Se dio a conocer que policías del municipio de Zapopan participaron del polémico video que hace apología del femicidio. La lujosa casa donde se filmó el video, está asociada al crimen organizado.
Aberrante, brutal. El video muestra a una pareja en una lujosa propiedad. Llega otro hombre, caracterizado como un narco, personificado por el mismo Gerardo Ortiz, famoso cantante de música norteña en el país azteca. Enseguida, mata al hombre de un tiro en la cabeza, como acostumbran los narcos, y el resto del tiempo se la pasa violentando y amedrentando a la mujer. La amarra, la manosea, y tiñe de un erotismo degradante una cantidad infinita de actitudes violentas hacia las mujeres.
Como corolario, la lleva a empujones hasta un auto estacionado frente a la propiedad, la encierra en la cajuela, incendia el auto y se va sonriendo con satisfacción. En el medio aparecen los policías de Zapopan revisando la casa.
El video clip de la canción titulada “Fuiste mía” tiene ya más de un millón de visitas en Youtube y el caso ha transgredido fronteras para colocarse como escándalo internacional. De ello dio cuenta la cadena global de noticas CNN que reprodujo los dichos del cantante ante la prensa quien se “defendió” diciendo: “Tiene un final impactante pero de eso se trata: de impactar al público”. Circula ya en redes sociales unapetición de Change.org para sacar el video del aire.
Femicidio y narcotráfico: las mujeres como objetos descartables
No es simplemente una canción de amor despechado y un video controvertido. Es convertirnos a las mujeres en un objeto, sin poder de decisión sobre nada, y susceptibles de ser descartadas/eliminadas si no hacemos lo que se espera de nosotras: ser fieles, amorosas y sumisas.
Es también hacer apología del estilo de vida de los narcotraficantes, a todo lujo, ejerciendo su voluntad sobre su entorno, y entre cuyas costumbres se cuentan la degradación y manifestaciones de violencia contra las mujeres.
Y, además, el lugar donde se grabó el video, y la participación de la policía municipal en el mismo, viene de nueva cuenta a probar los nexos entre narcotraficantes y las fuerzas represivas del Estado, ya que la lujosa propiedad está vinculada al crimen organizado.
Se está reclamando vía redes sociales a Youtube que baje el video. Asimismo, activistas feministas han interpuesto una demanda.
Ante las críticas, el misógino Gerardo Ortiz trató de minimizar el femicidio. Este “artista” se dedica a hacer ideología para justificar y promover los femicidios: se muestra como poderoso ante la indefensión de las mujeres.
Un escándalo que cimbra a la cuna del femicidio en el mundo
Esto en un país donde en 2015 siete mujeres por día fueron víctimas de femicidio. Sin contar los innumerables casos de abusos sexuales, de trata, de discriminación laboral y de otras múltiples expresiones de violencia que sufrimos las mujeres.
Los femicidios -y todas las múltiples formas de violencia contra nosotras- son armas de disciplinamiento para que no trasgredamos los roles de género que al capitalismo le conviene que tengamos: ser esposas y madres, ser sumisas y poner por delante las necesidades de los demás antes que las nuestras. Garantes de las tareas domésticas en forma gratuita para que cada día haya comida en la mesa, ropa limpia y un lugar más o menos decente donde dormir y que a la mañana siguiente el trabajador concurra con energía renovada su centro de trabajo. Madres para criar a las futuras generaciones de trabajadores que constituirán, como hoy, un engranaje fundamental en el funcionamiento de la economía capitalista.
Gerardo Ortiz y su descarnado y ofensivo video constituyen un instrumento que opera en ese sentido. Para amedrentarnos, para intimidarnos, para que no digamos “esta boca es mía, estos son mis derechos y me lanzaré a la calle por ellos”.
Contra todos los Gerardos Ortiz de este mundo, contra los partidos que están en contra de los derechos de las mujeres en México – el PRI, el PAN y el PRD- y se asocian con narcos y empresarios en el negocio de la trata y el propio femicidio, que albergan en sus filas al priista Cuauhtémoc Ruiz, quien contaba con una red de trata propia para satisfacerse, que militan activamente contra el derecho al aborto, que solapan los abusos sexuales y la discriminación laboral, hay que alzar la voz muy fuerte.
Por eso, para que se escuche la voz de las mujeres contra la violencia y por sus derechos, es que, junto con mi compañero Sergio Moissen, profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), desde la Plataforma Anticapitalista aspiramos a una candidatura independiente a la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México, y que como hemos planteado, defenderemos allí, como lo hacemos en las calles, los derechos de las mujeres.