Los países ricos han recibido más del 83% de las vacunas. Los países pobres han recibido apenas un 0,2%.
A este ritmo, muchos de los países de ingresos bajos e ingresos medianos no alcanzarán una cobertura generalizada hasta 2024 o 2025.
En América Latina, únicamente Chile ha sido capaz de comprar suficientes vacunas para inocular a toda su población.
Y los países ricos no solamente están recibiendo las vacunas, sino que las están acopiando, una estrategia que el Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha definido como un “catastrófico fracaso moral”.
El desafío no podría ser más apremiante, y no solo para los países pobres. No vacunar a todo el mundo prolongará la pandemia —con los enormes costos sociales, sanitarios y económico que eso conlleva— y posibilitará el surgimiento de variantes del virus que posiblemente sean resistentes a las vacunas, lo que pondrá nuevamente en peligro a todos.
Las mutaciones podrían neutralizar la eficacia de la primera generación de vacunas en menos de un año.
Cuanto más cambian las cosas…
No es la primera vez que vemos este tipo de fracaso moral: en la respuesta contra la pandemia del VIH, los pobres iban más de una década por detrás de los ricos en lo referido al acceso a tratamientos.
El año pasado, la OMS, la Alianza Mundial para el Fomento de la Vacunación y la Inmunización (GAVI) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) crearon el Mecanismo COVAX para el Acceso Mundial a las Vacunas a fin de no cometer el mismo error.
Es parte del Acelerador del Acceso a las Herramientas contra la COVID-19. Lanzada en abril de 2020, se trata de una iniciativa internacional patrocinada por los gobiernos, las organizaciones de salud, las empresas, la sociedad civil y varios filántropos que busca garantizar un acceso equitativo a la vacuna contra la COVID-19.
Sin embargo, pese a que gracias al mecanismo COVAX se han distribuido más de 59 millones de vacunas en 122 países, la acumulación de los países ricos, las deficiencias crónicas en materia de inversión y los problemas de abastecimiento han impedido que produzca todos los beneficios de que sería capaz.
El PNUD está comprometido a cooperar estrechamente con la familia de las Naciones Unidas y con sus socios para garantizar que todos reciban una vacuna contra la COVID-19 tan pronto como sea posible. Eso no solo es lo correcto, sino que también es lo lógico desde el punto de vista económico.
La desigualdad en el acceso a las vacunas está obstaculizando la recuperación. Podría costarle a una economía que ya está dañada hasta US$ 1,2 billones al año, es decir, lo suficiente como para brindar protección social y sanitaria básica a todas las personas.
En su conjunto, se estima que la pandemia podría costar US$ 9,2 billones.
El PNUD está trabajando para garantizar que las vacunas no sean un beneficio reservado únicamente para una minoría privilegiada. Trabajamos con el Fondo Mundial a fin de preparar a los países para crisis tales como la pandemia de la COVID-19.
Falsas narrativas por doquier
La decisión de vacunarse o no en algunos casos no depende únicamente de la disponibilidad.
Por todo el mundo hay personas que se han negado a vacunarse porque han recibido información equivocada sobre la seguridad y la eficacia de las vacunas, o debido a sus convicciones religiosas.
En Ucrania, el PNUD y sus socios están estudiando las publicaciones en las redes sociales para entender la manera en que la información falsa ha originado desconfianza en las vacunas e intentar refutar algunos de los mitos que constituyen una amenaza grave para la salud pública.
Aún no ha terminado
Más de tres millones de personas han muerto. Cientos de millones se han contagiado. Muchas vidas y economías han quedado devastadas.
Con un aterrador costo humano, la COVID-19 nos ha enseñado que todos vivimos en el mismo pequeño planeta y que nuestros destinos están interrelacionados.
Y la crisis aún no ha terminado. Una nueva ola está amenazando a numerosos países, y a medida que el virus muta, podría sembrar el caos en el mundo una vez más.