Por: Pluma invitada
Ahora que se discuten las leyes secundarias de la nueva Reforma Educativa, una de ellas es la Ley General del Sistema para la Carrera los Maestros, que regulará la Admisión, Promoción y Reconocimientos del magisterio.
Para la Admisión, se requiere de un método eficiente, transparente y profesional. Se requiere de un examen que todos los aspirantes a maestros (de preescolar, primaria, secundaria o bachillerato) deban presentar, para que las plazas se entreguen a los puntajes más altos.
Ya miles de maestros obtuvimos nuestro trabajo gracias a un examen de oposición, usando nuestro esfuerzo y preparación, sin la necesidad de pedir favores ni hacer uso de influencias, como era la costumbre.
Un método eficiente, es presentar la prueba en computadora, porque además de ser una política pública que cumple con su objetivo, se mantiene moderada con los recursos.
Para hacerlo transparente, es preciso que los resultados sean públicos, a la vista de todos. Así, tendremos certeza de a quién le corresponde primero la plaza, y los sustentantes podrán defenderse en caso de irregularidad.
A fin de que sea profesional, todo el contenido del examen debe estar relacionado con la enseñanza en el nivel escolar escogido, y se debe otorgar una guía de material de estudio, apegándose el examen estrictamente a ella. De esta forma, se dará prueba de que el estudio y la preparación serán la llave de éxito.
El mecanismo empleado este año para ingresar a la Docencia dejó mucho que desear: los aspirantes tuvieron que presentar también un examen, pero además, se solicitó redactar un ensayo o una planeación argumentada, y mandar el currículum vitae. Los ganadores de las plazas, serán los mejores puntajes con la suma de todo esto.
Esta política pública pinta ser poco eficiente, porque necesitará demasiados recursos para operarse de manera idónea. Imaginemos a todas las personas que se requieren para revisar exhaustivamente ensayos, planeaciones y currícula, considerando que hay alrededor de 10 mil aspirantes en promedio por estado. ¿Confiaremos en que los evaluadores contarán con la suficiente calidad académica para revisarlos a profundidad?
Eso mismo lo vuelve poco transparente, dado que fácilmente se puede acomodar a los famosos recomendados, bajo el argumento de que sus ensayos o planeaciones fueron mejores que las de otros.
Aún no se publican los resultados, y estaremos al pendiente, pero esta forma de proceder en la Admisión a la docencia debe modificarse, para que no regresen las viejas prácticas de corrupción.
Que los legisladores sepan establecer mecanismos de admisión eficientes, transparentes y profesionales, es sustancial para que la docencia de calidad siga consolidándose. No se trata de imaginar procesos rebuscados, con demasiados requisitos que nos dejen la famosa lección de “El que mucho abarca, poco aprieta”. La propuesta de un examen de oposición es sencilla, idónea y certera.
Fuente: http://www.educacionfutura.org/ingreso-al-servicio-profesional-docente/