LA EDUCACIÓN EN EL CAPITALISMO Y SOCIALISMO

Por: Perspectiva internacional / Alex Chamán Portugal[1]

“El deber de la inteligencia es un deber revolucionario. Los únicos intelectuales insensibles a este deber son los `intelectuales de panteón´ que exhiben su ramplona bisutería ideológica en los escaparates de las librerías de lujo. Los intelectuales decadentes, intoxicados de una literatura morbosa y palúdica y enamoradas de la torre de marfil y de otras quimereas astrales y estúpidas”

José Carlos Mariátegui

¿Educación para el progreso y la emancipación o para el atraso y la opresión?

Cuando conceptualizamos a la educación, en cualquier parte del planeta, coincidimos en precisar que ante todo es un proceso de formación integral de la personalidad humana en lo que hace al desarrollo de capacidades y potencialidades intelectuales, morales, artísticas y físicas en un determinado contexto económico, social y político y en aras de contribuir a la misión de la ciencia: El progreso y bienestar de la humanidad. Cuando contrastamos lo enunciado con el proceso de “formación” en un contexto social, sea cual sea este, concluimos que lo definido no es asi, por cuanto la “educación” suele viabilizarse en forma incompleta, ya que no ensambla la integralidad que hace al ser humano, y, al ser subordinada a la sociedad mercantilizada-consumista pierde su esencia humana. Así entra en conflicto con el progreso y bienestar de la sociedad, pues se pone al servicio de la clase dominante en contra de las otras, es más, deviene en una poderosa y destructiva arma contra las demás clases sociales dominadas. Eso es lo que acontece en casi todo el mundo. La realidad, con creces, se encarga de ponerla de manifiesto. La educación capitalista, quiérase o no admitir, en su esencia lleva al atraso y con ella a la opresión. Expresión irrefutable de esto lo constituye la crítica realidad que agobia a la mayor parte de la humanidad.

La alienación y enajenación aherroja al ser humano llevándolo a pasmosos niveles de insensibilidad social y carencia de solidaridad humana ante crueles hechos. En pleno tercer milenio e impresionante desarrollo científico-tecnológico la humanidad entera enfrenta inauditas atrocidades. Destacamos algunas de ellas:

– Más de la mitad de la población mundial se encuentra entra la pobreza y la indigencia.

– La cuarta parte de los seres humanos -casi 1,700 millones- carece de servicios básicos como salud, educación, vivienda, agua potable, alcantarillado y energía eléctrica.

– La quinta parte es analfabeta y la tercera es analfabeta funcional.

– Las potencias capitalistas más “desarrolladas” junto a sus minúsculos grupos de poder económico diseñan y ejecutan el presente y futuro catastrófico de la humanidad. Los guía el reparto del mundo, las conquistas de nuevos mercados y el saqueo de recursos naturales. Esa avaricia y la decadencia en la que se encuentran los obliga a suministrarse de recursos energéticos gravitantes por lo que desatan “sanciones”, “campañas”, “coaliciones internacionales” que desembocan en guerras injustas como invasiones flagrantes contra naciones oprimidas. He ahí los casos de África, Irak, Afganistán y en perspectiva inmediata Irán, Venezuela, Nicaragua, Bolivia, etc. Lo acontecido en Honduras es una advertencia y ejemplo. La injusticia e irracionalidad es tal que acontecimientos sórdidos como los que periódicamente se ejecutan contra Palestina son considerados “justificables” por la “Comunidad Internacional” y por organizaciones que deberían “precautelar” la paz mundial.

– Muchos gobernantes e individuos de poder económico y político están comprometidos con mafias de tráfico de drogas y armas, con paramilitares, sicarios, con empresas contaminadoras y destructoras del medio ambiente, etc. Además suelen ser impulsores de la violación indiscriminada de los derechos de los pueblos convirtiéndose en coautores de genocidios y otros crímenes de lesa humanidad. Ejemplos los hay en abundancia, baste señalar: Estados Unidos, México, Colombia, Perú, etc.

– Mientras el mexicano Carlos Slim, es el hombre más rico del mundo, paradójicamente ese pueblo arrastra un nivel de pobreza y extrema pobreza que fácilmente supera el 70%. El sistema está tan corroído en ese hermano país que las mafias forman parte de las instituciones del Estado y produce vastas matanzas, secuestros a lo largo y ancho del país. Miles de mexicanos arriesgan su vida diariamente por cruzar el “muro de la vergüenza” de EE.UU. y conseguir mejores condiciones de vida.

Las anteriores referencias nos obligan a preguntar: ¿Qué sucede con la educación que ante la tormentosa realidad descrita poco o nada sirve para transformarla? La educación en tanto expresión dinámica del conocimiento científico, insoslayablemente debería servir para diagnosticar la adversa realidad, para luego interpretarla, identificar sus causas primigenias y solucionar lo inicuo. Eso es una educación creadora, científica, democrática y esencialmente humanista. Lo conocido hoy como “educación”, es en los hechos instrucción; en tanto portadora de ciertos saberes pragmáticos, cultivadora y exacerbadora de individualismo enfermizo y gestora de ciertas habilidades psicomotoras para formar individuos tecnocráticos funcionales al orden existente y sus iniquidades, por ende desprovistos de humanidad. En consecuencia, se tiene una educación en severa crisis que deshumaniza al hombre y con ello lo hace proclive al salvajismo globalizador.

¿Qué implica la educación en una u otra sociedad?

La educación es una herramienta que sirve a determinados intereses de tal o cual sistema, ya que impone y propaga la ideología de la clase que detenta el poder en función de sus objetivos económicos, sociales y políticos. En consecuencia, mientras la educación capitalista prepara los recursos humanos que la sociedad de consumo demanda, de igual forma la educación socialista forma a los recursos humanos que su revolución social necesita. El capitalismo concede honores, grados y títulos a aquellos que se alinean en su dinámica; en tanto el socialismo concientiza, moviliza y organiza a las masas para vencer la explotación, opresión, miseria, injusticias y sufrimientos que heredaron. En suma, el capitalismo oprime y deshumaniza; el capitalismo emancipa y humaniza. El primero crea hombres caducos; el segundo forja hombres de nuevo tipo.

La educación en el discurrir de la historia

El correr de la historia muestra la creciente importancia que reviste la educación en la marcha de la humanidad, sea en su atraso o progreso. Esto corrobora el inapreciable papel de la educación al servicio de las clases dominantes durante los modos de producción cimentados en la propiedad privada y, por ende, en las sociedades escindidas en clases sociales contrapuestas, a saber: El Esclavismo, Feudalismo y el Capitalismo.

En el capitalismo la educación ha devenido, por su eficacia, en un decisivo aparato para la reproducción del sistema y sus relaciones imperantes en la enajenación objetiva-material y alienación subjetiva-mental de buena parte de quienes son sujetos de la misma. Quienes no acceden formalmente a ella no se protegen, pues también son participes a través de los “medios de comunicación social” y el conglomerado de telecomunicaciones electrónicas que resultan más prolíficas gracias a su cobertura, contenidos sugestivos -rigurosamente diseñados- y el lenguaje subliminal del que se valen.

En la construcción del socialismo la educación también devino en un poderoso instrumento de concientización rumbo a los objetivos históricos de la nueva sociedad. Así, fueron ineludibles los procesos de desenajenación y desalienación.

Hasta hoy, por ejemplo, queda al desnudo que en el capitalismo la educación, en tanto una de las formas de la conciencia social, ha sido cuasi perfectamente subordinada a los objetivos de la estructura económica de la sociedad y sus relaciones de desigualdad que se desprenden, y, que se manifiestan como relaciones de explotación que conlleva, a su vez, a relaciones de opresión política y discriminación sociocultural.

El siglo XX es fecundo y aleccionador por sus vastas experiencias económicas, sociales jurídicas y políticas y científico-tecnológicas. Por supuesto que también en lo ideológico, específicamente en lo filosófico, educativo, cultural, artístico, etc. Este siglo deja de manifiesto, por una parte, que el modo de producción capitalista (1) en su esencia se muestra como depredador de la humanidad. En ese contexto se tiene el desarrollo y consolidación del capitalismo. Nos referimos a la época del imperialismo -era de los monopolios, las multinacionales- que implica colusión y pugna entre las potencias capitalistas. Intereses atizados entre las mismas que conducen a injustas y devastadoras guerras mundiales por el reparto del mundo, así como a la apropiación y despojo de los recursos naturales de las naciones oprimidas y pueblos del mundo. A decir de Lenin, para fines del siglo XIX se sientan las bases de la etapa superior del capitalismo: el Imperialismo que se encumbrará en el siglo XX y entrará inevitablemente a su crisis y decadencia en el siglo XXI. Asimismo, por otra parte, las primeras experiencias socialistas se forjaron poco después de la primera y segunda guerras mundiales, la rusa gestora de la Ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (hoy desintegrada y devenida en Rusia capitalista) y la revolución China creadora de la China socialista (desde los 77 en franca restauración del capitalismo) respectivamente. Estamos considerando estas dos experiencias en razón de la trascendencia y dimensión que adquirieron en el escenario nacional, regional e internacional.

Tanto el capitalismo como el socialismo han removido no sólo las estructuras de la sociedad sino también su superestructura. Ambos sistemas comprendieron bien la preponderancia de la educación y la asumieron como vehículos de “deformación” y “formación” de los seres humanos en función de sus objetivos inmediatos y mediatos. Aquí se ajusta el enunciado que “en una sociedad de clases todas las ideas sin excepción llevan un sello de clase”, es decir que al estar las sociedades divididas en clases sociales y al regirse en las mismas, la dominación se presenta en todos los espacios de una sobre las otras; por ende, necesariamente las ideas y opiniones se orientan a lo que esgrime una u otra clase social, es decir no habría neutralidad o apoliticismo. Esto, en buena medida, estaría respaldado en lo sostenido por Aristóteles, a decir de Marx: el “pensador más grande de la antigüedad”, que “el hombre es un animal político” en la medida que su pensar y actuar es social, puesto que está asociado a la política en tanto se involucra con otros y se orienta a la satisfacción de sus múltiples necesidades y resolución de problemas de diversa índole. Esta última parte nos ayuda a comprender mejor el papel de los intelectuales, quienes en su mayoría, en tanto pequeña burguesía, suelen ser oscilantes según el momento político y la correlación de fuerzas. La realidad es que los letrados tienden a aspiraciones acomodaticias y suelen amoldarse al sistema y eso a la postre los hace conservadores y funcionales acérrimos al sistema. Una minoría de ellos, los más conscientes y sensibles a las clamorosas necesidades de la época y provistos de posición de clase, es la que asume posiciones y compromisos más resueltos. La historia de nuestros países y la del planeta respalda irrebatiblemente lo aseverado hasta acá.

La educación socialista

En ambas naciones, Rusia y China, antes de sus procesos revolucionarios la mayor parte de la población lo constituía el campesinado principalmente pobre, mientras que el proletariado se encontraba en ascenso y ocuparía ascendentes espacios ideopolíticos en tanto última clase de la historia. El nivel de explotación, opresión y exclusión era formidable, por consiguiente la miseria y pobreza atormentaba a la mayor parte de la población. La educación al tener carácter de clase, en la medida que servía a quienes ejercían el dominio, fue convertida en un “derecho” para unos pocos y un “privilegio” para las mayorías. Los grados de analfabetismo sobrepasaban fácilmente el 60% en Rusia en tanto en China superaba el 85%. La educación estaba orientada a statu quo, por lo que viabilizaba una escuela tradicional que soslayaba el estudio crítico de la realidad objetiva, cultivaba el teoricismo por encima de la práctica, centraba en el conductismo autoritarista para someter y domesticar al estudiante, legitimaba el atraso y el oscurantismo, etc. Así, procuraba moldear individuos dóciles, acríticos y conformistas. Ante eso se forjó una pedagogía revolucionaria sustentada en el amor de clase y el servicio a los intereses y aspiraciones de las mayorías populares. ¿En qué se respalda esta nueva educación? Esencialmente en la necesidad de revertir las injusticias manifiestas en la problemática humana y social y la necesidad de resolverlas vía un alternativo proyecto. Contextualizando con el momento político actual diríamos: En tanto prosiga la agresión de una naciones contra otras, mientras grupos de poder económico se hagan del poder político de naciones y desaten injusticias por doquier y de múltiples formas (armamentismo, invasiones, paramilitarismo, narcotráfico, trata humana, tráfico de órganos, etc.), mientras aumente la feroz explotación entre una clase social contra otras, mientras la mujer sea oprimida y reducida a artículo de consumo y objeto sexual, mientras se acreciente la mortalidad y morbilidad materno-infantil, mientras la miseria material conlleve a precarias condiciones de vida y lleve a miseria espiritual con problemas de existencia, mientras la corrupción sea parte de la cotidianidad y lo normal en cualquier parte del mundo, mientras se mercantilicen las relaciones humanas y cosifiquen a los seres humanos; los ejemplos ruso y chino se constituyen en baluartes que marcan el horizonte de la nueva sociedad. ¿Por qué? Porque muy a pesar de la barbarie social y humana en la que nos encontramos –hoy más que ayer el hombre es lobo del hombre- es indispensable alentar esperanzas de transformación para reconciliar al hombre con el hombre, con la sociedad, con la naturaleza, en suma con el mundo. Esta nueva educación, además, trataba de forjar una nueva conciencia y compromiso social encaminando nuevos valores. Los renovados escenarios de reeducación y concientización lo compusieron las fábricas, granjas, comunas populares, hospitales, centros recreativos, mercados, etc., que permitieron recabar ideas, criterios, así como percibir actitudes y posiciones de los obreros, campesinos, soldados, maestros, políticos, médicos, comerciantes, incluso de los desclasados. Se requería el desarrollo individual y colectivo, para ello se incentivó a que el individuo participe activamente en el trabajo colectivo, demuela progresivamente la insensibilidad, la indiferencia, el individualismo y cultive una férrea conciencia ideológica y convicción política-social. Esto implicaba que el “hombre de nuevo tipo” tendría que distinguirse ante todo por su inquebrantable moral, desbordante entusiasmo, elevado optimismo, indoblegable voluntad, valentía, laboriosidad, humildad y desinterés personal. En suma, la educación socialista forjó su compromiso de servir al pueblo de todo corazón.

En términos principistas, metodológicos y didácticos se planteo que la nueva educación socialista necesariamente debería hacerse de cardinales aspectos, como:

– Partir de lo superficial a lo profundo, lo próximo a lo lejano.

– Trabajar de lo unilateral a lo multilateral.

– Hacer las clases motivadoras e interesantes.

– Repetir incansablemente lo primordial hasta llegar a la comprensión total.

– Resumir lo trabajado, destacando lo más importante,

– Desarrollar la práctica de discusiones y debates.

– Practicar la crítica y autocrítica.

– Cultivar y practicar nuevos valores humanos y sociales.

Esta nueva educación contribuyó ostensiblemente a la formación ideológica, política, moral y física del hombre que necesitaba el socialismo en construcción; basada en valores de la justicia y expresado en un estilo de vida justo y correcto, acorde a las nuevas relaciones sociales.

El proceso de enseñanza-aprendizaje socialista

Este proceso exigió que tanto el educador como el educando se compenetren con la realidad circundante. La enseñanza adquirió valor a condición de fundirse con el trabajo productivo. Los saberes adquiridos fueron aplicados en la vida y en la práctica social. Al establecerse iguales derechos y deberes a hombres y mujeres, éstas no sólo accedieron a la educación y trabajo sino también participaron en igualdad de condiciones en la actividad política. La educación al ser altamente política tiende a la transformación honda del ser humano y su consagración a los supremos intereses del progreso y bienestar de la humanidad. Asimismo el PEA socialista se complementó con:

– Los medios de comunicación estaban al servicio de la conciencia ideológica y compromiso político sirviendo a la educación del pueblo.

– Los actores de la educación participan en acciones de trascendencia social, batallando contra los valores individualistas, primando la colaboración y ayuda mutua.

– Un ser humano no puede ser objeto de compra-venta ni suponer a las mercancías como elemento vital de su existencia.

– Elevada autoestima expresada en ser superiores a los problemas y adversidades.

– Sé renunció a las clases y se convirtió en colectivos de trabajo, debate y reflexión.

– Supresión de notas y exámenes porque comparaban, frustraban y relegaban a los estudiantes. Se ponderó actitudes como: Espíritu de servicio, sensibilidad y solidaridad, voluntad de trabajo, espíritu de sacrificio, abnegación, etc. las “buenas notas” y los grados académicos no garantizaban idoneidad. Las evaluaciones devinieron en dinámicas de polemizar, experimentar y crear.

– Los educadores fueron facilitadores de trabajos prácticos, gestionaban lecturas analíticas y críticas e incentivaban la plena participación de los estudiantes. Unos a otros trabajaban en equipo. Los más avanzados auxiliaban a los rezagados.

– Se priorizó conocer la realidad contactándose con ella. Los actores de la educación, en su conjunto, se trasladaban a los centros de trabajo. Los laboratorios, bibliotecas, talleres y centros de práctica fueron las fábricas, cooperativas, granjas, comunas populares, los jardines, museos y otros recursos de la comunidad. Los educadores asumieron su labor como asesores y guías de acciones educativas. Maestros y estudiantes analizan, debaten, experimentan, reflexionan y aprenden juntos. Así, los talleres de mecánica, carpintería, electricidad, imprenta y laboratorios se convirtieron en escenarios de aprendizaje industrial. Los niños aprendían siendo pequeños obreros, campesinos y técnicos.

– En sus relaciones afectivas la transformación de valores permitió que los jóvenes preferían impresionar por su espíritu de sacrificio, subordinación de los intereses personales a los del colectivo, desprecio a los bienes materiales, mucho más que por su belleza o apariencia física.

LA EDUCACIÓN EN EL CAPITALISMO

Carlos Marx(2) criticó a la educación capitalista afirmando que si bien en un primer momento se presentó como “civilizatoria y democratizadora” del conocimiento científico, con el correr del tiempo, debido a los mezquinos intereses que perseguía, se convirtió en alienante y deshumanizadora. Asimismo, sostuvo que la educación al ser un instrumento de la lucha de clases, viabiliza saberes impregnados de un hondo carácter de clase. En la marcha de la historia las clases dominantes monopolizaron la educación en función de sus objetivos e intereses, despojando a las otras clases explotadas de su pleno derecho a la educación. El siglo XXI remacha esta situación.

El sistema capitalista y su expresión neoliberal considera que la explotación y opresión, así como sus efectos: La pobreza, miseria y exclusión son cuestiones “atribuibles a cada individuo”(3) eximiendo, por consiguiente, a las imperantes condiciones materiales de existencia y sus injustas relaciones sociales. Sin duda que toda esta parte está enmarcada en el ya supuestamente superado darwinismo social que se sustenta en la «supervivencia del más apto». A decir del capitalismo neoliberal “supervivencia del más competitivo», es decir, del más oportunista, astuto y servil.

En términos generales el capitalismo ha reducido la educación a cuestiones operativas básicas como leer y escribir; sumar, restar, dividir y multiplicar; ciertas habilidades y destrezas domésticas y técnicas; conocimientos generales conocidos como “cultura general”. A nivel superior ha logrado incorporar nuevos conocimientos y prácticas científicas pero en forma sesgada, ya que son direccionadas a la “formación” de los técnicos y profesionales para insertarse al cada vez más competitivo mercado y cumplan tareas funcionales al sistema. Hasta acá esto resulta hasta cierto punto lógico, sin embargo ha soslayado, premeditadamente, una serie de cuestiones vitales que caracterizan a una verdadera educación orientada a la integralidad del ser humano. Esa es la esencia del problema. ¿De qué sirve que se cuente con letrados cuando estos asumen posiciones retrogradas ante la injusta realidad circundante?, ¿Cuán importante puede resultar el desarrollo científico-técnico si es convertida en una mercancía distante de las necesidades del progreso y desarrollo de la humanidad? ¿Qué tipo de formación educativa es esa cuyos “recursos humanos capacitados” resultan indiferentes a la crítica realidad? ¿Será posible hablar de “educación”, “desarrollo intelectual”, “comportamiento científico”, “excelencia académica”, etc., cuando en la práctica casi la totalidad de los “educados” o “instruidos” asumen prácticas complacientes con el orden establecido y las monstruosidades de éste a nivel nacional y mundial? Ojo, estamos cuestionando esa jactanciosa “formación” porque suele estar al margen no sólo de valores humanos sino también de compromisos sociales. ¡El capitalismo no sólo depreda al hombre de su humanidad, sino también pone es ascuas a la sociedad y al mismo planeta! Todo esto se ve facilitado por la contundencia de “Los aparatos ideológicos del estado”(4), puesto que todos quienes formamos parte de una sociedad, de una u otra manera, acabamos sumergidos en lo que se digita para con nosotros, por lo que seremos moldeados sutilmente acorde a lo que requiere el sistema. Acá, todo es motorizado por la línea ideológica y política de la clase dominante, así como se instala toda la maquinaria de instituciones, organizaciones –estatales y no- de individuos para garantizar el logro de esta gigantesca y preciada labor. Por cierto que no sólo concurren los letrados sino también los iletrados. Los denominados poderes del Estado, a la cabeza de su columna vertebral: Las Fuerzas Armadas y Policiales, quienes coercitivamente se encargarán de su puesta en marcha. Eso es lo que ocurre en nuestras sociedades. Todo está muy bien organizado, mejor dicho digitalizado. Así, las injusticias acontecen como algo natural, por tanto, se presentan como inevitables e inherentes a la sociedad humana. Así, todos los efectos producidos por las crecientes desigualdades resultan legítimas y necesarias, pues ¡cada quien forja su presente y futuro! Como si los seres humanos no fueran eminentemente sociales. Se pretende cercenar su esencia de ser social y reducirlo a ser gregario. Eso se hace a diario con los luchadores sociales también conocidos como los mejores hijos de los pueblos.

El quehacer educativo, suele estar acompañado por nociones supersticiosas, esotéricas y fatalistas con lo que se aliena y enajena a los individuos.

¿Cómo se concreta y viabiliza lo anteriormente afirmado? Así como los mal llamados medios de comunicación trabajan con sutileza sus contenidos y mensajes alienantes; la educación formal hace lo propio a través del «Curriculum Oculto», por cuanto su estructura de formación “manipuladora” y “domesticadora”, es ejecutada para encubrir los verdaderos objetivos de la clase expoliadora.

POSICIONES EDUCATIVAS DE MARIÁTEGUI Y FREYRE

Dos grandes personajes latinoamericanos también se encargaron de abordar el problema de la educación. Lo hicieron tanto en el contexto capitalista como en el socialista. Ambos, consecuentes con sus concepciones del mundo y posiciones, esgrimen importantes planteamientos, así como tareas. Precisemos algunas de ellas:

Mariátegui(5) es categórico al manifestar que “El Estado… no puede renunciar a la dirección y al control de la educación pública”. Además de poner en claro que El Estado se constituye en un órgano de opresión al servicio de la clase dominante, ineludiblemente también debe hacerse cargo de la educación en “función de conformar la enseñanza con las necesidades de esta clase social”(6). Así, tanto la educación pública como la privada han dependido de la burguesía.

Mariátegui asigna un decisivo y trascendente papel a los maestros comprometidos con la historia y su progreso ¿Cuál? Sostiene que los educadores deberían reorganizar la nueva enseñanza y para aquello necesariamente tienen que saber, moverse y funcionar como un sindicato. Además deben comprender la solidaridad histórica por lo que deben unir sus fuerzas y acciones con otros sindicatos para transformar todo el orden social. En esa dirección el maestro no debería reducir su existencia y accionar a la mera supervivencia sino que, ante todo, debería servir a la edificación de una nueva sociedad.

Al analizar las condiciones de vida a la que es sometido el maestro, en nuestras sociedades, precisa que éste es condenado a una “condición miserable y humillada”, así lo condicionan para conservar su puesto y renunciar a su dignidad intelectual y espiritual.

Mariátegui, consecuente con su confesión de ser marxista-leninista, plantea: “Sólo el socialismo puede resolver el problema de una educación efectivamente democrática e igualitaria… El régimen educacional socialista es el único que puede aplicar plenamente y sistemáticamente los principios de la escuela única, de la escuela del trabajo, de las comunidades escolares y, en general, de todos los ideales de la pedagogía revolucionaria contemporánea, incompatibles con los privilegios de la escuela capitalista, que condena a las clases pobres a la inferioridad cultural y hace de la instrucción superior el monopolio de la riqueza”(7).

Freyre(8) al igual que Marx y Mariátegui asume expresivamente una posición y elocuentemente deja en claro que «la educación es una práctica de naturaleza política». Sus planteamientos se sintetizan en que la educación tal como está organizada y se desenvuelve es ejercida sobre la conciencia dominada. He ahí su carácter opresivo. ¿Ante eso qué corresponde? Liberarse a través de la concientización, el diálogo y comprometerse con una nueva educación para servir a las masas populares y construir una sociedad más justa.

Para él la educación debería permitir conocer reflexivamente la realidad y asumir compromisos rumbo a su transformación. ¿Qué se requiere? Hacer de la educación un instrumento para concientizar y movilizar individuos que sirvan al cambio.

En consecuencia, la educación debe contribuir a que maestros y estudiantes sean concientes de su realidad y forjadores de su propia historia. La educación debe estar al servicio del fortalecimiento de las organizaciones populares. Las injusticias son a causa del capitalismo y el sistema escolar sirve como reproductor del injusto orden social. Sostiene que el socialismo será superador de las injusticias e inequidades.

Notas:

(1) Si bien en una primera instancia el capitalismo representó lo más avanzado para la sociedad humana, con el correr del tiempo lo progresista, condensado en las bondades e implicancias históricas germinadas por la Revolución Francesa, devino en conservador en tanto en vez de llevarnos al progreso humano hace lo contrario, es decir conducirnos inexorablemente a la barbarie.

(2) En el 2000 la transnacional de las comunicaciones, la BBC de Londrés, realizó una encuesta mundial para nominar al “pensador más grande del milenio”. Carlos Marx fue el ganador. Esto no sólo demuestra un visible reconocimiento a su celebridad intelectual sino también práctica. Marx, quien en su obra monumental “El Capital” realizó un análisis crítico del sistema capitalista, se encargó de poner las bases científicas del Materialismo Dialéctico e Histórico.

(3) Fernández, Enrique. “Reflexiones acerca del Neoliberalismo”.

(4) Althusser, Lois. Los aparatos ideológicos del Estado se manifiestan en instituciones y prácticas religiosas, escolares, familiares, jurídicos, políticos, sindicales, de información, culturales.

(5) Mariátegui, José Carlos. Autor de “Los 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana”, “Temas de educación”, entre otras obras. Fue fundador del Partido Comunista del Perú (PCP), la Central General de Trabajadores del Perú (CGTP) y sentó las bases del Sindicato Unitario de Trabajadores de la Educación Peruana (SUTEP).

(6) José Carlos Mariátegui. Temas de Educación. Editorial Minerva. Lima, 1980.

(7) En el Programa del Partido Comunista del Perú.

(7) Freyre, Paulo. Autor de “Educación como práctica de la libertad”, “Pedagogía del oprimido”, entre otras. Participó en el Movimiento de Cultura Popular, creador de un aleccionador método de alfabetización. Debido a su práctica política-educativa fue víctima de persecución por gobiernos y grupos de poder, por lo que fue exiliado en varios países.

Bibliografía utilizada:

Calero, Mavilo. Metodología activa para aprender y enseñar mejor. Editorial San Marcos. Lima, 2000.

Lenin, Vladimir. – El Estado y la Revolución. Edit. Progreso. Moscú, 1952.

– El imperialismo fase superior del capitalismo. Edit. Progreso, 1956.

Marx, Carlos. – El Capital, tomos I, II y III. Edit. Cartago. Buenos Aires, 1973.

Introducción General a la crítica de la Economía Política. Fondo de

– Cultura Popular, Lima, 1983.

Politzer, George. Principios elementales y Fundamentales de Filosofía. Editorial San

Marcos, Lima 1985.

RAMOS, S. Pablo.El Neoliberalismo en acción. Edit. Liberación. La Paz, 1996.

Quintana y Cámac. Corrientes Pedagógicas Contemporáneas. Editorial San Marcos.

Lima, 2003.

Rosental – Iudin. Diccionario Filosófico. Ediciones Pueblos Unidos. La Habana, 1980.

Zeitlin, Irving. Ideología y teoría sociológica. Amorrortu Editores. Buenos Aires, 1998.


[1] Alex Chamán Portugal. Docente universitario y conferencista.

Fuente:https://perspectivainternational.wordpress.com/2010/07/22/la-educacin-en-el-capitalismo-y-socialismo/

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