Un estudio pone en valor el papel determinante de la escuela en la salud de los escolares
La obesidad infantil y sus consecuencias cardiometabólicas representan una creciente amenaza global. En este contexto, un estudio enfatiza el papel de las escuelas como entornos clave para promover estilos de vida saludables.
“Iniciar programas de prevención en edades tempranas, incluso desde los 3 años, puede modificar la trayectoria hacia enfermedades crónicas antes de que se consoliden”, explica uno de los investigadores y coautor de este estudio, el profesor Adrián Moreno Villanueva, docente del Grado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (CAFD) en la Universidad Isabel I.
La investigación señala, además, que las intervenciones dirigidas a niños con sobrepeso u obesidad fueron especialmente eficaces, con mayores mejoras observadas en los biomarcadores evaluados.
En concreto, Moreno Villanueva, junto a Markel Rico-González, Daniel González-Devesa y Carlos David Gómez-Carmona, ha realizado una investigación basada en la revisión científica publicada en la revista Applied Sciences. El estudio analiza los efectos de los programas escolares que combinan educación nutricional y actividad física sobre biomarcadores cardiometabólicos en niños de entre 3 y 12 años.
La investigación constituye una revisión sistemática de ensayos controlados aleatorizados (ECA) e incluye datos de más de 18.000 niños participantes en 12 estudios distintos. “Hasta la fecha, no existía una síntesis exhaustiva que evaluara de manera exclusiva el impacto conjunto de intervenciones escolares de nutrición y ejercicio sobre biomarcadores cardiometabólicos en la infancia”, destaca el profesor Moreno Villanueva.
La revisión revela que 10 de los 12 estudios analizados mostraron mejoras significativas en al menos un biomarcador cardiometabólico. Entre los resultados más destacados se encuentran reducciones en la presión arterial sistólica de entre 1,41 y 6,0 mmHg en seis estudios; mejoras en el metabolismo de la glucosa, con reducciones de hasta 0,22 mmol/L en dos estudios; descensos en los niveles de colesterol total (−0,32 mmol/L) y LDL en tres estudios; disminuciones significativas en los niveles de insulina en dos investigaciones; y mejoras antropométricas como reducción del IMC, grasa corporal y circunferencia de cintura.
“Los programas más eficaces fueron aquellos con implementación diaria, duración superior a 12 meses, participación familiar activa y una integración curricular sólida”, subraya Moreno Villanueva.
Los hallazgos tienen importantes repercusiones en el ámbito de la salud pública. La revisión respalda la incorporación de programas escolares integrales como herramientas eficaces y costo-efectivas para mejorar la salud infantil. “Es hora de pasar de acciones puntuales a estrategias integradas y sostenidas, donde la educación nutricional y la actividad física formen parte del día a día escolar”, propone Moreno Villanueva.
El equipo de investigación realiza una llamada de atención sobre su investigación e invita a desarrollar nuevos estudios longitudinales, que evalúen si las mejoras tempranas en los biomarcadores se traducen en beneficios duraderos durante la edad adulta. “La evaluación de biomarcadores en sangre ofrece una medición más precisa de la eficacia de las intervenciones que los métodos tradicionales basados solo en el peso”, concluye el profesor.
Fuente de la Información: https://exitoeducativo.net/un-estudio-pone-en-valor-el-papel-determinante-de-la-escuela-en-la-salud-de-los-escolares/






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