Notas de una hermeneútica sobre el mundo de hoy

Franklin González

“Hoy únicamente podemos albergar dos certezas: que hay pocas esperanzas de que los sufrimientos que nos produce la incertidumbre actual sean aliviados y que solo nos aguarda más incertidumbre” (Zygmunt Bauman. En busca de la política).

 

Aquí no consideramos la hermenéutica sólo como el arte de interpretar textos, sean estos de carácter sagrado, filosófico o literario, sino como la forma de interpretar lo que está ocurriendo en el mudo de hoy.

Hay distintas formas de interpretar ese mundo. Una, por ejemplo, sería la occidental, la que utiliza los grandes mainstream y la inmensa mayoría de las redes sociales, para marcar y posesionar las corrientes de opinión que, lamentablemente, son las que prevalecen. Es lo que podríamos denominar, en términos de la película Matrix, la Píldora Azul. Es lo inmanente. Pero hay otras formas de interpretar este mundo en desarrollo, donde se podría mostrar que detrás de los grandes titulares, que son los que se venden y compran, se encuentra la Píldora Roja, que vendría a ser lo trascendente y lo que la noticia rápida oculta.

En estas reflexiones intentaremos dar cuenta de esta última hermenéutica. Para ello y utilizando una metodología (la ontología, el episteme, método, la historia y también la axiología), dejamos unas notas que pueden servir para interpretar el mundo de hoy.

El mundo de hoy ontológicamente hablando

1 Este es un mundo muy completo -y parafraseando a Edgar Moran-,  harían falta, por tanto, también un pensamiento complejo. De allí, por ejemplo, que occidente concentra todo la información y comunicación en la guerra militar que ocurre en Ucrania, cuando resulta que se están en presencia de una guerra fragmentada, espacialmente hablando, multicausal y con distintas aristas. La guerra militar ciertamente tiene lugar actualmente en Ucrania pero tiene, por ejemplo, muchos años en Asia y en África. Sólo para mencionar unos casos. Siria lleva años en guerra y su población en sufrimiento. Según algunas fuentes,  5,6 millones de refugiados sirios están viviendo en la región. El 80% de ellos, se encuentra en situación de extrema pobreza y más de 13 millones de personas necesita ayuda humanitaria para sobrevivir y para reconstruir sus vidas. Más de 7.000 niños han sido asesinados o mutilados y alrededor de 3.000reclutados para combatir. Los supervivientes han dejado todo atrás en busca de un lugar donde sentirse a salvo de la guerra. Muchos han intentado llegar hasta las fronteras de países como Turquía, Líbano y Jordania. Otros han intentado cruzar el Mediterráneo para alcanzar Grecia o Italia. Los que lo logran, llegan descalzos, con ropas empapadas, en situaciones críticas y además rechazados en esos países. Yemen, por su parte, es un país objeto de ataques permanentes por parte de Arabia Saudita, lo que ha generado, según la ONU, cerca de 380.000 muertos y millones de desplazados, provocando una de las peores tragedias humanitarias del mundo, donde gran parte de la población se enfrenta a un hambre aguda, a veces cercana a la inanición. También se encuentra la guerra que desde hace décadas llevan a cabo los israelitas contra el pueblo palestino, negándole su derecho a tener territorio propio. Las víctimas de todas estas guerras son niños y niñas inocentes y gente de la población civil que sólo reclama el derecho a vivir.

Pero también la guerra actual tiene lugar contra la naturaleza, el ecosistema, tiene expresiones en la economía, en las finanzas, en las monedas y, sobre todo, en las mentes de los pobladores del mundo, sometidas, las 24 horas del día, a las posverdades y las fake news que imponen las redes sociales. Occidente no lo dice ni tampoco lo difunde, pero estamos en presencia de una verdadera guerra mundial.

  1. Estamos en presencia de un mundo donde predomina la hipocresía, en el cual hay quienes consideran que existen pueblos de primera y pueblos de segunda. Son los que ahora se rasgan las vestiduras, lo colocan en sus estados de whatsapp y lloran “lágrimas de cocodrilo” por lo que ocurre en Ucrania, pero nunca dijeron nada sobre los bombardeos y ataques del ejército ucraniano contra el Donbass en los últimos ocho (8) años, arreciados en los días previos a la “operación militar especial” rusa. Nada hablaron sobre la política lingüística de Ucrania que conculcaba los derechos de los ucranianos rusohablantes.

Tampoco dijeron esta boca es mía cuando se destruían escuelas, mataban a mujeres que llevaban bebés en brazos o cómo se bombardea una playa de niños por parte de Ucrania.

Se olvidan, además, que la OTAN descuartizó Yugoslavia en siete pedazos, acabó con Libia, y mantuvo guerras genocidas con falsos pretextos en países como Afganistán, Irak y Siria. Son los mismos que se callan ante el martirio que lleva a cabo Israel contra el pueblo palestino.

Es un mundo con unos hipócritas sin ninguna sensibilidad social y humana. Y son tan descarados que maldicen la guerra y aparentan suspirar por la paz.

  1. Un mundo donde la lógica del capital prevalece. Se sataniza la alternativa socialista que, además, no se otea en el ambiente, entre otras razones, porque quienes dicen encarnarla se han desdibujado y mimetizado.

Debe tenerse claro que hoy lo que existe es una disputa entre países y naciones que comparten, con grandes diferencias en el comportamiento internacional, el desiderátum del capital como el mejor modo de vida para los seres humanos.

También debe estar claro que en cualquier rincón del mundo donde se desarrolle un conflicto, éste debe inscribirse en la lucha tripolar por la hegemonía mundial entre EEUU, quien pretende seguir reinando solo, y Rusia y China, que avanzan “a pasos de vencedores”. La “trampa de Tucídides” parece resurgir y estar en desarrollo.

  1. Hoy, si algo es verdad, es que la lucha por un “nuevo orden internacional está en disputa. Al respecto, unas evidencias. El 26/05/2022, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, precisó que EE.UU. “seguirá centrándose en el reto más serio a largo plazopara el orden mundial”, que es -dijo- “la República Popular China”. Agregó que. “China es el único país que tiene tanto la intención de cambiar el orden mundial, como el poder económico, diplomático, militar y tecnológico creciente para hacerlo” y que China busca convertirse en “la potencia líder del mundo” y se moderniza rápidamente gracias al “talento, la ingenuidad y el trabajo arduo de la población”. “Sin embargo, en vez de utilizar su poder para reforzar y revitalizar las leyes, los acuerdos, los principios, las instituciones que hicieron posible su éxito, […] Beijing los está socavando”.

Ante ello, el 30/05/2022, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Zhao Lijian, dijo que “el discurso de Blinken sobre la política de China está lleno de mentiras e invierte el blanco y el negro, y la base de su ataque a China es precisamente lo que hace hoy EE.UU. EE.UU. es el mejor situado para llevar el sombrero de plantear el desafío más serio y a largo plazo al orden internacional».

Asimismo, señaló que las autoridades estadounidenses «no respetan el orden internacional basado en la Carta de la ONU y el derecho internacional», y subrayó que Washington «se ha convertido en la mayor fuente de caos para la paz y estabilidad internacionales y el mayor factor desestabilizador en el orden internacional». Citó un informe de la Universidad de Brown, en el que se indica que «solo desde el 2001, las guerras y operaciones militares llevadas a cabo por EE.UU. en nombre del antiterrorismo se han cobrado más de 800.000 vidas y han creado más de 20 millones de refugiados solo en Afganistán, Irak, Siria y otros países víctimas».

Calificó al país norteamericano como «el mayor destructor del orden internacional», que «se aferra a su centrismo americano y a su excepcionalismo americano, rompiendo tratados y retirándose de grupos a voluntad». Según Zhao Lijian, EE.UU. «se disfraza de árbitro de las normas internacionales, utilizando la llamada antorcha de las normas para iluminar a los demás, ignorando su propia ‘oscuridad'». «EE.UU. no está capacitado para hablar de normas en absoluto. En opinión de EE.UU., las normas internacionales siempre han estado subordinadas a sus propios intereses y a su hegemonía, y a los que le sirven. EE.UU. utiliza las normas como base cuando están en consonancia, y las trata como aire cuando no lo están». También apuntó que Washington es el «maestro de la diplomacia coercitiva» y «ha colocado el derecho interno por encima del derecho y las normas internacionales, imponiendo sanciones unilaterales ilegales y jurisdicción de largo alcance de forma indiscriminada».

  1. Este es un mundo con mucha desigualdad socialmente, al interno de sus naciones, pero también entre países, unos “fuertes” y otros “débiles”. La lucha de clase, aunque se busque negar, existe no sólo al interno de esos países sino también está presente en la arena internacional.

Desde el punto de vista epistémico.

Para Platón, el episteme significaba el conocimiento verdadero, absoluto, universal e inmutable en contraposición a la doxa, que sería aquel conocimiento que está formado por opiniones y creencias y que, por lo tanto, puede ser falso, relativo, particular y cambiante. Es el conocimiento de los sometidos.

Partimos de que para interpretar a este mundo ambos conocimientos deben ser tomados en cuenta. El de lo dominantes y el de los sometidos. El conocimiento es, en definitiva, el resultado de la relación que se da entre el sujeto cognoscente y el objeto cognoscible. La subjetividad está presente y la realidad es inobjetable. Pero uno sólo prevalece circunstancial o coyunturalmente, nunca para siempre. Con el episteme marxista diríamos que el hombre se realiza modificando la naturaleza para satisfacer sus necesidades en un proceso dialéctico en el que la transformación es mutua.

En ese sentido, en este mundo debe tomarse en cuenta aspectos como el desorden, el caos, la no-linealidad, el no-equilibro, la indecibilidad, la incertidumbre, la contradicción, el azar, la temporalidad, el espacio, la emergencia, la auto-organización, la continuidad, la discontinuidad, la otredad y la alteridad.

También tener claridad que en este este mundo no existen amigos en las Relaciones Internacionales, solo enemigos y rivales, que esconden una realidad: la lucha de clases que está en el fondo y donde existen unos ganadores y unos perdedores, potenciados en esta época de pandemia.

De allí que hace falta trascenderse el episteme positivista, propio del conocimiento occidental y anglófono, a la hora de interpretar el mundo de hoy.

Desde el punto del método.

El holismo, lo sistémico y el funcionalismo, que siempre están presente no deben hipostasiarse. Más bien es importante y necesario acudir al método de la dialéctica y de la contradicción. Incluso llegando a la analéctica, la otredad y la alteridad, aspectos absolutamente ignorados por el pensamiento dominante.

En ese sentido, debe darse cuenta de una interpretación de un mundo donde lo económico se relaciona con lo social, lo cultural, lo político, lo cognitivo y también lo religioso. La Geopolítica actual tiene que ver ciertamente con el dominio militar, pero también tiene que ver con la naturaleza, el ciberespacio, lo económico, las finanzas, las monedas y las mentes de los pobladores del mundo.

Por tanto, debe ser una hermenéutica que practique la máxima de que el análisis debe ser integrado.

Deseo el punto de vista histórico

En la interpretación del mundo de hoy debe utilizarse los tres tiempos verbales: pasado, presente y futuro.

Con Simón Bolívar, en Mi delirio sobre el Chimborazo, decir; «Miro lo pasado, miro lo futuro y por mi mano pasa en presente”.

Con Eduardo Galeano, en Las venas abiertas de América Latina repetir: “La historia es un profeta con la mirada vuelta hacia atrás: por lo que fue, y contra lo que fue, anuncia lo que será”.

Con el historiador Alberto Methol Ferrè, en La América Latina del siglo XXI, decir que “para entender el presente y proyectar hipótesis sobre el futuro”, es necesario realizar “un viaje hacia las fuentes de las que surgen los fenómenos que hoy vemos, para volver al presente llevando un mejor bagaje de hipótesis explicativas con las que de nuevo partir para indagar el futuro”. E otras palabras: pasado, presente y futuro como trilogia inseparable.

Todo ello significa que, por ejemplo, para entender cualquier conflicto actual es absolutamente necesario buscar las causas que lo generan, dar cuenta de su desarrollo y, sobre todo, plantear las perspectivas y salidas, buscando construir escenarios. Si así se hace, se lograría trascender la píldora azul y pasar a la píldora roja. Esto es, trascender lo que dicen los grandes titulares de los grandes medios de comunicación y las posverdades y Fake news que prevalecen por las redes sociales.

Recordar que el relato de los vencedores es siempre teleológico y apologético, pero los vencidos existen, deben ser rememorados y su recuerdo ser portador de una “promesa de redención”.

De allí que sea necesario e imprescindible abogar por una historia desde la perspectiva de los vencidos, escuchar sus voces, generalmente subterráneas, inaudibles en la superficie, ignoradas por los archivos oficiales o borradas por el discurso dominante, que busca desviar siempre la atención hacia sus intereses de clase..

Desde el punto de vista axiológico

El sociólogo alemán Max Weber, defendía la tesis de la neutralidad valorativa, esto es, establecía una distinción entre el científico y el político y sostenía que el primero debía dedicarse a producir conocimiento y para nada decir qué hacer, ni cómo debería ser el mundo futuro, mientras que el segundo tiene eso como su razón de ser.

Frente a ese “neutralismo” debe asumirse posición; la hermenéutica no puede ni debe ser neutral, acéfala, imparcial.  Más bien debe identificarse con “Los condenados de la tierra” (Frantz Fanon) y  “con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar” (José Martí). También restituyendo la voz de los humildes, los anónimos, aquellos que han sido borrados de la historia (Carlo Ginzburg). Recuperando el espíritu de los campesinos zapatistas en la Revolución Mexicana (Adolfo Gilly) o preocupado por escuchar la “pequeña voz” de los insurgentes indios del siglo xix, oculta entre las líneas de la prosa colonial (Ranajit Guha).

Y para concluir, compartir con Carlos Marx, en su tesis número 11 de Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana, este mandato: «Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”.

*Sociólogo, Doctor en Ciencias Sociales, Ex Director de la Escuela de Estudios Internacionales de la UCV y analista nacional e internacional.

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Franklin González

Doctor en Ciencias Sociales, UCV. Sociólogo, Profesor Titular, Ex Director de la Escuela de Estudios Internacionales de la UCV. Profesor de Postgrado en la UCV, la Universidad Militar Bolivariana de Venezuela y en el Instituto de Altos Estudios "Pedro Gual" del Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Exteriores. Fue embajador en Polonia, Uruguay y Grecia.