Asia/Beirut, 01 de diciembre de 201/Fuente:
– Los países árabes pueden alcanzar un significante avance en desarrollo, reforzar la estabilidad y asegurar el progreso de manera sostenible, si toman la decisión urgente de priorizar políticas que aseguren el bienestar, productividad, autodeterminación y empoderamiento ciudadano de su población joven, concluye el “Informe sobre Desarrollo Humano para la Región Árabe 2016: La juventud y el futuro del desarrollo humano en una realidad cambiante”, que el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo lanzó aquí hoy.
“La ola de levantamientos que han sacudido la región Árabe desde 2011 nos han mostrado que no podemos seguir tratando a la juventud como dependientes pasivos o una generación-en-espera” afirmó Sophie de Caen, Directora Interina de la Sede Regional del PNUD en los Estados Árabes.
“Hoy, la juventud en la región está mucho más educada, conectada y móvil que nunca antes. Los países árabes pueden nutrirse del enorme potencial que su población joven representa si invierten en potenciar sus capacidades y ampliar la gama de oportunidades a las que tienen acceso”
La región jamás había presentado un porcentaje tan alto de jóvenes. Hoy, las personas entre 15-29 años representan el 30% de la población, alrededor de 105 millones de personas. Si a eso sumamos que 60% de personas aún no llega a los 30 años, el reporte predice que este momento demográfico será de una importancia crucial por lo menos durante las siguientes dos décadas.
Un contexto desfavorable
Un progreso ralentizado en desarrollo humano: El reporte afirma que, medido a través del Índice de Desarrollo Humano (IDH), todos los países Árabes incrementaron sus avances entre 1980 y 2010, impulsado sobre todo por ganancias en educación y salud, aunque los niveles de ingreso no presentaron la misma tendencia y se perciben grandes disparidades entre los países. El IDH mide el bienestar humano a través de tres áreas: el acceso a una vida larga y saludable; tener la capacidad los más altos niveles educativos; y vivir un estándar de vida decente y digno.
Sin embargo, el reporte también resalta que la crisis económica y financiera a nivel mundial, así como la inestabilidad política desde 2011, han tenido un impacto negativo sobre el desarrollo humano en la región. El crecimiento promedio en IDH cayó en más de 50% en el periodo 2010-2014 en relación con la década anterior.
Una desigualdad creciente: Un mayor análisis de la información del IDH nos muestra que la desigualdad está creciendo en los países Árabes. El IDH en la región cae 24.9 puntos cuando se ajusta según las desigualdades, lo que está por encima del promedio mundial, 22.9. El componente educación es donde se presentan las brechas más grandes, superando los 38 puntos.
Una región en conflicto: El reporte advierte que los niveles crecientes de conflicto armado están destruyendo el tejido social en la región Árabe, causando pérdidas masivas de vidas no solo entre combatientes, sino también entre civiles. Los conflictos también están revirtiendo los tan difícilmente ganados progresos económicos al destruir los recursos, capital y fuentes de trabajo, incluso en los países vecinos a aquellos donde los conflictos se encuentran activos. Entre 2000-2003 y 2010-2015, el número de conflictos armados y crisis violentas en la región aumentó de 4 a 11, y muchos de ellos se prolongarán.
Aunque es hogar solo del 5% de la población mundial, la región Árabe ha presenciado 17% de los conflictos en el planeta entre 1948 y 2014, y 45% de los ataques terroristas en 2014. En el mismo año, la región albergó a 47% de las personas desplazadas internamente y 57% de los refugiados en el mundo, incluidos los refugiados palestinos desplazados por una de las ocupaciones territoriales más largas de la historia moderna.
La exclusión y desigualdad continúan frustrando a la juventud: Ante este contexto, el reporte documenta los tremendos obstáculos que la juventud a lo largo del mundo árabe enfrenta para su desarrollo personal, lo cual resulta en múltiples formas de exclusión cultural, social, económica y política.
Alto desempleo: La incapacidad de traducir el progreso en educación en empleo decente para la juventud al mismo ritmo del crecimiento demográfico, no solo frustra el aprovechamiento del bono demográfico, sino que también podría alimentar futuras tensiones sociales y económicas en la región. En 2014, el desempleo juvenil en los países Árabes (29.73%) excedía por más del doble al promedio mundial (13.99%); y se espera que la situación empeore a futuro. El reporte advierte que, sin tomar acción inmediata, las economías árabes no podrán generar los 60 millones de nuevos puestos de trabajo que se requerirán para absorber a la nueva población en edad laboral a 2020 y estabilizar el desempleo juvenil.
Participación política débil: El reporte resalta que durante los últimos cinco años, la juventud ha emergido como una fuerza catalizadora de cambio en la región. Cada vez más jóvenes alzan sus voces en contra de la exclusión económica, social y política; y las movilizaciones impulsados por ellos y ellas pusieron en agenda la necesidad de reformas. Sin embargo, el reporte describe que la compromiso político juvenil sigue limitado a canales informales, a pesar de que no existen barreras legales o institucionales para su participación. En 2013, las protestas públicas movilizaron al 18% de jóvenes, en contraste con el 10.8% en países de renta media alta; mientras que la participación en procesos electorales fue la más baja a nivel mundial, alcanzando solo el 68.3% en comparación con un promedio de 87.4% en países de renta media alta.
Continua discriminación contra las mujeres: Recordando a anteriores IDHs, el reporte resalta cómo la profunda discriminación, presente patrones culturales y tradiciones durante la crianza, educación, estructuras religiosas, medios de comunicación y relaciones familiares, así como una diversidad de obstáculos legales, continúa evitando que las mujeres puedan alcanzar y utilizar sus pleno potencial.
Una minoría significativa, un camino a la radicalización: Los factores antes mencionados crean una sensación de exclusión y falta de oportunidades que persiste a lo largo de la región. Las vidas de muchas personas jóvenes están marcada por la frustración, la marginalización y la alienación de las instituciones y las transiciones necesarias para iniciar una vida adulta de manera satisfactoria.
Citando una encuesta reciente, el reporte asevera que una inmensa mayoría de personas jóvenes en la región Árabe no tiene ningún deseo de participar en grupos o actividades violentas. Ellos y ellas rechazan la violencia y reconocen a los grupos extremistas como terroristas.
Sin embargo, también reconoce que esa minoría que estaría abierta a participar en grupos violentos que impulsen un cambio sigue activa. Y, debido a la facilidad con la que las personas insatisfechas pueden radicalizarse, y los radicales volverse violentos; este problema podría continuar creciendo y acelerando el daño que está causando a los países Árabes.
La propuesta del informe: un nuevo modelo que abra puertas a los jóvenes
Hoy, la juventud en la región Árabe tiene sobre sus hombros el desafío de navegar por su propia supervivencia; pero además, con sus acciones, están cambiando el futuro de las generaciones que vinieron antes que ellos y ellas, afirma el reporte. A consecuencia, su llamado por el empoderamiento de la juventud no es solo para brindar soporte a esta generación, sino un llamado para reconstruir las sociedades Árabes en su conjunto e iniciar un camino hacia un futuro mejor.
De acuerdo al reporte, existen tres crisis interrelacionadas en la región: de Estado, de modelo económico, y de sistemas políticos. Y aunque el énfasis en el terreno es sobre el último punto, el reporte sostiene que el progreso durante los próximos 10 años dependerá de cambios en las tres dimensiones. Las soluciones para cada una de estas crisis son bien conocidas, el desafío será el proceso y la implementación, así como el rol de la juventud para impulsar el cambio.
El IDHA 2016 hace un llamado por un modelo de desarrollo orientado hacia la juventud, que se enfoque simultáneamente en desarrollar las capacidades de la juventud y expandir las oportunidades que tienen disponibles.
Lo primero requiere reformas en política y el acceso a servicios esenciales que afectan la educación, salud y preparación de las personas jóvenes para ganar un ingreso.
Lo segundo exige enfrentar los desafíos a nivel macro que enfrenta la juventud a la hora de participar significativamente en las esferas formales de política, emitir opiniones y exigir que sus gobernantes rindan cuentas; todo esto mientras ellos y ellas continúan en la búsqueda de empleos estables y decentes. También implica enfrentarse a diferentes formas de desigualdad, que pueden poner trabas para el desarrollo pleno de las personas jóvenes.
El reporte también considera que alcanzar la paz y seguridad a nivel nacional y regional es un prerrequisito para un futuro justo para los y las jóvenes, y considera que la participación significativa de los y las jóvenes en los procesos de construcción de la paz es crucial para que sus resultados sean sostenibles.
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Fuente: http://www.undp.org/content/undp/es/home/presscenter/pressreleases/2016/11/29/arab-human-development-report-2016-enabling-youth-to-shape-their-own-future-key-to-progress-on-development-and-stability-in-arab-region-/
Imagen: www.undp.org/content/dam/rbas/img/Syria%20response/crisis%20prevention/UNDP_PAPP_CPR_youthpoliticalparticipation2_02122014_UNDPPAPPSharekYouthForum.jpg