», dice una madre al diario italiano.
Fuente: http://www.elmundo.es/sociedad/2016/09/23/57e4f3d4e5fdea45518b4644.html