Por: Sofía García Bullé
Ante una contingencia que demanda aislamiento, el tiempo frente a la pantalla de niños y adultos va en aumento. ¿Cómo lidiar con este aumento de horas frente a la pantalla?
A varias semanas de que miles de instituciones alrededor del mundo iniciaran programas en línea para adaptarse a las medidas precautorias, una preocupación ha asediado a las familias: ¿No es demasiado tiempo frente a la pantalla?
La educación presencial ofrece ventajas como la presencia física de un maestro, el efecto psicológico de salir del salón para el recreo, de trasladarse a casa para hacer otras actividades y cumplir con la tarea que dejó la profesora. La enseñanza remota de emergencia, por otro lado, con todas sus bondades, implica que los estudiantes permanezcan sentados frente a una pantalla, en ocasiones por varias horas. El mayor reto ante una situación como la actual es lograr que las niñas estén quietas y atentas sin esos cambios de escena que les permiten un necesario descanso y reinicio de sus capacidades cognitivas. Esta dificultad ya ha hecho mella tanto en los niños como en los padres, quienes son responsables de hacer que asistan a clases.
Antes y después del COVID-19
Antes de la contingencia, los niños y niñas estadounidenses entre 8 y 12 años pasaban un promedio de 4 horas y 44 minutos diarios frente a una pantalla, los adolescentes, 7 horas y 22 minutos, esto sin incluir el tiempo de actividad escolar. Después del brote pandémico y de las medidas de aislamiento que provocaron el cierre de miles de escuelas a nivel mundial, la educación remota de emergencia se presentó como una solución para asegurar la continuación de los programas curriculares. A raíz de esto, el tiempo frente a una pantalla de niños y niñas entre 6 y 12 años aumentó en un 50 % durante estas semanas de cuarentena, según un estudio. “A grandes rasgos, los niños están pasando de 2.5 a 3 horas más por día enfrente de una pantalla”, comenta Dylan Collins, CEO de SuperAwesome, compañía de tecnología enfocada a niños que realizó el estudio sobre las horas en pantalla.
De acuerdo a la psiquiatra Colette Poole-Boykin, existe una fórmula para descifrar cuánto debería pasar un niño concentrado en una tarea para no sobrecargarse. Consiste en multiplicar la edad por 2 a 5 minutos, el resultado es la cantidad de tiempo que pueden mantenerse concentrados. Esto sería aproximadamente de una a dos horas al día para los estudiantes de primaria, de dos o tres para los de secundaria y de tres a cuatro para los de bachillerato.
“A grandes rasgos, los niños están pasando de 2.5 a 3 horas más por día enfrente de una pantalla”.
El acumulativo de esas horas diarias extra que señala el estudio puede ser agobiante para cualquier niña, especialmente si una buena parte de esas horas deben ser de aprendizaje efectivo y tareas. Sin embargo, en este periodo estamos jugando con reglas diferentes, dado que la enseñanza remota de emergencia, es la única solución viable para continuar la labor de las instituciones educativas hasta el término de la contingencia. ¿Cómo lidiar entonces con este aumento de horas frente a la pantalla?
El enfoque no es el tiempo en pantalla
El tiempo de pantalla es un indicador importante para hábitos de tecnología saludables, tanto para adultos como para menores de edad, pero en una situación de contingencia, es necesario revaluar nuestra relación con las pantallas. Debido al aislamiento, es más difícil establecer límites recomendados por instituciones como la Organización Mundial de la Salud y El Departamento de Salud de Australia, que también publicaron recomendaciones especiales para aplicar durante la cuarentena.
En este periodo de emergencia, para muchos, la pantalla es la ventana al mundo y el principal recurso educativo. En vez de agregar estrés a una situación de tensión constante tratando de limitar el tiempo frente a la pantalla, es recomendable aplicar medidas que aseguren que el contenido que consumen los niños es de calidad y tiene un propósito positivo. De la misma forma, el acompañamiento es crucial para mantener una relación saludable con la tecnología en casa.
Para los más jóvenes, se recomienda la actividad de co-viewing, en la que la que toda la familia ve el contenido y les explican las ideas tratadas en el mismo. Si se trata de niños mayores es más adecuado el co-engaging, en la que pueden ver o interactuar con el contenido en compañía de otra persona con el mismo nivel de interés.
Es importante que este tiempo de pantalla no sea un tiempo inactivo, sino un vehículo para la actividad social presencial. La compañía física y la socialización con otras personas mientras se comparte el tiempo frente a una pantalla, es crucial para mantener hábitos de uso de tecnología saludables durante el aislamiento.
Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/tiempo-pantalla