Por: Miguel Ángel Pardo Romero
Abril 20, 2016
¿Quién o quienes determina el rumbo de la Escuela?
Esta batalla ha sido una constante a lo largo de la historia de la humanidad y de la educación.
¿Por qué es importante?, porque de ello depende si se incorpora o se genera el conocimiento más avanzado o no. En el caso de las fuerzas progresistas, tiene el propósito de convertirlo en una poderosa herramienta para el desarrollo de las naciones y el bienestar de la población. Las fuerzas regresivas durante épocas negaron el conocimiento científico, prefirieron sumir en la oscuridad a la humanidad por centurias para garantizar obediencia. O como en el caso actual, lo limitan o lo controlan para subordinar naciones y continentes enteros.
¿Qué ha hecho la comunidad educativa a lo largo de la Historia de la Educación para garantizar la enseñanza de lo más avanzado del conocimiento?
Pugnar porque sea la comunidad educativa, representada en los educadores, investigadores y estudiantes la que determinemos el rumbo académico de las instituciones educativas. Precisamente, ante las restricciones a la investigación nacional, que imponían los convenios internacionales, el objetivo principal del Movimiento Estudiantil de 1971 en Colombia fue conquistar el Cogobierno, es decir que los órganos de dirección de las universidades fuese conformados mayoritariamente por los estamentos mencionados y, por supuesto, el de mayor importancia debía ser el Consejo Académico.
¿Y en el caso de los colegios?
El Magisterio de Colombia en 1993 realizó un paro de 5 semanas para lograr que en la Ley 115 de 1994, quedara establecido que la dirección de las instituciones educativas fuera colegiada, de colegio, del latín collegium, que literalmente significa asociación de colegas, es decir personas que deciden trabajar o estudiar juntas.
La producción del conocimiento es colectiva, enseñar el que ha sido acumulado por generaciones y, con base en éste generar nuevo, es el papel de la Escuela, que la distingue de otras instituciones sociales. En ese orden de ideas la organización de la escuela y, especialmente, su currículo es todo un reto. Pero ello requiere autonomía, democracia y su expresión en la Escuela, que es la libertad de cátedra. Sin la democracia no avanza el conocimiento como tampoco la escuela en su conjunto.
El decreto 1860 de 1994, organizó la Escuela y estableció que son los estamentos representados en los consejos académicos y directivos y, por supuesto la Rectoría, quienes determinan el rumbo académico. Lo que significa que el Proyecto Educativo Institucional, sea elaborado y, modificado cuando se requiera, por los órganos de gobierno escolar, en forma democrática y previo debate en los consejos de profesores, estudiantes, padres y madres de familia. El artículo 15 de la mencionada norma es de obligado procedimiento, dejando claro que la democracia es participativa y decisoria.
En ese orden de ideas, el “Día E”, el MEN y sus intentos de colarnos en la OCDE evidencian un profundo desconocimiento de la Escuela. Parten del irrespetuoso criterio de que poco o nada hacemos en pedagogía, hacen caso omiso de los contextos en que realizamos nuestra labor mientras que el Estado no garantiza las condiciones necesarias para la misma.
¿Que intenta el Gobierno hacer con el “Día E” o al cumplir reconocimientos de la OCDE?
Avanzar en un abordaje absoluto de la Escuela, en la cual nuestro papel se reduciría a tramitadores, lejos de la condición de educadores, centrando la calidad de la educación a los resultados de las pruebas internacionales e instrumentos elaborados por el ICFES, el mismo órgano extraño a la Escuela, que lleva 22 años contrariando la Ley General de Educación en materia de objetivos de la educación, áreas obligatorias y fundamentales, sustituyéndolas por las competencias básicas, estándares y ahora por los derechos básicos de aprendizaje y el Índice Sintético de Calidad Educativa.
El mismo Instituto que lleva dos décadas fracasando en sus planes para mejorar la “calidad” de la educación y que ahora pretende sujetar nuestros menguados salarios a sus yerros y a la obsesiva decisión de Santos de colarse en un club de ricos – la OCDE- con un pobre presupuesto, sin invertir los 23 billones que cuesta construir en 10 años 3.020 colegios para los 2.114.036 estudiantes de la jornada de la tarde o sin asignar los 15 millones de pesos que destinan por alumno los países miembros europeos y norteamericanos de la encumbrada organización, mientras que Colombia sólo “gasta” $2.200.000 en promedio.
¿Entonces qué hacer ante las versiones de “Día E” o en la jornada de reflexión frente a injerencia de la OCDE?
Hacemos un llamado a toda la comunidad educativa a que en tales ocasiones reeditemos la desobediencia civil orientada por FECODE, tanto a los autodenominados Día de la “Excelencia” que más bien parece el Día del Espectáculo del MEN y lo convirtamos en los Días del Encuentro de los docentes con la educación, con base en nuestra agenda pedagógica, que no esté divorciada de la atención e intencionalidad de PEI, en el marco de la autonomía, la democracia y el gobierno escolar.
Reiteramos que no puede haber política educativa pública avanzada sin dignificación de nuestra labor, en virtud de lo cual, es una excelente oportunidad para socializar nuestro Pliego de Peticiones del Magisterio Bogotano que es ante todo una propuesta de política educativa pública.
Pero quiero enfatizar en un punto, de lo anteriormente expuesto se infiere que hay dos políticas educativas para los países de la OCDE, una regresiva e impuesta para los países del Tercer Mundo que intentan colarse en el mencionado órgano internacional y otra, avanzada y de alto nivel para los miembros de éste que son nuevas o viejas potencias imperiales. Ello es una clara injerencia en la soberanía nacional en el campo de la educación y de la cultura, lo cual es inaceptable como académicos y representantes de la población en la Escuela y a nuestro interés de fortalecernos como Nación.
Ver: Contexto y documentos relacionados con la OCDE, Día “E” y Jornada Única
Jornada Nacional por la Soberanía Nacional y contra la injerencia de la OCDE