Por: Alberto Sebastián Barragán
Si el Plan de Estudios 2011, para educación básica, fuera una persona física, podría denunciar a los titulares del “nuevo modelo educativo” por calumnias. El pasado lunes 13 de marzo se presentó la última versión de reforma educativa. Con el típico discurso maniqueo y triunfalista de la administración: todo lo anterior era malo, y lo nuevo es bueno.
Es importante subrayar que la participación de maestros y especialistas ha estado acotada a espacios y tiempos controlados por la política educativa. Primero, en 2014 se abrieron foros de consulta en donde concurrieron muchos profesores de todos los niveles educativos, y se concentraron relatorías, que no son referidas en la propuesta curricular. Después, se presentó el modelo curricular el 20 de julio de 2016, y posteriormente fue analizado en mesas de especialistas, y en muy pocas horas se revisó de manera improvisada por parte de los profesores de educación básica en los Consejos Técnicos Escolares del mes de agosto de 2016.
Sin considerar los estados del conocimiento que por décadas ha arrojado la investigación educativa mexicana, se impulsó el modelo educativo. Los ambiciosos planteamientos se han tenido que volver a diseñar. Como la estrategia de Laptops, luego Tablets, y luego nada; como la evaluación impuesta, obligatoria, y luego voluntaria. Los que dirigen las acciones del sistema educativo, en una supuesta buena voluntad de hacer el bien, terminan convirtiéndose en todo lo contrario.
Los mejores argumentos para demostrar las calumnias, son la realidad y los hechos. Hay que tomar en cuenta las “innovaciones” del nuevo modelo educativo, que están en la página de la SEP. En esa comparación del antes y el ahora, hay grandes vaguedades e imprecisiones que no deben quedar sin ser señaladas.
Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/las-deudas-del-modelo-educativo/